jueves, 19 de septiembre de 2013

Nuevos escolios aun texto implícito, Tomo I


NUEVOS ESCOLIOS A UN TEXTO

IMPLICITO TOMO I

 

 

· Camino entre tinieblas. Pero me guía el olor de la retama

· El reaccionario no escribe para convencer, meramente transmite a sus futuros

cómplices el legajo de un pleito sagrado.

· Mientras el escritor anhele seducir, su prosa titubea.

· Nunca basta disentir para acertar; si bien hoy para errar basta consentir.

· El que no se acomoda a evidencias contrarias se aloja finalmente entre imposturas coherentes.

· Nada obliga al que tan sólo medita a disputar con todo tonto que arguya.

· Olvida tus demostraciones. No escucho tu prédica sino tu voz.

· Pocas ideas merecen más que curiosidad o irrespeto.

· La única derrota sin remedio es la imbecilidad, aún victoriosa.

· La inteligencia avanza tomando creciente posesión de su punto de partida.

· Aun la más discreta verdad le parece al moderno una insufrible impertinencia.

· La síntesis que no sea mito es estafa.

· Las tinieblas de ciertas almas son sombra de la luz divina.

· La vigencia de una idea no depende de su validez, depende de conjunturas casuales.

· Las metafísicas suelen ser fábulas amenas que el filósofo expande en novelas tediosas.

· Cada acontecimiento modifica su idea histórica, no la ejemplifica meramente.

· Las evidencias de una época parecen enigmas a otra época, y sus enigmas evidencias.

En ciclos sin fin.

· El ser producto de estructuras, de conjunturas, de aventuras históricas, no limita las ideas a ser meramente su expresión.

· La calidad de los sistemas declina progresivamente desde la magnificencia de los propileos hasta la vacuidad del sagrario.

· Nuestros rivales posibles son casi siempre humillantes. Y casi siempre victoriosos.

· Las insurrecciones titánicas contra la divinidad culminan en hebdomadarias visitas a prostíbulos de barrio.

· La poesía acostumbra, como todas las apariciones milagrosas, decir preferentemente trivialidades.

· Las verdades que se apresuran a desfilar sobre el proscenio están listas a prostituirse al público.

· El que peor escribe es el que imita al que escribe bien.

· En el taller de las letras francesas se oye un rumor de artesanos probos.

· La moda adopta las filosofías que esquivan cautelosamente los problemas.

· Lo que significa la belleza de un poema no tiene relación alguna con lo que el poema significa.

· El que se refugia en la inmanencia, para huir el vértigo nihilista, siente pronto la realidad bajo sus pies disolverse lentamente en la nada. La trascendencia es el

fundamento de la consistencia de las cosas.

· El artista muere de sed entre las fuentes que lega.

· Las doctrinas políticas modernas esconden ideologías acomodaticias. La última idea política fue el Sacro Imperio.

· Entre el polo del desierto y el polo de la urbe se extiende la zona ecuatorial de la civilización.

· Para sanar al paciente que lesionó en el XIX, la sociedad industrial tuvo que

embrutecerlo en el XX. La miseria espiritual paga la prosperidad industrial.

· Que racionalismo e iluminismo corran parejos en el siglo XVIII no debe extrañarnos:son rieles del mismo tren.

· De la actual anemia del arte culpemos la doctrina que aconseja a cada artista preferir la invención de un idioma estético propio al manejo inconfundible de un idioma estético común.

· La poesía del siglo XIX fue la herencia que la contrarrevolución sofocada legó a la literatura.

· El marxista llama “verdad de clase” la que su clase le impide entender.

· La mentalidad liberal atribuye las consecuencias de la congénita perversidad del hombre a los artificios con que la humanidad a veces las mitiga.

· Con la corrupción del escritor pululan libros malos, con la del lector mueren los

buenos.

· Las proposiciones generales en estética disfrazan preferencias. El juicio particular, en cambio, suele ser objetivo.

· Las obras menores de ciertas épocas atraen; en otras épocas sólo las eximias no

repelen.

· Sobrevivir se reduce a ser desempolvado de cuando en cuando.

· El que profetiza sin difidencias tiene chanchullo en vista.

· En la textura de un mundo que desfiguró el pecado no es dable deletrear un texto consistente. Lampos de luz tan sólo en una noche inacabable.

· La frase necesita ciertamente que la irrigue el sermo cottidianus. Pero depurado

previamente en filtros cultos.

· Sin imaginación alerta la inteligencia encalla.

· El pensamiento vuelto oficio pacta pronto con artificiosas simetrías, con enlaces fingidos, con redondeces postizas.

· En las ciencias humanas se toma la última moda por el último estado de la ciencia.

· El desdén de la actualidad es la ascesis de la santidad estética.

· La perfección de la obra de arte depende del grado de obediencia de sus diversos elementos a su debida jerarquía.

· Las alabanzas a un libro, hoy día, indican sólo el partido político del autor.

· El acierto estético no recompensa al trabajo, pero sólo al trabajo premia.

· La exclusiva lectura de contemporáneos reseca el cerebro.

· Socialismo es el nombre comercial del capitalismo de estado en el mercado electoral.

· Los “complejos” que no robustecemos publicándolos, en vez de envenenarnos, a menudo se suicidan.

· Un conjunto personal de soluciones auténticas no tiene coherencia de sistema sino de sinfonía.

· Morir en el exilio garantiza no haber sido del todo mediocre.

· La cortesía es actitud del que no necesita presumir.

· El tonto llama “prejuicios” las conclusiones que no entiende.

· Sólo debe inquietarnos lo que hacemos, aun cuando sólo cuenta lo que somos.

· El que meramente lee se distingue del auténtico lector en que nunca relee.

· El tonto cree engendrar verdades nuevas haciendo copular ideas confusas.

· La verdad de una idea es reflejo del contexto total de la inteligencia que la adopta.

· El ignorante debe esquivar cuidadosamente los libros condescendientemente escritos

para el.

· Las ideas nuevas ocasionan remolinos en la historia; las sensibilidades nuevas

cambian su curso.

· “actualidad” designa la suma de lo insignificante.

· La máxima es mueca histriónica, si no es involuntario espasmo.

· Tratemos de adherir siempre al que pierde, para no tener que avergonzarnos de lo que hace siempre el que gana.

· Ser común y corriente sin ser predecible es el secreto de la buena prosa.

· Cualquier explicación induce a emitir tres cuartas partes de la evidencia.

· Los problemas también se reparten en clases sociales. Hay problemas nobles,

problemas plebeyos, e innúmeros problemas de medio pelo.

· Cuando un idioma se corrompe sus parlantes creen que se remoza. En el verdor de la

prosa actual hay visos de carne mortecina.

· Un lector ferviente no renuncia a sus predilecciones de antaño, pero al cabo de pocos

lustros todo poema se torna patentemente blanco o negro.

· La mentalidad liberal nunca entiende que los horrores que la espantan son el envés de

las falacias que admira.

· Más amargo que el infortunio del joven que el dios desdeña es el del mancebo que el

águila roza pero no rapta.

· Siendo de casta, el zorro descolado admira la hermosa cola del vecino.

· También en las artes y en las letras el industrial desalojó al artesano.

· Las comunicaciones fáciles trivializan hasta lo urgente.

· El impacto de las tesis políticas cándidas es irresistible.

