domingo, 31 de diciembre de 2017

APOGNOSIS Léxico de lugares comunes espirituales (Nikos Vardhikas)

APOGNOSIS
Léxico de lugares comunes espirituales

por Nikos VARDHIKAS

(Vers la Tradition)

Apognôsis significa en griego tanto antiguo como moderno, "Desesperación", su significado literal es no-conocimiento, alejamiento, salida o usurpación del conocimiento degnosisticado.

Los dos sentidos tomados juntos describen bastante bien el estado en el que colectivamente nos encontramos.

Alejarse, en efecto, de la tradición, (considerada no como conjunto de usos y costumbres sociales, sino como base comúnmente comprendida y aceptada por la sociedad, orientada hacia la trascendencia), constituye una falta grave, no en abstracto, sino porque el resultado es fatalmente la desgracia y el suicidio.

Aquí vamos a retomar el verdadero sentido y la deformación corriente de algunas nociones religiosas esenciales. A veces, en el caso de la Iglesia Romana y el Judaísmo, por ejemplo, la deformación constituye la regla, en grados diversos, desde hace mucho tiempo; en otros casos, como el de la ortodoxia y el Islam, es un fruto de los tiempos modernos. El hecho de que, en todos los casos, rechazaremos la interpretación literal de los conceptos y símbolos no debe hacer pensar en una acepción " alegórica" o "figurativa", es decir, exclusivamente teórica o intelectual; la interpretación simbólica que adoptamos se entiende como real, operativa y práctica.

Un ejemplo muy revelador de deformación, útil porque la noción que cubre vuelve a estar de moda, es la de elitismo.

Hablábamos en otro artículo (cfr. VLT No. 21/23 dedicado al centenario de R. Guénon), del fenómeno según el cual el fracaso de las revueltas conduce a un retorno paródico a la forma más despreciable de eso contra se ha rebelado justamente pero mal.

Sin embargo, los grandes misterios están, por su naturaleza, reservados a un pequeño número, en consecuencia, a una elite de elegidos. Esta élite no está constituida más que en la práctica y no podría constituir un privilegio discernible y apreciable a priori. La deformación consiste en una actitud calificada de “elitista”, que pretende practicar, de alguna manera que se considera “elitista", y que pretende practicar, de alguna manera, un certitudo salutis  y la exclusión, de antemano, de aquellos que no son parte de una casta", de carácter espiritual, de las posibilidades de liberación.

Rechazar el igualitarismo generalizado no significa negar la igualdad de valor humano o incluso de oportunidades; se trata simplemente de no practicar el igualitarismo "filosófico", abstracto, principial, allí donde por la naturaleza de las cosas no tiene nada que hacer. Es en efecto evidente que muy rápidamente este igualitarismo se convierte en nivelación y negación de la posibilidad no sólo de excelencia, sino también de diferencia.

Las dos nociones, igualitarismo y elitismo, si llegan a ser “principios" abstractos cierran la puerta a la realidad.

Sobre el elitismo mal comprendido se puede aplicar la palabra Crística de la llave del conocimiento negado a todos y no utilizada sin embargo por los " electos".

Un ejemplo práctico de elitismo desviado y helado es el siguiente se nos ofrece aún por la jerarquía exotérica de la Iglesia de la Iglesia de Pedro:
A nivel simbólico, por el hecho de que la Comunión, un rito por excelencia del cristianismo no se celebra más que bajo una solo especie, la más "sabia", el vino del conocimiento estando reservada al clero, para proteger, sin duda, a los fieles de los peligros (muy reales, pero esta es otra historia) de una embriaguez u orgullo espiritual. Por el hecho también de que la introducción del filioque en el Símbolo de Nicea, por “respeto” al Hijo sin duda y que introduce una jerarquía vertical lineal en la Trinidad misma -problemáticamente explicada- jerarquía que no desagrada a la Iglesia de Roma.
A nivel práctico, en fin, por el acantonamiento encabezado en los rebotes pietistas y en los pequeños misterios (sobre-acentuación de Navidad y atrofia de las Pascuas, por ejemplo), y por la exclusión completa, si no la persecución (en la cual se ha arrojado siempre el bebé con el agua del baño y la buena hierba con la cizaña) de toda verdad que fuera susceptible, mal comprendida por una tropa infantilizada, de desviar hacia el orgullo. Así, la deificación está prácticamente ausente de la teología “viviente” de occidente, ausencia que permite cultivar culpabilidades y neurosis piadosas. ¿valió la pena el juego?

EL HOMBRE

Se presentan aquí tres opciones; la persona, el individuo y la identidad colectiva o colectivismo.

INDIVIDUO

Es la aplicación de la expresión anglosajona “every man is an island”. Es un ser cortado de todo, sin raíces ni referencias (Ni Dios, ni Amo), erigiendo su ego y su mental en juez del mundo y, esto, conscientemente. La actitud individualista privilegia el tener sobre el ser y adquiere, por encima de todo, una noción de libertad hostil a toda exigencia, aunque sea natural.

Alan Wats había remarcado que esta actitud encontraría la existencia de la estrella polar como una intolerable y fastidiosa imposición.

En sus extremos filosóficos, esta noción concluye en “todo está permitido”, noción falsa no moralmente sino contraria a la verdad e incluso a la evidencia, más prosaicamente, esta actitud pequeño burguesa escrupulosamente respetada por los políticos, vuelve a la gente desamparada hacia las falsas soluciones pseudo-espirituales (sectas o extrema derecha).

Lo que es mucho más grave, es que esta aproximación del ser conduce indefectiblemente a la desolación o al suicidio.

PERSONA

(el latín; máscara; en griego; vuelto hacia..,)

Usada y abusada por la Ortodoxia, esta noción indica una estasis o encarnación particular y única de lo divino, “evolucionando” en un dharma/logos conocido y estudiado. Noción por excelencia sintética, reúne la superación del ego con la realización del Si (tat tvam asi) . Sin menospreciar, como otras vías más “abruptas” ni lo mental ni el ego, los considera como ilusorios y secundarios, pero no como “diabólicos”.

   Por su naturaleza paradójica de unión de contrarios, esta vía encarece a la vez al ser humano particular y le niega toda autonomía o aislamiento. Enseña a devenir lo que somos, dar a luz a nuestro Padre y ponerse en marcha al destino desde allí donde estamos y de dónde venimos.

COLECTIVISMO

 Falsa reacción o desesperación individualista, el colectivismo constituye un individualismo social. Es un “término medio” en el sentido más inferior (aritméticamente), entre los otros dos. Producido no por unidades troceadas, ni seres enteros, sino por unidades “funcionales” y completamente definidas por su función. Puede servir de prórroga al individualismo.

