miércoles, 24 de enero de 2018

El testimonio de los cuatro Evangelios (Nikos Vardhikas)

El testimonio de los cuatro Evangelios

Por Nikos VARDHIKAS

(Vers la Tradition)

La adopción, en el canon cristiano, de cuatro evangelios muy breves (tres de los cuales son sinópticos, bastante parecidos) escritos o, en todo caso, transmitidos en griego helenístico es un hecho curioso y significativo en sí mismo.

Muestra, en primer lugar, y sin ninguna posible contestación, que el carácter de las escrituras cristianas no es el de tomar nota de la palabra divina como tal, como el Corán, ni de formar un conjunto de escritos inspirados que sea una historia santa, pero también una ley, como la Tora. Con toda evidencia, la enseñanza cristiana es tanto parte del "mito" (historia sagrada) narrado como de las palabras divulgadas de su fundador, y por lo tanto comparte hasta cierto punto el carácter del Corán y de la Tora. ¿Pero por qué un canon de cuatro Buenas Nuevas? Aunque las diferencias entre ellos sean significativas, no son más significativas que las que se observan entre los Cuatro y el Evangelio de Tomás; por tanto, la razón debe ser en primer lugar de orden simbólico y luego, con el número cuatro dado por sentado, interviene la cuestión de la elección de los textos. Aparte de Juan, los supuestos autores de estos cuatro evangelios no se imponen por su identidad (por ejemplo, no se supone que estén entre los Doce - a diferencia de Tomás Didyme, que no figura en el Canon).

Entonces, el tamaño minúsculo de cada Evangelio, así como las advertencias contenidas en él (especialmente en Juan):"atención, aquí la sabiduría" quien tiene oídos entiende'' se podría decir mucho de Jesús,'' Yo hablo para que ellos no entiendan, etc., muestran que cada palabra cuenta, aunque de otra manera que la literal.

Estas dos características constituyen curiosas innovaciones en la tradición semítica. Juntos, indican inmediatamente que el significado que debe darse a la expresión "hijos de Dios", sin disminuir en modo alguno el carácter divino de Jesús, es diferente del que se da habitualmente en la Iglesia de Occidente. Más bien que anunciar un acontecimiento estrictamente histórico que corta la historia humana en dos, los Evangelios acentuarían el carácter de "Maestro" de Jesús (Señor,Κύριοζ , Adon) que, como tal, ofrece una filiación divina que pasa a través de él.

Con respecto al número cuatro, retenido por los Evangelios, un número que tradicionalmente indica materia o tierra y que es también el de la cruz (cinco, con el centro del cuadrado y de la  cruz, siendo la cifra del hombre), la primera conexión a hacer sería entre el Tetragrammaton(HlVH-Adonai) y Tetraévangelion ( Τετραεναγγέλιον,Τετραβάγγελ ) ,                                                                             , un término utilizado sólo en las Iglesias de Oriente. Por esta conexión entre una cuadri-unidad literal e impronunciable  y una cuadri-unidad escritural, vemos que los Evangelios revelan el Nombre de Dios (no como cuatro letras sino como tres personas), como el Mesías revela a Dios (Dios, nadie lo ha visto, pero el único Dios en el seno del Padre lo ha hecho conocer-Jn. 1:18). El Ungido, por lo tanto, vino a hacer operativa la enseñanza esotérica (o incomprendida); esto está en perfecta concordancia con su primer milagro, solicitado por su Madre humana, que constató, en Caná, que la gente "ya no tenía vino para el vino la boda", es decir no comprendían más el sentido de su tradición. El cambio del agua (inerte) al vino (enervante) es análogo, entonces, sobre el plano colectivo (que explica la reticencia del Ungido) al cambio del vino en sangre para los discípulos (Él dio poder a aquellos que lo reciben para convertirse en hijos de Dios-Jn. 1:12).

Debemos hacer una segunda comparación (ya hecha, sobre el Apocalipsis, por San Ireneo, San Jerónimo, San Agustín y otros) del Tetraevangelion- Tetragrammaton que acabamos de establecer con el Tetramorfo, "los cuatro vivientes": Buey-Águila-Hombre-León.

Los seres míticos mixtos, generalmente guardianes de tesoros, están compuestos de dos o tres animales:
GRIFO: León y águila (tierra y cielo)
KARIBU: (Querubín) Mesopotámico: Hombre, Águila, Toro
ESFINGE (Egipto): León, Hombre
ESFINGE (Grecia): León, águila, mujer-símbolo maléfico.

Debemos forzarnos a acercar el Tetramorfo, sin embargo, a este último símbolo maligno griego, porque es el único que añade al simbolismo de reunión de contrarios común a todos  estos seres, el hombre: la Esfinge posee el conocido enigma del 4-2-3 cuya respuesta es: el hombre.

Los cuatro vivientes se mencionan en la visión de Ezequiel: cada uno tiene una forma humana, cuatro caras, cuatro alas y pies de buey; los rostros son los de un hombre, de un águila, de un león y de un buey. Ellos sostienen el trono de Dios. En el Apocalipsis, están "en el centro y alrededor" del trono, están "llenos de ojos por delante y por detrás, tienen seis alas cada uno y una sola faz.

El Tetrarnorfo de los Evangelistas corresponde a estos cuatro seres vivientes; no se funden en un solo ser, sino que la misma palabra de Tetramorfo indica un ser en cuatro formas, y el simbolismo de cada uno se "fusiona sin confundirse" en los otros: es el simbolismo de 4,3 y 2. El simbolismo de cada uno de ellos.

