lunes, 15 de octubre de 2018

LA TRADICION HEBRAICA Y ABRAHAM (CHARLES D'HOOGHVORST)


CHARLES D'HOOGHVORST:

 LA TRADICION HEBRAICA Y ABRAHAM

I.            EL TEXTO

La tradición hebraica tiene su fundamento en la Biblia, la cual consta, según el canon hebreo, de 39 libros:
1.           Lis cinco libros de Moisés o la Torah.
2.           Los primeros profetas: 6 libros.
3.           Los profetas posteriores: 15 libros.
4.           Los Escritos: 13 libros.
Según el canon cristiano, la Biblia se compone de 46 libros:
1.           El Pentateuco: 5 libros.
2.           Los libros históricos: 16 libros.
3.           Los libros poéticos o sapienciales: 7 libros.
4.           Los libros proféticos: 18 libros.
Siete libros, pues, del Canon cristiano no se encuentran en el hebreo: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruk y dos Macabeos.
Hasta el descubrimiento de los manuscritos de Qumrán, en unas cuevas al borde del Mar Muerto, no teníamos manuscritos de la Biblia hebraica, anteriores al siglo IX. Se encontraron allí, entre 1945 y 1955, una copias de casi todos los libros de la Biblia, cuya composición se sitúa en el primer o segundo siglo a. de j. C.C.
Este descubrimiento ha sido muy importante, porque nos ha ofrecido manuscritos del texto bíblico casi diez siglos anteriores a los que teníamos, pero que no revelan prácticamente ninguna referencia respecto a éstos.
Por lo que se refiere al texto mismo, los manuscritos de Qumrán nos han confirmado lo que los especialistas suponían ya: que parecen existir tres grandes tradiciones escritas de la Biblia, es decir, tres textos fundamentales que presentan entre si ciertas variaciones en cuanto a detalles.
1.           La primera es el texto actual de la Biblia en hebreo.
Fue establecido por unos doctores judíos, entre el siglo IV y el siglo VIII después de J.C. que vocalizaron las consonantes (1) por medio de unos puntos vocales, según la pronunciación tradicional, para conseguir una forma de pronunciar el texto que fuera válida para todos los judíos dispersos por el mundo. Estos doctores se denominan Masoretas, de la palabra Massorah: tradición.
2.           El segundo texto base es el que sirvió para la traducción de la Biblia griega, llamada "de Los Setenta". Esta versión data del primer siglo a. de J.C. Pero los manuscritos griegos más antiguos que nos quedan son del siglo IV después de Cristo.

Según la leyenda, esta traducción habría sido hecha por setenta y dos sabios de Israel a petición de los judíos helenizados de Alejandría. Ésta fue realizada a partir de un texto hebreo que databa por lo menos de 4 ó 5 siglos antes que el texto masoritico; hay algunas pequeñas diferencias al compararlo con éste. Es pues la Biblia llamada "de los Setenta" la que sirvió de texto sagrado a los primeros cristianos, hasta la nueva traducción latina de San Jerónimo, en el siglo III, denominada "La Vulgata" y que se convirtió después en el texto oficial de la Iglesia cristiana de Occidente.
3.           En tercer lugar existe también la tradición textual Samaritana. Se trata de un texto hebraico del Pentateuco, empleado en la secta de los Samaritanos. Hay también allí algunas diferencias con la Masorética, pero también similitudes con la de "los Setenta". Se ignora la fecha exacta en que fue compuesta.
Así pues, podemos decir como conclusión que, aparte de algunas variaciones de detalle en las versiones de que disponemos, el texto hebreo de la Biblia no ha cambiado desde el siglo II ό III a. de J.C. En cuanto al período que transcurrió desde la composición del texto bíblico hasta el siglo II ó III a. de J.C., fecha aproximada de los manuscritos de Qumrán, nada sabemos con certeza.
Es sin embargo probable que el sacerdote Esdras, que vivió alrededor del año 500 a. de J.C., al final de la cautividad de los Israelitas en Babilonia, fue el que contribuyó a fijar los textos canónicos de la Biblia. Se cree también que fue a partir del tiempo de Esdras cuando se sustituyó la antigua escritura fenicia por la escritura cuadrada hebrea, empleada hasta entonces en la transcripción de los libros santos.
II TRADICIÓN ESCRITA Y TRADICIÓN ORAL

