martes, 23 de enero de 2018

La comprensión de lenguas: el arte de comunicar (Nikos Vardhikas)

La comprensión de lenguas: el arte de comunicar

Por Nikos VARDHIKAS

(Vers la Tradition 1991)

Sólo un artículo, según nuestro conocimiento, trata de la cuestión de las lenguas de otra manera que según los datos de la lingüística con pretensiones científicas (Chaussure, Chomski, etc.): este es el capítulo "El arte de la traducción" del último libro de F. Schuon, Tener un Centro (1989). Sin embargo, este artículo, por justo que sea, es demasiado preciso en su propósito y, por lo tanto, no aborda el fenómeno básico que está en juego en la traducción como en la comunicación normal, en la misma lengua, entre dos o más personas -el fenómeno de la comprensión de una lengua.

Todas las grandes lenguas de civilización, y sus alfabetos, revisten un carácter sagrado; sólo las lenguas modernas, empezando por las lenguas nacionales europeas, se desvisten. Sin embargo, la concepción sagrada de una lengua significa que ella y su escritura se experimentan como una representación de la realidad: los sonidos y los signos no son simple convenciones sino emblemas o símbolos perceptibles, teóricamente, por grupos humanos más allá del círculo de aquellos para los que una lengua dada es la lengua materna.

Una lengua profana, por el contrario, está constituido por palabras (pronunciadas o escritas)"sirviéndose únicamente de signos, indiferentes en sí mismos"1, que traducen un pensamiento.

El pensamiento puede definirse como un proceso mental analítico (últimamente binario) de combinaciones/comparaciones de elementos de la experiencia sensorial, o como un proceso asociativo/disociativo de estos elementos por inducción o deducción.

La comprensión, por otra parte, es distinta; es un fenómeno instantáneo de reconocimiento (re-con-ser; darse cuenta de que se está con, que se está hecho uno, en su esencia, con la esencia del "objeto" contemplado), no lejos de la noción de anamnesis cara a Platón.

Las lenguas sagradas buscan la polisemía, o simultaneidad de varios significados (y no sólo multitud de ellos), así como la expresión imaginada y simbólica, ahí donde las lenguas profanas proceden al revés, buscando no sólo la monosemía sino también el más alto grado de codificación de las palabras, inflando así más los procesos mentales necesarios para su comprensión. Hacen intervenir, mucho más que las primeras, el pensamiento entre la realidad (incluyendo aquí la de los sonidos emitidos) y la comprensión. El sentido ya no es sensorial (incluso a distancia) y comprendido (sin juego de palabras) en la lengua. De ahí la incomprensión de los modernos, hablando tal lenguaje, de las concepciones tradicionales según las cuales la esencia de una idea está contenido en la palabra justa que la expresa, o la noción misma de "palabra justa" y "lengua justa" (por encima de la gramática y sintaxis correctas). Para las lenguas profanas, la realidad (y el sentido) no es directamente accesible sin la intervención del “interpretador” mental 2.

 Por otra parte la primacía de lo oral sobre lo escrito, de lo vivido sobre lo pensado y de lo concreto sobre lo abstracto (pero también, paradoja aparente, la primacía de lo invisible –pero sentido-sobre lo visible) es otra característica de las lenguas sagradas que las diferencia de las profanas.
En las lenguas profanas en efecto, la primacía de lo abstracto y de lo escrito es muy fuerte; lo escrito es considerado como poseyendo todas, sino más, las capacidades de lo oral. Tiene incluso una existencia autónoma y mucho más venerada (scripta manent); se considera posible reconstruir completamente lo oral a partir de lo escrito. Esto equivale a una abolición (o menosprecio) de lo vivido, de lo cualitativo, del conocimiento vivo de una lengua viva, y también de sus relaciones con la realidad.

Encontramos aquí la paradoja aparente:
-son las culturas más materialistas, aquellas que conciben lo invisible con la mayor dificultad, que poseen las lenguas más abstractas;
-a la inversa, son las culturas más orientadas hacia lo espiritual, aquellas que ni siquiera se conciben a sí mismas sin referencia a lo invisible, las que poseen los lenguajes más concretos; es que lo espiritual (o simplemente el sentido) es vivido allí y no simplemente comprendido; es conocido y no simplemente sabido.

