miércoles, 28 de febrero de 2018

Numerología de las tradiciones abrahámicas (Nikos Vardhikas)

Numerología de las tradiciones abrahámicas

Por Nikos VARDHIKAS

(Vers la Tradition)

Tomando como base el artículo de R. Guénon "Remarques sur la production des nombres" (La Gnose, Junio Agosto 1910, reimpreso en "Mélanges", 1976, pp. 58-68), podemos establecer para las tradiciones abrahámicas tablas basadas en su concepción de la divinidad y los símbolos dominantes de cada rama (que consideraremos como indicando el método particular de cada tradición), y así concluir en su finalidad.

Judaísmo:
Divinidad: 1 - Símbolos: 6,7 (estrella de David y menorah) - Finalidad: 7 (6 + 1), 8
Cristianismo:
Divinidad: 3 - Símbolos: 4,7 (cruz y crisma, inscritos en un círculo) - Finalidad: 7 (3 + 4), 10 (adición) 12,3 (multiplicación)
Islam:
Divinidad: 1 - Símbolos: 8,10 (: 2) (dos cuadrados anidados, media luna + estrella) Finalidad: 9,11 (6)

Llegamos a las finalidades añadiendo el número de la divinidad con los símbolos de la tradición. El cristianismo es la única tradición para la cual, debido a su divinidad "dinamica" (1 = 3), también es posible multiplicar símbolos y divinidad.

El 10 como la finalidad del cristianismo no sólo sale del 7+3, sino también del hecho de que el 4 es el tetraktys, ya que el 3 proviene de la serie 1-2-3 de la Trinidad. Por eso se considera que el propósito dominante del cristianismo es el décimo y no el séptimo.

Hemos indicado la manera en que se producen los números, para diferenciar su simbiosis; el cristianismo comparte con el judaísmo un propósito "7", pero se produce de una manera diferente.
Utilizando la interpretación de los números del mencionado artículo de Guénon, podemos hacer algunas observaciones.

Judaísmo

Representa una continuidad notable: 6,7,7,8 entre su método y su fin. La presencia de 7 en las dos "rúbricas" refuerza aún más esta homogeneidad.
El judaísmo se presenta como una forma de cubrir todo el mundo manifestado, por lo tanto como una forma natural basada en un método de este mundo, y por lo tanto necesariamente ritual. Parece que es él, más que el Islam que se vuelca al futuro, quien es el más rico en "alabar" y recordar a Dios a quien debemos nuestra existencia.

Cristianismo

Se basa enteramente en la manifestación de la Palabra en la naturaleza, y es, por lo tanto, un camino del corazón que puede ofrecer un "atajo" para salir del camino completamente natural.
(Comienza en 4: el Verbo manifestado; termina en 10: la manifestación total del ser. Su divinidad, el 3, es la divinidad manifestada, aunque no todavía material.

Es, por lo tanto, en realidad, la vía "media", como lo es cronológicamente también (1).
Su método (el Principio de Creación en éste) parece indicar la participabilidad en lo divino.
Si uno admite sólo 6 para el crisma (ponemos 7 porque generalmente está en un círculo), las conclusiones finales no cambian mucho.

Por otra parte, si aceptamos la multiplicación símbolos y divinidad, tenemos 4 x 3 = 12 (ciclo completo) y 6 x 3 = 18 = 9 (manifestación material completa - comienzo del Islam) o 7 x 3 = 21 = 3,  alcanzar la divinidad (manifestada y no manifiesta, es decir, la divinidad "inteligible", pero no pura no-manifestación).

7 x 3 indica la naturaleza en los tres mundos, es decir, la naturaleza en los tres mundos, es decir el fin de los pequeños misterios.

6 x 3 indica la creación en los tres mundos, es decir, el principio de los pequeños misterios.
Con esta multiplicación (= uso del atajo transformador cristiano), el cristianismo sobrevive al Islam en el siglo futuro; de lo contrario, se extingue antes. Por supuesto, como ésta es una forma esotérica, habría sobrevivido de todos modos, pero aquí se nos dice que sólo ella sobrevivirá. Cabe señalar aquí que el Islam considera a Jesús como el profeta que volverá el día del juicio.

Islam

Desde el principio, uno puede notar una "secuela" en los objetivos de las tres tradiciones:
El Islam comienza en el 8 donde termina el judaísmo, pero también en el 10 lugar donde termina el cristianismo. Esta doble salida del Islam sobre los objetivos de los otros dos monoteísmos confirma su carácter como la última religión revelada.

La misma conclusión se impone por las dos finalidades del Islam:

El 9, que indica la finalización de la creación y un ciclo completo (pero parcial, siendo el ciclo más general simbolizado por el 12).
Y el 11, que indica el paso al siguiente ciclo.
El método del Islam (final de la Creación y Manifestación total del Ser) parece ser, como su finalidad, un método de conservación hasta el final del ciclo. Es, por lo tanto, el mínimo necesario al final de los tiempos para la "salvación".

Islam y cristianismo

El hecho de que el 10 del islam esté representado por un semicírculo con su centro, mientras que el décimo cristiano proviene del desarrollo de los tetraktys indica, además, que el islam no constituye, en sentido estricto, una culminación del cristianismo, sino más bien una rectificación (obviamente reductora) de un cristianismo desviado.

Cristianismo y Judaísmo

Comparten, como método, el 7 (6 + 1) o el 6 según si el crisma está en círculo o no.
Esto indica un ordenamiento (ritual?) de la creación, las fuerzas naturales que recuerdan su principio.
La judeidad de Jesús y el Antiguo Testamento comúnmente aceptado refuerzan esta conclusión.
En sus finalidades, las dos tradiciones comparten el 7 de nuevo, producido de manera diferente (6 + 1,4 + 3). Se trata siempre  de ordenar la creación, pero el cristianismo innova recordando la presencia de la divinidad en la creación y lo inverso (deificación), donde el judaísmo se contenta con afirmar que su método es su finalidad: la doxología perpetua.

Judaísmo e Islam

Se completan en tanto que principio y fin de la creación material y se afirman como vías naturales y devocionales, inaugurando y clausurando la revelación.

 Si, desde ciertos lados, se puede hablar de continuum, el judaísmo que va de 6 a 8 y el Islam de 8 a 11, no hay que olvidar el terreno cristiano, del 4 (antes, pues, del principio de creación material pues “Antes que Abrahan fuero yo soy”) al 10; el cristianismo constituye así una tradición a la vez de acuerdo con las dos otras y profundamente original en relación con ellas, en cuanto a su método que puede ser "abrupto". Se nos recuerda aquí, por tanto, la posibilidad que el cristianismo nos brinda de superar a la naturaleza, ha existido desde antes de la existencia misma de esta tradición.
Las tres tradiciones, en cualquier caso, no parecen estar interesadas en una visión "global" que vaya más allá del mundo, aunque se puede decir que el cristianismo va más "hacia atrás" (antes de la manifestación) y el Islam más "hacia adelante" (después del fin del ciclo). Paradójicamente, es el judaísmo, la primera tradición desde un punto de vista cronológico, la que parece ser la más arraigada en este ciclo.

La conclusión más interesante nos parece ser la que se refiere al propósito de las tres ramas abrahámicas.

El judaísmo aparece como el que ordena la vida aquí abajo para vivir bien, recordando sus orígenes: el cristianismo propone un camino unitivo: el Islam constituye el viatico mínimo para el más allá.
Finalmente, a pesar de nuestra costumbre de hablar del continuum "Judeo-Cristiano", el concepto de judeo-islamismo también debería ser inventado. Entre las dos ramas semíticas del monoteísmo, hay mucha más "continuidad" que el judaísmo y el cristianismo; este último "desarrolla" la enseñanza judía hasta sus límites (cf.  Las analogías Génesis/Éxodo con encarnación/resurrección o víspera con María, etc.), pero al hacerlo innova mucho más que el Islam que aparece como un "retorno" al fitrah semítico, simplificando y nivelando, deshaciéndose de las sutilezas "griegas" que también son sinagógales.

He aquí lo que Guénon dice sobre los números que nos interesan aquí:

3 Manifestación del Ser-Unidad (1), la única a través del cual podemos concebirlo.
4. Expansión total de la primera manifestación de la Unidad receptora, el Verbo Manifestado, Adam Kadmon, Emanación; de ella derivan todos los otros grados de la manifestación del Ser (1 + 2 + 3 + 3 + 4 = 10).
6 Consecuencia necesaria del ternario (1 + 2 + 3 = 6); punto de partida de la Creación.
7 Símbolo de las fuerzas naturales, Creación revestida de formas.
8. Realización material, límite de la manifestación del Ser, el Mundo material, Equilibrio, límite en las distinciones que creamos entre las cosas.
9 Multiplicidad, jerarquía de los tres mundos.

10 Manifestación total del Ser, pleno desarrollo de la Unidad, la Unidad realizada en la multiplicidad.
Podemos elaborar el siguiente esquema, en cuanto a los métodos y propósitos de las tres religiones, teniendo en cuenta que no tiene nada de cronológico:

3      4     5     6     7       8      9     10    11     12

                      0     0 •     •                                         JUDAISMO

•    0              0      0 •                     •                 •       CRISTIANISMO

                                        O      •     o        •               ISLAM


o= método                    • = finalidad

NOTA
1 - Sobre este tema (la vía del medio), ver la discusión entre el emperador Manuel Il Paleólogo y un turco Mudarris, Ankara, en 1390/1 o 1391/2.
Edición y  traducción de la 7ªme controversia por Théodore Khoury, CERF (Sources: Christiannes Nº115), París 1966.



DIÁLOGOS MÍSTICOS. DEL CIELO Y DEL INFIERNO (Jakob Boehme)

DIÁLOGOS MÍSTICOS
Jakob Boehme

DEL CIELO Y DEL INFIERNO
UN DIALOGO ENTRE EL ESTUDIANTE JUNIO Y SU MAESTRO TEOFORO

El estudiante preguntó a su maestro: — ¿Adónde va el alma cuando el cuerpo muere?
Su maestro le respondió: — No tiene necesidad de ir a ninguna parte.

iCόmo!— dijo el inquisitivo Junio—, ¿acaso el alma no debe abandonar el cuerpo con la muerte e ir bien al cielo o al infierno?

—No tiene por qué ir a parte alguna— replicó el venerable Teόfοrο—; sólo la vida externa mortal, junto con el cuerpo, se separarán del alma. El alma tiene el cielo y el infierno dentro de ella misma con anterioridad, de acuerdo a lo que está escrito: El reino de los cielos no llega con la observación, ni dirá nadie ¡mira aquí!, ¡mira allí!, pues has de saber que el reino de Dios no llega con la observación, ni dirá nadie ¡mira aquí!, o ¡mira allí!, pues has de saber que el reino de Dios está dentro de ti. Y el alma se establecerá sobre aquello que en ti se manifieste, sea el cielo o el infierno.
Entonces Junio dijo a su maestro: — Esto resulta difícil de entender ¿Acaso no entra en el cielo o en el infierno igual que un hombre entra en una casa, o igual que se entra en un lugar conocido a través de un agujero o de una ventana? ¿No entra acaso en otro mundo?