Toda tradición auténtica tiene dos aspectos. Le hebrea no es una excepción.
1.           El primer aspecto es la Tradición escrita, constituida por el Libro Sagrado, el texto mismo, con sus letras. Según dicen los hebreos, la Torah (o los cinco libros de Moisés) se componía originariamente de una sucesión de consonantes sin vοcalizaciόn, ni divisiones por capítulos.
Es la Palabra muda, sin pronunciar, encerrada en la letra, como una piedra seca. Es el "libro cerrado".
2.           El otro aspecto es la Tradición oral: el "libro abierto". Las vocales que se unen a las consonantes, permitiendo la pronunciación, son como el espíritu que viene a vivificar el texto. Es la Piedra viva, por eso el Evangelio dice .....de estas piedras mismas Dios puede hacer nacer hijos a Abraham". (Mateo. 3¬9).
Este aspecto de la Tradición se compone de los comentarios orales de los Maestros que, sucesivamente en la historia, han ido experimentando la Verdad del Libro. (Estos comentarios, una vez consignados por escrito vuelven a ser en cierto modo la Tradición Escrita.)
Los hebreos llaman a estos Maestros de la Palabra: los "Maestros de la boca". Es la Tradición viva, encarnada. Sólo ellos, los Cabalistas, pueden comentar válidamente la Escritura, pues han encontrado de nuevo su verdadero "Sentido", y lo pueden transmitir. Es la palabra regenerada y regeneradora.
Cuando se interrumpe esta transmisión, la tradición en su forma oral desaparece, volviendo a ocultarse en la letra, las imágenes y los ritos; ya no hay nadie entonces para explicarla a los hombres.
Estos dos aspectos de la Tradición, no deben ser nunca separados.

III.          LOS COMENTARIOS

Veamos rápidamente de qué se compone la tradición oral hebrea:
1.           Primeramente, el Talmud:
Después de la destrucción de Jerusalén y del Templo por el Emperador romano Tito en el año 80 después de Cristo, el culto fue abolido. Un grupo de rabinos decidió, al final del primer siglo, redactar en hebreo los dichos de la Tradición oral. Y así nació la "Mishnah", que significa: "ensefunza", "renovación". Su redacción fue terminada en el siglo segundo.
En el tercer y el quinto siglo, se añadió a la Mishnah un comentario, redactado en arameo, llamado Gemarah, y constituido por notas de los discípulos.
Estas dos partes constituyen el Talmud.
Los doctores hebreos dan al Talmud el sentido de Halacah, que quiere decir "la marcha" o "la conducta"; es el paso del Señor en el hombre.
Así, el Talmud tiene un doble sentido:
para el hombre ordinario, enseña el modo de comportarse; pero para el cabalista, enseña los misterios de la regeneración.
Todas estas prescripciones minuciosas del Talmud salvaron al pueblo judío dispersado, conservándole su identidad propia.
En resumen, el Talmud, aunque escrito, forma parte de la Tradición oral, ya que se trata de un comentario de la Escritura inspirado por la Tradición oral.
Después del Talmud, tenemos los Midrashim.
Midrash procede del verbo darash que significa: escrutar, interpretar. Existen muchos "Midrashim", que son comentarios redactados en hebreo, de varios libros de la Biblia, versículo a versículo.
Estas composiciones se sitúan entre los siglos VI y X hasta el siglo XII. Constituyen una suerte de prolongación del Talmud.
3.           Existe también gran número de comentarios bíblicos.
A partir del siglo X, la exégesis judaica no se limita a la región del Oriente Medio, sino que se extiende a toda Europa y Africa del Norte. Entre los principales representantes podemos citar a Rashi, que vivió en Troyes (Francia) en el siglo XI y al cabalista Nahmánide, del siglo XIII y natural de Gerona.
4.           No podemos hablar de estos Maestros de la Tradición oral sin mencionar el extraordinario Zohar, que apareció a fmales del siglo XIII en Castilla, y desde allí se difundió por el mundo entero. No se sabe con seguridad quién es el autor de esta obra. Rabbi Moisés de León pretendió haber copiado el Zohar a partir de un texto antiguo, que no se ha encontrado nunca.
Según la leyenda, el Zohar seria la obra de Rabbi Simeόn ben Iochai. El Talmud nos cuenta la historia de Rabbi Simeόn.
En época del Emperador romano Adriano, tres Rabinos discutían entre ellos. El primero, Rabbi leoudah, alababa las obras de los romanos: el Forum, los puentes, las vías, los baños públicos... El segun¬do, Rabbi Iossé, escuchaba, pero guardo silencio. El tercero, Rabbi Simeόn ben Iochai, contestó y dijo:
"Si los romanos han hecho el Forum es para los comerciantes y mercaderes, si han hecho baños es para las mujeres públicas, y si han hecho vías es para poder cobrar más fácilmente los impuestos".
Rabbi leoudah divulgó la conversación, y las palabras de Rabbi Simeόn llegaron a oídos del Emperador Adriano, que promulgó el edicto siguiente:
"Rabbi Ieoudah, que alabó a los romanos, sea honorado. Rabbi Iosse, que se calló, sea desterrado a Chipre. En cuanto a Rabbi Simeon, que habló tan mal de los romanos, que sea ejecutado."
Rabbi Simeόn y su hijo, fueron a esconderse en una cueva, allí el Señor hizo manar una fuente y crecer un algarrobo para alimentarlos.
Se quedaron allí durante doce años, hasta que el profeta Elias se presentó en la entrada de la cueva y les dijo: "¿Qué hacéis aquí?" El Emperador Adriano ha muerto y sus edictos están caducados". Salieron pues y volvieron al mundo.
La Tradición los considera autores del Zohar. Sin embargo, esta afirmación no tiene ninguna base hístόríca seria.

