Maestro Eckhart
EL COMENTARIO DEL GÉNESIS (III)
* * *
El Génesis en sentido moral: primer sentido.
15. Para la
expresión moral, hay que notar que el texto dice que Dios ha creado el cielo y
la tierra, es decir, que primero nombra el cielo, y después la tierra. Con ello
se ataca, primero, a quienes, contra la sentencia de Mateo: "Buscad
primero el reino de Dios" (50), hacen pasar los bienes terrestres antes
que los del cielo. Son semejantes al perro que, queriendo atrapar la sombra del
trozo de comida, no llegan a la comida (51).
Segundo,
igualmente se ataca a quienes hacen el bien por temor, y no por amor. Éstos, en
efecto, se vuelven antes a la tierra, es decir, al castigo, y no al cielo, es
decir, al amor del bien. Contra ellos dice el poeta (52): "Los malvados
han odiado el pecado por temor al castigo". También contra ellos dice
Agustín en De vera religione, cap. 38, que tienen su estilete al revés,
escriben con el mango y lo sostienen con la punta (53). Semejantes personas
tienen la cabeza abajo y los pies arriba, y para ellos el cielo está abajo;
Marcos, 8: "Veo andar a los hombres, que parecen árboles" (54). No es
entonces milagroso que trabajen mucho y que sufran: es que actúan contra el
orden de la naturaleza, contra el ímpetu de la inclinación natural, contra el orden
de Dios, que en el principio creó el cielo, Jb.: "Tú me has hecho alzarme
contra ti, y me he convertido en una carga para mí mismo" (55).
NOTAS AL PUNTO 15º
50. Mt., 6, 33.
51. Para este ejemplo, ver Étienne de Bourbon, Tractatus
de diversis materiis praedicabilibus.
52. El texto del "poeta", i. e., Horacio, Ep.,
I, 16, 52, es ligeramente diferente.
53. En realidad, es el cap. XX, 39.
54. Mc., 8, 24.
55. Jb., 7, 20.
Segundo sentido.
16. Además, se
dice que Dios ha creado el cielo y la tierra en el principio, es decir,
razonablemente, como antes se ha explicado, porque el hombre deificado sabe
cómo disponer de lo que le es propicio y de lo que le es contrario, de los
bienes y de los males, y sabe usarlos, como se dice en Rom. 8: "Para
quienes aman a Dios, todas las cosas colaboran en el bien" (56). En el
principio Dios creó el cielo y la tierra: en el principio, es decir,
razonablemente.
NOTAS AL PUNTO 16º
56. Rm., 8, 28.
17. A propósito
de ello, nota dos cosas sacadas de Rabbi Moisés (57). Primero, "hay una
diferencia entre principio y primero (58). Un principio, en efecto, es algo que
reside en aquello de lo cual es el principio, o que le acompaña y no le es
anterior en el tiempo. Es así que el corazón es el principio de la vida de los
animales". "Pero se llama el primero a lo que es más antiguo en el
tiempo, sin ser causa de lo que viene después, como si dijéramos: el primero
que habitó esta casa fue Pedro, y tras él Juan". "Ahora bien, la
palabra con la que comienza el libro del Génesis en lengua hebrea significa "principio",
y deriva de la palabra "cabeza", que es el principio del cuerpo en
todos los animales".
NOTAS AL PUNTO 17º
57. Maimónides.
58. Para todo esto, cf. Maimónides, Dux neutrorum, II,
31. La interpretación del "Principio" (arjé) como
"Príncipe" (arjei), que une a la noción de comienzo la de mandato,
está probada desde Teófilo de Antioquía, Ad Autolycum, texto y comentarios en
P. Nautin, "GénE8se I, 1-2, de Justin E0 OrigE8ne", In Principio, Interprétations
des premiers versets de la GenE8se, París, 1973, p. 71, especialmente:
"Este Verbo es llamado arjé porque es el jefe (arjei) y el maestro de
todos los seres creados por su mediación". Sobre la relación
"cabeza-principio" en hebreo, cf. igualmente las Hebr. quaest. in
Gen., de Jerónimo, I, 1. Sobre los diferentes sentidos de la palabra arjé, ver
Basilio, In Exaem. hom., I.
18. Segundo.
Dios simultáneamente creó el cielo y la tierra y todas las cosas que se hallan
"en estado acabado y en plena belleza", "en la perfección de la
especie y de la forma y en la de la elección de los accidentes", pero
éstos no aparecen simultáneamente. Puede a propósito de esto evocarse el
ejemplo del "campesino que siembra al mismo tiempo diferentes géneros de
granos en la tierra. Una parte brota al cabo de un día, otra en dos, otra en
tres. Pero todos los granos fueron sembrados a la misma hora (59).