PURITANISMO

(derivados: moralismo, pietismo, mortificación, “ascetismo”)

La herejía más constante de todas las religiones, el puritanismo constituye la tentación de ser "puro" de las tareas humanas, en este sentido: que niega y rebaja la condición humana en tanto que tal, no como humanidad caída. Por lo tanto, no ofrece ningún otro resultado que la negación de franjas enteras de la realidad y esta frase lo describe perfectamente: “Quién quiere hacer el ángel hace la bestia".

Paradójicamente, esta elección (= herejía) de uno entre dos términos de la realidad humana sensible, el término divino, lejos de llegar a una conciencia de la unicidad de la existencia, concluye necesariamente en un dualismo irreducible.

La respuesta, Ortodoxa pero también universal, al "problema" del mundo diferente de Dios (el famoso "problema" del Mal) es προσληψις χαι μετονσιωσις (proslêpsis kai métousiôsis), o sea: integración y trans-substanciación, es decir la posibilidad de sacralizar todo.

La sexualidad, por ejemplo, es una bestia negra célebre con relación a los puritanos y otros heréticos. Sin embargo, la actitud que exponemos no identifica la sexualidad y la pornografía (porque esta última es mecánica e impersonal, es decir, vaciada consciente y cuidadosamente de toda capacidad transformadora); constata que la sexualidad, como forma de amor, puede constituir un medio de trascendencia. Sobre todo, evitaría emitir una codificación sagrada en este campo (véase, por ejemplo, la preocupación, en el límite sospechosa, de religiosos castos con posiciones que llevan su nombre).

El enfoque no puritano (porque no dual) de la Realidad (incluyendo aquí la realidad humana) es muy clara, casi "con todas las letras", expresadas en el rito de la Eucaristía:
Dos especies perecederas, una nutriente, la otra embriagante, fermentadas (sin ácimos ni hierbas amargas), son integradas por los fieles, se convierte en el cuerpo y la sangre de la divinidad; el mundo se transforma triplemente:
a) por fermentación o levadura
b) por "transubstanciación" en divinidad
c) por digestión humana

Es sintomático.
1) que un pensamiento materialista no remarcaría, por la absorción de alimentos, más que la transformación de su parte inútil o superflua en excrementos;
2) que un pensamiento puritano ha hecho que la Iglesia Romana reserve vino al clero y utilice panes especiales ácimos y fabricados para este solo uso por especialistas en salvación (monasterios, en el mejor de los casos).

En los cánones apostólicos - teóricamente siempre aplicada en la Iglesia Ortodoxa - "la mujer, la carne y el vino" son las cosas de las que no debes privarte bajo pretexto de piedad.

PECADO (hamartia = error)

La traducción correcta, “falta", adquirió un significado moral. No se trata de la transgresión de un acto prohibido en el sentido de una violación de la ley secular, sino de actos contra-natura, es decir en contra del orden de las cosas.

"El precio del pecado es la muerte" no significa que el que comete pecado será condenado a muerte, sino que lo comete será condenado a muerte, sino que distorsionando lo esencial malgastas tu vida.
Una vez más, legislar de manera secular sobre lo que concierne a nuestra supervivencia espiritual, revela esa singular deformación exotérica romana según la cual el bien debe ser obligatorio, si no ...
Nunca se menciona la desgracia, la desesperación o la locura que resulta del pecado así entendido; se contenta con evocar los "castigos “escolares: clasificación de pecados, tarifas en Pater y Salve y, castigo extremo, excomunión vivida solamente como una prohibición que no difiere mucho de la exclusión del "Partido".

JUDEO-CRISTIANISMO

Sólo una comprensión esotérica de las Escrituras (por ejemplo, Kabbalista y "Renana") hace aparecer al mismo tiempo sus relaciones y su diferencia.

La Génesis y El Éxodo hablan sobre el descenso del Principio a la materia separada y el ascenso de esta hacia el Principio. La Tierra Prometida es pues la tierra de los orígenes que Abraham nunca dejó. Este "mito", en el verdadero sentido del término, el cual puede ser considerado en varios aspectos, es explícito y a la vez universalizado, espiritualizado (empobrecido, también, en sus otros sentidos) e individualizado por la historia de la vida del "Jesús de la fe" (ni por sus palabras, ni por el supuesto "Jesús histórico"; el Génesis es Encarnación, Éxodo es la Resurrección, la Esclavitud es crucifixión. Desde un punto de vista "real" o kshatriya, reconocemos aquí la Ilíada y la Odisea, y desde el punto de vista puramente metafísico, el Caduceo de Hermes.

Este doble movimiento, simultáneo, está aún explicitado en la constitución del hombre "a imagen y semejanza”, o en el Ser doble pero único de Jesús de un lado, y en su acción/pasión del otro.
El mito judío no es especialmente comprendido por el Estado de Israel, pero lo es por gente como los Rastafarianos.

La Universalización cristiana de este mito no es sobre todo comprendido por la Iglesia Romana (de la que los Crucifijos agonizantes y retorcidas han desanimado a más de un oriental).

Estas verdades sobre las que estamos se suponen estar resumidas, de manera aún más abstracta, en la Shahada: La illaha ill' Allah es el descenso, Muhammad Rasul' illah es el ascenso.

La enseñanza islámica no es comprendida especialmente por los fariseos e integristas musulmanes modernos.

DIOS

El origen, la fuente, el Principio, el Eterno. En tanto que tal, el Padre (y la Madre).
No es un Ser, sino más bien un Estado (Ese Tat).

Su mejor "definición", aparte los aforismos apofáticos orientales es la sentencia musulmana: De Él venimos, y de Él retornamos,

 A la cual hace eco el Rasta: We’re leaving Babylon, we’re going to our Fathers’land. (Dejaremos Babilonia, iremos a la tierra de nuestro Padre).

Dios se expresa, a nivel más abstracto comprensible por el hombre:
1) En su trascendencia,
-En la Ley (Dharma, Tao, Logos-no Nomos-Orden de las cosas, naturaleza de las cosas).
El aspecto "Ley" de Dios también está comprendido en las tres primeras de las Cuatro Nobles Verdades. En otras tradiciones corresponde al Hijo o a un Libro.
Está expresado en la sentencia sufí : dar dunya bash, aj dunya mabash (estad en el mundo, pero no de él) y las sentencias casi idénticas en el Evangelio de Juan.
El Corán y la Torah toman así el lugar de Cristo, en los musulmanes y judíos; pero no de las palabras del Cristo, de Sí mismo y de lo que Él significa.
Estos aspectos de Dios son también asimilables a la palabra "A imagen “y expresa Su Naturaleza.
2) En su inmanencia.
-en los seres, posibilidad y libertad, la facultad de comprensión, el sentido de la creación, la vida y su sentido.
El aspecto "Seres", o Creación o Vida, de Dios, corresponde, según las tradiciones, al Soplo (Espíritu) a la cuarta Noble Verdad (El Medio), a los Profetas y a los Sabios (" Espíritu... que ha hablado a través de los profetas " dice el símbolo de Nicea).
Se expresa en la oración árabe: man aram nafsha hu, arafa rabbahu (quien conoce su espíritu conoce su Señor).

