viernes, 26 de julio de 2013

Tratado de la Unidad


 MOHYIDDIN IBN' ARABI:
 
 TRATADO DE LA UNIDAD ("RISALATUL  AHADIYAH"):

 

 

                                   Invocación

 

 

¡En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso! ¡Nosotros imploramos su ayuda!

 

                              1-SOLO EXISTE LA UNIDAD

 

1.1. TÚ ERES ÉL Y ÉL ERES TÚ.

1.1.1.  ¡Gloria a Dios, ante cuya Unidad no hay nada anterior, si no es él, que es el primero! ¡Gloria a Dios, tras cuya Singularidad no hay un después, si no es él, que es el Siguiente!

1.1.2.  Con relación a Él no hay antes, ni después; ni alto ni bajo; ni cerca, ni lejos, ni cómo, ni qué, ni donde, ni estado, ni sucesión de instantes, ni tiempo, ni espacio, ni ser. Él es tal como es. Él es el Único sin necesidad de la Unidad. Él es lo singular sin necesidad de la Singularidad.

1.1.3.  Él no está compuesto de nombre, ni de denominado, porque él es el nombre y el denominado. No hay nombre salvo él. No hay denominado salvo Él. Por ello se dice que él es el nombre y el denominado.

1.1.4.  Él es el Primero sin anterioridad. Él es el Último sin posterioridad. Él es Evidente sin exterioridad. Él es el oculto sin interioridad. Porque no hay anterior, ni posterior; no hay exterior, ni interior, sino Él.

1.1.5.  Es necesario comprender este Misterio para no caer en el error de los que creen en las encarnaciones de la divinidad. Él no está en ninguna cosa y ninguna cosa está en él. Es preciso conocerle pero no por la ciencia, la inteligencia, la imaginación, la sagacidad, los sentidos, la visión exterior, la visión interior, la comprensión o el razonamiento.

1.1.6.  Nadie, salvo él mismo, puede verle. Nadie, salvo él mismo puede asirle. Nadie, salvo él mismo, puede conocerle. Nadie distinto de él puede ocultarle. Él se ve y se conoce a Sí mismo. Su velo impenetrable es su propia Unidad. Él mismo es su propio velo. Su velo es su propia existencia. Su Unidad le vela de forma inexplicable.

1.1.7.  Nadie le ha visto, le ve, o podrá verle jamás. Ningún profeta enviado ni ningún santo perfecto o ángel se le aproxima. Su Profeta es él. Su Palabra es Él. Él ha mandado su Ipseidad con él mismo, de él mismo y hacia él mismo, sin ningún intermediario o causalidad exterior a él mismo. Ninguna diferencia de tiempo, espacio o naturaleza hay entre El que envía el mensaje, el mensaje y el destinatario del mensaje.

1.1.8.  Su existencia está únicamente en los textos de la profecía. Sin embargo, sólo él existe y no puede dejar de existir puesto que jamás vino a la existencia, Por ello ha dicho el Profeta: "Quien se conoce a sí mismo conoce a su Señor". También ha dicho: "Yo conozco a mi Señor, por mi Señor". El Profeta de Dios ha querido hacerte comprender que tú no eres tú, sino Él: Él y no tú; que Él no cabe en tí y tú no cabes en él; que Él no sale de tí y tú no sales de él.

1.1.9.  Lo que quiero decir es que tú no eres, o posees tal o cual cualidad, que no existes y que no existirás jamás, ni por ti mismo, ni por Él, en Él o con Él. Tu no puedes cesar de ser, porque no eres. Tú eres Él y Él es tú, sin ninguna dependencia o causalidad. Si alcanzas a reconocer en tu existencia esta cualidad de la nada, entonces conoces a Dios, En otro caso, no.

 

1.2. IMPOSIBILIDAD DE LA EXTINCION DE LA EXISTENCIA

 

1.2.1.  La mayor parte de los iniciados dicen que la Gnosis, o Conocimiento de Dios, viene a continuación de la extinción ("Fanâ") de la existencia y de la extinción ("Fanâ el-fanâ-i"). Pero esta opinión es falsa pues parte de un error manifiesto. La Gnosis no exige la extinción de la existencia y la extinción de esta extinción, sencillamente porque las cosas no tienen ninguna existencia y lo que no existe no puede dejar de existir. Decir que una cosa ha dejado de existir, que no existe ya, equivale a afirmar que ha existido, Pero si conoces el ti mismo, es decir, si puedes concebir que no existes y que, por tanto, no puedes extinguirte jamás, entonces conoces a Dios. En otro caso, no.