· Las aclamaciones de una época suelen ser más incomprensibles que sus

incomprensiones.

· La verdad nace a veces de la rectificación impuesta a una frase por una exigencia de eufonía.

· Los temas intocables abundan en tiempos democráticos. Raza, morbos, clima, resultan allí substancias cáusticas. Nefando es allí lo que pueda implicar que la humanidad no es causa sui.

· A trazar una breve recta sólo debe atreverse la mano experta en arabescos.

· Cada obra de arte responde a una pregunta que no la precede.

· Pascal y Montaigne - ¿ adversarios ? . Simples rivales, como armas distintas del

mismo ejército.

· La libido imperandi de la izquierda fastidia menos que su libido docendi.

· En los subterráneos del alma, como en los desvanes de las casas viejas, no se

encuentran sino ratones muertos entre muebles rotos.

· El católico progresista habla de “dimensión histórica” del cristianismo, a fin de

pervertir la historicidad de su origen en terrenismo de las metas. “reino de Dios”, en el léxico progresista, es el sinónimo eclesiástico de reino del hombre.

· La literatura actual puebla un limbo de lo que no merece ser publicado, ni no serlo.

· La “solución dialéctica” de un problema lo esconde meramente en otro sitio.

· El irrevocable edicto de demolición del mundo moderno nos dejó tan sólo la facultad de escoger al demoledor. Ángel o demonio.

· No perteneciendo obviamente al tipo de innovación que hoy se estila, la innovación insólita en las letras le parece al crítico actual descalabro o recidiva.

· Las revoluciones sólo legan a la literatura los lamentos de sus víctimas y las invectivas de sus enemigos.

· Los que viven en crepúsculos de la historia se figuran que el día nace cuando la noche se aproxima.

· La “condición humana”, sin contexto religioso, se restringe a fenómeno ecológico.

· El ocaso del mundo moderno interesa apenas como el desenlace de una intriga sórdida en una novela mal escrita.

· La voz que nos seduce no es la voz con que el escritor nace, sino la que nace del encuentro de su talento con su idioma. La persona misteriosa elaborada por el uso inconfundible de un lenguaje.

· “Reconciliación del hombre consigo mismo” – la más acertada definición de la

estupidez.

· El principio de individuación en la sociedad es la creencia en el alma.

· Las herejías rara vez tienen motivos sociales o económicos, pero las corrientes

económicas y sociales tienen con frecuencia fuente herética.

· Mientras menos adjetivos gastemos, más difícil mentir.

· La sinécdoque es el tropo favorito de la impostura, porque permite vender el género entero pregonando la sola especie servible.

· Una pudibundez ridícula no le permite hoy al escritor inteligente tratar sino temas obscenos. Pero ya que aprendió a no avergonzarse de nada, no debiera avergonzarse de los sentimientos decentes.

· El pornógrafo es el vocero del alma moderna.

· El infierno no parece castigo tan desmesurado después de escudriñar un poco el

vecindario.

· Biografía sólo se puede escribir del que ha escrito, o del que tuvo oyente indiscreto.

Sin confidencias sólo hay conjeturas o anales.

· La hipertrofia del estado proviene del motín que destronó su noción patrística para entronizar so noción democrática. Secuela del pecado – demiurgo de la sociedad futura.

· Libertad no significa coposesión del poder político. Su definición en términos de poder político es la treta con que embauca el demócrata.

· El revolucionario no descubre el “auténtico espíritu de la revolución” sino ante el tribunal revolucionario que lo condena.

· El que escucha atento el ruido de su tiempo no escribirá su música.

· En las artes hay mediocridades deliciosas e insoportables excelencias.

· La mentira es la musa de las revoluciones: inspira sus programas, sus proclamaciones, sus panegíricos. Pero olvida amordazar a sus testigos.

· La agilidad intelectual se desgasta en escaramuzas. Sólo las cargas de la inteligencia pesada son irresistibles.

· El comentarista del filósofo lo alecciona con suficiencia.

· La lectura es droga insuperable, porque más que a la mediocridad de nuestras vidas nos permite escapar a la mediocridad de nuestras almas.

· Lo que no sea necio le parece al moderno criminal u obsoleto.

· Las legiones del hombre moderno ignoran todavía que en la litera imperial que

escoltan viaja un emperador muerto.

· En el “patriotismo” de la revolución francesa resurge un atávico reflejo de adhesión gregaria a la tribu. En su “emigración” expira el paradigma de la adhesión consciente del hombre libre a una lealtad jurada.

· La izquierda estigmatiza con el mote de “terreur blanche” los períodos en donde no asesinan sino a asesinos.

· Errar es humano, mentir democrático.

· “Necesidad histórica” es la fórmula sacramental de los historicismos para absolver el crimen.

· Nadie se llama a si mismo poeta, filósofo, artista, sin alguna ramplonería y bastante impudicia.

· El meteco no le hace concesiones al autóctono.

· El acontecimiento histórico pasa de un estado gaseoso de fenómeno a un estado

sólido de idea a través de un maloliente estado líquido de retórica.

· La filosofía no debe practicarse por el que carece de talento sino como vicio

clandestino.

· La persona que no sea algo absurda resulta insoportable.

· El marxismo puso al servicio de los que no entienden las preguntas el más adecuado repertorio de respuestas.

· No hablemos de determinismo universal, sino de dependentismo óntico.

· La familiaridad sistemática es hipocresía de igualitario que se juzga a si mismo

inferior, o superior, pero no igual.

· Las sociedades que pretenden suprimir indispensables estructuras las cambian

meramente por deteriores. Donde no manda el militar, verbigracia, acaba mandando el policía.

· Cuidémonos del discurso donde abunde el adjetivo “natural” sin comillas: alguien se engaña a sí mismo, o quiere engañarnos. Desde las fronteras naturales hasta la religión natural.

· Teniendo el privilegio incompartible de generalizar en su materia, el especialista pretende extrapolar ilícitamente su materia misma.

· Simpatizo menos con el temperamento católico que con el temperamento del que simpatiza con el catolicismo.

· El pensamiento genuino sólo descubre sus principios al fin.

· Ni siquiera es su originalidad lo que el artista actual convierte en fórmula, es alguna de sus fortuitas ocurrencias.

· La algarabía de las “explicaciones “calla, cuando una totalidad individual alza la voz.

· Ni petrificarnos en nuestros gustos primiciales, ni oscilar al soplo de gustos ajenos. Los dos mandamientos del gusto.

· Del libro del reaccionario el lector sale menos indignado de lo que entra.

· La poesía no visita sino de paso.

· La aristocracia autentica es un sueño popular traicionado por las aristocracias

históricas.

· Los problemas de toda “juventud contemporánea” son aburridísimos.

· La poesía tiene que deslizarse en este fosco atardecer como perdiz entre las hierbas.

· Los “minores románticos gruñían como si les robaran la presa; los “minores” actuales aúllan como si les pisaran la cola.

· La fecundidad artística depende menos de la generosidad de la naturaleza con el artista que de la condescendencia del artista consigo mismo.

· El universo no es esfera perfecta, sino manzana enjuta, rugosa, agrietada.

· Los argumentos del que intenta justificar sus creencias nos consternan siempre. Sobre todo si comparte las nuestras.

· La inteligencia, en ciertas épocas, tiene que consagrarse meramente a restaurar

definiciones.

