miércoles, 23 de agosto de 2017

Del rito y del Símbolo (Abbé Henri Stéphane 1907-1985)

TRATADO IV, 2 Del rito y del Símbolo

(Abbé Henri Stéphane 1907-1985 , Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo IV,Mitos)

Este Tratado nos ha sido transmitido en mayo de 1947 por un amigo del abad Stéphane, pero lleva la fecha del 26 de enero de 1941 que es su fecha de composición, o la fecha en la cual este amigo recibió el mismo este  tratado, sin duda  de la mano del redactor. No es cierto  que este tratado sea  de la mano exclusiva del abad  Stéphane, sino que él  volvió a copiar, o hizo volver a copiar  con  cuidado – es difícil decirlo al parecerse tanto las escrituras- en el cuaderno que contenía el curso de Instrucción religiosa  que daba a los alumnos  de Tercero. El abad Stéphane participó sin duda en las reuniones en que algunas personas mantenían libremente “del Rito y del Simbolo”, y tenemos muy probablemente aquí él resultado de esos intercambios, incluso si fuera del “pseudo-Stéphane” este Tratado está demasiado próximo de su pensamiento para hacer dudar de incluirlo en este volumen

Cuando se habla de liturgia, se piensa en seguida en en el culto con sus ceremonias y sus ritos. Para tener una inteligencia exacta y profunda a vez de la liturgia, es importante recordar en primer lugar la distinction importante que existe entre las ceremonies y  los ritos.

Una ceremonia es un medio exterior destinado a llamar a  la imaginación y al sentimieno de una masa de individuos para expresar una idea común a esta masa o colectividad; esta idea puede ser por otra parte  profana, así cuando se trata de una distribución de premio. Una boda comporta un cortejo, grandes órganos, las felicitaciones, y las procesiones del Corpus participan en este  genero de  manifestaciones.  
Pero eso no es la liturgia propiamente dicha; estas ceremonias se sobreañaden al rito y son de otra naturaleza que él. La ceremonia puede actuar sobre las facultades superficiales del hombre: imaginación, sentimientos. El rito al contrario está destinado  solamente a  suscitar la  vida del espíritu (noûs) 4 y a facilitar  la actividad, de modo que la gracia esté presente y actúe plenamente en nosotros. Pero aún es necesario acordarse bien que la gracia santificante en nosotros  no es objeto de nuestra conciencia psicológica; se sitúa mucho más allá de nuestro mundo psíquico.

El rito puede envolverse en una parte más o menos grande de ceremonias, pero estas ùltimas  siguen siendo el accesorias siempre y a  fuerza de  querer desarrollar demasiado las ceremonias, se termina por olvidar lo que  es el rito. Así pedid por ejemplo a un buen cristiano en qué consiste el rito del matrimonio, él no verá más que los apartes, desgraciadamente a menudo mundanos y desplazados.  

Así somos conducidos a preguntarnos lo que es exactemente el rito. Dos vías pueden conducirnos a encontrar una respuesta.
Si examinamos la extensión de la noción  de rito,buscaremos  cuáles son los ritos. Y después de haber dado la vuelta a todos los

4. Palabra griega que designa el intelecto (buddhi en sánscrito).

ejemplos que fuera posible aportar, veremos que los ritos en su conjunto se agrupan en torno a tres cabeceras de división:

1) los Sacramentos, cuyo centro es el Sacrificio Eucariítico-
2) El Oficio Divino;
3) los Sacramentales.

Al oponer en seguida rito y a ceremonia, dijimos que esta última era algo  superficial y exterior. Opongámos ahora el rito a la oración mental que tiene un carácter privado, íntimo, profundo. No hay vida espiritual sin oración mental, pero tampoco, no hay vida espiritual sin oración ritual. Y la oración mental debe subordinarse a la oración ritual. ¿Qué diferencia  hay entra estas dos clases de  oraciones? La primera diferencia que aparece es que la oración ritual  es pública, social. ¿ Es por tanto eso lo que produce la superioridad? Sí y no. Es lo que vamos a mostrar. La oración ritual es la oración  social de una sociedad muy particular : la Iglesia.  

Retomemos el problema por la base: la razón de ser de un rito y de toda oración, es la vida espiritual: la ascensión del alma hacia Dios. Se nos hará la objeción: la oración litúrgica se hace para glorificar a Dios y no para la vida espiritual de los miembros de la comunidad; responderemos que no hay mayor gloria para Dios quien la perfección de sus santos.
Así pues, estamos en presencia, por una parte de Dios, por otra parte del alma en búsca de la perfección, Esta perfección es puro don  gratuito de Dios. Si Dios no da  su gracia, el alma, a pesar de todos sus esfuerzos, no pueden ir hacia él; ¿Dios va a dar su gracia directamente a un individuo humano? a un ser que intenta elevarse directamente y solo hacia él? No, ya que el individuo es solidario de todos los demás individuos humanos en la colectividad del género humano que es Adán. Dios no creó al individuo, sino a Adán, y Adán es la raza humana total. Si somos pues solidarios de la raza humana en la caída de Adán, nosotros somos solidarios de la Humanidad total del Nuevo Adán en la Redención, Jesús es el intermediario necesario de toda elevación hacia Dios, ya que es el intermediario necesario de todo descenso  de la gracia de Dios.

