viernes, 2 de septiembre de 2016

Sujeto y objeto (Abbé Henri Stéphane)

TRATADO XI.6          Sujeto y objeto

(Abbé Henri Stéphane 1907-1985, Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo XI, Epistemología)


La distinción del sujeto y del objeto, y  la cuestión de las relaciones que los vinculan, constituye uno de los problemas mayores de la filosofía moderna desde Descartes, problema que ésta es incapaz de resolver con la ayuda de sus propios métodos. Ni el realismo escolástico, ni el idealismo bajo sus diferentes formas no logran salir del dualismo en cuestión. La ciencia, que pretende ser objetiva, no acaba a fin de cuentas más que en la relatividad. Ni la ciencia, ni la filosofía llegan a alcanzar la realidad que está más allá de toda dualidad tal como sujeto-objeto, espíritu-materia, esencia-existencia etc. Es preciso realizar la No-dualidad ( Advaita) para llegar a la Realidad donde se resuelven todas las antinomias y todas las dualidades, o equivalentemente superar la distinción del sujeto y del objeto realizando, por el conocimiento metafísico  la identidad del Ser y de Conocer, o del sujeto puro y del objeto puro: " buscad primero el Reino de Dios y su Justicia, y el resto os será dado por añadidura " (Mat VI, 33).

Por debajo de este Reino, se chapotea en la relatividad, o en la objetividad ilusoria de la ciencia, o en la subjetividad no menos ilusoria del existencialismo, o todavía en la objetividad mortal del estructuralismo, a menos que no se hunda en el cenagal del psicoanálisis o qué se evada en los  paraísos artificiales de la droga.

La relatividad, o la objetividad ilusoria de la ciencia, puede ser Ilustrada por la cuestión de los fenómenos astronómicos Hasta Galileo  o Copérnico, el hombre creía que el Sol giraba alrededor de la Tierra; después de ellos, es lo contrario. La ciencia, si ella sabe quedarse en sus límites, debe afirmar que en todos los casos, no se sale del mundo de las apariencias y qué estas dependen evidentemente del observador o del sistema de referencia. Concluir que el sistema de Copérnico es real y objetivo, porque las ecuaciones o las leyes del movimiento son más simples, no significa nada. Los que creen en eso sólo tratan de satisfacer su necesidad de creer y, para la mayor parte, es un sustituto de la creencia en Dios. Sólo el simbolismo natural de las apariencias permite relacionar su " realidad relativa " de apariencias a la Realidad absoluta.

La cuestión, generalmente puesta, de saber si la tierra gira objetivamente alrededor del Sol, independientemente de todo sujeto pensante, no tiene sentido, porque, en virtud de la identidad del Ser y del Conocer in divinis, no hay, al nivel de la manifestación o de las apariencias, objeto sin sujeto, y, según René Guénon, " la consciencia es una razón de ser  para la manifestación”9. No se encuentra allí algún subjetivismo; no es el sujeto pensante quien crea el objeto, pero el Sol visible no tendría su razón de ser, si no hubiera allí nadie para mirarlo. Sin embargo, para el hombre (y no para el animal) el Sol visible debe ser un símbolo de Verbo, Sol invisible, y si, según las apariencias terrestres que conciernen al hombre, el sol gira indefinidamente alrededor de la Tierra, es porque no es el Verbo, y sin embargo si su movimiento siempre lo mismo, es que él es también el Verbo, en la medida en que el símbolo es”participante” de su arquetipo.


9 Los estados múltiples del ser. Cap. XVI

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