domingo, 21 de enero de 2018

El centro oculto de la ortodoxia (Nikos Vardhikas)

El centro oculto de la ortodoxia

Nikos Vardhikas

(Vers la Tradition 1986)

Roma se "califica" como sede pontificia por la antigüedad (para Occidente) de su comunidad cristiana, el martirio de la misma, establecido "en la boca del lobo", y por la sucesión apostólica de sus obispos: por eso los cristianos orientales han reconocido siempre a su obispo una primacía entre iguales.

En Oriente, donde las comunidades cristianas eran naturalmente más numerosas y más antiguas, y donde se aplicaba la regla del gobierno local y sinodal, con Jerusalén, Antioquía y Alejandría como centros, la cuestión de un centro unido encima de los otros  no surgió hasta que el cristianismo se convirtió en la religión oficial de un imperio multinacional. Y la sucesión apostólica, tan cercana a Jerusalén, no fue planteada ni puesta en duda.

Si el catolicismo se basa por lo tanto, para su Centro externo, intencionadamente en Pedro y (especialmente a causa de su lejanía de los centros originales) necesita insistir particularmente en esta legitimidad del Centro, los cristianos orientales consagraron el Centro visible según otros ritos, muy particulares y demasiado desconocidos o descuidados aún por Occidente.

En el siglo IV, en efecto, un quinto centro, el único fundado expresamente como capital cristiana: Constantinopla, se añade a los otros cuatro centros históricos (Roma, Jerusalén, Antioquía, Alejandría) y complementa así la Pentarquía tradicional.

Esta fundación expresa, que hace de Constantinopla la "última venida" entre estos centros, le da al mismo tiempo su cualificación y su función como centro visible de la cristiandad [oriental].
Flanqueado por el apoyo de un Estado romano que se ha convertido en cristiano [en Oriente, de hecho, el nombre "Romano" no ha dejado de calificar a los ortodoxos hasta hoy en día -ver los nombres de Rumania, Roumelia, Erz-ur-Rum, y la autocalificación de los griegos modernos como "Romioi"], mientras que en Occidente la carencia de poder secular creaba la ocasión de las ambiciones Césaro-papistas  de los pontífices, la Iglesia Ortodoxa  se organizó de manera íntimamente ligada pero no obstante netamente separada del poder imperial (Dante hubiera estado satisfecho de este arreglo).

Constantinopla ha exteriorizado su cualificación como Centro de muchas maneras, tanto tradicionales como rituales, y no simplemente por simple "vía de hecho".

FUNDACIÓN DE LA CIUDAD

Constantino (el único gobernante canonizado por la Iglesia Ortodoxa hasta la época rusa) inauguró la ciudad el 11 de mayo de 333 [la duración de este centro es de 1120 años y 18 días, que está bastante cerca del milenio como la duración de la sociedad cristiana occidental, simbólicamente terminado con el juicio de los Caballeros Templarios en 1318], rodeando, por primera vez en la historia romana, la “diadema de los padres y de los iniciados”, la Ténia, confirmando su papel de Guardián Espiritual.
Bajo él, su madre Helena encontró y erigió la Santa Cruz en el Gólgota; los santuarios de la Natividad y el Santo Sepulcro fueron construidos en Tierra Santa": el soberano que poseía la Tierra Santa (Palestina para los cristianos, Palestina y Hijaz para los musulmanes), era un "Rey de los Reyes", o un Guardián responsable de su salvaguardia, Jefe visible de la comunidad de los Creyentes (CON el Patriarca, para los bizantinos) y calificado para preservar en su Centro con su Templo, las reliquias santas más veneradas.

Constantino celebró la inauguración de la ciudad en torno a un símbolo parlante: una columna traída de Roma (traslado desde el centro del lugar del "paganismo" y persecución, lejos de la Gran Bestia y de Babilonia, a la capital cristiana) contenía: el Paladium de Troya, transportado a Roma por Eneas; el báculo de Noé; la piedra con la que salió Moisés del agua; las 12 cestas del milagro de los siete panes, y el vaso de mirra de la mirra de los mirróforos.

En los siete rayos apolinianos que adornaban la cabeza de su estatua, que remataba la columna, estaban incrustados en los clavos de la pasión y, dentro de la estatua, se incluía un fragmento de la cruz.

La fundación de la Ciudad, por lo tanto, estuvo conscientemente ligada a su función querida de Centro. Sin embargo, faltaba la erección del Templo.

