Guerra y ascética budista
La Doctrina del Despertar. Capítulo
II. Ariandad de la doctrina del despertar
Julius Evola
Biblioteca Evoliana
Ahora bien, esta nobleza aria y este espíritu guerrero
se reflejan en la doctrina del despertar. La asimilación de la ascética budista
a la guerra y de las cualidades del asceta, a las virtudes del guerrero y del
héroe son muy recurrentes en los textos canónicos: "combatiente asceta de
pecho aguerrido", "avance con pasos de combatiente", "héroe
vencedor de la batalla", "supremo triunfo de la batalla",
"condiciones favorables para el combate", calidad de "un
guerrero bueno para el rey, bien digno del rey,’ ornamento del rey", etc.,[17] hasta máximas como ésta: "la
muerte en batalla es mejor que vivir derrotados’[18] y en cuanto a la nobleza, se
vincula a la aspiración a una libertad potenciada sobrenaturalmente. "Como
toro he destrozado toda atadura", dice el príncipe Siddhartha.[19] "Descargado del peso, ha destruido
los lazos de la existencia" es el tema de continuo recurrente en los
textos cuando se refieren a quien sigue el camino que éstos marcan. Los
Completados son designados como "Cimas de difícil acceso, semejantes a
leones solitarios".[20] El Despertado, como "santo
soberbio, ha subido a las cimas más excelsas de los montes, se ha lanzado a las
selvas más lejanas, ha descendido a abismos profundos".[21] Él puede decir: "A nadie
sirvo, no tengo necesidad de servir a nadie’[22] idea que recuerda aquella
"raza autónoma e inmaterial". "sm rey" –αβασίλεντος [abasíleutos]-, porque es ella
misma regia y de la que se habló incluso en Occidente.[23] Es "asceta, puro, conocedor,
libre, soberano".[24]
Éstos son algunos de los atributos
que veremos aparecer ya en los textos más antiguos, tanto referidos a Buda como
a aquellos que siguen el mismo camino. La parte que en tales atributos tiene la
habitual exageración de toda glorificación no empece al menos su significado
de testimonios de la idea general que siempre se tuvo tanto de la vida y del
ideal señalados por el príncipe Siddhartha, como de la raza espiritual de éste.
Buda es eminentemente el tipo de asceta regia y su natural contraparte como
dignidad es aquel que, como un César, puede decir que abarca la propia estirpe,
la majestad de los reyes, lo mismo que la sacralidad de los dioses, en poder de
los cuales están también aquellos que son dominadores de hombres.[25]Acabamos de ver, pues, que este sentido
precisamente tiene, por lo demás, la antigua tradición referente a la identidad
esencial de la naturaleza de aquel que puede ser solo figura imperial o
perfecto Despertado. Nos encontramos en los ápices del mundo espiritual ario.
[17] Véase Majjima…,
LIII(II, 27,23,25); XXVI (I,50);Anguttara…, IV, 181, 196;V.90,72 y ss.
[18] Mahavagga, II, 15
[19] Suttanipata, I, ii, 12.
[20] Majjhima…,XCII (II,
441); Mahavagga, VII,7
[21] Majjhima…, L(1,490).
[22] Uragavagga, II, 8.
[23] Zósimo, el texto se encuentra
en M. Barthelot,Collection des anciens alchimistes grecs, París 1887,
vol. II, p. 213.
[24] Majjhima, XXXIX (I, 409)
[25] Suetonio, De vita
cesarum, VI (traducción al español:Los doce césares, Col. “Sepan
cuantos...”, núm. 355, Ed. Porrúa, México. La equivalencia de los dos tipos está
indicada, v.gr en el Anguttara...(II,44), donde se dice que en el
mundo aparecen dos seres para la salvación de muchos, para el bien de los
dioses y de los hombres: el perfecto Despertado y el cakravartin o “señor
universal”
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