1.2.2.  Atribuir la Gnosis a la extinción ("Fanâ) y a la extinción de la extinción ("Fanâ el-fanâ'i"), pretendes que algo distinto de Dios puede gozar de existencia. Esto es negarle y entonces eres formalmente culpable de idolatría. El Profeta ha dicho: "Quien se conoce a sí mismo, conoce a su señor". Si se afirma la existencia de algo distinto no se debe hablar de su extinción, porque no se puede hablar de la extinción de aquello que hay que afirmar.

1.2.3.  Tu existencia es nada y "nada" no es añadido a alguna cosa, temporal o no. El Profeta ha dicho: "Tú no existes ahora y tampoco existías antes de la creación del mundo. La palabra "ahora" significa, como presente absoluto, la eternidad sin comienzo y sin fin, Pero Dios es la existencia de la eternidad sin comienzo, y de la eternidad sin fin, tanto como de la preexistencia, Estos tres aspectos de la eternidad son Él, Dios es la existencia de estos tres aspectos de la eternidad sin que Él deje, por eso, de ser absoluto. Si Él no fuera así, su Soledad no existiría. Él no carecería de compañero. Pero es de necesidad racional, dogmática y teológica que Él no tenga pareja posible. Su pareja sería aquel que existiera por sí mismo y no por la existencia de Dios, y sería, consecuentemente, un segundo Señor Dios, lo que es imposible. Dios no tiene pareja, ni en semejanza ni en equivalencia.

1.2.4.  Aquel que ve una cosa con Dios, de Dios o en Dios, haciéndola independiente de Dios, por su propio Señorío, convierte esta cosa en pareja de Dios, independiente de Él, por el Señorío. Aquel que pretende que una cosa pueda existir con Dios --poco importa que esta cosa exista por ella misma o por Él- 

Y que ella misma extinga su existencia, o la extinción de su existencia --tal hombre, digo yo--, está lejos de tener la menor percepción de conocimiento de sí mismo. Porque aquel que pretende que algo distinto de Él puede existir --poco importa que sea por sí mismo, o por Él o en Él-- que puede desaparecer y extinguirse, que puede extinguirse la extinción también, etc., etc., tal hombre entra en un círculo vicioso. Todo esto es idolatría sobre idolatría y nada tiene que ver con la Gnosis. Tal hombre es idólatra y no conoce nada de Dios ni de sí mismo.

 

1.3. NADA DISTINTO DE EL TIENE EXISTENCIA

 

1.3.1 Si se pregunta por qué medio se llega a conocer el Sí-mismo, es decir, el "proprium" el alma y a conocer a Dios, la respuesta es: "Dios es y la nada con Él. Él es ahora tal como era". Si alguno dice: "Yo veo mi alma, --mi "proprium", mi yo-mismo--distinta de Dios y no veo que Dios sea mi alma", la respuesta es: El Profeta expresa con el término "alma", el "proprium" o "ti-mismo", y no el elemento psíquico de tu existencia particular, que se llama a veces "alma imperiosa", o "aquella que tiende irresistiblemente al mal", o "el alma que reprocha" o "el alma aquietada", etc., etc. El Profeta ha dicho también: "Hazme ver. ¡Oh Dios!, las cosas tal como son", designando por "las cosas" todo lo que no es Dios --¡que Él sea exaltado!

 

1.3.2.  Con esto el Profeta ha querido decir: "Hazme conocer lo que no eres Tú, a fin de que sepa yo, a fin de que conozca yo, la verdad sobre las cosas, si ellas son Tú, o distintas de ti. ¿Carecen ellas de comienzo y de fin, o bien han sido creadas y han de desaparecer?". Entonces Dios le permitió ver que todo lo que no es Él, incluyendo el "sí-mismo" del hombre, no tiene ninguna existencia. Y vio las cosas tal como son, la "Quididad" de Dios fuera del tiempo y del espacio y de todo atributo.