Como ejemplos, tomaremos casos extremos:
-Para desear, si no provocar, fidelidad conyugal, un chino llevará en la cabeza de una procesión nupcial un cartel con los caracteres que denoten "el ruido de las alas de los gansos y el sonido producido por la oca hembra en respuesta al macho" 3.
-Un europeo, por el contrario, tendrá que desear la "fidelidad", la "obediencia" y otras nociones de la misma índole, que nada tiene que ver con su significado, salvo la definición que se debe haber tenido en cuenta de antemano. Cuanto más educado seas, más fácil será la  comprensión.

A pesar de estas diferencias, cualquier proceso de comprensión sigue siendo el de las lenguas sagradas; inmediato e instantáneo, basado en la experiencia vivida. Es por eso que, con su habitual confusión de planos, se ha encontrado europeos para postular la identificación de la lengua, el pensamiento, el intelecto y la realidad (!), cometiendo así alegremente la falta de la cual Platón, se burla amablemente en el Cratilo, atribuyéndola al personaje de este nombre. Así, incluso en Europa, donde todos los vínculos que hemos evocado para las lenguas sagradas ya no existen o ya no se perciben, es fuerte la tentación, porque es natural, de acercarse a las lenguas como si todavía fueran sagradas; los títulos solos de los célebres libros Language, Thought and Mind y Language, Thought and Reality dicen mucho.

Estos enfoques son fundamentalmente erróneos, aplicados a las lenguas modernas, aunque correctos "en lo absoluto". Sólo la distinción entre lo sabido y lo conocido puede resolver las cosas. De lo contrario, el enfoque del fenómeno de la comprensión permanece irreparablemente confuso. Y la confusión se acrecienta en la medida en que se puede constatar cada vez más la tendencia completamente reciente de las lenguas occidentales a la codificación y la monosemia, esta vez conscientemente (lo que significa un colapso mortal para las lenguas) las palabras logicial, didactial ,progicial etc para traducir software(en lugar del -¿muy?-simple programa, además, se puede ver en las revistas esta curiosa clasificación:
Los procesadores de texto son utilidades, y ¡sólo los juegos tienen derecho al título de logicial! Normal, ya que esta palabra no evoca estrictamente nada, y por lo tanto tiende a ser definida por el uso, e incluso por el uso cuantitativo: ¡los juegos de ordenador son las primeras y más numerosas adquisiciones del aficionado, que representa el mayor porcentaje de usuarios de ordenadores en Francia!

Además, la polisemia es conscientemente rechazada, incluso como signo de inferioridad. Los intérpretes y traductores (si existen) están contentos: un lenguaje monosémico, a condición de convertirse en un diccionario, es el más fácil de traducir.

Sin embargo, no es cierto que las lenguas occidentales fueran, por su novedad, inevitablemente destinadas a esta confusión. El griego, que ya fue el primero en "fonetizar” un alfabeto ideográfico", ha conservado sin embargo la polisemia saludable y la conciencia de las raíces y nos da, con Platón, no solo un acercamiento a un lenguaje singularmente semejante al indio, chino y semita, sino también la formulación de una objeción a la inversa de un uso “erróneo" del lenguaje. Occidente dispuso, junto con el griego (y en menor medida el latín) y las obras que salieron de él, de una "rectificación" oriental de sus tendencias monosémicas. Con respecto a al menos una de estas obras, los evangelios, esta "rectificación" constituyó en varios aspectos una derogación providencial, acordada a Occidente, en relación con la concepción tradicional del resto del mundo 4.

Los Evangelios en griego, no sólo plantean como revelación divina la posibilidad de percibir lo no humano en términos humanos (lo que hacen en cualquier lengua), sino que además, la verdadera orientalización de Grecia después de la helenización del Oriente, han establecido este principio:
 lo visible e invisible están relacionados.
desde el principio; así son las cosas.
Y esta relación misma es la naturaleza profunda de las cosas 5

La traducción habitual dice:
En el principio era el Verbo (Logos)
Y El Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios (¿dios?)

 La sola palabra logos significa al mismo tiempo:
palabra
relación
proporción
causar
orden
analogía
lógica
(Existe una palabra, en latín, que posee todos estos significados excepto el más importante para nuestro propósito, el de palabra: esta palabra es ratio).

