lunes, 26 de mayo de 2014

EUSKAPREGUNTAS DESDE MÉXICO (Juan Prada Bécares)

EUSKAPREGUNTAS DESDE MÉXICO

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Los Armonicos de la Unidad (Jean Biés) y... final



Jean Biès
RETOUR A  L’ESENTIEL
Quelle spiritualité pour l’homme d’aujourd’hui?
Delphica. L’Age d’Homme. Lausanne  2004 
LOS ARMÓNICOS DE LA UNIDAD 
Desde que la Trascendencia, - ese " tesoro escondido " que quiso darse a conocer, - sale de ella misma y se despliega en la contingencia, se relativiza, se condena a límites, se escinde en series de contrarios multiplicados. El agente separativo que da a la sustancia cósmica su carácter discontinuo firma la desviación que existe entre el Principio y la Manifestación. Las diferenciaciones nacidas del Prototipo único original son estos " pares opuestos ", estas "polaridades" que surge a través de las combinaciones diversificadas de los elementos, las energías, suscita la graduación de los contrastes, la acentuación de las disonancias. Todas las tradiciones espirituales atestiguan lo  no es de hecho más que la consecuencia lógica e ineluctable de la disociación del Uno con sí mismo.
Pero hay dos maneras de contemplar el campo de las dualidades: una consiste en ver en los "polos"   fuerzas divergentes y contradictorias; el otro, a ver allí fuerzas convergentes y complementarias. En otros términos, los contrarios pueden ser vistos como inconciliables, y esta perspectiva conduce al dualismo moderno, ya en germen en el radicalismo cristiano que opone a Dios y el Diablo, o como reconciliables porque nunca verdaderamente separados, tales, como les considera el no dualismo oriental. Toda la ambigüedad de Ia contingencia está allí, que permite sea aumentar y acentuar
1. Diábolos viene de diaballeïn, " echar por todos los lados ", "separar", "desunir", "desviar", y como consecuencia, "calumniar".
las escisiones hasta la pulverización de la realidad, o sobrepasarlas y reintegrarlas en la Unidad suprema.
El hombre de los tiempos presentes adoptó la primera de estas actitudes, condenándose a un número siempre aumentado de compartimentos sociales, raciales, políticos y administrativos, y de fragmentaciones intelectuales y religiosas, en una complejificación unas veces fragmentada en arborescencias anárquicas, y otras artificialmente mantenida en el corsé de las medidas apremiantes, y cuyo paroxismo, materializado en la fisión del átomo, deja que pensar que la última fase de disyunción de con el Principio ha sido alcanzada. Tales demarcaciones (murallas de hormigón o cercas invisibles) no hacen solamente la vida insoportable, - ¡cuántas novelas eligen por tema la incomunicabilidad, la soledad en la muchedumbre!; - suscitan también situaciones conflictivas permanentes e insolubles, promovidas al nivel de normalidades a las cuales adaptarse para sobrevivir; segregan un clima de hostilidad y de competencia menos estimulantes que a largo plazo, esterilizantes. Entonces, es un hecho de la experiencia que a medida que se desciende en el reino animal, los modelos de comportamiento parecen más rígidos y divididos en compartimentados. En cambio, cuanto un ser está más "cultivado ", "  civilizado ", menos sometido por consiguiente a la presión de afectos primitivos, adquiere más flexibilidad y disponibilidad, vocación al intercambio, la apertura al otro.
Bamboleado por las contradicciones convertidas en incoherencias, el hombre moderno no puede más que sufrirlas sin comprenderlas, o rebelarse sin cambiarlas. En todos los casos, sólo le queda como religión la del Azar 1. Sin embargo, algunos indicios discretos deberían hacerle sospechar la existencia de otro orden, el de la universalidad. ¿No ha visto en su jardín plantas extrañas y exóticas que no había
1. Podríamos aplicarle a tal individuo lo que decían sobre eso de antemano el Eclesiastés, IX, 1: " Ni de amor ni de odio saben los hombres nada, todo les resulta absurdo ", y Koran, XCII, 4: " de verdad, vuestras tendencias son divergentes. "
sembrado, y cuyas semillas, a pesar de aduanas y fronteras cayeron de las alas de un avión surgido de las  antípodas? No ha leído en la prensa  sucesos diversos de ejemplos conmovedores de ósmosis conyugal, mal disimulada bajo la máscara de una neurosis complementaria: " ¿ No pudo sobrevivir a su mujer octogenaria "?... ¿ Y jamás soñó en que  innumerable parentesco le inscriben sus millares de antepasados, por poco que a través del revoltijo de las ramas genealógicas, remonte  durante algunos siglos su doble ascendencia?... Si el Telón de acero es la versión atea del iconostasio, el iconostasio mismo separa menos la nave del altar que reúne la Tierra al Cielo: las " puertas santas " aseguran el pasaje, los iconos preparan la identificación. Pero más que todos estos ejemplos, las enseñanzas iniciáticas de Heráclito a Lao-tseu, a Shankara, de El-Hâllâj al Cristo, están allí para confirmar la primacía de la unión sobre la división, de lo Uno sobre lo múltiple.
Sólo la reconquista de tal precedencia se halla en situación de sacar al hombre de la situación suicida en que está comprometido. Toda la cuestión es saber cómo sobrepasar la dialéctica inagotable de lo contrario y de adquirir otro modo de apreciación del mundo, de los otros y de sí, en los diferentes estratos de la realidad.
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Los pueblos de tradición siempre supieron que el hombre no está aislado en absoluto del cosmos, que es parte y centro integrantes. Todos se sienten allí en familia con las bestias, los árboles, los elementos, experimentan con respecto a la Madre Natural no deseos de dominación, sino un sentimiento de respeto y el de una amplia colaboración.
El éter es este " aceite mercurial ", este "aglutinante" que armoniza entre ellos los elementos, favorece la flexibilidad, une lo alto y lo bajo, el interior y el exterior, facilita el deslizamiento de las partículas unas sobre otras, alrededor de nosotros y en nosotros. Los Padres de la Iglesia, entre los cuales  Dionisio el Areopagita, celebran la "simpatía" mantiene las cosas juntas, que, de las contradicciones, hace tensiones vivas. Para los Chinos, el Tao del Cielo, y el Tao de la Tierra y el del Hombre son los armónicos necesarios para la "espontaneidad" perfecta y para la "continuidad", - " la ley más grande del mundo ", según Lie-tseu, - abriendo, en la rectitud requerida, la comunicación entre el otro y yo. " El cielo, la tierra y yo tenemos la misma raíz, declara Sêng-Chao; los diez mil seres y yo somos de una sola sustancia "... " Ser a la vez la hoja y el viento " introduce en la danza  cósmica, la lîlâ del Hinduismo, la païdeïa platónica, - de la que se engalana y  que anima la gratuidad  divina 1. Mucho más, el hombre, - microcosmo, - lleva virtualmente en él los arquetipos del macrocosmo; el cuerpo y el espíritu del hombre drena las sustancias del universo, reproducen las estructuras. El adagio sufí: " el universo es un gran hombre, el hombre es un pequeño universo ", se encuentra expresado en todo tipo de lenguajes en el coro de las tradiciones.
Intuición que la ciencia contemporánea corrobora a su modo, cuando discierne en el hierro que tiñe nuestra sangre la ceniza termonuclear de una supernova estallada hace seis mil millones de años... Mucho más, el hombre lleva virtualmente en él los arquetipos del microcosmo; y el mundo espiritual entero se manifiesta en el mundo sensible. “En éste está ése por las esencias, en ése está éste por los símbolos, y la obra de los dos es una 2. "
Si, en tantas "leyendas", - es decir en " lo que hay que leer ", - a los dioses gustan de revestimientos animales, los hombres semejantemente pueden descender de un tótem o identificarse con tal animal simbólico. El chamán entiende la " lengua de las pájaros”. Tchouang-tseu celebra en términos ya rousseanianos el tiempo cuando " los humanos vivían fraternalmente con los animales y hacían sólo a una familia con los diez mil seres”. Tal era el comportamiento nativo criaturas,
1. Ver  Alan Watts, El libro de la Sabiduría, IV, " Le Monde es vuestro cuerpo ", Amor y Conocimiento, I, 3, " El Arte de sentir ".
2. Máximo el Confesor, Mystagogia, 2.
antes de que las barreras vinieran a aparcarlas arbitrariamente, a levantarlas unas contra otras... Tales sabios hasta pudieron nacer de una flor o de una hierba. Estudiando la " sensibilidad vegetal ", Jagadas Chunder Bose sorprendió extrañas simpatías entre el hombre y la planta; - sabemos en particular que la planta tiene un instinto maternal desarrollado, que sufre si hay sufrimiento en las cercanías, es feliz si el que la ama se aproxima a ella. - Sus trabajos sobre diversos fenómenos moleculares probaron la existencia de una propiedad general común de todas las formas vivas u orgánicas de la materia. Esta ausencia de hiato entre los reinos concierne hasta los grados más condensados, y justifica que los griegos hubieran podido situar su origen en las piedras 1. Si el hombre de hoy, abarrotado de indiferencia, y para el que " otro que él no existe ", tiene poco oportunidad de recobrar el estado y el movimiento fluido de los comienzos, el don de interferencia, la flexibilidad que aseguraban quietud interior  y el " principio de identidad " de todas las  cosas hecho sensible al corazón por ausencia del "yo" y acto de presencia en el presente , es al menos posible  celebrar aquí o allí reencuentros episódicos con la naturaleza, lo que no dejan de intentar los que , haciendo de vacaciones vacuidad, tan pronto como lo pueden la reincorporan para fundirse  allí, como enamorados clandestinos.
El reaprendizaje del arte de las relaciones toca otros dominios de la vida. Arriesguemos aquí algunas sugerencias.
Sería saludable, al nivel social, de evitar la fragmentación indefinida de la vida ciudadana y de sus solicitaciones parcelarias, distractivas: fragmentación que " divide para reinar ", y por ahí, destruye el alma; saludable escapar a la vez del aislamiento auto destructor, - " no es bueno que el hombre está solo ", - y
1. En el episodio post-diluviano de Deucalion y Pyrrha, a partir del juego significativo de palabras de laas, "piedra", y de laos, "pueblo".-En la Conversación entre d’Alembert y Diderot, éste demuestra que "se hace el mármol con la carne, y  la carne con el mármol"
a los grupos fáciles y fácticos, caricaturas tranquilizadoras de las " familias de espíritu ", de los " poderes intermedios " y de la " comunión humana "; saludable apartar las alternativas tan rápidas y sumarias como "izquierda-derecha", y otras disociaciones neuróticas del mismo género. - Se trataría lo mismo, al nivel moral, de no caer en la trampa "bien-mal " , sabiendo el carácter relativo y fluctuante de estas nociones y acordándose que el virtuoso no es tanto el que practica el bien e ignora el mal, como el que mantiene el equilibrio entre el uno el otro  y recurre a las cargas positivas del último. El mal es menos lo contrario del bien que uno de sus grados inferiores o " enfermos 1 " En fin, porque cada ser está sometido a "tendencias" diferentes y diferentemente dosificadas, la ética no sabría ser un edificio de una sola pieza unánimemente impuesta a todos.
En cuanto al inevitable y "  bienaventurado sufrimiento ", la única  actitud justa es el Sí sin restricción, lo vivido consciente de sus emociones, la adhesión a una Voluntad más alta que la del ego. Esposarla en lugar de oponérsela, sea por espíritu de obediencia (la vía religiosa), o sea por ecuanimidad (la vía sapiencial), es experimentar  la vida tal como es, y no tal como se querría que fuera, hacerse uno con Todo, que implica también el sufrimiento, hacerse el Todo 2.
Al nivel mental, la actitud unitiva no puede más que  rechazar el reino de las doxaï, "opiniones", "prejuicios" "opciones", limitadas y sectarias, todo sistema cerrado sobre él mismo, fuera del cual no habría en absoluto salvación. La existencia de lenguajes internacionales y universales tales como la música, la matemática o la genética, el recurso a una interdisciplinariedad cierta pueden sugerir otra concepción de los relaciones intelectuales.
1. Así como la alquimia dice del plomo que es " oro enfermo ".
2. Ver, por ejemplo, Maestro Eckhart, Sermones, I, 30: " si una cosa puede regocijarlos, y otra entristecerlos, ésos no son justos... Debes ser estable, firme, es decir semejante en la alegría y en el sufrimiento, en la felicidad y la desgracia "... Aproximaremos este estoicismo evangélico al Bhagavad-Gitâ, II, 38; VI, 7; XIV, 24, etc...
Este exclusivismo evidentemente no debe verse reemplazado por amalgamas cuyo fin no es otro que de alterar las verdades siempre parciales. Una de las grandes fechorías de la unilateralidad del espíritu es que, cualquiera que sea el dominio donde se ejercita, su táctica consiste siempre en no retener más que los aspectos positivos de lo que aprueba, (o quienes lo arreglan), y los aspectos negativos de lo que piensa condenar. No puede haber aquí según esa cuenta ninguna esperanza de soluciones durable y satisfactorios, sino solamente una agresividad permanente entre los partidos en presencia, y finalmente la instauración del infierno intelectual.
Éste encuentra su origen en el dualismo cartesiano y heredero el mismo de los dualismos hebreos y griegos, cuando el primero separa demasiado distintamente Creador y Creación, el segundo, el mundo de las Ideas y el de las formas. Tal dualismo logró hipostasiar la Razón como único órgano de conocimiento y medida de todo hombre. El Oriente nos recuerda oportunamente que por encima de la Razón, la Intuición es el lugar donde se abolen los conflictos entre lo racional y lo irracional, la inteligencia y los sentidos. Nos recuerda que todas las "opiniones" tienen en común ser parciales, apoyarse en percepciones erróneas o relativas, que sobre todo no valen más que para el que las emite. De hecho, las propiedades de las cosas son a la vez idénticas y no idénticas, homogéneas y heterogéneas; la única solución  verdadera reside en las " lógicas de lo contradictorio”. Los diferentes "puntos de vista", o darshana del Hinduismo, se presentan como tantas visiones adicionales de la Verdad percibida bajo ángulos diversos que se completan y se fertilizan sin afectar la globalidad doctrinal. Solo, la aceptación de los "puntos de vista" diversos permite contemplar el número más grande y posible de las facetas de una cuestión, los niveles de un problema, asegura las posibilidades de una verdadera tolerancia. Es la que le permite a Râmakrishna declarar: " acepto todo: el estado supra consciente, el estado de vigilia, el ensueño, el sueño profundo, Brahman, el jîva, la creación; acepto todo esto como manifestaciones variadas del Ser. Sin lo que, su valor integral estaría  disminuido. Pues, acepto a la vez lo Absoluto y la manifestación 1".Todas las tradiciones místicas insisten en la idea de unidad de la vida, de la interdependencia de sus manifestaciones y de sus ciclos, de la interconexión universal de los fenómenos. El Taoísmo particularmente insiste en la noción de "fluctuaciones", - repetida por Prigogine en la ciencia moderna; - y el Yi King reposa en el hecho de experiencia que el sí y el no se suceden y se reemplazan sin cesar.