IV.          IMPORTANCIA DF LA TRADICIÓN ORAL

Volviendo a la Tradición Oral, puede afirmarse que todos los verdaderos maestros en ésta son Cabalistas. Asimismo, esta Tradición Oral, o Cábala, procede de los Patriarcas y existía ya antes de Moisés. Abraham fue el primero que la recibió directamente de Dios. Así se hizo la Alianza
entre Dios y Abraham: oralmente, no a través de un escrito.
Los Maestros explican que "El Santo bendito sea"(la apelación habitual que los Rabinos dan a Dios), sabía que el pueblo judío tendría que marchar en exilio entre las naciones, y que querrían traducir su libro sagrado. Es por ello que no fundó su alianza sobre un escrito, sino sobre una Palabra. Y en efecto, las naciones han traducido los libros judíos, pero sin poseer esta Torah oral, y en consecuencia sin poseer el sentido real. De este modo, los que poseen esta Palabra la transmiten oralmente y son considerados descendientes de Abraham.
Leer la Torah sin referirse a los comentarios de la Tradición oral es pues muy peligroso, y aún más si lo hacemos en traducciones. Los Maestros de la Tradición oral son los únicos que pueden interpretarla en su verdadero sentido, del cual no debe apartarse el que estudia la Biblia, so pena de caer en interpretaciones erróneas. La conclusión es evidente: se precisa la Ley oral para interpretar la ley escrita.
A propósito de la Tradición escrita, de la "letra", del Libro cerrado, al cual hemos hecho alusión anteriormente, tenemos que añadir un pasaje del Zohar que nos parece muy significativo en cuanto al verdadero sentido de toda exégesis, es decir, de la interpretación del texto sagrado.
Veremos que no existe, en realidad, ninguna diferencia entre el misterio de la Escritura y el misterio del hombre. El Zohar, pues, dice lo siguiente: 'Todas las letras son como el cuerpo sin alma, sin espíritu; no hay más que consonantes. Cuando vienen los puntos (se refiere a los puntos vocales; en hebreo las vocales no son letras, se marcan por medio de puntos debajo o encima de las consonantes), llamados Nikudot (la palabra "níkud" quiere decir "punto", pero también "gota"), que son el secreto del alma viva, o el secreto de la letra HE, he aquí que el cuerpo se endereza en su consistencia, y es a esto a lo que se refiere el pasaje de Génesis IΙ-7: "ΙHVΗ Elohím formó el Adán del polvo del suelo, y sopló en sus narices alma de vida, y el Adán fue hecho espíritu vivo".
"Y todo esto salió de un solo origen que es la sabiduría de arriba, porque los puntos son como las vocales, son como el soplo en la flauta. Cuando salieron las letras del seno del secreto de arriba, ellas se desarrollaron y se agravaron en el hombre, y esto se refiere al cuerpo humano. Después salieron los puntos vocales, y Dios los insufló en las letras; los puntos son pues el secreto del soplo de vida que hay en las letras, y las letras se enderezaron, como el hombre, el cual está erguido sobre sus pies, por medio de la consistencia del soplo".
Así, podemos deducir de este comentario que existe una armonía fundamental entre la Escritura y el hombre. La Escritura vocalizada, pronunciada, es como el hombre regenerado que encuentra de nuevo el secreto de la Palabra perdida. Y esto nos conduce a la Cábala.