· La idea que araña y muerde desde que nace se domestica prematuramente.

· Artista clásico es el que prefiere la perfección a la originalidad.

· Asociados a humildad, hasta los defectos resultan virtudes inéditas.

· La libertad teje la estameña del tiempo con hilos de destino. La opción es

imprevisible, sus consecuencias indeclinables.

· Las miradas de los actuantes parecen, en las instantáneas fotográficas de incidentes revolucionarios, mitad cretinas mitad dementes.

· La historia nos enseña a sonreír de los que viven con el hocico hundido en su pienso contemporáneo.

· El pensamiento marxista nunca ha logrado más que añadir a la cosmografía marxista, de cuando en cuando, un nuevo epiciclo.

· Toca desacreditar la cultura, para que no sea rentable envilecerla al servicio de la política o la industria.

· En tiempos aristocráticos lo que tiene valor no tiene precio; en tiempos democráticos lo que no tiene precio no tiene valor.

· Los supuestos enemigos de la burguesía son jardineros expertos que podan sus ramas caducas. La sociedad burguesa no peligra mientras sus enemigos admiren lo que admira.

· El diálogo sincero acaba en pelotera.

· Los jerarcas comunistas traicionan hoy su fe como cualquier obispo.

· La historia engloba hasta la proclamación que la niega.

· Más que ininteligible, lo auténticamente original en filosofía parece al principio

insignificante.

· Sólo hemos comprendido lo que nos parezca intraducible.

· Entre los artistas abunda la especie infortunada del impostor sincero.

· La historia no tiene leyes que permitan predecir; pero tiene contextos, que permiten explicar; y tendencias, que permiten presentir.

· La mentalidad burguesa de la izquierda reconstruirá sucesivamente todas las

sociedades burguesas que la izquierda sucesivamente destruya.

· Lo importante no exhibe pruebas.

· “encontrarse”, para el moderno, quiere decir disolverse en una colectividad cualquiera.

· La constelación histórica sólo determina qué obras de arte no son allí posibles.

· La grandilocuencia del mensajero suele ser proporcional a la insignificancia del

mensaje.

· “the religión of humanity” no es figmento de Paine, sino principio activo de todos los venenos.

· Lo que gustó en alguna época puede volver a gustar, siempre que no haya gustado por motivos ajenos al gusto.

· O la metáfora es irremplazable circunloquio, o es vicio de dicción.

· Proponiéndonos fines prácticos acabamos siempre de brazo con prójimos que no hubiéramos querido tocar con los pies.

· Frecuentemente tropezamos con gente convencida de haber leído un libro porque leyó su traducción.

· Después de los amos de hoy los de ayer escandalizan menos.

· El error no está en soñar que existan jardines secretos, sino en soñar que tienen

puertas.

· El moderno busca ante todo una religión que niegue la gracia.

· Un alfilerazo experto en el centro nervioso de un error lo mata en segundos. Pero se necesitan siglos para que su cadáver se descomponga.

· Los evangelios, en manos del clero progresista, degeneran en recopilación de

trivialidades éticas.

· Las naciones actuales no son pueblos, sino secesiones victoriosas de la plebe.

· Es más fácil hacer aceptar una verdad nueva que hacer abandonar los errores que

refuta.

· Las ciencias naturales, idealmente deductivas, construyen inductivamente la

posibilidad de su deducción. Las ciencias humanas, en cambio, intrínsecamente

experimentales, no se disuelven en sistema deductivo sino se ordenan en discurso

histórico.

· En las mentiras de los grandes escritores románticos hay más verdad que en las

verdades de sus sucesores.

· El catedrático sólo logra embalsamar las ideas que le entregan.

· En todas las sectas que hoy pululan fermenta una soteriología gnóstica.

· Los panegiristas sinceros de la naturaleza humana causan los peores colapsos

históricos.

· Ni la inferioridad es vergonzosa, ni la superioridad culpable.

· El que anhela la “comunicación perfecta” entre los individuos, su “perfecta

transparencia” recíproca, su mutua “posesión perfecta”, como cierto pontífice de

izquierda, anhela la perfecta sociedad totalitaria.

· El testamento político del izquierdista es la lectura predilecta del reaccionario.

· Exigirle a la inteligencia que se abstenga de juzgar le mutila su facultad de

comprender. En el juicio de valor la comprensión culmina.

· El terrorismo no surge donde existen opresores y oprimidos, sino donde los que se dicen oprimidos no confrontan opresores.

· El ateísmo preludia la divinización del hombre.

· El arbusto no es árbol trunco.

· La novela contemporánea cava su fosa en el cementerio donde enterraron la tragedia clásica del XVIII.

· La vanguardia de la ciencia es cautelosa, pero la plebe profesional que la sigue es presumida.

· No existe verdad en las ciencias humanas que no sea forzoso redescubrir cada ocho días.

· La mente moderna se anquilosó por creer que hay problemas resueltos.

· El poeta, para hablar de poesía, recurre a la peor retórica.

· Llamamos individuo al existente transparente tan sólo a Dios.

· La poesía puede ser magia, pero el poeta suele ser mago de feria.

· El artista sin originalidad acude a la improbabilidad.

· El izquierdista emula al devoto que sigue venerando la reliquia después de comprobar la impostura del milagro.

· Las civilizaciones con bullicio estival de insectos entre dos inviernos.

· Una cándida imagen del pueblo alienta la polémica anti burguesa del socialismo. En la emancipación burguesa florecen los vicios latentes de pueblo.

· El desdén suele ser igualitarismo larvado: denegación de autonomía a virtudes

subalternas.

· El que se “supera” ostenta meramente su inopia en más conspicuo sitio.

· Sólo es recompensa lisonjera la certeza de haber sido leal al llamamiento.

· “sociedad sin clases” es aquella donde no hay aristocracia, ni pueblo. Donde sólo circula el burgués.

· Lo que el reaccionario dice nunca interesa a nadie. Ni cuando lo dice, porque parece absurdo; ni al cabo de unos años, porque parece obvio.

· Sin las virtudes pedestres hasta el ingenio más fino se avinagra.

· El absolutismo, intelectual o político, es el pecado capital contra el método jerárquico. Usurpación, por uno de los términos de un sistema, de los fueros de los otros.

· Los “experimentos” literarios únicamente sirven para mostrar que presuntos caminos reales son callejones ciegos.

· La historia escandaliza al intelecto y colma a la inteligencia.

· La igualdad no es expresión empírica de la justicia, sino versión diabólica. Soberbia que rendir homenaje afronta.

· El historiador foráneo, por sagaz que sea, transcribe la sinfonía histórica de una nación en partitura para flauta.

· “rueda de la fortuna” es mejor alegoría de la historia que “evolución de la

humanidad”.

· Las ilusiones son las plagas del que renuncia a la esperanza.

· Si la índole de la intención franquea el recinto, sólo la índole del fin franquea el

santuario.

· La libertad embriaga como licencia de ser otro.

· Los peregrinantes in hoc mundo estamos viendo a los cives hujus saeculi volverse meros captivi in hoc tempore.

· Solo el fracaso político de la derecha equilibra, en nuestro tiempo, el fracaso literario de la izquierda.

· Insufrible, como paradoja aprendida.

· La crítica actual prefiere los libros reiteradamente ilegibles a los legibles

indefinidamente.

