miércoles, 30 de noviembre de 2011

El golpe de estado de Goldman Sachs a Grecia e Italia

Asunto: El golpe de estado de Goldman Sachs a Grecia e Italia



Unas reflexiones, a lo mejor estoy equivocado, pero es lo que ve un hombre de la calle, que trata de tener los pies en el suelo.

Asunto: El golpe de estado de Goldman Sachs a Grecia e Italia Lee este e-mail hasta el final. Es un poco largo, lo sé, pero te vendrá bien leerlo para saber la verdad de lo que ha ocurrido estas dos últimas semanas. La situación político-económica en Europa es ya insostenible. Asistimos impasibles al traspaso de poderes en Italia y Grecia. Los medios de comunicación pasan de puntillas sobre el fondo del asunto, e independientemente de la antipatía que sus dirigente despertaban en amplios sectores de la población, en la práctica este cambio supone reemplazar a los "democráticamente" elegidos por otros, los llamados "technócratas", que ni fueron elegidos por el pueblo, ni les resultan siquiera familiar.


Si el sistema democrático actual se hallaba ya de por sí en un estado deplorable, y a pesar de que se haga alarde de que todas las garantías parlamentarias han sido respetadas, esto constituye técnicamente un golpe de estado encubierto en el que los beneficiarios son los mercados y sus estrategias especulativas salvajes. Lo desgrano, para que quede claro:

¿Sabéis quienes son Lucas Papademos (actual dirigente Griego tras la dimisión de Papandreu)
y Mariano Monti (ahora al frente del gobierno italiano)?
¿Sabéis quien es Mario Draghi (actual presidente del Banco Central Europeo)?
¿Sabéis lo que es Goldman Sachs?

Os lo explico:

Goldman Sachs: es uno de los mayores bancos de inversión mundial y co-responsable directo, junto otras entidades como la agencia de calificación Moody's, de la crisis actual, y uno de sus mayores benficiarios. Sólo a modo de pincelada, en 2007 ganaron 4 mil millones de dólares en operaciones que desembocaron en el desastre actual. ¿Como lo hicieron? Animaron a los inversores a invertir en productos sub-prime que sabían que era productos basura, y al mismo tiempo se dedicaron a "apostar" en bolsa por el fracaso de los mismos. Eso es solo la punta del iceberg, y está muy documentado, podéis investigarlo. Mientras leéis este e-mail se están forrando a base de especulación sobre las deudas soberanas.

Papademos: Actual primer ministro griego, tras la dimisión Papandreu. No elegido por el pueblo.
- ex-gobernador del Banco de la Reserva Federal de Boston entre 1993 y 1994.
- vicepresidente del Banco Central Europeo de 2002 a 2010.
- Miembro de la Comisión Trilateral desde 1998, fundada por Rockefeller, lobby neo-liberal (se dedican a comprar políticos a cambio de sobornarles)
- ex-Gobernador del Banco de Central Grecia entre 1994 y 2002. Falseó las cuentas de déficit público del país con la ayuda activa de Goldman Sachs, lo que condujo en gran parte e la actual crisis que sufre el país.

Mariano Monti: Actual primer ministro de Italia tras la dimisión de Berlusconi. No elegido por el pueblo.
- ex director europeo de la Comisión Trilateral antes mencionada.
- ex-miembro del equipo directivo del grupo Bilderberg.
- asesor de Goldman Sachs durante el periodo en que ésta ayudó a ocultar el déficit del gobierno griego.

Mario Draghi: Actual presidente del Banco Central Europeo en sustitución de Jean-Claude Trichet.
- Ex-director ejecutivo de del Banco Munidal entre 1985 y 1990.
- Vicepresidente por Europa de Goldman Sachs entre 2002 y 2006, periodo en que se realizó el falseo antes mencionado.

Bien, qué casualidad, todos de la mano de Goldman Sachs. Los que crearon la crisis se presentan ahora como la única opción viable para salir de la misma, en lo que la prensa estadounidense está empezando a llamar "El gobierno de Goldman Sachs en Europa".

Se tiende a querer hacernos pensar que la crisis ha sido una especie de resbalón, pero la realidad apunta a que detrás de ella hay una voluntad perfectamente orquestada de hacerse con el poder directo en nuestro continente, en una maniobra sin precedentes en la Europa del siglo XXI. La estrategia de los grandes bancos de inversión y agencias de calificación es una variante de otras llevadas a cabo anteriormente en otros continentes, se viene desarrollando desde el inicio de la crisis y está desde mi punto de vista está siendo la siguiente:

1. Hundimos a los países mediante la especulación en bolsa/mercado. Los volvemos locos de miedo a lo que dirán los mercados, que nosotros controlamos, cada día.

2. Los obligamos a recurrir a préstamos para mantenerlos en Status Quo, o "salvarlos". Estos préstamos están estrictamente calculados para que los países no los puedan pagar, como es el caso de Grecia que no podría haber cubierto su deuda ni aunque su gobierno vendiera el país entero, y no es ninguna metáfora, es matemática.

3. Exigimos recortes sociales y privatizaciones en detrimento de los ciudadanos, bajo la amenaza de que si los gobiernos no los llevan a cabo, los inversores se retirarán por miedo a no poder recuperar el dinero invertido en la deuda de esos países y demás inversiones.

4. Se crea un altísimo nivel de descontento social, propicio para que el pueblo, ya sonado, accepte cualquier cosa con tal de salir de la situación.

5. Colocamos a nuestros hombres donde mejor convenga.

Si os parece ciencia ficción, informaos: este tipo de estrategias están perfectamente documentadas y se han venido utilizando con distintas variantes a lo largo el siglo XX y XXI en otros países, notablemente en latinoamérica por parte de los EEUU cuando se dedicaban, y se siguen dedicando en la medida que pueden, a asfixiar económicamente mediante la deuda exterior por ejemplo a países de América Central, para crear descontento social y aprovecharlo para colocar a dirigentes afines a sus intereses.

Ahora esto está pasando en Europa, y ya no es que lo haga EEUU, sino que lo hace la industria financiera internacional. Y lo que está ocurriendo bajo la mirada impotente y/o cómplice de nuestros gobiernos es el mayor robo jamás realizado en la historia de la humanidad y a escala planetaria, son golpes de estado, y violaciones flagrantes de la soberanía de los estados y sus pueblos.

Nos están comiendo vivos... La gente debería de saberlo.

martes, 29 de noviembre de 2011

Proibido decir rural (José jimenez Lozano, Diario de Ávila 27-11-2011)

DIARIO DE ÁVILA DOMINGO 27 DE NOVIEMBRE DE 2011

IA LA LUZ DE UNA CANDELA ,
JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO, PREMIO CERVANTES

Prohibido decir `rural'


Naturalmente que la jovencita que lleva las puntadas y costuras de su vestido bien visibles no sabe que es derridiana, y quienes siguen di­ciendo «ellos/ellas» creen que están transformando el mundo, pero son solamente conformistas con los dic­tados del Espíritu del Tiempo, o polí­ticamente correctos, que es como obedecer a una bocina.

Los afroamericanos pobres, en efecto, no cambian sus condiciones de vida y ni siquiera adquieren el res­peto que se les debe por ser seres hu­manos, en cuanto se los deja de lla­mar negros, ni los españoles de la otra etnia experimentan semejante cam­bio en cuanto se les deja de llamar gi­tanos, ni los viejos se tornan jóvenes o de dorada madurez, porque se les diga que están en la tercera edad o que son ricos en días; precisamente de los que ya no tienen.

Y, en estas fechas mismas, resulta que hay quienes van a pedir a la Real Academia de la Lengua para que reti­re de diccionario la palabra «rural», porque tiene sentido peyorativo. Pe­ro allá cada cual, y si alguien se sien­te ofendido porque le llaman rural allá él o allá del diccionario política­mente correcto, porque pero «rural» sólo significa perteneciente al campo o en relación con él, y el adjetivo es puramente geográfico, y no implica valoración cultural, social o moral ninguna. Ni siquiera que el Maestro Fray Luis pusiera «el fino sentir» el «rus» o lo rural y rústico.
No parece que se adelante mucho disertando sobre el desprecio o ridi­culización de los estereotipos de lo rústico, como tampoco de los de lo racial o la diferenciación sexual, que es contra los que se dice que se alzan estos otros estereotipos de lo políticamente correcto, porque tanto da dar suelta a manifestaciones de pre-humanización co­mo las raciales o las de cualquier otro modo ofensivas de la persona humana, incluida la imposición de un lenguaje necio y también ofensivo, como ese de llamar jovencitos a los viejos, pongamos por ca­so.

La brutalidad del ra­cismo está en el nivel del instinto y es pre o post- racional, y, como ya nos avisó Enmanuel Lévi­nas no se vence por la racionalización, por lo tanto, sino so­lamente con el adiestramiento e una asunción de lo ético por todo nuestro ser, y es cosa de teologías visiones ético-culturales muy altas. No es asunto de jueguecitos verbales, hipócritas, imbéciles y encubridores, porque, pongamos por caso, uno de los prohombres de la modernidad li­teraria, el señor Ignatieff, recomien­da a los narradores que no cuente historias del pasado o de hombre y mujeres de ámbito rural, pero la politiquería modernísima hace sus tantos por ciento de arreglos de lo que haga falta: por ejemplo, cuarto y mitad de conceja­les rurales, como de muje­res o de «muertes dig­nas», y ya está. Ya está ¿qué?

¿Se trata de ocultar disimular las diferen­cias con palabro técnicos o giros lingüísticos imbéciles, simplemente por­que no somos capaces de sentirnos miem­bros iguales y distintos de la especie humana? Sin duda ninguna.

lunes, 28 de noviembre de 2011

La Estafa Europea (Pierre Arnaud)

LA ESTAFA EUROPEA

flujobidireccional.blogspot.com/2011/11/la-estafa-europea... por
Pierre_Arnaud

¿En qué consiste la estafa europea? ¿Dónde está el artículo concreto que nos compromete a todos los europeos? Uno de los principales problemas que nos deja a merced del capital está en el mismísimo Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, en concreto en el artículo 21.1 del Capítulo IV. Todos los gobiernos europeos quedan vendidos en ese artículo. Eso, junto a la reserva fraccional utilziada por la banca, hará realidad el Feudalismo Financiero en pleno siglo XXI.

Intentaré ser lacónico.

1.- Vaya usted aquí.
2.- Descargue más abajo este enlace: Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea
3.- Vaya a la página 241 del pdf, Capítulo IV: FUNCIONES MONETARIAS Y OPERACIONES DEL SEBC (Sistema Europeo de Bancos Centrales)4.- Preste atención al artículo 21.1...





