Verdades y mentiras del
feminismo
Paul
Evdokimov
La
femme et la salut du monde. Chap. IV
Desclée
de Brouwer 1978
7. - Después del papel que desempeñaron las mujeres durante
la guerra, el hombre ya no puede negarle sus posiciones adquiridas. El
movimiento de emancipación libera y arroja al mundo un enorme potencial de
fuerza. La participación en la producción económica introduce a las mujeres en
la comunidad masculina, pero los hombres siente un miedo oscuro delante de un
ser que evoluciona demasiado rápido y está perturbado en su propia seguridad;
el orden social está amenazado. El hombre preferiría tratar a la mujer como una
esclava, persuadiéndola de que ella es reina.
Pero, de todos modos, el orden patriarcal basado en el tipo clásico
amante y sirvienta está profundamente conmovido. Es un hecho ya muy corriente
que primero la mujer ejerce una profesión y sólo entonces es una esposa o
amante. Su oficio la hace independiente y los obstáculos morales y religiosos desaparecen
con la decadencia del hogar burgués. De acuerdo con las estadísticas ya
antiguas de la Sra. Kollontaï, de 60 millones de trabajadores sονiéticos, la
mitad de ellos no están casados. La mujer gana su vida e, incluso en el amor,
rápidamente se desliza hacia la manera masculina, en el que todo sentido
espiritual está ausente.
Lanzadas a la construcción del mundo nuevo, la mujer emancipada
es designada con el término "célibe" que por ella sola expresa la
amplitud de la revolución realizada. Pero, según las observaciones de Kayserling,
el nuevo sentido social en América y en la Rusia soviética mata las emociones
profundas y cambia la significación de los de los valores. Un mundo feliz de Huxley, o
1984 de George Orwel son terriblemente elocuentes. La mujer contrae rápidamente
las enfermedades del hombre: el cebo y la atracción del placer. La misma
formación profesional falsifica la naturaleza femenina y la educación
igualitaria halaga, pero no da ninguna instrucción verdadera, capaz de
introducir a la mujer como mujer en el mundo de la comunidad humana.
La necesidad de igualdad hace que la mujer sea agresiva,
haciéndose pasar por una rival; la mujer duplica al hombre, pero el potencial
de su afectividad específicamente femenina, se agota, se arriesga a perder su naturaleza. Se produce una
enorme desviación agravada por la incorporación de la mujer al mundo masculino
en el momento de su la decadencia. La situación económica actual acepta la unión
libre como una posición social. La pareja vive en la casa y los niños son
colocados en internados. El padre disminuido en sus las prerrogativas y la
madre ausente dejan a los niños en abandono moral. El llamado amor libre, donde el cuerpo se ofrece
en ausencia del alma provoca un inquietante número de neurosis.
8. - Es en este mundo de neuróticos donde nos introduce el
libro nos de Simone de Beauvoir. Un libro notable, una verdadera suma de observaciones
muy precisas y valientes, pero que terminan con una terrible sensación de
vacío. La ausencia de cualquier conclusión es específica de la filosofía
sartreana 3. Más allá de la las apariencias, no existe
ningún misterio, e incluso el abismo demoníaco no tiene profundidad, es el
abismo de la triviliadad. Ya Nietzsche lanzó este grito de alarma: "no desencarnéis
a la mujer de su misterio". Reducido a la pura fisiología, no es solamente
su misterio, es la misma mujer la que desaparece. El "para si” "de la
mujer existencialista resulta el "todo para mi placer".
3. Una serie de personajes de Sartre (del tipo “canalla”)
representa “das Man” el “se” de Heidegger, que no puede tener conclusión.
La naturaleza de este placer descrito en los sueños de las jovencitas
devuelve una lectura penosa porque denota una mentalidad simiesca, francamente degenerada.
Sin embargo, todo nihilismo es destruido desde dentro por su propia y terrible cuestión: "¿Qué sentido tiene?"
y también el existencialismo por ¿Y luego qué?
Una literatura cada vez más malsana, mientras arranca no
sólo las máscaras de la hipocresía, sino los indispensables velos del pudor,
nos coloca en el mundo de los enfermos, con todos los detalles penosos de una
imaginación mórbida. Nadie está obligados a hipnotizarse sobre las
consecuencias finales de la digestión. Los locos, los maníacos existen, pero cuan
desolador imponerse su visión o
presentarla como la de todo el mundo! Los ejemplos de la psicopatología -preciosos
en su género-, no deben franquear los límites de su propio mundo. S. de
Beauvoir se revuelve contra la mitología del tiempo patriarcal y se desliza en
el mito de la mujer amazona, pero ésta inevitablemente desemboca tarde o
temprano en la gran prostituta del APOCALIPSIS. En ambos casos, es la reciprocidad,
lo otro lo que se pierde; la autonomía trasciende a la alteridad; se sirven el
uno dl otro y se acaba en la soledad, en
la alienación.
