martes, 26 de febrero de 2019

Utopía (Jacques du Perron)


UTOPÍA

La Gauche vue de Droite
(pp. 58-60)
Jacques du Perron
Ed. Pardès. Puiseaux 1993

Si la generosidad de la izquierda es reconocida por todos, su nocividad está cuidadosamente oculta por las encantadoras promesas de los utópicos y las demostraciones racionales de los progresistas. Debemos reconocer que esta nocividad no siempre es intencionada, sino la mayoría de las veces inconsciente. Por una curiosa inversión de los polos del bien y del mal, el carácter tenebroso de la izquierda viene de su rostro luminoso, de su angelismo y moralismo. La izquierda peca por idealismo, por el fanatismo en su búsqueda del absoluto, por el misticismo en su concepción de la historia; arriesgándose en las cimas más altas inaccesible, se arriesga a ser arrojado al abismo y a encadenarnos a nosotros con ella.

Su carácter temible proviene de su filosofía de lo imposible, que desafía no sólo las leyes humanas, sino también las leyes divinas, en pretendiendo transformar el mundo y los hombres. Sin embargo, se afirma en el Tao Te King que el mundo, vaso espiritual, no puede ser moldeado; que el moldeado lo destruirá. Cegado por su hybris, por su ambición prometeica, el Partido del Progreso desprecia todas las lecciones de la historia, quiere ignorar que una civilización tarda siglos en florecer, y sacar de la nada, de la "pizarra limpia", una sociedad perfecta.

La izquierda debe ser temida mientras se inspire en la utopía, que, como hemos visto, no es otro que un sistema totalitario, una obra maestra de organización racional, pretendiendo controlar la más mínima acción de los ciudadanos e incluso sus pensamientos. Julien Freund, que ha consagrado una obra a estudiar los vínculos entre la violencia y la utopía, cree que esta última lleva en germen, desde sus orígenes, el régimen policial. En el fondo de la utopía, porque pretende  no combinar entre ellos más que los elementos supuestamente positivos, es un sistema que opera por proscripción y expulsión. Corta, expurga, amputa y mutila en nombre de una pretendida pureza, basada en una moral maniquea. En estas condiciones, se entiende que, cuando un poder quiere realizar una utopía, sólo puede proceder a través de la depuración, la destrucción y aniquilación, por lo tanto, por la violencia. »  (Julien Freund, Utopie et Violence)

Pero el  error capital del utopismo es pretender transformar la humanidad reformando las instituciones, actuando a través de la sociedad sobre el individuo, desde el exterior hacia el interior. Sin embargo, es lo contrario lo que es verdad, como siempre lo han afirmado los maestros espirituales de todos los tiempos. Cuando los jóvenes hindúes del siglo pasado pidieron Ramakrishna lo que tenían que hacer para reformar su país, les  respondió: "Empieza por reformarte a ti mismo, luego veremos "Obviamente es mucho más fácil esperar todo de la sociedad, pero no debemos hacernos ilusiones, como último extremo, todo depende de ti. "El hombre, escribió C. G. Jung, captado en una comunidad, como un ser interior no sufre ninguna transformación -la experiencia lo demuestra-, a pesar de todas las contribuciones de esta comunidad. El ambiente, el medio ambiente no puede ofrecerlo como un regalo lo que sólo puede adquirir con esfuerzo y dolor. " C.G.Jung. Present et Avenir) La izquierda, por supuesto, está convencida de lo contrario, su materialismo forzándole a negar la existencia del alma y la posibilidad de la conciencia para liberarse de los datos económicos y sociales; también ha acordado desde su creación, la máxima importancia a la enseñanza, considerada como una doma del  animal humano. ¿ No podríamos ver aquí el origen del partido político - esta creación de la Izquierda - que, antes de la conquista del poder, tiene como misión la educación de las futuras tropas revolucionarias, de las masas proletarizadas? Es necesario reconocer la posibilidad de domesticación y adoctrinamiento de los ciudadanos; los estragos de la propaganda moderna no han hecho más que mostrar demasiado los poderes espantosos de estos métodos demasiado efectivos; pero no se puede seguir al Partido del Progreso  cuando pretende que la mejora de la instrucción conduce a la de la moralidad. Es confundir indebidamente  la ciencia y la sabiduría es ignorar la verdadera enseñanza, la de los sabios que, desdeñando los estudios profanos, no han cesado de poner en guardia  a los hombres de buena voluntad contra los excesos de conocimientos librescos; en ellos su conocimiento es de un orden diferente, es interior, intuitivo, espiritual.

