jueves, 4 de octubre de 2018

'Abd aΙ-Karîm aΙ-Jîlî DEL DESVELAMIENTO (majtâ) DE LA ESENCIA (Titus Burckhardt)


'Abd  aΙ-Karîm aΙ-Jîlî
DEL DESVELAMIENTO (majtâ) DE LA ESENCIA

Ext. de "al Ιnsân al-Kâmil" ("Del Hombre Universal"). Traducido del árabe y comentado por Titus Burckhardt. París, Dervy-Livres, 1975.
***
Es de la pureza del vino que la Esencia goza en ti;
Toda unión fuera de Ella no es más que dispersión.
Ella Se revela trascendente con respecto a toda descripción,
Sin analogía, y sin que en Ella existan relaciones.
Como el sol que se eleva apaga el resplandor de los planetas,
Mientras que ellos subsisten en principio por él,
Ella es tinieblas sin día y sin crepúsculo,
Pero fuera de Su morada la caravana yerra en el desierto.
-iCuán insuperables son los limites que ante la caravana que a
Ella tiende se alzan!
Así, ella permanece perpleja a Su respecto, y no entiende Su
carácter.
Ocultos están los senderos que a Ella llevan, ni contornos ni
ciencia La traicionan.
Ella rehusa la intimidad; Sus bellezas orgullosas la defienden.
Un camino cubierto, oscuro y angosto conduce a Ella;
El viajero ilusionado se detiene apartado.
Como la ignorancia, Ella nivela las ciencias de los mundos;
En Su seno, guía y pérdida se equilibran.
Jamás el intelecto vence a la pureza para mezclarse con ella;
Jamás el pensamiento advierte Su embriagador perfume.
El fuego que guía es ignorante de Sus senderos;
La luz tranquilizadorq no aclara Sus caminos.
El más perplejo de los perplejos La muestra claramente;
Pues no vive en Ella, ni muere.
Sus cualidades se diluyen en el Océano de Su gloria,
Y sin morir en Su fondo permanecen.
Nadie responde a la pregunta: ¿qué es Ella?
Ni nombre ni atributo; la Esencia es demasiado sublime.
Debes saber que la Esencia (adh-dhât) significa el Ser absoluto en
su ausencia de todo vínculo, relación, asignación y aspecto. No es
que todo ello se sitúe fuera del Ser absoluto, al contrario, todos
estos aspectos y lo que implican están contenidos en ΈΙ. No se
hallan ni individualmente ni como relaciones, sino que son esencialmente
el Ser absoluto. Este es la Esencia pura en la cual no se manifiestan

ni nombres ni atributos, ni relaciones, ni vínculos, ni nada similar. Cuando algo se manifiesta, su aspecto es atribuido a aquello que soporta dicha manifestación, y no a la Esencia pura, pues el principio de la Esencia es precisamente la síntesis de las realidades universales e individuales, de las asignaciones y de las relaciones, síntesis que es a la vez su subsistencia y su desaparición bajo el dominio de la
Unidad de la Esencia. Cuando se considera en esta una cualidad, o un nombre, o un atributo cualquiera, es siempre en virtud de tal punto de vista que esa cualidad existe, y no en la Esencia como tal. Por esto decimos que la Esencia es el Ser absoluto; no decimos que sea el "Ser antiguo" ni el "Ser necesario", para evitar toda condición que La limitara. Sin embargo, se sabe que la Esencia no es sino la Esencia por la que el Ser es necesario y antiguo. Nuestra expresión "Ser absoluto" no indica ninguna condición, pues el significado de la palabra
"absoluto" consiste precisamente en negar toda condición.
Debes saber que la Esencia pura y simple posee, en tanto que Ella "desciende" de Su pureza y simplicidad primeras, tres irradiaciones que participan [de una cierta] manera de Su pureza y simplicidad. La primera de estas irradiaciones es la Unidad (ahadiyah), en la que no se
manifiesta ninguna relación, asignación, nombre, cualidad ni nada semejante; Ella es la Esencia pura; pero, como la idea de la unidad le es asignada, se separa en cierto modo de la simplicidad absoluta.
La segunda irradiación es la Aseidad (al-huwiyah). En ella,
ninguna de las cosas mencionadas se manifiesta, a excepción de la Unidad; participa entonces de la simplicidad divina, pero en un grado menor que la Unidad, pues se caracteriza por la idea de la no-presencia, según el significado del pronombre ΈΙ (huesa), que simboliza a la persona ausente [por oposición a yo y tú].
La tercera irradiación es el Yo divino (o el Sujeto divino:
aniyah, de anâ, "Yo"). Tampoco en él se manifiesta nada excepto la Aseidad, de manera que igualmente participa de la simplicidad divina, aunque en un grado aún menor que la Aseidad, puesto que se caracteriza por la idea de conciencia personal y de presencia, lo que le hace estar más próximo a nuestro rango que la Aseidad, que implica la idea de lo inaccesible y de lo no-manifestado...
Por "aquellos que han realizado la Esencia" (adh-dhâtiyûn) se entiende a los hombres en quienes subyace la realidad sutil divina, en el sentido en que dijimos que Allâh, cuando Se revela a Su servidor y
 extingue la individualidad, establece en él una realidad sutil
divina que puede ser de la naturaleza de la Esencia o de la naturaleza de las Cualidades divinas. Cuando es de la naturaleza de la Esencia, la constitución (haykal) humana [en la que ella mora] será el ser
único perfecto, el soporte universal, el polo alrededor del cual gira la existencia, aquel al que se dirigen la inclinación y la