Así pues, toda oración, que sea privada o no, pasa por Cristo, el cual ha revistido  la totalidad de la naturaleza humana. El Cristo no es un individuo como otro; por su Resurrección, contiene en sí, en su propia universalidad, los todos individividuos que ha regenerada. La imagen empleada por SanPablo es fuerte: la colectividad de los individuos es la Esposa del Cristo, nacida del costado de Sacrficador-Hostia en la Cruz.
La colectividad de la Iglesia no es pues una masa de individuos, sino que es el conjunto de los fieles, de los santos que no hacen más que uno en la humanidad total de Segundo Adán. La forma social aparente  en las asambleas (ecclesia) 5 no es más que una manifestación exterior de la realidad adámica. Es esta realidad adámica quién reza; es en ella que el Espíritu canta; es en ella que el individuo se regenera allí sumergiéndose allí, dejando los espolios del viejo hombre y revistiendo el hábito de inocencia y gloria de la desnudez paradisiaca 6.  
¿Quién será más fuerte en la oración, el individuo aislado, o la Esposa del Cristo? ¿Quién sabrá lo que agrada más a Dios, como se interroga Salomón en el libro de la Sabiduría (VII,15-30), el individuo limitado o la Esposa del Cristo? Entonces yo , individuo, yo participo en la oración ritual de la Iglesia, se centuplica mi voz. Más: no es ya mi voz que Dios oye, sino la de su Iglesia bienamada: “No mires mis pecados, sino la fe de tu Iglesia, y  dígnate  según tu voluntad darle la paz y la unidad. “7 . Lo que San Pablo hace cuando escribe a los Romanos: “Así mismo también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, ya que nosotros no sabemos lo que nos conviene pedir en nuestras oraciones. Pero el Espíritu  mismo intercede con suspiros inexpresables “(Rom. VIII, 26).

El  rito obra pues el mismo a poco que el individuo se borre. Es lo que en teología se llama la eficacia de los sacramentos ex

5. Palabra griega pasada en el latín para designar a la Iglesia; literalmente signifique “los que son llamados”.
6. Sobre la desnudez y sus símbolos, ver F.CHENIQUE, Comentario simbólico del cántico de las Criaturas, texto y nota p. 67-68.
7. Oraciones  antes de la comunión en la antigua misa.
 
Opere operato 8 Lo que no quiere decir que la oración mental  sea inútil . Al contrario , ella es indispensable : ella es la digestión , la  prolongación hasta en las fibras íntimas denuestra carne, de la infusión de la gracia en la Iglesia.

¿ Cual será pues para expresar la totalidad de la realidad humana más  la totalidad de las cosas que prolongan la realidad humana, es decir la totalidad de las cosas creadas, cuál será la lengua apropiada? Será una lengua de la que el hombre individual no podrá disponer, porque éste es demasiado pequeño, demasiado limitado para inventarla y crearla. Es el lenguaje ritual y el de los símbolos.

A) Del Simbolismo

Dos pasajes  importantes de San Pablo en sus Epístolas a los Romanos y a los Hebreos van a poder aclarar  nuestra busca. Es asombroso que nunca estos textos  se hayan utilizado así, y por tanto  permiten captar en toda su pureza y su profundidad, la naturaleza y la  significación  del símbolo y del rito.
1l) Romanos I, 18 a 23
“La cólera de Dios se revela del cielo contra toda la impiedad y toda la injusticia de los hombres que retienen injustamente la verdad cautiva, ya que lo que se puede conocer deDios  es manifiesto para ellos, habiédoselo hecho  conocer Dios, en efecto, las perfecciones invisibles de Dios, su potencia eterna y su divinidad, se ven como en el ojo, desde la creación del mundo, cuando se las  considera  en sus obras. Son pues inexcusables, puesto que habiendo conocido Dios, no  lo glorificaron como Dios,y no le han dado gracias ; sino que  se extraviaron en sus pensamientos, y su corazón sin inteligencia se hundió en la tinieblas. Alardeando de ser sabios, se volvieron locos; y han cambiado la

8. Esta fórmula indica que el efecto del sacramento (atribuible al Cristo, causa principal de la gracia sacramental), se comunica en virtud la obra  hecha (o signo colocado) y no en virtud  del que coloca la señal. Ocurre diferentemente en “sacramental” que obra ex opere operantis,  es-decir según las disposiciones del que coloca el signo .