Todo esto no impresiona a los utópicos, que siempre han considerado la sabiduría como "quietismo", como rechazo de la acción, y que no dudará en utilizar los grandes medios; si los métodos políticos no logran transformar al hombre, ¿por qué no no intentar métodos científicos ?. Aldous Huxley, que forma parte con C.G. Jung de los pocos sabios de nuestro tiempo, se ha burlado, en su célebre  novela Un mundo feliz, de este fantástico proyecto, lo que no impide que ciertos espíritus izquierdistas lo tomen. en serio. Así, Thomas Molnar cita a un marxista polaco, Adam Schaff, que contempla fríamente la formación de la personalidad humana en la nueva sociedad a través de la bioquímica, que se moverá desde la el campo de la ficción al de las posibilidades reales ( Thomas Molnar . La Gauche vue d’en face). Después de la tiranía física, tiranía psicológica, después de la tiranía psicológica, la tiranía psico-somática... ¿es exagerado afirmar que la izquierda es peligrosa? Es temible, como los fanáticos poseídos por una idea fija que pretenden realizar en cualquier momento a cualquier precio; y la idea de modificar a la persona humana por métodos científicos, por medios químicos, es sin duda una de las más terroríficas que hay .....
Los defensores de la Utopía responderán que algunos de sus proyectos podrían ser peligrosos, si realmente fueran llevados hasta el extremo, pero que siempre estarán contenidos dentro de límites razonables por los hombres de izquierda, fervientes adeptos de la razón, preocupados únicamente  por la felicidad de la humanidad. ¿Podemos realmente confiar nuestro destino a estos profetas del Milenio?, y en primer lugar, ¿están capacitados para llevarnos a la nueva Edad de Oro? Nosotros debemos, por tanto, tratar de conocerlos mejor



martes, 19 de febrero de 2019

La eternidad del amor (Alain Delaye)


3 La eternidad del amor


SAGESSE DU BOUDDHA .RELIGION DE JÉSUS

Bouddhisme et christianisme des origines á nos jours

Alain Delaye

Editions Accarias L’ORIGINEL. Paris 2007, pp. 344-346

Si ahora dejamos los principios y leyendas por la realidad, sin duda que el budismo ha conocido a lo largo de los siglos seres que han puesto la compasión en el centro de sus acciones y palabras. En primer lugar, en el nivel de enseñanza, muchos maestros  se han dedicado en cuerpo y alma para hacer madurar a los discípulos que se dirigían a ellos, y esto sin la búsqueda de ningún beneficio personal. Nâgârjuna que aboga por el don, la bondad y la paciencia, Asanga que dice tener un amor paternal por todos los seres, Shantideva que quiere ser para todos aquel que calman el dolor, Saraha que invita a unir vacío y compasión, Milarepa que desea proteger las seis clases de criaturas, Kun Legs que actúa con alegría y olvido de sí mismo, Houei Neng que pide ser acogedor con todos sin tener ninguna noción de mí o de otro, Houang Po que comparte con todo lo que se mueve la naturaleza del nirvana, Lin-Tsi, que quiere ser un "buen amigo" de sus discípulos, les ayuda a para convertirse en "hombres  verdaderos", Dogen que extiende su compasión a los insectos, y a tantos otros, hasta el Dalai Lama cuya amabilidad sonriente y la ausencia de odio hacia los opresores de su pueblo ha tocado a más de uno de nosotros.