prosternación [en la oración ritual]. Por él, Allâh salvaguarda el mundo. ΈΙ es el Mahdî (1), el Sello de la Santidad y el
representante (al-khalîfah) de Allâh sobre la tierra. A él se
refiere la historia de Adán (2). ΈΙ influye sobre las realidades de la existencia, del mismo modo que el imán atrae al hierro. ΈΙ domina el cosmos por su grandeza, y por su potencia hace lo que quiere (3). Nada le es oculto, y ello porque la realidad divina sutil, que mora en este santo, es esencia pura, libre de toda condición divina o
criatural, de manera que nada le impide acordar a cada grado de las existencias divinas o creadas la realidad que él posee. Pues lo que podría impedir a la esencia identificarse con las realidades no es sino una condición cualquiera, divina o criatural, que le fuera
impuesta; ahora bien, no hay coacción alguna, pues ella es esencia pura; todo se encuentra en acto, y no solamente en potencia, cuando no hay impedimentos. Las cosas están contenidas en las esencias de los seres, sea en potencia, sea en acto (4), según las condiciones limitativas. Estas condiciones desaparecen, sea por una mirada (wârid) que alcanza a la esencia, sea porque espontáneamente estallan. De hecho, las condiciones limitativas pueden disolverse por un estado espiritual (hâl), por una intuición instantánea (wagt), por una
Cualidad (Çîfah), o aún por otras actualizaciones de este orden.
Ahora bien, la Esencia trasciende todo ello, y es porque Ella "da a cada cosa su naturaleza, y luego la guía" (Corán, XX, 52).
Si los hombres de Allâh no estuvieran individualmente excluidos de la revelación de la Unidad (ahadiyah), y con mayor razón de la revelación de la Esencia, podríamos hablar de la Esencia
describiendo extraños estados de revelación, y dar maravillosas pruebas divinas esenciales, ajenas a toda aparición o interferencia de los Nombres y de las Cualidades, o de cualquier otra cosa. Extraeríamos estas pruebas de los tesoros ocultos de la No-Manifestación, por medio de llaves no-manifestadas, y las expondríamos, con expresiones sutiles y medidas, sobre la faz evidente de la conciencia "objetiva", a fin de que los cerrojos de las
inteligencias se abrieran con estas mismas llaves, y de que el servidor se deslizara, a través de los ojos de aguja de la Vía, que velan a las Cualidades divinas y que protegen las luces y las tinieblas, hasta el paraíso de la Esencia (5).
"AI1âh guía hacia Su luz a quien quiere; AIlâh da símbolos para los hombres, y Allâh conoce toda cosa" (Corán, XXIV, 35).
NOTAS:
1.   Aquel que debe volver al final de los tiempos para restablecer la Tradición.
2.   Quien recibió "todos los nombres", y ante el cual los Ángeles debieron prosternarse (cf. Corán, II, 28-32).

3.  No debe perderse de vista que la esencia del ser único es idéntica a la Esencia divina, de forma que no puede haber divergencia entre él y ΑΙΙáh. Puede decirse que no hace lo que ΑΙlâh no haría, o que es Allâh Quien actúa por él.
4.  Las expresiones de "potencia" y "acto" no tienen aquí más que un valor simbólico, pues, como Jîlî observa en otra parte, la esencia del hombre es siempre "en acto"; ella no ignora su contenido.
5.  Todo este pasaje es paradójico hasta la ironía, para demostrar que la naturaleza de la Esencia jamás podrá ser puesta al alcance de las inteligencias humanas.

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