Artículo 21


Operaciones con entidades públicas

21.1. Con arreglo a lo dispuesto en el artículo 123 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, queda prohibida la autorización de descubiertos y la concesión de otro tipo de créditos por parte del BCE o de los bancos centrales nacionales en favor de instituciones, órganos u organismos de la Unión, Gobiernos centrales, autoridades regionales o locales u otras autoridades públicas, organismos de Derecho público o empresas públicas de los Estados miembros; queda igualmente prohibida la adquisición directa a los mismos de instrumentos de deuda por el BCE o los bancos centrales nacionales.

Para que usted y yo lo entendamos... la financiación de los gobiernos solo se puede llevar a cabo a través de intermediarios -¡BANCOS!- y no DIRECTAMENTE por parte del Banco Central Europeo y el Sistema de Bancos Centrales. Vaya... quién nos lo iba a decir... si al final resulta que en la práctica tenemos una Reserva Federal al más puro estilo americano. Y parecían tontos estos gestores europeos... ¡cómo nos la han colado right up the a...!

Al final son ellos los que acaban rescatando, que a nadie le quepa la menor duda, pero indirectamente... primero se endeuda a los gobiernos con los intermediarios gracias a esta preciosa perla de ingeniería político-financiera... y después ya, si eso... vamos al rescate. Por el camino dejamos un rastro tremebundo de gasto para los gobiernos, de lucro para los intermediarios.

El crecimiento del endeudamiento es exponencial... por tanto, no es que los gobiernos se endeuden de manera constante... la deuda se retroalimenta, y cada vez es un monstruo más difícil de digerir. Eso sí... los intermediarios se lo pasan pipa!! Han encontrado la forma perfecta de hacer negocio a espuertas de tal forma que el riesgo se deja exclusivamente a los tolais de los gobiernos europeos. No puede ser más perfecto. Bajo el tópico de que son vagos... ¡barra libre!

Pues esto en este preciso instante tiene una vigencia total... vamos, no puede ser más actual!!! Pulido en el Tratado de Lisboa, ahí lo tenemos delante de nuestras narices. Una maravilla que refleja que es imposible que los ciudadanos podamos reaccionar... puesto que esto ni siquiera está oculto, está delante de nuestras narices: documentación pública y al alcance de todos. Y nada. No pasa nada. Nadie pone el grito en el cielo.

Este artículo lleva implícito algo muy importante, tanto como que será parte del fracaso de Europa: el dinero lo generan indirectamente los bancos a través de la deuda. Los gobiernos dependen de intermediarios para financiarse, están supeditados a esas estructuras financieras; éstas, a su vez, funcionan utilizando la denominada reserva fraccional... método por el cual pueden endeudarse por encima de lo que verdaderamente tienen.... ¡BUUUUUUMMMMMM!!! Para qué queremos más. Todo el despropósito del intermediario se transfiere a la economía de los gobiernos a través de los bonos de deuda soberana.

¡Taráaaa! Y lo que era una crisis financiera se transfiere a la deuda soberana, y por tanto se transforma en una crisis de deuda pública (¡se encasqueta a los ciudadanos!) y de ahí a la moneda, el euro... puesto que es imposible que resista un ritmo tan voraz.

Entonces... ahí sí... entra el BCE para monetizar el lugar, y cubrir parte de la deuda adquirida... pero nada... lo justo para intentar controlar las primas de riesgo durante horas. Los mercados ya han localizado el método, y están reventando las economías europeas. Nah... es que los griegos son unos vagos... y los lusos... y los españoles... Tienen lo que se merecen, es su culpa. Por desgracia santos no los hay ni en Alemania... y TODOS han sido unos irresponsables, en primer lugar por permitir que este tipo de artículos nos regulen. Por tanto los políticos han sido utilizados por enésima vez por el poder financiero para hacer su jugada.

ERGO estamos siendo víctimas de una tremenda estafa. Una estafa global a nivel europeo... nos han encasquetado un sistema de Reserva Federal americana (la Reserva Federal es una corporación privada que tiene el monopolio del dinero en EEUU y NADA tiene que ver con el Gobierno de los EEUU, es un tremendo y absoluto fraude). Pues no sabían como cascarnos una de estas a los europeos... pues hale... ahí la tenemos. En bandejita de plata.

Por tanto, en sentido literal: ¡estamos vendidos!

Es fácil intuir entonces por dónde irán los tiros: el euro NO puede tener futuro a este ritmo, aunque solo sea por una cuestión de matemáticas. Sencillamente han conseguido -al servicio del poder financiero- que no sea viable.

Espero que, por lo menos, este tipo de posts en la red, sean útiles para los ciudadanos en general e internautas y que faciliten la comprensión de lo que está sucediendo. Al menos que seamos conscientes de por dónde nos están metiendo el gol. Aunque no podamos parar el penalti... no está de más saber que nos lo lanzaron hacia la escuadra A, hacia la escuadra B... ¡qué menos!

Que nadie espere que esto tenga fácil solución. No hay político alguno a la altura de esta situación, todos están ya en fila india para hacer lo que se les diga... derecha, izquierda. Estamos ante la implantación del feudalismo financiero... el trabajo de todos los ciudadanos servirá para ir pagando eternamente una deuda que se nos atribuye por normativa -como se puede comprobar más arriba-, y que enfrentaremos forzosamente a través del pago de nuestros impuestos. No tenemos elección, ni capacidad de decisión al respecto. Las consecuencias del Capítulo IV son verdaderamente nefastas para los ciudadanos de TODA Europa.

Por tanto... ciudadanos europeos... tenemos un problema. Más vale que hagamos circular esto lo máximo posible y, en la medida en que podamos, empecemos a pensar en cómo solucionar esta situación si aún pretendemos alcanzar la democracia algún día en nuestros países -cosa que, evidentemente, ya sabemos todos que no tenemos actualmente-.

¿Dónde están esos analistas de la televisión? Más piezas vendidas inevitablemente al sistema fraudulento que padecemos. Intentemos comprender la base de la estafa y hagamos que lo entiendan nuestros conocidos y cercanos, no veo otra manera de difundir esto. De los medios conviene olvidarse.

Publicado por Pierre Arnaud

Un pasado comunista (Salvador Sostres,El Mundo 24-11-2011)

UN PASADO COMUNISTA.

Salvador Sostres

El Mundo, Jueves 24 de noviembre de 2011.

MUERE Javier Pradera y los obituarios recuerdan con admiración y con ternura su paso por el Partido Comunista. El País dice de él que fue el gran intelectual de la Transición. Me pregunto si se recordaría con tanta ternura y con tanta admiración su paso por el Partido Nazi, en caso de haberse producido. No logro entender por qué extraño motivo el comunismo nos parece mítico cuando ha sido el totalitarismo más sanguinario de la historia de la Humanidad.

No sé qué ternura nos puede provocar una ideología al amparo de la que se han asesinado a más de 60 millones de personas, y no entiendo por qué motivo si la
propaganda nazi se considera acertadamente apología de genocidio y está penada con años de cárcel, puede uno tan guapamente reivindicar el comunismo con adoración y nostalgia sin que le pase absolutamente nada. Es inadmisible esta permisividad con los que se empecinan en ser entrañables con el crimen; es nauseabunda su propaganda y una terrible ofensa a las familias de los millones de personas que cayeron abatidas por el régimen más siniestro y mortífero que jamás haya puesto en práctica el hombre.

La izquierda tiene que desvincularse de su tenebroso pasado, tiene que condenarlo y tiene que disculparse por haber justificado, «¿Por qué el comunismo nos parece mítico cuando ha sido el totalitarismo más sanguinario?» en tantas ocasiones y con tanta arrogancia, los atropellos y las matanzas que el comunismo ha perpetrado. La apología de esta ideología y de estos regímenes tendría que estar perseguida y los que la practicaran tendrían que ser ejemplarmente castigados.

Si la izquierda quiere vivir plenamente incorporada a la democracia y al sistema de libertades no puede enorgullecerse de ser la heredera ideológica de aquellos criminales. Hasta que no se desmarque de ellos, estará en falso y será sombría, no tendrá ninguna autoridad moral para hablar de libertad ni de nada que tenga que ver con el progreso de la Humanidad. No se puede ser indulgente con tanto odio y con tanta muerte. Hay que rebelarse contra los que con su frivolidad escarnecen el dolor de tantas víctimas y de sus familiares.

Llama también la atención que El País dijera de Javier Pradera que fue el gran intelectual de la Transición, cuando todo el mundo sabe que lo que fue es el gran intelectual sectario. La intelectualidad se basa en pensar, no en un desfile militar. El éxito de la Transición fue posible precisamente gracias a que los pragmáticos y los
posibilistas se supieron zafar de tanto sectario incapaz del riesgo cultural de
intentar comprender las razones del adversario. Considerar que Pradera fue un intelectual es como celebrar su militancia comunista: se trata de la misma indecencia. De lo poco que la izquierda espera de la libertad y de la inteligencia.

lunes, 7 de noviembre de 2011

La degeneración de la moneda (René Guenon)



RENÉ GUÉNON: LA DEGENERACIÓN DE LA MONEDA

Al llegar a este punto de nuestra exposición tal vez no sea del todo inútil apartarnos de ella un poco, al menos en apariencia, para dar, de forma harto somera, algunas indicaciones sobre una cuestión que en principio puede parecer relativa a una cuestión de un género muy particular, pero que consti­tuye un curioso e ilustrativo ejemplo de los resultados que arroja la concepción de la «vida ordinaria» y, al mismo tiempo, una excelente «ilustración» de la forma en que ésta permanece vincu­lada al punto de vista exclusivamente cuantitativo, lo cual la inte­gra de manera muy directa con nuestro tema. La cuestión a la que aludimos es la de la moneda y, a buen seguro, si nos limitamos al simple enfoque «económico», tal como se entiende dicho término en la actualidad, bien podría parecer que se trata de una cosa que pertenece por completo al «reino de la cantidad»; éste es, por otra parte, el título por el cual desempeña en la sociedad moderna el papel predominante de todos conocido y sobre el cual sería a todas luces superfluo insistir. Sin embargo, la verdad es que el propio punto de vista «económico», así como la concepción ex­clusivamente cuantitativa de la moneda que le es consubstancial, no son sino el producto de un proceso degenerativo bastante re­ciente, cuando en realidad la moneda tuvo en sus orígenes y ha conservado durante mucho tiempo un carácter completamente diferente y un valor estrictamente cualitativo, por muy asombroso que ello pueda parecer a la inmensa mayoría de nuestros contemporáneos.