Estas dos manifestaciones de Dios, que son (oh sorpresa) la Ley y los Profetas, como decían "Los del Más Allá" (los Hebreos), y que son también las personas de la Trinidad, son los únicos enfoques que un ser humano puede intentar en tanto tal.

También debe tenerse en cuenta que los Profetas Hebreos y el Profeta Mohamed en sus Tradiciones son todo lo que hay de más alejado del espíritu farisaico y del literalismo tribalista del "Estado Hebreo" y la "República Islámica".

TRINIDAD

La noción más maltratada del cristianismo. Es preciso admitir por una parte que la ignorancia de los clérigos es abisal y, por otra parte, que la Trinidad Cristiana recubriendo varios niveles de realidad confunde por los nombres usados: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Fue la causa de numerosas herejías antiguas, orientales, pues ha sido considerada como una noción muy “griega” por los espíritus semíticos que han sido los Nestorianos (entre otros), que más tarde se convirtieron prácticamente todos en musulmanes.

La trinidad o Tri-Unidad es una noción que va más allá y suprime el dualismo (incluyendo el dualismo entre Dios y el hombre), el sufrimiento que éste crea y el mental.

El dualismo se debe a la existencia corporal separada, en el espacio-tiempo, es decir, la “Caída”. El mental, que funciona el mismo en modo dual, no puede superarlo y permanece en el sufrimiento en forma de separación, soledad, miedo y muerte.

Esta es la primera enseñanza de la Trinidad: que existe (en nosotros, fuera de nosotros y ambos) un tercer término que causa los otros dos, de nivel superior (y no la media aritmética), en la cual coexisten; de ahí provienen, y ahí vuelven.

La noción de la Trinidad prohíbe abandonar o despreciar los términos separados inferiores del dualismo terrestre; esto desprecio es desaconsejado incluso si se debe al apego al tercer término. Estamos invitados a integrar.

La Trinidad es, por lo tanto, de cierta forma, la Ley del Universo que no existe solamente fuera e independientemente de nosotros, sino también en nosotros (e independientemente de nosotros, incluso bajo este aspecto).

IGLESIA  

La Iglesia está muy lejos de ser lo que habitualmente imaginamos:
-el edificio de adoración, y/o
-el "cuerpo constituido" de los eclesiásticos (contrariamente al Oriente, no hay entre los católicos teólogos laicos). 

Es, en realidad, como su nombre lo indica, la Umma de los fieles, por los cuales velan los obispos (episkopoi), y los "Padres" (Papa o Patriarcas).

Una iglesia sin fieles es impensable, y los sacramentos son inoperantes:
"Allí donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en entre ellos".

Además, por "fiel “queremos decir:
-los bautizados y todos los hombres de bien vivientes
-los bautizados y todos los hombres de bien muertos (a no importa quién de los cuales se puede rezar, en Ortodoxia) entre ellos, los santos.
- las almas aún no nacidas
-ángeles y otros seres no humanos.

Todos estos siempre están con nosotros, como las decoraciones de las Iglesias Ortodoxas se esfuerzan por hacerlo comprender.

Así se ve el absurdo de ciertas organizaciones eclesiásticas que habría podido funcionar muy bien en el vacío, así como ciertas reglamentaciones "democráticas" de bienes de la Iglesia con participación (numérica, necesariamente, solamente) de los fieles; desde el momento que los muertos y los Santos no votan, cualquier tentativa de este tipo es vana.

Así que es esto la Iglesia nos guste o no. La decadencia del rebaño no la deja intacta bajo el pretexto de que "las puertas del infierno no prevalecerán contra ella".

LA VIRGEN  
Las relaciones de la Virgen con el Espíritu (que la ha fecundado) y su identificación con Agua de las posibilidades indefinidas son conocidas.

Es el único ser humano (solamente humano) en ser "asumido" corporalmente por el Cielo.

Menos conocida es la Virgen en tanto que prototipo de todo humano y más especialmente del alma. Es entregando nuestra alma Virgen y consintiente como podemos engendrar en nosotros el Ungido del Señor.

Este acto, dar a luz a Aquel que ha sido creado antes de todos los siglos, o dar a luz a nuestro Padre es el misterio de la salvación.

Aceptar no solamente esto, sino también perderlo constituye la condición de la "redención".
Dios no puede hacerse humano por si solo: aún necesita el pleno consentimiento del hombre, o más bien de la mujer en el hombre, el alma que es, precisamente, usualmente, el instrumento de su pérdida con sus miedos y fantasías, como la mujer ha podido ser -simbólicamente-  Eva y María.

Para que Dios se haga hombre, se necesitan María y el Espíritu; para que el hombre se convierta en Dios requiere Jesús y el Espíritu. Sin el nacimiento de Jesús primero, uno no puede deificarse.
Es difícil localizar exactamente en nosotros a María y Jesús; creemos no equivocarnos al hablar del alma y del espíritu.

María es el lugar donde la encarnación es posible. Es por lo que, en el monasterio de Chora en Constantinopla (siglo 14º), se le llama "el continente de aquel (él) que no puede ser contenido" (χώρα τον αχωρήτον).

Esto es aquello a lo que todos estamos llamados a convertirnos: después de haber contenido lo incontenible, podremos ser contenidos por él. Es solamente en esta “dialéctica”, dando a luz a nuestro Padre, que el Cristianismo es el cristianismo y no dualismo. Sin María, y sin María virgen, somo trascendentistas puros o semitas.

La Virgen representa, pues, en cierto modo, a los "pequeños" misterios, pero sin los cuales no hay grandes misterios, porque no se puede ni quemar etapas ni ignorar nuestra condición. Esta Madre de su Creador está también en relación aparentemente paradójica con él, en tanto que nueva Eva, con él en tanto que Nuevo Adam.

EL DIABLO  

Antes de que decir algo más sobre el diablo (Ángel caído, Orgulloso, Acusador, Adversario, Tentador, Príncipe de este mundo), debemos llamarlo por su nombre Separador.