FUNDACIÓN DEL "GRAN TEMPLO"

Constantino había decidido fundar la ciudad después de su victoria bajo el signo de NIKA ("In hoc signo vinces"). Justiniano, por otra parte, decidió fundar el Gran Templo ("Megali Ekklissia") después de su victoria sobre la revuelta puesta bajo ese mismo vocablo NIKA. El 27 de diciembre de 537 fue consagrado el más prestigioso e importante (teológicamente) atributo exterior del Centro: la Iglesia de la Sabiduría Divina (Santa Sofía); antes de eso, la catedral había sido la Iglesia de la Paz Divina (Santa Irene).

La consagración fue hecha con una referencia expresa al templo de Salomón (1), por el Emperador y el Patriarca tomados de la mano.

Se trató del primer edificio cristiano que materializa el dogma de la encarnación, por la cuadratura del círculo que opera: contrariamente a los monumentos romanos (cf. el Panteón o del Mausoleo de Adriano) con cúpula, aquí la cúpula hemisférica conduce a un cuadrado por  intermedio de semi-cúpulas que se basan su vez sobre cuartos de cúpula;  es decir, tenemos el paso de la esfera al cubo, por intermedio del el octógono.

Las reliquias de su Tesoro (Skevo-phylakion), y las de otros templos de la ciudad, correspondían a su "status" del Centro: la más importante era la Sábana Santa ("Turín"), doblada para mostrar el rostro de Jesús y llamada el Santo Mandilón, saqueada en 1204 por los cruzados, mantenida durante un tiempo por los Templarios y acabando finalmente en Turín. Fue reconocida como la " Verdadera Imagen " y fue la base para cualquier representación ortodoxa del rostro de Jesús (2).
También estaba la mano de San Juan Bautista (3) y un trozo de su cráneo (3), los clavos, los restos de los Reyes Magos (4), los restos de María de Salomé, uno de los mirróforos (3), etc.
E el centro-derecha de la nave, el emplazamiento de la coronación de los Emperadores se llamaba OMPHALOS, una referencia expresa al Centro y al Eje.

La ciudad en sí misma es una cruz, tanto simbólica como cultural y geográficamente: une el Este con el Oeste (Europa y Asia, el Cristianismo y el Islam) y el Norte con el Sur (Mar Negro y Mediterráneo, o País del Toison de oro y Tierra del sol, pasando por Troya).

La unión entre la fundación de la ciudad y la de su Templo (que al mismo tiempo es la iglesia cristiana más grande y antigua conservada) se hace evidente (de este modo, muestra el carácter consciente de la función del centro) en un mosaico del siglo X, colocada por encima de la puerta, significativamente, conduciendo desde el nártex exterior hasta el nártex interior, que representa a la Virgen con el niño, flanqueado por Constantino a su izquierda, que le presenta la ciudad y Justiniano a su derecha, presentándole la Iglesia.

Se trata de dos emperadores, pero este mosaico sin embargo resume la complementariedad de las dos funciones, el poder temporal y la autoridad espiritual, siempre practicadas en Bizancio, unidas en un principio superior a las dos (y no "mezcladas" en un compromiso de la igual distancia).
En efecto, la ciudad entera estaba consagrada a la Virgen, como se muestra entre otros por el himno Akatista , aún cantado hoy día el viernes precedente al Viernes Santo, himno compuesto después de un ataque infructuoso de los Avares en el siglo X (por otra parte se festeja siempre el 11 de mayo, la inauguración de la Ciudad en  la Iglesia Ortodoxa Griega: "La ciudad de la Madre de Dios dedica su fundación a esta; porque es en la Virgen María donde ella pone su apoyo y es a través de ella que se conserva y dura, bendiciéndola de esta manera: Bendita seas la esperanza de todos los confines de la tierra"):

TE RINDO UN HIMNO DE VICTORIA, YO TU CIUDAD.
A TI LA GENERALA QUE TE BATES A MIS COSTADOS.
COMO AGRADECIMIENTO POR SALVARME DE LAS DESGRACIAS;
DÍGNATE TU CUYO PODER ES INVENCIBLE PARA PROTEGERME DE TODO PELIGRO.
PORQUE SIEMPRE CLAMARÉ: BENDITA SEA LA ESPOSA SIN ESPOSO!

Con el cual se puede relacionar el Himno nacional bizantino (siglo X):

SEÑOR, SALVA A TU PUEBLO Y BENDICE LA TRADICIÓN QUE LES HAS LEGADO.
DANDO VICTORIAS A LOS REYES CONTRA LOS BÁRBAROS Y SALVAGUARDANDO EL CAMINO DE
LA VIDA [QUE TÚ ENSEÑASTE] POR TU CRUZ.