V.           LA   CÁBALA

¿Qué es la Cábala? La palabra proviene de una forma del verbo kabal que significa:
"recibir". Es exactamente el sentido de la palabra "Tradición", que procede en nuestras lenguas del latin tradere: transmitir.
La Cábala es la recepción o la transmisión de algo, de algo que se comunica, por supuesto, y que no puede ser enseñado de manera puramente académica.
Según esta definición, vemos también que la cábala no es propiamente hebrea:
puede existir una cábala en cada lengua, en cada filiación tradicional, y existe, efectivamente, o ha existido, ya sea griega, latina, cristiana, etc.
Con relación a la cábala que ahora nos ocupa, la hebrea, reina bastante confusión. Muchos han escrito sobre ella en el curso de los últimos cien años, pero la mayor parte no hicieron el esfuerzo de ponerse a estudiar la escuela de los cabalistas hebreos.
Eran bien intencionados, pero la mayoría no conocían el hebreo, y por consecuencia no podían tener acceso a los comentarios de los verdaderos cabalistas. Por lo general, se lanzaron a especulaciones muy complicadas sobre las letras del alfabeto hebreo, los Sefirot, y otros temas esotéricos, basándose en traducciones bastante imperfectas de fuentes hebreas.
Desde principios del siglo, y hasta ahora, se llevan editados muchos libros de vulgarización, exponiendo una cábala que tiene muy poco que ver con la sabiduría hebrea. Por esto en la mente de la gente que ha "oído hablar", se ha formado la idea de que se trata de una doctrina un poco misteriosa elaborada en el curso de la Edad Medía por unos viejos rabinos y que enseña ciertas fórmulas mágicas o cuestiones semejantes.
He aquí lo que dice Nahmánides, el cabalista catalán que vivió en Gerona a principios del siglo XIII, en su comentario del Génesis:
"En cuanto a mí, anuncio un pacto leal a quien medita sobre este libro; le doy un buen consejo: que no pruebe, por medio de su pensamiento o de su razón, de entender algo en relación a las alusiones escondidas que escribo sobre los secretos de la Torah, pues le informo con certeza, que no entenderá mis palabras, ni las conocerá de ningún modo por su inteligencia o comprensión, sino de la boca de un sabio cabalista, hablando en el oído de un recipiendario sagaz".
Esto nos recuerda un antiguo rito que se practicaba en el cristianismo y también en muchas sociedades iniciáticas. Consiste en que el sacerdote, en un momento dado da el "beso de la paz" al diácono, que a su vez, lo da al primer fiel y así sucesivamente.
Este beso de paz, en realidad no es un beso: consiste, para el que lo da, en aproximar la boca a la oreja del que lo recibe, poniendo las manos sobre sus hombros.
En la actualidad, y a causa de la ignorancia del verdadero sentido del rito, la gente se da la mano, o un beso, lo que no tiene el mismo sentido.
En realidad, se trata de un mito de transmisión de la Paz, o de una "palabra pacificadora". De ahí que todavía hoy, los israelitas se saluden diciendo: Shalom, que significa Paz.
Volvamos a Nahmánides, que termina su explicación citando un versículo del Éxodo (XIX-21), donde Adonai en la montaña del Sinaí dice a Moisés que ordene al pueblo no intentar romper las barreras que les separa, para intentar mirar. Parece que el autor hebreo, nos quiera dar a entender que intentar romper las barreras para mire, es querer entender el objeto de la cábala con la sola razón, el espíritu limitado que hemos heredado del Adán exiliado por la transgresión original.
Lo mismo sucedió con el pueblo de Sodoma. Los dos enviados de Elohím habían entrado en la casa de Lot; las gentes querían entrar por la fuerza, pero los enviados los cegaron y se cansaron inútilmente de buscar la puerta.
Ésta parece ser la diferencia que existe entre el exoterismo y el esoterismo (Exo = exterior; eso = interior). Por esto se dice que existe una enseñanza en la casa y otra en la plaza pública.
Exoterismo es la expresión en forma de imágenes o de ritos, de la realidad esotérica. Esta realidad no puede ser alcanzada por medio de la razón, de la inteligencia discursiva.
El "Interior" es el lugar donde se enseña la Gnosis o el esoterismo. Por lo que se refiere a la Tradición hebrea, se cita generalmente un pasaje del Talmud que dice así:
"Moisés recibió la Torah del Sinaí; después la transmitió a Josué, Josué la transmitió a los Ancianos, los Ancianos a los Profetas, y los profetas la han transmitido a los hombres de la Gran Asamblea (es decir, al Sanedrín)".
Así, Moisés recibió la Torah y la transmitió. En eso consiste la Cábala y los cabalistas son, pues, los que la han recibido.
Torah quiere decir Ley, éste es el sentido más evidente. Pero si profundizáramos todavía más, encontraríamos que esta palabra procede de la raíz "iaroh" que significa "lanzar de arriba a abajo", "regar" y también "enseñar". Torah podría ser pues: "un riego"
En cuanto al Sinaí, los comentaristas hebreos hacen observar que el texto bíblico dice que Moisés recibió la Torah "del Sinaí'; no dice "en el Sinaí" o "sobre el Sinaí". El prefijo hebreo me, (me Sinaí) índica siempre el origen, y en este caso, el origen del don que Moisés recibió.
Vemos cómo la exégesis hebrea no se separa nunca del texto, de la palabra, de la letra, y por esto es muy precisa.
La palabra "Sínai" deriva, pues, de una raíz que significa: en primer lugar, zarza ardiente y en segundo lugar, barro.
Los Filósofos herméticos (2) hablan en sus tratados de "un barro que no moja ni tampoco ensucia". Podemos hallar alusiones a este misterioso barro cabalístico en una obra actual: "El Mensaje de nuevo encontrado" de L. Cattiaux.