1.3.3.  El término "las cosas" puede aplicarse al alma, o a no importa qué otra cosa. La existencia del alma y la de las cosas se identifican ambas  en la idea general de "cosa", por lo que quien conoce su alma, su sí-mismo, conoce al Señor. Aquello que tú crees ser distinto de Dios, no es Dios pero tú no lo sabes. Tú le ves y no sabes que Le ves. Desde el momento en que este misterio haya sido desvelado a tus ojos --que no eres distinto  de Dios-- sabrás cuál es el fin de ti mismo, que no tiene necesidad de anonadarte, que jamás has dejado de ser y que no dejarás jamás de existir..., jamás, como ya lo hemos explicado.

1.3.4.  Todos los atributos de Dios son tus atributos. Verás que tu exterior es el Suyo, que tu interior es el Suyo, que tu comienzo es el suyo y que tu fin es el suyo. Verás que tus cualidades son las Suyas y que tu naturaleza íntima es la suya. Y eso sin que te conviertas en él, o que Él se convierta en ti, sin transformación, sin disminución o aumento alguno.

1.3.5."Todo muerto salva Su Faz", en el exterior y en el interior. Esto quiere decir que      no existe nada distinto de Él, que algo distinto de él no tiene existencia. Por eso lo que parece distinto de él será necesariamente perdido, pues lo que queda es Su Faz. (Algunos manuscritos añaden un texto del Corán: "Volveos, volveos a la Faz de Dios"(Corán, II, 109).

 

1.4.     EL ES SU NOMBRE Y LO QUE ES NOMBRADO

 

1.4.1.Un ejemplo: un hombre ignora alguna cosa y después la aprende. Con esto no es su existencia lo que se acaba, sino su ignorancia. Su existencia continúa porque no ha sido canjeada por la de otro. La existencia del sabio no se ha venido a sumar a la del ignorante, ni se ha producido ninguna mezcla de las dos existencias individuales. Sólo la ignorancia ha sido eliminada. No pienses, por tanto, que es necesario acabar con tu existencia, porque entonces te envuelves en tu propia extinción y te conviertes, por así decirlo, en el velo de Dios. Como este velo es distinto de Dios, se sigue que algo distinto de Dios puede vencerle reposando sus miradas en El, lo que es un error y una grave mentira.

  

1.4.2.  Hemos dicho más arriba que la Unicidad y la Singularidad son los únicos velos de Dios. Por eso está permitido al "Wâçil", esto es, al que ha alcanzado la Realidad decir, "Gloria a mi, pues mi excelsitud es grande". Tal "Wâçil" no ha llegado a un grado tan sublime antes de haber visto que sus atributos son los atributos de Dios,  y que su ser íntimo es el ser íntimo de Dios,  sin ninguna transformación de atributos o transustanciación del ser íntimo ; sin ninguna entrada en Dios, o salida de Él. Tal "Wâçil" ve que no se apaga en Dios, que no persiste con Dios, que su alma, es decir, su "proprium", no existe del todo como había existido hasta entonces, pues al apagarse no queda alma, ni existencia salvo la Suya.

1.4.3.  El Profeta ha dicho: "No insultéis al Siglo, porque es Dios". Con estas palabras ha querido decir que la existencia del Siglo es la existencia de Dios --¡que Él sea glorificado y magnificado!--. El es demasiado elevado para tener un compañero, un semejante o un equivalente cualquiera. El Profeta dijo, según una tradición: "Dios dice: Servidor mío: He estado enfermo y no me has visitado. He tenido hambre y no me has dado de comer. Te he pedido limosna y me la has negado". Con esto ha querido decir que él era el enfermo y el mendicante. Y si el enfermo y el mendicante pueden ser El. Cuando se descubre el enigma de un sólo átomo, se puede ver el misterio de toda la creación, tanto interior como exterior.

 

1.4.4.  Verás que no es que Dios haya creado todas las cosas, sino que tanto en el mundo invisible como en el visible no hay más que Él, porque en ninguno de los dos mundos hay un sólo punto de existencia propia. Verás que Él no es solamente Su Nombre, sino que él es el nombre y lo que se nombra, así como la existencia de ambos. Verás que no es que Él haya creado todas las cosas de una sola vez, sino que "El es el Creador Sublime y de todos los días", por la expansión y ocultación de Su existencia y de Sus atributos, más allá de toda condición inteligible.