En consecuencia los Occidentales, pero también los kabalistas cristianos y románticos alemanes, - los " filósofos de la naturaleza ", - el pensamiento holístico redescubre las mismas vías: divide, excluye menos de lo que engloba y sobrepasa. Hay de nuevo para ella unos fenómenos y  lo Absoluto, lo múltiple y lo Uno, lo ilusorio y la realidad, los sentidos y la intuición, la naturaleza y la cultura, la maldición y la bendición, el fuego nuclear y la Zarza ardiente... El " Yoga intelectual " de Abellio se inscribe en esta perspectiva. El principio del "tercero incluido " y los estados simultáneos de semiactualización y de semipotencialización, de Lupasco, se inscriben aquí igualmente 2. El pensamiento sistémico redescubre que los antagonismos son complementarios, que el universo entero, en sus aspectos microfísicos y macrofísicos, es el lugar de estas transmutaciones incesantes de la sola y misma energía, de las atracciones y de las repulsiones siempre más complejas. Acaba en la unificación de los aspectos contradictorios de la Realidad: continuo-discontinuo, separable no separable, viviente no-viviente, permanente no-permanente. Revela que todo fenómeno es de tipo es comunicativo e interactivo.
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1. Enseñanza, 1289. - en un lenguaje diferente pero similar, Dôgen: " incluso en la medianoche, el alba está allí; incluso al alba naciente, la noche está allí. "
2. Ver en particular, de este autor, El Principio de antagonismo y la Lógica de la energía: las tres Materias.
Es una verdad de evidencia que el hombre no puede reconciliarse con lo que le rodea más que si trabaja en reconciliarse primero consigo mismo. El alma humana no es solamente duplex , es múltiple, esparcida, dispersada. Los estados disociativos y discordantes de la psique, los desdoblamientos de la personalidad, las especializaciones extremas, la rotura con mundo exterior ponen al hombre moderno, expoliado de toda referencia transcendental, en la situación exactamente contraria a la del hombre unificado.
La empresa alquímica, tal como ha podido recuperarla y adaptarla la " psicología de las profundidades ", ayuda primero a hacer emerger a la consciente las contradicciones internas, a reconocerlas por lo que son, y a integrarles; a esposar luego con su parte femenina (el anima), - porque si vale, según la fórmula taoísta, " conocer la masculinidad ", es mejor " adherirse a la feminidad ' "; al realizar el Sí, o por lo menos al tender ahí a través de la individuación, para volver a ser, al término de la " coincidencia de los opuestos ", el Hombre total, el Osiris previamente desmembrado. Obra de larga paciencia, pero que  permite al hombre derribar la pantalla puesta entre consciente e inconsciente, y hacer de su cruz no más el instrumento de suplicio que descuartiza al ser en las cuatro direcciones, sino un lugar de convergencia y de reunificación.
El alma y el cuerpo individuales no están separados, - de lo que dan bastante fe las "somatizaciones" o los sufrimientos de la agonía 2. - Lo mismo, cada psique contiene de modo latente el resto de la humanidad. Lo que revelan todo trabajo analítico y la retirada de las proyecciones, así como los sueños procedente de un inconsciente transpersonal . Es también en este nivel como
1. Tao-tô king, XXVIII. - El trabajo naturalmente consistirá para la mujer en hacer consciente el animus.
2. Justin: " ya que estos dos componentes, separados, no constituyen  de ninguna manera al hombre, hay que decir que es la unidad formada de la unión de los dos la única que merece el nombre de hombre " (Fragmento. 8).El alma, pero también el cuerpo del hombre, están, en la perspectiva cristiana, llamados a la vida y destinados a la resurrección.
se vuelve posible sorprender los lazos más secretos que los unen entre ellos, y sin saberlo ellos, todos los seres. Verdadera "participación mística ", única que garantiza el derecho a la diferencia, por oposición a la masificación que ahoga a la personalidad en el anonimato, el vestíbulo las peores servidumbres. La escucha de la " memoria ancestral " revelará disposiciones estructurales similares, arquetipos comunes al conjunto de la humanidad, actualizados en forma de símbolos, mandalas, ideas o sentimientos. Solamente está permitido aquí evocar sin indecencia una "fraternidad" auténtica, allende todo cosmopolitismo de superficie o compañerismo de circunstancia. Cogemos en vivo lo que Jung entendía, cuando escribía en su Psicología de la transferencia que " la relación con Sí era al mismo tiempo la relación con otros hombres "; pero añadiendo en seguida que " ninguno pueda tener lazos con los hombres si él mismo no tiene primero lazos consigo mismo".
Tal es la potencia de esta relación que asegura la armonía entre sociedades que, aunque vecinas, se ignoran. Es el sentido que hay que dar a la parábola de los habitantes de estos países limítrofes que se contentaban con oír ladrar sus perros y cantar a sus gallos, sin experimentar la necesidad de visitarse 1. No eran en absoluto indiferencia, egoísmo o desconfianza lo que inspiraban esto en cuanto a sí, (como es el caso de estos fronterizos a los que un río limitaba, denunciados por Pascual); era una comunión por lo más alto, en la rectitud del no actuar y del Tao, esencia de todo verdadero contrato social. Cada uno estando en concordancia con él mismo lo estaba  en consecuencia con todos, sin necesidad particular de manifestaciones externas 2.
1. Tao-tô king, LXXX.
2. Tal era también el estado interior de Telemitas imaginados por Rabelais. - Acercaremos a esta sociedad ideal el " mundo de los despiertos " de Heraclito y la " comunión de los Budas "o" de los santos ," la humanidad gnóstica " de Aurobindo. En estos diversos ejemplos, los seres están unidos por un estado supra de conciencia, donde la voluntad de cada uno se abole en una voluntad unánime y superior.
La complementariedad de la materia y de la psique revela además la expresión energética de una Totalidad, que se difunde en los planos sutiles. Materia y psique aparecen como los dos aspectos de una sola y misma realidad, la psique que se define como una calidad de la materia, ésta como el aspecto concreto de la psique. Sustancia y conciencia se mezclan pues, estando constituidas por los mismos elementos. El fenómeno sincrónico está allí para marcar el lazo entre acontecimientos internos u oníricos, y otros exteriores, su correspondiente, cuando tal arquetipo se encuentra más especialmente activado en el inconsciente. La unidad está a la vista, del mundo y del Ser, revelando el Unus Mundus de los autores medievales, el continuum de los Chinos, que Jung repite en su " Misterio de ia conjunción ", como suma de todas las " causas primordiales ", identificada a la Sabiduría divina.... Esta visión apenas está alejada de la de ciertos físicos que concibe el universo material como el duplicado de un universo psíquico infinitamente más vasto y más original, que se podría poner un día en contacto con açintya budista, - el "no pensamiento", la no distinción, - matriz que contiene en sí la posibilidad de todos los demás "puntos de vista" no pasados todavía al plano de la formulación  mental 1.
En el corazón mismo de la materia, recientes exploraciones revelaron otras conciliaciones, como la de las ondas y los corpúsculos, en las que el uno o el otro aspecto prevalecen según las situaciones. La  " No - separabilidad " de los fenómenos ilustra el hecho de que éstos, aunque muy distantes, pueden actuar entre ellos, como si ninguna distancia los separara. Se llega a pensar que a un cierto nivel de lo Real, las relaciones instantáneas existen entre todos los puntos del universo. La ausencia, reconocida, de separación entre el observador y el objeto observado, el "colapso" psíquico que tiene lugar al nivel de la observación y de la interpretación del fenómeno señalan y subrayan el papel de las interferencias: sujeto y objeto vibran con los mismos electrones. Para
1. " Si el espíritu queda en paz en lo Uno, las vistas duales  desaparecen ellas mismas ", declara Seng-ts'an (Sin-sin-ming).
la ciencia moderna como para la antigua cosmología, el mundo , como el hombre, es esto y eso. Así, las partículas son a la vez destruibles e indestructibles; la materia es a la vez continua y discontinua; la energía y la materia son las diferentes caras del mismo fenómeno; el espacio y el tiempo se hacen el continuum espacio tiempo  quadridimensional 1. La teoría atómica viene allí incluso a sobrepasar los opuestos existencia- no existencia, ya que la partícula, el modelo de probabilidad, acaba por no estar más ni  presente ni ausente. Es retornar a los  " kôan a cuánticos " familiares a Frithjof Capra, y que permiten decir que si Dios no es Francés tiene todas las posibilidades de ser japonés.  
Tal el Dharmadhâtu del  Budismo Mahâyâna, que representa el universo como un conjunto inmenso de cristales donde cada uno refleja otros, la mirada unificadora redescubre otra vez un cosmos donde todos los acontecimientos son interdependientes, un Todo orgánico, tramado por intercambios.
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Las imbricaciones que testimonian los planos psico-físicos no son más que la sombra transportada de los planos espirituales de los que el sabio es entre nosotros la más fiel imagen. Es en efecto el que, " libre de los pares opuesto ", dvandva, - calor-frío, placer-dolor, elogio-reprobación, victoria-derrota, honor-deshonor, - detenta el conocimiento que consiste en ver en los seres y las cosas las expresiones del Ser único e indivisible. Es el que realiza la ecuanimidad perfecta, el equilibrio entre el exterior y el interior, lo relativo y lo absoluto
1. Sabemos que para Oriente, el espacio está hecho de la oposición del yin y del yang, como el tiempo, de su alternancia.
, el bien y el mal, Samsâra y Nirvâna 1. Es el que " ama a su prójimo como a sí mismo ", porque es este prójimo, y éste, - ángel o serpiente, - es el mismo  2. Es el que reúne en él los dos mares, dulce y salado, que son el mundo celeste y terrestre 3; el que realiza la identidad del individuo (el jiva) y de Alma universal (la Purusha), y puede decir, si es hindú, con Shankara: " soy Shiva ", o si es cristiano, con el Maestro Eckhart: " el ojo por el cual veo a Dios y el ojo por el cual Dios me ve son un solo y único ojo. "
Podemos contar las divergencias entre teólogos, diferencias de grados entre los mensajes divinos; no es menos verdadero que hay semejanzas evidentes entre el " hombre icónico " del Cristianismo, " el liberado viviente " del Hinduismo, el " hombre de fuego " de la Cábala, el "Despierto" del Gran Vehículo, el "hombre de luz " del Sufismo, el "hombre transcendental " del Taoísmo. Si los caminos difieren, no divergen; la realización espiritual está al final: la abertura de las más altas potencialidades humanas en un mismo movimiento ascensional, la manifestación de una vocación soberana, la deificación. A través del tiempo y el espacio, a pesar de las diferencias de mentalidades, de lenguajes, de técnicas espirituales, tales hombres trascendieron el dominio de las formas y de las apariencias, han pasados de lo múltiple a lo Uno, de lo particular a lo universal, las tinieblas a la luz 4.
1. Nagarjuna identifica perfectamente ambos polos de la existencia. Acercaremos a eso el Evangelio según Tomás: " el Reino es el interior de vosotros, y es el fuera de vosotros "; y todavía: " cuando vosotros hacéis de dos uno, entonces, vosotros entráis en el Reino. "
2. Al precepto evangélico añadiremos la palabra de Ràmakrishna:" Ninguno es otro que vosotros "; lo que el sabio de Dakshineswar ilustró concretamente el día en que, viendo a un campesino pegar un buey, su propia espalda se echó a sangrar. De donde aproximar los estigmas de los santos del Cristianismo occidental.
3. Koran, XXV, 53; XVIII, 60.
4. A decir verdad, liberado viviente no hace distinción entre él y otros: en todo ser se ve a sí mismo, ve dos formas diferentes, pero ve también  como estas formas son sin realidad, solamente reflejos del Sí. Ve todo reintegrado en el Sí sin dualidad.
Lo mismo que no hay separación absoluta entre los demonios y los dioses, - Prajâpati su padre no podía distinguir dêva y asura, - y lo mismo que los demonios pueden prestarles servicio a los hombres pareciendo mostrarse hostiles, no hay separación absoluta entre los dioses y los hombres, a quienes los dioses pueden jugar farsas crueles. Los  rishi védicos se identificaban al dios invocado hasta el punto de tomar su nombre; y por sus devociones y sus austeridades, los ascetas adquieren poderes que hacen de ellos  los iguales de Indra 1. El Ser Supremo, en cuanto a él, atraviesa la noche sideral que le separa de la condición humana para revestirse de ésta encarnándose, a sólo fin de permitirle al hombre recobrar el estado divino. El Cristianismo oriental evoca la noción de "sinergia" y la colaboración entre el hombre y Dios para crear continuamente el mundo. Con su audacia acostumbrada, el Maestro Eckhart asegura que percibir verdaderamente la omnipresencia de Dios permitiría comulgar al Cuerpo del Cristo con la ayuda de un pan no consagrado.
La totalidad de lo Real está constituida de un conjunto indefinido de "planos", de "estados" múltiples del ser, de los que ninguno es absolutamente material o inmaterial, sino  que todos están hechos de diferencias vibratorias. "Nóumenos", "Dioses", "Arquetipos" constituyen lo que se podría nombrar las estructuras de la Esencia, la arquitectura de lo Invisible, que apoya, sostiene, labra el mundo manifestado, en la unidad de un pensamiento sistémico que se encuentra dentro de cada teología, así, en la enunciación de la Trinidad, Basilio de Cesárea y Máximo el Confesor mostrarán que el tres no es un número: las Personas divinas no se añaden, existen la una en la  otra. Hay una circulación de la Unidad, lal périchorésis, donde cada Persona no existe más que  por su relación a las otras. “Aunque la Divinidad, que está más allá de todo, es celebrada por