Hay una observación que es muy fácil de hacer y para la cual basta con tener «ojos para ver»: las monedas antiguas están literalmente cubiertas de símbolos tradicionales, escogidos incluso entre aquellos que presentan un significado especialmente pro­fundo. Así ha podido comprobarse sobre todo que, entre los Cel­tas, los símbolos que figuran en las monedas no pueden explicarse más que si se ponen en relación con los conocimientos doctri­nales propios de los Druidas, lo que por añadidura implica una intervención directa de éstos en el campo de la acuñación. Na­turalmente cuanto es cierto en este aspecto para los Celtas con­serva su validez al ser referido a otros pueblos de la Antigüe­dad, habida cuenta, como es lógico, de sus propias modalidades y de sus respectivas organizaciones tradicionales. Ello concuerda muy exactamente con la inexistencia de un punto de vista pro­fano en las civilizaciones estrictamente tradicionales: allí donde existía, la moneda no podía ser esa cosa profana en la que se ha convertido posteriormente; y si lo hubiese sido, ¿cómo podría explicarse la intervención de una autoridad espiritual, que evidentemente nada hubiese tenido que ver con ella, cómo podría interpretarse el hecho de que diversas tradiciones se refieran a la moneda como algo realmente cargado de una «influencia espiri­tual» cuya acción podía ejercerse efectivamente por medio de los símbolos que constituían su «soporte» normal? Añadamos que, hasta tiempos muy recientes, todavía podía encontrarse un último vestigio de esta noción en unos lemas de carácter reli­gioso que ciertamente carecían ya de todo valor símbólico propia­mente dicho, pero que eran al menos un recordatorio de la idea tradicional más o menos incomprendida a la sazón; no obstante, tras haber sido relegados, en algunos países, al «canto» de las monedas, incluso estos lemas han llegado a desaparecer por com­pleto por carecer de toda razón de ser dado que la moneda no representaba ya más que un signo de carácter meramente «mate­rial» y cuantitativo.

El control ejercido por la autoridad espiritual sobre la moneda, sea cual fuere la forma que adoptaba, no es tampoco un hecho limitado a la Antigüedad y, sin salir del mundo occidental, hay indicios que demuestran que este con­trol debió subsistir en él hasta el final de la Edad Media, es decir, durante todo el tiempo en que este mundo conservó una civilización tradicional. En efecto, resultaría inexplicable de otro modo que, en esa época, ciertos soberanos hayan sido acusados de haber «alterado las monedas»; si sus contemporáneos lo con­sideraron como un crimen, será preciso deducir de ello que no tenían libre disposición del cuño de la moneda y que, al alterarlo por propia iniciativa, se excedían en el ejercicio de los derechos que se reconocían al poder temporal (1). En cual­quier otro caso, una acusación así habría carecido obviamente de todo sentido; por otra parte el cuño de la moneda se habría limi­tado a tener una importancia completamente convencional y, en definitiva, poco habría importado el hecho de que estuviese com­puesta por un metal cualquiera, variable según los casos, o incluso que fuera sustituida por un simple papel como suele ocurrir en nuestros días, pues ello no habría impedido que se pudiese seguir haciendo exactamente el mismo uso «material» de ella. Por con­siguiente, era necesario que allí hubiese algo de otro orden, de un orden superior podríamos decir, pues sólo esto podría explicar la excepcional gravedad que tal alteración solía revestir llegando incluso a comprometer la propia estabilidad del poder real, dado que, al actuar de esta forma, este último usurpaba las prerroga­tivas de la autoridad espiritual que era en definitiva la única fuente auténtica de la legitimidad; así, pues, estos hechos que los historiadores profanos no llegan a entender, nos indican con gran claridad los aspectos, completamente ignorados por los modernos, de la moneda. en la Edad Media y en la Antigúedad.

Con esta cuestión ha ocurrido pues lo que en general con todas las cosas que, por un concepto u otro desempeñan un papel en la existencia humana: poco a poco estas cosas han ido despojándose de todo carácter «sagrado» o tradicional y, de está forma, la propia existencia en cuestión ha pasado a ser completamente profana y por último se ha visto reducida a la baja mediocridad de la «vida ordinaria» tal y como se presenta en la actualidad. Al mismo tiempo, el ejemplo de la moneda demuestra perfectamente que esta «profanización», si se nos permite utilizar tal neologismo, se lleva a cabo principalmente mediante la reduc­ción de todas las cosas a su mero aspecto cuantitativo; de hecho, se ha alcanzado el punto en el que ni siquiera podría imaginarse que la moneda fuese otra cosa que la representación de una can­tidad pura y simple; mas, si bien nuestro ejemplo parece suficientemente claro a este respecto, por el hecho de haber sido llevado hasta la mayor exageración, asimismo dista mucho de ser el único en que tal reducción parezca contribuir a encerrar la existencia en el limitado horizonte del punto de vista profano. Cuanto hemos dicho del carácter cuantitativo por excelencia que posee la industria moderna y todo lo que se refiere a ella, per­mite comprenderlo suficientemente: al rodear constantemente al hombre con productos de esta industria y al no permitirle, digámoslo así, ver otra cosa (salvo, como ocurre en los museos, a título de simples «curiosidades» sin ninguna relación con las circunstancias «reales» de su vida ni, por consiguiente, influencia alguna sobre ella), queda verdaderamente obligado a encerrarse en el estrecho círculo de la «vida ordinaria» como si de una prisión se tratase y ésta careciese de salida. Por el contrario, en una civilización tradicional, cada objeto, al mismo tiempo que era perfectamente adecuado al uso al que se le destinase de manera inmediata, estaba hecho de tal forma que, en cada mo­mento y por el hecho mismo de ser utilizado (en lugar de ser tratado hasta cierto punto como una cosa muerta como suelen hacer los modernos en lo referente a lo que consideran «obras de arte»»), podía servir de «soporte» a la meditación enlazando así al individuo con algo diferente de la simple modalidad cor­pórea y ayudando a cada cual a elevarse a un estado superior en la medida de sus capacidades(2): ¡Qué abismo entre ambas con­cepciones de la existencia humana!

Tal degeneración cualitativa de todas las cosas está, por otra parte, íntimamente vinculada con la de la moneda, como lo de­muestra el hecho de haberse llegado a «estimar» corrientemente a los objetos en base únicamente a su precio considerado únicamen­te éste como una «cifra», una «suma» o una cantidad numérica de moneda; de hecho, para la mayoría de nuestros contemporá­neos, el juicio que se emite acerca de un objeto suele basarse casi exclusivamente sobre lo que cuesta. Hemos apostillado la palabra «estimar» por existir en ella un doble sentido cualitativo y cuantitativo; en la actualidad se ha perdido de vista el primer sentido o, lo que es lo mismo, se ha encontrado una forma de re­ducirlo al segundo, así suele ocurrir que no sólo se «estima» un objeto según su precio, sino también a un hombre por su riqueza (3). Algo idéntico ha ocurrido, muy naturalmente, con la palabra «valor» y, apuntémoslo de pasada, en ello se basa el curioso error de algunos filósofos de nuestros días que han llegado incluso a inventar la expresión «filosofía de los valores» con el fin de ca­racterizar sus respectivas teorías yaciendo en el fondo de su pensamiento la idea de que todas las cosas, sea cual fuere el orden al que pertenezcan, son susceptibles de una concepción cuantita­tiva y de una expresión numérica; así, el «moralismo», que por otra parte constituye su preocupación dominante, se ve asociado con ello de manera directa al enfoque cuantitativo (4). Tales ejemplos demuestran asimismo que se produce una auténtica degene­ración del lenguaje, que acompaña o sigue indefectiblemente a la de otras cosas; en efecto: en un mundo en el qué se trata de reducirlo todo a la cantidad, es evidentemente necesario utilizar un lenguaje que sólo pueda evocar ideas puramente cuantitativas.

Para volver más especialmente a la cuestión de la moneda, to­davía debemos añadir que, a este respecto, se ha producido un fenómeno bastante digno de consideración: se trata de la dismi­nución continua, a partir del momento en que la moneda ha per­dido su respaldo de un orden superior, de su propio valor cuan­titativo, es decir, de lo que la jerga de los economistas denomina su «poder adquisitivo», y ello hasta poderse concebir que en un límite que cada vez se aproxima más, habrá perdido toda razón de ser, incluso aquella sencillamente «práctica» o «material», que habrá de desaparecer tanto de ella misma como de la propia existencia humana. Habrá que convenir que se produce con ello un extraño retorno, fácilmente comprensible si se atiende a nues­tras anteriores explicaciones: al estar en rigor la cantidad pura por debajo de toda existencia, cuando como en el caso de la mo­neda se lleva la reducción hasta sus más extremas consecuencias (y este caso tal vez sea el más alarmante por alcanzarse práctica­mente el limite de él), no se puede llegar sino a una verdadera disolución. Esto puede ya servirnos para demostrar que, como ya hemos dicho más arriba, la seguridad que ofrece la «vida ordinaria» es en realidad algo considerablemente precario y también vere­mos posteriormente que lo es en muchos otros aspectos; no obs­tante, en definitiva, la conclusión que se deduce será siempre la misma: la verdadera meta de la tendencia que arrastra a hombres y cosas hacia la cantidad pura sólo puede ser la disolución final del mundo actual.
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­(1). Véase a este respecto Autorité spirituelle et pouvoir temporel, p. 111, en donde nos hemos referido de manera más específica al caso de Felipe el Hermoso, sugiriendo la posibilidad de una relación bastante intensa entre la destrucción de la Orden del Temple y la alteración de las monedas, rela­ción que podría comprenderse fácilmente si se admitiese, o al menos se considerase muy verosímil, que la Orden del Temple tenía entonces, entre otras funciones, la de ejercer un control espiritual en este terreno; no insistiremos, pues, sobre ello, mas recordemos que es precisamente éste el momento en el que hemos creído poder localizar los inicios de la desviación moderna propiamente dicha.

(2). A este respecto pueden consultarse numerosos estudios de A. K. Coomaraswamy, que ha desarrollado e «ilustrado» el tema abundantemente bajo todos sus aspectos y con todas las precisiones necesarias.

(3). Los americanos han avanzado tanto en esta dirección que es de uso corriente decir que un hombre «vale» tal cantidad, queriendo indicar con ello la cifra a la que se eleva su fortuna; también, en lugar de decir que un hombre tiene éxito en sus negocios, suelen afirmar de él que «es un éxito», con lo cual obviamente se identifica por completo al individuo con sus beneficios materiales.