VI.          LA REALIDAD SAGRADA SE SITÚA EN EL PRESENTE

Se acostumbra llamar a la Biblia, "Historia Sagrada", presentándola como un registro de hechos históricos. Pero ¿cómo puede ser sagrada una Historia, una sucesión de hechos en el tiempo?
La noción misma de "Sagrado" excluye la noción de tiempo histórico, porque la verdad sagrada no está sometida al tiempo. La realidad sagrada se sitúa en el presente. El tiempo sagrado es el Presente y relata acontecimientos de otro mundo; y el lugar de este otro mundo es el Ser que Es.
En las gramáticas de las lenguas semíticas (hebreo, árabe, arameo, etc...), el tiempo cumplido, es decir el pasado, se puede traducir tanto por pasado como por futuro, lo que corresponde al Presente.
El nombre de Dios I E H O V A H, el nombre de cuatro letras, está constituido de la reunión de los tres tiempos gramaticales del verbo S E R: el futuro Ihiev, el presente hoveh, el pasado haiah: será, es, fue. Esta es la Historia sagrada, el Tiempo del Ser que es pasado, presente y futuro.
En el Talmud, los doctores de la Tradición hebrea hablan de este Presente de la manera siguiente: "Vino un Saduceo que dijo a Rabbi Abamab: Está escrito en el Salmo 3: 'Cántico de
David, cuando huyó a causa de Absalón su hijo...' y en el Salmo 57 está escrito: 'De David cuando huye de Saúl, en una cueva'. Y pregunta el Saduceo: ¿Cuál de estos dos acontecimientos es el que se produjo primero? Se hubiera tenido que hablar primeramente de la huida de David a causa de su hijo 'Absalón' (según la cronología histórica).
"Rabbi Abamah contestó: Para vosotros que comentáis la Escritura sin estar unidos de nuevo, es un caso difícil. Pero para nosotros, comentamos la Escritura estando unidos de nuevo y no es una dificultad. He¬mos hecho la unión y todo se ha vuelto un perpetuo presente; para nosotros el Sinai y los apóstoles son contemporáneos, no hay un antes ni un después, sino un presente; estamos reunidos con el Espíritu Santo. ¿Y dónde se habla de esto en la Torah? Está dicho en el Salmo 109-8: 'Unidos de nuevo a la eternidad, hechos en verdad y rectitud". (Tract. Berakot, 10 a).

