sábado, 5 de enero de 2019

¿Esto te concierne? ( David Gattegno)


¿Esto te concierne?

David Gattegno

(Que vous a apporté René Guénon? David Gattegno & Thierry Jolif, Éditions Dualpha 2002)

Desde que se ha echado una ojeada a Guénon, todo el mundo se da cuenta de repente de que ha entendido esencialmente todo, y esto, mejor que nadie -incluyendo las ideas de Guénon, por supuesto.... Y luego, a fuerza de comprender mejor que nadie, un buen día, nuestro quidam se da cuenta de que, en resumidas cuentas, no es imposible que haya comprendido mejor las cosas de las que habla Guénon que las entendió el propio Guénon; esto, por la sobreexcelente razón de que ha condimentado la lectura de condimentos un tanto "eruditos", pseudoteológicos, vagamente académicos, "críticos", etc.

Aquí y allá, la guénοnοlοgía ha estado galopando durante las últimas décadas; por un lado, el flujo editorial difunde y distribuye todo su trabajo y, por otro, las glosas han florecido por todas partes. Tanto es así que, de hilo a aguja, este bello mundo se persuade íntimamente  de estar en medida de poder aportar nuevas consideraciones inéditas, susceptibles de aclarar bajo el mejor de los ángulos  las que Guénon entregó.

Hay indecencias exhibicionistas paradójicas; consisten en desnudar a otros para vestirse a sí mismos...... Y luego nos vamos, sorprendidos de que el dobladillo de los pantalones no estuviera bien ajustado.

Si te llevas su Guénon contigo, es un poco como un viático destinado a pagarse estudios que  son superiores

Si bien que la cuestión directa que se plantea aquí requiere, por su indiscreción misma , una respuesta muy discreta. Philippe Barthelet lo entendió tanto que sonrió.

Guénon aporta a cada uno la misma cosa- nada de más, nada de menos- 

¿Pero tu, que has sabido tomar?  Esa es la verdadera pregunta!. Y nuestro Barthelet en combate simplemente nos enseña que hay de todo para tomar y nada para declarar.

 Guénon nunca descubre nada que no conozcamos ya, sin que haya en él el menor socratismo; porque, en efecto, si no hubiéramos aprendido ya lo que él nos dice, no entenderíamos  ni una palabra; por lo tanto, Guénon no enseña nada, hace comprensible toda cosa aprendida. Nunca leímos nada más que lo que esperábamos desesperadamente leer un día, para ser confirmados. Sin esta confirmación, de hecho, lo esencial nos habría faltado cruelmente. Ir  a imaginar, cinco minutos, poder descubrir aquí  la menor cosa que no hubiera sido percibida antes  es un engaño; y sin embargo, para adquirir lo fue esto, si no lo encontramos en Guénon equivaldría a que nunca podríamos disfrutar de ello.

 Por eso no puede haber un "guenoniano", excepto que éste sería lo que es, quienquiera que sea, siempre y cuando esté en su plenitud.

 ¿Significaría esto que, sin Guénon, nadie podría ser él mismo? Evidentemente no por supuesto que no, no.

Como que puede haber aquí perfectamente una especie de guenoniano que no haya leído una sola línea de Guénon. Sin embargo, para la gente a la que pertenecemos aquí, y para la gente a la que nos dirigimos, es muy poco probable que la economía de Guénon pueda dar resultados aprovechables en términos de las condiciones fundamentales del Ser que son las nuestras.

Además, está esta la intuición de Maurice Maeterlinck  según la cual  si Platón -entre otros- no hubiera existido, el alma de campesino, que ni siquiera ha oído pronunciar el nombre, no sería en absoluto lo que él es.

Esto significa que el campesino no tiene verdaderamente una necesidad directa de Guénon. En revancha, el pequeño hombrecito instruido que cultiva las cosas del espíritu, este, a fuerza de , frotarse la sagacidad con las astucias sistemáticas de sus similares en inteligencia, peligra seriamente, hoy, de no saber encontrarse aquí solo. Es en esta etapa que Guénon es esencial, para desentrañar la enorme red,  la llave correcta permite desmantelar el sistema conceptual  que nos da la ilusión de pensar; y, lo que es más, ahora, de pensar "co-rrec-tamente".... Porque, la "corrección", cuando no tiene, como norma de corrección, más que  la convención humana, se resuelve en código penal. Además, es a fuerza de pensar, precisamente, que ha surgido el sistema fabuloso de la normalización de ideas y, como corolario inmediato, su disimulo.

 El hombre no llega a ser más que lo que piensa; pues se va a resolver a no ser más que lo que se atreve a expresar de su pensamiento, para terminar en resumirse, por instinto de conservación, en el disfraz de aquello según le convenga.

Se trata ahora de redescubrir el pensamiento inicial, el de antes de la norma. Sin embargo, en Guénon, todo el mundo puede encontrar el hilo original.

Así que, finalmente: "¿Eso te concierne?" ¡Y como! Porque, decir lo que él (nos) ha aportado, es no tener miedo de expresar el fondo de su propio pensamiento, a pesar de la corrección política y, por lo tanto, encontrar la palabra que habíamos perdido....

Sobre esta "palabra perdida", antes de atreverse a pensar en encontrarla por medio de la "Iniciación" hay que recordar que la condición sine qua non para este desarrollo tan particular de sus potencialidades es ser, muy seguramente, LIΒRE....

 Sin embargo, insistamos en ello con severidad, entre todos los pretendidos iniciados de lo que sea que hemos podido encontrar, entre cuatro ojos  o entre líneas, ninguno que tenga la estatura de hombre libre, por no hablar de la pluviosidad intelectual de unos y otros; pluviosidad que constituye, además, una gran descualificación para el acceso, incluso a los más pequeños de los "pequeños misterios".

Así que, para reutilizar la palabra de Philippe Barthelet, admitamos, para esta introducción, que René Guénon nos trajo el conocimiento de que no somos nada... Esto nos permitiría, como camellos que somos, pasar más fácilmente por el ojo de la aguja.

 Un hadîth del Profeta ha sido traducido por: "La vida tradicional es sinceridad."

Seamos sinceros, y esto afectará a la tierra entera.

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