 

 

1.4.5. "Porque Él es el Primero y el Último, lo Exterior y lo Interior. Él aparece en Su unidad y se esconde en Su singularidad. El es el Primero por Su "perseidad". El es el Último por su eterna permanencia. El es la existencia de lo Primero y de lo Último, de lo Exterior y lo Interior. El es su nombre y lo Que es nombrado."

 

1.4.6. Como su existencia es fatal, lógica y dogmática, igualmente es fatal la no existencia  de algo distinto de Él. Lo que imaginamos que es distinto de Él no es en el fondo más que una bi-existencia, pues la existencia de Él significa que no existe una bi-existencia que sería su semejante. No hay nada distinto de Él, porque Él está exento de que lo distinto de Él, sea distinto de Él. Aquello que es distinto es también Él, sin ninguna diferencia interior o exterior. Lo que es de este modo posee atributos sin número ni fin.

 

1.5."MORID ANTES DE MORIR"

 

1.5.1. Lo que es así calificado, posee innumerables atributos. Lo que muere, en el sentido propio de la palabra, se separa de todos los atributos, sean éstos loables o reprensibles. De igual manera, lo que muere en el sentido figurado, se separa de todos sus atributos, sean éstos loables o reprensibles. Dios --¡Que Él sea bendito y exaltado, está en su lugar en todas las circunstancias! La "naturaleza íntima" de Dios está en su "naturaleza íntima"; los atributos de dios están en sus "atributos". Por eso el Profeta --¡Que Dios le ayude y salve!-- ha dicho: "Morid antes de morir", es decir: "Conoceos a vosotros mismos (vuestra alma, vuestro "propium") antes de morir".

 

1.5.2. También ha dicho el Profeta: "Dios dice: mi adorador no cesa de aproximarse a mí por sus obras abundantes hasta que Yo le amo. Y cuando Yo le amo, soy Su oído, Su vista, Su lengua, Su mano, etc..." El Profeta quiere decir: el que aniquila su alma --su "proprium"--, es decir, el que se conoce, ve que toda su existencia es Su existencia. No ve ningún cambio en su "naturaleza íntima" o en sus atributos. No ve ninguna necesidad  de que sus atributos se conviertan en los Suyos, porque ha comprendido que su propia "naturaleza íntima" no es él mismo y que hasta entonces había ignorado su "proprium", o sea, lo que Él es verdaderamente, en lo profundo.

 

1.5.3. Cuando hayas conocido lo que es verdaderamente tu "proprium", te habrás desprovisto de tu dualismo y sabrás que no eres distinto de Dios. Mientras tengas una existencia independiente, una existencia "distinta de Dios", no conseguirás apagar, esto es, conocer tu "proprium". Serás un Señor Dios distinto de Él. ¡Que Dios sea bendito de manera que no haya un Señor Dios distinto de Él!

 

1.6. ÉL ES AHORA TAL COMO ERA.

 

1.6.1. El interés del conocimiento del "proprium" consiste en que obtienes la certidumbre absoluta de que tu existencia no es ni una realidad ni una "nadidad", sino que tú no eres, no has sido y no serás jamás. Comprenderás claramente el sentido de la fórmula: "No hay Dios si éste no es el Dios" ("Lâ ilaha ill' Allah"), es decir, no hay un Dios distinto de Él, no hay existencia distinta de Él, no hay un "distinto", distinto de Él y no hay Dios si éste no es Él.

 

1.6.2. Si alguien objeta: "Tú has abolido su Señorío", yo respondo: No he abolido su Señorío, porque Él no cesa de ser un Señor munificente, ni cesa de ser adorador magnificado. El no cesa de ser Creador, ni cesa de ser creado, "El es ahora tal como era". Sus títulos de Creador, o de Señor magnificante, no están condicionados por la existencia de una cosa creada, o de un adorador magnificado. Antes de la creación de las cosas creadas, El poseía todos sus atributos. "El es ahora tal como era".

 

1.6.3. No hay ninguna diferencia, en su Unidad, entre la creación y la preexistencia. Su título del Exterior implica la creación de las cosas y su título de lo Oculto o Interior implica la preexistencia. Su interior y Su exterior (o Su expansión, Su evidencia) son como Su exterior y Su interior; Su primero y Su último son como Su último y Su primero. El todo es único y lo único es todo. El es cualificado: "Todos los días está El en el estado de Creador Sublime, nadie distinto de él está con El. El es ahora tal como era".

