jueves, 9 de mayo de 2019

Conservadurismo (Jacques du Perron)


Conservadurismo

Jacques du Perron
Journal d’un homme de Droite
Pardès, Puiseaux 1993


Creo que el conservadurismo es el talón de Aquiles de la Derecha. Conservar es bueno siempre y cuando se trata de buenos objetos. Los conservadores, amantes de la antigüedad, celadores del pasado como otros son del futuro, no siempre saben distinguir el buen grano de la cizaña; pero sobre todo acogieron en sus filas a individuos que no conocían más que  la cizaña. Yo designo así  a los miembros del Tercer Estado que, una vez pasada la tormenta revolucionaria, no  pensaban más que en preservar sus riquezas más o menos bien adquiridas. Este pasaje a la derecha, al conservadurismo, de una parte de la burguesía, representa uno de los acontecimientos mayores de la vida política del siglo XIX. Se formó así una nueva derecha liberal, egoísta, oportunista, preocupado por la defensa de intereses materiales, que se podemos confundirlo con el Orleanismo. Desafortunadamente, esta "derecha económica", gracias al prodigioso desarrollo del comercio y de la industria, tendió cada vez más a ocupar el centro de la escena, su liberalismo, su oportunismo, le permitirán fusionarse con el espíritu mismo de los tiempos, el progresismo, el cientificismo y el mercantilismo, mientras que la derecha verdadera parecía estar condenada por la evolución del mundo moderno. El legitimismo estando  superado por "el "progreso", el bonapartismo y el nacionalismo no lograron crear una derecha popular verdadera, el "orleanismo" terminó por imponerse a los ojos del público como la única derecha posible y como el partido de los capitalistas y patronos. Esta imagen reductora de la derecha es, en mi opinión, el principal handicap que debe superar la derecha tradicional en la perspectiva de una posible reconquista de los espíritus. Tal vez por primera vez, la "reconquista" está saliendo del dominio de las quimeras, gracias a las debilidades, los compromisos de la derecha económica cuya decadencia revela el verdadero rostro. Paradójicamente, pero sólo en apariencia, cuando sabemos que el liberalismo conduce al socialismo, es ahora que la derecha de los "capitalistas" se acerca a la Izquierda, de la que toma prestado sin vergüenza el lenguaje demagógico. Este punto de inflexión, espectacular para un público no advertido, permitirá tal vez abrir los ojos de las almas de buena voluntad sobre la verdadera naturaleza del derecho económico, por una parte, y de la colusión, por otra de una parte de la izquierda (empezando por la URSS) con las Finanzas Internacionales, por otro lado. El capitalismo podría aparecer entonces en su verdadera luz, como una forma, análoga al socialismo, de la subversión antitradicional, al contrario, en consecuencia, de la verdadera derecha.

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