gloria de Dios incorruptible en imágenes que representan al hombre corruptible,  los pájaros,  los quadrupedos y los reptiles. “

2) Hebreos IX, 3

“Es por la fe que reconocemos que el mundo ha sido formado por la palabra de Dios, de modo que las cosas visibles hayan tenido  origen invisible. “
Es por su misericordia que Dios ha creado, ya que no hizo los seres más que para hacerles probar que Perfecto es. Toda cosa está pues llamada a probar según su capacidad al  ser divino, y según lo que ella allí pruebe, tiene ella misma la Realidad. Y si yo pruebo Realidad de una cosa, esto no es otra cosa que la Realidad divina que yo pruebo, ya que no hay allí real más que lo Real 19. Mostradme una cosa que no sea por Dios, entonces yo podría ver aquí una cosa real por ella misma, ¡y es aún a Dios a quien encontraría! No hay inmutable y total más que la Realidad de Dios, toda otra no es más que aproximada. Así pues, las realidades manifestadas, por lo tanto, limitadas, dan prueba por su grado de aproximación que  no es otra que la que está fuera de todo límite. Cuanto más una cosa da prueba de eso, más es real; sin que sea posible por ello cruzar el límite más allá del cual reside la Realidad total y absoluta. Las cosas son  pues más o menos reales, no según la impresión más o menos fuerte que ellas ejercen sobre nuestros sentidos, o sobre nuestro pensamiento, o sobre algunas de  nuestras facultades, sino  según que veamos más o menos la Presencia de la Realidad divina.

¿Debe decirse que esta esta presencia se sentirá subjetivamente? ¿que la Realidad divina en las cosas dependeráde nuestra capacidad subjetiva de verlo allí? Sí, pero en el sentido que no soy yo, individuo limitado, quien soy  capaz de detectar la Presencia de Dios en las cosas, sino que es Dios en mi el único que puede ver a Dios en torno mi. Ya que lo que hace la realidad de las cosas no es diferente de lo que hace mi propia realidad y eso es Dios. Es el rayo luminoso de la fe y la gracia el único que permite ver la realidad de las cosas, es decir, la Realidad en las cosas.

9. Una de las traducciones posibles de la Shahâda, la fórmula de la fe islámica

Y esto vice versa: si veo a Dios en las cosas, es que Dios realiza su Presencia en mi. Y si Dios realiza su Presencia en mi, yo no puedo no verlo en todas las cosas 10.
Ver a Dios en las cosas, ¿cómo hacer eso? Por todas las actividades  de mi ser: cada sentido está dispuesto a hacer eso, cada recuerdo, cada deseo, cada imagen, cada concepto. Nada es profano, pero todo puede profanarse, si como pan, yo comulgo con  la Realidad sustancial; si respiro,aspiro la Realidad sustancial. ¿Pero entonces, Dios es sensible? No, pero el que es sin formas  se manifiesta bajo todas las formas a fin de que rompamos todas las formas para encontrarlo.

Ya que toda cosa clama la Realidad divina, a condición de que ella se borre. Cada cosa dice: “Observamé, y bien, lo que veis, no es eso lo que soy. Ya que lo que soy,no lo podeis ver, nadie puede verlo. Vostros mismos que me mirais, mientras sea por vuestro ojo carnal como veis, no me veis por lo que soy. Así como es necesario negarme para afirmar lo único  Real, del mismo modo, es necesario negaros para afirmar  lo que es verdaderamente. O más bien,jamás afirmareis la Realidad: borraos, desapareced para que lo Real en vostros afirme de Si lo Real . Pues lo Real no puede afirmarse más que en Sí , y no en otra cosa que Sí, ya que lo que es otra cosa que Si, eso no es. Lo veis y no sabeis que lo veis ; borrad en vostros lo que es otra cosa ue él, hasta que esto sea él y no vosotros quie mira , y entonces ,”Él” podrá verse en todas  las cosas, puesto que sólo él puede verse. ¡Viéndose en todas las cosas, cumple el misterio  de la Creación tal como  es etenamente  en él, en cada instante , fuera del tiempo ¡ 11

Llamamos Símbolo esta posibilidad de transparencia de toda cosa. No diamos : tal cosa tiene en primer lugarsu realidad de cosa, a continuación tiene la posibilidad de hacer pensar en  Dios; ya que ¿de donde  viene su realidad de cosa, si no es por Dios o para Dios que ella es? Digamos más bien: tal cosa tiene su realidad en Dios, a continuación, ella

10. Es necesario destacar la resonancia muy metafísica de estos l dos paragrafos, en una época  donde, probablemente, el abad Stéphane no había  aún leído a Guenon.
11. Formulaciones muy próximas dell Vedântâ y del Maestro  Eckhart.
 
presenta a nuestros ojos superficiales la ilusión de ser real sobre su plano. Entonces, si Dios me enciende, veré que esta realidad illusoria no es otra cosa que ilusoria, y que me ocultaba la presencia inmutable del único el Real al cual mi alma aspira, (Véase, Héb. XI, 3 y también  Cor, XIII, 12.) En este sentido,todo es símbolo, todas las cosas y yo mismo, no símbolo para mi, sino símbolo para Dios en Mí. Y las cosas no comienzan por real ellas mismas, para a continuación simbolizar. Ellas no son reales más que porque simbolizan; mucho más no son reales más que por “Este” que ellas simbolizan: Dios.