(4). Tal asociación, por otra parte, no es enteramente original por remontarse de hecho hasta la «aritmética moral» de Bentham, que data de las pos­trimerías del siglo XVIII.

(Capítulo XVI de El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos).

viernes, 4 de noviembre de 2011

Definen empíricamente la red capitalista que domina al mundo (Newcientist)

Definen empíricamente la red capitalista que domina al mundo

Un análisis de la ETH de Zurich establece que 1.318 corporaciones controlan la economía global, gracias a sus fuertes interrelaciones
Mientras van aumentando las protestas de la población mundial contra el excesivo poder financiero, la ciencia confirma que los más oscuros temores de los ciudadanos tienen una base empírica. Un análisis que combinó matemáticas y datos, realizado por científicos de la ETH de Zurich, ha revelado que existe un conjunto de 1.318 corporaciones –casi todas instituciones financieras- que dominan la economía global, gracias a sus fuertes interrelaciones. Esta organización de las corporaciones supone un grave riesgo para la red económica general, cuya inestabilidad fomenta. La solución, según los expertos: controlar los vínculos entre los más poderosos a través de normas de regulación internacionales.
Por Yaiza Martínez.



Mientras van aumentando las
protestas de la población mundialcontra el excesivo poder financiero, la ciencia confirma que los más oscuros temores de los ciudadanos tienen una base empírica.
Según publica la revista Newscientist, un análisis realizado por especialistas de la Escuela Politécnica Federal de Zürich (ETH), en Suiza, sobre 43.000 corporaciones transnacionales (CTs) ha revelado que un relativamente pequeño grupo de organizaciones, principalmente bancos, cuentan con un poder desproporcionado sobre la economía global.
Los resultados de dicho análisis podrían ayudar a identificar fórmulas para construir un capitalismo global más estable, afirman los autores del estudio.

Análisis basado en la realidad

La investigación, llevada a cabo por los teóricos de sistemas complejos de la ETH, Stefania Vitali, James B. Glattfelder yStefano Battiston, es la primera que va más allá de la ideología para identificar empíricamente la red mundial del poder económico. Combinando matemáticas ya utilizadas para modelar sistemas naturales con datos integrales de las corporaciones, los científicos elaboraron un mapa de los dominios de las corporaciones transnacionales de todo el mundo. Según James Glattfelder, uno de los autores del estudio: “La realidad es tan compleja que debíamos movernos más allá de los dogmas y de las teorías conspirativas del mercado libre, para generar un análisis basado en la realidad”. Estudios previos habían constatado que unas pocas CTs manipulaban una gran parte de la economía mundial, pero éstos habían incluido sólo a un número limitado de corporaciones y habían omitido posesiones indirectas (de acciones o participaciones en otras organizaciones), por lo que no pudieron establecer cómo afectaba la red de corporaciones a la economía global, por ejemplo, a su grado de estabilidad.

Lo que ha hecho el equipo de investigadores de Zurich es utilizar la
Orbis 2007, una base de datos sobre 37 millones de organizaciones e inversores de todo el mundo y extraer de ella las 43.060 corporaciones transnacionales y sus posesiones vinculadas. A partir de esta información, los científicos elaboraron un modelo sobre el control de estas corporaciones sobre otras, a través de las redes de compra de acciones. De esta forma, se generó un mapa de la estructura del poder económico en el mundo.

Una súper entidad altamente cohesionada

El resultado, que será publicado en la revista PloS One, reveló que existe un núcleo de 1.318 corporaciones que interbloquean las posesiones generales. Cada una de estas organizaciones tiene lazos con otras dos o más corporaciones, aunque de media están conectadas con un total de 20. Además, aunque estas 1.318 organizaciones reúnen el 20% de los ingresos operacionales globales, en realidad poseen colectivamente, a través de sus participaciones, la mayoría de las acciones y fábricas del mundo – la economía “real”-, con las que acumulan más de un 60% de los ingresos globales. Profundizando más en la red de posesiones mundial, los investigadores constataron además que existe una “súper entidad”, formada por sólo 147 corporaciones muy cohesionadas entre sí. Las posesiones de cada una de ellas son sostenidas por el resto de los miembros de esta súper entidad, que controla el 40% de la riqueza total de la red. Glattfelder señala que “en efecto, menos del 1% de las corporaciones del mundo pueden controlar el 40% de toda la red económica”. La mayoría de estas corporaciones son instituciones financieras. Entre las 20 primeras están Barclays Bank, JpMorgan Chase & Co, y el Grupo Goldman Sachs.

Es necesario limitar el poder económico

Un aspecto esencial del mapa del monopolio económico del mundo es que muestra que este tipo de redes nucleares son inestables: “Si una de las empresas que la componen tiene problemas, éstos se propagan”, explica Glattfelder. El colapso financiero de 2008 ha demostrado esta inestabilidad, según publica al respecto Dailymail. Pero la identificación de la arquitectura del poder económico global podría ayudar a hacer que dicha arquitectura sea más estable: definir los aspectos vulnerables del sistema ayudaría a los economistas a sugerir medidas para prevenir futuros colapsos que se extiendan a toda la red. En este sentido, Glattfelder afirma que son necesarias normas globales contra los monopolios que permitan limitar las interconexiones excesivas entre las corporaciones transnacionales. Este tipo de normas actualmente sólo existen a nivel nacional. Otros expertos sugieren que una posible solución sería gravar con impuestos el exceso de interconexiones entre las CTs, con el fin de reducir los riesgos derivados de sus interrelaciones. Según los científicos de Zurich, la gran pregunta ahora es si el poder político puede ejercer semejante autoridad sobre las corporaciones. De cualquier manera, los cambios para resistir a la estructura de la red económica global son de interés común.

http://www.tendencias21.net/Definen-empiricamente-la-red-capitalista-que-domina-al-mundo_a8046.html


lunes, 24 de octubre de 2011

Cajas de Ahorro (Juan Manuel de Prada, XLsemanal 23--10-2011)

Cajas de ahorro

Por Juan Manuel de Prada


En los últimos meses hemos asistido como si tal cosa al desmantelamiento de las cajas de ahorro, víctimas de una desnaturalización que hunde sus raíces en la expansión del capitalismo financiero y en los abusos de la partitocracia; pero, en la hora de su desmantelamiento, nadie se ha preocupado de indagar la razón de su enfermedad, según la consigna predilecta de nuestra época, que consiste en poner tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias. Durante mucho tiempo, las cajas de ahorro fueron instituciones de fomento del ahorro con una vocación social benemérita: captaban depósitos a cambio de un interés razonable; y con el monto de los depósitos captados, efectuaban préstamos a particulares y empresas. Los beneficios que de su actividad pudieran derivarse eran invertidos en fines sociales, paliando la pobreza, socorriendo a enfermos y ancianos, protegiendo la infancia desvalida. Era un invento propio de una economía natural, que redistribuía la riqueza de la comunidad y favorecía los más loables impulsos humanitarios; entre los impulsores encontramos a muchos próceres instruidos en la lectura de las grandes encíclicas papales de León XIII o Pío XI.

Sobre aquellas cajas de ahorro de iniciativa social no tardaron en caer los buitres del control político y el capitalismo financiero. Así, se impuso que sus órganos de gobierno fuesen nombrados por los poderes públicos; y se eliminaron las restricciones legales a su actividad, para que pudieran ofrecer a sus clientes todo tipo de 'servicios financieros', al estilo de cualquier banco convencional, a la vez que se les permitió extender el ámbito de su clientela, tradicionalmente confinada al municipio o región donde las cajas tenían establecida su sede. De este modo, sus consejos de administración se poblaron de politiquillos con mando en plaza; y las cajas de ahorro empezaron a prestar el dinero con una finalidad que ya no era social, sino especulativa, atendiendo los intereses de los politiquillos que las regentaban. Por supuesto, tales préstamos dejaron de efectuarse sobre el monto de los depósitos captados; y, en volandas de los birlibirloques financieros, empezaron a prestar un dinero fantasmagórico, según se postula en el catecismo del capitalismo financiero. El resultado de tal metamorfosis desnaturalizadora lo estamos padeciendo ahora.

Los medios de adoctrinamiento de masas se rasgan las vestiduras, divulgando los sueldos de escándalo que cobraban los directivos de las cajas de ahorro y los agujeros negros que han originado en nuestra maltrecha economía. Leyendo las noticias que
los medios de adoctrinamiento de masas divulgan, diríase que esos directivos voraces que cobraban sueldos millonarios y repartían un dinero fantasmagórico hubiesen nacido por generación espontánea, o hubiesen sido traídos, como las esporas de los hongos, por un viento caprichoso. Lo que los medios de adoctrinamiento de masas no nos dicen es que tales directivos negligentes y codiciosos fueron elegidos por los consejos de administración de las cajas de ahorro, controlados por los politiquillos locales; tampoco nos dicen que los préstamos que concedían y las calamitosas operaciones financieras
que autorizaban eran supervisadas (y estimuladas) por esos mismos politiquillos, que se cuidaron de elegir a las personas más dóciles y permeables a su influencia, las más agradecidas de la mano que les daba de comer, las más dispuestas a participar en el contubernio politico-financiero.

En un país medio normal, los politiquillos que gobernaban estas cajas de ahorro arruinadas estarían en la cárcel, como responsables de una estafa que, dada su magnitud gigantesca y sus efectos arrasadores sobre la economía nacional, bien podría calificarse de alta traición. Pero estos politiquillos que utilizaron en beneficio propio y de sus partidos unas instituciones venerables nacidas de la iniciativa social, que autorizaron las tropelías más groseras para financiar proyectos megalómanos e inviables, que distribuyeron sueldos obscenos entre sus directivos (para pagar su silencio y su complicidad delictiva) se han ido de rositas, protegidos por sus respectivos partidos y blindados por el propio Estado. De esta rapiña institucionalizada nada nos dicen los medios de adoctrinamiento de masas; tal vez porque, para su supervivencia, dependen de los mismos que arruinaron las cajas de ahorro, los mismos que ahora nos piden el voto. ¡Ay qué risa, tía Felisa!

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XLSEMANAL 23 DE OCTUBRE DE 2011

Dialogo en tiempos de Luis XIV............vamos....en la actualidad.

Dialogo en tiempos de Luis XIV............vamos....en la actualidad.