El maestro habló, y dijo: — No. En verdad que no se da dicha suerte de entrada, por cuanto que el cielo y el infierno están en todas partes, estando coextendidos universalmente.

— ¿Cómo es ello posible? — dijo el estudiante—; ¿pueden el cielo y el infierno estar presentes aquí, donde nos sentamos? Y si uno de ellos pudiera estar presente, ¿quieres Hacerme creer que ambos podrían estar aquí juntos?

Entonces el maestro habló de la siguiente manera: —He dicho que el cielo está presente en todas partes; y es verdad. Pues Dios está en el ciclo, y Dios está en todas partes. También he dicho que igualmente el infierno debe estar en todas partes, y eso también es verdad. Pues el maligno que es el diablo, está en el infierno; y el mundo entero, como nos ha enseñado al apóstol, reside en el maligno, lo que es tanto como decir que no sólo el diablo está en el mundo, sino que también el mundo está en el diablo. Y si está en el diablo, también estará en el infierno, porque el diablo está en el infierno. Es así que el infierno está en todas partes, al igual que el cielo. Esta es la cosa que habría que probar.
El estudiante, asombrado ante esto, dijo: —Te ruego que me ayudes a comprender esto.
A lo cual el maestro respondió: —Entiende, pues, lo que es el cielo. No es sino hacer que la voluntad se vuelva hacia el amor de Dios y se introduzca en él. Dondequiera que encuentres a Dios manifestándose en el amor, ahí encontraras el cielo, sin tener que viajar por ello ni un solo paso. Y entiende así también lo que es el infierno, y dónde se encuentra. Te digo que no es sino volver la voluntad hacia la ira de Dios. Dondequiera que la ira de Dios se manifiesta más o menos, ahí ciertamente habrá más o menos infierno, sea cual sea el lugar. Así que son el volverse de la voluntad bien hacía su amor, bien hacia su ira, y de acuerdo a ello estarás en el cielo o en el infierno. Tenlo bien presente. Esto tiene lugar en nuestra vida presente, y es por ello que San Pablo dijo: "Nuestra conversación está en el cielo." Y Cristo dijo también: “mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y las doy la vida eterna; y nadie las arrancará de mi mano." Observad que no digo les daré, tras terminar la vida, sino les doy, es decir, ahora, en el tiempo de esta vida. Y qué otra cosa es el don de Cristo para sus seguidores sino ''una eternidad de vida; lo cual, ciertamente, solo puede tener lugar en el cielo. E igualmente, si ciertamente Cristo está en el cielo, y quienes le siguen en la regeneración están de su mano, entonces ellos están donde esta él, y por tanto no pueden estar fuera del cielo. Más aún nadie será capaz de arrancarlos del cielo, pues es Cristo quien los retiene, y están en su mano a la cual nadie puede resistirse. Todo, por .consiguiente, consiste en volver la voluntad hacia el cielo, o hacerla entrar en el cielo, escuchando la voz de Cristo, conociéndolo y siguiéndolo. E igualmente lo contrario, ¿Comprendes esto?

Su estudiante le dijo: —Creo que lo entiendo en parte. Pero, ¿de qué modo tiene lugar esta entrada de la voluntad en el cielo?

El maestro le respondió: — Trataré de darte satisfacción en esta pregunta, pero has de estar muy atento a lo que he de decirte. Sabes pues, hijo mío, que cuando el fundamento de la voluntad se entrega a Dios, cae de su propio ser, fuera y más allá de todo fundamento y lugar que puedan ser imaginados, a una cierta sima desconocida en la que sólo se manifiesta Dios, y en la que sólo él obra y tiene voluntad. Entonces se vuelve como nada para sí misma, en cuanto a su obrar y a su voluntad; y así Dios obra y tiene voluntad en ella. Y Dios habita en su resignada voluntad, con lo cual él alma es santificada, y queda lista para entrar en el reposo divino. Ahora bien, en este caso en el que se rompe el cuerpo, el alma es completamente penetrada en su totalidad, pierde su oscuridad, y deviene brillante y reluciente. Esta es la mano de Cristo, por la cual al amor de Dios habita plenamente en el alma y es en ella una luz brillante y reluciente una vida nueva y gloriosa. Entonces el alma está en el cielo, y es un templo del Espíritu Santo, y es ella misma el cielo de Dios, en el que mora. Fíjate bien, ésta es la entrada de la voluntad en el cielo; y así es como tiene lugar.

Ten a bien, señor, proseguir—dijo el estudiante—, y permíteme saber qué le ocurre en el otro lado.
El maestro dijo: —El alma está divinizada, como ves, está en la mano de Cristo, esto es, en el cielo, como él mismo nos ha contado; también has escuchado de qué modo viene a suceder esto. Pero el alma no divinizada no quiere llegar durante esta vida a la resignación de su voluntad, ni desea entrar en la voluntad de Dios, sino que persiste en su propia codicia y deseo, en la vanidad y en la falsedad, y es así que entra en la voluntad del diablo. Recibe por tanto en sí misma tan solo la malicia; solo el engaño, el orgullo, la sordidez, la envidia, la cólera, y a ello entrega su voluntad y todo su deseo. Esta es la vanidad de la voluntad; y esta misma vanidad o sombra vana debe de la misma manera manifestarse en el alma, la cual se ha entregado o rendido como su sirviente. En ella debe obrar, igual que el amor de Dios obra en la voluntad regenerada y la penetra completamente, al modo en que el fuego lo hace con el hierro.

"Y no le es posible a este alma llegar al reposo divino, pues la ira de Dios se manifiesta en ella, y obra en ella. Ahora bien, cual el cuerpo se separa del alma, la melancolía y la desesperación eternas comienzan, pues encuentra ahora que se ha convertido totalmente en vanidad, una vanidad sumamente vejatoria para sí, y que se ha convertido en una furia trastornante y una abominación autoatormentante. Ahora percibe la decepción de todo lo que anteriormente había deseado. Se siente ciega, desnuda, herida, hambrienta y sedienta, sin las menores perspectivas de liberarse nunca o de obtener siquiera una gota de agua de la vida eterna. Y siente que solo es un diablo para sí misma, su propio ejecutor y torturador; se aterroriza ante su propia forma oscura y horrible, como un gusano deforme y monstruoso, y gustosamente quisiera huir de sí misma si pudiera, pero no puede, pues está encadenada con las cadenas de la naturaleza oscura, en la que se sumió mientras estaba en la carne. Y así, no habiendo aprendido a sumirse en la gracia divina, ni habiéndose acostumbrado a ello, y siendo también poseída fuertemente por la idea de Dios como un Dios airado y celoso, la pobre alma tiene a la vez miedo y vergüenza de introducir su voluntad en Dios, que es el modo de que consiguiera posiblemente la liberación. El alma tiene miedo de ello, confundida por su propia desnudez y monstruosidad, y quisiera por tanto, si fuera posible, ocultarse de la majestad de Dios, y ocultar su forma abominable al ojo de Dios, sumamente santo, pero esto lo quisiera hacer introduciéndose aún más profundamente en la oscuridad, con lo que no entraría en la voluntad de Dios. No podría entrar en el amor, a causa de la voluntad que ha reinado en ella. Pues un alma así está cautiva de la cólera, ella misma no es sino mera cólera habiéndose encerrado ella misma por su falso deseo que se ha despertado en sí misma, y habiéndose así transformado en la naturaleza y peculiaridad de la cólera.
"Y puesto que la luz de Dios no brilla en ella, ni la inclina el amor de Dios, el alma es como una gran tiniebla, y como un ansioso dolor ígneo, transportando un infierno dentro de ella, y no siendo capaz de discernir el menor vislumbre de la luz de Dios, o de sentir el menor chispazo de su amor. Reside por tanto en sí misma como en el infierno, y no necesita entrar en el infierno en absoluto, ni ser llevada a él; pues en cualquier lugar en que esté, mientras esté en si misma estará en el infierno. Y aunque viaje lejos, y se separe muchos cientos miles de leguas de su presente lugar con el fin de salir del infierno, aún permanecerá en el dolor y en las tinieblas infernales.

—Si esto es así—dijo el estudiante a Teόforo—, ¿cómo es que un alma celestial no percibe perfectamente durante el tiempo de esta vida la luz y el gozo celestiales, y que el alama que carece de Dios en el mundo no siente tampoco aquí el infierno, igual que los perciben y sienten luego? ¿Por qué no habrían ambos de ser percibidos y sentidos tanto en esta vida como en la siguiente, dado que ambos se encuentran en el hombre,  y que todo hombre opera siempre uno de ellos como lo has mostrado?

A lo cual Teόforo respondió: — El reino de los cielos opera y se manifiesta en lo santos por la fe. Aquellos que llevan a Dios dentro de sí, y que viven de acuerdo a su espíritu, encuentran el reino de Dios en su fe, su voluntad se ha entregado a Dios a causa de esta fe, y se ha hecho divina. En una palabra, dentro de ellos hay una transacción causada por la fe, lo cual les supone la evidencia de los invisibles eternos, y urna gran manifestación en su espíritu de este rcinυ divino que se encuentra dentro de ellos. Pero su vida natural se halla de todos modos circundada de carne y huesos. Y al hallarse así en contrariedad, y colocarse por la Caída en el principio de la ira de Dios, y al estar rodeadas del mundo, que no puede en modo alguno reconciliarse con la fe, estas leales almas se hallan sumamente opuestas a los ataques de este mundo por el que viajan. No pueden ser insensibles al hecho de estar rodeadas de carne y hueso, y de las vanas codicias de este mundo, que no dejan continuamente de penetrar la vida externa y mortal y de tentarlas en múltiples modus, como lo hizo con Cristo. De donde el mundo por una parte, y el diablo por otra, no sin la maldición de la ira de Dios en la carne y en la sangre, penetran y escudriñan concienzudamente la vida. Con ello sucede que el alma se halla a menudo en ansiedad cuando estos tres se echan sobre ella juntos, y cuando el infierno asalta de este modo a la vida, deseando manifestarse en el alma. Pero el alma entonces se sumerge en la esperanza de la gracia de Dios, y se mantiene como una bella rosa en medio de las espinas, hasta que el reino de este mundo se aparta de ella a la muerte del cuerpo. Y entonces al alma se manifiesta por primera vez verdaderamente en el amor de Dios, y en su reino, que es el reino del amor, no teniendo ya en lo sucesivo nada que se lo impida. Pero durante la vida debe caminar con Cristo en este mundo, y entonces Cristo la libera de su propio infierno, penetrándola con su amor, y hallándose a su lado en el infierno del alma por cielo.