B) Las leyes del Simbolismo

El único sentido del simbolismo es ascendente. Una cosa sensible simboliza una inteligible; una inteligible simboliza una  suprainteligible. En efecto, el símbolo es un  velo que oculta a los ojos profanos  y revela  solamente a los ojos iluminados la Realidad transcendente, ahora bien, lo inferior es una velo que recubre lo superior: lo superficial es un velo sobre lo íntimo (re-velare).Pero hemos visto que incluir un símbolo consiste en negar,y en la cosa y en mi, lo que es otro que la Realidad simbolizada. Comprender un símbolo consiste en levantar  un velo, en levantar un límite en la cosa y en mi. Y eso por grados, por capas sucesivas hasta el límite extremo que nada se levanta, si no es idéntico a Dios,
Otra ley del simbolismo es la de la inversión por la analogía. Dejemos pues de llamar real lo que parece tal a nuestras facultades limitadas: los colores para los ojos, las imágenes para nuestra imaginación, los conceptos abstractos para nuestra razón. No es real más que Dios y lol Divino ilimitado. Lo que es pues real para nosotros no es real en sí (es decir, para Dios) y lo que parece irreal para nosotros es a menudo real en sí. El simbolismo expresa esta inversión para el ser que se ha convertido, es decir,“retornado”; esto es allí el sentido de la figura llamada  “sello de Salomón” 12. Es por esta misma razón que está escrito: “Los primeros serán los últimos  

12. Más exactamente el Escudo de David, llamado aún ·estrella judía”

y los últimos los primeros” (Mat, XIX,30),  aún “ es preciso que mi yo disminuya” (Juan III, 30), Dios es Unidad, la cosa es múltiple. La plenitud divina nos parece vacío y nuestra plenitud  es vacío a los ojos de Dios. Los bienes divinos son pobrezas; las riquezas son ausencia de bienes divinos, la ciencia humana es ignorancia de Dios, la ciencia divina es ignorancia humana, la fuerza divina es debilidad humana y la fuerza humana es debilidad en Dios. La actividad humna es pasiva,pues el homre boga según el grado de sus deseos y sus codicias exteriores; pero la pérdida de los deseos y las codicias exteriores es la condición de la actividad de Dios en él por la gracia. He aquí porqué San Pablo escribió a los Corintios:

“Nosotros  predicamos el Cristo crucificado,escándalo para los judíos , y locura para los paganos, pero poder de Dios y sabiduría de Dios para los que son llamados, tanto judíos como griegos. Pues la locura de de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios  es más fuerte que los hombres. Considerad, hermanos, que entre vosotros que habéis sido llamados no hay  ni muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Pero Dios ha elegido las cosas locas del mundo para confundir a los sabios;  Dios eligió las cosas débiles del mundo para confundir las fuertes; y Dios eligió las cosas viles del mundo y  aquéllas que se desprecia, las que no son para reducir a la nada los que son, a fin de que ninguna  carne se glorifique ante Dios. Ahora , es por él que vostros estais en Jesucristo, el cual por Dios se ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención, a fin, como està escrito,  que el que se glorifique se glorifique en el Señor “(l Cor. I, 23-31).

El simbolismo es pues la única lengua adecuada. ¿Por qué? Todo lenguaje humano está limitado, y encierra al hombre en sus límites; ahora bien, la vida espiritual es una llamada de Dios quien nos reintegra en su Única Realidad y que rompe así nuestros límites, no para nuestra propia perfección, sino para la Perfección del Único Perfecto: Non nobis, Domine, sed nomini tuo da gloriam 13.

Toda imagen, todo concepto no es más que una introducción que no culmina.

13. ¡“Dád la gloria no a nosotros, Señor, sino  a vuestro su Nombre! ” (Salmo
 
( Filo-sofía).  Solo la acción divina hace realizar lo que Dios quiere . Ver en las cosas la Realidad divina, ver en las cosas símbolos, eso no es una teoría, sino que  es una realización del  Querer  santificante de Dios. Pues  si Dios nos ha colocado en un mundo donde hay cosas , es para que no veamos nada distinto de él en las cosas. En otros términos el lenguaje simbólico no es un lenguaje hecho por el hombre (como es el caso para la alegoría con la cualse confunde a menudo el símbolo), sino hecho por Dios en el acto creador. Dios habla ¿ Qúe dice? Su propia Gloria.¿Cuales son las palabras y las letras  de su mensaje? Las “Cosas”.  Leamos pues en las cosas el sentido de su misiva. Las letras  no se hacen para ellas mismas, sino para llevar un sentido. Ahora bien a Dios no ha puesto en sus palabras otro sentido que su Realidad misma 15.