1. Bhagavata-purâna, VIII, 1, 20, 28.
nosotros como Trinidad y como Unidad, no es el tres ni uno al que conocemos como números 1 "
La fusión sin confusión de los planos divinos atestigua en el Hinduismo que " tres mil tres dioses " son un solo y único Dios, que Ishvara de las dualidades y el supremo Brâhman no son totalmente distintos. Dios es personal como es impersonal; se manifiesta en sus teofanías, pero es también " indiferenciado". - para la Cábala, cada Sephirah contiene el influjo de su aporte opuesto; en cada uno están implicados los otros Sephiroth, que se integran todas en el Uno sin segundo. El espíritu es transcendente a todo: es entonces el EnSoph; pero circula también a través de todo: se manifiesta a través de los Sephiroth, reside dentro de todo, es inmanente y omnipresente en tanto que Presencia real, la Shekinah. El Espíritu está a la vez encima, es decir más allá de las categorías y los accidentes, las limitaciones y las formas, y actúa por las Energías divinas en la trama de las cosas creadas. Lo mismo, las " Calidades divinas " del Sufismo, las " Energías increadas " de la Ortodoxia son distintas de la Esencia, no pudiendo ser separadas.
Toda polaridad integrada no puede serlo más que por un  tercer término, el tertium reconciliador, al cual las tradiciones hacen implícitamente o claramente referencia. Sería fácil evocar las tríadas que pueblan los dominios cosmológicos, místicos y metafísicos, tales como la Víctima del sacrificio, el Sacrificador y el Sacrificio, el Amado , el Amante y el Amor, o todavía, lo Conocido, el Conociente y el  Conocimiento . Fácil de recordar también que en el esoterismo hebraico, ambos Principios ordenadores de la Existencia creada, El Rigor (Dîn) y la Misericordia (Hesed), se encuentran sintetizados en la " Columna mediatriz"
1. Máximo el Confesor, Sobre los Nombres divinos, 13. - lo mismo, Basilio de Cesárea, Tratado del Espíritu Santo, 18: " no contamos por adición, partiendo de la Unidad para acabar en la pluralidad. "Es la transposición al Cristianismo de la noción cualificada de los números, que fue la de los Pitagóricos y, añadimos nosotros, de los Chinos.
(Tiphereth) 1 Fácil en fin multiplicar las citaciones escriturarias. Así, para atenernos a dos tradiciones aparentemente muy alejadas, el Cristianismo dirá: " El Uno se pone en movimiento a causa de su plenitud; el dos es atravesado, porque la divinidad está más allá de toda oposición; la perfección se cumple en el tres,  el primero que sobrepasa la composición de dos 2. " Y el Taoísmo: " Tao engendra Uno, Uno engendra el dos, el dos engendra el tres 3"
Mientras que el sincretismo es la aproximación arbitraria y temprana de semejanzas aparentes entre las religiones, que añade por ahí mismo al confusionismo y caricaturiza la universalidad, la síntesis procede por convergencias unificadoras e irradiaciones concéntricas en el seno de la Unidad. Podríamos decir de modo más lleno de imágenes que el sincretismo arranca los pétalos (los aspectos exotéricos) de varias flores (las religiones), para hacer un ramo artificial y engañoso, mientras que la síntesis se coge el polen (el esoterismo), para componer la miel. La síntesis se refiere al origen primero de las diferentes religiones, remonta hasta el principio supremo que es anterior y común a ellas: el Sanâtana-dharma de los hindúes, que permanece íntegro, no cambiado a través de la perpetuidad cíclica, o también, el reino de Melkitsédeq, correspondiente a la " Tradición primordial”. Ésta, lo vimos, es la emanación directa del punto de invariabilidad donde se disuelven las divergencias y las limitaciones de orden teológico formuladas mentalmente. Es el lugar de la Reconciliación suprema, el área de donde se despliega el " don de las lenguas ", que encuentra en la torre de
1. Rigor y Misericordia corresponden respectivamente al lado izquierdo y al lado derecho de la Divinidad. Observemos que en el juego pianístico, la mano izquierda es llamada la de la potencia, como la mano derecha, la de la agilidad y de la delicadeza. El matrimonio de los "acordes" y de la "melodía" da la obra musical.
2. Gregorio de Nazianze, Hablar, XXIII, 8.
3. Tao-tô king, XLII.
Babel su parodia infra-humana. Nos acordamos en efecto que " todos los hombres formaban primero un solo pueblo y tenían la misma lengua ", pero que Babel vino a consagrar la multiplicación y la confusión de las lenguas, consagrando por ahí a las diversas religiones, separadas las unas de otras porque separadas de su origen y hechas recíprocamente incomprensibles 1. Sabemos también que a la inversa, el Pentecostés restablece la comprensión de las lenguas entre los hombres " llenos del Espíritu Santo 2 ". Primera figuración de la Unidad perdida y recobrada, que saboreará su pleno cumplimiento en el fin de los tiempos, cuando " los hombres de toda nación, de toda tribu, de todo pueblo y de toda lengua "alabarán al Cordero "con una única voz 3 ".
Es en este el nivel que el Espíritu " sopla donde quiere ", él que no es más de aquí que de otra parte, él cuya esencia es libertad, espontaneidad, ubicuidad, fluidez plural. Es igualmente en este nivel que cada religión forma con las otras una soberana sinfonía , donde la una completa la otra, donde ésta presenta de otro modo lo que presenta ésa, todas rechazando tanto la rigidez obtusa del monolitismo institucional como el piar de una multiplicidad fragmentada, para fundirse sin confundirse en la Unidad llena del pueblo de los posibles  , centelleante de diversidades como un palacio de muros de espejos biselados, donde el exterior y el interior, la alto y lo bajo, la gnosis y la fe están en Omnitud. Es aquí donde todas las místicas se reúnen para beber por la misma copa el mismo vino, aquí donde  es posible comprender las palabras de Ibn Arabî: " mi corazón se volvió capaz de toda forma.
1. Génesis, XI, 6. - podemos decir sobre Babel que es la consagración exacerbada de los exoterismos divididos y divisores.
2. Actos, II, 4-6.
3. Apocalipsis, VII, 9. - No hay  necesidad de decir que las tentativas de creación de lenguas como el  Esperanto son las falsificaciones groseras de la Lengua universal, lo mismo que ciertos fenómenos de glosolalia, nacida de un poder pretendido y carismático son en realidad sólo la jerigonza de los demonios.
es un pradera para las gacelas, un monasterio para los monjes cristianos, un templo para los ídolos, la Ka' aba del peregrino, las tablas de la Torah y el libro de Korân. Profeso la religión del Amor, y cualquier dirección que tomen sus camellos, el Amor es mi religión y mi fe ' ".
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¿ Es muy necesario hacer ver que el mundo contingente siendo  el reflejo del " Orden de lo alto ", el rechazo de este "Orden", -  porque el hombre es libre de conformarse o de rechazarlo, - no puede más que  provocar la destrucción del reflejo mismo sin afectar en nada el Orden "?... No hay otra solución que la aceptación de esta evidencia y qué el redescubrimiento de este " Orden ", que es la de la Unidad.
Porque hay " Unidad de Esencia ", la participación horizonte de lo creado en lo creado se completa y se acaba en la participación vertical de lo particular en lo Universal, de la criatura en el Creador, de lo humano en lo Divino. Una tal universalidad no permite solamente  la " disminución de las barreras aduaneras ": es la más segura garantía de  enraizamiento; mantiene la ambigüedad estimulante y salvadora, que hace sospechar al matemático que dos rectas paralelas deben reunirse  en alguna parte, y preguntarse al sabio si es hombre o mariposa; crea los equilibrios compensatorios, las alternancias recomenzadas, que de su fragilidad saca su permanencia, y de su recomienzo, su novedad; es la que echa la trascendencia en el mundo. Si alguna cosa está marcada con sello de la universalidad, es
1. Tarjumân al-ashsvâq, XI. - En una tonalidad más apofática,Djalâl ud-DIn Rûmi dirá en su Dîwân: " no soy cristiano ni judío ni guebro ni musulmán; no estoy de Oriente ni de Occidente, ni de la tierra ni del Ia mar... Un único busco, Un único sé, Un único veo, Un único llamo. "
pues bien y primero el universo que nos rodea, que nos penetra y que somos. Es de ella que incumbe a las generaciones nuevas de ponerse a la búsqueda, acordándose de la antiguo divisa: contraria sunt complementa. Es allí donde vuelve a ser posibles el retorno de la mirada, el recubrimiento de un ser inclusivo y concordatario; allí que el  retorno a lo Esencial esencialmente consiste en una vuelta a la Unidad. Ahora, hay signos , que marcan un cambio de conciencia y de espíritu; aparecen grietas en las murallas del positivismo, trazando allí el anuncio de su fin. Ya vacila la hegemonía de las acrópolis fortificadas de una racionalidad cientifista que no responde más a las demandas, no satisface más las aspiraciones.
La vuelta a la Unidad exige que se escape del número más grande y posible de ilusiones y de condicionamientos, que se los atraviese sin ser afectados, o lo menos posible, por las fluctuaciones de la psique individual y colectiva, que no tema pensar y vivir de otro modo. Hay que tener el coraje de proceder a una revisión completa de los errores dualistas que condujeron a los abismos, aprender a relativizar lo  relativo en lugar de hacerlo absoluto, a evitar la marea negra de los reduccionismos unilaterales y de los colectivismos, estas formas invertidas de la unificación. Hay que sacar de las enseñanzas espirituales, no para conservar un pasado caducado al cual se las asimila sin conocerlas, sino para redescubrir allí los valores trans-temporales que guardan y proponen: la novedad mayor de este tiempo habrá sido el redescubrimiento de lo Original. Hay que tomar una distancia crítica con respecto a las categorías, las dicotomías, con respecto a la lógica matemática, de lo separado, de lo lineal, para devolver derecho de ciudadanía a lo no-racionalizable y revestirse del espíritu que fue el de todas las verdaderas civilizaciones, que no se hicieron mortales más que cuando descuidaron las capacidades del " cerebro intuitivo ", - musical, artista, simbólico, sede de la gratuidad lúdica, de la simultaneidad, de la percepción del cualitativo. - Hay que recobrar los principios de incertidumbre, de polisemia, de multidimensionalidad, de imprevisibilidad: tantas fuentes de asombro estimulante y de creación; reconstituir estructuras de lenguas sintéticas, las bases de un arte total, los datos de un tiempo cíclico. Mientras los hombres se nieguen a reconciliarse con " hemisferio derecho ", será vano de esperar encontrar respuesta a los problemas, inútil cooperar a las "reformas", "sistemas" y " cambios
Recobrar la Unidad demanda ante todo recobrar la Simplicidad , esa donde la montaña reaparece montaña, dónde sacar agua se vuelve maravilloso, donde decir sí a la evidencia es decir un Sí total al Todo. Simplicidad de la vida material, aliviada de lo superfluo, abierta a los soplos vastos de eterna naturaleza; que enseña de la vida que consiste menos en volumen que en densidad; que quiere la creación de pequeñas comunidades de  estructuras ligeras y descentralizadas, donde los hombres puedan nombrarse y reconocerse, redescubrirse una faz, practicar una convivialidad. – Simplicidad de la vida intelectual, que desanima procesos dialécticos, las apilaciones librescas, los equipos mentales pesados que, complicando lo simple, no aclaran lo oscuro; instauración de un vacío mental que asume la plenitud de una transparencia paradisiaca donde el hombre deja de reflexionar con su pensamiento humano para reflejar en él el Pensamiento divino. – Simplicidad de la vida espiritual, liberada de los andamiajes de dogmas incomprendidos y por eso contradictorios, los endurecimientos morales y planificadores; de nuevo fecundada por la Gnosis universal de los " comienzos absolutos ", donde la invocación del Nombre divino condensa toda liturgia y toda teología, cuyo profundización ferviente  y continua en la repetición de las mismas sílabas, lejos de gastar el lenguaje, por el contrario lo recarga, lo revivifica y lo sacraliza. - Tres etapas simultáneas que hacen el universo de nuevo humano y aprovechable, donde medio ambiente, estilo de vida, método de pensamiento, práctica interior son indisociables; tres etapas que son el Camino.
Esta retorno a la Unidad es evidente retorno a lo Esencial. Y es este retorno a lo Esencial quien hará posible el retorno de lo Esencial.
Para nosotros que del futuro discernimos el perfil más que la cara, es sin duda difícil de imaginar lo que será la emergencia del Espíritu que viene. Pero lo que hemos sugerido aquí mismo y en otras lugares ya puede indicar algunas subidas a su reencuentro. La espiritualidad de mañana no será puesta en absoluto en forma dogmática o jurídica, sino mistagógica; liberada de las rigideces clericales, administrativas y funcionales, y todo lo que impone a los hombres las guerras santas de fuera, los fanatismos sanguinarios. Será el lugar de conciliación del Espíritu corporificado y la Materia pneumatizada. En su superación de  contrarios, aportará al tercer milenario el secreto de la " tercera vía ": a conciencia nueva, universo nuevo.
Lo que no es lo Esencial descubre pronto insoportable no serlo. La inmensa trayectoria del hombre lejos del centro no tiene como última razón más que la delicia de los reencuentros, sin cesar diferidos como lo son el paroxismo de la fiesta o el éxtasis del amor. Entre el hombre y lo Esencial, hay unas connivencias, deslizamientos, guiños, un juego sutil de aproximaciones y de evasiones, como el de Krishna y las pastoras estremecidas. El hombre se hace creer a si mismo que la Unidad lo deja indiferente, como al niño le gusta darse miedo. La Unidad no se deja perder más que para dejarse recobrar; no se pierde un momento aquí abajo más que para inspirarnos la ganas de correr a alcanzarla... ¡Con esa seguridad, laboremos a su advenimiento sobre tierra! ¡Hechos de polvos de estrellas, abramos nuestros brazos al cielo!
 