· El clásico no elude el misterio, pero no lo esculpe en basalto sino en mármol.

· Para actuar se requiere una noción operacional del objeto, pero se requiere una noción poética para comprender.

· La hostilidad del vulgo refresca la verdad que se marchita; su homenaje la reseca.

· El cristianismo no enseña que el problema tenga solución, sino que la invocación tiene respuesta.

· En el tránsito del yo abstracto al yo concreto, sin caer en la fosa del psicologismo, la filosofía resucitó a finales del XIX. Tan genial como el cogito cartesiano es la breve frase de Dilthey.

· El valor nos es dado, su percepción dada, dada su posesión. El primer hecho rompe la clausura de la inmanencia, el segundo las limitaciones de nuestra naturaleza, el tercero la esclavitud de nuestra condición.

· El filósofo no demuestra, muestra. Nada dice al que no ve.

· Dios no nace de la experiencia de nuestros límites, pero muere de su olvido.

· La filosofía es la hermenéutica de la gracia.

· A la civilización la distingue de sus simulacros lo que parece trivial al tonto.

· Democracia liberal es el régimen donde la democracia envilece a la libertad antes de estrangularla.

· Las instituciones perecen de dos maneras contrarias: o petrificándose en técnicas colectivas independientes del individuo, o disueltas por el propósito de

espiritualizarlas en acto libre de cada individuo. Una institución ilesa es rutina social que la subjetividad asume.

· Dios acaba de parasito en las almas donde predomina la ética.

· El individuo sólo fructifica injerto en una tradición. La innovación axiológica finaliza el proceso en que un espíritu fusiona con la tradición espiritual que hereda.

· La opinión corriente suele pavonearse con énfasis de insólita.

· El universo parece menos lóbrego cuando recelamos que es de facto, cuando

comenzamos a sospechar que no es de iure.

· El teólogo deprava la teología queriendo convertirla en ciencia. Buscándole reglas a la gracia.

· El gran arte literario está en presentar con plenitud plástica lo inefable.

· De la obra de arte, como del individuo, sólo habla con pertinencia otra obra de arte.

· La corrupción terrible es la que pervierte el alma sin envilecerla.

· La idea vulgar no parece amorfa porque tenga dicción confusa, sino porque tiene raíz

podrida.

· Las mentes receptivas a todas las ideas son menos hospitalarias que prostituidas.

· Lo difícil no es creer en Dios, sino creer que le importemos.

· Por haberse presumido capaz de darle plenitud al mundo, el moderno lo ve volverse cada día más vacío.

· Sociedad civilizada es aquella donde dolor y placer físico no son los argumentos

únicos.

· El mito falso no se reemplaza con tesis científicas, sino con auténticos mitos.

· El cristiano sabe que nada puede reclamar, pero que puede esperar todo.

· Renunciamos más fácilmente a una realidad que a sus símbolos.

· nuestra época hace mejor que las demás lo que puede hacerse sin talento.

· El cristianismo no resuelve “problemas”; meramente nos obliga a vivirlos en más alto

nivel. Los que pretenden que los resuelva lo enredan en la ironía de toda solución.

· La impostura no consiste en afirmar más de lo que podemos probar, sino en pretender probar donde la prueba no cabe. La razón acepta las reglas de cualquier juego si no se las pretenden deducir de las reglas de otro.

· El universo es importante si es apariencia, insignificante si es realidad.

· Toda ética termina en pelagianismo, todo pelagianismo en deísmo, todo deísmo en sepelio de Dios.

· Al completar deliberadamente nuestras experiencias, procedemos en restaurador neoclásico de antigüedades.

· El pecado radical no es transgresión de mandamientos éticos, sino recusación de nuestra dependencia.

· Hoy le toca creer al individuo que morirá lo que él no salve.

· La cortesía es obstáculo al progreso.

· El acto técnico, al aprehender el objeto como fenómeno utilizable, lo degrada en utensilio.

· Los palacios se construyen con los escombros de los sueños.

· La fe es abstersión de la inteligencia.

· Porque fallaron los cálculos de sus expectativas, el tonto cree burlada la locura de nuestras esperanzas.

· El homo faber y el civilis son al homo spiritualis lo que son morfología y sintaxis a la intención significativa; condiciones empíricas de un modo de existir que las engendra.

· Al elaborar una presentación en obra el espíritu no la falsea, sino la constriñe a

germinar.

· Tanto en la sociedad como en el alma, cuando las jerarquías dimiten los apetitos

mandan.

· Carecemos de más solidas razones para prever que habrá un mañana que para creer que habrá otra vida.

· El hombre cultivado no fosiliza en “cultura” la tradición que hereda.

· Sin la salvaguardia de la sonrisa lúcida, el hombre oscila entre el torpor y la angustia.Tan sólo la sonrisa nacida en labios griegos disipa el vapor de sangre que nubla los ojos barbaros.

· concientizar” es la variante púdica de adoctrinar.

· El ingenio no lega sus obras a la “humanidad” sino a otro ingenio afín.

· Aun cuando la ciencia ambiciona segregarse del espíritu y racionalizarse, como la técnica, la imposibilidad de verificar sus proposiciones le impide enajenarse del proceso espiritual que la somete a la indefinida reiteración de instancias refutatorias.

· Las lumbreras de este siglo son fuegos fatuos en la planicie pantanosa de una sociedad putrefacta.

· La inteligencia integra en el espíritu el dato empírico que el intelecto meramente manipula.

· La historia es el modo de conocer ajustado a un universo contingente.

· El alma no es ilimitada virtualidad de espíritu. La anamnesis platónica simboliza nuestro alcance finito.

· Las cosas pertenecen al amo de la palabra inteligente.

· todo es hipótesis, salvo las tautologías y las fulguraciones axiológicas.

· Las generaciones recientes circulan entre los escombros de la cultura de occidente como caravanas de turistas japoneses por las ruinas de Palmira.

· Las “soluciones” no resuelven problemas graves. Sólo cura la corrupción del alma la presencia de una nueva forma intacta.

· El espíritu puede exportar la técnica, pero sólo transportar la ciencia. La técnica es bien mostrenco; pero la ciencia se congela en recetas y dogmas, al divorciarse de la tradición espiritual donde nace.

· El destino no es necesidad irrecusable, sino invitación desafiante a plenitud de

significado.

· El espíritu no se transmite de un mortal a otro mortal mediante formulas. Más

fácilmente que por un concepto, el espíritu pasa de un alma a otra alma por una

quebradura de la voz.

· Pocas discusiones son más que debates entre una trivialidad y una bobería.

· Las inteligencias cimeras tienen pesadez de estatua.

· En el imperio del espíritu nadie conquista sino el reino que hereda.

· Los grandes libros se defienden no pareciéndole grandes al lector que no eligen.

· El espíritu es falible sumisión a normas, no infalible sujeción a leyes.

· Lo que interrumpa rutinas frustra excelencias posibles.

· Como promesa de solución perfecta, el cristianismo es irrisión de toda solución

imaginable.

· Los reaccionarios eludimos necesariamente por fortuna la vulgaridad del perfecto

ajuste a las modas del día.

· El espíritu es la vida nueva que el sacramento del valor obra en el alma. Proceso que la

revelación del valor inicia, que progresa con la apropiación de valores transmitidos, que culmina en el hallazgo de nuevos valores.