"Más en cuanto a lo que también dices de que porqué las almas que están sin Dios no sienten el infierno en este mundo, te respondo: lo llevan consigo en sus pervertidas conciencias, pero no lo0 saben, pues el mundo les ha sacado los ojos, y su letal copa las ha sumido igualmente en su sueño, en un sueño sumamente fatal. No obstante, debe reconocerse que los malvados frecuentemente sienten el infierno dentro de ellos durante el tiempo de esta vida mortal, aunque puedan no darse cuenta de la vanidad terrenal que se les adhiere desde fuera, y a causa de los placeres y entretenimientos sensibles con los que están intoxicados. Más aún, ha de advertirse que la vida externa de tales personas tiene, sin embargo, la luz de la naturaleza externa, que rige dicha vida; el dolor del infierno no puede revelarse por tanto, mientras la luz de la naturaleza externa gobierne. Mas cuando el cuerpo muere, de modo que al alma ya no puede seguir gozando de dichos placeres y deleite temporales, ni de la luz de este mundo exterior, que se extingue entonces totalmente para ella, entonces, digo, el alma tiene un hambre y una sed eternas de las vanidades de las que aquí estuvo enamorada, pero no puede alcanzar nada salvo esa falsa voluntad que había impresionado en sí misma mientras estuvo en el cuerpo. Y ahora, mientras que tenía una gran cantidad de su voluntad en esta vida, sin estar no obstante contenta con ello, siente que tiene, tras esta separación hecha con la muerte, poco de ella, lo que crea en ella una sed sempiterna de aquello que no podrá obtener nunca más, lo que la hace estar en una perpetua codicia lujuriosa de la vanidad, de acuerdo a su anterior impresión, y en una continua furia de hambre de toda esa clase de perversiones y lascivias en las que estuvo inmersa cuando se hallaba en la carne. Gustosamente haría más daño todavía, pero al no tener dónde o con qué llevarlo a efecto, sólo lo hace sobre sí misma. Toda transacción es ahora interna, igual que si fuese afuera; así, el alma no divina es atormentada por las furias que están en su propia mente y que ha engendrado ella misma sobre sí misma. Pues verdaderamente se ha convertido en su propio diablo y torturador. Aquello por lo cual pecó aquí, reside todavía con él, en la impresión, cuando la sombra del mundo ha pasado de largo y se ha convertido en su prisión y en su infierno. Pero esta hambre y esta sed infernales no pueden manifestarse plenamente en el alma hasta separarse del alma el cuerpo que suministraba al alma aquello que ésta codiciaba, aquello que codiciaba tanto que la hacía perseguir todas sus ansias.
Percibo, pues —dijo Junio a su maestro—, que el alma, habiendo  jugado al disoluto junto con el cuerpo en toda voluptuosidad, y habiendo servido a las lascivias de aquél durante esta vida, retiene todavía las mismas inclinaciones y los mismos afectos que antes tenía, aunque ahora ya no tenga ni la oportunidad ni la capacidad de seguir satisfaciéndolas; y que al no poder ser esto, el infierno se abre en dicha alma, infierno que antes había estado cerrado por medio de la vida externa en el cuerpo y por la luz de este mundo. ¿Lo entiendo correctamente?

Teóforo dijo: — Lo entiendes correctísimamente. Continua.

—Por otro lado —dijo Junio— percibo claramente lo que he oído de que el cielo sólo puede estar en un alma amante, poseída por Dios, y que por tanto ha sometido al cuerpo a la obediencia del espíritu en todas las cosas, y que se ha sumergido perfectamente en la voluntad y en, el amor de Dios. Me resulta evidente que cuando el cuerpo muera, y esta alma sea con ello redimida de la tierra, la vida de Dios, que se encontraba oculta en ella, se desplazará gloriosamente, manifestándose entonces el cielo en consecuencia. No obstante, si no hubiese también un cielo local, no sé dónde colocar la más pequeña parte de la creación, y no digamos lo más grande. Pues ¿dónde podrán residir todos sus habitantes intelectuales?

En su propio principio —respondió el maestro—, sea este de la luz o de oscuridad. Pues todo ser intelectual creado permanece en sus hechos y en sus esencias, en sus maravillas y peculiaridades, en su vida e imagen, y ahí contempla y siente a Dios, que está en todas partes, sea en el amor o en la ira.
"Si estuviese en el amor de Dios, contemplará a Dios de acuerdo con ello, y lo sentirá pues en el amor. Pero si se ha cautivado a sí mismo en la ira de Dios, sólo puede contemplar a Dios en la naturaleza colérica, no puede percibirlo sino como un espíritu irritado y vengativo. Todos los lugares son iguales para este ser intelectual si se halla en el amor de Dios, y si no está en este amor, todo lugar es igualmente un infierno para él. ¿Qué lugar podría atar a un pensamiento? ¿Qué necesidad tiene un espíritu de comprensión, de mantenerse aquí o ahí, en cuanto a su felicidad o miseria? Verdaderamente, dondequiera que esté, se hallará en el mundo abismal, en el que no hay ni final ni límite. Y, pregunto, ¿adónde podría ir? Pues aunque se alejase mil millas, o mil veces diez mil millas, y diez mil veces esto, más allá de los límites del universo, yendo a los espacios imaginarios del más allá de las estrellas, aún estaría en el mismísimo punto del que partió. Pues Dios es el lugar del espíritu, si es lícito atribuirle un nombre tal que tiene relación con el cuerpo. Y en Dios no hay límite alguno. Tanto lejos como cerca son aquí uno solo. Y sea en su amor o en su cólera, la voluntad abismal del espíritu se halla confinada en su totalidad. Es veloz como el pensamiento, pasando a través de todas las cosas; es mágica, y no pueden admitirla las cosas corporales o externas; habita en sus maravillas, y éstas son su hogar.

"Esto es lo que sucede con todo ser intelectual, sea el orden de los ángeles o de las almas humanas. No temas que no vaya a haber lugar para todos, por muchos que sean, y un lugar que sea el más acomodado para ellos, de acuerdo a su elección o determinación, y que puede entonces llamarse su propio hogar.

—Ahora —dijo el estudiante— recuerdo, en verdad, que se ha escrito sobre el gran traidor que, tras la muerte, fue a su propio hogar.

El maestro dijo a esto: —Lo mismo es cierto de toda alma cuando marcha de esta vida mortal. Y es cierto de la misma manera de todo ángel, o de cualquier espíritu, y ello es necesariamente determinado por su propia elección. Igual que Dios está en todas partes, también sus ángeles están en todas partes, pero cada uno en su propio principio y en su propia peculiaridad, o, si prefieres decirlo así, en su propio lugar. Se admite que la misma esencia de Dios, que para los espíritus es como un lugar, se encuentra en todas partes, pero la apropiación o participación de ésta es diferente para cada uno, de acuerdo a lo que cada uno haya atraído mágicamente en el anhelo de la voluntad. La misma esencia divina que se encuentra arriba con los ángeles de Dios, está  también abajo con nosotros, se halla igualmente con ellos, pero en diferentes maneras y en diferentes grados en cuanto a comunicación y participación.

"Y lo que he dicho aquí de lo divino debes por igual considerarlo de la participación en la esencia y en la naturaleza diabólicas, que son el poder de las tinieblas, en cuanto a los múltiples modos, grados, y apropiaciones de ellas en la voluntad falsa. En este mundo hay una lucha entre ambos, pero cuando este mundo ha alcanzado el límite en alguien, entonces el principio capta aquello que es lo suyo propio, y así el alma recibe compañeros de acuerdo con ello, esto es, bien ángeles o bien demonios.
A esto el estudiante dijo nuevamente: —El cielo y el infierno, por tanto, comienzan en nosotros la lucha en el tiempo de esta vida; mas, estando, Dios mismo también cerca de nosotros, ¿dónde pueden habitar los ángeles y los demonios?

El maestro le respondió así: —Ahí donde tú no habitas con tu yo y con tu propia voluntad, ahí habitan contigo los ángeles santos, y en todo tu derredor. Recuerda esto bien. Al contrario, cuando habitas en cuanto a ti mismo, en la búsqueda de ti mismo, y en la autovoluntad, entonces con seguridad que los diablos se hallarán contigo, y tomarán en ti su morada, habitando sobre ti y en todo tu derredor. Que Dios en su misericordia lo impida.

—No entiendo esto tan perfectamente bien como desearía —dijo es estudiante—. Hazme el favor de aclarármelo un poco más.

El maestro habló, y dijo: —Toma buena nota de lo que voy a decirte. Ahí donde la voluntad de Dios es la que quiere algo, Dios se manifiesta, y en esta misma manifestación de Dios habitan los ángeles. Pero cuando Dios no quiere en una criatura con la voluntad de esa criatura, entonces Dios no se le manifiesta, ni puede hacerlo, sino que reside en sí mismo, sin la cooperación de aquélla, y sin que la criatura esté sujeta a él con humildad. En tal caso es para la criatura un Dios inmanifestado; por tanto los ángeles no habitan con uno, así pues dondequiera que ellos habitan se halla la gloria de Dios, y hacen su gloria. ¿Qué es, entonces, lo que habita en tal criatura? Dios no habita en ella; los ángeles no habitan en ella. El caso es evidentemente, que en dicha alma o criatura su propia voluntad carece de la voluntad de Dios, y ahí reside el diablo, y con el diablo todo lo que carece de Dios y de Cristo. Esta es la verdad; guárdala en tu corazón.

El estudiante: —Es posible que pregunte varias cosas impertinentes, pero te ruego, buen señor, tengas paciencia conmigo y compasión de mi ignorancia si te pregunto algo que quizá te parezca ridículo, o algo cuya respuesta no merezca. Pues aún tengo varias preguntas que proponerte, aunque estoy avergonzado de mis propios pensamientos en esta cuestión.

El maestro: —Sé llano conmigo y propón todo lo que se encuentra en tu mente. No tengas vergüenza de parecer ridículo, pues preguntando sólo puedes volverte más sabio.
El estudiante agradeció a su maestro esta libertad, y le dijo: ¿Cuán separados están el cielo y el infierno?