También es significativo que rara vez se llamara a la ciudad por su nombre, Constantinopla, sino más bien "La Reinante" o "la Reina de las Ciudades" ("Vassilévousa"),"La de las siete colinas" ("Heptalogos") o, y sobre todo "la Ciudad" ("Polis", para ser comparada con "Urbs" de Roma).
Todo esto puede parecer demasiado "exterior". Pero este no es el caso. Asumió su papel de Centro de manera consciente y tradicional, cumpliendo los ritos que conferían a la ciudad una influencia espiritual.

 ¿Qué es ahora de la “realización de este depósito?

Roma siempre ha hecho valer sus privilegios sin reconocer NUNCA ese papel de Centro a Constantinopla, queriéndolo para ella misma. No dudó en apropiárselo de hecho cuando, habiendo provocado el cisma 1054 (después de la célebre querella "de las investiduras" y la interminable desde Carlomagno, del filioque, basada en documentos sinódicos falsos (5), ha tolerado el pillaje monstruoso e inigualable de la Ciudad (incluyendo las reliquias, los ornamentos de oro de las iglesias, etc.....), ¡practicada por los cruzados en 1204! De esta manera, Roma realizó (siempre por vía de hecho) ¡la unidad (leer el uniformidad) impuesta y artificial de la cristiandad! Cuando, además, no hizo nada para ayudar a Constantinopla contra  los turcos [habiendo, previamente, prometido una ayuda al precio de una aceptación del filioque ( 6 ) y de la infalibilidad papal  por el Emperador y la Iglesia en el concilio de Ferrara en 1438], ella pudo a partir de 1453, declararse único centro. El relevo ruso estaba minado desde el interior, con la realización de la secularización bajo Pedro el Grande.

LA ELECCIÓN

Es crucial entender la posición de los ortodoxos  justo antes de 1453: El milenio cristiano estaba acabado en Occidente. El poder temporal había afirmado su supremacía y había incluso "convertido" a la Iglesia a sus métodos. En Oriente, por el contrario, la tentación  análoga fue rechazada, a pesar de la amenaza turca (lo que finalmente provocó la caída del Imperio, pero  no de la Iglesia), ¡tan tardíamente aún como en 1346! La espiritualidad reafirmó a pesar y en contra de los razones de Estado, con el movimiento hesicasta, (hecho impensable en el desarrollo cíclico de la historia de Occidente) por personas tan importantes como San Gregorio Palamas.

Es dentro de este marco, y sobre la base de la experiencia de 1204, que es necesario situar la famosa toma de posición, ampliamente compartida por los ortodoxos atribuido al Gran Duque Loukas Notaras:
"Sería preferible ver reinar en esta ciudad el turbante turco más que la tiara [del obispo latino]!

Esta actitud es central, para la historia santa de la ortodoxia. Ella no traiciona un odio “fanático" de los occidentales , sino que refleja una elección esencial: una elección que garantizara una continuación tradicional, la continuación de la tradición ortodoxa incluso bajo condiciones de prueba, y la continuación del papel axial y central así como intermediario  de Bizancio.
Es duro decirlo hoy día como entonces, pero es preciso: esta continuación  ¡no estará asegurada por los latinos¡

Este papel de Bizancio sigue siendo hoy en día olvidado voluntariamente por los occidentales, que apenas comienzan a reconocer el Islam y descuidan por completo a los predecesores de éste. Lo que Occidente comienza a vislumbrar en el siglo XX: el papel del Islam en la salvaguardia o el despertar de la propia tradición occidental. Ya en el siglo XV, Bizancio estaba en una buena posición para saberlo.

 Al elegir el Islam, escogió su propia continuación, un mal menor, en resumen, porque el Islam turco tenía por un lado el carácter islámico tradicional de recoger lo que estaba disperso, pero por otro lado también reducía y simplificaba, lo que en ese momento era saludable pero inevitablemente limitante.
Por lo tanto, Bizancio ha elegido una continuación tradicional.

De hecho, no sólo el templo de la Sabiduría Divina ha sobrevivido hasta el día de hoy (lo que en si no sería lo más importante) pero sobre todo ha sobrevivido en tanto que Centro, en tanto que templo sagrado. Sólo bajo Süleyman el Legislador ("El Magnífico") se cubrieron los mosaicos cristianos, y sólo en 1936 el edificio se convirtió en museo.