"" Diablo " (Διάβολος) es lo opuesto a “Símbolo”(Σύμβολον).

Representa pues todo lo que crea conciencia de fragmentada e impide percibir la unicidad de la existencia: “mi nombre es Legión".

No es un contra Dios, sino más bien un no-Dios que se hace pasar por uno. Está en lo esencial también en nosotros, bajo la forma de nuestra mentalidad dualista, pero también fuera en la medida en que el mundo mismo es dual.

Su adversario no es ni Dios ni el Ungido, sino María que es humana.

Es María quien debe luchar contra él (como Eva) para quedar virgen.

Para no equivocarse, se debe reconocer su utilidad: como sin la Caída no habría el Mundo, así sin el Diablo no habría ni Mundo, ni razón humana.

Es únicamente en la medida en que todo esto quiere ser autosuficiente ("hacerse como Dioses") que se convierte en el "Mal".

El Mal, como todo en este mundo, no existe sin nuestro consentimiento.

El Diablo no se apodera de nosotros en la forma de un Destino, más que, en la medida en que no nos vemos unidos, sino como múltiples.

El" Diablo" y el "Mal" no pueden por lo tanto no existir, más que en la medida en que existe un mundo separado de Dios. Por otra parte, también existe la vía de la integración, lo que hace evidente el título de príncipe no del Mundo, sino de este mundo.

El diablo, por lo tanto, no es un ser, ni tampoco él, sino un karma.

No existe más que toda ilusión, sin embargo, como ellas puede arruinar vidas.

LA CAIDA,
EL PECADO ORIGINAL

Acto Constitutivo del mundo tal y como lo conocemos, el "pecado" original está en la lógica de la Manifestación y, así como lo enseña la Ortodoxia, no comporta culpabilidad original. La caída es la de las almas que viven en la manifestación; las "capas de piel" que Adán y Eva buscaban para cubrirse son los cuerpos del alma manifestada y no comportan sentimiento de “vergüenza por la desnudez” como lo comprendemos habitualmente.

"Conocer el bien y el mal “significa crear esta distinción.

El Cp. II del Génesis donde se cuenta esta historia, constituye la segunda vez en que la creación del hombre es explicada; es arquetípica, o en la esfera de la manifestación informal. Adán y Eva, antes de la caída, ¡no existen de manera manifestada!

Por lo tanto, podríamos concluir que su aparición al sexto día (a diferencia del Capítulo I, el tercer día, sin distinción de género y sin nombre), se efectúa después de la caída.

El pecado original mismo (conocimiento del bien y del mal) no consiste en la desobediencia a la orden, sino más bien en la voluntad (ya independiente de la omnipotencia de Dios, en el sentido de que estaba en "la regla del juego" -cf., la apuesta en una escena de Dios donde finge ignorar lo que pasó, etc.) de  separarse de lo Uno (no-manifestado) y de separarse en más de uno; porque el árbol que está en medio del jardín no es solamente el del bien y el mal (dualismo), sino también el de la Vida (Unicidad).

Es por lo tanto la voluntad de separar lo Uno no-manifestado en sus dos componentes manifiestos y aparentemente contrarios; es también un acto de libre albedrío.

De hecho, la existencia manifestada procede por dualidad que no puede ser superados más que a través de la realización de su identidad / identificación a un nivel superior que ese donde ellas se oponen, no manifestado.

Desde este punto de vista, el pecado original es la ignorancia de la Realidad; consiste en dejarse engañar por los(epi) fenómenos. Por lo tanto, se basa en una conciencia fragmentada y "mundanizada" que identifica manifestación y creación.

La imagen del hombre ignorando "el bien y el mal" significa que los superaba, es decir, que existía a un nivel donde esta separación no existía en tanto no se le llamaba a ser.

Existimos, al igual que el mundo tal y como se le conoce, a causa del pecado original, que en sí mismo es una posibilidad legítima de ejercicio del libre albedrío que Dios le dio al hombre. (Único ser creado de tierra y Soplo y no llamado a ser); la caída es pues una posibilidad que no podía faltar sin limitar la toda-posibilidad. El todo es comprender este mecanismo y también cómo revertirlo; porque la posibilidad legítima no significa realidad inevitable ni situación envidiable; en un cierto sentido, la bomba atómica que también, es natural, por una parte, y por otra, desde el momento en que ha sido concebida, no podía no ser creada; pero...

Esta aproximación metafísicamente justa es susceptible, mal comprendida, de causar una aversión injustificada hacia el mundo y el cuerpo; injustificada, porque ignora la lógica del cp. I. que, sin embargo, viene antes. Es por esta razón que el Cristo, recordando la doble naturaleza del hombre y revelando el mundo en tanto que doble (a la vez ilusión y realidad) abolió el pecado original, al menos en su acepción de desobediencia culpabilizante (sin más), y a condición de que la naturaleza de la "doble naturaleza" sea plenamente comprendida. Es por qué también, al menos en el Oriente Cristiano, se hace la aproximación entre la madera de la Cruz (horizontal y vertical), y la Madera (Árbol) de la Vida, no idéntico al del Conocimiento.

La serpiente es el saber humano absoluto y autonomizado, mental. Es una de las dos naturalezas humanas, aislada y elevada y altamente independiente. El hombre quiere, a través de él, “devenir Dios", es decir, interpretar la parte de su naturaleza que es divina en términos de la otra parte exclusivamente, que es animal.

De donde la reverente referencia a la serpiente por un término que se puede presentar como "astucia", pero también (Septuagint) como "inteligente" o "sabio" (φρόνιμος). Por lo demás, el carácter escurridizo de la serpiente (es difícil verla, se esconde) y su misma naturaleza rampante, que es atraída (simbólicamente) por la tierra, lejos del cielo; basta para mostrar por qué ha sido elegido como la "personificación" del agente de la caída.

No dejemos este tema sin examinar la cuestión de la costilla de Adán. Nos encontramos en el nivel principial, lejos de una discriminación cualquier (ya disipada por el Cp. I de todas formas) se trata aquí de una relación metafísica: la mujer es vista como el alma o materia prima y el hombre como el espíritu o el aliento sobre él. Estas categorías no son discriminatorias (excepto con mala voluntad o una mentalidad moderna), sino que corresponde más bien al carácter general de los dos sexos.
¿Por qué la "culpa “de la mujer? Simplemente porque ella simboliza el alma (y no necesariamente los “estados” de ésta).

La igualdad existencial se precisa, también por el empleo las palabras ish e isha, ya una originalidad en hebreo, que la Vulgata había hecho forjando la palabra virago de vir, en lugar de utilizar mulier. (1)

ORACIONES Y RITOS

La oración "individual", es decir, o inventada completamente (en forma, de hábito, de solicitudes) o efectuada en soledad, no es alentada, en los Cristianos orientales.

El Pater y la "Oración de Jesús" (Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de mí) son las dos fórmulas (mantras, se podría decir) más ampliamente utilizadas, como en Occidente el Pater y las Aves.

La invocación de nombres divinos no implica intervención de un ser divino a nuestro favor (aunque se considerando la intercesión de María y los santos o familiares muertos ante Dios), sino que apunta a calmar la mente y su fijación sobre la Realidad tal cual es, como estos nombres simbolizan.
Ciertamente, se podría decir que, a fin de cuentas, este fin equivale a “la intervención de un ser divino". Mejor aún conocer este funcionamiento para no perderse en mortificaciones y súplicas más psicoterapéuticas que religiosas.

Los ritos cristianos de invocación y participación en lo divino (el bautismo, la crismación y la comunión) son exactamente esto y no únicamente "servicio" o adoración justa de lo divino (uno de los significados de la palabra "ortodoxia", pero la otro es ¡"conocimiento" u "opinión" justa!), es decir un deber insubordinado que "debe ser hecho" y que "marcha solo".

Sirven para conferir una influencia espiritual que la Iglesia ha recibido, teniendo un fundador divino-humano, para ponernos en un estado de receptividad y dispensar un medio de realización espiritual a los virtualmente iniciados que son todos los bautizados.

Un rito que, por relajación espiritual de los celebrantes y/o los participantes, no tiende ya hacia ese fin: mostrar en que consiste y efectuar, tanto como se pueda hacer, la realización espiritual, ha degenerado en función social. Cuando se cree que yendo a la Iglesia se está "agradando" a Dios, como si estuviera en un salón, esto nos ayuda quizá a ser “buenos” o a retener nuestros impulsos o ser educados y reservados y no injuriar a los mendigos, pero esto también nos impide también realizar las enseñanzas y obra del Ungido.

La utilidad social o simplemente carácter “inofensivo” y moralizador de la Iglesia cuando ella ha perdido el sentido de su depósito no es quizá insignificante, pero eso mismo puede convertirse en una trampa: cuanto más se limite al buen ordenamiento de la sociedad, más se amenaza, si tomamos los pequeños misterios necesarios por la totalidad, con bloquear la puerta a la trascendencia.

1) El último capítulo, sobre la Caída, es parte de un comentario del Génesis que hemos escrito sobre la Caída que esperamos publicar algún día.





jueves, 28 de diciembre de 2017

¿Quién es regular?



René Guénon

ESTUDIOS SOBRE LA FRANC-MASONERIDA Y EL COMPAGNONNAGE

Volumen I. París, Éditions Traditionnelles, 1964.

Reseñas de libros
Noviembre de 1938.

OSWALD WIRTH. Qui est régulier? Le pur MaÇonnisme sous le régime
des Grandes Loges inauguré en 1717

[¿Quién es regular? La
Masonería pura bajo el régimen de las Grandes Logias inaugurado en
1717] 
(Editions du Symbolisme, París).

 Este volumen es una recopilación de artículos aparecidos ya anteriormente en le
Symbolisme; ya hemos hablado de la mayoría de ellos cuando se
publicaron por vez primera, lo que nos dispensa de volver detalladamente
sobre ellos. Se trata de la querella que divide a la Masonería
anglosajona y a la Masonería denominada "latina", más
particularmente a la francesa; el autor reprocha a la primera el no ser
fiel al "puro Masonismo", de manera que la acusación de
"irregularidad" que ésta arroja contra la segunda debería recaer
contra ella. Este "puro Masonismo", para él, está, como se sabe,
representado esencialmente por las Constituciones de Anderson; pero es
precisamente esto lo que podría impugnarse si se quisiera plantear la
cuestión en su verdadero terreno: la auténtica expresión del "puro
Masonismo" no puede estar constituida sino por los Old Charges de la
Masonería operativa, de los que las Constituciones de Anderson se
apartan mucho. Que la Gran Logia de Inglaterra se haya posteriormente
aproximado a ellos en cierta medida no parece dudoso; pero a nadie se le
puede reprochar el que repare un error, aunque sea parcial y
tardíamente (el hecho de que, por otra parte, este error sea
voluntario o involuntario, o parcialmente ambas cosas, poco importa
aquí). Pero la Masonería francesa, por su parte, no ha hecho por el
contrario sino acentuar más aún el mismo error; así, partidos del
mismo punto, los dos adversarios actuales han ido divergiendo cada vez
más, lo cual hace muy difícil que se entiendan. En el fondo, el
único error de la Gran Logia de Inglaterra, en este asunto, ha sido el
de no reconocer claramente su verdadera posición frente a las
Constituciones de Anderson, lo cual cortaría en seco toda discusión
al hacer caer el único argumento que se le opone con alguna apariencia
de fundamento; pero, ¿podría hacerlo sin confesar con ello su propia
falta original, que es de hecho la de todo el régimen de las Grandes
Logias, es decir, la de la propia Masonería especulativa? Este
reconocimiento, si se produjera algún día, lógicamente debería
conducir a considerar una restauración integral de la antigua
tradición operativa; pero, ¿dónde están aquellos que serían
capaces actualmente de cumplir una tal restauración? Estas pocas
reflexiones, con seguridad muy alejadas del punto de vista del autor del
libro en cuestión, demuestran suficientemente toda la dificultad del
tema, dificultad que, en suma, proviene sobre todo de que ninguna de las
dos partes puede decir dónde está realmente el "puro Masonismo",
bien sea porque lo ignora, bien porque ello implicaría la
condenación de sí misma al igual que la de la parte adversaria, o le
obligaría a emprender una labor probablemente imposible. En todo caso,
mientras se obstinen en no querer remontarse más allá de 1717 para
encontrar los verdaderos principios, es seguro que jamás podrá
alcanzarse una solución satisfactoria; por otra parte, faltaría
saber si hay alguien que verdaderamente quiera llegar a ella, y,
lamentablemente, las preocupaciones demasiado ajenas al punto de vista
iniciático que hoy existen sobre todo esto permiten dudar de ello.



LA "CUBIERTA" DE LA LOGIA (Emilio Amadio)

Emilio Amadio

LA "CUBIERTA" DE LA LOGIA

Publicado en la Rivista di Studi Tradizionali (Viale XXV, Aprile 80,
10133, Torino), nº 56, enero-junio de 1982.