Sin embargo, es en el estallido de la soledad orgullosa y
romántica, en el menosprecio de si mismo y en la comunión recuperada donde se
opera el advenimiento del hombre. La humanidad 4
es como una cumbre cuyos dos lados son el masculino y el femenino realizándose
el uno por el otro. En el evangelio de
s. Marco leemos: Los resucitados son como
ángeles en el cielo (Marc 12,25). Swedenborg da una brillante explicación
de esta palabra, lo masculino y lo femenino (en su totalidad) se recuperan en
el Reino de Dios en la forma de un solo ángel.
Si el hombre se prolonga en al mundo a través de lo útil, la
mujer lo hace por el don de sí mismo. En su mismo ser, está ligado a los ritmos
de la naturaleza, acordada al orden que gobierna el universo. Es por este don
que toda mujer es virtualmente una madre y lleva en el fondo de su alma el tesoro
del mundo. La frescor de la verdadera feminidad que sostiene la el sentido oculto
de las cosas emerge de esta frase de K. Mansfield:" Cuando una mujer pasea
con un bebé recién nacido,
4. En GÁLATAS 3, 27-28, se remarcará el eis masculino. En Cristo, no somos una cosa, sino más bien, por así
decirlo, una sola persona. H. DE LUJBAC, el catolicismo p.87, nota 2
sabéis de qué manera se
acerca la vecina y levantando el velo de la cabecita, se inclina, exclamando:
"Dios la bendiga". Tengo siempre envidia de hacer otro tanto delante
de las caras de los lagartos y de los pensamientos, como frente a la casa a la
luz de la luna. Me siento siempre a punto de dar mi la bendición de que yo contemplo."
Además de la fabricación, hay penetración en la profundidad secreta del ser. Si
el propósito del hombre es actuar, la de la mujer es ser, y esta es la
categoría religiosa por excelencia.
La mujer podía acumular valores intelectuales, pero estos
valores no dan alegría. La mujer intelectualizada a ultranza al igual del
hombre y constructora del mundo se verá despojada de su esencia, porque es la
feminidad como manera de ser y modo de existencia irremplazable, como la mujer
es llamada para aportar a la cultura. El hombre crea la ciencia, el arte, la filosofía
e incluso la teología en tanto que sistema, pero estos acaban en una terrible
objetivación de la verdad. La mujer, afortunadamente, está ahí; y ella está
predestinada a convertirse en portadora de estos valores, el lugar donde se
encarnan y se viven. En la cima del mundo, en el corazón mismo de lo espiritual, se
encuentra la Sierva de Dios, manifestación del ser humano reestablecido en su verdad inicial. Proteger el mundo de
los hombres en tanto que madre y salvarlo en tanto que virgen, al dar a este
mundo un alma, su alma, tal es la vocación de las mujeres. El destino del mundo
nuevo está entre los brazos de la madre, como dice tan bellamente el Corán:
"El paraíso está a los pies de la madre. " Giraudoux, en Sodoma y Gomorra, dice en la época en
que la mujer ya no sabe amar y darse: "¡Es el fin del mundo! ».
*
La vocación de la mujer no está en función de la sociedad,
sino en función de la humanidad; su campo de acción no es la civilización sino
"cultura". Los ojos demacrados, las lámparas llenas de "aceite
de alegría", las vírgenes prudentes están a la espera del Esposo (MAT. 25,
1). Ellas "honran en silencio" el parto de las cosas últimas que
vendrán. El alma, como dice S. Macario,se convierte toda entera en el
"ojo" que capta y emite luz. Pero " Abraham espera aún, e Isaac
y Jacob, y todos los profetas esperan para recibir con nosotros la beatitud perfecta.
Porque no hay más que un Cuerpo esperando la redención 5.
El tiempo de la está ya encinta de la "cosa" esperada. El invita a
salir del estado de fragmentación al estado de un solo cuerpo.
La verdadera trascendencia une lo masculino y lo femenino en
una integración que transforma sus elementos. Detiene su fragmentación en
"mujeres" y "hombres", en mí y no mí. Toda la paradoja del
destino humano es llegar a ser uno mismo convirtiéndose en otra cosa: el hombre
se ve a sí mismo como dios según la gracia, el exterior no distingue más desde
el interior.
El único criterio de la gracia recibida es la humildad y el
amor (sirvienta y amiga del Esposo), la radiante constelación de la "Paloma
perfecta" de la que ningún ser queda excluido. Ser si mismo en este orden por venir, y que comienza
ya, es ponerse como otro y en la trascendencia última inclina todo el plano
material hacia el Otro divino. La Virgen y s. Juan el Bautista lo testimonian testifica de
esto, ellos operan esta trascendencia el uno por el otro la plenitud humana o en Cristo. El oficio de
s. Juan el Bautista lo explicita: "Por los lazos de la comunión de la
oración, eres uno, Madre del Rey de todos
y el divino Precursor, rezad juntos.
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5 Orígenes. In Levit. Hom 7 nº2