A lo cual éste respondió así: —Tanto como el día y la noche,  o tanto como algo y nada. Están uno en el otro, y sin embargo, están a la mayor distancia el uno del otro; no obstante, se causan gozo y pesar el uno del otro. El cielo está a lo largo de todo el mundo, e igualmente fuera del mundo, incluso en cualquier lugar que sea o pueda ser imaginado. Lo llena todo, está dentro de todo, está fuera de todo, lo circunda todo; sin división alguna, sin lugar alguno; obrando por una manifestación divina, y fluyendo universalmente, pero sin salir de sí mismo en lo más mínimo. Pues sólo obra y se revela en sí mismo, siendo uno sólo y sin división alguna. Sólo se evidencia a través de la manifestación de Dios, y nunca en sí mismo solamente. Y en el ser que llega a él, o en el que se manifiesta, ahí también se manifiesta Dios. Pues el cielo no es más que una manifestación o revelación del Eterno, en el cual todo obrar y toda volición se hallan en el amor tranquilo.

"De la misma manera el infierno también se encuentra a través del mundo entero, y no habita y opera sino en sí mismo, y en aquello en lo que se manifiestan los cimientos del infierno, a saber, en el ego y en la falsa voluntad. El mundo visible tiene a ambos; y no hay lugar alguno en el que el cielo y el infierno no puedan encontrarse y revelarse. Ahora bien, el hombre, en cuanto a su vida temporal, sólo pertenece al mundo visible, y por lo tanto durante el tiempo de esta vida no ve el mundo espiritual. Pues el mundo externo, con su sustancia, es un cobertor para el mundo espiritual, igual que el cuerpo lo es para al alma. Pero cuando el hombre externo muere, entonces el mundo espiritual, por lo que respecta al alma, que se ha despojado ya de su cobertor, se manifiesta o bien en la luz eterna con los ángeles santos, o en la oscuridad eterna, con los diablos.

El estudiante preguntó entonces: — ¿Qué son un ángel o un ser humano, que pueden manifestarse así tanto en el amor de Dios como en su ira, tanto en la luz como en las tinieblas?


A lo cual Teόforo respondió: —Ambos vienen del mismo origen; son como pequeñas ramas de la sabiduría divina, de la voluntad divina, brotadas de la palabra divina, y convertidas en objeto del amor divino. Surgen del terreno de la eternidad, en el que manan la luz y las tinieblas; las tinieblas, que consisten en recibir el autodeseo, y la luz, que consiste en tener la misma voluntad que Dios. Pues en la conformidad de la voluntad con la de Dios se halla el cielo, que se da esta voluntad unida a Dios y dondequiera que se da esa voluntad unida a Dios, y su luz no dejará de manifestarse. Pero en la autoatraccíón del deseo del alma, o en la recepción de uno mismo dentro de la volición de cualquier espíritu, sea angélico o humano, la voluntad de Dios opera con dificultad, y no es para dicha alma o espíritu sino tinieblas; no obstante, a partir de esto puede manifestarse la luz. Y estas tinieblas son el infierno del espíritu en el cual se encuentran. Pues el cielo y el infierno no son sino una manifestación de la voluntad divina sea en la luz o en la oscuridad, de acuerdo a las peculiaridades del mundo espiritual.

martes, 27 de febrero de 2018

Religión futura (Nikos Vardhikas)

Religión futura

Nikos Vardhikas

(Vers la Tradition)

La Apostasía

Como el terreno está despejado voy a enumerar sólo las señales más importantes de los tiempos para la fase actual:
* aumento de un saber que toca cada vez más los campos metafísicos (por ejemplo, el progreso en la reanimación que permite cada vez más experimentos cercanos a la muerte) pero que, sin la ayuda de los conocimientos tradicionales, conduce a conclusiones aberrantes, evidentemente erróneas o incluso desviaciones en sentido inverso (es decir, demoníacas) en relación con la verdad entendida tradicionalmente;
Posibilidad de alterar la naturaleza, a veces definitivamente, ya sea como efecto secundario de las prácticas médicas (clonación), o como resultado directo de las prácticas comerciales (OGM, organismo genéticamente modificado), o por razones militares (defoliantes, uranio empobrecido), o como efecto secundario de las prácticas industriales (poluciones directas);
*Posibilidades acrecentadas para la destrucción del planeta;
*Aumento de los medios de comunicación que se ha convertido en una omnipresencia de la propaganda en forma obsesiva (publicidad, información, vulgarización del saber y sus interpretaciones, propuesta de modelos de comportamiento y éxito social) llamada "sociedad del conocimiento" (después  la "sociedad de la información") hasta en el hogar: multiplicación de los canales de televisión que funcionan las 24 horas del día, Internet;
* notable aumento del número de sectas chifladas, incluidas las sectas satánicas, suicidas o asesinas; esto va de la mano de la multiplicación de las organizaciones terroristas;
*Omnipresencia de medios de sobrevigilancia detallada, como los satélites;
*La banalización de la sexualidad en modo trivial, desacralizada y obsesional y visibilidad exhibicionista de situaciones y comportamientos -anteriormente callados, marginados o reprobados: adulterio, homosexualidad, pedofilia (hasta en la Iglesia), aborto, pornografía: así la sexualidad no hace más que atar a la tierra en lugar de liberar;
*Estallido de las relaciones familiares, especialmente entre padres e hijos, basado ahora en el modelo de los "derechos humanos".

Todos estos fenómenos, a los que muchos otros podrían ser añadidos, no son a fin de cuentas más que detalles, consecuencias naturales del fenómeno más general de la apostasía de toda la humanidad, su desvío orgulloso y voluntario de la Tradición, es decir, de los últimos fines, a favor del propio encierro, en sí misma.

La apostasía siempre ha existido como una tentación. Es ella quien está en la raíz del pecado original que ha acabado por producir nuestra existencia separada y nuestra consciencia fragmentada, que ha alterado los planes de Dios para el hombre sin anularlos, por supuesto, pero introduciendo la muerte "para que el mal no llegue a ser eterno", según la expresión patrística, y que ha entregado al hombre a este mundo, gobernado por los espíritus caídos bajo la guía de Satán. Lo que este lenguaje simbólico judío nos dice es que la razón humana es, por su naturaleza, limitada a un dualismo último (si se limita a los hechos de la experiencia ignorando la revelación y la intuición) e incapaz de liberar al hombre de la muerte; porque el árbol prohibido no es el del conocimiento como tal, sino más bien "del conocimiento del bien y del mal", en otras palabras, del conocimiento divisivo y discursivo que los sentidos pueden proporcionar los sentidos. Como tan bien dijo Heráclito:"Para Dios, todo es bello y bueno y justo; son los hombres los que separan las cosas en buenas y malas”.
 No obstante, en nuestra época, la Apostasía se ha generalizado hasta el punto de haber llegado a ser el estado normal de la mayor parte de los hombres, se comprende mejor  la distancia recorrida, nada más que en el periodo histórico de esta humanidad, acercándose a las obras de la antigüedad. Tomemos las "Nubes" de Aristófanes. La escena central de la pieza muestra a Sócrates como un charlatán sofisticado (hoy se diría: nuevo filósofo) que explica a un pobre sodomita venido allí para aprender a confundir a sus acreedores con palabras, que Zeus no existe y que los dioses son sólo personificaciones ingenuas de fenómenos naturales.

Admiramos la "modernidad" de esta explicación, pero no hay nada que pueda hacer sonreír a una persona de nuestro tiempo. Es sólo cuando pensamos que esta obra es una comedia, de un autor considerado muy atrevido y que, por lo tanto, los antiguos se debían echarse a rodar en el suelo cuando oyeron tales palabras, que podíamos entender la distancia entre nosotros y ellos. Así también se entiende que el fin de esta humanidad no necesita ser eclipsado por un cataclismo (explosión nuclear, inundación, terremoto) sino que bastaría, como oí decir una vez a Roland Goffin, una mutación (genética?) que produzca una raza de hombres incapaces de concebir incluso la trascendencia; no estamos lejos de ella, aunque en nuestro caso todavía no se trata de una cuestión de incapacidad intrínseca sino de infidelidad.

Hasta nuestra época, la apostasía tomó la forma del materialismo o su contrario, el idealismo, representado por la ciencia y la filosofía. Ambos tenían en común su confinamiento en lo estrictamente humano, por lo que ya podemos hablar del humanismo avant la lettre. Es exactamente lo que decía Justin Popovitch (El Hombre y Dios-hombre) cuando vio que Occidente había reemplazado al Dios-hombre por el hombre-Dios. Pero faltaba  a este humanismo todavía con que satisfacer el deseo innato del hombre por lo Absoluto, para superarse a sí mismo y cumplir su destino metafísico como un ser "capaz de Dios". Este déficit ha producido el célebre dualismo del pensamiento occidental, entre materia y espíritu, cuerpo y alma, y también saber y conocimiento, así como las nociones no menos famosas y típicamente occidentales de angustia metafísica y drama existencial.

La introducción de un tercer término en sus antítesis, no la “síntesis” estadística de los otros dos como dijo Hegel, sino el origen común  y en un nivel más alto de los dos términos en oposición, estaba más allá de las posibilidades del pensamiento humanista.
Mientras que el último reinó como maestro entre los eruditos, seduciendo tanto al pueblo como a los clérigos con milagros de científicos y el carácter verificable de sus postulados, el déficit de la verdad fue mal que bien llenado por las diversas ideologías -como el pietismo- que ha caracterizado a Occidente desde el Renacimiento: y que, sin que todos ellos tuvieran el nombre e incluso profesando lo contrario, era una verdadera "religión".

Desde que el saber científico en sí mismo ha sacudido los cimientos del determinismo materialista, particularmente en el estudio delo infinitamente grande y de lo infinitamente pequeño, y el fracaso de las ideologías ha devenido patente, el déficit de la verdad ya no puede ser llenado sólo por una cosa tan parcial. A medida que esto a su vez acrecienta aún más una sed inconsciente de Absoluto, será necesario en un futuro cercano inventar algo mucho más inquebrantable que una ideología, pero igual de falso; nada menos que un verdadero ídeolepsia, palabra griega forjada por analogía con catalepsia o epilepsia para denotar un estado patológico de posesión por los productos de su propio imaginario, revestido con un manto de evidencia. No será exactamente una esquizofrenia, sino ciertamente una enfermedad de espiritual, que amenaza con imponerse con una evidencia, se podría decir, "científica".

La mutación

Veamos ahora, en particular, los acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX, que hacen esta mutación no solo posible sino probable.