 

1.6.4. En realidad, lo distinto de Él no existe. "Tal como era", eternamente, "todos los días en el estado de Creador Sublime". No hay ninguna cosa con el y ningún día de creación, como no hay en la preexistencia ninguna cosa, ni ningún día, porque la existencia de las cosas, o su nada, es todo uno. Si no fuera así, El habría necesitado la creación de alguna cosa nueva que no estuviera comprendida en su Unicidad, lo cual sería absurdo. Su título de Único le hace demasiado glorioso para que una suposición semejante fuera verdadera.

 

1.7. EL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO.

 

1.7.1.  Cuando puedes ver tu "proprium", así cualificado, sin combinar la Existencia Suprema con un Adversario, compañero, equivalente o asociado cualquiera, entonces le conoces tal como es, es decir, le conoces realmente. Por ello el Profeta ha dicho: "Quien se conoce a sí mismo, conoce a su Señor". No ha dicho: "Quien extingue su sí-mismo, su "proprium," conoce a su Señor", porque él "sabe" y "vive" que ninguna cosa es distinta de Él y por eso dice a continuación que el conocimiento de sí-mismo es la Gnosis, o sea, el Conocimiento de Dios. Has de conocer lo que es tu "proprium", es decir, tu existencia; has de conocer que en el fondo tú no eres tú, pero tú no lo sabes.

 

1.7.2.  Has de saber que lo que tú llamas tu existencia, no es en realidad ni tu existencia ni tu no existencia. Has de saber que tú no eres existente, ni eres la nada, que no eres distinto de ser existente, ni distinto de la nada. Tu existencia y tu "nadidad" constituyen Su Existencia absoluta, aquella que no puede ni debe discutirse si Es o no Es.

 

1.7.3.  La sustancia de tu ser o de tu nada es Su Existencia. Cuando veas que las cosas no son distintas de tu existencia y de la Suya y cuando puedas ver que la sustancia  de Su Ser es tu ser y tu nada en las cosas, sin ver nada que sea con El o en El, entonces significa que conoces tu alma, tu "proprium". Cuando se conoce el sí-mismo de tal manera, allí está la Gnosis, el Conocimiento de Dios, más allá de todo error, duda o combinación de algo temporal con la eternidad, sin ver en la eternidad, por ella o junto a ella, otra cosa que la eternidad.

 

 

                                   2- EL CAMINO HACIA LA UNIDAD

 

2.1. IMPOSIBILIDAD DE UNIR LO QUE ES ÚNICO.

 

2.1.1. Si alguno pregunta: "¿Cómo se opera la Unión, puesto que afirmas que sólo Él es? Una cosa que es única no puede unirse más que con ella misma". La respuesta es: En realidad, no hay ni unión ni separación, como no hay alejamiento ni aproximación. Se puede hablar de unión entre dos o más y no cuando se trata de una cosa única. La idea de unión o de llegada comporta necesariamente la existencia de dos cosas al menos, análogas o no. Si son análogas, son semejantes. Si son análogas, forman oposición. Pero Dios --¡que Él sea exaltado!-- está exento de toda semejanza, así como de todo rival, contraste u oposición. Lo que se llama ordinariamente "unión", proximidad o alejamiento, no son tales cosas en el sentido propio de la palabra. Hay unión sin unificación, aproximación sin proximidad y alejamiento sin idea alguna de distancia.

 

2.1.2. Si alguno pregunta: "¿Qué es la fusión sin la fusión, la proximidad sin proximidad o el alejamiento sin alejamiento?". La respuesta es: Quiero decir que en el estado que llamas "proximidad" no eres distinto de él --¡que Él sea exaltado!-- Tu no eres distinto de Él, pero no conoces tu "proprium"; no sabes que eres Él y no tú. Cuando llegues a Dios, es decir, cuando te conoces a ti mismo, "sin la literatura acerca del conocimiento", conocerás que eres Él y que no sabrás en adelante si eres Él o no. Cuando el conocimiento te haya llegado, sabrás que has conocido a Dios por Dios y no por ti mismo.

