LA
NATURALEZA DE LA MENTE (MANAS LAKSHANAM):
RAMANA MAHARSHI
(Traducido
de: Ramana Maharshi, Oeuvres Réunies, Editions Traditionnelles, París,
1984).
Según
las Escrituras hindúes, una entidad denominada manas, lo
"mental", es formada en relación con la esencia sutil del alimento
consumido; esta entidad se expresa por el amor, el odio, el deseo, la cólera,
etc..., ella es el conjunto del espíritu, del intelecto, del deseo y del ego; a
pesar de funciones tan diversas, toma el nombre génerico de "mental"
y nosotros la objetivamos como cosas insensitivas que conocemos; bien que ella
misma insensitiva, esta entidad parece ser sensitiva por el hecho de su
asociación con la conciencia, lo mismo que un hierro calentado al rojo parece
ser el fuego mismo; ella es en efecto de naturaleza transitoria y posee partes
susceptibles de ser moldeadas en todas las formas, como la goma, el oro o la
cera; ella es la base de todos los principios-raíces (tattwas); se sitúa
en el Corazón, como la vista en el ojo, y el oído en la oreja; ella da su
carácter al sí individual, y cuando piensa en el objeto ya asociado a la
conciencia reflejada sobre el cerebro, toma una forma de pensamiento; ella está
en contacto con este objeto por los cinco sentidos movidos por el cerebro, y se
apropia de tal conocimiento con el sentimiento de "yo conozco esto y
eso", en fin, goza del objeto y queda finalmente satisfecha.
Preguntarse
si algo es bueno para comer es una forma-concepto del mental. "Esto es
bueno, esto no es bueno, se puede comer, no se puede comer"; tales
nociones discriminativas surgen propiamente del intelecto discriminante (buddhi).
Puesto que lo mental sólo es el principio-raíz que se manifiesta en tanto
que las tres entidades del ego, de Dios y del mundo, su absorción y su
disolución en el Sí-mismo es la emancipación final denominada Kaivalya, que
es Brahman.
Los
sentidos, estando orientados hacia el exterior para ayudar al conocimiento de
los objetos, son externos, lo "mental", estando en el interior, es el
sentido interno. Los términos "interno" y "externo" son con
relación al cuerpo; no tienen ninguna significación en lo absoluto. Con el fin
de mostrar que todo el mundo objetivo está en el interior y no en el exterior,
las Escrituras han representado el conjunto del cosmos con el símbolo del
"loto del Corazón". Pero el Corazón no es otro que el Sí-mismo. Lo
mismo que la bola de cera del orfebre, aun ocultando minúsculas partículas de
oro, parece siempre un simple pedazo de cera, igualmente todos los individuos
perdidos en la sombría ignorancia (avidya) o el velamiento universal (Mâya)
no pueden sino sufrir la nesciencia durante su sueño. En el estado de sueño
profundo, los cuerpos físico y sutil, bien que formando parte de ese velo, son
sumergidos en el Sí-mismo: es de la ignorancia que ha brotado el ego -el cuerpo
sutil-; lo mental debe ser transformado en el Sí-mismo.
A decir
verdad, lo mental no es más que conciencia (chit) porque es puro y
transparente por naturaleza: en este estado puro, sin embargo, apenas se le
puede denominar "mental". La identificación errónea de una cosa con
otra1es obra del mental alterado. Es decir,
que lo mental puro e inmaculado que es la Conciencia Absoluta, cuando olvida su
naturaleza primera, es sumergido por la cualidad de oscuridad (tamas), y
se manifiesta en tanto que mundo físico. De la misma manera, subyugado por la
actividad (rajas), lo mental se identifica con el cuerpo, y apareciendo
en el mundo manifestado como el "yo", toma equivocadamente a este ego
por la realidad. Así, influido por el amor y el odio, cumple buenas y malas
acciones y, en consecuencia, es arrebatado al ciclo de nacimientos y de
muertes. Según la experiencia de cada uno, en el sueño profundo o en el momento
de un desvanecimiento no se tiene ya conciencia de su propio sí ni de
objetividad. A continuación, la experiencia de cada uno "yo he salido de
mi sueño", "yo he vuelto a la conciencia", es el conocimiento
distintivo nacido del estado natural. Este conocimiento distintivo es
denominado vijnâna. No brilla por sí mismo, sino siempre por adherencia
ya sea al Sí-mismo, ya sea al no Sí-mismo. Cuando permanece en el Sí-mismo, es
denominado verdadero conocimiento (jnâna); él es consciencia del mundo
mental en el Sí-mismo, o conciencia perpetua (prajnâna), y cuando este
conocimiento distintivo se combina con el no Sí-mismo, se la llama ignorancia (ajnâna).
El estado en el cual permanece en el Sí-mismo y resplandece como Sí-mismo, se
denomina aham sphurâna o pulsación del Sí-mismo. Este estado no es algo
distinto del Sí-mismo, es un signo de realización inminente del Sí-mismo. Este
no es sin embargo el estado del ser primero. La fuente donde se revela esta
pulsación es lo que se llama prâjnana (conocimiento integral). Es esta
fuente a la cual el Vêdânta da el nombre de prajnâna ghana (conjunto de
conocimiento integral). El Vivekachûdâmani2
de Shankarâchârya describe este eterno estado como sigue: "En la envoltura
de la inteligencia brilla eternamente el Atman, el testigo radiante de todo.
Toma eso como fin, un fin que nada tiene de irreal y, por una corriente
continua de pensamiento, experiméntalo y goza de él como de tu propio Sí-mismo.
1 Es decir, la
percepción errónea que atribuye la Realidad del Sí-mismo al mundo grosero, con
una existencia independiente del principio consciente. Esto es debido a la
falsa identificación del Sí-mismo con el cuerpo físico; de donde el ignorante
supone que lo que se encuentra en el exterior e independientemente del cuerpo
físico, es también exterior e independiente del principio consciente.
2 "La
Joya Suprema del Discernimiento", cf. infra p. 235. Cf. También la
traducción francesa de Marcel Sauton
publicada en Adrien Maisonneuve, 1945.
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