La economía psíquica que apareció en Occidente después de la Guerra Mundial apunta realmente al hombre en su totalidad (espíritu excluido): no sólo su cuerpo y la satisfacción de sus necesidades, sino también su alma y su intelecto (en su peor manifestación posible, la única que puede ser captada por la ciencia o el psicoanálisis: las fantasías y el egocentrismo). Sus productos "informados", resultados de encuestas, análisis sociológicos, diseños artísticos para el menor de ellos y promovidos por la publicidad no sólo invasiva sino también basada en las mismas fantasías, especialmente sexuales, son deseables por todas partes y por todos. Este es incluso su principal argumento de venta, no sólo su funcionalidad. Esta es también la razón por la que hay tantas variantes de cada producto, en nombre de la "elección" del consumidor: si quieres un producto de protección solar, tienes que elegir entre loción, gel, atomizador y aceite, teniendo cada categoría al menos 5 gradaciones.
Estos productos "informados" poseen por lo tanto un aura que los hace altamente deseables por el ego que contribuyen a inflar: La menor estilográfica, producida y promocionada con esmero, una vez reservada exclusivamente para los productos de lujo, debe hacer que su propietario no sólo sea capaz de escribir, sino también elegante, agudo, envidiable, casi inteligente; las compras deben dar al consumidor la sensación de participar en una misa donde adquiere las cualidades del santo y héroe de antaño (o del periodista, deportista y artista de hoy, al menos alguien importante por su éxito social).
Sólo el conocimiento tradicional puede luchar combatir el ego y mostrarlo ilusorio, y esto es algo de lo que carecemos en la actualidad. Saltando, en cierto modo, en esta brecha, esta economía verdaderamente "humanista" ha triunfado en todas partes, no por imperialismo y colonialismo, como antes, no porque transmita mejores valores que otros, no porque sus productos sean mejores (si acaso, su "obsolescencia planificada" los hace mucho menos duraderos que antes), sino porque este tipo de producto es deseable por todos debido a la atracción que produce en el ego. Es, además, una dominación que no se basa en grandes productos industriales, sino en pequeños productos cotidianos y por lo tanto "humanos". Es realmente McDonald’s la que derrotó al comunismo (fue la primera empresa occidental, con Coca-Cola, en establecerse en Moscú; no el gobierno de los EE. UU.). No el Papa, no Solidarnosc, no la sed de libertad. Y desde la caída del comunismo, esta economía se ha convertido de facto en planetaria. Desde entonces, vivimos en una situación intermedia y confusa; la globalización así obtenida busca adquirir una dimensión política. Sin embargo, parece claro que, al igual que la globalización económica se ha hecho deseable a través de la psicología, también la uniformidad política se hará aceptable a través de la "moral".

Hoy en día, el humanismo y la necesidad del Absoluto pueden finalmente combinarse. Ahora parece posible integrar la política, los asuntos sociales, la economía y la moralidad en un conjunto global y coherente. Esto es posible gracias a la preexistencia de esta economía psíquica, tanto de jure como de facto globalizada, que asegura mejor que cualquier propaganda intelectual (que siempre es cuestionable) el cierre hacia arriba y la apertura hacia abajo. Esto es exactamente lo que dice el Apocalipsis cuando dice que "nadie venderá o comprará a menos que tenga la marca de la Bestia en su brazo y frente" (es decir, en acción o en pensamiento) (1).

La Nueva Era, hasta ahora evolución anárquica e individualista de "superación personal" y el Nuevo Orden Mundial, puede combinarse en un conjunto capaz de seducir a toda la humanidad ordinaria, y no sólo de imponerse sobre ella.

El pan-capitalismo se dotará de un boleto "moral" para convertirse en una pan-religión humanista y puritana, es decir, una pan-herejía. Entonces veremos por qué esta herejía debe ser puritana.

El nuevo Puritanismo

Para que exista un consenso mundial (ya que sólo la servidumbre voluntaria es estable), la futura globalización debe tener un componente pseudo-religioso o pseudo-espiritual. Sin embargo, incapaz de captar la verdad metafísica como transformación y realización o deificación espiritual, la razón autonomizada del hombre, venida de sus antiguas ilusiones de ser capaz de limitarse a lo solo lo material, no puede comprender las necesidades espirituales del hombre más que como requerimientos morales, es decir, como una lista de "valores" utilitarios y "probados", que no se derivan de la revelación o del conocimiento ontológico y cosmológico, sino de la experimentación evaluada científicamente, y que permite al hombre adquirir cualidades y métodos para desatarse mejor -en lugar de sugerir  virtudes deseables como tales para superarse a sí mismo. El objetivo no es ganar el Paraíso, sino crear uno, es decir, "hacer al Ángel", con el resultado inevitable de que uno termina "haciendo la bestia". El punto de partida de este Puritanismo no será la concepción del hombre como ser caído, que se trata de rehabilitar o sanar espiritualmente para que pueda vencer su estado actual, sino la glorificación del ser humano moderno como modelo perfecto y superior a todas las demás épocas, que se trata de preservar en este estado e incluso de cerrarlo definitivamente, si es posible a cualquier posibilidad que vaya más allá de su ego, creando a partir de una conciencia "inconsciente colectiva" cuidadosamente promovida, una conciencia "universal" (parodia evidente de la Identidad Suprema).

Esta certeza absoluta de poseer la verdad puede parecer similar a la certeza metafísica o a la actitud religiosa. Sin embargo, no sólo se invierte la perspectiva (como la apreciación del pasado del método tradicional) y las prioridades, sino que, en el caso de la certeza humanista, existe la uniformidad que las tradiciones nunca han tenido (a pesar del esfuerzo de algunos por imponerla, en sus fases decadentes) (2), que es suficiente para demostrar su carácter paródico, aunque muy acorde con el espíritu occidental.

Con relación al marxismo, que también poseía algo "mesiánico", la visión del nuevo puritanismo es mucho más amplia - y más “elevada”, como corresponde a un idealismo frente al materialismo. Si este último aplicara una metafísica al revés, el nuevo puritanismo sería un pietismo revisado, corregido y amplificado.

Esta nueva moral, enteramente humana, debería ser totalmente opaca, ciega, sin excepciones y evidente para todos, porque se basará en datos fiables de la ciencia y la experiencia. La coloración moral dada, en América y en los países protestantes en general, a la condena del tabaquismo muestra bastante bien el estilo en cuestión. Lo que no será otra cosa que la elección de la comodidad egocéntrica debe ser cubierta, para ser universalmente aceptada, por un manto que no sólo sea de utilidad, no de eficiencia solamente (en sí mismo, legítima), sino de verdad absoluta, obvia y por lo tanto obligatoria bajo pena de exclusión. No será lo mismo que el viejo puritanismo protestante, que sólo tenía el sexo como concepto de pecado; Pero el estilo de aquellos que inventaron la noción de la certeza de la salvación sobre criterios sociales y externos y se atrevieron a presentarla como una noción cristiana triunfará en todas partes, ya no como protestantismo, sino como culminación de la evolución del ser humano, un viejo sueño de la humanidad que hasta entonces era demasiado inmaduro para concebir su realización, ganada en gran lucha tras siglos de oscurantismo y finalmente aplicable a todos y en todas partes.

Las dos nociones de economía de mercado y democracia no son nuevas (son los únicos criterios que The Economist siempre ha utilizado). Recubren el reino de la cantidad: el capital económico (y la industria masiva) y la mayoría política (así como las facciones y los demagogos). Como medios de organización socioeconómica, valen lo que valen; uno debe controlar al otro, cuya eficacia y opacidad ante la justicia no deben seguir demostrándose. La novedad es que actualmente están asumiendo las dimensiones filosóficas de criterio de la verdad; están llamados a llenar, en esta forma generalizada, la brecha de la verdad.

Para que esto triunfe, es necesario destruir las tradiciones capaces de llevar al hombre a su meta trascendental. Ciertamente no hay muchas, ya que las formas tradicionales, cuando se secan en un exoterismo limitado o se socializan, crean inevitablemente un clima de intolerancia que es la caricatura del sentimiento legítimo que tiene cada tradición de  poseer una verdad total y que hace, efectivamente, parecer el humanismo como la única forma posible de entendimiento entre los hombres en el mundo globalizado.

Aquí es en este nivel donde reside el carácter transitorio de la fase que estamos viviendo actualmente.

Lo viejo y lo nuevo

Contrariamente a las  apariencias, la fase actual de la globalización sigue estando dominada por ideas y protagonistas que todavía no responden a las necesidades de esta fase futura. Pero incluso sus errores contribuyen, si podemos decirlo así, al "soberano mal" y benefician a la futura normalización.
Seguimos viviendo todavía el período de transición entre la creación de la posibilidad de dominación política mundial debido a la caída del comunismo y la realización de esta posibilidad. Algunos acontecimientos que parecen ser triunfos del Nuevo Orden son sólo etapas gestionadas por la retaguardia, que crean las bases de la próxima globalización por sus efectos secundarios, a veces insospechados por los protagonistas; esto se aplica ciertamente al ataque del 11/9/2001, que fue el último acto del siglo XX y no el primero del siglo XXI; ya sea el trabajo de integristas liderados por una criatura de Estados Unidos o por representantes de una parte de los intereses militares e industriales del país (con el objetivo, decididamente miope, de devolver el presupuesto militar a sus niveles anteriores), los efectos secundarios de este acto favorecen el campo de los humanistas del futuro, y temporalmente sólo sus patrocinadores.

Pero también hay algo de esto en todos los espectaculares ataques internacionales de los últimos años, ataques contra países que a menudo eran pobres y no suponían una amenaza real para Occidente (económicamente y por lo tanto, hasta cierto punto, culturalmente también inevitable). Sus dirigentes eran incluso, en grados diversos, criaturas o aliados de Occidente en su lucha contra la Unión Soviética o Irán.

El ataque a Irak para asegurar el libre suministro de petróleo de Occidente, presentado como una acción de la comunidad internacional a favor del derecho internacional, fue el primer acto de guerra que se presentó en la televisión como un videojuego y nos dejó claro que el Nuevo Orden Mundial sería muy selectivo en su justicia (dos de los países aliados, Turquía e Israel, siendo los que más han estado violando el mayor número de resoluciones de la ONU desde hace mucho tiempo).
El bombardeo de Serbia para conmemorar el 50º aniversario de la OTAN y "probar" que la presencia militar norteamericana sigue siendo necesaria en Europa, incluso sin la Guerra Fría, fue anunciado como la acción más "moral" jamás emprendida por la N. O. M, ya que su razón de ser oficial era liberar una provincia pro-serbia poblada principalmente por musulmanes albaneses de una "limpieza étnica" serbia. Aparte de la incalculable cantidad de mentiras  (probadas, después) proferidas en esta ocasión, especialmente en términos del número de refugiados albaneses y del número de víctimas, esta acción dio la oportunidad a un periodista de Le Monde de expresar, a pesar de sí mismo, todos los pensamientos de los nuevos Puritanos.

