Solo la soledad derrite esa espesa capa de pudor que nos aísla
a los unos de los otros; solo en la soledad nos encontramos; y al encontrarnos,
encontramos en nosotros a todos nuestros hermanos en soledad. Créeme que la
soledad nos une tanto cuanto la sociedad nos separa. Y si no sabemos querernos,
es porque no sabemos estar solos. Solo en la soledad, rota por ella la espesa
costra del pudor que nos separa a los unos de los otros, y de Dios a todos, no
tenemos secretos para Dios; solo en la soledad alzamos nuestro corazón al
Corazón del Universo; solo en la soledad brota de nuestra alma el himno
redentor de la confesión suprema. No hay más diálogo verdadero que el diálogo
que entablas contigo mismo, y este diálogo solo puedes entablarlo estando a
solas. En la soledad, y solo en la soledad, puedes conocerte a ti mismo como
prójimo; y mientras no te conozcas a ti mismo como prójimo, no podrás llegar a
ver en tus prójimos otros yos. Si quieres aprender a amar a los otros, recógete
en ti mismo.
Miguel de Unamuno
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