En el ámbito de la acción social, se encuentran instituciones de caridad en el budismo desde los tiempos de Asôka, e incluso hoy en día el budismo social de Thich Nhat Hanh da testimonio del poder compasivo del budismo tanto como la Madre Teresa del cristianismo. Es cierto, sin embargo, que en el largo viaje de la historia, los cristianos han hecho más que los budistas para encarnar el amor fraternal en las estructuras de sus comunidades de vida, en forma de múltiples actividades caritativas. Pero a nivel de la práctica meditativa, los budistas han profundizado más los cimientos de la solidaridad humana. Por eso Michael von Brück escribe: "Los budistas puede aprender de los cristianos cómo la motivación altruista del don de si por los demás se puede ser vivido en la práctica social, mientras que los cristianos pueden encontrar en ellos una práctica de meditación más profunda y sistemática." 567 Esto es confirmado por el Dalai Lama que recientemente dijo: "Los hermanos y hermanas cristianos me dijeron que habían encontrado en las prácticas contemplativas budistas una manera de practicar mejor la enseñanza de Cristo. Del mismo modo, estoy convencido de que los budistas puede aprender mucho de los cristianos, especialmente en el campo del compromiso al servicio de los demás. »568

Pero quizás se necesita reafirmar aquí la superioridad compasiva de un Buda sobre un Bodhisattva, lo que el Mahâyâna siempre ha postulado o sobre-entendido. Un bodhisattva, en verdad, no es un ser completamente despierto, transformado, realizado. Todavía quiere ayudar. Él es un ser motivado. Pero cualquiera que sea la nobleza de sus motivaciones, ellas le mantienen en el mundo del deseo y le impiden acceder plenamente al nirvana. Además, su capacidad compasiva se ve limitada por sus condiciones de existencia y de intervención que le asignan  las tareas particulares. Un Buda, por el contrario, ha extinguido completamente todo deseo samsárico. No tiene compasión, es compasión. No desea ayudar a los seres, los ayuda simplemente porque es lo que es: un ser luminoso y radiante. Él es como el sol que ilumina y calienta el mundo naturalmente, espontáneamente, globalmente, sin proyecto en particular. En lenguaje cristiano, diríamos que mientras Jesús es un salvador maravilloso, deseoso de "ayudar a las ovejas perdidas de la casa de Israel", no es, por su propia confesión (Mc 10, 18), tan bueno como su Padre, que siendo perfecto, hace salir su sol sobre todos los seres, sobre los buenos y sobre los malos, para que caiga su lluvia sobre los justos y sobre los malvados los injustos. Es a este padre a quien invita a imitar (Mt 5, 45).

Terminemos, sin embargo, con un recordatorio de una parábola ya mencionada, menos metafísica, pero más reveladora: la del hijo pródigo que relata el Sutra del Lotos. Como en la parábola evangélica, se trata de un hijo que se encuentra en la perdición después de dejar su campo. De vuelta a su región, es reconocido por su padre que intenta torpemente acercarse a él. Incapaz de hacerlo, usó de una estratagema, presentándose pobremente a su hijo y trayéndole a costa de una larga paciencia para recuperar la dignidad y las posesiones. Este padre del hijo pródigo que simboliza al Buda en el Sutra del Loto, y Dios en el evangelio, nos revela en ambas religiones el amor compasivo, renunciando a su estatus, a los signos del su poder, su riqueza, para ser humilde, pobre y paciente: el padre de familia se convierte en siervo, el padre olvidado perdona en la alegría. En lugares y siglos de distancia, el rostro del amor es la mismo: modesta e inmensamente benevolente.

NOTAS

567 Bouddhisme et christisnisme (Salvator-2001) p.630
568 Himalaya Bouddhiste op.cit. p.387

Paradojas de la vía espiritual (Raul Andrés Pérez)










CIELO Y TIERRA otoño 1986,nº 15, Volumen 5

domingo, 17 de febrero de 2019

Escolios a un texto implícito 2 (Nicolás Gómez Dávila)


Escolios a un texto implícito 2

Nicolás Gómez Dávila



— Sólo tenemos las virtudes y los defectos que no sospechamos.

 — El alma crece hacia adentro.

 — Para excusar sus atentados contra el mundo, el hombre resolvió que la materia es inerte.

 — Sólo vive su vida el que la observa, la piensa, y la dice; a los demás su vida los vive.

 — Escribir corto, para concluir antes de hastiar.

 — Nuestra madurez necesita reconquistar su lucidez diariamente.

 — Pensar suele ser contestación a un atropello más que a una interrogación.

 — El ironista desconfía de lo que dice sin creer que lo contrario sea cierto.

 — La belleza no sorprende, sino colma.