Por lo tanto, ha osado citar al padre Justin Popovitch, a quien yo mismo he citado antes, como ejemplo de los verdaderos responsables de la situación, puesto que reprochaba a Occidente su secularización. En otras palabras, aparte de la identificación total de la ortodoxia (en este caso, en la persona de uno de sus representantes más respetados, considerado como un Padre de la Iglesia contemporánea) con el nacionalismo, por no decir comunismo retrógrado, el periodista nos dice que la satanización de Serbia fue justa, ya que es un país ortodoxo y que significa la persistencia de valores inseguros, por lo tanto opresivos, oscurantistas, injustos, contrarios a los derechos humanos, ¡en definitiva lo que hay de más inmoral! Lo que da su valor a este razonamiento es que el periodista lo hizo solo sin ser "provocado", nadie del lado serbio se reclamó ser ortodoxo para justificar las acciones del gobierno. El patriarca serbio había condenado incluso, y en varias ocasiones (como el Papa, once veces) tanto los bombardeos como la represión en Kossovo, pero ni las declaraciones del prelado serbio ni las del Papa encontraron eco en las páginas de este periódico, por lo demás intelectual, que naturalmente expresaba su pensamiento humanista avanzado.

Algo similar sucedió el 11 de septiembre. Aunque en general, esta vez se ha hecho una distinción pública entre el Islam y el integrismo, hubo voces, especialmente las de Oriana Fallaci, en el sentido de que, incluso sin integrismo, el Islam es incompatible con la "civilización". Sus falaces argumentos se han visto reforzados, hay que decirlo, por las condenas y declaraciones más bien tibias que se han hecho arrastrando los pies, de las autoridades musulmanas como el rector de la Universidad al-Azhar contra el integrismo.

Sí, incluso si Bin Laden era sólo una criatura de los EE. UU. (y tal vez sigue siéndolo), incluso si Slobodan Milosevich nunca tuvo nada de ortodoxo, el hecho es que el Nuevo Orden debe atacar bajo cualquier pretexto a cualquier formación tradicional que sea capaz de llevar al fin de cualquier tradición; y esto significa que la Ortodoxia y el Islam continuarán siendo atacados. Esto ya ha sucedido de nuevo: cuando tres hermanos fueron arrestados en Grecia en julio de 2002 por pertenecer a la organización terrorista "17 de noviembre", el mismo Monde refiriéndose al hecho de que eran (como sus otros siete hermanos y hermanas) hijos de un sacerdote, concluyó que la ortodoxia y el nacionalismo (y por lo tanto, el terrorismo) son conocidos por adaptarse muy bien. No olvidemos que, para Huntington, el teórico del llamado conflicto de las llamadas culturas, tanto el Islam como la Ortodoxia no forman parte de los valores occidentales; lo cual es estrictamente cierto, pero en su boca significa que no son parte de la humanidad civilizada, sino del salvaje e inmoral adversario de toda la humanidad "decente".

. Por lo tanto, esta salsa "moral" se ha servido bien en estas ocasiones, y forma parte del futuro estilo de globalización, aunque las acciones que las han ocasionado revelan, ellas, lo antiguo y los intereses mucho más parciales que estas altas concepciones de la moral universal. Sin embargo, se trata aún de demonizaciones, aunque ya no conciernen a un país sino a complejos más grandes, como el islam e incluso la religión y la tradición mismas. Puesto que la astucia más grande del diablo es hacer creer que él no existe, el mundo futuro ya no necesitará de tales (pobres) diablos. Totalmente dedicado al propio Diablo, no necesitará la de la noción; esto es necesario, además, si el objetivo es el consenso general, siempre que los adversarios potenciales hayan sido eliminados previamente o se hayan perjudicado  irremediablemente.

La verdadera mundialización, la paz del cementerio sin tanta escandalosa hegemonía de un solo país (que ya está contestada), provendrá de los adversarios de la actual forma de mundialización, de los que la reprochan su carácter parcial sin constituir ellos mismos una alternativa, ni siquiera cultural. Serán los campeones convencidos del nuevo puritanismo, aquellos que aceptan el humanismo en su totalidad, simplemente observando los defectos de su implementación, aquellos que quieren aún más, quienes se encargarán de organizar esta deificación sin Dios y sin este Paraíso terrestre: Los moralistas juveniles del "derecho de injerencia", la protección del medio ambiente (sin cuestionar el modo o escala de producción), las "manos limpias" (para los mismos trabajos sucios), la transparencia (incluso en asuntos de estado) y los derechos humanos (sin deberes). Entre ellos, el teórico del fin la historia, Francis Fukuyama, quien, habiendo comprendido plenamente la naturaleza parcial de la actual globalización, escribió después del discurso de G. Bush en enero de 2002 (cuando, insensatamente, llamó a Irak, Irán y Corea del Norte el eje del mal y anunció inversiones militares superiores a las de la UE (3):

¿Qué demonios está pasando aquí? Se suponía que el final de la historia iba a ser la victoria de los valores y las instituciones occidentales, no solamente americanas, e iba a demostrar que la democracia liberal y la economía de mercado son las únicas alternativas viables. Sin embargo, hay una gran diferencia entre la concepción americana y la europea, y cada vez se tiene menos impresión de que comparten valores comunes... Tal vez la línea no sea entre Occidente y los otros, sino entre Estados Unidos y los otros.... Por lo tanto, existe una divergencia dentro de la civilización occidental en el sentido más amplio de lo que constituye la legalidad democrática.

No lamentaremos ni a los talibanes (aunque cabe señalar que el derecho consuetudinario pashtun va mucho más lejos en la represión que su interpretación exagerada de la sharia), ni al Sr. Milosevich ni, finalmente, al Sr. Hussein. Por el contrario, esperamos otros signos del tiempo en un futuro próximo, como la creación de un Estado palestino sin su líder histórico, la concesión de derechos de autonomía a los kurdos apátridas, la creación de un Estado federado en Chipre sin derechos de retorno de refugiados y la flexibilización del régimen iraní sin tolerancia hacia el sufismo. Argelia podrá seguir autodestruyéndose como lo hizo el Líbano, esto no cambiará nada.

Sólo entonces puede llegar la siguiente fase. Entonces, la señal de que hay un estado de Israel por sí mismo quizás podría ir acompañada de un intento de reconstruir el Templo. Pero sabremos que esto será una paz de cementerio y que sólo quedará esperar el reinado del Anticristo, sin riesgo de ser seducido por él.

Conclusión: ¿Qué hacer?

Para concluir, hay que explicar que lo opuesto al puritanismo triunfante y autosatisfecho no es la sensación de que "todo está permitido", aunque "todo es para el que es puro". Es la conciencia del hecho de que el mayor pecado y el único imperdonable es olvidar la Verdad. Y por eso quiero decir la Verdad que es trascendente e inmanente, la Verdad que está en cada uno de nosotros es la semilla de ella y que expresamos cada una de manera personal en la medida en que la hemos comprendido, desarrollado y realizado; que forma parte de nuestra persona pero no de nuestro individuo aislado, es decir, lo que dejaremos atrás a la salida; lo que hemos recibido en usufructo sin poseerlo, y sobre el cual tendremos que rendir cuentas.

Nikos VARDHIKAS

NOTAS:
1) Todavía no sabemos el significado del número 666, que se presenta como el nombre de la Bestia, pero ya sabemos que por casualidad, es decir, sin que esto sea necesario, tres 6 sirven como el código de control de cualquier código de barras en los precios, lo que encaja con "vender y comprar".
2) Recordemos no sólo el hecho en sí mismo de que hay muchas formas tradicionales mientras que la verdad es una, sino también que es buena y querida por Dios, como sobre todo el Islam es consciente de ello (es del esoterismo islámico que viene la sentencia en la cima del monte y los caminos que lo conducen a él). Pero Cristo también dijo que tenía "otras ovejas, que no son de este recinto", y los apóstoles fueron "impedidos por el Espíritu Santo de predicar la palabra en Asia [Menor]".
(3) Diario chipriota O Politis, 13/8/02.














miércoles, 7 de febrero de 2018

FUNCIONES RESPIRATORIAS EN LA MEDITACION ZEN (Dr. Tomio Hirai)

CAPÍTULO 5
FUNCIONES RESPIRATORIAS

(La meditación zen como terapia, Dr. Tomio Hirai, Editorial IBIS 1994)

A fin de estudiar las funciones respiratorias antes, durante y después de las sesiones de meditación Zazen, solicitamos la colaboración de cinco Sacerdotes Soto, de edades comprendidas entre los cuarenta y cinco y los sesenta años, cuyos electroencefalogramas mostraron series típicas de alteraciones desde la fase I hasta la IV. Asimismo, organizamos un grupo de control compuesto por discípulos Zen y estudiantes.

Con ayuda de un GSR (reflejo cutáneo galvánico) modelo Takei y de un aparato de respiración, una suerte de pneumόgrafo, consistente en tres pequeños tubos aplicados a las regiones abdominal y torácica del cuerpo, medimos la expansión y la contracción de la inhalación (figura 51). Asimismo, medimos los indices del metabolismo básico para averiguar el


Fig. 51: Antes de la meditación, se aplicaron tubos de goma a las regiones torácica y abdominal de los sujetos experimentales, a fin de medir el ritmo respiratorio. Los datos fueron registrados sobre papel pneumográfiεο en forma de curvas del movimiento respiratorio.

Con ayuda de un GSR (reflejo cutáneo galvánico) modelo Takei y dg un aparato de respiración, una suerte de pneumόgrafo, consistente en tres pequeños tubos aplicados a las regiones abdominal y torácica del cuerpo, medimos la expansión y la contracción de la inhalación (figura 51), Asimismo, medimos los índices del metabolismo básico para averiguar e) volumen respiratorio y el consumo de oxígeno. Por otro lado, empleamos el clásico método del análisis de gases para examinar los gases respiratorios acumulados durante la meditación y calcular los índices metabólicos (figura 52). Procedimos del mismo modo en el caso de los sujetos de control.


Alteraciones en los índices respiratorios

Los resultados presentados a continuación corresponden a un sacer dote de cuarenta y cinco años de edad y veintidós de experiencia en práctica de la meditación Zazen.

La línea superior de la figura 53 refleja los movimientos respiratorios de la caja torácica, mientras que la inferior representa los movimientos respiratorios del abdomen. Antes de la meditación, el ritmo y el trazado respiratorios son normales. Una vez iniciada la meditación, sin embargo, el ritmo disminuye con rapidez hasta alcanzar cuatro respiraciones por minuto, o bien a un nivel muy inferior al que se aprecia en el estado de vigilia normal o durante el sueño. El ritmo de cuatro o cinco respiraciones por minuto se mantiene durante toda la sesión, si bien con algunas fluctuaciones. Al finalizar la meditación, aumenta a veinte o veintidós respiraciones por minuto, o bien a un nivel superior al de antes de iniciar la sesión. Tras la sesión, se observa durante dos o tres minutos un fenómeno de rebote. Apenas existe diferencia alguna entre los trazados de la respiración torácica y abdominal. Tal como se desprende con claridad de la última mitad de la sesión de Zazen, el trazado abdominal es mayor, lo cual indica una transición paulatina hacía el predominio de la respiración abdominal a medida que avanza la sesión.