 
 

jueves, 22 de mayo de 2014

Armaggedón en el Islám (Joaquín Albaicín)


Tradición y Sabiduría Universal

Armaggedón en el Islám

Joaquín Albaicín *

Voces como las del Pseudo-Metodio, Nilo, Ireneo, Orígenes, Martín de Tours, Paracelso, Lutero, Fiore, Arnau de Vilanova o la recién beatificada Anna Katherina Emmerich han dejado constancia durante dos milenios de la preocupación íntima del corazón humano por la batalla prometida para el Fin de los Tiempos entre el anti-Cristo de pestañas albinas y el Enviado de Dios, lid que -enrollando el mundo como un pergamino- dará cerrojazo al ciclo de esta humanidad. Sir Robert Anderson y un servidor, incluso pusimos idéntico título -El príncipe que ha de venir- a nuestros respectivos libros en torno al Fin... Inevitable, referirse a uno de los tratados cimeros sobre el tema: El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, de René Guénon. O a La Hora Undécima, de Martin Lings, de próxima aparición en castellano. Ahora, por gentileza de la Fundación Cultural Oriente y con matasellos de la lejana Qom, tan vinculada a la historia de los Reyes Magos, llega a nuestro buzón el nuevo libro del ayatollah Ya´far Subhânî: La doctrina del Islam Shi'ah a la luz de las enseñanzas de Ahl'ul Bait. Nada más abrirlo, se despliega ante nosotros un hadith de Muhammad referente al Mahdi, compañero de Jesús en la guerra apocalíptica contra las fuerzas de la perversión universal: "Aunque no quedara en el mundo más que un solo día, Dios alargaría ese día hasta que surja un hombre de mi descendencia que lo llenará de justicia y equidad, tanto como lo habrá estado de injusticia e iniquidad".