VII.         ABRAHAM EL HEBREO

La Historia del pueblo hebreo comienza con el Patriarca Abraham, porque es el primero que la Biblia llama: Hebreo; "Abraham, el hebreo" se dice, en el capítulo 14 del Génesis.
A partir pues de Abraham, se habla del pueblo hebreo. Esta palabra viene del nombre de Ever, que fue, según el texto, antepasado de Abraham. Y Ever era descendiente de Shem (3), uno de los tres hijos de Noé.
El nombre del hijo de Ever, era Paleg (que significa separar) porque el texto del Génesis, dice que en su tiempo la tierra estaba dividida. Precisamente, Ever o hebreo viene del verbo que significa "pasar", "atravesar". Según la tradición, los hebreos, y en particular Abraham, son los que han pasado el rio Jor¬dán, y por esto están "separados" del resto del mundo. El mundo se encuentra a un lado del rio y en el otro lado se hallan Abraham y los descendientes de Ever. En el Evangelio, vemos que Jesús también está más allá del Jordán.
De este modo, simbólicamente, los hebreos representan a los santos separados del resto del mundo. Por esto se dice que una cosa es "Santa", porque en lengua hebrea la palabra "Santo" quiere decir "separado" (del verbo kadosh: separar). El Santo es pues, etimológicamente el que se encuentra separado. En el Templo de Jerusalén existía un lugar secreto, donde los fieles no tenían derecho a entrar: se llamaba el Sancta Sanctorum; se trata del mismo simbolismo. En el Cristianismo, esto corresponde al Coro, lugar de la iglesia separado de la nave, donde teóricamente los fieles no podían entrar. Es la noción de "lo santo" y "lo profano".
Pero el lector seguramente habrá notado que el hecho de ser hebreo trasciende la noción etnológica de raza. El "hebreo" representa el Santo, el Sabio o el Profeta, porque éstos han experimentado el "Paso del Rio". Y la lengua hebrea representa también el Lenguaje de los Profetas, la Lengua de Oro.
Volvamos a Abraham, el hebreo, el que "ha pasado" y que por este motivo está separado. Viene a representar pues, simbólicamente, a todos los Sabios; y es por esta razón llamado "Padre de los creyentes", siendo el antepasado de las tres grandes religiones monoteístas: la Judía, la Cristiana y la Islámica.
Se llamaba al principio Abram: Ab-arara: padre de Aramec, su país de origen. También su nombre significa: Padre elevado, Ab-RAM. Ram es también una apelación poética de Dios.
Los magos de Persia creían que Abraham era el mismo personaje que Zoroastro, el cual escribió el libro Sagrado de los Persas: el ZendAvesta. Hay también una teoría, un poco aventurada, que da un origen sánscrito al nombre de "Abram", comparándolo a Rama.
Pero el primer patriarca recibió de Dios otro nombre, cuando se reveló a él: Abraham. Este nombre está hecho de la adjunción de la letra HE en medio de su primer nombre, Abram. También a Saraff, su mujer, le sucedió lo mismo; desde entonces se llamó Sarah, con una HE.
Los comentadores explican que la letra HE hebrea es la letra del conocimiento; o de la Sabiduría. Cuando Dios transmite su secreto al hombre, lo hace por medio de la HE. Es la letra de la creación. Representa el soplo de la creación (al cual hemos hecho alusión a propósito del pasaje del Zohar sobre las letras y las vocales). Es el secreto de la Cábala y los que la han recibido son cabalistas. Es el sentido del versículo bíblico ya citado: "Y OHWP Elohim formó el Adán del polvo del suelo y sopló en sus narices un soplo de vida y el Adán fue espíritu vivo.
Abraham, pues, a partir de la manifestación de Elohim, fue creado de nuevo a imagen del primer Adán anterior al pecado. Fue creado hombre perfecto.
Porque hay dos hombres, dos Adán: uno procedente del Adán pecador y que sólo engendra en la vida mortal; de éste somos descendientes. El otro es el Adán creado por Elohím, la generación mesiánica, que es capaz de engendrar en la vida perfecta.
Abram es la imagen del primero, y no en vano el texto bíblico alude a que no podía tener hijos con Sarai. Abraham representa el segundo.