 — El espíritu busca en la pintura un enriquecimiento sensual.

 — La sabiduría consiste en resignarse a lo único posible sin proclamarlo lo único necesario.

 Sólo una cosa no es vana: la perfección sensual del instante.

 — El héroe y el cobarde definen de igual manera el objeto que perciben de manera antagónica.

 — ¿Qué importa que el historiador diga lo que los hombres hacen, mientras no sepa contar lo que sienten?

 — El prestigio de la “cultura” hace comer al tonto sin hambre.

 — Tan imbécil es el hombre serio como la inteligencia que no lo es.

 — La historia no muestra la ineficacia de los actos sino la vanidad de los propósitos.

 — El que ignora que dos adjetivos contrarios califican simultáneamente todo objeto no debe hablar de nada.

 — Los argumentos con que justificamos nuestra conducta suelen ser más estúpidos que nuestra conducta misma.
 Es más llevadero ver vivir a los hombres que oírlos opinar.

 — El hombre no quiere sino al que lo adula, pero no respeta sino al que lo insulta.

 — Llámase buena educación los hábitos provenientes del respeto al superior transformados en trato entre iguales.

 — La estupidez es el ángel que expulsa al hombre de sus momentáneos paraísos.

 — Despreciar o ser despreciado es la alternativa plebeya de la vida de relación.

 — Basta que unas alas nos rocen para que miedos ancestrales resuciten.

 Pensar como nuestros contemporáneos es la receta de la prosperidad y de la estupidez.

 — La pobreza es la única barrera al tropel de vulgaridades que relinchan en las almas.

 — Educar al hombre es impedirle la “libre expresión de su personalidad”.

 — Dios es la substancia de lo que amamos.

 — Necesitamos que nos contradigan para afinar nuestras ideas.

 — La sinceridad corrompe, a la vez, las buenas maneras y el buen gusto.

 — La sabiduría se reduce a no enseñarle a Dios cómo se deben hacer las cosas.

 — Algo divino aflora en el momento que precede el triunfo y en el que sigue al fracaso.

 — La literatura toda es contemporánea para el lector que sabe leer.

 — La prolijidad no es exceso de palabras, sino escasez de ideas.

 — Tan repetidas veces han enterrado a la metafísica que hay que juzgarla inmortal.

 — Un gran amor es una sensualidad bien ordenada.

 — Llamamos egoísta a quien no se sacrifica a nuestro egoísmo.

 — Los prejuicios de otras épocas nos son incomprensibles cuando los nuestros nos ciegan.

 — Ser joven es temer que nos crean estúpidos; madurar es temer serlo.

 — La humanidad cree remediar sus errores reiterándolos.

 — El que menos comprende es el que se obstina en comprender más de lo que se puede comprender.

 — Civilización es lo que logran salvar los viejos de la embestida de los idealistas jóvenes.

 — Ni pensar prepara a vivir, ni vivir prepara a pensar.

 Lo que creemos nos une o nos separa menos que la manera de creerlo.

 — La nobleza humana es obra que el tiempo a veces labra en nuestra ignominia cotidiana.

 — En la incoherencia de una constitución política reside la única garantía auténtica de libertad.

 — Depender sólo de la voluntad de Dios es nuestra verdadera autonomía.

 — La elocuencia es hija de la presunción.

 — Negarnos a considerar lo que nos repugna es la más grave limitación que nos amenace.

 — Todos tratamos de sobornar nuestra voz, para que llame error o infortunio al pecado.

 — El hombre no crea sus dioses a su imagen y semejanza, sino se concibe a la imagen y semejanza de los dioses en que cree.

 — La idea ajena sólo interesa al tonto cuando roza sus tribulaciones personales.

 — Si Dios fuese conclusión de un raciocinio, no sentiría necesidad de adorarlo.
 Pero Dios no es sólo la substancia de lo que espero, sino la substancia de lo que vivo.

 — ¡Qué modestia se requiere para esperar sólo del hombre lo que el hombre anhela!

 — ¿Quién no teme que el más trivial de sus momentos presentes parezca un paraíso perdido a sus años venideros?

 — Elegancia, dignidad, nobleza, son los únicos valores que la vida no logra irrespetar.