· Dios no es la meta de los que renuncian sino de los que desdeñan.

· Las cosas sólo exhalan su esencia en las manos crispadas de la nostalgia o del deseo.

· El pecado mortal del crítico está en soñar secretamente que podría perfeccionar al autor.

· Tan sólo entre amigos no hay rangos.

· La tradición es la suma de valores resultantes del proceso en que un espíritu se

engendra dentro de una continuidad histórica.

· La mano que no supo acariciar no sabe escribir.

· las experiencias espiritualmente más hondas no provienen de meditaciones

intelectuales profundas, sino de la visión privilegiada de algo concreto. En el larario del alma no veneramos grandes dioses, sino fragmentos de frases, gajos de sueños.

· Las distintas posturas del hombre lo colocan ante valores distintos. No existe posición privilegiada desde la cual se observe la conjunción de todos en un valor único.

· Con el pensamiento del filósofo subalterno nadie puede pintar su retrato.

· En lugar de primer paso de un discurso, tratemos que nuestra frase sea último gesto de una idea.

· Para seriar las diversiones basta observar que la diversión superior despierta asombro en la de abajo y la inferior aburrición en la de arriba.

· La tradición es obra del espíritu que, a su vez, es obra de la tradición. Cuando una tradición perece el espíritu se extingue, y las presentaciones que plasmó en objetos revierten a su condición de utensilios.

· Lo que no parece digno del hombre suele serlo de casi todos.

· el acceso a las celebridades de este siglo lo dificulta el tufo de vulgaridad que exhalan.

· El mundo no es lugar donde el alma se aventura, sino su aventura misma.

· Retórica es todo lo que exceda lo estrictamente necesario para convencerse a sí

mismo.

· No somos la suma de nuestros actos. Somos la integridad de nuestro secreto cristal, o su más secreta fisura.

· La técnica tradicional educaba, porque su aprendizaje transmitía gestos insertos en un modo de existencia; la enseñanza de la técnica racionalista meramente instruye, transmitiendo gestos solos.

· Todos somos contestación tortuosa a la vocación particular que nos conmina.

· El misterio se hace polvo si manos diestras no desenrollan el papiro.

· El artista es hermeneuta del ser, el científico cicerone de la apariencia.

· Las ideas nuevas suelen ser rescoldos que avivan nuevos soplos del espíritu.

· Como quiera que la inmoralidad consiste en tratar al sujeto y al objeto como medios, el acto técnico, que convierte por esencia la presentación en utensilio, es radical inmoralidad, y el organismo por lo tanto, siendo integración de sistemas técnicos, es radical culpabilidad. Vida es el modo de perseverar en el ser un ser condenado a la culpabilidad para lograrlo.

· El hombre no sabe que destruye sino después de haberlo destruido.

· Si las palabras no reemplazan nada solo ellas completan todo.

· El error grave es el que se limita muchas veces a acentuar impropiamente una frase.

· La mentalidad moderna insiste en analizar lo simple.

· El árbol de la sangre se estremece bajo el hálito de la muerte, pero sobre las más altas

frondas del espíritu soplan vientos de otros cielos.

· Ni pobreza, ni riqueza, son categorías del espíritu. Riqueza de alma decente y pobreza

de alma decente se valen, como pobreza y riqueza de alma vulgar,

· El que se dice respetuoso de todas las ideas se confiesa listo a claudicar.

· La acción disuelve al ser en series causales; la contemplación lo compacta en

presencias sagradas.

· La vida es culpabilidad en acto; pero cualquier existente se redime al detenerse en puro ser.

· Porque sabemos que el individuo le importa a Dios, no olvidemos que la humanidad parece importarle poco.

· El ejercicio del poder no es inocente sino cuando es irrenunciable. Manos limpias sólo son las manos que lo heredan. Las muchedumbres miran con admiración o espanto a los que usurpan, pero sólo se postran reverentes ante una majestad sagrada.

· Morir es el signo inequívoco de nuestra dependencia. Nuestra dependencia es el

fundamento inequívoco de nuestra esperanza.

· La imposibilidad de calcular el acierto estético autentica el mito de la “inspiración”. El poeta procrea menos poemas que engendros.

· Resolvemos ciertos problemas demostrando que no existen y de otros negamos que existan para no tener que resolverlos.

· Reinstalar con otro nombre el término que se pretende eliminar es el secreto de

muchas “explicaciones” en las ciencias humanas.

· El criterio estético que no sea la obra misma acaba de receta.

· La caridad inicia la redención del sujeto, el arte la del objeto, el honor la de la relación entre los dos. La caridad es acto del sujeto que trata a los demás sujetos como fines, el arte es el acto de aprehensión que trata al objeto como fin, el honor es el acto que trata como fin la relación entre sujeto y objeto porque consiste en cumplir el compromiso asumido.

· En la codicia de poder germina el mal, pero la tenencia de poder es condición del bien. Doble faz de la inmoralidad política: ansiar el poder que no tenemos, renunciar al poder que tengamos.

· Innúmeras cosas no dan posesión de sí mismas sino al que las hereda.

· El hombre cortés seduce en secreto aun al que lo insulta.

· Los términos irreductibles impiden que el maderamen del mundo se desarticule en la nada.

· La comprensión da un salto desde donde termina lo explicable.

· La técnica no es esclavitud neutra. El hombre olvida vigilar su espontánea proclividad al mal.

· De lo importante no hay pruebas sino testimonios.

· Las reglas éticas varían, el honor no cambia. Noble es el que prefiere fracasar a

envilecer las herramientas de su triunfo.

· El artista es personaje trágico: redentor del objeto, pero no de sí mismo. El arte

fructifica igualmente en pámpanos intactos y en sarmientos podridos. Ni el genio

mismo sana la lepra del que unge.

· Al que yerra de buena voluntad se le imputan a la vez su buena voluntad y su error.

· Todo deber cumplido tiene igual perfección ética, pero no todos tienen igual rango. Aun a la muerte heroica le fija rango el dios por quien se muera.

· La luz divina riela sobre el mar del ser.

· El raciocinio parte de postulados, el pensamiento de evidencias. Raciocinar es

arriesgarse a postular trivialidades, pensar es arriesgarse a asumir falacias.

· Los años no entorpecen sino a la inteligencia que dimite.

· El esquema metodológico de las ciencias naturales, gracias a su uniformidad y rigor, suple las funciones de teoría general y frena las extravagancias. En las ciencias humanas, al contrario, la flexibilidad necesaria y la multiplicidad ineludible de los métodos inducen al especialista a remediar la carencia de teoría general con cualquier extravagancia de moda.

· El egoísmo tolerado al artista no es premio que reciba, sino precio que paga.

· Cuando un sistema suministre respuestas automáticas a todas las preguntas,

cambiemos el sistema.

· Las exigencias del honor crecen con el rango de las obligaciones y parecen pronto extravagantes a las almas plebeyas.

· Como el homo faber maneja su herramienta con espontaneidad que hereda de una tradición irreflexiva, el acto técnico no es determinante único de su visión del mundo.El homo technicus, en cambio, procediendo previamente a la reducción conceptual del objeto, convierte el acto técnico en determinante único de su visión total.

· Sólo florecen las almas que fecunda un polen divino.