C) Historia del simbolismo

Para Adán las cosas eran una misiva donde él leía los  Nombres Divinos: san Agustñin  dijo de él que en el Paraíso no se expresaba  por la palabra, pero sino por el canto. Después de la caída, la  conversación,

14. Filosofía: amor o búsqueda de la sabiduría, y no la sabiduría misma .
15. Aquí se inserta la cita latina de un sermón de san Agustin quien remarca que  los Evangelios sólo mencionan tres resurrecciones de las muertes:“Nuestro Señor Jésucristp quería que las cosas que hacía corporalmente se comprendieran  espiritualmente; no operaba en efecto los milagros por los milagros, sino para que los milagros que el hacía aparecieran como extraordinarios  a los que los veían, pero verdaderos a los que los comprendían… lo mismo  que el que ve las letras  en un libroe bien escrito, pero que no sabe leer, puede alabar  la mano del escriba antiguo y admirar la belleza de los caracteres, pero lo que quieren decir estos caracteres, lo ignora: es solamente elogioso por los ojos, pero no experto por la inteligencia. Otro es el caso del quién alaba el arte de la escritura y comprende el sentido: no solamente ve, lo que es común a todos, sino  sabe leer; el que no aprendió no puede hacerlo . Así pues, los que vieron el Cristo operar milagros sin comprender lo que  estos milagros querían decir, ni cómo ellos significaban algúna cosa para los inteligentes, éstos solamente han admirado los hechos; los otros han admirarado ciertamente los hechos, pero han comprendido  el significado. Es así como  debemos estar en la escuela del Cristo“(Sermo 44, de Verbis Domini).

es necesaria para leer en las cosas el mensaje analógico de la palabra divina. Y  es necesaria una intervención  de Dios para que su mensaje sea comprendido.
El hombre no ha sido colocado  inmediatamente en el más bajo grado de las consecuencias de su caída. Es progresivamente, por “pulsaciones cíclicas” que ha sido llevado a  fermentar la amarga embriaguez que ha experimentado gustando el  fruto del árbol prohibido. En todas las tradiciones antiguas este descenso progresivo está  jalonado por lo que se llame las “edades”  . Conoceis la expresión greco-latina de esta verdad: son las edades de oro (elParaíso terrenal), de plata, de bronce y de  hierro (donde estamos actualmente) 16. En  ell Antiguo Testamento las mismas etapas están maradas  por la Caída, la Torre de Babel y el Diluvio; es lo que expresa el Profeta Daniel (Chap. II) la estatua del sueño de  Nabucodonosor. ¡Oscurecimiento progresivo, y no progreso de las luces como lo pretenden desde el siglo XVIII  nuestros modernos Occidentales! Progreso, sí, de todo lo que es no espiritual: de lo que es “contraespiritual”; progreso en el múltiple, en lo  individual ,en la racional, en el confort material, pero degeneración de lo que es espiritualmente armonioso, Progreso del ruido , regresión del silencio, Progreso dela agitación, regresión de la calma y del recogimiento, Progreso del estudio positivo de las cosas sensibles, regresión del conocimiento espiritual y de lo que es  divino en las cosas. Progresos de la razón y de conocimientp psicológico, regresión de la actividad del espíritu y del conocimiento de Dios que se acompaña de la pérdida del “yo” y  de sus falsas riquezas, Progreso en lo pragmático, régresión de la contemplación. Y este desarrollo debe ir de más a más bajo, cualquiera que sea la ilusión de los partidarios del humaniamo sacrílego, hasta el cataclismo final, hasta la Hora; y entonces, habrá la resurrección cósmica, la reintegración del primer paraíso: será la Jerusalén celeste que san Juan profetizó en el Apocalipsis.

16. El Kali-yuga o  “edad de los conflictos “de la tradición hindú. El abad Stéphane decía a veces que no había aprendido en Guenon más  que una única cosa: ¡el Kali-yuga! Era probablemente verdadero en cuanto al fondo; por el contrario su expresión de los problemas metafísicos y teológicos ha sido considerablemente renovada, como dan prueba los Tratados scritos después de 1942.

A todas estas etapas del descenso y el oscurecimiento corresponde  un descenso  misericordioso de Dios. Cuanto más oscura es la edad oscura más fácil se vuelve la vía a los justos, y conoceréis la intervención más misericordiosa que corresponde al período más oscuro de la degeneración: es el mensaje evangélico y el descenso del Cristo entre nosotros 17.