En el capítulo XV-5 del Génesis, Abram dice al Señor: "¿Qué me darás, si no tengo hijos?". El Señor lo condujo al exterior y le dijo: Mira (4) el cielo y cuenta las estrellas, así será tu descendencia".
El gran comentador Rashi explica este versículo diciendo: 'Esto significa: sal de tu destino tal como está escrito en las estrellas; tú has visto en el estudio de los Astros, que no tendrías hijos". (Ver también Zehar folio 90 b). Abraham veía en la Sabiduría de las estrellas (o astrológica) que no tendría hijos... El Santo bendito se le dijo: "No medites sobre esto, sobre la ciencia de las estrellas, sino sobre el secreto de Mi Nombre."
Por lo que se ve claramente que el hombre tiene dos destinos: el primero que procede de los Astros es el destino astrológico, que en cierta manera es ciego. El segundo procede de más arriba, del Nombre divino, o de la bendición del Nombre. Este es el verdadero destino del hombre, y su libre albedrío consiste únicamente en escoger uno u otro destino.
Abraham originario de Ur, Caldea, donde había estudiado Astrología, sabía muy bien que según su horóscopo, según su destino terrestre, no podía tener hijos con Sarah. Pero el Señor le dice que con la bendición que Él le da, podrá salir de su destino astrológico y ser Padre de una multitud.
Esta bendición que recibe Abraham, es el secreto del Nombre del Señor, la semilla de la Cábala que se transmite de Maestro a discípulo. Esta bendición no depende de los Astros, no depende del Destino, procede de más arriba.
Este es el verdadero sentido de la Creación. La Biblia entera no habla más que de esta nueva generación,O mejor, regeneración.
Abraham y Sarah unidos, engendrando a Isaac, representan el arquetipo de esa generación perfecta. Mas no se trata aquí de una generación carnal y la narración histórica es únicamente el soporte de esta enseñanza fundamental de la tradición hebrea.
La segunda palabra del Génesis es Bará que significa "creó". Pues empieza por una creación. Pero ¿de qué creación se trata? Estamos acostumbrados a pensar que la narración del principio del libro del Génesis trata de la creación del mundo, del universo en que vivimos. Esta manera de entender la Biblia es errónea, y fuente de interpretaciones y falsas interpretaciones sobre todo cuando los científicos toman parte en el asunto.
No hay que entender que Dios creó este mundo en el estado que lo percibimos ahora, mezclado de corrupción, y que es en realidad el resultado de la transgresión Adámica.
Hay un versículo en el libro segundo del Génesis, 4 que dice: "He aquí los engendramientos de los Cielos y de la Tierra en su creación, en el día en el cual IHVH Elohím hizo la tierra y los cielos".
Los comentadores observan que la palabra hebrea "en su creación", se puede leer: "Por la HE, los creó", a fin de enseñar que esta creación se hizo por medio de la letra HE, la misma que fue añadida al nombre de Abraham en el momento de su iniciación, tal como se ha comentado anteriormente.
Además, esta misma palabra, "en su creación", se refiere a Abraham, ya que puede leerse también: "en Abraham", a fin de dar a entender que en realidad, la creación se hizo en Abraham.
Los hebreos acostumbran a distinguir dos mundos, que en cierto modo no están separados, sino que el segundo está oculto en el primero. Hay el que llaman Olam hazé: "este mundo", y hay el Olam habah: "el mundo que viene" (5).
El Olam hazé, "este mundo", corresponde a la existencia corruptible y "El Olam habah" al mundo incorruptible y regenerado. El uno se refiere al hombre regido o generado por los astros, el otro al hombre regido o generado por el cielo. Uno es el mundo de Abram, el otro es el mundo de Abraham. Estas dos generaciones dependen de dos "fuegos" diferentes.