Diálogo entre Colbert y Mazarino, durante el reinado de Luís XIV de Francia:

Colbert: Para conseguir dinero, hay un momento en que, engañar al contribuyente ya no es posible. Me gustaría, Señor Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando cuando ya se está endeudado hasta al cuello...

Mazarino: Si es un simple ciudadano, cuando se está cubierto de deudas va a parar a la prisión. Pero el Estado... cuando se habla del Estado, eso ya es distinto!!! No se puede mandar el Estado a prisión. Por tanto, el Estado puede continuar endeudándose. Todos los Estados lo hacen!

Colbert: Usted piensa eso ? Con todo, precisamos de dinero. ¿ Y como hemos del obtenerlo si ya creamos todos los impuestos imaginables?

Mazarino: Se crean otros.

Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.

Mazarino: Es cierto, eso ya no es posible.

Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos?

Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no gastarían más, y un rico que no gasta, no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta, sí.

Colbert: Entonces cómo hemos de hacer?

Mazarino: Colbert! ¡¡ piensas como un queso de gruyere o como el orinal de un enfermo!!. ¡¡
Hay una cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres !! Son todos aquellos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres. Es a ésos a los que debemos gravar con más impuestos..., cada vez más..., siempre más! ¡¡ Esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos¡¡. ¡¡ Son un reserva inagotable !!.

viernes, 21 de octubre de 2011

¿Cómo la China dominará al mundo?

¿Cómo la China dominará al mundo?

Algunos conocidos volvieron de la China impresionados. Un producto del que Brasil fabrica un millón de unidades, China, en una sola fábrica, produce 40 millones.

La calidad es equivalente y la velocidad de distribución impresionante. Los chinos colocan cualquier producto en el mercado en cuestión de semanas, a precios que son una fracción de los de los brasileños.

Una de las fábricas se está trasladando al interior porque los salarios de la región en que se halla instalada son demasiado altos: 100 dólares. Un obrero brasileño gana 300 dólares mínimo que sumados a los impuestos y otros beneficios equivalen a 600 dólares.


Cuando los comparamos, con los 100 dólares que reciben los chinos sin prácticamente ningún otro beneficio…nos hallamos frente a una esclavitud amarilla, y alimentándola…

¿Horas extraordinarias? En la China…Olvídelas!!! La gente allí está tan agradecida de tener un empleo que trabaja horas extras a cambio de nada

Detrás de esta “situación” está la gran trampa china. No se trata de una estrategia comercial, sino de una estrategia de “poder” para conquistar el mercado occidental. Los chinos están sacando provecho de la actitud de los “comerciantes” occidentales, que prefieren tercerizar la producción quedándose tan sólo con lo que le agrega valor: la marca.

Difícilmente podrá usted comprar en las grandes redes comerciales de los EE.UU. algún producto “made in USA”. Es todo “made in China”, con una marca estadounidense. Las empresas ganan riadas de dinero comprándoles a los chinos por centavos y vendiendo luego por centenares de dólares. Sólo les interesa el lucro inmediato a cualquier precio. Aún al costo de cerrar sus fábricas y generar una brutal desocupación. Es lo que podría llamarse “estrategia del precio”.

Mientras los occidentales tercerizan sus emprendimientos y ganan en el corto plazo, China aprovecha ese enfoque e instala unidades productivas de alta performance para dominar en el largo plazo.

Mientras las grandes potencias mercantiles se quedan con sus marcas, con el diseño..sus garras, los chinos se quedan con la producción, asistiéndolos, estimulándolos y contribuyendo al desmantelamiento de los escasos parques industriales occidentales.

Muy pronto ya no habrá más fábricas de zapatillas deportivas o de calzados en el mundo occidental. Sólo existirán en China. De modo que en el futuro próximo veremos cómo los producto chinos aumentan sus precios produciendo un “shock manufacturero” como sucedió con el shock petrolero en los años 70. Y entonces será ya demasiado tarde.

Entonces el mundo se dará cuenta de que levantar nuevas fábricas tendrá costos prohibitivos y deberá rendirse al poderío chino. Se dará cuenta de que alimentó a un enorme dragón y se convirtió en su rehén. Un dragón que aumentará gradualmente sus precios, puesto que será quien dicte las nuevas leyes del mercado y será luego quien mande, pues tendrá el monopolio de la producción.

Ya que será también el dueño de las fábricas, de los stocks y de los empleos y quien regulará los precios.

Nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos asistiremos a una inversión de las reglas de juego actuales, lo que producirá en las economías occidentales el impacto de una bomba atómica…china. En ese momento, cuando el mundo occidental se dé cuenta, será demasiado tarde.

Ese día, los ejecutivos occidentales mirarán tristemente las ruinas de sus antiguas fábricas, a sus técnicos jubilados jugando a las cartas en las plazas y llorarán sobre la chatarra de sus parques fabriles destruidos.

Y se acordarán entonces, con mucha nostalgia, del tiempo en que ganaban dinero comprando “fardos de mercaderías de los esclavos” y vendiendo caras sus “marcas registradas” a sus coterráneos.

Y entonces, entristecidos, abrirán sus despensas y almorzarán sus marcas que ya estarán pasadas de moda y que por tanto, habrán dejado de ser poderosas, porque todas habrán sido copiadas…

REFLEXIONEN Y COMIENCEN YA A COMPRAR PRODUCTOS DE FABRICACIÓN NACIONAL, FOMENTANDO EL EMPLEO EN SU PAÍS, POR LA SUPERVIVENCIA DE SU AMIGO, DE SU VECINO Y HASTA DE USTED MISMO… Y LA DE SUS DESCENDIENTES.

Piensen además… Y ¿su poderío bélico-militar?

Quedaremos rehenes y a su merced, es decir, estamos hoy alimentando a la cobra que nos morderá en el futuro!




*Director de marketing de Dana y profesional de la comunicación.

Traducido por Susana Merino para Rebelión

jueves, 13 de octubre de 2011

Vigilados (Juan Manuel de Prada, XLSemanal 13-3-2011)


Vigilados

Por Juan Manuel de Prada

Leo en ABC que ha sido detenida una patulea de pederastas (y van...) de lo más variopinto, entre cuyos miembros figuran un taxista, un electricista en paro, una quiosquera, un inspector de Hacienda, un barrendero, un informático, un jubilado y un mozo de almacén; lo que parece indicar que la plaga de la pederastia se ha hecho endémica y colonizado todas las clases sociales. No hay semana que no se nos anuncie la detención de una patulea semejante, a veces organizada a modo de 'red social' o grupo de intercambio o trueque, a veces formada por individuos que actúan 'por libre'. Y, sin embargo, que tales anuncios o noticias hayan llegado a convertirse en rutinarios no provoca ninguna reflexión de calado en la sociedad, que respira aliviada o satisfecha ante la montaña de detenciones, sin preguntarse la razón de que tales detenciones no sean excepcionales, como se supone que excepcional debería ser la aberración sexual que las provoca. Pero lo cierto es que la pederastia se ha convertido —o se está convirtiendo— en una desviación frecuente, habitual y contagiosa, casi una pandemia colectiva; y las pandemias se combaten diagnosticando sus causas, no persiguiendo sus consecuencias (o persiguiéndolas tan solo después de haber diagnosticado sus causas). Pero las causas de esta pandemia son demasiado injuriosas para una sociedad que ha hecho de la eliminación de los frenos morales una orgullosa 'conquista del progreso'; y así, de conquista en conquista, acabaremos orgullosamente en el fondo del pozo.

Pero este sería el asunto de otro artículo (que, por lo demás, ya he escrito en otras ocasiones, aumentando mi fama de retrógrado); lo que me ha llamado la atención de la noticia que daba cuenta de la detención de esta última (o penúltima, o antepenúltima) patulea de pederastas es el método empleado para 'localizarlos geográficamente'. Se trata de una 'herramienta informática' llamada `Gnuwatch', un programa que «no solo busca y encuentra archivos con nombres de contenido pornográfico, sino que es capaz de rastrear el hash de estos archivos, una especie de ADN o número de serie que individualiza cada foto o vídeo que circula por Internet». La definición no parece del todo cierta, pues en la misma noticia se nos anuncia que uno de los detenidos, un tipejo que grababa a una chiquilla de trece años mientras se bañaba con una cámara oculta, estaba siendo investigado para determinar si tales filmaciones «las había distribuido en la Red». Lo que invita a deducir que
la herramienta informática llamada `Gnuwatch' también detecta archivos que se hallan en las tripas de un ordenador, antes de que hayan sido lanzados a las procelosas aguas de Internet.

A cualquier bien nacido le parecerá de perlas que la Policía cuente con un programa informático que busque `archivos con nombre de contenido pornográfico' y que rastree el hash de las fotografías o vídeos que se intercambian los pederastas. E incluso le parecerá de perlas que tal herramienta no se utilice tan solo para localizar geográficamente a pederastas, sino también a otros delincuentes que actúan en comandita o 'por libre'. Pero ¿y si tal herramienta se empezara a usar, no para detectar delincuentes, sino para mantener vigilados a subversivos potenciales, a organizaciones molestas o excesivamente activas en su oposición a la ideología gubernativa, a miembros de tal o cual confesión religiosa? Una herramienta informática que ha desarrollado la habilidad de 'localizar geográficamente' y escudriñar la actividad informática de los pederastas podría, igualmente, con una ligerísima reprogramación, buscar archivos —pongo por caso— 'con nombre de contenido político', o rastrear el hash de las fotografías o vídeos que se intercambian los miembros de tal o cual credo. Incluso se podría justificar tal rastreo caracterizando previamente ante la sociedad a los confesantes de tal credo o a los adeptos de tal o cual ideología como elementos peligrosos que conspiran contra las 'conquistas del progreso'; y la mayoría de esa sociedad, orgullosísima de sus conquistas, no protestaría un ápice, incluso aplaudiría con las orejas. Y así podría alcanzarse el perfecto estado policial, donde la vigilancia preventiva del 'sospechoso' potencial acabe convirtiéndose en caza a calzón quitado del disidente. Y, cuando vengan a buscarnos, como en el poema de Martin Niemóller, no habrá nadie más que pueda protestar.

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XLSEMANAL 13 DE MARZO DE 2011

Un tiempo borroso (Juan Manual de Prada,XLSemanal 3-4-2011)

Un tiempo borroso

por Juan Manuel de Prada

Un par de amigos, septuagenario el uno, octogenario el otro, me hacen la misma observación: les resulta muy difícil discernir, en la elección de sus lecturas, el grano de la paja, porque tienen la impresión de que en los últimos tiempos se ha producido un fenómeno de plétora o sobreabundancia, sumado —o íntimamente entremezclado— con una tendencia hacia la confusión, cuya consigna parece ser mezclar, embadurnar, exaltar la mediocridad, llamar a lo bueno malo y bueno a lo malo... de tal modo que, a la postre, nada deje poso, nada deje huella, porque el zurriburri todo lo engulle y todo lo vomita, con idéntico afán bulímico, para mantener siempre renovada —siempre cambiante— su provisión de alfalfa. Al principio, tiendo a pensar que mis amigos piensan así porque se hallan en esa edad en la que, por sabiduría acumulada y por conciencia del valor precioso de la vida que nos resta por vivir, abandonamos el tráfago del que hasta hace poco hemos participado, para encaramarnos en una atalaya y contemplar con cierto desapego el sinvivir de quienes aún se debaten en su ruido y en su furia. Pero enseguida reparo en que yo mismo participo de su misma impresión.

Y es una impresión que no se circunscribe a las lecturas que son exaltadas por un día, en mogollón informe, como pienso que deglutimos presurosamente, sin llegar a digerir, para ser sustituidas por otras igualmente efímeras; lo mismo nos ocurre con las películas que vemos, con las aficiones que cultivamos, con la información que recibimos, con los afectos que profesamos... con la pluriforme y avasalladora vida, que parece haberse convertido en algo demasiado semejante a una carrera sin respiro, donde nunca falta avituallamiento, a condición de que sigamos corriendo, corriendo siempre, hasta extraviar la meta, o hasta aceptar que ni siquiera existe meta. De tal modo que la propia carrera —cada vez más veloz y asfixiante— se convierte en sí misma en único fin; y los corredores olvidan que existe otra vida, apartada del frenesí que los incita a seguir adelante, siempre adelante, consumiendo bulímicamente, atiborrándose de sensaciones fugaces, atesorando ansiosamente experiencias que resultan siempre inanes, porque son como añicos de una vida que nunca podrán abrazar en plenitud.

Así, el tiempo que nos toca vivir se torna borroso, como acuciado por una íntima desazón que nos impide entregarnos con denuedo a ninguna causa; porque para que haya entrega a una causa tenemos primeramente que amarla, y solo se aman aquellas cosas que se conocen, y solo se conoce aquello en lo que podemos adentramos con una conciencia de duración y profundidad. Cuando faltan duración y profundidad, todo en nuestro derredor se torna fungible, prescindible, sustituible, sucedáneo; y cuando todo deja de tener valor, nuestra vida se corrompe de acedia, que es como los antiguos llamaban a esa mezcla de flojera y pesadumbre de vivir que es la enfermedad más característica de nuestro tiempo: una enfermedad que, a la vez que agosta el espíritu, trata de encontrar un lenitivo a su dolor mediante la satisfacción compulsiva,
nerviosa, de anhelos apenas formulados, de apetitos imperiosos y estragadores. Por supuesto, tal satisfacción siempre nos sabe a pacotilla, a frustración, a estafa; pero como ya no podemos dejar de correr, como ya nuestra vida carece de un asidero que nos permita descender de esa girándula de artificio y banalidad en la que permanecemos montados, necesitamos sepultar el regusto amargo de aquella frustración primera satisfaciendo compulsivamente otro anhelo, otro apetito, otra 'aventura' (pues así se nos presentan siempre estos lenitivos con los que tratamos de espantar la acedia), o un tumulto de 'aventuras', apetitos y anhelos que no hacen sino excavar más el vacío de nuestra frustración, hasta que el hartazgo acaba reventándonos por dentro, vaciándonos de espíritu, y arrojándonos al vertedero donde se pudren las víctimas de este tiempo borroso.

¿Y hay algún remedio contra este mal tan contemporáneo? Lo hay; aunque con frecuencia exige el tributo de dejar de ser contemporáneo. Y consiste en abandonar la carrera y el zurriburri, el mogollón informe y el carrusel enloquecedor, para vincularse lealmente a las cosas —a las pocas cosas— que ahondan (y elevan) nuestra vida. Consiste en vivir con los pies pegados al suelo y la mirada clavada en el cielo: ardua empresa para un tiempo borroso que nos quiere corriendo, corriendo siempre, hasta extraviar la meta, o hasta aceptar que ni siquiera existe meta.

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XLSEMANAL 3 DE ABRIL DE 2011

Se ha liberado un demonio (Juan Manuel de Prada XLSemanal 30-4-2011)

Se ha liberado un demonio

por Juan Manuel de Prada

A ntes de acostarme vi el otro día en la televisión —concretamente en el canal Cuatro— un programejo infecto lamado After hours, cuyo asunto no era otro sino mostrar aberraciones sexuales al modo risueño o buenrrollista. Aparecía un tipo tumbado en una camilla al que una tipa disfrazada de enfermera grotesca le había pinzado las tetillas e introducido un catéter por el pene (en el colmo de la hipocresía, las imágenes de su pene sondado aparecían parcialmente veladas). El presentador del programejo infecto entrevistaba al tipo, con el mismo didactismo desenfadado con que —por ejemplo— en un programa de floricultura se podría entrevistar a una señora amante de la jardinería: el tipo nos desvelaba que tales prácticas monstruosas le proporcionaban inmenso placer, y el presentador inquiría particularidades sórdidas, mientras la tipa disfrazada de enfermera proseguía sus manipulaciones genitales ante el escrutinio de la cámara. Luego el programejo proseguía su itinerario —al parecer se trataba de mostrar las perversiones sexuales más abracadabrantes, para 'ilustrar' a la audiencia—, en busca de otros pobres desgraciados que alcanzasen el orgasmo mediante procedimientos similares. El programejo infecto forma parte, al parecer, de una serie en la que se van exponiendo todo tipo de aberraciones sexuales como quien explica recetas culinarias; y en otros canales no faltan, al parecer, programejos del mismo tenor que compiten con este que yo vi, incrédulo de que puedan emitirse impunemente tales bazofias cochambrosas en canales que operan con licencia administrativa.


Lo más desasosegante del programejo infecto no era, sin embargo, el asunto que trataba (otro día, me comenta un amigo, se dedicaron a encomiar los presuntos gozos del 'intercambio de parejas'), sino el intento de mostrar tal asunto como algo cotidiano, plenamente 'normal' y aceptable. Las cloacas del alma humana, que tienen su desagüe en la sexualidad pervertida, siempre han estado ahí, confinadas en las mazmorras de la clandestinidad; la novedad consiste en sacarlas de su encierro sombrío, para mostrarlas con delectación morbosa, en su exhaustivo repertorio de inmundicia y bestialidad, como si tal cosa. Pero sacar a flote tales cloacas, exponiéndolas a la curiosidad pública como si fuesen aspectos naturales de la conducta humana, tiene un precio muy costoso: es como liberar un demonio que permanecía encadenado; y los demonios, una vez sueltos, son una marea negra que anega las conciencias, un cuchillo que apuñala las sensibilidades, un microbio que infecta los sueños. Y las conciencias anegadas, las sensibilidades acuchilladas, los sueños infectados engendran monstruos que, para ser aplacados, exigen su ración diaria de alimento; ración que, cada día que pasa, se incrementa, hasta acabar engullendo a quien los cobija.



Yo no veo apenas la televisión (y creo que exagero, pues no la veo nada), con lo que ignoro si existen muchos programejos como este execrable After hours en la actual parrilla televisiva. Sí veo, en cambio, mucho cine; y sé que este demonio se ha liberado y campa por doquier, cada vez más presente en películas que brindan alimento a nuestra conciencia enfangada, a nuestra sensibilidad acuchillada, a nuestros sueños purulentos. A veces estas películas no disimulan su propósito depravado y se limitan a mostrar mutilaciones con regodeo nihilista (la celebérrima Hostel podría ser un ejemplo canónico); otras veces disfrazan sus intenciones con una narrativa de vanguardia, con lucubraciones aparentemente sesudas, con un estilo propio de lo que antaño se llamaba 'cine de arte y ensayo', como si sus creadores pretendieran excusar sus excesos con la coartada de una brumosa 'denuncia': Funny games, de Michael Hanecke; Irreversible, de Gaspar Noé; Martyrs, de Pascal Laugier; Anticristo, de Lars Von Trier; A serbian film, de Srdjan Spasojevic, son exponentes de este cine al que me refiero, cada vez más frecuente, cada vez más brutal y descarnado en su exposición de cloacas infernales, en donde el horror de las imágenes (un horror que petrifica, como la contemplación de la Gorgona) se mezcla, en amalgama execrable, con la pornografía más extrema. Es un cine `infiernado' que, a la vez que acuchilla nuestra sensibilidad, la curte y embota, preparándola para el envite final, cuando ese infierno que se atreve a nombrar se enseñoree de nuestras vidas; exactamente igual que hacen —en otro plano más pedestre y 'cotidiano'— programejos como ese infecto After hours al que antes me refería. Se ha liberado un demonio que ya nunca podremos encadenar; y su aliento criminal ya nos corroe, lenta e inexorablemente.

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XLSEMANAL 3 DE OCTUBRE DE 2010

Ultraderechismo y fundamentalismo (Juan Manuael de Prada, XLSemanal 7 -8-2011)

Ultraderecha y fundamentalismo


por Juan Manuel de Prada

Se ha repetido hasta la náusea, entre el popurrí lisérgico-periodístico desplegado con ocasión de las matanzas de Oslo, que el tarado que la perpetró, el infausto Anders Behring Breivik, es «ultraderechista» y «fundamentalista cristiano», según la conocida táctica del calamar, que mientras huye alocadamente trata de ocultar su miedo en una nube de tinta. A poco que uno escarba en la biografía de Breivik, descubre que la etopeya urgente trazada por la prensa es rocambolesca e inverosímil; y que su inverosimilitud nace del temor que las sociedades occidentales tienen a enfrentarse con los monstruos nacidos y alimentados en su seno, en quienes íntimamente se reconoce. Todo intento de caracterizar a un perturbado por sus 'adscripciones' resulta siempre desquiciado: Breivik, al parecer, regentaba una «granja ecológica», lo cual no puede llevarnos a concluir que quienes se dedican a la agricultura ecológica son propensos a perpetrar matanzas; pero caracterizar a un perturbado por adscripciones ficticias resulta, desde luego, de un desquiciamiento traumático que reclama una explicación freudiana.