· Ni los valores, ni el alma, ni la vida, son objetos contra los cuales el intelecto tropiece. La acción recorre un universo homogéneo. Pero el hombre se mueve en una sombra que horadan esplendores.

· Lo que vuelve sonrisa la contracción de unos músculos es el roce de invisibles alas.

· El tecnicismo es síndrome de la demencia satánica.

· Las cosas no son vanas sino esquivas. Vana es nuestra precaria posesión.

· Si pudiéramos demostrar la existencia de Dios, todo se habría sometido al fin a la soberanía del hombre.

· La conciencia de la culpa es el misericordioso llamamiento del dios befado al ser caído.

· El bien y la belleza nos conminan con ojos imperiosos y manos cercenadas.

· La verdad no es separable de la carne individual que hiere, pero difiere de la herida.

· La gracia aviva en el hogar de cada objeto las huellas de su fuego y las primicias de su llama.

· Los pasos de la gracia nos espantan como pasos de transeúnte entre la niebla.

· Al artista a veces lo rescata de la miseria de su gloria el dios que entrelaza al laurel un vástago de espinas.

· Nada que valga se descompone sin residuo en sus causas. El espíritu depende de un venturoso encuentro entre una eyaculación y un espasmo.

· Como quiera que depender de Dios es el ser del ser, la emancipación del ser es

abdicación del ser a su ser mismo. En la contradicción interna del pecado se disuelve la substancia. Más que castigo, la muerte es realización del pecado.

El ser que el pecado emancipó de su esclavitud divina fluye en torrente de pus hacia la nada

· Al imbécil lo caracteriza menos la imbecilidad de sus ideas que la imbecilidad de sus razones.

· Basta enunciar una verdad para hacer reír al tonto.

· Los dioses subalternos son ecos de los pasos divinos.

· Todo lo que vale en el mundo le es incongruo, y el mundo no lo arrastra consigo hacia su ocaso. Nuestras dichas pretéritas nos esperan al final de la jornada para ungir nuestros pies heridos.

· La pasividad de las cosas nos engaña: nada manipulamos con descaro si herir a un dios.

· Siempre hay termopilas en donde morir.

· Reducir el pensamiento ajeno a sus motivos supuestos nos impide comprenderlo.

· Entre los escritores impopulares muchos no merecen el homenaje de la impopularidad.

· Los que se consagran a “salvar el cristianismo” acaban ofreciéndole sus servicios como sepultureros.

· Las “bases” de un pensamiento suelen ser las zonas que no investiga.

· La clave del universo es una evidencia trivial: no existe técnica para la producción del valor. Toda proposición que no implique esa evidencia es falsa.

· La idea no ha cristalizado en obra mientras una definición la agota.

· Las noticias son el substituto de las verdades.

· La definición ubica el objeto, pero sólo la descripción lo capta.

· El moderno siempre admira en lo moderno lo que más ensucia.

· Forma clásica es la carente de rebaba.

· El alma Sólo se forja bajo innúmeras atmósferas de sueños.

· El único sistema de postulados radicalmente inconcebible es el que permitiese deducir un valor.

· El heroísmo de una milicia ciudadana es de menos alto rango que el del mercenario que perece con desdén, por lealtad a su contrato, defendiendo una colina solitaria.

· Las tesis de psico-fisiología se vuelven cómicas en el instante en que se vuelven precisas.

· Sólo al cabo de decenios la lista de autores admirados por una generación cualquiera parece simplemente curiosa y no claramente ridícula.

· Al asumirse a si misma como fin, la creatura se convierte en un encadenamiento de causas y de efectos.

La materia es la ceniza de la culpa, la vida brasa donde la rebeldía aún palpita.

En ese rescoldo del incendio todavía pueden forjarse los acatamientos supremos.

· Los problemas metafísicos no acosan al hombre para que los resuelva sino para que los viva.

· Para obtener del técnico exclusiva aplicación a su oficio, la sociedad industrial, sin deformarle el cráneo, le comprime el cerebro.

· Anhelo meramente trazar una elipse que tenga por focos la absoluta contingencia del ser y la gratuidad absoluta del valor.

Conciencia de creatura y experiencia de la gracia.

· Creer en Dios no es creer en Dios, es no poder no creer en Él.

· Pocas personas no requieren que las circunstancias les compliquen un poco el alma.

· Real no es lo que el pensamiento explica sino lo que no entiende.

· El costo del progreso se computa en tontos.

· La diferencia entre los fracasos y los éxitos al alcance de la inmensa mayoría, es apenas perceptible.

· Al hombre lo salva de no ser sino su barro su pasibilidad a epifanías.

· El genio suele ser expresión curiosamente incongrua de su pueblo.

· La redención redime porque invierte el gesto mismo del pecado: en vez de tomarse el medio a sí mismo como fin, el fin se toma a sí mismo como medio. La redención

redime al ser mismo, porque el fin que se toma a sí mismo como medio es el supremo fin.

· Cada época reputa explicado lo que le formulan en el léxico de sus convicciones clandestinas.

· El mimetismo embelesado del meteco es el disolvente de las culturas

Una cultura, en efecto, no perece absorbiendo elementos exóticos, sino siendo

asimilada y difundida por mentes foráneas.

· Comprendemos más fácilmente de arriba hacia abajo - al revés de lo que

afirman- que de abajo hacia arriba.

· Las culturas moribundas intentan sobrevivir imitándose sistemáticamente o

radicalmente innovando. La salud espiritual está, al contrario, en prologar sin

imitar y en innovar sin abolir.

· El nacer derrotados nos permite caminar sin doblegar nuestras ideas.

· El demócrata anhela recónditamente no obedecer sino al que no merezca

mandar. ¿Qué otro principio de selección explica los fallos del sufragio?

· Los modos infalibles de ganar son más desastrosos que cualquier derrota.

· Aparentes desperfectos de obras que admiramos se revelan a miradas más

expertos factores furtivos de su excelencia misma.

· La redención es hecho cumplido en la historia, pero realizado en el ser. En

cualquier tiempo, en cualquier sitio, lo que redima redime como partícipe de la

Redención. La crucifixión es el hontanar de la gracia.

· El escenario de la historia se volvió sofocante. De los ilimitados espacios

prehistóricos hemos llegado a la ubicuidad posible del más trivial

acontecimiento.

· El biógrafo no debe confundir su compromiso de decirnos el cómo de su

biografiado con la ridícula pretensión de explicarnos el porqué.

· Las distancias entre naciones, clases sociales, culturas, razas, son poca cosa. La

grieta corre entre la mente plebeya y la mente patricia.

· Cuando la filosofía se parcela en “problemas”, una escolástica la acecha.

· El biógrafo sin talento espera que la indiscreción de la anécdota reemplace la

destreza del retrato.

· El que irrespeta para demostrar su igualdad patentiza su inferioridad.

· Las instituciones liberales le impidieron a la burguesía civilizarse. La

aceleración jurídica de la circulación social, en efecto, selecciona en cada

generación las mentes ávidas y las manos callosas.

· Para conciliar la contingencia de facto del ser con una necesidad de iure, una

legalidad de iure del valor con su anomismo de facto, y el ser con el valor,

conviene imaginar una voluntad absoluta. Voluntad cuyo ser es su propia

volición, no un hallarse ser. Voluntad cuya volición es valor, no obligación de

acatarlo. Voluntad, en fin, cuyo ser es valor y cuyo valor es ser, puesto que

funda el valor al fundarse a sí misma. Pero la inteligibilidad de una conciliación

posible es mero figmento, si la voluntad absoluta no nos reta, como la bruta

contingencia y el anomismo bruto, en un empírico encuentro.