NOTAS AL PUNTO 18º
59. Maimónides, Dux neut., II, 31. El texto de Maimónides
se adapta perfectamente a la doctrina de las razones eternas (o
"seminales", según el término empleado por Agustín). Todas las causas
ejemplares son declaradas simultáneamente en el Verbo: no es sino en el
exterior que aparecen las diferencias, y también por ello un orden.
Tercer sentido y recapitulación general.
19. Retomando
ahora lo que se ha dicho: En el principio Dios creó el cielo y la tierra,
decimos:
El ser, fin de la creación.
Primero, que Dios creó el cielo y la tierra
en el principio, es decir, en el ser o por el ser y a causa del ser; ha creado
las cosas para que fueran, Sb. I: "Él ha creado para que todas las cosas
fueran" (60). El ser es, en efecto, la primera de todas las ideas o
perfecciones y su principio. Ya he desarrollado esto a propósito del primer capítulo
del libro de la Sabiduría.
Dios crea en sí mismo.
Segundo, que Él
creó en el principio, es decir, que creó de tal manera que las cosas no fueran
entonces en el exterior de él. Es de modo diferente a todos los artesanos
inferiores a Dios. En efecto, el maestro de obras construye la casa en su
exterior. Agustín, en sus Confesiones, libro IV, [dice]: "Él no ha hecho
las cosas para después abandonarlas, por el contrario, todo lo que viene de él permanece
en él".
NOTAS AL PUNTO 19º
60. Sb., I, 14.Es decir, ahora.
20. Tercero,
que Él creó en el principio, es decir, que ha creado de una manera tal que
creará siempre; Jn., 5: "Mi padre obra hasta ahora" (61).
Y en el Hijo.
Cuarto: En el
principio, es decir, en el Hijo, Jn., 8: "Yo soy el principio" (62).
Debe ser notado aquí que, al igual que nada deviene justo si no es por la
justicia engendradora, que, en tanto que tal, es inengendrada, y por o en la
justicia, engendrado, nada es creado sino por el ser inengendrado [que es el
Padre], y en el ser engendrado, que es el Hijo (63).
O Razón.
Quinto: Él creó
en el principio, es decir, en la Razón. La Razón, en efecto, el logos, o Verbo,
es el principio de todas las cosas.
NOTAS AL PUNTO 20º
61. Jn., 5, 17.
62. Jn., 8, 25.
63. El tema de la Justicia (inengendrada y engendradora)
es uno de los principales paradigmas eckhartianos de la relación Padre-Hijo en
la vida trinitaria. Pero también es el modelo de la deificación del hombre
"engendrado hijo" en el Hijo engendrado.
Segunda crítica del emanatismo.
21. Sexto: En
el principio él creó el cielo y la tierra, pues los más bajos de entre los
seres son los primeros al igual que los más altos, y todos se refieren al ser y
en el ser (64), según este pasaje: "Si hasta los cielos subo, allí estás
tú, si al infierno desciendo, allí te encuentras" (65). Y esto contra la
opinión de Avicena y otros que dicen que Dios creó en el principio la Inteligencia,
y que por su mediación creó el resto (66). Todas las cosas, de hecho, reciben
el ser sin mediación, sólo de Dios, y en igualdad. El ejemplo está en las
potencias del alma y en los órganos del cuerpo, pues todos reciben el ser del
alma nmediatamente y en igualdad, y no hay pues ninguna gradación en el ser, en
la vida o en el alma.
La función del mal.
Séptimo: El
cielo y la tierra, es decir, los bienes y los males, Is. 45: "creando la
desgracia y aportando la paz" (67). En efecto, la percepción del universo
requiere que el mal sea, y el propio mal está comprendido en el bien (68) y
referido al bien del universo, que se vuelve primero y por sí mismo a la
creación.
NOTAS AL PUNTO 21º
64. Estas pocas líneas fueron incriminadas en la primera
lista de la acusación de Colonia.
65. Sal. 139, 8.
66. Esta segunda crítica del emanatismo refuta entonces a
Avicena y a quienes sostienen que Dios produjo a la criatura corporal por mediación
de los ángeles. Cf. Avicena, Met., IX, 4; Algazel, Met., V; Averroes, Destr.
Destr., disp. 3, Lib. de Causis, prop. III, y los "platónicos"
Macrobio, In somn. Scip. comm., I, XIV, 6 ss. Igualmente, Tomás, Sum. contr.
Gent., II, c42.
67. Is., 45, 7.
68. Cf. Tomás de Aquino, IAA P, q. 48, a. 3. Eckhart
solicita en el sentido de una teodicea la doctrina de Tomás según la cual el concepto
del mal implica o contiene la negación del concepto del bien "importat
rationem boni privative acceptam").
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