 

2.1.3.  Tomemos un ejemplo: Supongamos que no sabes que tu nombre es Mahmûd o que debes ser llamado Mahmûd --porque el verdadero nombre y el que lo lleva son, en realidad, idénticos--. Te imaginas que te llamas Muhammad, mas después de algún tiempo de vivir en el error, terminas por saber que eres Mahmûd y que jamás has sido Muhammad. Tu existencia continua igual, sin verse afectada por el hecho de que el nombre Muhammad no ha sido sacado de ti. Lo que ocurre es que has sabido que eres Mahmûd y que jamás fuiste Muhammad. Pero tú no has dejado de ser Muhammad por la extinción de ti mismo, ya que dejar de existir ("fanâ") supone la afirmación de una existencia anterior. Mas el que afirma una existencia fuera de Él, le otorga un asociado ---¡que Él sea bendito y que Su Nombre sea enaltecido!--. En este ejemplo, Mahmûd no ha perdido jamás nada. Muhammad jamás ha respirado ("nafasa") en Mahmûd, jamás ha entrado en él o salido de él. Igual ocurre con Mahmûd, con relación a Muhammad. Tan pronto como Mahmûd ha conocido que él es Mahmûd y no Muhammad, se ha conocido a sí-mismo, es decir, ha conocido su "proprium" y esto por sí mismo y no por Muhammad. Este último no ha existido jamás y ¿cómo podría informar sobre algo?

 

2.2.     CONOCEDOR Y CONOCIDO ES UNA MISMA COSA

 

2.2.1. "El que conoce" y "lo que es conocido" son idénticos, e igual ocurre con "el que llega" y "aquel al cual se llega"; "el que ve " y "lo que es visto", Son idénticos, "El que sabe" es Su atributo. "Lo que es sabido" es  Su sustancia o "naturaleza íntima". "El que llega" es Su atributo y "aquel que llega" es Su sustancia. Porque la cualidad y el que la posee son idénticos. Tal es la explicación de la fórmula: "Quien se conoce a sí-mismo, conoce a Su Señor". Quien capta los sentidos de esta similitud comprende que no hay unión, fusión o llegada, ni separación, comprende que "el que sabe" es Él y que "el que es sabido es también Él; que "el que ve es él y "el que es visto es también Él"; que "el que llega" es Él y "aquel al que se llega" en la unión, es también Él. Nadie distinto de Él puede juntarse con Él o llegar a Él. Nadie distinto de Él puede separarse de Él. Aquel que puede comprender esto total y plenamente, está exento de la mayor de las idolatrías.

 

2.2.2.  Muchos de los iniciados que creen conocer su "proprium", así como a Su Señor y que se imaginan escapar así de las ataduras de la existencia, dicen que "la Vía" no es practicable o visible más que por medio de la "extinción de la existencia" y por la "extinción de esta extinción". Dogmatizan así porque no han comprendido la palabra del Profeta --¡"Que dios esté sobre él y le salve!--. Como han querido evitar la idolatría que resulta de la contradicción, han hablado de la "extinción" de la existencia y también de la "extinción de esta extinción" y también de la "destrucción" y de la "desaparición". Pero estas explicaciones caen en la idolatría pura y simple, porque cualquiera que piense que existe algo distinto de Él y que aquello puede apagarse a continuación,  o cualquiera que hable de la "extinción de la extinción" de aquella cosa, tal hombre, decimos nosotros, es culpable de idolatría por su afirmación de la existencia presente o pasada de algo distinto de Él. Que Dios -- ¡que Su Nombre sea enaltecido!--, les conduzca, y también a nosotros, por el verdadero camino.

 

2.2.3.  Tu piensas que existes, mas no existes y jamás has existido. Si fueras, serías el         Señor, el segundo entre dos. Abandona tal idea, porque en nada diferís vosotros dos en cuanto a la existencia. Él no difiere de ti y tú no difieres de Él; si por ignorancia piensas que eres distinto de Él, quiere decir que tienes una mente no educada. Cuando tu ignorancia cesa alcanzas la paz, porque tu unión es tu separación y tu separación es tu unión; tu alejamiento, una aproximación y tu aproximación una partida. Siendo así que te vuelves mejor, cesa de razonar y comprende por la Luz de la intuición (intelectual), sin la cual te olvidas de Sus rayos. Evita dar un compañero a Dios, porque en tal caso te envileces con el oprobio de los idólatras.

