Jean Hani:
extracto de LA VIRGEN NEGRA Y EL MISTERIO DE MARÍA (1)
..El punto del
que hay que partir es la distinción entre lo Absoluto y lo Relativo, la
Realidad suprema, divina, y la Relatividad universal, o el Principio y la
Manifestación o creación. La Realidad suprema, llamada en la India Atma o
Parabrahma, es el Supraser, la "Tearquía supraesencial" de Dionisio
Areopagita, absolutamente incondicionado y no-manifestado, cuyos dos aspectos
son lo Absoluto y lo Infinito. Lo Absoluto es también la Esencialidad, la
Trascendencia, el Supraser propiamente dicho, la Deidad; lo Infinito es la
Posibilidad universal u Omniposibilidad, la Potencialidad en sí, la
potencialidad de los seres y de las cosas, la Inmanencia. Lo Absoluto contiene
la Masculinidad en sí, y lo Infinito contiene la Feminidad en sí. Destaquemos a
modo de paréntesis que estos términos abstractos no deben engañarnos; sólo son
abstractos en su forma y en relación con nuestra mente; pero ocultan en cambio
las más altas realidades, pues nos encontramos aquí en el nivel supremo del que
todo deriva.
De la Infinitud
del Atma, el Principio supremo, surge la Maya, la Manifestación que comprende,
en su cumbre, al Dios personal que "nace" eternamente de la Esencia
divina, de la Esencia suprema, de la "Deidad", "que está más
allá incluso de Dios (personal)", que es "engendradora de Dios",
como dice Dionisio Areopagita (Nombres divinos, II, 1 y 4), el Dios personal
reflejo del Principio supremo, el Ser puro, el Dios creador, legislador y
salvador. Precisemos enseguida, antes de seguir adelante, el sentido de la
palabra Maya, que suele traducirse por "ilusión", cosa que ha dado
pie a terribles malentendidos que han hecho que la metafísica expuesta por la
India fuese asimilada al idealismo alemán, con el que no tiene evidentemente
nada que ver; la palabra se refiere en realidad a la idea de "arte",
y enseguida se ve que se trata aquí del "arte divino", que es la
fuente de la Manifestación o creación.
Por lo demás, se
distinguen dos Mayas: la "Maya suprema" en el orden principial, que
es de la que acabamos de hablar, y la "Maya inferior", en el orden
cosmológico, es decir, por debajo del Dios personal creador, y que
designa el conjunto de la creación.
El surgimiento de
la Maya universal se produce por la Energía divina del Principio, energía que
es inherente a la Infinitud; esta Energía es llamada Shakti, es otro aspecto de
la Maya, y también se distinguen dos Shaktis: Maha Shakti, en el Principio
supremo, por una parte -es la Omniposibilidad que contiene la Maya universal,
la Energía que proyecta la Relatividad como Maya universal- y, por otra parte,
la Shakti que está en el plano del Ser como poder creador de éste.
La Shakti es el
aspecto maternal de la Divinidad suprema, y es el "otro" en Dios, es decir,
el universo, que es en Dios como una "unidad pasiva", lo que llaman
el Eterno Femenino. Esta Feminidad, esta Shakti, es la causa de la creación:
sin la Feminidad principial, Dios no sería participable, no habría creación; el
Eterno Femenino contiene el misterio de esta "epifanía divina" que es
la creación total.