 Una vida intelectual veraz y austera nos rapa de las manos artes, letras, ciencias, para reducirnos a la escueta confrontación con el destino.

 — La desesperación es el desfiladero sombrío por donde el alma asciende hacia un universo que la codicia ya no empaña.

 — Nada más peligroso que resolver problemas transitorios con soluciones permanentes.

 La sombra del orgullo sofoca la germinación de mil vilezas.

 — Las desigualdades naturales amargarían la vida del demócrata, si la denigración no existiera.

 — Cierta cortesía intelectual nos hace preferir la palabra ambigua. El vocablo unívoco somete el universo a su arbitraria rigidez.

 — La causa de las estupideces democráticas es la confianza en el ciudadano anónimo; y la causa de sus crímenes es la confianza del ciudadano anónimo en sí mismo.

 — El arte nunca hastía porque cada obra es una aventura que ningún éxito previo garantiza.

 — Escribir sería fácil si la misma frase no pareciera alternativamente, según el día y la hora, mediocre y excelente.

 — El rechazo nos inquieta y la aprobación nos confunde.

 — Las amistades duraderas suelen necesitar torpezas compartidas.

 — El problema auténtico no exige que lo resolvamos sino que tratemos de vivirlo.

 — Las agitaciones populares carecen de importancia mientras no se convierten en problemas éticos de las clases dirigentes.

 — La novela añade a la historia su tercera dimensión.

 — Ninguna ciudad revela su belleza mientras su torrente diurno la recorre.
 La ausencia del hombre es la condición última de la perfección de toda cosa.

 — Nada más raro que quien afirma, o niega, no exagere para halagar o herir.

 — Que rutinario sea hoy insulto comprueba nuestra ignorancia en el arte de vivir.

 — Quienes se equivocan parcialmente nos irritan, quienes se equivocan totalmente nos divierten.

 — Entre adversarios inteligentes existe una secreta simpatía, ya que todos debemos nuestra inteligencia y nuestras virtudes a las virtudes y a la inteligencia de nuestro enemigo.

 — El hombre más desesperado es solamente el que mejor esconde su esperanza.

 — Toda vejez nos venga de nuestra vejez, menos la vejez de los que amamos.

 — Aun cuando la humildad no nos salvara del infierno en todo caso nos salva del ridículo.

 — Ser capaces de amar algo distinto de Dios demuestra nuestra mediocridad indeleble.

 — En el silencio de la noche el espíritu olvida el cuerpo minado que lo apresa, y consciente de su impercedera juventud se juzga hermano de toda terrestre primavera.

 — Nadie carece totalmente de cualidades capaces de despertar nuestro respeto, nuestra admiración, o nuestra envidia.
 Quien parezca incapaz de darnos ejemplo ha sido negligentemente observado.

 — De los seres que amamos su existencia nos basta.

 — El historiador norteamericano no puede escribir historia sin lamentar que la providencia no lo consultara previamente.

 — No es el origen de las religiones, o su causa, lo que requiere explicación, sino la causa y el origen de su oscurecimiento y de su olvido.

 — Al través de mil nobles cosas perseguimos a veces solamente el eco de alguna trivial emoción perdida.
 ¿Morará mi corazón eternamente bajo la sombra de la viña, cerca a la tosca mesa, frente al esplendor del mar?

 — Participar en empresas colectivas permite hartar el apetito sintiéndose desinteresado.

 — El cemento social es el incienso recíproco.

 — El hombre no se sentiría tan desdichado si le bastara desear sin fingirse derechos a lo que desea.

 — La vanidad no es afirmación, sino interrogación.

 — La más insensata promesa nos parece devolución de un bien perdido.

 — Criticar al burgués recibe doble aplauso: el del marxista, que nos juzga inteligentes porque corroboramos sus prejuicios; el del burgués, que nos juzga acertados porque piensa en su vecino.

 La fealdad de un objeto es condición previa de su multiplicación industrial.

 — El moderno ambiciona reemplazar con objetos que compra lo que otros tiempos esperaban de la cultura metódica de los sentimientos.

 — Otras épocas quizá fueron vulgares como la nuestra, pero ninguna tuvo la fabulosa caja de resonancia, el amplificador inexorable, de la industria moderna.

