miércoles, 17 de agosto de 2016

De la condición humana (Abbé Henri Stéphane)


TRATADO VI.4. De la condición humana




(Abbé Henri Stéphane 1907-1985 ,Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo VI, El hombre y su destino)

El individuo humano, como tal, es esencialmente limitado, aunque no sea más que por  el mundo que le rodea, o más exactamente por las " condiciones de existencia " que definen su estado (espacio, tiempo, forma, materia, vida) y que hacen de él un " ser condicionado". Por él mismo es incapaz de salir de su estado; puede sólo "estar dando vueltas", sea temporalmente,  sea indefinidamente, sobre la circunferencia de la " Rueda cósmica " donde se sitúa la multiplicidad indefinida de las "cosas", no unificada como tal. No puede más que  "divertirse" o "dispersarse",  sea por el trabajo, sea por el juego, experimentando el placer, o el dolor, el bien o el mal, guardando no obstante a través de todos sus estados de conciencia una cierta unidad totalmente relativa y precaria que es la del "yo" - del ego individual - al cual relaciona necesariamente todo lo que experimenta; este "yo" es pues un "centro" relativo a un estado condicionado y sometido él mismo a las condiciones de este estado, e incapaz de salir de ahí. La muerte corporal - o natural – no hace más que suprimir  ciertas condiciones de existencia, pero el condicionamiento individual, aunque modificado, subsiste; el ser queda sometido la condición individual, y esta " ronda infernal " puede continuar indefinidamente (bien entendido en condiciones diferentes del estado corporal), en tanto  nada más intervenga para "librar" al ser de la condición individual.


La "liberación" por la cual el ser escapa a la condición individual no concierne pues al individuo como tal - el ego - que, por definición por decirlo así, no puede escapar de lo que le "define" o le determina su nivel. Resulta así de eso un conflicto o una "tensión" entre el individuo como tal el que "quiere" quedar en su condición, y el ser que procura escapar del condicionamiento individual que no es su estado natural. El " estado natural " del ser esencialmente es un " estado incondicionado ", es decir no sometidos a ninguna  condición de existencia cualquiera que sea; se sigue que este " estado natural " del ser aparece como "sobrenatural" para el individuo; en otros términos es imposible que el  individuo como tal individuo –el ego- alcance  un estado "supraindividual" o "sobrenatural ".


El conocimiento o la "conciencia" que el ego con sus facultades  individuales (inteligencia, memoria, imaginación, etc.)puede tener del "sobrenatural" no puede pues ser más que simbólico;  ninguna facultad individual es capaz por ella misma de alcanzar a Dios, y las imágenes o las representaciones que ella se hace son necesariamente falsas.


El conocimiento simbólico (al cual se puede ligar la acción simbólica, la acción que es una modalidad del  conocimiento) no debe ser confundido con el conocimiento efectivo por el cual el ser  se "libera" o franquea la condición individual. No debe ser confundido tampoco con el  conocimiento racional o empírico que es de orden individual; es intermediario en cierto modo entre el conocimiento efectivo y el conocimiento racional nacido del mundo sensible. Aunque el conocimiento simbólico sea de esencia  supra individual (sea sobrenatural, sea metafísico ), participa en un cierto sentido a la vez del conocimiento metafísico y del conocimiento sensible, porque toma su base en este último, precisamente porque su fin es liberar al ser de las condiciones individuales de las que el mundo sensible es una de las modalidades. En otros términos "lo" que está  destinado a liberar al ser de estos límites debe ser de esencia metafísica y tomar su base en el mundo físico, deviniendo éste  entonces un símbolo a través del cual se realiza eI conocimiento, de donde el nombre de conocimiento simbólico.


Sin embargo, siendo de esencia supra individual y destinado a liberar de la condición individual, el conocimiento simbólico no puede ser contemplado como participante del conocimiento sensible más que de una manera totalmente provisional. El munde sensible es contemplado ahí como un soporte, una base o un "símbolo", es decir como un medio, un medium quo, con vistas a un fin que esencialmente lo sobrepasa y que "integra" el medio mismo hasta al nivel del fin por la supresión de los límites que " determinan " este medio a su nivel propio de existencia. En esta perspectiva toda "cosa" aparece pues como un símbolo, es decir como un medium quo de una "acción" o de un conocimiento destinado a integrar a la "cosa" al nivel de la Realidad incondicional y a devolver así a la multiplicidad al nivel de Uno.

1 comentario:

Tony Pedroza dijo...

Usted tiene todo este libro en español? ¿O traduciendo el original (francés)?