    En uno de los últimos capítulos de AperÇus sur la Initiation
("Consideraciones sobre la vía iniciática"), René Guénon hace
observar que "con la iniciación, el ser pasa de las "tinieblas a la
luz", así como el mundo, en sus orígenes (y el simbolismo del
"nacimiento" es igualmente aplicable en ambos casos) ha pasado por el
acto del Verbo creador y ordenador" (1). La iniciación implica
entonces para el ser una "iluminación", correspondiente al fiat lux
cosmogónico, que provoca el ordenamiento de sus posibilidades: por
ello, la iniciación es verdaderamente una imagen de "aquello que fue
hecho en el principio". La razón de ser de toda organización
iniciática es hacer posible esta "cosmización" del ser humano
mediante la transmisión de una influencia espiritual presente tanto en
los ritos de iniciación como en sus trabajos rituales; y, en el caso
de la Masonería, puede decirse que su razón de ser consiste en
permitir a los hombres inmersos en las tinieblas, pero deseosos de la
Luz, acceder a un lugar "iluminadísimo y ordenado", imagen del cosmos
considerado como la esfera de la manifestación de la Luz. La Logia
está, pues, provista de una puerta que, abierta, permite el ingreso a
todos los que poseen las cualificaciones necesarias para acceder a ella,
y que, cerrada, prohíbe la entrada a todos aquellos que se hallan
sumergidos en las tinieblas.

    Y la fundamental discriminación que el Vigilante de una Logia
lleva a cabo con sus dos principales deberes es asegurarse de que "La
Logia esté a cubierto" y de que "todos los presentes sean Masones".
    Por el contrario, en la Masonería Operativa, tal como se
practicaba en Inglaterra, no era ésta una tarea de los Vigilantes: el
"Primer Gran Maestro" era quien se dirigía directamente a los dos
Guardianes (el "externo" y el "interno", la Outer Guard y la Inner
Guard). A la pregunta "¿cuál es el primer deber de todo Masón?",
éstos respondían respectivamente: "Vigilar que la Logia esté
debidamente cubierta" y "vigilar que nadie más que los Masones y los
Aprendices contratados estén presentes" (2).

    En la Masonería especulativa, como hemos visto, el deber de
realizar esta doble alerta se ha conferido a los Vigilantes; y
probablemente por este motivo, en los rituales ingleses, son designados
con el término Warden. Se ha producido así una asimilación de la
función del Guardián Externo a la de los actuales Vigilantes en el
desarrollo de su "primer deber", es decir, el de asegurarse de que "la
Logia esté a cubierto". Ello indica que su función, en esta primera
fase de la "apertura de la Logia", consiste eminentemente en la
vigilancia frente a infiltraciones provenientes de las "tinieblas
exteriores"; labor ésta esencial en nuestra época y que, por su
importancia, es confiada a los Vigilantes, y no directamente al
Guardatemplo; además, el que era "el primer deber de todo masón" se
ha convertido en "el primer deber de un Vigilante en la Logia", lo que
evidencia una atribución de responsabilidad y de atención a los
Vigilantes que debe tenerse en cuenta constantemente y en toda
circunstancia.

    Tal vigilancia se concretiza además en la importante función que
es la "aplomación", entendida como la comprobación de las necesarias
cualificaciones por parte de los candidatos. A este último argumento
René Guénon ha dedicado el artículo "Las cualificaciones
iniciáticas" (3), en el que se ofrecen explicaciones doctrinales y
elementos de "técnica iniciática" de las que no parece existir
ningún equivalente en otros de sus escritos, y aún menos en otros
autores; en particular, se afirma en él que "...la conexión con el
oficio, si bien ha cesado de existir en cuanto al ejercicio exterior de
éste, no ha dejado de hacerlo de forma más esencial... Esta es la
razón, allí donde al menos aún permanece, a falta de una
comprensión más efectiva, una cierta conciencia más o menos oscura
del valor propio de las formas rituales, de que se persista en
considerar las condiciones de las cuales hablamos como formando parte
integrante de los "Landmarks"... Si se examina de cerca la lista de los
defectos corporales que son considerados impedimentos para la
iniciación (4) se constatará que algunos de ellos no parecen ser
exteriormente muy graves, y, en todo caso, no son de los que puedan
impedir que un hombre ejerza el oficio de constructor... aparte de las
condiciones requeridas para el oficio, la iniciación exige otras que
no tienen nada que ver con éste, pues están únicamente en
relación con las modalidades del trabajo ritual, considerado por otra
parte no solamente en su materialidad". Muchos Masones,
desgraciadamente, se han atenido al aspecto más oscuro del contenido
original de los "Landmarks", y el resultado es una extrema confusión
que hace que en el examen de la naturaleza de un candidato sean
"únicamente los aspectos más exteriores y menos importantes de
ésta última los que son tomados en consideración, es decir,
aquellos que realmente no poseen ningún valor, siquiera secundario,
desde el punto de vista iniciático". Exactamente es ésta la
situación que se presenta cuando la "posición social", el "censo" o
el ser un eminente "cultivador del esoterismo" figuran entre las
cualificaciones "que cuentan". Hablando de los defectos corporales y de
la enfermedad, René Guénon observa que también es preciso tener en
cuenta aquellos que son consecuencia de algún accidente; y ello porque
"todo lo que un ser sufre o hace constituye una modificación de sí
mismo que puede representar algo más o menos "importante" o más o
menos "profundo", según los casos", pero que además siempre "debe
corresponder necesariamente a alguna de las posibilidades que están en
su naturaleza, de modo que no puede ocurrirle nada que sea puramente
accidental". Y entre estas acciones que puede hacer o sufrir, diremos
que figuran también "experiencias" sólo aparentemente accidentales,
como, por ejemplo, las derivadas de la pertenencia a grupos
pseudo-iniciáticos, mágicos, espiritistas o incluso políticos;
tales experiencias pueden marcar a ciertos individuos, determinando
desequilibrios o deformaciones psíquicas de no poca importancia.