 — La tentación del comunista es la libertad del espíritu.

 — La sabiduría más presuntuosa se avergüenza ante el alma ebria de amor o de odio.

 — Envejecer es catástrofe del cuerpo que nuestra cobardía convierte en catástrofe del alma.

 — El futuro próximo traerá probablemente extravagantes catástrofes, pero lo que más seguramente amenaza al mundo no es la violencia de muchedumbres famélicas, sino el hartazgo de masas tediosas.

 — Atribuir a la vejez la hez acumulada de una vida es el consuelo de los viejos.

 — La delicadeza moral se veda a sí misma cosas que concede a los demás.

 — Ceder a tentaciones nobles evita rendirse a tentaciones bajas.

 — Vencer a un tonto nos humilla.

 — El tránsito de un libro a otro libro se hace a través de la vida.

 — Las palabras no comunican, recuerdan.

 — El hombre se arrastra a través de las desilusiones apoyado en pequeños éxitos triviales.

 — Lejos de garantizar a Dios, la ética no tiene suficiente autonomía para garantizarse a sí misma.

 — ¿Cómo puede vivir quien no espera milagros?

 — Las ambiciones legítimas se avergüenzan y dimiten en medio del tropel de ambiciones fraudulentas.

 — El veneno del deseo es el alimento de la pasión.

 Reformar a los demás es ambición de que todos se mofan y que todos abrigan.

 — La trivialidad es el precio de la comunicación.

 — Antipatía y simpatía son las actitudes primordiales de la inteligencia.

 — Todo fenómeno tiene su explicación sociológica, siempre necesaria y siempre insuficiente.

 — Los libros no son herramientas de perfección, sino barricadas contra el tedio.

 — Pensar que sólo importan las cosas importantes es amago de barbarie.

 Sobre nuestra vida influyen exclusivamente las verdades pequeñas, las iluminaciones minúsculas.

 — Porque no entiende la objeción que lo refuta, el tonto se cree corroborado.

 — Lo que despierta nuestra antipatía es siempre una carencia.

 — Mucho poema moderno no es oscuro como un texto sutil, sino como una carta personal.

 — Vivimos porque no nos miramos con los ojos con que los demás nos miran.

 — Vivimos mientras creemos cumplir las promesas que incumplimos.

 — La palabra no fue dada al hombre para engañar, sino para engañarse.

 — Las realidades espirituales conmueven con su presencia, las sensuales con su ausencia.

 No debemos concluir que todo es permitido, si Dios no existe, sino que nada importa.
 Los permisos resultan irrisorios cuando los significados se anulan.

 — La crítica decrece en interés mientras más rigurosamente le fijen sus funciones. La obligación de ocuparse sólo de literatura, sólo de arte, la esteriliza.
 Un gran crítico es un moralista que se pasea entre libros.

 — ¿Predican las verdades en que creen, o las verdades en que creen que deben creer?

 — La fe que no sepa burlarse de sí misma debe dudar de su autenticidad.
 La sonrisa es el disolvente del simulacro.

 — ¿Quién no compadece el dolor del que se siente repudiado?,
 — ¿pero quién medita sobre la angustia del que se teme elegido?

 — Discrepar es riesgo que no debe asumir sino la conciencia madura y precavida.
 La sinceridad no protege ni del error, ni de la tontería.

 — Nadie es inocente ni de lo que hace, ni de lo que cree.

 — Capacidad destructora de la sonrisa del imbécil.

 — El pueblo no elige a quien lo cura, sino a quien lo droga.

 — La vida compasiva concede, a veces, soluciones que cierto pundonor intelectual obliga a rechazar.

 — El individuo se rebela hoy contra la inalterable naturaleza humana para abstenerse de enmendar su corregible naturaleza propia.

 — Quien trata de educar y no de explotar, tanto a un pueblo como a un niño, no les habla imitando a media lengua un lenguaje infantil.

 — La perfección es el punto donde coinciden lo que podemos hacer y lo que queremos hacer con lo que debemos hacer.

 — Entre la anarquía de los instintos y la tiranía de las normas se extiende el fugitivo y puro territorio de la perfección humana.

 — Belleza, heroísmo, gloria, se nutren del corazón del hombre como llamas silenciosas.