Por lo tanto, es comprensible que el Prólogo del Evangelio de Juan ayude singularmente a acercar los puntos de vista de un cristiano y un oriental en muchas cosas, incluyendo la lengua, aboliendo la confusión que hemos mencionado anteriormente. Pues se desprende directamente de ella que la única manera de comprender, incluso en el caso de un lenguaje ante todo intelectual, es la manera natural y eterna (=principial) de relacionarse con el "objeto" de la contemplación.
La palabra "relación" no se debe tomar aquí como el hecho de situarse con relación a algo externo, sino más bien como el de constatar que no existe separación (en caso contrario, no se entiende). Cuando uno se da cuenta de que hacer parte es comprender, se capta también que para hacer un uso consciente de la comprensión, como en el caso del traductor o intérprete, uno debe seguir un camino natural, en lugar de una "concentración".

Lo que precede es muy pertinente para una aproximación del sentido; decimos, en efecto, que la moderna cultura europea, desde que ha cesado de comprender el sentido de su tradición después del Renacimiento, ha puesto el lenguaje en la rígida pendiente  de la intelectualización excesiva que no hace más que acrecentar la dificultad de comunicación.  Esta dificultad ya era una característica del griego y del latín, en relación con sus propios orígenes, pero podría haber sido controlada por el aporte providencial  (para Europa) de la cristiandad vivida como una  totalidad (y no exoterizada hasta un punto ultrajante y propiamente racionalista - con resultados risibles y lamentables, por otra parte, cuando no han sido trágicos).

El lenguaje imaginado, polisémico, alegórico y el simbólico es por tanto el corazón de todas las lenguas y así la conciliación del simbolismo con las lenguas profanas sigue siendo posible, al menos a nivel personal. Por extraño que pueda parecer al principio, lo simbólico no tiene nada que ver con lo abstracto. Se trata de un proceso natural que es inteligible (o sensible) algo no sensorial; lo abstracto, por el contrario, es un mecanismo discursivo que procede por acumulación, trial-and-error y comparación. Si adoptamos el modelo occidental como absoluto, estaríamos entonces obligados a considerar que el sentido es extra-lingüístico, pero seríamos incapaces de ver en que lo es, porque también sería extra-real. Ahora bien, aunque admiramos el proceso ortodoxo de la teología apofática que no habla de Dios más que  negativamente, al comprender lo que Él no es más bien que lo que Él es, creemos que es inútil, si no idolátrico, ver el lenguaje o su significado de la misma manera.
La incapacidad europea de percibir (y aún más de realizar) lo insensible "con los sentidos" hace necesario utilizar el órgano mental para fines para los que no se presta a buenos resultados, al menos - y rechaza o ignora su utilización óptima  (como el órgano de los sentidos internos); ello significa ya la incapacidad de comprender  y por lo tanto también de traducir, no sólo de lengua a lengua, sino también de lo divino a lo humano y viceversa, o del "lenguaje de los pájaros" al lenguaje humano. 

Los dos adagios escolásticos más conocidos pueden, por tanto, ser correctos, aunque en un sentido  probablemente no querido por sus autores: Non sunt multiplicanda entia praeter necessitatem debe ser visto como un incentivo para no encumbrar mucho nociones mentales abstractas (necesitas siendo vista entonces como Realidad y no como utilidad); Nihil est in intellectu quid non prius in sensu fuit debe ser entendido como la afirmación de que Intelecto  no se ocupa más que de la Realidad, siendo sensus entonces la  intuición; para explicar el adagio de la manera materialista habitual, habría que reemplazar intellectus por cogitatio (pensamiento) incluso cogitatium (opinión). De lo contrario, el mediador entre el sentido y el mundo se convierte en un separador "autónomo"; sin realidad  propia.

Este mediador-separador, derivado directamente del yo inflado y aislado de los contemporáneos, consiste en un conjunto de procedimientos mecánicos de inducción y deducción, como los sistemas expertos en el ordenador ("100 reglas, 500 reglas, 1000 reglas") que además se llaman con una soberbia tonta, inteligencia artificial.  Alardeando como algo muy noble, por el hecho de su abstracción, no es en realidad más que una reacción verdaderamente infantil.

Huelga decir que el recurso frecuente a esta forma de comprender (que es practicado inconscientemente por algunos intelectuales mediáticos y ciertos intérpretes), independientemente de la calidad de comprensión que pueda dar, es extremadamente fatigante.

N.V.