No es ajena al Islam, en efecto, toda la escatología relativa al aquilón, los dos testigos y la "fuerza que lo retiene", habiendo destilado sus doctores -en paralelo al Apocalipsis sinóptico, las Cartas a los Tesalonicenses y la revelación de Patmos- toda una tradición magisterial relativa tanto al hijo de iniquidad (Al Dajjal) como al paladín celestial (Al Mahdi). Como dice Subhânî sobre éste: "La existencia de tal Reformador mundial en el futuro de la humanidad es ... asunto categórico sobre el cual no es factible la duda. Aquello objeto de discrepancias es si ya ha nacido y ahora mismo se encuentra con vida, o si es que vendrá en el futuro". Los shiíes creen que advino en el año 225 de la Hégira, vive aún y no es otro que el XII Imam. ¿Por qué permanece oculto? ¿Para -como resaltara el Imam Bâqir- no ser asesinado al manifestarse antes de darse las condiciones requeridas? Esto, escribe Subhânî, constituye "uno de los secretos divinos". Se asegura, en cualquier caso, que su ocultación "no equivale a la separación del Imam respecto de la comunidad", pues es "como el sol que se encuentra detrás de las nubes, al cual no alcanzan las miradas, pero de cuya luz la gente de la Tierra se beneficia".

¿Cuándo vendrá? Aunque muchos relatos se refieren a las señales mayores y menores anunciadoras de su aparición, Subhânî reitera que nos hallamos ante otro secreto divino y que "no se puede aceptar las pretensiones de aquellos que invocan conocer el momento de la manifestación del Imam o especifican un tiempo para su manifestación". Hay, por supuesto, disenso sobre la cuestión, en especial ahora, cuando por doquier se advierte en cada ciudadano de Occidente un signo andante del Fin de los Tiempos. Así, un maestro espiritual sunní, el sheykh Al Haqqani, aseguró en 1985 -en su obra Misterio de los misterios detrás de los misterios- que el Mahdi había nacido en la década de 1930 en Wadi Fatimah, una aldea a medio camino entre Medina y Jeddah, siendo en su adolescencia retirado del mundo por sus padres. Hoy, viviría a resguardo de toda mirada en los Cuarteles Vacíos, gruta que da alojamiento a "la iglesia de la Felicidad ... construida por ángeles", en un desierto de arenas movedizas entre Yemen y el Hejaz. Según Al Haqqani, también el anti-Cristo -cargado de cadenas en una isla inaccesible- respira ya en la Tierra, encarnado en un cuerpo particular.

Armaggedón, explicó, será una gran guerra desatada a fines del siglo XX o principios del XXI entre el Este y el Oeste, la última de la Tierra y en la que morirán seis de cada siete hombres. El Mahdi la detendrá. Surgirá después un gran tirano: el anti-Cristo. Jesús y el Mahdi comparecerán entonces en Damasco, junto a la tumba del Bautista y a la hora de la plegaria del amanecer. A su proclamación de: "¡Allahu Akhbar!", todo el poder de la tecnología sufrirá un colapso. Acto seguido, el Mahdi se enfrentará en Constantinopla al anti-Cristo, llegado de Khorassan. Consumada su derrota, la Tierra conocerá cuarenta años de paz absoluta -equivalentes al refrigerio de los justos de la tradición profética cristiana- al cabo de los cuales los demonios iniciarán su contraataque. Jesucristo morirá diez años después, es decir, cincuenta después de Armaggedón. El reinado del Mahdi -patente homólogo del Último Emperador del profetismo cristiano- durará siete, y Jesús pronunciará la oración en su funeral.

El sheykh Ad-Daghestani, maestro de Al Haqqani, comunicó en su día vaticinios complementarios en los que, con independencia de que toda profecía sea siempre, y más en los Últimos Tiempos, un espejo quebrado, no es difícil reconocer la facultad visionaria auténtica: árabes e israelíes, predijo, firmarían tras el desplome del comunismo la deseada paz duradera por mediación de América. Las guerras entre todos los países irían siendo sofocadas poco a poco bajo el liderazgo americano (ya el Pseudo Hipólito, allá por el siglo IV, advertía de que el dúplice anti-Cristo "ayudará a las viudas, protegerá a los huérfanos, amará a todos, hará que los enemigos hagan la paz", siguiéndole Soloviev con su anuncio de que el tentador "revestirá con el brillante velo del bien y de la justicia el misterio de la absoluta iniquidad"). Mas, cuando nadie espere una nueva contienda, las bases americanas en Turquía serán atacadas por un país vecino y el conflicto se extenderá por todo el orbe. En ese tiempo, vendrá el Mahdi. También predijo Ad-Daghestani el fraccionamiento de China en pequeños países tras la conclusión con los Estados Unidos de un acuerdo de renuncia a las armas nucleares.

"Veo a Inglaterra entrando en el Islam", agregó el sheykh, anticipando de algún modo la protección dispensada por la familia real británica al Islam europeo y su interés por diferentes religiones, lo cual, a no ser que Camilla Parker-Bowles resulte una Magda Lupescu, tiene bastante lógica a la luz de los retiros del Príncipe de Gales en el Monte Athos, sus visitas al manantial griálico de Glastonbury, su decidida oposición a la comida transgénica, su defensa de la arquitectura tradicional o su afición a la lectura de obras de Guénon o Titus Burckhardt...

Naturalmente, estas profecías de la familia abrahámica hallan su paralelo en las budistas sobre el XXV Kulika de Shambhala, las hindúes sobre Kalki, las zoroastrianas sobre Saoshyant... Y es que la configuración aparentemente heteróclita del corpus profético intertradicional no priva a este de consistencia simbólica –enorme- ni enmagrece en modo alguno la solidez de su esternón, que es uno.

JOAQUÍN ALBAICÍN (Madrid, 1966)
Escritor, conferenciante y cronista de la vida artística, sus artículos y relatos, así como sus críticas de arte flamenco -que han contribuido positivamente al presente resurgir del género- han aparecido en diarios como ABCEl País y Reforma (de México), y revistas como El EuropeoVogueSur-ExprésAxis MundiLetra y EspírituLa ClaveGeneración XXIDebatsAmanecer,Web Islam6 Toros 6El RuedoMANPróximo MilenioThe EcologistMás AlláOmarambo... El esoterismo de las grandes tradiciones espirituales, la geopolítica, la tauromaquia, el espionaje, el Imperio Mongol y el mundo de los últimos Romanov son algunos de los principales focos de interés de este escritor nacido en una familia de artistas de raíces gitanas.
Contertulio habitual del programa de TV El Faro de Alejandría, dirigido y presentado por Fernando Sánchez Dragó, ha publicado en España la novela La serpiente terrenal (Anagrama, Barcelona 1993), el cuaderno de viajes Diario de un paulista (El Europeo, Madrid 1995) y los ensayos Gitanos en el ruedo: el Indostán en el toreo (Espasa Calpe, Madrid 1993), En pos del Sol: los gitanos en la historia, el mito y la leyenda (Obelisco, Barcelona 1997) -única obra escrita sobre la materia desde la perspectiva de la Philosophia Perennis-, El Príncipe que ha de venir (Muchnik Editores, Barcelona 1999) y Monteras de aquí y de allá (Castilnovo, 2006), así como el libro de cuentos La Estrella de Plata (Manuscritos, Madrid 2000). Dos relatos suyos inéditos en castellano han sido recientemente publicados en Suecia en la antología de literatura gitana coordinada por Gunilla Lundgren Svarta rosor/Rosas negras (Tranan, Estocolmo 2003).
En la actualidad está concluyendo una nueva novela, un ensayo sobre la leyenda medieval del Reino del Preste Juan, otro sobre el misterio de la Gran Duquesa Anastasia y un tercero sobre la controvertida figura del Barón Ungern-Sternberg. Su cajón guarda además un libro de cuentos inédito.
En la web www.svabhinava.org, creada por Sunthar Visuvalingam y dedicada al modelo indio de aculturación, Joaquín Albaicín coordina la sección Roma, consagrada a la diáspora indo-gitana. Los interesados encontrarán más información tanto en dicha web como en la de International Romani Writers Association (www.romaniwriters.com), de la que este autor es miembro.
Entrevista con Joaquín Albaicín en: 
"Opinión y Toros" 

domingo, 11 de mayo de 2014

LA TRIPLE VÍA (Jean Biès)


Jean Biès

RETOUR A  L’ESENTIEL

Quelle spiritualité pour l’homme d’aujourd’hui?

Delphica. L’Age d’Homme. Lausanne  2004

 

 

III

LA TRIPLE VÍA

Paralelamente a la formación doctrinal que interesa a lo mental y  al conocimiento de sí que concierne a la psique, los modos de transformación espiritual pueden resumirse en tres principales: la acción, la devoción y la contemplación. La acción corresponde más directamente al cuerpo, la devoción al corazón, la contemplación al intelecto.

Sin duda el hombre de hoy se pretende desdichado, y hay algunas buenas razones para esto. ¿Pero está bien seguro de hacer todo para no serlo, o el serlo menos?... Hasta al nivel simple de la acción existen las precauciones justas que permiten evitar catástrofes evitables, con tal que se sepa no echarse en cuerpo y alma perdidos a este baile de los abrasadores que es el mundo moderno y adquirir un poco de una  ciencia que podría llamarse: el estudio de la consecuencia de los gestos. Un adagio zen específica, en el umbral de la vía espiritual: " ¡ cuando tengas hambre, come, cuando estés cansado, duerme! " 1... Todo podría quizá comenzar con este género de evidencia y de sencillez. Cualesquiera sean que en Occidente las circunstancias hostiles hacia la vida interior, no es menos verdad  que ciertas medidas preventivas son siempre

1. " Cuando bailo, bailo ", decía también Montaigne. Lo mismo, Abba Hiérax aconsejaba a un monje que quería saber cómo ser salvado: " Siéntate en tu celda; si tienes hambre, come, si tienes sed, bebes. " (Lo que evidentemente no significa atracarse  ni embriagarse). Añadía en el tercer lugar: " no digas mal de nadie ".

aplicables. Nos percibimos bastante rápidamente que el sentido común simple ya hace las veces de sabiduría, acaba complicaciones que no son tales más que a través del prisma deformante de lo imaginario. Los pequeños detalles de la existencia no merecen que se los descuide; hasta pueden constituir los puntos de apoyo del ascesis moderna que no quiere maceraciones sino un conjunto de actitudes templadas que sirvan de frenos o de contrapeso al activismo neurótico. Una tarea simple y diaria puede volverse rápidamente purificatoria si es aceptada, asumida de modo consciente, teniéndola por lo que es , abonando su aceptación, cuidándose  de cumplirla. Entregarse a obras de creación, tales como pintar, trabajar la arcilla, esculpir la  bosque o la piedra, reanudar de algún modo con la tierra, es decir con la Madre original  de que la vida urbana y el intelectualismo nos separó, redescubrir la relación con la materia como la muralla contra el materialismo, verla resistir, proyectar allí sus intenciones, reorientar formas de su elección: un  esfuerzo tal ya transforma, da forma al que se entrega a eso y quien, haciendo bajar su espíritu a la materia, imita a la vez  el demiurgo creador y el dios  encarnado 1.