Los otomanos conservaron el carácter  central de Constantinopla:
el nombre "Estambul", de hecho, en sí mismo, retiene el nombre de Ciudad por excelencia (Urbs), del griego "Is tin Polin" ("a la ciudad") y por lo tanto no es, en sentido estricto, un nuevo nombre.
Y lo que es más importante, puesto que el Profeta había escrito una orden a cualquier gobernante musulmán sobre la protección de los cristianos, una copia de la cual se guardaba en Estambul como un centro califal (descubierto en 1938 en El Cairo por la Sra. Jeanne Aubert (9)), el Centro también pudo conservar su función cristiana.

El reconocimiento del Patriarca como "millet-basi" ("etnarca") de los ortodoxos del Imperio aseguró la continuación de su función central.

La ciudad se convirtió así en la síntesis del Centro Ortodoxo e Islámico, de las dos tradiciones que permitieron a Occidente mantenerse (a través de su transmisión del saber tradicional y libre de los tres flagelos occidentales del moralismo, el racionalismo y el juridicismo) y preservar una espiritualidad incluso "subterránea" (por sus acercamientos a la espiritualidad  convertida en occidente  en cofradías místicas y secretas: Francmasonería, caballería, rosacruces, franciscanos, etc.).

La relación bastante estrecha entre la espiritualidad ortodoxa (con lo que tiene de "griego") y el tasawuf muestra, en cualquier caso, que la elección de la que hablamos era correcta.
La ciudad, ahora de nuevo Guardiana de la Tierra Santa, conserva también reliquias islámicas que se encuentran aún aquí: manto, estandarte, espada, diente y pelo de barba del Profeta, llaves de la Kaaba, espadas de los cuatro primeros califas.

Después del fracaso de la teoría de la Tercera Roma (especialmente después de la occidentalización o mundanización operada bajo Pedro el Grande y que dio como triste reacción las corrientes pietistas), ¿qué queda a los ortodoxos de esta conciencia de papel central, que es equivalente a la conciencia del papel iniciático del cristianismo? Frente a San Pedro, orientado significativamente hacia el oeste, que priva a sus fieles (pero no a sus sacerdotes) de la luz del Oriente, y del Conocimiento no dándoles la comunión más que bajo una especie, frente al Vaticano y su fasto  que es un poco demasiado imperial, los ortodoxos ya no tienen sus reliquias, su Gran Iglesia, ni siquiera las tumbas de sus emperadores “fieles  a Cristo Dios”. Significativamente, el único depósito exterior de este tipo no es de naturaleza mundana; es la comunidad monástica del Monte Athos (10).

Pero, a pesar de las presiones nacionalistas y diplomáticas, insisten en el derecho  a guardar  un Patriarca Ecuménico sin una congregación real en Estambul. Evitan así una completa nacionalización (que Roma también ha logrado hacer) pero resisten la tentación de centralizar el gobierno al mismo tiempo.

De esta manera, reconocen a un Guía puramente espiritual, ubicado en el Centro.
Las prerrogativas de este Patriarca hablan por sí solas; no nombra a los obispos de las Iglesias locales (griega, búlgara, serbia, rusa, rumana, copta, asirio-RITO oriental solamente-árabe, armenia, georgiana, norteamericana, europea) sino que envía la mirra para las consagraciones, que sólo él tiene derecho a hacer.

El Patriarcado está hoy en la ciudad de Santa Sofía, que tiene cierta importancia, pero ya no necesita la Gran Iglesia.

Dado que ya no está flanqueada por un Estado cristiano que proporciona la "infraestructura" necesaria para el disfrute de un templo de este tipo, no la necesita. En primer lugar, no puede hacer otra cosa; pero también se niega a querer suplantar a este Estado. En esta carencia, entonces, no lo necesita.
Sus dominios y su iglesia son quizás MUY reducidas; ello no impide que su papel hoy día, al final del Kali-Yuga  y la mundanización del cristianismo o su rigidificación pietista, exige que se contente con poco.

Nada sería más contrario al espíritu de su tradición que una especie de "sionismo ortodoxo" o "panortodoxismo".

La conclusión de todo esto es que, habiendo evitado conscientemente, por la elección del siglo XV, la tentación secular (y sacrificando al mismo tiempo el apoyo de un Estado), la Iglesia ortodoxa asumió un papel predominantemente espiritual y conservó EN POTENCIA  todos los símbolos de un papel axial y de central, despojada de toda característica "humanista". Ciertamente, la crisis e incluso la decadencia de las Iglesias ortodoxas está presente: el cisma de los Antiguos Creyentes en Rusia, los Viejos Calendaristas en Grecia, organizaciones pietistas y, fuera de las Iglesias, el comunismo oficial en 4/5 partes de las tierras ortodoxas).