    Siempre a propósito del "primer deber de un Vigilante en Logia",
es oportuno recordar que René Guénon indica (5) que existe una
relación entre el hecho de que los trabajos masónicos deban
efectuarse "a cubierto" y la expresión taoísta "el Cielo cubre" (6);
añade por lo demás que coelum deriva de la raíz cald, que
significa "cortar, dividir". Puede así decirse que el Vigilante,
obedeciendo las indicaciones del Venerable Maestro de la Logia, actúa
según el orden, es decir, bajo un reflejo de la influencia celestial,
y puede así determinar la separación entre ese lugar
"iluminadísmo" que es la Logia y las tinieblas exteriores (7); y una
vez "abierta" la Logia (8), los trabajos se desarrollan "a cubierto", en
el sentido, ahora, de que están "cubiertos" por la influencia
celestial simbolizada por el Cielo Estrellado figurado en el techo.
Estos dos sentidos de la "cubierta" están estrechamente relacionados:
la exclusión de los elementos profanos es de hecho una condición
indispensable para poder realizar un trabajo "ordenado" y para hacer
posible el descenso de la influencia espiritual (9).
    En la Masonería Operativa, el Guardián Externo rechazaba a los
profanos al exigirles la "palabra de paso" del grado en el que se estaba
trabajando, mientras que el Interno pedía los "signos y toques", que,
por razones de prudencia, era oportuno dar sólo en el interior de la
Logia. La primera operación, actualmente, es cumplida por el
Guardatemplo, y la segunda por los Vigilantes, los cuales, al recorrer
las Columnas controlando la "posición al Orden" de los presentes,
desempeñan una función análoga a la del Guardián Interno. Sin
embargo, puede decirse que los Vigilantes, al terminar su "segundo
deber", es decir, el de asegurarse de que "todos los presentes sean
Masones", actúan más en calidad de "Superintendentes" que de
"Guardianes". Y puesto que todos los que en ese momento hacen el "signo"
ya han sido reconocidos como Masones por el Guardatemplo, los
Vigilantes, más que verificar por segunda vez que no se han
introducido profanos, se aseguran de que todos los presentes sean
Masones por su "disposición interior" (simbolizada por la posición
de "al orden"), como condición indispensable para que se produzca, una
vez verificadas otras condiciones, la "apertura" de la Logia con
respecto a la influencia espiritual.

    ¿Pero quién, gracias a una particular disposición interior,
puede llamarse verdaderamente Masón? En el ritual en uso en la Gran
Logia de Francia, a la pregunta del Venerable Maestro: "¿Qué es un
Masón?", el Segundo Vigilante responde: "Es un hombre libre y de
buenas costumbres" (10).

    Para comprender qué debe entenderse por un hombre libre desde el
punto de vista que aquí interesa, puede ser de cierta utilidad citar
algunos pasajes de un documento del siglo XVII, publicado por el barón
de Tschoudy al final de su libro Le Etoile Flamboyante, y que además
es revelador de una mentalidad iniciática todavía viva en aquella
época, muy distinta de la de ciertos Masones que piensan que un hombre
libre es aquel que se ha liberado de los prejuicios de tiempos pasados o
de toda creencia y práctica religiosa. Se trata de un documento de una
organización hermética y que lleva el título de Status des
philosophes inconnus; en él se exponen las condiciones para formar
parte de ella, y, particularmente, se precisa que no pueden ser
aceptados "todos aquellos que se han dedicado al servicio de los
poderosos, ya que la filosofía hermética es para personas libres,
jefes de sí mismos, que puedan trabajar libremente y que, sin ningún
impedimento, puedan invertir su tiempo y sus bienes en el
enriquecimiento de nuestra filosofía".

    En nuestros días, muy raros son los Masones que pueden
verdaderamente disponer de su propia persona: de hecho, quien más o
quien menos, está al servicio de los poderosos de hoy. Sería ya un
buen resultado el darse cuenta de esta situación, a fin de no estar
"dedicados" a tal servicio voluntariamente, y, en todo caso, de no
dedicarse a él sufriendo sus ataques; por otra parte, se necesitaría
no caer en la ilusión de huir de los condicionamientos del mundo
profano rechazándolos en bloque, confundiendo el desapego con la
pasividad o la pereza, para encontrarse así en una situación de
ficticia autonomía y frente a nuevos e insospechados condicionamientos
de una diferente y mucho más peligrosa naturaleza.

    R. Guénon, en un artículo en el que denunciaba el mito moderno
de la "glorificación del trabajo" (11), precisa por el contrario que
"un trabajo no posee valor real alguno más que cuando es conforme a la
naturaleza misma del ser que lo cumple", y si coincide propiamente con
su "vocación". Si se aplica este criterio a quien quiera emprender un
"trabajo iniciático", éste será tanto más real cuanto más
coherente sea toda su actividad con respecto a su vocación profunda:
se obtendrá así esa "unidad entre pensamiento y acción"
indispensable para que el iniciado pueda transmutar todos los elementos
que en él se oponen al orden y a la unidad.

    La segunda parte de la frase ritual antes citada, "y de buenas
costumbres", es, como se ha visto, la traducción de "of good report",
que literalmente significa "de buena reputación"; tal expresión, en
el contexto de una civilización tradicional como era la de la
Inglaterra medieval, poseía ciertamente un significado distinto al del
"gentilhombre" del siglo XVIII o al del "hombre de buenas costumbres"
del siglo XIX. Pero ya antes de que se llegase a tales malentendidos, el
verdadero significado debió perderse de vista, pues en las
Constituciones de Anderson de 1723 puede leerse que "Si bien en los
tiempos antiguos los Masones estaban obligados a practicar la religión
de tal País o Nación, cualquiera que fuese, hoy se cree más
conveniente obligarle tan sólo a esa religión sobre la cual todos
los hombres están de acuerdo... o sea, hombres buenos y sinceros, u
hombres de honor y honestidad", y en las de 1738 se afirma que, para ser
Masón, es suficiente "practicar el sagrado deber de la moralidad". El
único eco del pasado permaneció en los Landmarks, y citaremos
algunos de los conservados por la Gran Logia de Inglaterra, que parecen
particularmente significativos a este respecto: "La creencia en el Gran
Arquitecto del Universo y en Su voluntad revelada es una condición
esencial para la admisión". "Todos los iniciados deberán prestar el
juramento sobre el Libro de la Ley Sagrada... en el cual se expresa la
Revelación proveniente de lo Alto y a la que el individuo, una vez
iniciado, queda irremediablemente ligado". ¿Qué sentido tendrían
la iniciación y la realización espiritual si no se reconociera un
Principio Supremo y una legislación sagrada? ¿Y qué valor
tendría, para un iniciado, un juramento prestado sobre un símbolo
que no fuese reconocido como teniendo un origen no humano? El hecho de
darse cuenta de la necesidad de conformarse a una legislación
tradicional constituye otra de las condiciones para hacer más segura y
equilibrada la actuación de esa "disposición interior" que se ha
mencionado; de lo contrario, la concretización de tal necesidad puede
encontrar obstáculos que no son indiferentes, derivados del ambiente y
de la propia naturaleza individual de cada uno, no siempre fácilmente
superables.