El hombre moderno está quizá obligado profesionalmente a hablar  más que lo que  tendría ganas sobre temas de poco interés, pero puede hablar menos rápido y menos fuerte, guardando su energía para mejores causas. Es quizá incapaz de ayunar, pero puede evitar las desvergüenzas alimentarias y adaptar el ayuno a la época renunciando a lo superfluo compartiendo con los pobres. Es posiblemente inepto para la castidad, pero puede disciplinar su eros, sacralizar a la sexualidad que anula la discontinuidad de la carne y del espíritu. No sabe posiblemente ya rezar, ni siente  ganas, pero puede siempre organizarse algunas celdillas de silencio para " hacer balance"

1. Es lo que siente Jung evocando en sus Recuerdos, sueños y pensamientos, los trabajos rústicos que cumplía en Bollingen: " estos trabajos simples vuelven al hombre simple, y es muy difícil de ser simple. "... La creación identificada a un " juego de niño "devuelve  el alma  a una inocencia recobrada.

entrar en sí mismo, recargarse, aceptar pararse para pensar, en medio de los ruidos del mundo, palpitar la presencia de otros. Probablemente no ve el interés o la significación de hacer ofrendas a la divinidad, pero puede evitar, marchando, aplastar las flores que son el recuerdo elemental, o de degradar la columna del templo trazando grafitti.

Basta con estar un poco despierto para darse cuenta  que cada vez que se dice o se hace algo, se aporta la prueba , algunos minutos o algunos días más tarde, que es lo contrario lo que era verdad, o que lo contrario también era verdad, o todavía, que la cosa hecha era inútil o inoportuna, o que debía ser hecha en otro espíritu. Lo que invita a concluir que casi todo lo que decimos o hacemos nace de un incompletitud o de una irreflexión. Basta con ser un poco consciente para constatar que casi todas los recuerdos que se guardan deforman lo que fue la realidad del temporis acti, o no guardan más que una parte, generalmente la más clara, y que casi todos los proyectos que se  trazan  se realizan de otro modo, o no se realizan, o se ven reemplazados por otros. Se tratará pues de tratar de vivir en el presente  sin idealizar el antaño, ni hacerse ilusiones excesivas sobre el futuro, eligiendo por domicilio la plenitud del hoy. “La hora que viste es la más importante de tu vida ", enseña un viejo adagio. Basta con considerar aunque sea un  poco su pasado para medir el número de horas que se ha consagrado  a actuar, la suma  de energía que se ha quemado , y considerar de frente, no sin estupor, la delgadez de los resultados obtenidos, cuan efímero o frágil su carácter; y basta con pensar lo mismo en todos los esfuerzos desplegados para obtener lo que se ansia y la poca satisfacción verdadera, al día siguiente de Ia victoria, para poner  seriamente en tela de juicio  la religión de la acción y decidir un cambio completo de orientación personal. Basta con ser un poco avisado para saber que hay en su vida problemas o  situaciones perfectamente insolubles desde el punto de vista humano  y por los medios de los que se dispone; pero la  experiencia muestra que siempre es posible, cuando no se puede cambiar las cosas, cambiar la mirada que se pone en ellas, de sobrepasar las dificultades y  acabar en una situación tal que estas últimas se desvanecen, o se relativizan, o hasta aparecen como no habiendo sido jamás.

Los que verdaderamente no sufrieron muestran indecentemente  con sus caprichos incesantes que  bien precioso les falta. El sufrimiento guarda una potencia de despertar que nos obliga a interrogarnos  sobre nosotros mismos sin trampa. Hay que saber sacar provecho de su sufrimiento, sacar la lección que quiere darnos; vivir plenamente toda situación paradójica, toda astilla anclada en la carne existencial. Ninguna progresión posible sin la experiencia del dolor. Pero de un dolor poco a poco unificado y apaciguado: la cruz debe devenir  símbolo de los polos opuestos reconciliados, donde la disolución y la alianza han sido operadas. Tal es el mensaje universal de los desmembramientos, las travesías del caos, las muertes sucesivas... ¿De dónde viene este sufrimiento?.... La mayoría de las veces de nosotros  mismo, que somos los primeros en atraerlo, en llamarlo silenciosamente multiplicando las torpezas, las equivocaciones, los errores, en el deseo cuidadosamente enterrado de sufrir, o de ver cómo es cuando se sufre, o de ver si se sabrá o no vencer su sufrimiento... No hay acontecimiento mayor  de nuestra vida que no hayamos fabricado, querido en un estadio prenatal 1... Otras veces incluso, este sufrimiento todavía viene de más lejos: de inmemorial desviación de toda la humanidad de la que se es una célula viviente, y la que hay que pagar de una o de otra manera.

La noción de karma explica el sufrimiento por la imagen del encadenamiento de las causas anteriores y de los efectos subsecuentes. “Si un hombre, declara el Dhammapada, habla o actúa con un mal pensamiento, el sufrimiento le sigue como la rueda sigue al que tira la carreta... Si un hombre actúa o habla

1.            Es prácticamente imposible acordarse del por qué de este deseo; mejor es remitirse  a la voluntad de los dioses, aunque estos dioses están en nosotros, somos nosotros mismos .

con un pensamiento puro, la felicidad lo sigue como una sombra que jamás lo deja... “Para el Majjhima-nikâya, " los seres son los herederos de sus actos "... Contrariamente a lo que se cree, esta noción no es particular del Oriente; el Cristianismo la conoce también. “El salario del pecado, es la muerte 1 "; - y todavía: " no hago el bien que quiero y cometo el mal que no quiero 2 ". El carácter de inexorable necesidad  y las consecuencias del pecado original se encuentran expresados en la noción de akolouthia por Gregorio de Nicea que, estudiando la genealogía del pecado, recurre a la comparación de la cadena y los anillos. Del placer nace la vanagloria, de donde nace la codicia, de donde el orgullo, de donde los celos, de donde la hipocresía, de donde la crueldad, para conducir a la géhenna 3.

Evidentes o sutiles, los consecuencias del karma no se detienen  con la muerte física; se prolongan más allá de esta vida; De donde la importancia de adquirir un buen karma, o un karma que esté aligerado , a falta de poder morir sin karma. Para el Chândogya-upanishad, " el hombre es la creación de su pensamiento: eso en lo que piensa en esta vida, lo deviene más tarde”. Todo pensamiento o acción positiva acrecienta positivamente el patrimonio que se lleva consigo; todo pensamiento o acción negativa lo acrecienta  negativamente. Es decir la importancia de esta vida y de lo que se lo haya hecho allí en previsión de después de vida. Es decir también la necesidad de evitar la acción por ella misma y sus consecuencias más lastimosas, la carrera de los placeres, de los honores, de las aventuras de toda clase, la multiplicación de

1. Romanos, VI, 23. - ver también: " quien siembra vientos recoge tempestades. "

2. Romanos, VII, 19.

3. Tratado de la Virginidad, 46, 314 b. - La ley de concordancia horizontal   entre acción y reacción interviene en el momento oportuno; manifiesta la "Justicia" divina que responde al bien con el bien y al mal con el mal. Pero esta sucesión de causas y de efectos se encuentra quebrantada por la intervención vertical de la "Gracia", que neutraliza o anula el efecto de la mala acción.

el tener, la satisfacción siempre diferida de sus aspiraciones y de sus voluntades.

Si el mal agrava el karma, el bien es, también, generador de karma, y por tanto, encadena a su autor a los polos opuestos y a la vida de aquí abajo. Sufrimos también las consecuencias de sus buenas acciones. El ideal no es pues tanto hacer el bien o el mal como liberarse de la dualidad bien-mal. El mejor medio es aquí dejar de considerarse el autor de la acción, de actuar ofreciendo su acción a la divinidad, es decir renunciando a su resultado, no sacando ninguna vanidad, ningún mérito personal, atribuyendo toda la gloria a la energía universal que obra a través de nosotros; considerándonos  el simple instrumento en la conciencia de lo Divino. Así es como se llega poco a poco a obrar  sin obrar, como la enseña la sabrosa historia del nadador que le respondió a K' ong-tseu que se asombraba de verle nadar tan bien en las aguas tumultuosas de un torrente: " no hago nada especial; nado con sinceridad y una confianza absoluta (en el agua); me abstengo de toda iniciativa 1 "... Tal es la lección suprema del wou-wei; que no es supresión de la acción: el nadador hace brazas, el zapatero arregla zapatos, pero el despego de la acción, semejante al del Principio  que crea el mundo  sin ser afectado allí,  que queda inmóvil en el seno del movimiento. Actuar sin actuar, es actuar sin sufrir las consecuencias del karma. Según una fórmula conocida, " de disminución a disminución, (el sabio) logra no actuar más; no actuando más, no hay nada que no haga  2. "

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1. Lie - tseu, El verdadero Clásico del Vacío perfecto, VIII, 10. – Compararemos a eso la anécdota de Abba Antonio que fue a visitar a un zapatero de Alejandría para saber cómo vivía en Dios. - " no hago nada especial ", le dice el otro. –A  lo que añadió: " miro a los transeúntes trabajando, y sueño: Todos éstos serán salvados, sólo yo pereceré ",lo mismo tendría que compararse  con Lao-tseu: " ellos todos son claros, sólo yo soy turbio. " (Lao-tseu, XX).

2. Tao-te king, XLVIII.

La devoción, que tiene po sede el corazón, se traduce a través de los ritos y el  "recuerdo" divino, en el doble sentimiento del amor y del temor de Dios, y en el pensamiento que se debe dar gracias por todo porque nada nos es debido y no está desprovisto de sentido en el curso de un destino. La utilidad de los ritos es desautomatizar los gestos, hacer descender la conciencia en lo que se cumple, adoptar actitudes, ritmos, una disposición interior que rompen con la vida ordinaria y reúnen las condiciones necesarias para una reconstrucción del estado paradisiaco. Los ritos ofrecen soportes contingentes con vistas a un resultado que es de otro orden que ellos, el de lo no manifestado, con vistas a una transposición del individual en lo universal.