Cuatro:
-puntos de espacio, cruz, universalidad, reintegración, "vivientes".
Tres:
-león-toro: seres "terrestres" que viven bajo la ley dual de manifestación;
-águila: ser "celestial";
-hombre: ser de síntesis.
Dos:
-león-toro y hombre-águila o (según los Padres de la Iglesia) Resurrección-Crucifixión y Encarnación-Ascensión, es decir las dos naturalezas de Cristo).

En el cristianismo, pues, la Palabra es (Una y) Cuádruple; Dios (Uno y) Triple; el Salvador (Uno y) Doble; y es el hombre el que está llamado a realizar la síntesis aquí abajo.

El hecho de que los Evangelios no tengan en cuenta la palabra literal de Dios se deriva del uso de la lengua griega, así como del número de Evangelios adoptados; esto subraya el hecho de que es el mensaje lo que cuenta y no su formulación, que prohíbe cualquier desarrollo del tipo Cabalístico y excluye la creación de una Sharia cristiana sobre la base de los Evangelios tomados literalmente.
Esto también prohíbe los intentos de crear la "Ciudad de Dios" rechazando cualquier "cultura del exterior" (el camino que siempre ha probado el Occidente y nunca - excepto para los monjes incultos y fanáticos que ya estaban haciendo "atletismo" espiritual- en el Oriente).

Hay por lo tanto cuatro Evangelios reconocidos, entre varios existentes, por razones precisas, y conocidas al menos desde el siglo III.

Su mensaje yace en el "mito" que transmiten, un mito salvador completo, y no en las palabras del Salvador tomadas literalmente.

Este mensaje apunta a la integración y la inmortalidad, que nació como una posibilidad para el hombre pero que debe ser conquistada o "despertada" en él, por la muerte al ego. Este es el secreto (y el medio) revelado por el ungido: la condición de la inmortalidad; el  Judaísmo ya tenía el conocimiento de que esta posibilidad existía, por la "imagen y semejanza" y por el paralelismo Génesis-Exodo paralelizado, pero el aspecto "dado" dominaba allí el aspecto "ganado".

El programa iniciático, según el esquema 4-2-3 sería por lo tanto: enseñanza (4), transformación (2), reunificación (3) - esto vence a la Esfinge que, si no, nos aboca a una muerte cierta por trituración (fragmentación). Esta explicación trinitaria (y por tanto cuaternaria) es también compatible con los datos espirituales judíos: no olvidar que Elohim, es una entidad al menos doble, y como tal "demiurgo": Cristo +Espíritu o Cristo + María (sobre la cual el Espíritu). La Triunidad Cristiana se completa con un cuarto polo humano: la Madre de Dios como "continente de lo incontenible".

Durante la transformación (parcialmente inevitable) del Cristianismo en religión, esta enseñanza ha sido un poco ocultada, pero está simbolizada de tal manera tan "enorme" por el punto de partida que es la existencia de cuatro evangelios que no puede ser completamente olvidada. Lo que realmente debe asombrarse es cómo, después de la transformación, los siete concilios ecuménicos han podido defender todo lo que en el dogma oficial, conducía a la doctrina iniciática contenida en el cristianismo: contra las herejías que, finalmente, eran muy "naturales" para la razón humana y que podían haber triunfado perfectamente en las condiciones de dominación del exoterismo (y lo que es más, bajo el patrocinio imperial). El arrianismo y el nestorianismo  bien podría haber creado una desviación islámica (adelantada) o judía del cristianismo, así como un pietismo protestantizante. Arrius y Nestorio estaban lejos de ser impíos, imbéciles o "soportes de subversión": eran hombres "normalmente" piadosos, de manera no cristiana, sino griega o semítica (el teandrismo les parecía  "escándalo" o "locura").

Cómo pudieron los Concilios inevitablemente exotéricos, defender contra el racionalismo, pero también contra una pietismo plano "normal", contrariamente a lo que sucedió después del Cisma (1), la doctrina en el fondo esotérico del cristianismo, debe ser considerada como un milagro o como una prueba de que la Iglesia Una todavía tenía plena conciencia de su depósito. Es sobre la base de este depósito que ella fue capaz, al menos en su parte Oriental, de crear y conservar el conjunto del arte litúrgico y eclesial así como la liturgia misma que continúan, incluso en épocas de la peor ignorancia, suministrando un soporte adecuado de realización.

Para ver el abismo de la ignorancia que separa la teología actual de la de los siglos III y IV, basta con comparar la explicación (exotérica) del San Ireneo sobre los 4 evangelios y el Tetramorfo  (Hombre = Encarnación, Buey=Crucifixión, León = Resurrección y Águila = Ascensión) con la  que habitualmente se da hoy en día, "estructuralista”: un evangelio para los judíos, uno para los griegos, uno para los paganos sobreenfatizando los milagros, y uno esotérico. No obstante este carácter de los 4 Evangelios, esta descripción no explica el número, y este signo tan singular malentendido deriva que ya no podemos ver lo que está delante de nuestros ojos.

NOTAS

1. Las dos más tristes innovaciones dogmáticas de Papado, aparte el filioque, que ha sido más bien una invención de los germanos, son la inmaculado concepción de María (eliminando todo el simbolismo teándrico por reticencia contra lo ' demasiado humano') y la infalibilidad del Papa, sustituyendo a la de la Iglesia, el del título Vicario de Cristo, en lugar del Vicario de Pedro es otro usurpación de la vuelve a ser de la Iglesia entera (fieles, muertos, etc.)
La infantilización del rebaño despojado de oficio del vino no es más que una consecuencia  lógica, el pietismo que sigue es la única "adoración" tolerada.









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