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Fig. 52: Se estudiaron el volumen respiratorio y el consumo de oxígeno durante la meditación Zazen. El gas respiratorio acumulado durante la meditación se recogió en una bolsa Douglas. El gas de la bolsa fue analizado a fin de medir los índices del metabolismo energético durante la meditación.

Volumen respiratorio y consumo de oxígeno

Los siguientes datos respecto al ritmo respiratorio, el volumen respiratorio y el consumo de oxigeno corresponden a un sacerdote de cincuenta y siete años de edad y unos treinta de experiencia en la práctica de la meditación Zazen (figura 54). Mientras que el ritmo respiratorio disminuye de forma drástica una vez iniciada la meditación, el volumen respiratorio aumenta.
Por espacio de una media hora, persiste un elevado volumen respiratorio, que se mantiene bastante constante, pero vuelve a su nivel normal una vez finalizada la sesión.

Curiosamente, el aumento del volumen respiratorio va acompañado de una disminución del consumo de oxígeno. La curva del consumo de oxigeno transcurre paralela a la del ritmo respiratorio. Al inicio de la sesión, el consumo de oxigeno desciende a nivel inferior al de antes de la meditación, se mantiene constante y vuelve a recuperar su nivel normal una vez finalizada la meditación (figura 54). Si bien cabe esperar un aumento en el consumo de oxigeno durante la sesión, lo cierto es que en dicho periodo se mantiene entre un veinte y un treinta por ciento por debajo del nivel normal.

Mientras que los demás sacerdotes dieron los mismos resultados en cuanto a las funciones respiratorias, se apreciaron diferencias notables entre los distintos sujetos de control. Como todos sabemos, el ritmo respiratorio en estado normal varía según la persona y se ve influenciada por numerosos estímulos sensoriales y factores emocionales.

En 1970, el doctor Hiromoto Matsumoto elaboró un informe sobre las alteraciones respiratorias que había observado durante una sesión de meditación en ocho sacerdotes de la escuela Rinzai y cuatro de la escuela Soto. Con ayuda de un oscilόgrafo Takebe, registró la respiración de aquellos hombres durante treinta minutos de meditación. A continuacción, calculó los valores medios del ritmo respiratorio y los tiempos de inhalación y exhalación, lo cual le permitió obtener una desviación estándar y el coeficiente de variación del periodo respiratorio. Asimismo, calculó la fracción I. Sin lugar a dudas, el ritmo respiratorio de los

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Figura 53 (a-c) Diagrama de los movimientos respiratorios de un sacerdote. La línea superior
indica la respiración torácica y abdominal inferior. Antes del inicio de la sesión, el ritmo respiratorio es normal (diecisiete o dieciocho respiraciones por minuto). Tras el inicio de la respiración (flecha blanca), el ritmo desciende con rapidez (a), hasta alcanzar un índice de cuatro o cinco respiraciones por minuto, que se mantiene hasta el fin de la sesión (b). Una vez concluida la meditación, el ritmo vuelve a aumentar con rapidez hasta situarse en veinte o veintidós respiraciones por minuto (c), pero no tarda en regresar al nivel normal.

sacerdotes era inferior al de personas normales en reposo (resultados medios obtenidos con un grupo de diecisiete sujetos de control). Resulta interesante observar que uno de los sacerdotes se había sometido a una operación en la que le habían extirpado parte de los pulmones, pero aun así mantuvo un ritmo medio de 18,8 respiraciones por minuto. Los sujetos de la escuela Soto no presentaron diferencias significativas respecto a otros adultos normales.

Matsumoto explica que las diferencias son consecuencia de las distintas técnicas respiratorias que aplican los dos grupos. Los sacerdotes Rínzai están entrenados para respirar de forma que una pluma colocada frente a su nariz no se mueva en absoluto. Esta técnica reduce el ritmo
respiratorio de forma considerable.

Los datos de Matsumoto respecto a la fracción I resultan especial-mente interesantes (figura 55). Afirma que, a pesar de las diferencias existentes entre ambas técnicas respiratorias, la respiración de los sacerdotes Rinzaí y Soto durante la meditación coincide en un punto importante: la fracción I resulta extremadamente pequeña, lo que significa que el tiempo de inhalación es muy breve, mientras que el de exhalación es muy largo. Las curvas respiratorias de nuestras propias


investigaciones revelan el mismo fenómeno, ya que la curva descendente de la exhalación es mucho más suave que la curva ascendente de la inhalación (figura 55). Una inhalación corta y una exhalación larga crean un ciclo respiratorio lento, que reduce de forma natural la velocidad de la transformación del oxígeno en dióxido de carbono y la sitúa por debajo del nivel respiratorio normal. La presencia de un estado semejante durante la meditación Zazen reduciría el consumo de oxígeno a nivel pulmonar. En otras palabras, bajo tales circunstancias, la transformación de gases en los pulmones parece muy eficiente. En cualquier caso, la regulación respiratoria no guarda relación con la hipoventilación.


Fig. 54: Representación esquemática del ritmo respiratorio, el volumen respiratorio y el consumo de oxígeno de un sacerdote. El ritmo respiratorio desciende rápidamente tras el inicio de la meditación, mientras que el volumen respiratorio aumenta. Durante toda la sesión, el consumo de oxígeno disminuyó hasta alcanzar un nivel muy inferior al normal. Las flechas indican el inicio y el fin de la sesión.
CAPÍTULO 5
FUNCIONES RESPIRATORIAS

(La meditación zen como terapia, Dr. Tomio Hirai, Editorial IBIS 1994)

A fin de estudiar las funciones respiratorias antes, durante y después de las sesiones de meditación Zazen, solicitamos la colaboración de cinco Sacerdotes Soto, de edades comprendidas entre los cuarenta y cinco y los sesenta años, cuyos electroencefalogramas mostraron series típicas de alteraciones desde la fase I hasta la IV. Asimismo, organizamos un grupo de control compuesto por discípulos Zen y estudiantes.

Con ayuda de un GSR (reflejo cutáneo galvánico) modelo Takei y de un aparato de respiración, una suerte de pneumόgrafo, consistente en tres pequeños tubos aplicados a las regiones abdominal y torácica del cuerpo, medimos la expansión y la contracción de la inhalación (figura 51). Asimismo, medimos los indices del metabolismo básico para averiguar el

Fig. 51: Antes de la meditación, se aplicaron tubos de goma a las regiones torácica y abdominal de los sujetos experimentales, a fin de medir el ritmo respiratorio. Los datos fueron registrados sobre papel pneumográfiεο en forma de curvas del movimiento respiratorio.

Con ayuda de un GSR (reflejo cutáneo galvánico) modelo Takei y dg un aparato de respiración, una suerte de pneumόgrafo, consistente en tres pequeños tubos aplicados a las regiones abdominal y torácica del cuerpo, medimos la expansión y la contracción de la inhalación (figura 51), Asimismo, medimos los índices del metabolismo básico para averiguar e) volumen respiratorio y el consumo de oxígeno. Por otro lado, empleamos el clásico método del análisis de gases para examinar los gases respiratorios acumulados durante la meditación y calcular los índices metabólicos (figura 52). Procedimos del mismo modo en el caso de los sujetos de control.


Alteraciones en los índices respiratorios

Los resultados presentados a continuación corresponden a un sacer dote de cuarenta y cinco años de edad y veintidós de experiencia en práctica de la meditación Zazen.

La línea superior de la figura 53 refleja los movimientos respiratorios de la caja torácica, mientras que la inferior representa los movimientos respiratorios del abdomen. Antes de la meditación, el ritmo y el trazado respiratorios son normales. Una vez iniciada la meditación, sin embargo, el ritmo disminuye con rapidez hasta alcanzar cuatro respiraciones por minuto, o bien a un nivel muy inferior al que se aprecia en el estado de vigilia normal o durante el sueño. El ritmo de cuatro o cinco respiraciones por minuto se mantiene durante toda la sesión, si bien con algunas fluctuaciones. Al finalizar la meditación, aumenta a veinte o veintidós respiraciones por minuto, o bien a un nivel superior al de antes de iniciar la sesión. Tras la sesión, se observa durante dos o tres minutos un fenómeno de rebote. Apenas existe diferencia alguna entre los trazados de la respiración torácica y abdominal. Tal como se desprende con claridad de la última mitad de la sesión de Zazen, el trazado abdominal es mayor, lo cual indica una transición paulatina hacía el predominio de la respiración abdominal a medida que avanza la sesión.

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Fig. 52: Se estudiaron el volumen respiratorio y el consumo de oxígeno durante la meditación Zazen. El gas respiratorio acumulado durante la meditación se recogió en una bolsa Douglas. El gas de la bolsa fue analizado a fin de medir los índices del metabolismo energético durante la meditación.

Volumen respiratorio y consumo de oxígeno

Los siguientes datos respecto al ritmo respiratorio, el volumen respiratorio y el consumo de oxigeno corresponden a un sacerdote de cincuenta y siete años de edad y unos treinta de experiencia en la práctica de la meditación Zazen (figura 54). Mientras que el ritmo respiratorio disminuye de forma drástica una vez iniciada la meditación, el volumen respiratorio aumenta.
Por espacio de una media hora, persiste un elevado volumen respiratorio, que se mantiene bastante constante, pero vuelve a su nivel normal una vez finalizada la sesión.

Curiosamente, el aumento del volumen respiratorio va acompañado de una disminución del consumo de oxígeno. La curva del consumo de oxigeno transcurre paralela a la del ritmo respiratorio. Al inicio de la sesión, el consumo de oxigeno desciende a nivel inferior al de antes de la meditación, se mantiene constante y vuelve a recuperar su nivel normal una vez finalizada la meditación (figura 54). Si bien cabe esperar un aumento en el consumo de oxigeno durante la sesión, lo cierto es que en dicho periodo se mantiene entre un veinte y un treinta por ciento por debajo del nivel normal.

Mientras que los demás sacerdotes dieron los mismos resultados en cuanto a las funciones respiratorias, se apreciaron diferencias notables entre los distintos sujetos de control. Como todos sabemos, el ritmo respiratorio en estado normal varía según la persona y se ve influenciada por numerosos estímulos sensoriales y factores emocionales.