La oración es como el coronamiento, única  que permanece capaz de reorientar  el destino, de suavizar el rigor.( Sabemos que los " tiempos del fin " serán reducidos a una duración de tres días si los hombres " curándose de espanto " aceptan solamente arrepentirse). - como el Occidental de hoy debe soñar con no desarrollar todavía más  su rabia de acción, sino con airearla en cierto modo, también debe aquí tratar de hacer el vacío en él, hacerse semejante a un niño,- La posición replegada de los  hesicastas  recuerda curiosamente la del embrión, - tender hacia una simplicidad de alma que, diluyendo los crispaciones , haga sobrepasar las limitaciones humanas , desarrolla las virtudes de acogida, de compartir , de comunión... La mañana y la tarde son reputadas para favorecer la oración y la meditación; - momentos escogidos de apaciguamiento, de suspensión del tiempo, donde el día y la noche se mezclan de modo ambiguo, marcando el paso de un estado psicológico a otro.

No evocaremos aquí más que una sola clase de oración, - pero real, - y aunque ya lo hayamos tratado de modo alusivo en otros lugares de este libro o en otros libros 1. Pero  el tema

1. En particular, Athos, Viaje a la Santa Montaña, y Pasaporte para los tiempos nuevos.

, inagotable, es de un valor capital para el hombre de hoy. Queremos hablar de la invocación del Nombre divino en la oración monológica.

A la interrogación primordial: " ¿Cuál es el fin de la vida humana? ", podemos responder: "Recordarse". – el recuerdo de Dios, común a todas las tradiciones, es presentada por todas ellas como el proceso por excelencia, el modo de realización  más adecuado a las necesidades y a las posibilidades de la humanidad contemporánea. No exige nada más que una atención ferviente, velando a evitar el automatismo cuantitativo y a concentrarse sobre la misma esencia de la fórmula empleada. Porque recordarse  de alguien, es primero nombrarle; con los labios, luego con  el corazón. La vocación del ser humano es dejar dar a luz en él sus  verdaderas dimensiones s hasta reconstituir, en el mejor de los  casos, los elementos, las sílabas ontológicas que constituyen el Nombre sobre el modelo del cual el hombre ha sido creado. No podemos conocer estos elementos más que convirtiéndose en ellos, y no se puede convertirse en ellos más que  rememorándolos. Son los diferentes niveles de conciencia que se trata poco a poco de investir, de integrar. Restaurar en sí el estado original, o lo que puede acercarse a eso, es, a partir del estado de caída en el cual se encuentra, unirse en el fondo de sí a la Presencia de Dios. No hay mejor salvamento que le sea propuesto al hombre responsable de su destino que despertarse y dormirse con la fórmula memorizante, repetirla durante el día a  través del remolino de las fuerzas divergentes y compensatorias, vivir suficientemente con ella para poder morir con ella. Porque Dios es Paz suprema y porque su Nombre también lo es (ya que en efecto, Él y su Nombre hacen más que  uno), actualizar este Nombre revivificándolo por la memoria, densificándolo por la atención, humedeciéndolo  por la emoción, encendiéndolo por el fervor, devenirlo en su forma por la repetición, en su eco por la voz, en su esencia por su propia esencia, aportan la Paz suprema.

La " oración del corazón " practicada a horas  y en lugares fijos determina, por la regularidad y la concentración que demanda, " corrientes mentales " que tejen insensiblemente, a partir de las vibraciones psico-mentales del que reza, una atmósfera interior completamente nueva, vehiculando una energía de efectos regeneradores. Hablar aquí de autosugestión podría si acaso concernir sólo a las primeras fases de la oración, todavía guardando en su formulación el empleo del pronombre personal; pero lo abandona luego para recurrir a la sola mención del Nombre. La respiración, en cuanto a ella, religa al que reza al resto del universo. Cada una de sus expiraciones lo pone en contacto con el infinito, y podríamos comparar su soplo con la red que el pescador echa a lo ancho, abriéndole lo más posible en las profundidades. Cada una de sus inspiraciones vuelve a traerle  el universo a él, como la red se encoge, se estrecha sobre el más grande número de peces, - entendamos: de semillas energéticas. - Este va - y viene el soplo teje entre el centro del orante y el espacio que le rodea una comunión silenciosa que reitera el proceso de la proyección del mundo, cuando Dios profiere su soplo cargado  de todo lo posible, y su reabsorción, cuando  Dios los llama a  su seno. Pero aquí, no es ya Dios quien se nombra y hace nacer  la creación; es el hombre quien nombra Dios y nace a si mismo descreándose . El  invocante  llama  al Invocado, el Invocado responde hasta que los dos se funden en la Invocación, hasta que Dios se nombre a través de quien  Le nombra.

La invocación no es verdadera más que  en  algunas fases más intensas de la vida, los que muestran a la muerte de cerca, sumergen de miedo y de desamparo, descubren el fondo del precipicio. ¡ El grito que ella siempre fue, - " Señor Jesucristo, ten piedad de mí! ", - se revela entonces en toda su naturaleza de grito que quebranta el automatismo de la repetición ensayo, su "velocidad de crucero", su buena conciencia, despoja al ser de todo lo que no es, penetra  como un clavo la carne del Cielo. Toda la formula puede entonces encogerse en un solo monosílabo, el del ¡Cristo! - en la rutina más ordinaria, es bueno recordar estos instantes, presentarse a Dios en el mismo desamparo, llamar a la puerta como un mendigo. Haciéndose totalmente receptivo, se nos avisa que no hay puerta.

Se ha comparado a menudo la oración hesicasata  con ciertos métodos hindúes  de japa-yoga, constatando de unos al otro notables  simplificaciones. Sin duda falta al Cristianismo la ciencia del yantra, pero tiene la contemplación de esos mandala personalizados que son los iconos. Sin duda no posee la ciencia de los mûdra, pero tiene los gestos rituales y litúrgicos. Sin duda no guardó el aspecto mágico del mantra, pero privilegió el fervor y la fe en detrimento de los  aspectos técnicos que obstruirían el carácter directo del diálogo entre el Cristo y su fiel. Así ha preservado lo esencial, que basta ampliamente para realizar lo Esencial 1.

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Ligada al  intelecto, la contemplación se acompaña del despojamiento  que lleva al " desierto interior ", poblado de oasis florecientes  y recorrido la tibia brisa del Edén... Cuando un

1  José de Maistre señaló en las Veladas  de San Petersburgo la paridad del eslavo y del sánscrito. Es quizá  la ocasión de añadir A su observación la que se puede hacer a propósito del término Gospodi que figura en el mantra: " Gospodi, pomiluj ", equivalente esclavo de griego Kirie, eleison. Gospodi, "Señor", corresponde a griego déspota y al sánscrito dampati, "el dueño de la casa", "el esposo". Nos acordamos que la Inteligencia " de Dios (hebreo Binah) es llamada la " Casa ", y que representa la Receptividad, el " habitáculo  " del Esposo divino. Gospodi puede también ser acercado fonéticamente al sánscrito Gopati, " jefe del rebaño ", nombre atribuido a Vishnou, Krishna y Shiva, y que no deja de recordar al Buen Pastor, lo mismo que go, "vaca", recuerda el Cordero (Agnus). Go designa también " tierra ", la "palabra", el "sentido", el "rayo de sol". Gopati es pues también el " maestro de la tierra " como substrato de la manifestación cósmica, el " maestro de la palabra ": es el guardián del Verbo, el " maestro  del sentido ": domina el mundo de los sentidos, el " maestro del rayo de sol ": es el enviado del Supremo; - todas las  función que concuerdan plenamente con Cristo.

discípulo le pregunta : - " ¿ Puedo saber el punto central de su enseñanza? ", Maharshi responde: - " Encontrar el centro ". Es decir, adquirir el tercer Ojo, la disposición intelectiva que permite discernir la solución al problema, o la ausencia de problema, desbloquear toda situación, como Parsifal  ante de la barrera rocosa, - la opacidad de los condicionamientos de la existencia, - quien, habiendo refinado su mirada, percibe el castillo del Grial, pasa a esa cuarta dimensión donde se sitúa el lugar-sin -lugar que incluso es el centro de todo, del Todo y de sí mismo.

A lo largo de un ejercicio difícil hecho de audacia y humildad, de familiaridad y de veneración, a lo largo de una dialéctica sutil entre la trascendencia del Espíritu y la inmanencia del Corazón, el ser humano poco a poco llega a hacerse domesticar de lo Divino como el mismo se lo apropia. No es tanto aquí en absoluto el " juego del amor y del azar " a nivel dualista, como  el Juego del Amor, de la Gnosis y de la  Gracia al nivel trinitario, del que los compañeros son el hombre y Dios, presentes el uno al otro en una estrecha cooperación, donde Dios llama a la puerta pero no la rompe, porque " tiene todos los poderes, salvo el de forzar al hombre a  amarle”.

Entrenarse en el desapego, poseer sin poseer, convencerse por experiencia de lo  impermanente de las opiniones, de los objetos y de los seres; entrenarse todavía en la generosidad, en el la grandeza de espíritu, en el olvido de las ofensas; entrenarse en la vigilancia, en un rigor que no es rigidez, en el control de sí; liberarse de las falsas memorias sobreañadidas como tantas pantallas y resistencias a las ondas de probabilidad; integrar a su ser, enriquecido con la pérdida del yo, al  Acto de creación universal y hacerle devenir  un receptáculo del Conocimiento cósmico: tales son algunos de los puntos del programa que conduce allí dónde se abole toda presencia  de la esencia o de la existencia, reemplazada por la fusión de la una y de la otra, - elemento simétrico a la ecuación física: energía y materia son unas, y a la ecuación metafísica: dios y el hombre son unos.-

El que renunció a si mismo sabe que descubriendo el Sí, es en realidad el Sí que está en él que se descubre Él mismo. Conocer el Espíritu es posible para el hombre sólo porque es Espíritu, como el ojo ve el sol sólo porque es de la naturaleza del sol. Lo mismo que la "Tierra" de abajo no está separado en absoluto de la Sobre-Esencia de arriba, lo mismo, lo que se encuentra en lo más profundo  del hombre le permite realizar desde este mundo la " junción de los extremos ", por tanto  Dios mismo. Como Él, el hombre puede planear sobre  la superficie Aguas... Las otras enseñanzas no tienen otro lenguaje. " El Reino de Dios es de dentro de vosotros ", dice el Cristo 1. Al que hace eco el hadith. " Quien conoce su alma conoce a su Señor ". El Hinduismo pone la equivalencia Atmâ-Brahman: " esto es Atmâ; eres esto 2 ".El Budismo considera  Ia naturaleza original de todo ser humano como  la del Buda: el dharmakâya, el " cuerpo del ser ", se refleja en el espíritu humano como buddhi, " sabiduría iluminada”. Para el Taoísmo, Yang creativo, yin receptivo se conjugan y se reúnen en el supremo Tao.