Y esto es lo que se adivina tras el intento de caracterización de Breivik como 'ultraderechista' y 'fundamentalista cristiano': el desquiciamiento traumático de las sociedades occidentales que, ante los frutos hediondos de su descomposición, no pueden hacer otra cosa sino 'echar balones fuera', proyectar su culpa sobre un enemigo imaginario, para evitarse el juicio sobre su propia degeneración. Como 'fundamentalista cristiano', desde luego, Breivik es más bien rarito: aunque bautizado en el seno de la iglesia luterana, en su célebre manifiesto- mamotreto de 15oo páginas se define como «cristiano cultural» (esto es, como alguien que no profesa los dogmas de la fe) y aboga por una alianza de «cristianos, cristianos-agnósticos y ateos-cristianos» que reconozca «la importancia de las raíces europeas cristianas, pero también judías e ilustradas, así como paganas y nórdicas». En realidad, los únicos aspectos que Breivik salva del cristianismo son los que tienen un origen pagano; y concluye que, tras la Edad Media, el cristianismo se ha convertido en una amenaza para Europa «peor que el marxismo». A este barullete new age —que es exactamente lo contrario de lo que defendería un `fundamentalista cristiano'— se suman vituperios contra Benedicto XVI —«un papa cobarde, incompetente, corrupto e ilegítimo»— y proclamas sionistas (pues considera que sólo «una gran alianza de los pueblos nórdicos y los judíos» puede salvar a Europa de ser colonizada por el Islam), que mezcla con una exaltación de los caballeros templarios, entendidos al modo pachanguero-esotérico.

Breivik, además, era miembro de la masonería noruega, cuyo gran maestre, Ivar A. Skar, se apresuró a divulgar tras la matanza un comunicado por el que anunciaba su expulsión fulminante. No se nos ocurriría afirmar que la masonería es semillero de psicópatas y asesinos de masas (como tampoco lo hacemos de la agricultura ecológica); pero se nos ha de conceder que la pertenencia a la masonería no es muy propia de `ultraderechistas' y 'fundamentalistas cristianos'. Tampoco lo es, por cierto, citar al pensador liberal John Stuart Mill como autor de cabecera, que es lo que Breivik hacía en su cuenta de Twitter; licencia que a cualquier `ultraderechista' y 'fundamentalista cristiano' comme faut pondría los pelos como escarpias. También se los pondrían las reiteradas afirmaciones de fe en una «democracia multipartidista» contenidas en el manifiesto-mamotreto de Breivik; complementadas, además, con condenas fervientes del fascismo y, en especial, del nazismo, al que acusa de «imperialista» y considera responsable del deplorable estado actual de Europa. «Si hay una figura que odio —concluye Breivik— es Adolf Hitler». Tales pronunciamientos no parecen los propios de un extremista de derechas, ni de un integrista cristiano; y podrían ser suscritos por cualquier político europeo, liberal o socialdemócrata, en plena recolección de votos. Breivik no es, a la postre, sino el recuelo, las escurrajas podridas de una sociedad en plena descomposición: borracho de su mismo zurriburri sincrético, de su misma pachanga relativista, de su misma petulancia ignara y neopagana; y que, al final de la borrachera, despierta enfermo de resaca, convertido en un inadaptado. No basta, desde luego, la náusea provocada por la resaca para explicar que se liase a tiros; para eso hace falta ser un tarado de tomo y lomo. Pero tratar de explicar la genealogía de su tara con adscripciones tan rocambolescas e inverosímiles es la estrategia típica de quienes no se atreven a mirar al monstruo a la cara, tal vez porque se toparían con rasgos demasiado familiares.


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XLSemanal 7 agosto 2011

lunes, 26 de septiembre de 2011

Dinero imaginario (Juan Manual de Prada, XLSEMANAL 14 nov 2010)

por Juan Manuel de Prada

Dinero Imaginario


A nadie se le escapa que el dinero es, desde sus mismos orígenes, una convención humana. Hubo alguien, allá en la noche remota de los tiempos, que decidió atri­buir a determinados metales (preciosos los llamamos, aunque su precio se lo otorga nuestra imaginación) un valor para el comercio: eligió el oro y la plata, como podría haber elegido los cantos rodados de las playas; o dicho con mayor precisión, eligió el oro y la plata en lugar de los cantos rodados de las playas porque estos últimos eran demasiado fáciles de conseguir y habrían provocado una 'hinchazón' de riqueza imposible de soportar. La disponibilidad escasa de los metales preciosos garantizaba que la riqueza no se desmandara; y, sobre todo, que circulara bajo el control de quienes tenían capacidad para extraerlos de las entrañas de la tierra, que acabaron sien­do los reyes, o aquellos a quienes los reyes concedían licencia para hacerlo.

Hubo un momento de la historia en que el 'dinero real' (que, sin embargo, era una convención humana) se convirtió en `dinero fiduciario'. Las monedas de oro o plata fueron sustituidas por certificados (billetes o pagarés) que aseguraban la existencia de un depósito suficiente de oro o plata que el tenedor podría hacer efectivo, presentando tal certificado en la entidad emisora de la moneda. Era, pues, un dinero más 'irreal' todavía que el `dinero real', pues además de aceptar una convención humana aceptaba que los compromisos asumidos por los huma­nos merecen `fiducia', confianza. Pero seguía siendo todavía un dinero fundado, ya que no en la realidad natural (pues la naturaleza no ha determinado que el oro y la plata tengan más valor que los cantos rodados de las playas), en una realidad convenida: el certificado todavía representaba un derecho exigible por su dueño, a cargo de quien lo emitía.

Este 'dinero fiduciario' fue poco a poco siendo sustituido por lo que, no sin ironía, denominamos 'dinero fíat' (`hágase', en latín), que ya no promete a su portador entrega de oro o plata algu­na, que ya no se apoya en realidad con­venida alguna, sino que es producto de un acto discrecional del gobernante, que `crea' por decreto un dinero que carece de respaldo. Durante algún tiempo, este
`dinero fíat' —los billetes y monedas que todavía hoy manejamos en nues­tras transacciones— llegó a representar, siquiera en parte, un valor convencional que se podía hacer efectivo, puesto que el emisor disponía de reservas de oro y plata suficientes. Pero, a medida que el uso del 'dinero fíat' se fue generalizan­do, dejó de tener equivalencia real algu­na. Hoy, las reservas de oro y plata que obran en manos de los bancos emisores son meramente simbólicas; y el valor que poseen los billetes y monedas que intercambiamos es tan sólo nominal, ni siquiera fundado en la confianza, sino más bien en un engaño que todos admi­timos (por miedo o avaricia), en nuestra dependencia —¿esclavitud?— del gober­nante que lo ha 'creado' por decreto. Aceptamos que esos billetes poseen el valor que en ellos se especifica como los súbditos crédulos de la fábula aceptaban que su rey iba vestido, cuando se pasea­ba en porreta por las calles de la ciudad.

Pero aún la imaginación humana ideó otra forma de dinero aún más separada de la realidad; un dinero que propiamen­te no puede ser designado 'convención', puesto que no existe sino como ficción incorpórea, representada mediante cifras que se pasean como fantasmas por las terminales informáticas. Este 'dinero imaginario' empezó siendo una traduc­ción en dígitos del 'dinero fíat' que cir­culaba en las transacciones comerciales: pero pronto fue engordando, mediante operaciones bursátiles y especulativas, hasta duplicar, triplicar, cuadriplicar (y así hasta el infinito) el 'dinero fíat' exis­tente; a su condición voluble y quimérica suma otro rasgo fatal: cada vez que ese dinero imaginario se hace efectivo (o sea, cuando el especulador quiere 'cobrar' el fruto de su especulación), detrae esa cantidad del 'dinero fíat' circulante, con lo cual lo reduce cada vez más; o bien obliga a los gobiernos a 'crear' más `dinero fíat' por decreto (o sea, a darle a la manivela de estampillar billetes), con lo cual su valor —su poder adquisitivo— cada vez es menor. Se puede mantener la ficción por más o menos tiempo, pero la ficción acaba dándose de morros con la realidad; y cuanto más se trata de mantener la ficción, más morrocotudo es el morrazo: pues la realidad es que ese dinero imaginario que se ha con­vertido en la piedra angular del sistema es —por parafrasear a Góngora— humo, polvo, sombra, nada.

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XLSEMANAL 14 DE NOVIEMBRE DE 2010

Decíamos ayer..... (Juan Manuel de Prada,XLSEMANAL 25 -11-2011)

por Juan Manuel de Prada

Decíamos ayer...


He sido a diario el hazmerreír,todo el mundo se burlaba de mí.(Jer zo, 7)

Leed a un hombre de nuestra época el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces y sonreirá con petulancia o descreída displicencia; en cambio, ese mismo hombre estará dispuesto a creer a pies juntillas que sus ahorrillos, entregados a un banco o a un experto en inversiones, se multiplicarán por cien o por mil, hasta convertirse
en una fortuna. [...] Hoy toda esa fantasmagoría se derrumba, todas esas tretas nos revelan sus manejos; y el hombre que, por petulancia o descreída displicencia, dejó de creer que Dios obrase milagros, descubre que los milagros de los sacerdotes plutonianos eran en realidad tramoyas de farsantes. (ABC, 13 de octubre de 2008)

El dinero es, por definición,

un fantasma, un signo que representa las cosas reales, inventado por los hombres para agilizar el comercio. Si ya es discutible que ese fantasma represente el valor de las cosas reales, ¿cómo calificar nuestra creencia de que ese fantasma pueda ser, a su vez, ordeñado como si fuese una vaca, generando réditos que crezcan indefinidamente? Hasta un espiritista en plena resaca de anisete nos diría que los fantasmas no pueden procrear; pero los sacerdotes de esta idolatría plutoniana han hecho creer al hombre contemporáneo, azuzando su avaricia, que su dinero podía procrear como un conejo. (XLSemanal, 1 de diciembre de 2008)

No les basta con habernos mantenido engañados mientras duraba la idolatría; ahora que la idolatría se derrumba y el dinero ya no se puede ordeñar, pretenden ordeñar nuestra credulidad... y nuestro bolsillo. Y nos ocultan que los bancos están quebrados, nos ocultan que la fantasmagoría se ha disipado, en la creencia de que nuestra dependencia de los vicios que artificialmente provocaron en nosotros nos obligará a asumir las privaciones más ímprobas, con tal de poder disfrutarlos de nuevo en el futuro. Se disponen a saquear nuestros ahorros, a apedrearnos de impuestos y exacciones, a privarnos de los bienes naturalmente necesarios, a cambio de mantener en pie la idolatría. Todavía tienen que perpetrar el sacrificio último; todavía tienen que ordeñarnos hasta la consunción. (ABC, 28 de marzo de 2009)