 

 

2.3.     EL VER LA EXISTENCIA PROPIA TAL COMO ES.

 

2.3.1. Si alguno dice: "Pretendes que el conocimiento de tu "proprium" es la Gnosis, es decir, el Conocimiento de Dios--¡que Su Nombre sea enaltecido!--, que el hombre es distinto de Dios puesto que debe conocer su "proprium". Pero lo que es distinto de Dios ¿cómo puede conocerle?" La respuesta es: "Quien se conoce a sí mismo, conoce a Su Señor". Sábete que la existencia de tal hombre no es la suya, ni la de otro, sino la de Dios, sin la fusión de dos existencias en una, sin que su existencia entre en Dios, salga de Él, conviva con Él o resida en Él. Pero él ve su existencia tal como es.

 

2.3.2.  Nada llega a existir que no haya existido antes y nada deja de existir por destrucción o extinción o extinción de la extinción. La aniquilación de una cosa implica su existencia anterior. Pretender que una cosa existe por sí misma equivale a creer que esta cosa se ha creado por sí misma, que no debe su existencia al poder de Dios, lo que es absurdo a los ojos y a los oídos de todos.

 

2.3.3.  Debes observar que el conocimiento que posee el que conoce su "proprium", es el conocimiento que Dios posee de Su "proprium", de sí-mismo, porque Su "proprium" no es distinto de Él. El Profeta --¡que Dios esté sobre él y le salve!-- ha querido designar por "proprium" la existencia misma. Cualquiera que llegue a ese estado de alma, en su exterior y en su interior, no es distinto de la existencia de Dios, su acción es la de Dios y su propósito de conocer su "proprium" es el propósito de la gnosis, es decir, el Conocimiento de Dios. 

 

2.3.4.  Tú abrigas ese propósito, ves sus actos y tu mirada busca un hombre distinto de Dios. Mas eso proviene de que no posees el conocimiento de tu "proprium". Pero si "el creyente es el espejo del creyente", entonces ese hombre es Él mismo por su sustancia, o por su ojo, es decir, por su mirada. Su sustancia, o su ojo, es la sustancia, o el ojo de Dios; Su mirada es la mirada de Dios sin especificación ninguna. Ese hombre no es Él según tu visión, tu ciencia, tu opinión, tu fantasía o tu sueño, sino según Su visión, Su ciencia y Su sueño. Si dice: "Yo soy Dios", escúchale con atención porque no es él, sino Dios mismo quien por su boca pronuncia esas palabras: "Yo soy Dios". Es evidente que no has alcanzado el mismo grado  de despertar espiritual que él. De otro modo, comprenderías su palabra, dirías lo que él y verías lo que él ve.

 

2.4.     RESUMEN:

 

2.4.1. Resumamos: La existencia de las cosas es Su existencia sin que las cosas sean. No te dejes engañar por la sutilidad o la ambigüedad de las palabras, de forma que imagines que Dios ha sido creado. Cierto iniciado ha dicho: "El sufí es eterno", mas él ha hablado así después de que todos los Misterios le fueran revelados y todas las dudas o supersticiones dispersadas. Entre tanto, este inconmensurable pensamiento sólo puede convenir a aquel cuya alma se ha convertido en más vasta que los dos mundos. En cuanto a aquel cuya alma aún no ha alcanzado tal grandeza, este pensamiento no es adecuado. Porque en verdad, este pensamiento es más grande que el mundo sensible y el suprasensible, tomados los dos conjuntamente.

 

2.4.2.  En fin, sabe que "el que ve" y "el que es visto"; "el que da la existencia" y "el que existe"; "el que conoce" y "el que es conocido"; "el que crea" y "el que es creado"; "el que comprende" y "el que es comprendido", es todo lo mismo. Él ve Su existencia por Su existencia, la conoce por ella misma, sin ninguna especificación fuera de las condiciones o normas ordinarias de la comprensión, de la visión o del saber. Como Su  existencia es incondicionada, Su visión de Sí-mismo, Su inteligencia de Sí-mismo y su ciencia de Sí-mismo están igualmente no condicionadas.