LOS NOMBRES DE ELOHIM Y ADONAI

La Tradícíón nos enseña muchas otras cosas referentes a Abraham; la circuncisión por ejemplo, que Abraham fue el primero en practicar. Pero esto nos llevarla demasiado lejos.
Sin embargo, antes de terminar, hay que mencionar otra característica propia de este personaje: se dice que "Abraham fue el primero en conocer a Dios con su nombre de "Adonai".
Qué quiere indicarse con esto? Parece que se refiere a los varios aspectos de Dios, que corresponden a nombres de la divinidad. Hay que saber que los dos principales nombres, los dos aspectos principales con los cuales Dios se manifiesta al hombre, son Elohim y Adonai o IHVH.
1°. Elohim representa siempre al Dios en su aspecto de rigor, de juicio. Le llaman el Dios de las Naciones; es el Dios exterior al hombre, del cual todo el mundo habla pero que nadie conoce.
Sin él, no hay vida posible en el Universo. Del mismo modo que da la vida, también destruye y consume. Es el Dios de la naturaleza que el hombre debe conocer para captar su secreto. Esta palabra se traduce por "Dios". Podría corresponder, en terminología cristiana, al Padre Celeste.
2°. IHVH: el nombre de cuatro letras; es Dios en el hombre. Se presenta de dos maneras diferentes:
a)           El Dios que el hombre tiene sepultado, encarcelado en si mismo desde su caída, desde la Transgresión Adámica. Es mudo: de ahí que este nombre no puede pronunciarse, no tiene vocales.
Es Dios en su aspecto de rigor; por eso los hebreos lo llaman "Dios de Ira". Se manifiesta al hombre solamente en el momento de la muerte y en su aspecto de cólera. Podría corresponder al Padre terrestre. Es lo que nos queda de la herencia Adámica.
Para conocerlo, mientras estamos encarnados, necesitamos la ayuda de Elohim.
b)           El otro aspecto de IHVH es el mismo, pero en su manifestación de misericordia, de amor. Es el Dios encarnado, conocido por el hombre. Por esto dice a Moisés: "Soy el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob". Es también Adonai, y el nombre de IHVH vocalizado, es decir, pronunciado. El Dios de ira se ha transformado en Dios de Paz y de Amor. Esta palabra, Adonai, se traduce por: "mi Señor".
Abraham fue el primero en conocerlo, y ¿Νο seria por eso que Cristo, en el Evangelio, pronunció esta misteriosa frase que tanto escandalizó a los Fariseos: "¿Abraham ha visto mí dia?" (Juan VIII - 56).

CONCLUSION

 Resulta de lo que acabamos de exponer, que la figura de Abraham no se limita al Patriarca que vivió antiguamente en la Tierra de Cancán -lo mismo podría afirmarse de otras figuras históricas de la Biblia-no, la realización de Abraham es siempre actual; su "historia" es pasada, presente y futura. Pues la Tradición no inventa nunca nada, se repite simplemente. Y lo que los Padres han recibido, los Hijos también lo reciben. Lo que ocurrió a los Padres, ocurre también a los Hijos.
Cristo no está pues ausente en el Antiguo Testamento, como "Adonai" tampoco lo está en el Nuevo; aunque no deba extrañar, ya que no existe diferencia entre los dos.
Así comprendemos cómo el "árbol" cristiano se enraíza en el "humus" hebreo.
"Adonai" dijo a Moisés: He aquí que yo estaré delante de tí sobre la peña de Horeb y herirás la peña y brotará de ella agua y el pueblo beberá. Hízolo as! Moisés en presencia de los ancianos de Israel. Y puso a este lugar el nombre de "Massah" y "Meribah" por el alboroto de los hijos de Israel, y porque tentaron a "Adonai" diciendo: ¿Está o no "Adonai" en medio de nosotros?" (Exodo, XVII 5-7).
Y San Pablo comenta este episodio de la manera siguiente: "Porque no debéis de ignorar, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos a la sombra de aquella nube, que todos pasaron el mar, que todos fueron bautizados en Moisés dentro de la nube y del mar, que todos comieron el mismo manjar espiritual, y que todos bebieron el mismo brebaje espiritual, pues bebían de la piedra espiritual que les acompañaba, la cual piedra era Cristo... (1, Corintios, X, 1-4).

                                                           *

(1) Comό se sabe, (el alfabeto hebreo no tiene vocales, sólo consonantes).
(2)Los filósofos herméticos o "Los amigos de la Sabiduría de Hermes", cuyas obras, muy abundantes aunque bastante desconocidas, se sitúan desde el principio de la Edad Medía hasta el fmal del siglo XVIII. El lector interesado encontrará extractos de estos escritos en la revista "La Puerta".
(3)De "Shem" proviene la palabra "semita".
(4)Εl verbo hebreo empleado aquí, significa "mirar" pero de arriba hacía abajo. La palabra  Ol1am, mundo, tiene como raíz el verbo alar que significa: "estar escondido". Esta palabra tiene en griego el equivalente de aiôn.

(Publicado en "Cíelo y Tierra", n° 3, invierno 1982-83)

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