Cada vez estoy más convencido de que la crisis que padecemos es una plaga bíblica. Es una certeza que se acrecienta y arraiga cada vez que reparo en las manifestaciones de los politiquillos y los banqueros, hermanados en su desconcierto de boxeadores sonados, incapaces de detener el derrumbe, incapaces incluso de comprender los signos de ese derrumbe, incapaces de oponer
remedios ante el avance de una plaga que devora a los hombres y convierte sus ídolos en humo. ¿No vemos acaso a los politiquillos y a los banqueros farfullando incoherencias, anunciando una recuperación inverosímil para tal o cual fecha, lanzando previsiones ridículas, arbitrando soluciones estériles? Su empeño nos recuerda al
del escarabajo panza arriba que patalea frenético, pugnando en vano por darse la vuelta; y en ese pataleo seguirán hasta descoyuntarse y fenecer, como el escarabajo. [...] Pronto se correrá
el velo del templo de la idolatría: aparecerá Obama ante las cámaras, o cualquiera de los reyes de la tierra que la idolatría ha elevado a la categoría de falsos mesías, anunciando con voz
compungida el fin de la fantasmagoría; y será entonces cuando la plaga que ahora nos resistirnos a reconocer —aunque ya estemos probando sus signos— se derrame caudalosa. (XLSemanal, 3 de marzo de 2009)

La nueva idolatría primero nos convierte en una piara de bestias que hozan en el lodazal de sus apetitos, borrando de nuestro horizonte cualquier esperanza que no se refugie en la posesión de cierto grado de bienestar material. Y, cuando ese bienestar se desvanece, cuando la pobre gente engañada y sin esperanza no tiene cobijo alguno en el que resguardarse, los taumaturgos de la idolatría aparecen como falsos mesías, dispuestos a salvarnos mediante milagrosas operaciones que no son sino enjuagues desaprensivos. Así consiguen instaurar una suerte de totalitarismo amable, sin brutalidades, en el que la pobre gente engañada, reducida a piara, acepta que le chupen hasta la última gota de sangre. Que en esto consisten, en fin, sus remedios para solucionar esta crisis: en chuparnos hasta la última gota de sangre antes de pegarnos el tiro de gracia. (ABC, 4 de abril de 2009) n
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XLSEMANAL 25 DE SEPTIEMBRE DE 2011

martes, 30 de agosto de 2011

Legislación antifamiliar pone en peligro tu pensión


Legislación antifamiliar pone en peligro tu pensión

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Pues es bien sencillo: no aumenta el número de cotizantes y aumenta el número de beneficiarios. Los mismos a aportar, más a repartir. Con lo cual, dado lo chungo de las perspectivas del sistema público de pensiones a causa del invierno demográfico y el aumento de expectativa de vida, es como echar gasolina al fuego. De hecho ya antes de la promulgación de la ley del homomonio y de la equiparación de las parejas de hecho a los matrimonios a efectos de pensiones, se había producido alguna sentencia reconociendo prestaciones a causa de la “presión social”. En concreto a alguna viuda gitana: ya sabéis que a menudo los gitanos se casan por su rito, que no tiene validez civil, y entonces claro, luego las pasaban canutas para reclamar la viudedad. Ahora ya todo vale: te comentaba el otro día en plan coña que yo estoy por proponerle matrimonio a Manolo, un minero jubilado con una pensión de cojones que aparece con frecuencia por las barras de los bares que visito, yo creo que entre la silicosis y la mala vida le quedan dos telediarios. Y ya se lo he dicho: Manolo, tenemos que casarnos. Pues eso, que va a haber mucho fraude.

Contra lo que dice la propaganda del gobierno la llegada de inmigrantes no va a ser el balón de oxígeno que salve de la quiebra al sistema de pensiones: sus trabajos son muy precarios, a tiempo parcial, a salto de mata, con muchas lagunas de cotización y casi siempre con bases mínimas. Por otra parte el tan cacareado fondo de reserva a día de hoy no cubre más que unos cuantos meses. La previsión es que si las cosas siguen así cuando los babyboomers lleguemos a la edad de jubilación el sistema ya habrá quebrado a causa de la inversión de la pirámide demográfica.

Es cierto que en estos últimos años la creación de empleo ha sido grande, en términos de cotizantes varios millones. Pero casi todo mileuristas e inmigrantes, o contratos a tiempo parcial. Con lo cual se ha puesto un parche para sanear el sistema a corto plazo y constituir un modesto fondo de reserva, pero a largo plazo el peligro estructural sigue ahí: en unos años no habrá cotizantes suficientes para mantener a los pasivos. Hoy la relación es, grosso modo, de dos trbajadores activos por cada pensionista. Cuando la demografía conduzca a una relación 1:1 la situación de la SS será financieramente insostenible.

¿Soluciones? En Alemania ya han empezado: retraso de la edad de jubilación, paulatinamente de los 65 a los 67. Otra solución parcial: incrementar el periodo mínimo de cotización para generar el derecho a la prestación, eso ya se ha hecho aquí este año: ha subido a quince años –hasta el año pasado eran también quince años pero cada año contaba por catorce meses por el efecto de las pagas extras, eso se ha eliminado-. La perspectiva es que se siga incrementando el periodo mínimo de cotización. Otro parche: incrementar el periodo que se toma en cuenta para el cómputo de la pensión, de tal manera que se haga una media de lo cotizado en toda la vida laboral y no lo de los últimos años que es cuando más se cotiza. Pero ya digo, estas medidas, unas ya tomadas y otras que se adoptarán en los próximos años, son parches que sólo retrasarán mínimamente el colapso del sistema. Otro parche adicional: incentivar el retraso en la jubilación con un plus porcentual en la pensión, típica engañifa en la que caerán no más de cuatro compulsivos workholics pero que sirve al ministro de turno para vender “soluciones imaginativas y flexibles”.

La verdadera solución a largo plazo, si se quiere continuar con un sistema público de pensiones de los de “reparto”, esto es, de los que garantizan la solidaridad generacional por ser los cotizantes en activo los que sufragan las pensiones de los pasivos, es implementar políticas eficaces de protección de la familia y fomento de la natalidad. O sea, todo lo contrario del gaytrimonio, las inestables y poco comprometidas con la paternidad parejas de hecho y toda esa mierda experimental de nuevas formas “flexibles” de convivencia. Sólo la familia estable y como Dios manda garantiza un fecundo recambio generacional que sustente un sistema de seguridad social de reparto.

¿Pero, poniéndonos un poco conspiranoicos, qué es lo que quiere el sistema? Quiere que sobre el sistema público penda la espada de Damocles de la insolvencia para que el gran capital nos venda sus sistemas privados complementarios: “suscriba usted un plan de pensiones buen hombre, que la de la Seguridad social igual se queda sin ella”. Y ya sabemos quién está detrás de los grandes bancos y aseguradoras: la plutocracia judaica o masónica o yanqui o lo que cada uno quiera creer. Primero el sistema fomenta un desarme moral que destruye la familia y muestra a la paternidad como un engorro a evitar. Se promueve el individualismo, el hedonismo, el relativismo. “Oiga usted, los hijos son un marrón, cómprese un coche último modelo y permítase un crucero por los fiordos, no sea gilipollas”. Una vez que el capitalismo ha destruido a la familia como red de solidaridad que ha funcionado durante milenios, el individuo queda completamente rebajado a la categoría de consumidor y ya puede ser bombardeado por los omnipresentes medios publicitarios para que el sistema le chupe la sangre a base de bien: con hipotecas, con seguros, con planes de pensiones, haciéndolo sentir un apestado si no dobla su cerviz y se somete a lo que toda la aborregada masa hace: llenar el carrito en el híper y pagar televisión por satélite, como un imbécil.

Vuelvo al tema. No lo tengo muy claro pero quizá cabría llegar a una solución “a la chilena” o al menos intermedia entre la capitalización y el reparto. Me explico: el sistema de reparto es el actual de la Seguridad social, como ya dije arriba: con las cotizaciones de los activos se pagan las prestaciones de los pasivos. Un plan privado de pensiones es un sistema de capitalización: o sea que cada uno con sus propias aportaciones va formando una especie de hucha con la que cobrará su jubilación en la forma que elija cuando llegue el momento: renta vitalicia, capital… O sea, que es parecido a un fondo de inversión normal sólo que con la diferencia de que sólo es disponible cuando llegue la jubilación o en casos excepcionales de incapacidad permanente o fallecimiento –ahora mismo dudo si en caso de paro de larga duración se puede movilizar el saldo de un plan de pensiones, tendría que mirarlo-. La indisponibilidad de las aportaciones al plan de pensiones tiene ventajas e inconvenientes: el principal inconveniente es la iliquidez, no puedes disponer de ese dinero que igual te hace falta para una emergencia vital, yo qué sé, una grave enfermedad de un familiar. Pero esa es también su ventaja: que se afecta irrevocablemente a la contingencia cubierta, la jubilación en este caso, con lo cual en cierta medida queda asegurado que la gente no se va a pulir con antelación la pasta de su pensión.

¿Qué hicieron en Chile? Bajo la supervisión de los ultraliberales Chicago boys de Milton Friedman, bajo la dictadura de Pinochet, lograron convertir el sistema de reparto en sistema de capitalización. En pequeñísima escala es lo que ha hecho también aquí sin ir más lejos la Mutualidad de la Abogacía, que ahora funciona como una aseguradora cualquiera. Al menos creo que en Chile no se ha llevado la privatización del sistema y sigue siendo público. Quizá no fuera mala idea ir a un sistema mixto: que el Estado garantizara la solidaridad con los más desfavorecidos mediante un mínimo vital con cargo a impuestos –exhaustivamente controlado para que no se produjera picaresca- y luego un sistema de capitalización para todos –mejor público que privado-, y el que quiera complementar con sistemas privados pues allá él.

Ahora eso sí, aunque sea vender el alma al capitalismo rapaz, en plan consejo de amigo: contratad un sistema alternativo de pensiones al de la SS. Y hacedlo ya. Que luego el público, milagrosamente, se arregla y no quiebra: pues tendréis dos pagas. Pero es que a día de hoy ya digo que no se le ve arreglo, sólo parches que retrasen el momento de la debacle.

Claro que igual lo mejor es dejar que todo se vaya al carajo, invertir en pólvora como mejor plan de pensiones, y echarnos al monte a combatir el sistema antes de que llegue la edad de jubilación. Echándole huevos. A vida o muerte.