En todas estas intenrvenciones de la misericordia divina, hay un factor común: es la expresión simbólica. Dios, para manifestarse, emplea el lenguaje de la creación, es decir, el simbolismo de las cosas. Y a medida que la noche se hace más opaca, el simbolismo se va a enrarecerse,, condensarse. No examinaremos más que tres etapas de este intevencióon misericordiosa de Dios, intervención progresivamente adaptada a la dureza de los tiempos, pero legible solamente para los (cada vez más raros) que están predestinados a manifestar la gloria inalterable de Dios

- la Santa Escritura,
- los Ritos,
- el Cristo.

1) La Santa Escritura

No es otra cosa que un abecedario para leer en la Creación los mensajes donde Dios se da misericordiosamente. Y la Santa Escritura no emplea más que símbolos para expresarse porque es el lenguaje más puro: el mismo lenguaje que el de la creación; las letras de la Santa Escritura tienen la misma realidad que los “signos estelares”; la Escritura en efecto está tejida en la trama del Cosmos 18. Esta intervención se volvía tanto más necesaria cuanto que, por su caída, Adán había conocido la distinción el bien y del mal. Ahora bien la misión de los Profetas es ayudar

17. No debe decirse que la verdad espiritual sea vulgarizada, la perfección no decae, permanece reservada: “Muchos son los llamados y pocos los elegidos.” Es la técnica lo que se facilita, no es la perfección, ni de la doctrina, ni de los santos la que es reducida: “No está bien tomar el pan de los niños (de lsrael) y arrojarlo a los perros (los profanos “(Marc VII, 27). Recordemos que “avatâra” significa “descenso divino”.
18. Tener en cuenta que las dificultades para comprender la Escritura son las mismas que para comprender las cosas: lo sensual no ve aquí más que lo sensible, lo cerebral ve aquí los conceptos, lo espiritual ve aquí la Realidad divina.
 
a establecer en la lectura de los símbolos del mundo esta distinción, a fin de evitarlo el mal y de buscar el bien. Y esto será una nueva significación de los símbolos como este discernimiento entre bien y mal.

¿Nueva? No, para ser sinceros. Para Adán antes de su caída, las cosas no podían tener más que  un sentido, era el sentido ascendente: realizar la Presencia divina refractada en las cosas. Después de la caída, es decir, desde que Adán ha probado el árbol de la división del bien y del mal, las cosas presentan una trampa al alma, se prenda naturalmente de la ilusión que las cosas son reales por ellas mismas. Las cosas en vez de llevar naturalmente hacia Dios, retienen al hombre en su nivel limitado. O más bien (ya que la caída es del hombre, y, por repercusión solamente, de las cosas) el hombre abriendo los ojos sobre las cosas ve aquí sus propios límites y su propia adoración de sí mismo. Para ver lo que las cosas son, es necesaria la conversión, es necesaria la iluminación de Dios que separa las tinieblas de la luz, ahora bien, nada es profano “en sí” ya que todo es de Dios. Ver en las cosas otra cosa que la Realidad divina, es ver aquí la contrarealidad, la ilusión de las ilusiones, Satán. Inversamente, ver a Dios en las cosas, supone en primer lugar que se ha separado de Satán. El símbolo es un testimonio de la Realidad bajo el aspecto del bien, separado del mal y opuesto al mal. Así, toda cosa implica un simbolismo complementario del bien y del mal que no puede ser resuelto sino más allá de todo límite, más allá todo simbolismo, es decir, en Dios que no es ni bien ni mal, sino más allá de esta distinción 19. Todo símbolo deviene así un “signo de contradicción” como Jesús lo dijo de sí mismo 20.

2) Los Ritos

Adán que no tenía necesidad de la Santa Escritura (Adán y los primeros hombres hasta los Patriarcas exclusivamente)

19. El árbol de vida simboliza esta verdad simple al contrario del árbol del conocimiento que es dual (Génesis II, 17 y 22).
20. Los símbolos también tienen un aspecto dual: el león simboliza la potencia divina (León de Juda) y la fuerza maléfica (leo rugiens quarens quem devoret). La serpiente fue el tentador a la vez del Paraíso, y el salvador del pueblo elegido (Moisés en el desierto). El fuego actúa a la vez quemando y destruyendo, así como por su calor y su luz.