 — La nivelación es el substituto bárbaro del orden.

 — Raros son los que perdonan que compliquemos sus claudicaciones.

 La salvación social se aproxima cuando cada cual confiesa que sólo puede salvarse a sí mismo.
 La sociedad se salva cuando sus presuntos salvadores desesperan.

 — Cuando hoy nos dicen que alguien carece de personalidad, sabemos que se trata de un ser sencillo, probo, recto.

 La personalidad, en nuestro tiempo, es la suma de lo que impresiona al tonto.

 — El máximo error moderno no es anunciar que Dios murió, sino creer que el diablo ha muerto.



Lo cotidiano rehabilitado (Alain Delaye)


Lo cotidiano rehabilitado

SAGESSE DU BOUDDHA .RELIGION DE JÉSUS

Bouddhisme et christianisme des origines á nos jours

Alain Delaye

Editions Accarias L’ORIGINEL. Paris 2007, pp. 318-321

¿Qué significa lo cotidiano? Las relaciones primero, las reuniones primero, las reuniones que, de la mañana a la noche, marcan nuestros días, también el trabajo: las tareas, profesionales, sociales, domésticas: todas esas pequeñas cosas que a menudo hacemos rutinariamente: aseo personal, cocinar, limpiar, transportar.... la vida en breve, tal y como es y cómo pasa a medida que pasan los días. La experiencia mística no nos desvía ni nos exime de ella , al contrario. De hecho, la verdad de una religión no se encuentra tanto en su concepción de lo divino, la grandeza de sus mitos y los mandatos de su moral, como en su acercamiento al mundo cotidiano, los motivos y modelos de acción que da para ayudar al hombre a madurar, crecer, y  lograr su humanidad 506.

El budismo, como hemos visto, es ante todo una religión monástica y las reglas que, a lo largo de los siglos, han estructurado su práctica se refieren a todos los aspectos de la vida cotidiana. La vida del monje está revisada desde levantarse hasta acostarse, en actividades que requieren toda su atención, su participación, su presencia. Más allá del legalismo que se ha desarrollado (¡ay!) en la expresión de estas normas, podemos ver allí la persecución de las huellas dadas por el Buda en su camino de óctuple sendero : la de la acción justa, la palabra justa, el esfuerzo, la atención y el modo de vida justo.
Si ahora volvemos a la actitud defendida por los grandes místicos que han seguido los pasos de Buda, ortodoxos o fuera de norma, encontramos ejemplos y consejos que convergen. En una carta a un amigo Nâgârjuna escribe:

“El Poderoso proclama la atención como la fuente de inmortalidad
Y la inatención como la de la muerte
Esto es porque a fin de acrecentar los factores positivos.
Cultiva sin relajo la atención con respeto”  507

Para Asanga, la vía es una práctica: el yoga de la no permanencia. Pero éste debe guardarse de la oposición de Samsâra-Nirvana. El segundo no se puede obtener saliendo del primero. Es necesario por el contrario, sumergirse en el mundo para madurar. Después de ellos, todos los mahâyânistas indios percibían y cantaban la solidaridad de los seres, la interdependencia de las cosas, y la presencia de todas en cada una. De ahí la atención y el respeto que se merecen a lo largo del día donde se las encuantra.

El budismo tántrico parece haber construido un mundo paralelo, imaginario, repleto de Budas, bodhisattvas, demonios y deidades, en resumen, lejos de la rutina diaria banal. Sin embargo, quién frecuenta las comunidades tibetanas donde se expresa, encuentra allí monjes con los con los pies en la tierra. Y los grandes maestros tibetanos han tomado en serio su cuerpo, su entorno y los seres que encuentran a lo largo de los días. A empezar con Mílarepa: "Actúa de tal manera que no te ruborices contigo mismo. ¿Para que meditar sobre la paciencia si no responde a las injurias?....... Comienza por amar a tu prójimo y desea convertirte en Buda para él. » 508

En China y Japón, estamos dando otro paso adelante en el pragmatismo. Houei-Neng que, según la tradición, aprendió su budismo en las cocinas, escribe: "Buscar la iluminación fuera del mundo es buscar cuernos de conejo. " 509 Houang Po que insiste en la gran unidad de la realidad, pide adherirse a ella: "No tienes  más que una cosa que hacer, sin inclinarte hacia ningún lado, déjate llevar por la corriente de cosas. Entonces saborearás la silenciosa coincidencia. » 510