 

2.4.3. Si alguno pregunta: "¿Cómo miras lo que es repulsivo o lo que es atrayente? Si ves, por ejemplo, una inmundicia o una carroña, ¿dices que es Dios?" La respuesta es: Dios es sublime y puro y no puede ser esas cosas. Nosotros hablamos con el que no ve una carroña como una carroña o una basura como una basura. Hablamos a los videntes y no a los ciegos. El que no se conoce es un ciego de nacimiento y hasta que no se acabe su ceguera, natural o adquirida, no podrá comprender lo que queremos decir. Nuestra conversación es con Dios, sólo con Dios y no con los ciegos de nacimiento. El que ha llegado al grado espiritual que es necesario para comprender, sabe muy bien que nada existe fuera de Dios. Nuestra conversación es con el que busca con firme intención y perfecta sinceridad obtener el conocimiento de su "proprium", el conocimiento de Dios --¡que Él sea enaltecido!--, y que en su corazón guarda en toda su frescura la "forma" que le mueve a preguntar y desea llegar a Dios. Nuestro discurso no va dirigido a los que no tienen intención ni finalidad alguna.

 

2.4.4. Si alguno objeta: "Dios --¡que Él sea bendito y santo!--ha dicho: las miradas no pueden alcanzarle, pero Él alcanza las miradas. Tú dices lo contrario, ¿dónde está entonces la verdad? La repuesta es: Todo lo que hemos dicho está conforme con la palabra divina: las palabras no pueden alcanzarle, es decir, nadie, ni las palabras de nadie, pueden alcanzarle. Si dices que hay en lo que existe alguien distinto de Él, debes convenir que ese alguien distinto de Él puede alcanzarle. Pero en estas, Sus palabras árabes: "las miradas no pueden alcanzarle", advierte Dios al creyente que no hay nada distinto de Él. Quiero decir que alguien distinto de Él no puede alcanzarle, porque quien le alcanza es Él, Dios, Él y ningún otro. Sólo Él alcanza y comprende Su verdadera "naturaleza íntima", no otro. Las miradas no le alcanzan porque son estrictamente Su existencia.

 

2.4.5. A propósito del que dice que las miradas no pueden alcanzarle porque son creadas y lo creado no puede alcanzar lo increado o eterno, nosotros decimos que quien tal dice no conoce aún su "proprium". No hay nada, absolutamente nada; ni miradas ni ninguna otra cosa, que exista fuera de Él, sino que Él comprende Su propia existencia sin que esta comprensión exista en manera alguna.

 

2.4.6. He conocido a mi Señor por mi Señor, sin confusión, ni duda. Mi "naturaleza íntima" es la Suya, realmente, sin falta ni defecto. Entre nosotros dos no hay tiempo y en mi alma el mundo oculto se manifiesta. Después de haber conocido mi alma sin mezcla, ni desorden, he llegado a la unión con el objeto de mi amor, sin largas ni cortas distancias. He recibido las gracias, sin que nadie a mí descienda, sin reproches ni motivos. No he destruido mi alma por su causa, ni tengo duración temporal que pueda destruirme.

 

2.4.7. Si alguno pregunta: "Afirmas la existencia de Dios y niegas la existencia de cualquier otra cosa además de Él: ¿qué son entonces las cosas que vemos?" La respuesta es: estos discursos se dirigen a los que no ven nada además de Dios. En cuanto a los que ven cosas fuera de Dios, no tenemos nada con ellos, ni pregunta, ni respuesta, porque la verdad es que, aunque crean otra cosa, no ven nada más que a Dios en todo cuanto ven.

 

2.4.8. El que no conoce a su "proprium" no ve a Dios, porque no todo recipiente deja filtrar su contenido. Nos hemos extendido ya mucho sobre este tema. Ir más lejos sería inútil porque el que no ha visto ya, no verá pese a nuestros esfuerzos. No comprenderá y no podrá alcanzar la verdad. El que puede ver, ve, comprende y alcanza la verdad; para el que ha llegado, pero aún no lo sabe, es suficiente une ligera indicación para que a su Luz pueda encontrar el verdadero sendero, caminar por él con toda energía y llegar al fin de su deseo, con la gracia de Dios.

 

                              COLOFÓN

 

¡Que Dios prepare a los que ama y los acoja con palabras, actos, ciencia, inteligencia, luz y verdadera dirección!

 

¡Él todo lo puede y responde a toda plegaria con la respuesta justa!

 

¡No hay otro mundo o poder que el de Dios, el Altísimo, el Inconmensurable!

 

¡Que Él esté sobre la mejor de sus criaturas, sobre el Profeta  y sobre todos los miembros de su familia! 

 

                                          AMEN.  

 

                                                          

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