no tenía tampoco necesidad de los Ritos. Ya que la Escritura y los Ritos se hacen necesarios por la dureza de los tiempos y la ceguera progresiva de los hombres. Se puede decir que los ritos son “símbolos enrarecidos o concentrados “, en el interior de una tradición determinada, y que sólo varían más que según el formalismo particular en cada tradición. Pero el rito no es una anomalía en la economía general de la espiritualidad; al contrario, el rito guarda en un acto o en una  cosa su verdadero sentido, su sentido normal, en medio de una cantidad de actos o cosas que se han convertido en profanos. Por ejemplo, el contacto con el agua en una ablución no consiste en dar al agua virtudes especiales o extraordinarias, sino en conservarle su valor real, su valor simbólico, en medio de innumerables usos profanos. En otras palabras, el contacto que el hombre caído toma por los ritos con las cosas es el mismo contacto que Adán tomaba naturalmente con ellas. Es el en contacto profano que el hombre caído toma con las cosas lo que es una nueva actitud, anormal, monstruosa, un contacto con Satan 21. Para el espiritual perfecto (que está por su perfección colocado más allá de la Ley) un rito no es más santo que una acción aparentemente profana, ya que ve a Dios en todo.

Cuanto más duros son los tiempos, más se enrarecen, se condensan  los símbolos. La vida ritual del Judío engloba la casi totalidad de su día. La Nueva Ley es una adoración en espíritu y en verdad: la Epístola a los Hebreos critica la Antigua Ley en provecho de la Nueva. Pero conviene no olvidar que esta crítica se dirige al formalismo de la Antigua Ley, no al espíritu que la animaba para todos los justos del Antiguo Testamento, Los ritos de la Ley eran símbolos, dice la Epístola a los Hebreos, “sombras de las imágenes de las cosas celestes…según el modelo mostrado a Moisés sobre la montaña “(VIII, 5) mientras que la Segunda Allianza no es más una imagen de las cosas espirituales, sino estas cosas espritual ellas mismas. El Santificador no está ya en un santuario construido por mano de hombre, un hombre que sacrifica para él y para otros, un sacrificio que debe renovarse. Aquí, el soberano Sacrificador es el Cristo que, por un espíritu eterno,

21. Es lo mismo de la oración, actitud normal del hombre, que parece fuera de las actitudes “corrientes” y profanas del hombre, mientras que son éstas las que son anormales.

se ofrece  él mismo sin mancha a Dios (IX, 14) de una vez por todas “en un sacerdocio intransmisible”. ¿Es decir que los ritos la Nueva Alianza no son más símbolos? Responder  “no” significaría que los ritos, en la Nueva Alianza, no son ya necesarios, puesto que la adoración se debe hacer en espíritu y en verdad, no en un templo construido sobre la tierra: “Mujer, cree -me, la hora viene en que no será ni sobre esta montaña, ni en Jerusalén que adorareis al Padre… “  Juan (IV, 21). Al contrario, la superioridad de la Nueva  Alianza sobre la otra, es que, para facilitar la vida espiritual a los obreros de la última hora, los símbolos son más diáfanos, en una palabra, más simbólicos.

3) El Cristo

El Símbolo por excelencia es el Cristo. En él, el símbolo y la cosa simbolizada están unidas por la misteriosa unidad de la Persona. Como dice la Epístola a los Hebreos (X,20) “Jesús ha inaugurado  para nosotros una ruta nueva y viva a través del  velo, es decir  de su carne” Él totaliza en su humanidad todo el el simbolismo de la naturaleza cósmica (naturaleza humana y no humana)  y su humanidad es total a fin de  que su simbolismo lo sea también; ya que la condición para que un símbolo sea eficaz, es que la parte visible del símbolo sea realizada íntegramente. Así toda cosa debe ser integrada a la humanidad del Cristo, todo debe regresar  a su totalidad, a su presencia continua.Después él, no hay más  Sacerdote-Sacrificador, ya que su Sacerdocio es intransmible y el sacerdocio de los sacerdotes, es el suyo,y no otro. El Sacrificio eucarístico no es una simple alusión, un recuerdo psicológico de la Santa Cena; los sacrificios de la misa no son otros que aquél que ofreció de una vez por todas inmolando su humanidad, es decir, el símbolo viviente de su deidad. No se trata pues de imitar el Cristo como un modelo exterior, sino de realizar, por medio de los ritos y por toda la actividad humana, su Humanidad íntegral de la que nostros somos los miembros.

Así Jesús histórico individuo es el símbolo de Jesús-Persona, del Hijo del Hombre, del Segundo Adán, que realiza la Humanidad Integral restituida. Y este Jesús hombre integral no es aún más que el símbolo de la Realidad divina de la Persona del Hijo. Es en la Persona divina quien se realiza la perfecta unidad del hombre y de Dios, por el sacrificio único del individuo Jesús en Jésus Hombre total y del Hombre total en Dios.

