domingo, 23 de junio de 2019

Teología mística (Marc-Antoine Costa de Beauregard)


Teología mística

L’Orthodoxie hier-demain . Deuxième partie: La Pensée
Marc-Antoine Costa de Beauregard
E. Buchet/Chastel. Paris 1979

c) Teología "mística"

El apofatismo funda el carácter "místico" de la teología patrística. "En cierto sentido, escribe Wladimir Lossky, toda teología es mística, en tanto que manifiesta el misterio divino, los datos de la Revelación". "La esencia del pensamiento ortodoxo es, como hemos visto, no separar la teología de la experiencia espiritual. "Ninguno de los misterios de la sabiduría de Dios más secreto no debe parecernos ajeno o totalmente trascendente, sino con toda humildad ebemos adaptar nuestro espíritu a la contemplación de las cosas divinas" (Filareto de Moscú). Esta adaptación es hecha por la acción del Espíritu Santo en nosotros: procediendo personalmente del Padre, Él nos adapta a la plenitud de la Vida y la Verdad que es Cristo.

Esta "adaptación" lleva a la unión con Dios. El Espíritu nos adapta al Verbo que es la Verdad revelada. Pero la Verbo nos ha conducido al Padre. Es Él mismo el camino que conduce al Padre. "La teología cristiana, sigue escribiendo Lossky, "es siempre, en último término, un medio, un conjunto de conocimientos que debe servir  aun fin que sobrepasa todo conocimiento. Este último fin último es unión con Dios o deificación. »

La teología tiene así su punto de partida en un impulso del Espíritu Santo: "No hay impulso sin el Espíritu", dice  Juan Damasceno. La teología también tiene sus límites en el descubrimiento de la paternidad divina de quien proceden siempre todo don perfecto y todo bien.

Este conocimiento es por lo tanto unión, una participación en el amor trinitario, una experiencia de los esponsales de Dios y de la humanidad. Esta es la razón por la que los escritos areopagíticos emplean a este respecto el término "eros": "El conocimiento de Dios no es una simple enseñanza, sino fundamentalmente una "pasión" (Christos Yannaras). "No es necesario pues que el nombre de deseo amoroso nos de miedo 60".

El deseo de unión en el conocimiento teológico es la respuesta al amor divino que es el primero: "En Dios el deseo de amor es extático. No deja a los amantes a ellos mismos, sino a lo que ellos aman. Así es como el gran Pablo, poseído por el amor divino y participando de su poder extático, dijo con una boca inspirada : "Ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi. "El deseo de amor verdaderamente lo hizo, como él dijo, salir de él y penetrar en Dios. Ya no vive de su propia vida, sino la Vida de Aquel a quien ama, profundamente amado.61"

La comunión estática se realiza a través de la deificación de la persona humana, respondiendo así a la humanización extática de la la Persona divina de Cristo: "La deificación es asemejarse  a Dios y unirnos a Él tanto como sea posible...., contemplar y comprender la Santa Verdad, participar en Dios, tanto como sea posible, en la simplicidad de la perfección, a Aquel que es unidad misma 62".

Por lo tanto, el conocimiento apofático no es sólo un método teológico, el método negativo: él "se identifica finalmente a la deificación de la persona humana" (Ch. Yannaras). Es preciso releer acerca de este tema los escritos areοpagíticos, así como los comentarios que ha hecho San Máximo. Guiados e impulsados por el Espíritu Santo, el espíritu del hombre, unido a su corazón apasionado del Cristo, va más allá de las negaciones sucesivas: afirmar sucesivamente lo que Dios no es, la persona humana refuerza su convicción interior e indecible, no de la naturaleza, sino de la identidad del ser amado. Es como un amante o una amante a quien se propone sucesivamente definiciones y explicaciones de amor y que rechaza todas : ¡no es eso!. Pero su corazón sabe que ama, que es amado y que es el amor.

Notas 

59 Vladimir Lossky Teología mística de la Iglesia de Oriente
60 Christos Yannaras De la absence et l’inconaissance de Dieu Paris 1971 p. 115 . Dionision Areopagita Los Nombres Divinos P.G. 3, 709 b
61 El dogma y la Verdad no se identifican. Si Cristo es dogma por excelencia, no es porque Él ha dicho: “Yo soy la Verdad” sino porque el ha dicho “Yo soy la Vía”. Así el staretz Silvano de Athos llama el dogma “vía de salvación” cf. Silouane de l’Athos, vie et écrits, por el padre Sophrony (Paris 1974)
62 Dionisio Areopagita Jerarquía eclesiástica IV P.G. 3, 480 c

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