En 1970, el doctor Hiromoto Matsumoto elaboró un informe sobre las alteraciones respiratorias que había observado durante una sesión de meditación en ocho sacerdotes de la escuela Rinzai y cuatro de la escuela Soto. Con ayuda de un oscilόgrafo Takebe, registró la respiración de aquellos hombres durante treinta minutos de meditación. A continuacción, calculó los valores medios del ritmo respiratorio y los tiempos de inhalación y exhalación, lo cual le permitió obtener una desviación estándar y el coeficiente de variación del periodo respiratorio. Asimismo, calculó la fracción I. Sin lugar a dudas, el ritmo respiratorio de los

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Figura 53 (a-c) Diagrama de los movimientos respiratorios de un sacerdote. La línea superior
indica la respiración torácica y abdominal inferior. Antes del inicio de la sesión, el ritmo respiratorio es normal (diecisiete o dieciocho respiraciones por minuto). Tras el inicio de la respiración (flecha blanca), el ritmo desciende con rapidez (a), hasta alcanzar un índice de cuatro o cinco respiraciones por minuto, que se mantiene hasta el fin de la sesión (b). Una vez concluida la meditación, el ritmo vuelve a aumentar con rapidez hasta situarse en veinte o veintidós respiraciones por minuto (c), pero no tarda en regresar al nivel normal.

sacerdotes era inferior al de personas normales en reposo (resultados medios obtenidos con un grupo de diecisiete sujetos de control). Resulta interesante observar que uno de los sacerdotes se había sometido a una operación en la que le habían extirpado parte de los pulmones, pero aun así mantuvo un ritmo medio de 18,8 respiraciones por minuto. Los sujetos de la escuela Soto no presentaron diferencias significativas respecto a otros adultos normales.

Matsumoto explica que las diferencias son consecuencia de las distintas técnicas respiratorias que aplican los dos grupos. Los sacerdotes Rínzai están entrenados para respirar de forma que una pluma colocada frente a su nariz no se mueva en absoluto. Esta técnica reduce el ritmo
respiratorio de forma considerable.

Los datos de Matsumoto respecto a la fracción I resultan especial-mente interesantes (figura 55). Afirma que, a pesar de las diferencias existentes entre ambas técnicas respiratorias, la respiración de los sacerdotes Rinzaí y Soto durante la meditación coincide en un punto importante: la fracción I resulta extremadamente pequeña, lo que significa que el tiempo de inhalación es muy breve, mientras que el de exhalación es muy largo. Las curvas respiratorias de nuestras propias


investigaciones revelan el mismo fenómeno, ya que la curva descendente de la exhalación es mucho más suave que la curva ascendente de la inhalación (figura 55). Una inhalación corta y una exhalación larga crean un ciclo respiratorio lento, que reduce de forma natural la velocidad de la transformación del oxígeno en dióxido de carbono y la sitúa por debajo del nivel respiratorio normal. La presencia de un estado semejante durante la meditación Zazen reduciría el consumo de oxígeno a nivel pulmonar. En otras palabras, bajo tales circunstancias, la transformación de gases en los pulmones parece muy eficiente. En cualquier caso, la regulación respiratoria no guarda relación con la hipoventilación.

Fig. 54: Representación esquemática del ritmo respiratorio, el volumen respiratorio y el consumo de oxígeno de un sacerdote. El ritmo respiratorio desciende rápidamente tras el inicio de la meditación, mientras que el volumen respiratorio aumenta. Durante toda la sesión, el consumo de oxígeno disminuyó hasta alcanzar un nivel muy inferior al normal. Las flechas indican el inicio y el fin de la sesión.

Ilustración 55: Fracción I en el caso de maestros Zen y otros sacerdotes sentados o en meditación (Matsumoto, 1970).

Metabolismo energético

La figura 56 refleja los resultados de las mediciones del metabolismo energético realizadas durante la meditación Zazen. La línea de la parte superior indica el nivel del metabolismo básico. Las letras representan los distintos sacerdotes. Así pues, el metabolismo básico del sacerdote A es 0,850, o inferior al nivel básico. Los demás sacerdotes también presentan valores inferiores al metabolismo básico.

A fin de estudiar la posibilidad de que el ritmo respiratorio reducido sea responsable de este descenso del metabolismo energético, efectuamos experimentos de reducción forzada del ritmo respiratorio con un grupo de controles. Con ayuda de un metrónomo, forzamos la reducción del ritmo respiratorio por espacio de cinco minutos, en el curso de los cuales examinamos el metabolismo energético con el mismo método que aplicamos en el caso de los sujetos experimentales. Los resultados de estas investigaciones de control se reflejan en la figura 57, en cuya línea intermedia se indica el metabolismo medio de un adulto normal (marcado con un 1). Al ritmo respiratorio normal de dieciocho respiraciones por minuto, el metabolismo energético es de 1,58. Cuando el ritmo respiratorio
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 se reduce a cinco respiraciones por minuto con la ayuda de un ritmo metronόmico, el metabolismo energético disminuye a tan sólo 1,26. Incluso cuando la respiración se reduce a tres respiraciones por minuto, el metabolismo energético se mantiene (1,34) a un nivel superior al del metabolismo básico. Cuando se alcanzó la cifra de dos respiraciones por minuto, el metabolismo energético se situó en 1,39.

En consecuencia, el descenso del metabolismo energético durante la meditación Zazen no puede explicarse tan sólo a partir de un ritmo respiratorio reducido. Además, puesto que se necesita cierta cantidad adicional de energía para mantener la posición propia de la meditación, ¿cómo explicar la reducción del metabolismo? Tal vez haya que buscar la causa en un descenso del metabolismo energético cerebral.
En 1964, Yasunaburo Sugi y Jungi Akatsu informaron de diferencias individuales en los ritmos respiratorios de los sacerdotes durante la meditación: entre dos y cinco con una media de cuatro respiraciones por minuto. Mientras que la inhalación duraba alrededor de cinco segundos,

Ilustración 55: Fracción I en el caso de maestros Zen y otros sacerdotes sentados o en meditación (Matsumoto, 1970).

Fig. 57: Respiración reducida con ayuda de ritmos metronόmicos, un experimento llevado a cabo con sujetos de control (C-I a C-IV). Se emplearon los mismos métodos que en el caso de los sujetos experimentales para medir su metabolismo energético. La línea central indica el indice metabólico relativo (RIR) y se utiliza como parámetro estándar.

la exhalación duraba dos o tres veces más. El volumen respiratorio medio osciló entre 0,8 y 1,11, pero el volumen medio de ventilación descendió de 3,5 a 4,5 litros por minuto. Estos resultados se apreciaron con mayor claridad en aquellos sacerdotes que, tras largos años de práctica en la meditación Zen, pueden permanecer en un estado estable durante toda la sesión.
Asimismo, los datos del doctor Sugi indican que, mientras que el volumen respiratorio aumenta y la capacidad vital se mantiene estable, la reserva respiratoria es mucho menor que bajo circunstancias normales.
El control de la respiración (chosoku) y la regulación mental (choshin) se consideran muy importantes en la meditación Zazen. Tradicionalmente, la metodología de la meditación Zen subraya la importancia de concentrar la fuerza en el abdomen y de inhalar y exhalar el aíre por la nariz de forma suave y silenciosa. Estos métodos se reflejan en las alteraciones que tienen lugar en las funciones respiratorias durante la meditación Zazen, en cuya perfección, según se desprende de las pruebas científicas, la regulación respiratoria desempeña un papel significativo.

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Ilustración 55: Fracción I en el caso de maestros Zen y otros sacerdotes sentados o en meditación (Matsumoto, 1970).

Metabolismo energético

La figura 56 refleja los resultados de las mediciones del metabolismo energético realizadas durante la meditación Zazen. La línea de la parte superior indica el nivel del metabolismo básico. Las letras representan los distintos sacerdotes. Así pues, el metabolismo básico del sacerdote A es 0,850, o inferior al nivel básico. Los demás sacerdotes también presentan valores inferiores al metabolismo básico.

A fin de estudiar la posibilidad de que el ritmo respiratorio reducido sea responsable de este descenso del metabolismo energético, efectuamos experimentos de reducción forzada del ritmo respiratorio con un grupo de controles. Con ayuda de un metrónomo, forzamos la reducción del ritmo respiratorio por espacio de cinco minutos, en el curso de los cuales examinamos el metabolismo energético con el mismo método que aplicamos en el caso de los sujetos experimentales. Los resultados de estas investigaciones de control se reflejan en la figura 57, en cuya línea intermedia se indica el metabolismo medio de un adulto normal (marcado con un 1). Al ritmo respiratorio normal de dieciocho respiraciones por minuto, el metabolismo energético es de 1,58. Cuando el ritmo respiratorio
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 se reduce a cinco respiraciones por minuto con la ayuda de un ritmo metronόmico, el metabolismo energético disminuye a tan sólo 1,26. Incluso cuando la respiración se reduce a tres respiraciones por minuto, el metabolismo energético se mantiene (1,34) a un nivel superior al del metabolismo básico. Cuando se alcanzó la cifra de dos respiraciones por minuto, el metabolismo energético se situó en 1,39.

En consecuencia, el descenso del metabolismo energético durante la meditación Zazen no puede explicarse tan sólo a partir de un ritmo respiratorio reducido. Además, puesto que se necesita cierta cantidad adicional de energía para mantener la posición propia de la meditación, ¿cómo explicar la reducción del metabolismo? Tal vez haya que buscar la causa en un descenso del metabolismo energético cerebral.
En 1964, Yasunaburo Sugi y Jungi Akatsu informaron de diferencias individuales en los ritmos respiratorios de los sacerdotes durante la meditación: entre dos y cinco con una media de cuatro respiraciones por minuto. Mientras que la inhalación duraba alrededor de cinco segundos,


Ilustración 56: metabolismo energético durante la meditación zen . la línea de la parte superior de la columna indica el nivel de metabolismo básico. Las letras representan los sacerdotes que participaban en el experimento.


Fig. 57: Respiración reducida con ayuda de ritmos metronόmicos, un experimento llevado a cabo con sujetos de control (C-I a C-IV). Se emplearon los mismos métodos que en el caso de los sujetos experimentales para medir su metabolismo energético. La línea central indica el indice metabólico relativo (RIR) y se utiliza como parámetro estándar.

la exhalación duraba dos o tres veces más. El volumen respiratorio medio osciló entre 0,8 y 1,11, pero el volumen medio de ventilación descendió de 3,5 a 4,5 litros por minuto. Estos resultados se apreciaron con mayor claridad en aquellos sacerdotes que, tras largos años de práctica en la meditación Zen, pueden permanecer en un estado estable durante toda la sesión.
Asimismo, los datos del doctor Sugi indican que, mientras que el volumen respiratorio aumenta y la capacidad vital se mantiene estable, la reserva respiratoria es mucho menor que bajo circunstancias normales.
El control de la respiración (chosoku) y la regulación mental (choshin) se consideran muy importantes en la meditación Zazen. Tradicionalmente, la metodología de la meditación Zen subraya la importancia de concentrar la fuerza en el abdomen y de inhalar y exhalar el aíre por la nariz de forma suave y silenciosa. Estos métodos se reflejan en las alteraciones que tienen lugar en las funciones respiratorias durante la meditación Zazen, en cuya perfección, según se desprende de las pruebas científicas, la regulación respiratoria desempeña un papel significativo.

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