Lin-Tsi pide ser simple, sin negocios, "un hombre verdadero" frente a las ocorrencias de lo cotidiano, y pide evacuar cualquier idea de escape a otro lugar: "Venís de todas partes con la idea de buscar la liberación, la salida del Triple Mundo. Salir del Triple, imbéciles, ¿para Ir a dónde?........ Todo lo que necesitáis es comportaros de la manera más simple del mundo...., permanecer en lo ordinario. Sed vuestro propio maestro. Sed verdad 511. En cuanto a Dόgen, que concentra la práctica del Camino en la práctica del zazen, sin embargo especifica "Comprended que vuestros actos cotidianos son la cara original, desvelada a la vista".512 Se hace eco del mensaje de otros maestros como Chao-Chou que dijo: "La mente cotidiana es el Camino", y el (anónimo) que pidió no obstruir las mil cosas que advienen.

El cristianismo, en su versión monástica, encuentra, como el budismo, la misma preocupación por la atención a las actividades diarias. El monje cristiano, que tiende a llevar una vida unificada, dedicada al pensamiento de Dios solo es también el que trabaja y hace que toda su vida sea una ofrenda a Dios, negociada en las múltiples y modestas tareas de su jornada.

Sin embargo, en términos más generales, monjes y laicos han hecho hincapié en esta atención a las contingencias más concretas en el pragmatismo de Jesús que pide no amar a los hombres sino a su prójimo, no evitar la guerra, sino perdonar a su enemigo, no hacer grandes cosas, sino hacer bien las pequeñas (Mt 25, 21). Pablo, que sin embargo hizo grandes no dice otra cosa más: "Sea que comáis, que bebáis, y cualquier cosa que hagáis, hazlo todo por la gloria de Dios. " (1Co 10,31)

Todos los místicos cristianos, hablen o no de ello, han aprendido y puesto en práctica estos consejos. Juan de la Cruz se hace eco de ellos en sus máximas: "Una obra hecha pura y completa por el amor de Dios hace en el corazón puro, un reino para su maestro. "El que trabaja por puro amor a Dios no sólo no se preocupa de que los hombres lo vean, pero aún así no actúa para que Dios lo sepa. » En la misma tendencia mística, Laurent de la Resurrección 513 y Thérèse de Lísieuxs 514 dijo no dejar escapar, ningún acto, ninguna mirada, ninguna palabra, sino aprovechando las cosas más pequeñas para hacerlas por amor.

Más cerca de nosotros, Simone Weil cantó los elogios de la atención a las menores oportunidades: "Atención, en su más alto grado, es lo mismo que la oración. Implica fe y amor... La atención absolutamente sin mezcla es la oración, y no hay atención extrema más que religiosa. "Para ella, la atención está "relacionada con el consentimiento "y ella es en el hombre "la facultad creativa", lo que lo hace también escribir : "El poeta produce belleza por  la atención fijada sobre lo real. También el acto de amor. Saber que este hombre, que tiene hambre y sed, realmente existe tanto como yo - eso es suficiente, el resto sigue por sí mismo.» 515

NOTAS

506 Comme l'écrit Claude Geffré : « Face à la multiplication des besoins et de l'impérialisme
de la consommation, expérimenter le salut comme un ait de vivre au quotidien,
c'est faire l'apprentissage de la démaîtrise, de la retenue, du non-avoir. » De Babel à
Pentecôte (Cerf - 2006) p.248.
507 St.13 (éd. Dharma - 1981).
508 Biographie, p.203s.
509 Discours et sermons (Albin Michel-1963).
510 Entretiens (Les deux Océans-1985).
511 Entretiens (Fayard-1972).
512 Yuibutsu Yobutsu, Shóbôgenzó (Encre marine-1999) p.67.
513 Écrits et entretiens sur la pratique de la présence de Dieu (Cerf -1996).
514 Manuscrit Autobiographique B, fol 4 r° et v°.
515 La Pesanteur et la grâce (Pion - 1988) p.134s.