· Un poco de inteligencia le agrava al individuo sus problemas. Una gran

inteligencia se los agrava aún más, pero también se los limpia.

· Nadie fastidia tanto como el escritor capaz únicamente de coquetear con su

tema.

· El número de combinaciones estéticamente válidas en un idioma parece

agotarse en pocos siglos.

· Para desatar grandes catástrofes no se necesitan hoy grandes ambiciones, basta

la acumulación de pequeñas codicias.

· El lujo moderno desarma la envidia.

· Saber leer es lo último que se aprende.

· El activismo no tiene más paradero que el infierno.

· Al que pregunte con angustia que toca hacer hoy, contestemos con probidad que hoy sólo cabe una lucidez impotente.

· Lo “natural” fue proclamado categoría axiológica, para poder absolver lo

inmundo.

· El hombre es una abyección capaz de avergonzarse a veces.

· De la ruptura entre lo “universal” y lo “particular” denunciada por Marx el

igualitarismo fue responsable, porque escinde la vida individual en privada y

pública al impersonalizar las relaciones de mando.

· El tonto envidia hasta lo que no codicia.

· El pecado deja de parecer ficción, cuando hemos recibido en plena cara el

impacto de su vulgaridad estética.

· Educar no es transmitir recetas, sino repugnancias y fervores.

· Las ideas se revenden en todos los puestos del mercado, pero la inteligencia hay

que llevarla consigo a la feria.

· El sacrificio de la misa es hoy el suplicio de la liturgia.

· Al juzgar triviales ciertas cosas, confesamos meramente no verlas; pero al

juzgar triviales otras, confesamos ser tontos.

· Para que el público respete una idea desinteresada se necesita restregársela en la cara con insolencia.

· La incredulidad no es pecado sino castigo.

· Cuando el clero progresista termine de desmantelar la iglesia, la última

civilización supérstite habrá perecido.

· La inteligencia inventó los ritos para amparar al hombre contra la sinceridad del

tonto.

· El moderno es menos orgulloso que presumido.

· De las corrupciones mismas sólo las despreciables se divulgan.

· Sólo la “letra” civiliza. El espíritu al soplar sobre el vulgo aviva su tontería.

· La austeridad religiosa fascina, la severidad ética repele.

· La inteligencia se capacita para descubrir verdades nuevas redescubriendo

viejas verdades.

· El moralismo rígido embota la sensibilidad ética.

· No debemos someter el caso a la norma, ni la norma al caso, sino desentrañar

del caso su norma.

· Lo que no fue católico en los dos últimos milenios parece siempre algo

provinciano.

· La mirada de cualquier hombre inteligente hace tropezar a cualquier dignatario.

· La más grave acusación contra el mundo moderno es su arquitectura.

· La actual novela no huele a aceite de lámpara sino de máquina.

· Un libro tiene que ser excepcionalmente mediocre para no hacernos creer, al

releerlo, que no lo habíamos leído.

· La humanidad es el único dios totalmente falso.

· Sólo la idea estúpida despierta hoy entusiasmo auténtico

· Es reaccionario quienquiera no esté listo a comprar su victoria a cualquier

precio.

· Las ideas científicas se dejan depravar fácilmente por mentes toscas.

· Nadie es importante durante largo tiempo sin volverse bobo.

· El atardecer de ciertas vidas no tiene patetismo de ocaso sino plenitud de

mediodía.

· Sus temas predestinados vuelven significativos determinados episodios en la

vida del artista. Los temas seleccionan los episodios; los episodios no engendran

los temas.

· Nada que satisfaga, pero casi todo lo que enorgullece, es grotesco.

· No recurrir a fuentes de segunda mano es la definición correcta de scholarship.

· El hombre práctico frunce un ceño perplejo al oír ideas inteligentes, tratando de

resolver si oye pamplinas o impertinencias.

· Al público no lo convencen sino las conclusiones de raciocinios cuyas premisas

ignora.

· En la historia es sensato esperar milagros y absurdo confiar en proyectos.

· El intelectual irrita al hombre culto como el adolescente al adulto, no por la

audacia de sus ocurrencias sino por la trivialidad de sus petulancias.

· Lo hilarante entre interlocutores de inigual talla intelectual es el disimulo con

que el chiquitito se empina.

· Del escritor contemporáneo sólo se admiran las guapezas en país extranjero.

· Las épocas de balbuceo intelectual no preceden solamente, también siguen, las

breves épocas de dicción perfecta de la inteligencia.

· El infortunio hoy día de innúmeras almas decentes está en tener que desdeñar,

sin saber en nombre de que hacerlo.

· Cuando olvidamos que ser libres consiste en poder buscar al amo que debemos

servir, la libertad resulta mera oportunidad cabal para que el amo más vil nos

mande.

· A los que no podemos escuchar sin emoción ideas inteligentes la atonía con que otros las oyen nos pasma.

· El estilo es orden a que el hombre somete el caos.

· Con nada se enoja tanto el progresista como con la terquedad del que rehúsa

sacrificar lo cierto a lo nuevo.

· No malgastemos en las sequías de la historia semilla de futuras sementeras.

· El determinista jura que no había pólvora, cuando la pólvora no estalla; jamás

sospecha que alguien apagó la mecha.

· A las éticas formales el diablo acaba dándoles el contenido.

· Si Dios no fuese persona hace rato que habría muerto.

· Un texto inteligente es inteligible en niveles distintos.

· El historiador sin mente chismosa esfuma la historia en espiras de niebla.

· La teología natural devana un paralogismo perpetuo. Sólo cabe la teología de un dios concreto.

· A pocas inteligencias no las oímos aletear ciegamente en su jaula de convicciones inconscientes.

· El mundo moderno, desde hace rato, modula la misma canción tediosa con voz cada vez más ronca.

· Proclamar al cristianismo “cuna del mundo moderno” es una acusación grave o una grave calumnia.

· Para descubrir en donde le patina el raciocinio al filósofo, basta observar en donde se vuelve más locuaz.

· La existencia de Dios es indemostrable, porque con una persona tan sólo podemos tropezar.

· El libro que una “juventud contemporánea” adopta necesita decenios de penitencia para expiar las sandeces que inspira.

· Los dioses castigan privando de significado las cosas.

· La universidad es el sitio donde los jóvenes debieran aprender a callar.

· Las ciencias humanas se congelan en simplezas si no fluyen en historia.

· Las autenticas obras de arte estallan a espaldas de su tiempo, como proyectiles

olvidados en un campo de batalla.

· Hombre decente es el que se hace a si mismo exigencias que las circunstancias no le hacen.

· El candor del liberal inteligente desconcierta repetidamente al espectador.

· La obsesión cultural es el azote de las clases sociales en ascenso.

· En todo artista atraído por un colectivismo cualquiera hay vocación a dimitir.

· La ortodoxia de cualquier modernismo es más intransigente que cualquier otra

ortodoxia.

· La actividad revolucionaria del joven es el rite de passage entre la adolescencia y la burguesía.