Pero en nuestro tiempo, sin embargo, ya es importante y difícil haber conservado el depósito de la influencia espiritual de los orígenes, que es lo que pretende –A PESAR de todo- también la Iglesia Católica, y no lo discutimos. Decimos, sin embargo, que es más fácil -no necesariamente más probable- que una renovación espiritual (no "religiosa") surja en seno de la ortodoxia que en el del catolicismo.

La Iglesia católica, la más importante numéricamente y la más organizada y visible, cargando con la gran responsabilidad de su pasado, tanto contra los ortodoxos (1054 y 1204) como contra el Islam (Inquisición en España) y otros pueblos (Leyenda Negra), y la entera responsabilidad por la Reforma, ¿sabrá [si, empero, la cantidad no ha sofocado la cualidad] reconocer esta verdad, la complementariedad (no identidad, ni subordinación) aún existente entre la Fe y el Conocimiento, y sabrá obrar en la dirección de lo espiritual?  

La ortodoxia, habiendo elegido la vía del martirio (exterior), no depende para su supervivencia de tal reconciliación entre las iglesias; pero bien puede ser que un día la tradición de Occidente dependa de ella.

Ν. V.
Tarabya, Estambul, 27.4.85
ΘεραΠειά, Κωνσταντινούπολη
ϗζ/δ/ωε

REFERENCIAS:

En primer lugar, una visita a Estambul, a Santa Sofía y el Monasterio de Chora ("La tierra de los vivos") es irreemplazable. Sin verterse demasiado en la idolatría, se puede decir que se puede vivir allí la experiencia de la actualización de una presencia de la influencia espiritual en un soporte exterior, ciertamente, desde un punto de vista metafísico, más aún que en los edificios,  la influencia espiritual se actualiza en los ritos: como quedan pocos (Chartres, Borobudur, Angkor Vat etc.). El hecho de que todo esto se encuentre a las puertas del Europa  en un marco visiblemente organizado sobre la base bizantina con sus prolongaciones islámicas  y que sigue siendo criminalmente desconocido no puede dejar de impactar.
(1) Justiniano se había propuesto la meta de construir un templo como "como nunca ha habido antes y que nunca habrá jamás". Entrando, el día de la inauguración, exclamó:"¡Gloria a Dios me ha juzgado digno de cumplir una obra tal. ¡Salomón, te he derrotado!".
(2) La verdad sobre la Sábana Santa de Turín, K. E. Stevenson y C. R. Habermas, P 1981, pp. 38-49. Descubierto en Edesse (Uría), en 525, el Mandilón fue transportado a Constantinopla en 944. Eusebio, Historia Eclesiástica. Capítulo 13.
(3) Todavía existente, en Estambul.
(4) Hoy día en Colonia.
(5) Mc16,1:"María Magdalena y María hija de Jacob y Salomé".
(6) J. Meyendorff, La Iglesia Ortodoxa.
(7) Abbé H. Stéphane, Introduction à l' Esotérisme Chrétien, París 1979, t. l pp. 42-48. La incomprensión mutua se basa en dos concepciones legítimas y quizá complementarias (en todo caso "opuesto en el plano exterior): horizontalidad (acción, dimensión social) del lado occidental verticalidad (contemplación, dimensión axial) en el lado oriental.
(8) Sigrid Hunke, Le Soleil d' Allah brille en Occident, París 1980. René Guénon  carta a F. G. Galvao. en el Dossier H sobre Guënon . Lausana 1984, págs. 290- 94.
R. Guénon,"Les Gardiens de la Terre Sainte" y "Le Symbolisme du Dôme",en  Symboles fondamentaux de la Science Sacrée, 962.
(9)J. Aubert, El juramento del profeta Paris (Geuthner). 1938:"No importaba dónde estuvieran los cristianos, allí se ponían la voluntad de Dios... destruyendo un camino trazado por Dios mismo, sería exponerse a la maldicción final". El documento lleva, entre otras cosas, las firmas de Abu-Ba Oumar, Outhman y Ali.
(10) Llamado también "Jardín de la Virgen" como Constantinopla era su ciudad. La relación entre los dos Centros (cósmico y sagrado) a la Virgen María muestra una consciencia del papel del cristianismo como preparación para que el hombre se convierta en soporte de una Teofanía.












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