    Según el ritual de la Masonería Operativa que hemos citado al
principio de estas reflexiones, después de que el "Primer Gran
Maestro" constatara que la Logia está convenientemente formada, el
Brother Jakin (12) invocaba a El Shaddai, el "Gran Arquitecto del Cielo
y de la Tierra", con las siguientes palabras: "Tú que eres el
dispensador de todos los dones y que has prometido que allí donde dos
o tres personas se reúnan en Tu Nombre Tú estarás en medio de
ellas, en Tu Nombre nos reunimos, suplicándote que nos bendigas en
nuestras empresas" (13). Es de notar que el valor numérico de El
Shaddai es 345, y que la sucesión 3-4-5 está en relación con los
números del Cielo, de la Tierra y del Hombre. La analogía así
establecida entre este Nombre Santo y los números simbólicos de la
"Gran Triada" taoísta parece indicar que en el desarrollo del trabajo
ritual de apertura de una Logia se producía como un despliegue de los
símbolos incluidos en el valor numérico de El Shaddai: la "cubierta"
inicial, separando el lugar en el que trabajan los Masones de la
influencia de las tinieblas exteriores, hace así que dicho lugar pueda
ser el soporte (correspondiente a la Tierra) de la influencia espiritual
(correspondiente al Cielo) que iluminará el trabajo iniciático de
quien, por sus cualificaciones y por una correcta "disposición
interior", es virtualmente esa Estrella Flamígera (correspondiente al
Hombre), a menudo figurada entre el Compás y la Escuadra.

    Hemos indicado así algunos de los significados más profundos de
la "cubierta", entendida como condición fundamental para poder
desarrollar un serio trabajo iniciático. Se comprende ahora cómo a
una insuficiente profundización de su significado y a la falta de
reconocimiento de su importancia haya correspondido una degeneración
tan difundida de la organización iniciática masónica; mientras
que, por el contrario, el saber restablecer teniendo presentes todas
las implicaciones- el sentido profundo de la "cubierta" puede ser un
presupuesto importante para una revivificación "operativa" de la
iniciación masónica.

NOTAS:

1. Cap. XLVI, "Sobre dos divisas iniciáticas".
2. De un ritual "operativo" de 1630, publicado en 1913 en
France-AntimaÇonnique.
3. Publicado en el nº 38 de esta revista.
4. Ver lo que, en el siglo XVIII, se llamó la "regla de la letra B".
5. Cf. La Grande Triade, cap. XV.
6. A la luz de esta indicación aparece grotesca la concepción de
"cubierta" propia de la llamada "Logia cubierta"...
7. El tema de la protección externa, debida a las condiciones
cíclicas, es recurrente en los textos sagrados de varias tradiciones;
ejemplo de ello es la muralla erigida contra las hordas de Gog y Magog,
y también la batalla que se entabla, cuando surge una forma
tradicional, contra quienes pertenecen a tradiciones desviadas o
degeneradas: episodios que tienen en común la defensa de una "Tierra
Santa".
8. La Logia está "abierta", pero no en sentido material, pues su
puerta permanece y debe permanecer bien cerrada; por el contrario, la
Logia, como cuerpo viviente, se abre a las influencias del Cielo que la
cubre.
9. R. Guénon hace notar precisamente que coelum deriva también de la
raíz kal (esconder) y que puede indicar no sólo "aquello que se
esconde", sino además "lo que está escondido", esto es, "en el
período de ocultación, la tradición que deja de manifestarse
exterior y abiertamente, ya que ahora el "mundo celeste" deviene el
mundo subterráneo". En "El corazón y la caverna" (Symboles
fondamentaux de la Science Sacrée, cap. XXX), hablando de la cueva,
observa que la palabra sánscrita guhâ que la designa deriva de la
raíz guh, en su sentido de "cubrir" o "esconder", sentido que es
justamente el de otra raíz similar, gup, de donde gupta, que se aplica
a todo aquello que tiene un carácter secreto... Esta idea se refiere
al centro, en tanto que éste es considerado el punto más interior y,
en consecuencia, el más escondido; al mismo tiempo, se refiere
también al secreto iniciático, sea en sí mismo, sea en tanto que
está simbolizado por la disposición del lugar en donde se cumple la
iniciación, lugar oculto y "cubierto"; y, en nota, hace una referencia
precisa a la expresión masónica "estar a cubierto". De modo que, si
los trabajos masónicos deben realizarse "a cubierto", es también
porque el lugar en el que se desarrollan es un símbolo del secreto
iniciático.
10. La misma frase se encuentra en el ritual de iniciación, en el
momento en que el candidato, tras superar varias pruebas, es introducido
al ser reconocido "Libre y de buenas costumbres"; y hay aquí una
significativa "repetición ritual" de una frase que es la traducción
de "free and of good report", la "palabra de paso" que recibían los
candidatos a la Masonería operativa por parte de los Superintendentes
con objeto de poder acceder a la Logia de 1º grado para ser iniciados.
11. Artículo recopilado en Initiation et réalisation spirituelle,
cap. X [emitido en Difusión Traditio con el nº 330, el 9 de mayo de
1998].
12. Así era denominado el sacerdote, miembro de la Logia, que
desempeñaba la función de capellán.
13. [Tenemos a la vista una fórmula de apertura de Logia extraída de
un antiguo ritual operativo, muy similar y más completa, que dice
así: "Santísimo y muy Glorioso Señor Dios, Gran Arquitecto del
Cielo y de la Tierra, dispensador de todos los bienes presentes y de
todas las gracias, Tú que has prometido que allí donde dos o tres se
reúnan en Tu Nombre estarás con ellos, en Tu Nombre nos juntamos y
reunimos, suplicándote muy humildemente que nos bendigas en nuestras
empresas, que nos des el Espíritu Santo, y que ilumines nuestras
mentes con sabiduría e inteligencia, a fin de que podamos conocerte y
servirte rectamente, y de que todas nuestras acciones tiendan a Tu
gloria y a la salvación de nuestras almas. Y Te suplicamos, oh Señor
Dios, que bendigas ésta nuestra empresa presente (*). Así Te lo
rogamos humildemente en el nombre y por el amor de Jesucristo, nuestro
Señor y Salvador. Amén".

(*) En la recepción de un Compañero, al término de sus siete
años de aprendizaje, se incluía aquí lo siguiente:

"y que concedas a nuestro nuevo Hermano que pueda dedicar su vida a Tu
servicio y que sea un verdadero y fiel Hermano entre nosotros.
Gratifícale con la divina sabiduría, a fin de que sea capaz de
esclarecer, por medio de los secretos de la masonería, los secretos de
la piedad y del Cristianismo"] (Nota de Difusión Traditio).