· Cada cual sitúa su incredulidad en sitio distinto. La mía se acumula donde nadie duda.

· Hasta ayer el artista obraba sin teoría, o apelando al mismo lugar común para justificar las obras más diversas. Pero desde hace un tiempo, en cambio, las estéticas asfixian las obras.

· El libro importante de filosofía es el que descubre un nuevo término irreductible.

· Creo más en la sonrisa que en la cólera de Dios.

· El especialista, en las ciencias humanas, ambiciona ante todo cuantificar lo obvio.

· Si no queremos mutilar las posibilidades del discurso, cuidémonos de vulgarizar el vocabulario místico en que culmina,

· En cada distinta profesión el bobo se comporta de manera distinta. Lo que desorienta al profano.

· La obsesión lingüística en una literatura es pródromo de parálisis general

· La existencia de Dios es proposición analítica para el que se siente creatura.

· El escepticismo no mutila la fe, la poda.

· El pensamiento pregona su rigor para poder deslizar subrepticiamente nociones vagas.

· No bastan las palabras para que una civilización se transmita. Cuando se paisaje

arquitectónico se derrumba, el alma de una civilización deserta.

· El gusto no se deshonra con lo que le plazca o deteste, sino con lo que erróneamente equipare.

· Para que haya ciencia se necesita postular la insignificancia del universo. La

neutralidad axiológica no es conclusión científica, sino postulado metodológico.

· El alma es cantidad que decrece a medida que más individuos se agrupan.

· Al suprimir determinadas liturgias suprimimos determinadas evidencias. Talar

bosques sagrados es borrar huellas divinas.

· Los resultados no cambian, aun cuando todo cambie, si la sensibilidad no cambia.

· El tonto grita que negamos el problema cuando mostramos la falsedad de su solución

favorita.

· El moderno es el hombre que olvida lo que el hombre sabe del hombre.

· Las culturas se resecan cuando sus ingredientes religiosos se evaporan.

· El estado merecerá respeto nuevamente, cuando nuevamente se restrinja a simple perfil político de una sociedad constituida.

· Todo cristiano ha sido directamente responsable del endurecimiento de algún

incrédulo.

· El tonto vibra de entusiasmo cuando la ciencia le roba un fajo de futesas a la impasible sombra.

· Ser reaccionario es querer extirpar del alma hasta las ramificaciones más remotas de la promesa del ofidio.

· La muchedumbre vocifera contra la inclemencia del que se opone a que manos

ignorantes y torpes operen al enfermo.

· Los manuales de historia moderna son inventarios de quiebra.

· El reflorecimiento periódico de lo que decreta obsoleto le amarga la vida al

progresista.

· El mito no encubre teorías, delata su fracaso.

· La fe no es asentimiento a conceptos, sino repentino resplandor que nos postra.

· Nada caduca más presto en la historia del cristianismo que los criterios sucesivos con que definen sus “elementos caducos”.

· A una inteligencia esbelta se le perdonan las extravagancias.

· En el océano de la fe se pesca con una red de dudas.

· Después de escuchar con cuidado un susurro de confidencias, comprendemos que el hombre necesita menos lecciones que exorcismos.

· El hombre venera la máquina como primicia tangible de la suprema blasfemia.

· El consentimiento no funda la autoridad, la confiesa.

· El nombre con que se nos conoce es meramente el más conocido de nuestros

seudónimos.

· La esfinge no devora al que no descifra se enigma, sino al que le brinda claves tontas.

· La suma sapiencia reaccionaria estaría en hallarle puesto hasta al demócrata.

· El roce del espíritu no despierta las mentes dormidas, les despierta pesadillas.

· El conocimiento se funda sobre sospechas inteligentes, no sobre certidumbres

inconcusas.

· Tolerar no debe consistir en olvidar que lo tolerado sólo merece tolerancia.

· El artista no compite con sus congéneres, batalla con su ángel.

· El libro ameno no atrae al tonto mientras no lo cauciona una interpretación pedante.

· El moderno se asorda de música para no oírse.

· El signo verbal en país comunista tiene una dimensión más. Amén de su faz doble:

significado-significante, el signo total es un significante con su peculiar significado.

· El talento nace por generación espontánea, pero parece que hay épocas

intelectualmente asépticas, como la nuestra.

· La vulgarización vulgariza sin divulgar.

· La historia de la literatura cataloga meramente entre las curiosidades literarias a los que innovan en las letras de afuera para adentro.

· Las inteligencias ágiles son de corto vuelo.

· Las formas originales en las artes suelen aparecer donde meramente se quiso plasmar lo mejor posible formas convencionales.

· Ciertas catástrofes abren en el mundo grietas sin las cuales el hombre se asfixiaría.

· La inteligencia es inicuamente clasista. Nada más deprimente que el inmenso

proletariado de las bibliotecas.

· Mientras el hombre no logre ser amo absoluto de su suerte, no temamos el ascenso de la Jerusalén infernal.

· Las ideas sin aristas se desportillan más fácilmente.

· La gloria no es lotería sino entre talentos diminutos.

· El error muchas veces no está en el texto sino en sus armónicos.

· Entre los inventos de la soberbia humana se desliza finalmente uno que los destruye todos.

· La explicación implica, la comprensión despliega. La explicación empobrece,

identificando los términos; la comprensión enriquece, diversificándolos.

· Escribir bien consiste en describir una curva mediante el menor número de tangentes.

· Prisión es todo lo que se construya científicamente.

· La verdad total no será empacho de un proceso dialéctico que engulle todas las

verdades parciales, sino límpida estructura en que se ordenan.

· El desgaste de un idioma es más rápido, y la civilización que sobre él se asiente más

frágil, cuando el pedantismo gramatical se olvida. Las civilizaciones son periodos de gramática normativa.

· Las pulsaciones de la historia responden en parte el ritmo de sus epidemias. Quizá la única dialéctica histórica sea la del hombre y sus pestes. La candidatura del “trabajador” a protagonista de la historia es más débil que la del microbio que lo diezma.

· Acostumbramos bautizar la idea vulgar que adoptamos con el nombre de alguna idea ilustre que no entendemos.

· Tan sólo lo común cumple lo que lo extraordinario promete.

· Pensamiento ordenado es el que tiene centro secreto, aun cuando no tenga articulación secreta.

· Primera mitad del siglo XVIII, segunda mitad del siglo XX: los dos medios siglos más hueros de poesía en muchos siglos.

· No es tanto la zambra plebeya que las revoluciones desatan lo que espanta al

reaccionario, como el orden celosamente burgués que engendran.

· La dignidad es condición plausible meramente de lo que tenga atributos irreductibles a categorías científicas. Si negamos la autenticidad de tales atributos, el manipuleo se emancipa, y protestar en nombre de la dignidad del mundo o del hombre es declamación retórica.

· El pintoresco traje de revolucionario se descolora insensiblemente en severo uniforme de policía.

· Sin estructura jerárquica no es posible transformar la libertad de fábula en hecho. El liberal descubre siempre demasiado tarde que el precio de la igualdad es el estado omnipotente.

· La eficacia pragmática de un idioma es diacrónicamente constante, pero sólo algunos de sus estados sincrónicos son bellos.

· Reaccionarios y marxistas viviremos igualmente incómodos en la sociedad futura; pero los marxistas mirarán con ojos de padre estupefacto, nosotros con ironía de forastero.

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