No soy "yo"  (ya que el "yo" no es) quien conoce a Dios, sino la divinidad transpersonal  (que constituye mi esencia) quien  se conoce ella misma en mí por una recuperación  intuitiva de la Realidad, por el "intelecto" supramental, más allá de los diferentes envolturas  físicas y sutiles, de  las determinaciones del espacio tiempo, de la red de las contradictorias. En Ia Síntesis de los Yogas, Aurobindo escribe que " conocemos lo Divino y devenimos  lo Divino porque Lo somos en nuestra naturaleza íntima ". El Maestro Eckhart ya había dicho: " el fondo de Dios y el fondo del alma son sólo un solo y único fondo "... El hombre no tiene que hacerse Dios ya que Lo es, sino que Lo deviene  deviniendo  lo que él  es. Nada se produce en realidad: el pasaje de la ignorancia al Conocimiento es, en última instancia, sólo una cláusula de estilo. El retorno  a lo Esencial no es desplazamiento geográfico, ni incluso cambio de

1. Luc, XVII, 21.

2. Chândogya-upanishad, VI, 9, 4.

conciencia: es recuperación del estado eterno inherente al ser humano; no adquisición de una más, sino desposesión, descarga, aligeramiento, liberación de todo lo que no es. El "pasaje" al  eterno Presente es instantáneo 1 • La continuidad subyacente de lo divino a lo humano dispensa lo integración de hacerse reintegración. El hombre es distinción porque es reflejo del Ser; es identidad porque  no  es otro que Él. Pero sólo entre todos los existentes, el hombre, debido a la posición central que es la suya, - y que hizo decir con razón que la tierra, la estancia del hombre, ocupaba el centro del mundo, - y en virtud de su teomorfismo, tiene la posibilidad de volver a ser el Sí, de teomorfizarse. Hasta está allí uno de los porqués de su creación. Dios, lo mismo, es capaz de antropomorfizarse para ponerse en marcha hacia el hombre. " El Hijo de Dios se hizo a hombre para que el hombre se haga hijo de Dios 2 ".

No se sabe ya aquí muy bien el cual de los dos es el más loco, Dios que decide, en su " amor perdido por la criatura ", dice Nicolas Cabasilas, de arrancarse a su beatitud y a su infinidad para casarse con el sufrimiento intolerable de lo finito, o el hombre, emprendiendo la increíble aventura de volver a ser lo absoluto que jamás dejó de ser, en un " deseo de Dios semejante, dice Juan Damasceno, a la pasión del amante para su bienamada ". Pero dos negaciones, - la de Dios renunciando  a Él mismo, y la del hombre renunciando al yo, - hacen una afirmación; una locura más una locura igualan una sabiduría que es la Sabiduría: lugar del supremo reencuentro de la pobreza ontológica del hombre que se despojó de todo, y del Todo que se revistió del hombre, en la adhesión afirmativa y jubilatoria a esencial Realidad, en la sílaba

1. Es lo que quieren significar los ritos de paso y ciertos mitos como lo de Simplégades, las cuales no dejaba a los buques más que un instante para pasar sin hacerse moler.

2. Ireneo de Lyon, Contra las herejías, III, 10, 2. - la fórmula será repetida por los Padres de la Iglesia, con variaciones sobre el tema, que revelan la riqueza y la profundidad.

fundadora e imperecedera, el gran asentimiento cósmico, el rugido angélico, la aclamación, - trueno silencioso, - del AMÎN eterno.

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Pero detengámonos en el atrio del misterio.

Manifestar por lo menos la curiosidad con respecto a la cosa espiritual, experimentar el deseo de transformarse ya es signo de augurio feliz. La respuesta de la divinidad al hombre permanece proporcionada al esfuerzo del hombre, y también, a su capacidad  de recibir; pero a través de alegrías y penas, la búsqueda no cesa jamás dejes de ser apasionante; hasta se revela la única cosa que lo sea  verdaderamente sin cesar de serlo. Descubriremos primero que todas las cuestiones que se planteaban tienen sus respuestas; estaremos pasmados  al descubrir lo  que ocultan textos sagrados a primera vista insignificantes. A las fases de alegría sucederán " noches oscuras ", donde sería vano esperar un socorro, un milagro. Nos daremos cuenta  que las respuestas alimentan otras cuestiones. Concebimos que antes de aspirar a las cumbres luminosas, hay que descender en sí, aceptar su sombra como parte integrante de lo que se es, adelantarse en sus propios infiernos, darse cuenta de estados inconscientes que serán mantenidos en lo sucesivo en la conciencia. La aceptación de las sombras personales, la toma a cargo de las represiones  instintivas, el sacrificio de las voliciones egóticas  favorecen la emergencia de otra personalidad que no  tiene  más que escasas relaciones con la precedente de la que se ha  desidentificado como de una vieja piel, y que acabará posteriormente en la unión de los semejantes y en la de los polos opuestos, en el " matrimonio sagrado ", diría la alquimia, del Rey y de la Reina.

Durante esta largo evolución, el hombre despertado por el descubrimiento  de las enseñanzas iniciáticas se encontrará más solo a medida que tenga más  consciencia de la inconsistencia de todo lo que no es lo esencial. Una sensibilidad más desarrollada dará  más intensidad a las disputas y a los ruidos, hará más notoria  la grosería y el egoísmo de los que no emprenden ningún trabajo sobre ellos, o los que incluso no sospechan que tal trabajo pueda existir. Su género de preocupaciones se le revelará desprovista de interés; la lectura de los periódicos o de los libros distractivos, las conversaciones con antiguos amigos que no tomaron la misma marcha le parecerán totalmente insípidas. De las reuniones, de los viajes, de los entretenimientos, de las veladas donde todo el mundo habla de todo y de nada, sin que nadie escuche a nadie, no sacará más que un fastidio  monumental. Estimará a su justo valor las ceremonias desprovistos de sentido, los discursos alborotadores, todo lo que halaga el orgullo, la vanidad, la voluntad de poder ; medirá adecuadamente  a los que no creen más que en lo ven, todo lo que creen saber y lo que no saben, todo lo que creen amar y aman para ellos mismos. Esto no será en absoluto desprecio por su parte: los desconcertará por su desinterés y su disponibilidad, reconociendo sus culpas, no imponiéndose jamás en ninguna parte, no proyectando su sombra sobre otro, no pidiendo más que compartir lo que adquirió. No desea más que ayudar a sus hermanos por los cuales llega a sentir compasión. Pero sabe que no se puede ayudar más que a los que lo quieren o lo piden, cuando el momento está maduro, es decir cuando se desborda la copa  del sufrimiento... Pero de este choque con un país que ahora es extraño para él, el alma sale fortificada como la barra de metal incandescente sumergida en el agua: el brutal enfriamiento mantiene la estructura adquirida en caliente. Matrimonio forzado del fuego y del agua, el temple dirige la fabricación las mejores espadas.

Cuando el espeleólogo de las cuevas celestes no abandona, cuando muestra signos de coraje y de sinceridad, la Providencia comienza a interesarse por él. Con las puestas en cuestión  y las reflexiones se adquiere otro modo de apreciación y de ponderación  de los seres, de las circunstancias y de sí mismo. La vida se orienta y se colorea poco a poco de otro modo, se enriquece, se densifica; las relaciones con exterior se modifican; eclosionan coincidencias felices: tal libro que se presenta en un momento de crisis, tal conocimiento  con un ser que sirve de guía o de intermediario, tal acontecimiento mayor en el cual no se es para nada, pero que  constituye un punto de no-retorno. El orden de las prioridades, la jerarquía de los valores se invirtieron  completamente. El investigador tiene el sentimiento de que una abertura misteriosa está produciéndose. Se descubrirá compañeros de camino solicitados por las mismas cuestiones, entregándose a experiencias similares, visitada por las mismas certezas. Sueños asombrosos saldrán a la luz en su noche: posiblemente, bajo el efecto de meditaciones prolongadas, visiones, que deberá sobrepasar, y que procurarán contenerle de todas sus ventosas, de todos sus espejismos...

Sabrá que las riquezas de dentro son aquellas  que ninguna circunstancia contingente ni ningún invasor jamás le quitarán. No se sentirá más concernido por las adaptaciones y las traiciones clericales, el oportunismo de las facciones, el enfrentamiento de las ideologías. Los cataclismos de los que es testigo sólo refuerzan su fe, en la medida en que confirman el contenido de los textos sagrados que los describen con milenarios por anticipado, incriminando a los que habrán quebrantado el pacto con Cielo; sabe que estos cataclismos de toda orden son la consecuencia normal del cinismo del hombre, de su infantilismo, de su ausencia de memoria. Las perspectivas que dejan entrever  no le emocionan en absoluto, en tanto que  simples reacciones  concordantes. La relación que tiene ahora con la fuerza que está en él y que sabe sobrepasarla lo sustrae de las angustias vanas, de  los vagabundeos de lo mental, le hace leer en todo mal una descenso  de lo irracional en el mundo de la realidad, desarmando una razón ávida de explicar todo, o la fuente escondida el bien ulterior.

Tal hombre, fuera de todo medio tradicional, pasará sin duda por formar parte de los marginales, de los  "asociales", cuando se pretende que hay que adaptarse. ¿Pero adaptarse a qué?... Es la cuestión que se olvida poner. - Adaptarse a las opiniones mayoritarias, a la planificación de las palabras y de las ideas, a todo lo que va en contra de lo humano,  obra a favor de un embotamiento vegetativo, no sabría ser aceptable a los ojos del hombre en busca del despertar. Ciertamente, la sociedad no quiere a los que le ayudan con valores demasiado directamente utilizables; se opone por instinto a quienquiera no habla su lenguaje y qué siente como peligroso para sus certezas inmediatas. Los que trabajan sobre ellos mismos le parecen sospechosos, desertores; inspiran tanto más las ganas de atacarlos cuanto que se sabe que no se defenderán apenas. La sociedad se venga de los que sean diferentes, por todo tipo de artificios, a menudo primero inconscientes, para hacerles expiar su amor a la soledad, su gusto de la individuación. También, tales hombres tienen que hacerse notar lo menos posible; están a " jugar el juego ", a saber soportar los incordios que les  esperan, a menudo hasta, las persecuciones.

Y sin embargo, los que podrían alguna cosa para este mundo, salvar lo que todavía puede serlo , son estos espíritus independientes y liberados, estos "disidentes" que, más que de otros, se zambulleron en las profundidades de la complejidad humana, se arriesgaron más adelante en el más allá de lo humano, y que, de vuelta de sus exploraciones, no pueden ya comulgar con las ruedas de molino de sistemas y esquemas que deciden todo en lugar de cada uno, (¡incluida  la existencia o de la no existencia de Dios!) paradójicamente, sólo los que parecían, en el fondo de un retiro tenaz, dar la espalda a la humanidad, ocupados en su sola introspección, están mucho más que otros en comunión con los hombres, con sus dificultades y sus penas. El margen que escogieron tomar les da una recuperación  más viva de los problemas, una visión más ancha, y la calma necesaria para su resolución. Los que permanecen lo más profundamente graves de lo que vislumbraron  se revelarán los más risueños; los más concentrados serán también los más calurosos; y a la hora de los gritos y las lágrimas, los más contemplativos serán los más eficaces. Ésos sólo son la sal de Ia tierra , que fertilizan de espíritu el mundo y constituyen el testimonio silencioso de otra cosa; que saben que la sabiduría es Ia única clave que no se enmohece, y que consiste en vivir la Eternidad en lo cotidiano.