D) Algunas precisiones con respecto al Rito y al Símbolo

Hemos visto que el error común con respecto a las cosas consiste en atribuir la realidad a lo que en las cosas no es más que un aspecto que toca nuestra sensibilidad.Nuestra mentalidad está de tal manera impregnada de positivismo, que nos resulta difícil comprender que lo que es real para nosotros, no es real“en sí”, y que lo que es real en sí nos parece irreal. Así la más bella prueba de la realidad de Dios, es que es invisible.
Pero no es necesario, por exceso contrario, caer en lo que se llama el acosmismo, es decir, en la negación del mundo, ni en le error opuesto y que estuvo muy extendido entre nostros en el siglo XVIII en Bernardin de Saint-Pierre y Rousseau. “Ver a Dios en todas las cosas “, eso no tiene elmismo sentido en san Pablo y en Tolstoi. No es necesario creer que vagas  meditaciones  de carácter sentimental sobre la naturaleza equivalen  a la  contemplación, como querría hacérnoslo creer en particular una determinada literatura pseudooriental. Esto no es decir que todo movimiento del alma hacia Dios no deba respetarse; pero hay un verdadero peligro en el naturalismo de los que perdieron el concepto claro del simbolismo y la importancia primordial de los ritos.

Para disipar este error, conviene quizá precisar un punto que ya expusimos. El individuo, por sí mismo y por sus propios esfuerzos, no pueden elevarse hasta Dios, ya que la transcendencia de Dios pone un abismo entre la finitudy el lnfinito. Ahora bien, esto no contradice de ninguna manera la inmanencia de Dios en todas las cosas, ya que es en lo finito que el lnfinito se da a nosotros. Pero para ver a Dios en una cosa finita, es necesario que sea con los ojos de Dios que lo veamos, ya que él solo puede verse y conocerse. El conocimiento que el hombre puede tener de Dios no puede ser más que un conocimiento en Dios o debido a Dios. Es necesario que el hombre sea sobre-elevado para ponerse a la altura de un objeto que trasciende la naturaleza. Esta visión, es la gracia, don gratuito de Dios, que normalmente nos es conferido por los ritos. Hay pues una técnica sagrada del simbolismo, por que una tradición, fundada por Dios él mismo, confiere a ciertos símbolos un eficacia de  transmisión de la influencia spiritual, Estos símbolos no están elegidos aleatoriamente, sino por la asistencia del Espíritu Santo; la Iglesia a continuación, y sobre el orden del Cristo, ha eligido en la naturaleza los símbolos esenciales, se podríandecir los símbolos cardinales, que representan de una manera sintética y simbólica la universalidad de la naturaleza. Es preciso pues una doble integridad de la materia ritual:

1) Es necesario que la cosa-símbolo sea integralmente lo que ella es a su nivel material y sensible (todo peligro de acosmismo está así descartado). Por ejemplo, el agua del bautismo debe ser pura, es decir íntegramente el agua; así mismo el vino parael sacrificio. Las palabras que caen sobre la materia deben ser pronunciads por la boca, y no recitadas mentamente, ¿Porqué esta integridad? Porque las cosas, para ser símbolos, deben manifestarr la “Realidad real” y manifestarla plenamente, un defecto en su existencia implicaría un defecto de expresión, por consiguiente, de manifestación. Pero entonces, ¿la gracia no podría allí suplir? No, eso sería allí panteismo, y el olvido de la transcendencia de lo sobrenatural. El soporte no puede ser la misma naturaleza de lo que soporta. La gracia no es cosa material; no puede pues substituirse al soporte si éste está en defecto. La buena voluntad de un oficiante no reemplaza su incompetencia. Hay una técnicadel rito que exige la integralidad del soporte. Así pues, si en las palabras sacrificiales, hay un lapso de la lengua, técnicamente, la Transubstantiación no puede realizarse. El soporte no siendo integral, el influjo espiritual no pasa.

2) Pero es necesario también una segunda integralidad: en la extensión. Es necesario que todos los símbolos estén utilizados, o al menos, representados. A decir verdad, esta integralidad debe ser sintética. Un símbolo bien comprendido contiene sintéticamente todos los otros. Esta es la razón por la que hay en la liturgia una jerarquía de símbolos. Pero un símbolo pasa antes de todos los otros: la comunión sacrificatoria. En torno él giran los otros sacramentos y alrededor de estos la santificación de los objetos usuales (por los sacramentales) que dispensan la gracia por los arteriolas o los capilares ¡Qué tesoro el Ritual !

El símbolo mismo de la integralidad de la extensión de nuestra realidad  visible, es la Cruz. No solamente la Cruz vertical del árbol de la vida que es la del Calvario, sino al pie del árbol de la vida la Cruz de los cuatro ríos que fluyen según la dirección de los puntos cardinales (Génesis II,10). Esto recuerda la antigua teoría de los cuatro elementos. Estudiando el papel simbólico de los cuatro elementos en la liturgia, veremos como se agota en ella la integralidad de todos los símbolos que puede comportar nuestro mundo 22


 22 El tratado está inacabado. Reenviamos a los Símbolos fundamentales de la Ciencia sagrada de René Guenon

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