El Dios personal,
el Ser primero, denominado en la India Ishvara, recibe de Mahashakti las
posibilidades de seres manifestables y los concibe en su Logos, su Verbo; en
ese estadio, los seres son otros tantos modos de la esencia divina. Dios los
conoce como arquetipos, es decir, imágenes capaces de participar en su esencia;
pero en este nivel, los arquetipos son Dios mismo y no existe "otro",
ni por consiguiente creación. Para que ésta se efectúe, la actividad del Logos
tiene que ejercerse sobre una "alteridad"; Ishvara se polariza en
Purusha y Prakriti, esa alteridad necesaria que es la Materia prima, entidad
misteriosa, inaprehensible, abismal. Es la Pasividad pura y universal, el
Substrato universal; no es "nada" en sí misma, carece de forma pero
recibe todas las formas. Receptividad pura, receptáculo cósmico, es ella quien,
al ser "distinta" de la Esencia divina, permite que los arquetipos se
manifiesten. En relación con la Esencia divina creadora, ella es la Sustancia
universal; la Esencia creadora proyecta en ella los arquetipos, y la Sustancia
es entonces fecundada y se convierte en Prakriti, la Naturaleza, la Natura
naturans; es todavía la Naturaleza en el nivel principial, no manifestada en lo
visible, y se la distingue de la Prakriti inferior, que es la Naturaleza
efectuada. Esta Naturaleza, Prakriti, es también la Shakti que ha recibido en
sí la energía creadora: pasiva con respecto a Purusha, polo activo de la
creación, se hace activa con respecto al mundo, a los seres arquetípicos que
proyecta en la Existencia; de potencia pasa a ser acto; en cuanto shakti, es la
actividad permanente, fuente de vida en todos los niveles, es la Madre, la
Madre Naturaleza, Magna Mater, Materia-Mater. Como tal, en la perspectiva
politeísta, es paredro del creador. Pero como es siempre fundamentalmente
Potencia pasiva, sin forma, pese a contener las formas, es "siempre
virgen", "inmaculada", totalmente disponible para la acción
creadora, su "humilde sierva".
Es, una vez más,
una entidad misteriosa; en el fundamento de esta Feminidad, de esta
"unidad pasiva", es la "nada pura"; mas para Dios esa
"nada" está eternamente oculta por la imagen de la perfección
absoluta recibida de él. Dios ve en la Naturaleza principial a "su
otro", un "otro" que presenta para él la imagen de una mujer
perfecta; la Sustancia femenina eterna, dice Vladimir Soloviev, es "un ser
vivo espiritual, que posee la plenitud de las fuerzas, un ser no-hipostático,
pero que se encuentra en busca de hipóstasis y aspira a realizarse
indefinidamente: el proceso cósmico es el de la realización de esa Sustancia en
un gran número de formas y de grados".
Es también Maya,
reflejo, en el grado del Ser, de la Maya del Principio supremo que antes hemos
evocado: es el reflejo de la Omnipotencia del Principio en la potencialidad de
la Materia prima. Es la Naturaleza en cuanto producto del "Arte
divino", puesto que ese es el significado exacto de Maya; también en este
aspecto, su actividad se concibe a veces como un "juego", el
"juego divino", lila, una idea que nos trae inmediatamente a la
memoria el texto de los Proverbios en el que la Sabiduría aparece "jugando
sin cesar" ante Dios. Y es que se considera que Prakriti, en sus distintos
aspectos, como Shakti y como Maya, es la Sabiduría, tomada en un sentido
totalmente análogo al de la tradición judeocristiana, lo cual nos traslada al
mismo tiempo al misterio de la Virgen María asimilada a la Sabiduría.
La Sabiduría o
Sofia, la "Santa Sofía", es en el plano más elevado el contenido del
pensamiento divino, el conjunto
indiferenciado de los arquetipos eternos de la Creación, los logoi, según
Máximo el Confesor; cuando son proyectados en la Materia prima, ésta se
convierte también en Sabiduría, la Sabiduría reflejada, también llamada
"Sofía de criatura", término poco adecuado, a decir verdad: mejor
seria decir "emanada", puesto que todavía se sitúa en el nivel
principial y tan sólo se convierte en Sofía creada en su manifestación en los
grados inferiores. El padre Serge Boulgakov ha tratado larga y acertadamente
los aspectos de la Sofía en su obra "Du Verbe Incarné". La Sabiduría,
en resumen, es otro nombre de la Materia Prima cuando es fecundada por el
Logos, y es lo mismo que la Shakti y la Maya: su especificidad reside en el
hecho de que expresa más especialmente cierto aspecto de la creación: su orden,
su armonía y su belleza.
NOTAS:
1. París, Guy-Trédaniel-Éditions de la Maisnie, 1984,
1997. Traducción española de
Francesc Gutiérrez en J. J. de Olañeta, ed., Palma de Mallorca, 1997. Incluimos
aquí un extracto del capítulo III.
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