N0TAS
1) Marcel Granet, La pensée chinois (1938), ed. A. Michel, 1969, p. 40.
2) Es al término informático al que me refiero.
3) Sr. Granet, ubi supra.
4) Ya había habido antes de las admirables traducciones del antiguo Testamento, en particular, la Septuaginta en griego y el Vulgata, en latín, que habían innovado, improvisado y forjado varias palabras  para seguir el método hebreo: traducir de acuerdo al significado pero también literalmente; por ejemplo puro la palabra virago, copiado en vir para hacer del isha hebreo, copiado el  mismo de ish. Así se dio vida a la igualdad ontológica de ambos sexos.
¿Entonces por qué estamos hablando de griego en vez de latín?
Porque tenemos los evangelios en griego, y así tenemos una lengua cristiana sagrada que sea más flexible que el latín (jurídico) para rendir tales polisemias, como pronto veremos a `propósito de la palabra clave que  debería haber sido para Occidente la palabra Logos.
Y porque es en griego que Occidente fue cristianizado, paradójicamente: cfr. Hechos, 16:6: el Espíritu Santo les impidió predicar en Asia; pero también, 19:10: predicó en Éfeso durante dos años; así todos los habitantes de Asia (Menor), judíos y griegos.... y también Marcos, 7,26: entre Tiro y Sidón... llegó una mujer griega, de origen sirofenicio... La difusión del cristianismo en Occidente, ya que fue planeado originalmente para los judíos y luego para los griegos, porque fue del griego que los evangelios fueron traducidos al latín; habían sido escritas o traducidas al griego al principio, a pesar de la extensión del Imperio Romano--es algo bastante excepcional, como es excepcional que se hiciera en griego. En Roma, en las catacumbas, hay graffiti en latín pero en caracteres griegos ("ΡΕΚΒΙΣΚΑΤ ΙΝ ΠΑKE=REQUIESCAT IN PACE") o viceversa; En el Palatino está el graffiti de Alexaménos que adora a un Cristo Onocéfalo  (cabeza de asno), con una leyenda en griego mal escrito (ΑΛΕΞΑΜΕΝΟΣ FIDELIS CEBETE ΘΕΟΝ)  y que firma , más adelante, ΑΛΕΞΑΜΕΝΟΣ FIDELIS. ¿Es un griego o un romano helenizado? ¿O un judío-cristiano helenizado? En los dos últimos casos, ¿por qué escribir en griego en Roma?
Todo esto demuestra el papel del griego en la difusión del cristianismo a un occidente que tal vez no estaba destinado originalmente a él.
5) Jn. 1,1. Traducción muy libre, pero posible.
ver:
Platón, Cratilo (o Sobre la corrección de los nombres).
Jean Borella, Áperçu sur les doctrines linguistiques de l' Inde", Etudes Traditionnelles, 1 479, pp. 11-19 y 1480, pp. 58-67.
Ahora, dice Shankara, es a las esencias a las que se adhieren las palabras, no a individuos que, siendo en número indefinido, no pueden sostener tal relación. (Vedánta-sutra citado en J. Borella, Áperçu ...)"
si se añade o se quita una letra poco importa, siempre que la esencia del objeto domine, manifestada en el nombre. (Platon, Cratilo)
Pero, atención, dice Platón, las palabras, aunque correctas, no son las cosas; la opinión de Cratilo de que "el nombre es un instrumento para enseñar y distinguir la realidad" puede ser peligrosa, en la medida en que puede haber nombres falsos; sólo el conocimiento esencial puede decirnos lo que es. También es necesario comparar los dos pasajes más famosos donde la palabra logos aparecería, en griego, distante de siete siglos: el Prólogo de San Juan y el Prólogo de la Heráclito.
LOGOS
Heráclito hijo de Bloson, Efesiano dice :
No obstante este logos ha existido siempre, los hombres no se dan cuenta, ni antes de haber escuchado ni después. Sin embargo, aunque todo sucede de acuerdo a este logos, no parecen experimentarlo; pero ven cosas y oyen palabras como las digo aquí, separando cada una según su propia naturaleza y describiéndolas. Parece que las personas ignoran lo que hacen cuando se despiertan, así como olvidan lo que hacen cuando se duermen.
Debemos seguir lo que es común a todos. Este logos es común pero la mayoría de las personas viven como si cada uno tuviera su propia forma de pensar. Obviamente, aquí  logos significan tanto el discurso como el orden de las cosas.



No hay comentarios: