domingo, 26 de enero de 2014

Subversión: estratagemas y grandes maniobras


ASPECTOS DE LA SUBVERSIÓN

I

ESTRATAGEMAS Y GRANDES MANIOBRAS

 

Antes de precisar cómo llevar a cabo el «retorno» del que venimos de hablar, conviene explorar lo que constituye lo contrario. Antes incluso de saber hacia que se tiende, es bueno preguntar de donde se parte. Y el hombre  hoy día, deseoso de despertar, debe saber que es partiendo de lo más bajo como se pone en camino hacia lo más alto, -   generalmente sin guía, sin barandilla, sin referencias-, a partir de  datos falsos, de influencias sospechosas y mezcladas, de condicionamientos que emanan  de las potencias de la Subversión.

Hábil maga, maestra de ilusión, es de ella en efecto de quien se trata, que tiene en su poder absoluto, indiscutible,  pero cuidadosamente camuflados, la cuasi-totalidad del mundo que  es el nuestro. La etimología del término indica ya suficientemente  que la Subversión es la tendencia natural y fundamental a trastornar, derribar y aniquilar todo lo que constituye los  principios establecidos, los valores reconocidos, todo lo que es lo que ella no es. Con relación a un orden teórico ideal  o considerado como tal, la Subversión se compromete en un hacer tomar lo  falso por la verdad, la decadencia por el progreso, la cantidad  por la calidad, lo abyecto por lo sublime, lo anormal por lo  normal, lo injusto por lo justo, el parecer por el ser, lo irrisorio por lo esencial. Llega a volver del revés la misma noción  sin cambiar el término: del anonimato como pérdida vertical del  « yo» en el Sí, hará la dilución horizontal  la 'persona' en el colectivo. Bajo formas y por múltiples medios  apropiados, de apariencia contradictoria, la  Subversión es esta hidra  temible y sin embargo grotesca que ha tomado el mundo moderno por área de despliegue de su  teofanía.

Se objetará que es a este desafío, a este cambio de las cosas a lo que invitan las pedagogías de la vida interior. El  Zen, por ejemplo, se aplicará a hacer ver la permanencia  en lo impermanente, enseña que lo bueno no es radicalmente diferentes de lo malo, o que el disgusto es también placer.  Como la acción es no-acción y la imperfección, perfección. Se trata en efecto de una actitud totalmente contraria. En una perspectiva tal, se procurará deshabituarse de los reflejos  condicionado, a desidentifcarse y a liberase de los «opuestos» para alcanzar el plano quieto de la no-dualidad. En la perspectiva que denunciamos, ríe burlonamente una caricatura de metanoia. Si no fuera abuso de vocabulario, diríamos que se trata  en el primer caso de una Subversión al derecho, mientras que en el segundo se trata de una Subversión al revés. El enfoque  espiritualizante relativiza para descubrir el absoluto hasta en lo relativo; el enfoque inverso absolutizan lo relativo para suprimir  el absoluto. La Subversión subversiva no tiene más que un solo fin: trastocando el orden, negando la naturaleza de las cosas, privilegiar solo  sus lados negativo haciéndolos pasar por positivos y,  en lugar de superar los « opuestos », instituir  otro  dualismo  peor que el anterior en la medida que promueve en todo y  por todas partes lo peor. Esta Subversión no ataca ni deshace los  errores y las ilusiones para escapar de ahí; ella las refuerza,  las impone como únicas realidades. Y en la medida que tal empresa releva  por una voluntad sistemática, reflexiva y  organizada, recrea precisamente los automatismos que las  disciplinas espirituales se proponen abolir; ella gira la  claridad y el conocimiento no en más luz y conocimiento  sino en más ignorancia y oscuridad. Es así que se verá  el derecho a la diferencia  convertirse en obligación a la igualdad; la diversidad de estructuras y de formas, gravarse de complejidad; las libertades de pensamiento y de expresión, hacerse  libertades  de  pensamiento y de expresión en sentido único, luego desaparecen en  la prohibición de hablar y de reflexionar; la inercia general con respecto a las intrigas subversivas, convertirse en complicidad con estas intrigas, hasta que la Subversión misma encontrándose a su vez subvertida por una Subversión más fuerte, acabe por ser destruida a fuerza de destruir.

 

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Demagógica por vocación y por necesidad, la Subversión encuentra   en los dominios políticos y sociales un terreno de elección. Ella conoce tantas más  oportunidades  de triunfar cuanto este terreno releva lo humano demasiado humano y que el orden establecido,  sea el que sea, ofrece más defectos que cualidades: ningún régimen temporal ha hecho felices a todos. Es así  que, desde cierto punto de vista, las prerrogativas exageradas  de la Iglesia romana un al final de la Edad Media, o el retardo tecnológico que afectó a la Rusia de los zares o al Imperio Central al principio de este siglo, han podido justificar reformas  radicales, tanto más más condenadas  al éxito cuanto que las estructuras  a las que atacaba llevaban las marcas del desgaste  y la vetustez. Pero, lo mismo que una potencia establecida tiende a endurecer sus derechos, a descuidar sus deberes y cede a las tentaciones  hegemónica, del mismo modo, la  Subversión se convierte en más cuestionable desde que embriagada de sus conquistas, revela su verdadera  naturaleza y comienza a adoptar lo que ella había abucheado en el sistema que ella  reemplaza.

La Subversión recurre siempre al doble lenguaje. Después de haber  fomentado el desorden tanto tiempo  como le fue útil, se emplea en hacer pasar su orden como el único verdadero,  el único justo, sea, en caso de resistencia pasiva e inconsciente, insinuándose en los espíritus por condicionamientos  graduados, adaptados a las circunstancias, sea, en caso de resistencia  activa, imponiéndose a ellos por la fuerza y el terror. Entra  en su designio desacreditar por adelantado todo lo que peligre resistirle. Para hacerse cargo, por ejemplo, de la noción de jerarquía, ella proclamará la igualdad absoluta entre los hombres, pero creará, para hacer esto, jerarquías invertidas y paralelas, y una vez destruidas las primeras, impondrá las suyas como únicas legítimas. Oponiéndose del todo a los principios del campo adverso, se los pedirá prestados cuando ella reconozca eficacia. Así denunciará  como contra natura la  castidad de los religiosos, pero podrá exigirla de sus  militantes, no ciertamente como método de espiritualización, sino  como entrenamiento al rigor moral y  concentración  energía al servicio del  ideal revolucionario 1. Esto no le impedirá  pudrir paralelamente los medios de los que quiere el alma por la  sugestión pornográfica y el  libertinaje. No actuando ella misma al descubierto, la Subversión empujará   sus peones en todos los tableros de la sociedad. La minará desde el Interior. Recuperará y, utilizará todas las buenas voluntades sin que estas duden de que ellas son los  instrumentos; en particular, muchos intelectuales idealistas y  nebulosos -"los últimos imbéciles”, decía Bernanos-.  Movidos por los únicos dictados  de un  pensamiento teórico y un sentimentalismo cándido, siempre dispuesto a volar en socorro de  causas  falsificadas. Los verdaderos responsables se mantienen obviamente detrás, teniendo cuidado de dejarse coger. En épocas confusas  como esta, es difícil no  hacer el juego sin que se sepa de fuerzas que se desconocen o incluso que  se pretende combatir, más difícil aún saber cuáles   son 2.

Es fácil observar el proceso que ha permitido, de acuerdo

1. En la mitología hindú, los demonios  (asura) rivalizan en  piedad y ascetismo con los dioses (deva) para desbancarlos en potencia y desarreglar en su provecho el equilibrio social. Sabemos, por otra parte,  el simbolismo del 'ángel de luz’ y los sótanos de todo « angelismo» en general.

2. En este orden de ideas, incluso el Oriente, reservorio de posibles soluciones, puede ser desviados de su verdadero papel y contribuir a agravar la “crisis de Occidente” en lugar de aliviarla. Se imponen  aquí  también, la « prudencia de la serpiente  y cualificación de los intermediarios.

con las leyes cíclicas, la instauración de clases sociales sustituyendo a las castas, creciendo y reforzando los valores  más inferiores  y eliminando poco a poco los que impedían o frenaban la degeneración . Como el desgaste de  las personas, el de las sociedades ve disminuir el impulso creativo,  desaparecer las referencias a la fuente trascendente, dispensadora de energía.  Costumbre y rutina reemplazan la iniciativa,  obstaculizar la invención; el mundo pierde la frescura de sus primeras  mañanas, su espontaneidad nativa. La destrucción de  las autoridades naturales, la masacre o el suicidio de las élites dejan   campo libre a la embestida del oscurantismo. Una capa de  esterilidad cae sobre los mejores; el desaliento hace el resto.  Los únicos « grandes hombres » reconocidos se reclutan en el seno de la  incompetencia. Es a ellos a quienes la  Subversión confiará las más  altas responsabilidades, es a ellos a quienes hará consultar como oráculos infalibles. La muerte de una vedette transitoria e insignificante sumirá toda una nación  en la desesperación; la de un   sabio portador de respuestas no será incluso  mencionada  por los órganos de información. Aquellos que todavía fueran   capaces  de poseer  algunas soluciones serán prudentemente dejados de  lado en tanto que despertadores  y  molestos;  ¡y  son  estos denunciantes de subversión los que pasarán por subversivos!. ... Ellos mismos no emprenderán nada para hacerse entender, sino de una minoría que se habrá escapado a la destrucción,  sabiendo que tales grados de ceguera, su mensaje  sería inoportuno, no entendido  o confiscado y que cualquier  gastos imprudente  de energía sería tan vano como la voz  clama en el desierto 1.

Cuando las cosas están así, las grietas de los Gran Muralla se ampliar hasta convertirse en las puertas  reales  por se  apresuren las hordas de la Subversión. Este no tiene ningún inconveniente en satisfacer lo que hay  de más bajo en

1. Varios autores han dado un perfecto análisis espectral de esto  fenómeno de la 'caída' de distancia de los primeros principios. Citamos G. Georgel, Les rytmes de l'Histoire, R. Guénon, Autorité spirituelle el pouuoir temporel, J. Evola, Les bommes au milieu des ruines, Y.A. Dauge, Le Barbare.

el ser humano:  vulgaridad, servilismo funcionario, celos, todos los elementos  pasionales que no piden más que ser atizados  . Tampoco ningún  inconveniente en hacer aborrecible las últimas oportunidades para la salvación, a verter la confusión sobre la  confusión destruyendo  el espíritu de discernimiento, el sentido de  las proporciones y reemplazándolos por mitos mayúsculos que no pueden impactar más que a espíritus   incultos. Ningún inconveniente, gracias a las técnicas avanzadas, en explotar rumores  y psicosis, desmentidos, diversiones, para crear un clima  de incertidumbre y de inestabilidad permanente y desviar los problemas verdaderos, que son y siguen siendo los de la  interioridad.  En un era, en silencio tembloroso en una hipocresía amortiguada, el individuo no  pensará ni hablará más, será pensado y hablado.  Mil influencias sutiles le encerrarán, el modelarán, instituyéndole responsable, decisor 1.

La Subversión se entiende para ordenar  la vida  de tal suerte  que las ocupaciones, así como los ocios (llamados ' organizado ») contribuyan a la disminución en el nivel mental del mayor  número posible. Ella segrega la incomunicación entre los  seres: el hombre extraño a sí mismo, "alienado”, no puede ser más que extraño al otro; Ella consigue  relaciones sociales, irrespirables, tocadas indiferencia o de vigilancia recíproca, de maldad, de salvajismo: son los hombres de la Edad de Hierro  están ellos mismos   en el hierro , - lo que les hace  estar en el infierno-. Un infierno  que  imponen a los otros, porque no soportan que los  otros estén dispensados: el Infierno también es contagioso…. Ella fuerza a los individuos a  ocupaciones exangües, vaciadas de todo interés real, les substrae  el máximo tiempo posible, - un tiempo siempre más precioso a medida que disminuye- a fin de que puedan confrontarse a ellos mismos lo menos posible,  recordarse de lo  «único necesario ». Todo  es bueno con tal que  el « único necesario« » no sea servido, con tal que no

1. En lugar de decir como San Pablo;« Ya no soy yo quien vive,  es Cristo quien vive en mí », el hombre moderno, todavía lúcido,  podría decir: « Ya no soy yo quien piensa (o hablar o actuar), es  el diario que leo cada día (o televisión o parroquia  sindical, o el partido) quien piensa (habla, actúa) en mí » ...

sueñe, que no sepa más incluso lo que significa ni el interés que representa, y que pase por lo único inútil y  superfluo. Para desviar al hombre, la Subversión multiplicará preocupaciones materiales, conflictos de relación, disensiones familiares, faenas sociales, preocupaciones  y mezquindades, el inenarrable  aburrimiento de la grisalla burocrática, reuniones obligadas, discusiones interminables, medidas vejatorias, persecuciones disfrazadas e incluso recompensadas.

Colosal empresa de demolición, que empieza discretamente con los ruidos mecánicos que  alteran la sensibilidad nerviosa,  las provocaciones incesantes o la delación y termina por la  grandes  maniobras de intimidación ideológica, los lavados de cerebro, los campos de recuperación, las ejecuciones sumarias… Cuando Subversión ha llegado a sus fines, cuando ha tomado posesión de los engranajes  del Estado, las redes de policía, los  centros de información, las  casas editoriales, los departamentos sociales y culturales, las jerarquías jurídicas, militares, universitarias y eclesiásticas, cuando todo le pertenece ya mientras que nada parece aún pertenecerle, se puede considerar que la sociedad no es  más que la sombra de ella misma. Como, en la putrefacción de un cadáver, los huesos emergen todavía cuando las carnes  ya se han desvanecido, las  estructuras sociales permanecen, pero las conciencias animadoras y creativas están disueltas y aniquiladas.

La partenogénesis es el modo por el cual se reproduce la  Subversión. Esa de la que Occidente es  hoy día víctima  emana del Occidente: antes de imponerse al mundo entero   destruyendo todas las culturas particulares, la Subversión actual ha  subvertido un mundo subversivo por esencia, a la manera de esas coladas de lava incandescente que deslizan sobre  lavas reenfriadas.

Es suficientemente conocido que la casta guerrera  ha suplantado a la casta sacerdotal, como la  casta popular, a  la casta  mercantil; o todavía,  que el marxismo desborda al capitalismo, como el nihilismo a las  filosofías existencialistas, como el ateísmo a su predecesor el dualismo.  Aquellos no son más que los prolongamientos  lógicos de estos, diferentes de ellos en sus efectos  sin embargo parecidos  en su naturaleza. Pero el capitalismo industrial era ya subversivo con relación a ordenes sociales donde los valores del ser prevalecen todavía sobre los del tener; y no es falso  discernir espesas connivencias entre el marxismo y el capitalismo  en su materialidad común y la prioridad que acuerdan a las nociones de producción y rendimiento. Del mismo modo, el existencialismo era subversivo con relación a las filosofías  esencialista, como la  teología dualista lo era con relación al no- dualismo metafísico. Abundan los ejemplos, que  muestran que toda forma subversiva es hija de una  forma  subversivo anterior, y que estos mismos que pretenden o  cree de buena fe oponerse a la Subversión son poco o mucho los agentes inconscientes. Es así como el nazismo, reclamándose  de los Arios y de la "raza de los señores. », se  propuso destruir los parias  y los chandala; pero haciéndolo así, destruyó los Bohemios y los Hasidim, - últimos vestigios del nomadismo y esoterismo en Europa; y  disparando contra el comunismo (del que fue un tiempo aliado) le dio, al derrumbarse, su verdadero impulso mundial.  En cuanto a la India tomada como referencia, se sabe que diferencias separan los genios germánico e indio y temores   que  experimentaba un Shri Aurobindo de una victoria de Hitler  como  regresión a la barbarie 1.

Pero los hombres prefieren ignorar que no se hacen componendas  con la subversión, cualquiera que sea el rostro que lleve; pues tiene  la última  palabra; pues ella domina siempre a quien se imagina manejarla. Solamente, los  iluminados  irresponsables pueden aún creer lo contrario. Pero como bajo el efecto de una maldición  recurrente, ninguno de los ejemplos anteriores sirve de lección

1. Podemos citar, lo mismo, en el ejemplo de la nobleza francesa del siglo XVIII financiando La  enciclopedia nombre de las  «luces», antes de subir al cadalso un causa de ellas. O todavía , en el siglo XX , el de la  intelligentzia moscovita militante en favor de la revolución  bolchevique y que, a modo de salario, fue exterminado por la  GPU y la Cheka. Sería la ocasión de recordar el proverbio  ruso según el cual  "el pescado se pudre por  la cabeza », -lo se traduce en latín: « Optimorum corruptio pessima. »

a cualquiera. La ingenuidad humana es incorregible; es necesario dejar hacer a cada uno su  experiencia. No se puede más que prevenir  que hay pactos fatales para quien los firma

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La Subversión sobresale en la amalgama de error y  verdad. Regularmente transmitidas a las nuevas generaciones, estas  falsificaciones sabias o laboriosas, oficialmente instalados, figuran como  tradiciones - anti-tradicionales

En ninguna parte se ve mejor que en el dominio de  la  información universitaria. La elección de los autores y de los textos,  los comentarios que en se realizan, imágenes que los  ilustran,  la supresión de pasajes molestos, la puesta en relieve de  algunos otros contribuyen a alterar o a desviar la realidad  objetiva. La historia ofrece un área privilegiada para este género de  manipulaciones  en virtud de las  opciones ideológicas de los  que  la cuentan. Ella sabe el arte de aislar los acontecimientos de su  contexto, de interpretar los comportamientos mágicos a a través de  la mentalidad moderna, condenándose  por eso mismo a no  entenderlos, de escamotear  lo que peligraría de  ir contra los prejuicios del mesianismo progresista. Se olvidará   por ejemplo, que los errores cometidos por los emperadores de  China fueron sancionados por las revueltas populares; a propósito de los reyes nórdicos, que como consecuencia de las calamidades sociales, les eran incoados procesos  que concluían en su descalificación; o todavía, apropósito de la condición de las mujeres,  que estas tenían el derecho al voto en los ayuntamientos medievales 1. Se esmerará en despreciar todo lo que no responda

1. Sobre las falsificaciones históricas, se puede hacerse referencia a las  obras que misteriosamente no han desaparecido todavía. Por ejemplo, P. Lesourd y C. Laura, Dossier secret : l’ Eglise de  France, con rectificaciones  sobre los Caballeros Templarios, Juana de Arco, las sociedades secretas  del siglo XVIII; - Valmigère,  Enquête sur la Révolution. En cuanto al pretendido  "oscurantismo"  medieval, los trabajos especializados de R. Pernoud y G. Cohen ven lentamente el final.

a las exigencias de los dogmas establecido, identificando abusivamente  la cosa representada y su representante. Como se condenaría toda la medicina  bajo el pretexto de que hay un medicastro, se  condenaría en bloque toda forma de religión a causa de los malos monjes. Se hará silencio sobre ciertas  inquietantes correcciones 1. Es fácil imaginar con qué  facilitad se puede influir en las mentes jóvenes, por definición  receptivos y maleables, aún privados de sentido crítico, sensibles a la pretendida  neutralidad  objetiva, pero desprovistos  de toda  argumentación contraria.

Mucho más instructivas que la historia oficial serían  las investigaciones posibles  en la « metapolitica », que no podría  descuidar el papel a nivel de la guerra oculta. Se conoce la frase de Disraeli: "el mundo está gobernado por personajes  completamente diferentes que no imaginan los aquellos cuya mirada no llega detrás de los bastidores » ... Aparecería  rápidamente como una filigrana  de la historia la existencia de muchos complots de obediencias concurrentes, de  muchos planes  redactados y seguidos paso a paso por  promotores de clandestinos,  -curiosamente camuflados por la sobre- información - , la desorganización , la destrucción de  los valores últimos en  vista de una  planificación de la humanidad al más bajo nivel o  no son ciertamente los efectos del azar únicamente, sino  la aplicación  de una voluntad implacable y de programas concertados, los cuales no excluyen en absoluto  la desmoralización aquellos que se  quiere la pérdida. Sin duda, la situación del mundo tal cual es exigido  para ser considerado lúcidamente; y sería engañoso querer ignorar los aspectos más amenazantes. Sin embargo, un  constatación tal no podría más que servir a la Subversión si no tuviera  

1. Por ejemplo, se populizará  el grito del anarquista Proudhon: « La propiedad es un robo. « »  (¿Que es-que la propiedad ? 1840  ), pero   se olvidará citar lo que escribió más tarde: « La propiedad es  natural, necesario contrapeso al poder político»; « ella  es el triunfo de la libertad », y « la mayor fuerza revolucionaria  que puede oponerse al poder » (Teoría de la propiedad, 1865).

por fin más que traer la desesperación. Debe tener el de  informar las conciencias y despertarlas, no para impedir el derrumbamiento del Imperio, sino para acechar los signos lo que debe sucederle 1.

Si ahora nos volvemos  a los dominios artísticos, encontramos que el mundo moderno ofrece la imagen  de una "civilización sin cultura”, o todo lo más de un  “cultura sin conocimiento”.

Si  quedan aún,  aisladas, obras de importancia,  es inmenso el abismo que separa las producciones actuales de obras tales como la poesía mística del sufismo o el teatro isabelino, la catedral gótica o el templo hindú, las sumas  metafísica de Oriente y Occidente. Incluso la admiración dedicada a los logros científicos disminuye rápidamente; los “milagros de la técnica” cesan de entusiasmar a una multitud ya hastiada o siempre ávida de otra cosa. El  talento se ve contrariado. Se llega a discernir detrás del  despilfarro de las vocaciones, la firma evidente de una Subversión que  sabe pertinentemente que "es por la destrucción de la inteligencia  (buddhi) como perece el hombre» 2.

Y en primer lugar, por la destrucción de la lenguaje. El intenso consumo de las palabras aumenta su degradación, agota su sabor. Utilizarlas sin discernimiento ni sentido del ahorro  agota su carga mágica, su intensidad y su densidad. El  recurso sistemático a las palabras groseras, allí donde no tienen que hacer, va a reemplazar los términos demasiado  desgastados , esperando

1. Somos los primeros, en lo que se refiere a nosotros, en  reconocer los méritos de Occidente: su ciencia médica y quirúrgica, la magnificencia de las artes, la afirmación de los « derechos de hombre», (por otra parte derivados  de un cristianismo laicista), su metodología y su sentido de organización, su dominio de la naturaleza cuando sabe respetarla, incluso  su racionalismo, cuando es razonable, es decir, cuando hay  no tiene la audacia de mezclarse en dominios  que no son los suyos.

2. Bhagavad-Gttá,  II, 63 – La simple lectura de los registros administrativos contribuye a la ya  este oscurecimiento del cerebro por el carácter totalmente muerto de  su estilo.

desgastarse a su vez. La creación de siglas a veces impronunciables  se multiplica un a partir de las iniciales de expresiones abstractas. Se desvía   las palabras de su significado original hasta hacerlas significar  su contrario; se mezclan varias lenguas sin ningún principio rector; se recurre a los términos más fuertes para temas insignificantes; se utiliza el sentido espiritual al nivel más más profano 1. Una técnica más sutil consiste en retirar subrepticiamente de los  diccionarios un cierto número de  palabras con el pretexto de que no son de uso corriente  sean  incomprensible a la mayoría. El azar quiere que  estas palabras  sean portadores de nociones filosóficas y espirituales: los  conceptos que recubren desaparecen al mismo tiempo  que ellas-. Lo que es practicada en el nivel de las palabras lo es en el  nivel de las normas. Por la conjuración del silencio, verdadero  parodia de la « ley del secreto» vigentes en las cofradías  iniciáticas, se sofocarán sistemas y doctrinas que tienen la culpa de inscribirse  en el « sentido de la historia », Es así  como ciertas cuestiones capitales son cuidadosamente excluidas de los debates; que se hunden en el pasado se retiran de las memorias las  obras de espíritus  eminentes, precursores  condenados a la soledad; que inmensos naufragios del  pensamiento ocurren periódicamente, sin que el público  sea informado.

No hay dominio que no sea  visitado por la Subversión: ella hace de todo  su affaire. Como resultado de los anuncios, la ortografía

1. Limitaremos  nuestros ejemplos al último caso: «  seminario» por tienda; "Santuario" por territorio  defendido militarmente; « practicante » por deportista. Se habla de la« religión del deporte".  La  «autocrítica » reemplaza al examen de conciencia. Las  « contemplativas»  designan  las mujeres que no tienen nada  que hacer y gastan su  tiempo en la peluquería. Tal  jefe de estado se encuentra « en estado de gracia», ejerce un poder « carismático». Se nos permitirá no  multiplicar las  expresiones.

2. Esta proceso de del ' vaporización "de las palabras en vista del condicionamiento  agnóstico de  las mentalidades  ha sido descrita por G. Orwell en su novela 1984, a propósito de la « nov lengua». Respecto de lo cual recordamos  que todas las lenguas de alta civilización  - griego, sánscrito, chinos- testimonian por el contrario una abundante riqueza  semántica.

está siendo degradada y desnaturalizada; se habla de suprimirla con el pretexto de que ¡contribuye al mantenimiento de la opresión !. El carácter aproximativo del estilo y de la sintaxis,  unido al del vocabulario, conduce un la indigencia y el encogimiento de un pensamiento incierto, dislocado, que refleja un  psique derrotada. El último enclave de un lenguaje sagrado  es el de la poesía, pero se sabe en qué desafección  es tenida por el público, a menos que ella misma no elija encerrase en un hermetismo ilegible donde dispersarse en una  verdadera cancerización del verbo. Estos  son los síntomas del final de una lengua. Sin embargo, el final de una lengua es el fin  de los que la hablan, en la medida en que es inherente a su mentalidad, a su psicología, a su peculiar sensibilidad.

Un cierto teatro de  «vanguardia» contribuye activamente a la obra  de destrucción, añadiendo a la delicuescencia del lenguaje la imagen de  la decadencia humana, con la ayuda de las escenas más banales  o triviales, privadas de cualquier estilización, movidas por personajes descoloridos, sin ideales, sin rumbo, que lo mismo  podrían no existir:  el existencialismo está aquí excedido por lo bajo. Renegando  totalmente de su origen mistérico,  olvidando incluso que es el “quinto Veda " destinado a la educación del pueblo, este teatro no se  encuentra nunca a si  mismo más que en la ostentación   y la  exaltación de la depravación y las blasfemias 1.El cine  retoma los mismos temas amplificándolos con  la ayuda de trucos que le pertenecen. Obras de ciencia ficción, incluso  cuando parece que se asemejan a la búsqueda iniciática, se revelan los vehículos privilegiados de la Subversión. La época actual, marcada por un profundo escepticismo, negará  sin dificultad la existencia de seres supra-humanos excelsos, pero inventará

1. Juegos obscenos entre comulgantes, desnudamientos y acoplamientos colectivos en el escenario y en el sala, excrementos derramados son  algunos de estos efectos. En el Concile d’ amour de Panizza, la  Virgen es una concubina del diablo, los ángeles se entregan a bacanales. En la Bestialidad erótica de  Arrabal, un hombre desnudo entre  escena, a horcajadas sobre una mujer también desnuda, marchando a cuatro patas.

 « extra-terrestres»  monstruosos, supuestamente descendidos  del  cielo -verdaderos  "mensajeros divinos" de los que todos los detalles traicionan la naturaleza elemental o demoníaca. Se empujará  la ilusión hasta hacer a estas larvas conmovedoras de gentileza y adornadas de todas las virtudes. Es así que el lenguaje de  los robots pasará por ser  la música de las esferas y que las únicas  jerarquías celestes reconocidas  serán las de los Ángeles electrónicos.

La 'nueva música', que no llega a imponerse  más  que  por el terrorismo cultural, está en un callejón sin salida después de  la primera mitad del siglo XX-, época en que Schoenberg  inventó el "serial". Ella ha renunciado al sistema  de intervalos, a las relaciones  jerárquicas entre las notas. Su distinción en fundamental , tónica, sensible y dominante,  expresan relaciones que los sistemas a politonal y atonal  enredan sin destruirlas; pero su desaparición arruina cualquier posibilidad de  «comunicación». El arte musical contemporáneo abunda en collages sonoros , en trozos aleatorios  o repetitivas (parodia de los  encantamientos);  multiplica las disonancias, desguaza los ritmos, reproduce a su manera la violencia reventada de la psique  occidental. Integrando elementos sonoros de origen electrónico, sometidos  a tratamientos algebraicos,  triturados  en laboratorios, programados  en ordenadores, descarta cualquier especie  emoción o imaginación, cualquier valor terapéutico susceptible de actuar sobre los centros psíquicos del ser humano,  como lo hace la música tradicional. Si esta es el  "sonido de la puerta del cielo que se abre y se cierra. », en  palabras de los derviches Mehvlevi, (y de las que ciertas obras de Messiaen se pretenden eco), la música electrónica permite más bien registrar los gritos de los condenados y los jadeos  espasmódicas de una  humanidad volteada por el choque de una explosión atómica... Seguramente el  papel de la música es otro. La cuestión es hacer cambiar  el nivel de conciencia, dispensar temporalmente de los pesos y turbulencias terrestres, sugerir estados  pre-extáticos, reconciliar el  hombre con la creación,  ayudarle a perdonarse.

En cuanto a la escultura, tiende hacia una abstracción y una densificación de volúmenes en perfecto acuerdo con la mentalidad de masa. En lugar de aliviar la materia ella la opaca todavía más,  prohibiendo a las últimas  incursiones del espíritu manifestarse aquí aunque sea con un poco  de transparencia, de fluidez. Los amontonamientos de chatarra  de un César testimonian elocuentemente a favor de  la Edad de Hierro. Si se exceptúa algunos artistas platonizantes-  Wülfing, Klee, Matthew, Bordet- la pintura se ha desvestido  también ella, de escalofríos y  de reflejos divino-humanos, de vibraciones afectivas y subjetivas que son su razón de ser. El reinado de  la angustia, surgido después de impresionismo, el rechazo de  la  naturaleza, la dislocación de las formas, la fragmentación del mundo  a partir de cubismo y futurismo, (hasta el punto que se convierte en  imposible en Picasso reconocer el tema del lienzo ), han  contribuyó a esta evolución a la contra donde , contemporáneo  al invierno del mundo, el  hombre descubre que tiene frío, que no está ya religado ; un mundo donde solo la nada se hace pintar todavía. Sea a través de hormigueos  de larvas provistas a través de  disoluciones psíquicas, o de  geometrías parecidas a superestructuras metálicas dislocadas, o todavía, a  través del envilecimiento de la cara y el cuerpo humano, el arte  pictórico muestra un total vacío espiritual, donde se persuade de conciliar las fulguraciones del genio, los excesos del snobismo  y las ventajas mercantiles. Incluso profana, la pintura debería, a través de las  formas sensibles, de  guiar  a  contemplación de los símbolos y de los arquetipos. Pero el rechazo de  éstos  interlocutores de lo alto renvía a  pintura a ella misma y le deniega e cualquier justificación durable.

No se ve nada en todo esto que sea susceptible de retener una atención larga. En lugar de ennoblecer  al  hombre y de  preparar su asunción, el arte moderno elige el camino de la  facilidad: esposar la degeneración cíclica. El espíritu profético ha cesado de inspirarle, quizá porque no  tiene futuro. Si, de acuerdo a la  hadith, "Dios es bello y ama la belleza »,  no se ve en que podría  reconocerse en estas muecas y estos estallidos. Ni la nobleza del contenido, ni  la exactitud del simbolismo  o la armonía de la composición,  ni la pureza del estilo, que son los tres criterios del arte perfecto,  tienen un significado para los artistas que se han dejado invertir por los elementos luciferinos cuyo agotamiento acelera el fin del arte

Esta última ha  rechazado  las «claves» a partir de las cuales le  era lícito crear casi hasta el infinito; ha agotado las disposiciones  y las combinaciones posibles  de elementos y de registros  que habían dado nacimiento a la diferentes escuelas o tendencias  artística; se ha abierto unilateralmente sea al  yang no  templado, de donde la rigidez y el endurecimiento de las formas, ya sea al  Yin en estado puro del donde  su licuefacción. Uno de raras consecuencias  sería sin duda que se vuelva hacia el  Oriente, se recargue  y se renueve aquí para hallar ciertos  principios eternos que ha  olvidado y adaptándolos al lenguaje que conviene. La música, por ejemplo, tendría que encontrar la función que es la suya;  expresar  no ecuaciones sino las « cualidades » y los  « estados», y descubrir ritmos y sonoridades e instrumentos, nuevos 1.

Que nos entienda bien; no condenamos las   iniciativas en nombre de un conservadurismo congelado que obligaría a imitaciones serviles. No se trata de querer volver atrás. Pero hay dos vías posibles: la que conduce a la creación auténtica y original, sutil o grandiosa, del linaje de las precedentes; y la que, rompiendo con  los principios universales del arte, destruye cualquier alusión a la belleza.  Sin embargo, esta es tan necesaria  al hombre normal como el aire  que disfruta. Le hace inteligible este mundo, hablándole de otra patria. Le abre a algo inmenso,  insospechado, misteriosa, hecho  de alegría y armonía, que  no es otra que a lo que él aspira. No sería una de las menores victorias de los espadachines de Subversión que hacer caso omiso de esta belleza, desfigurarla, prohibir su estancia en el país  de los hombres.

No diremos, para acabar, más que una palabra de uno de los más

 

1. Apresurémonos  a añadir que hasta este día, las tentativas de los  « percusionistas » no  nos han convencido apenas. Hay distancia todavía,  parece, entre sus producciones y tal  solo de mridangam en la tradición karnatica.   

 

recientes descubrimientos, que toma un extensión inquietante  solamente en virtud de los imperativos  de económicos, hasta el punto de suplantar al hombre en sus últimos espacios de libertad y  para operar en su propio favor una transferencia de creatividad:  queremos  referirnos a los ordenadores. Su inexorable invasión nos asegura ya una especie de universo helado, sin errores ni  mentiras posibles, con una pureza totalmente boreal, casi divina.  Pero un universo divino  al revés  demoniacamente inocente. Porque siempre faltará a los ordenadores por perfectos o perfectibles que puedan ser, y a pesar del saber  absoluto que detentan, lo que algunos llamarían un  alma, en todo caso, un no sé qué. Estos ángeles del más fino  metal, capaz de los cálculos más vertiginosos a velocidades  incalculable (que no hacen más que acelerar el movimiento cíclico),  y ante los cuales los hombres camina al ritmo de  bueyes de labor, aparecen con  mucho inferiores a las  máquinas que son sin embargo sus criaturas, no tienen más que un defecto, - total e implacable-, el de ser casi infalibles con relación a todos los fallos de la inteligencia humana.  Pero a menos de ser un Espíritu de esferas de lo Alto, su  Emisario providencial, parece peligroso aquí abajo saber todo  y no equivocarse nunca.

Lo mismo que en la alfombra árabe, se revela siempre un  defecto (aunque fuera voluntario por parte del artesano), un punto  que   falta testimonia que cualquier trabajo del hombre queda en  por debajo de la de una perfección que no pertenece más al Creador solamente, lo mismo aún que un oxígeno absolutamente puro se convierte rápidamente en  irrespirable , porque microbios e impurezas son necesarios para el  viviente, se  considera que el conjunto de técnicas punteras parece demasiado impecable para corresponder a la norma  humana. Uno se siente tentado de presentar aquí el elogió del error  como necesidad  vital, la de lo incumplido  como firma  del mundo de la normalidad. El mundo de los ordenadores se parece demasiado a la perfección para no ser sospechoso, - una la perfección aséptica, que tiene algo de automático y  de  insensible, una perfección  cuadrad, - se aproxima demasiado a  Dios para ser  sospechosa  de ser del Maligno. Errare  Humanum est, no errare diabolicum.

Retorno a lo esencial (Jean Biès)


Jean Biès

RETOUR A  L’ESENTIEL

Quelle spiritualité pour l’homme d’aujourd’hui?

Delphica. L’Age d’Homme. Lausanne  2004

               

Introducción

 

¿El mundo moderno acabará por parecer a un hospital de  Locos  a cielo abierto?... Violación de la naturaleza, titanismo tecnológico,  inestabilidad permanente, trituración del individuo, ignorancia de toda espiritualidad se han apoderado de este mundo, que siembran de ansiedad, de terror y de absurdo. Las últimas  palabras de sabiduría pasan por discordancias anticuadas, balbuceos incomprensibles, a menudo prohibidos con voces. La degeneración se manifiesta aquí como una solidificación  intensiva de las  estructuras, allí, por una disolución generalizada.  Rigidez, licuefacción: la una y la otra conciernen al estado  cadavérico.

Pero mientras los "signos de la tiempos »  parpadean  por todas partes alrededor de ellos, como en los días de Navidad los hombres vacan en  sus demencias. Ver hasta qué punto se interesan poco por su alma puede confirmar que la han perdido. Prueba  notable de esquizofrenia: su necesidad de llenar el espacio  con una multitud de objetos, palabras, imágenes, acciones que  dan una hormigueante apariencia de vitalidad, no  ilustran  más que el ' reino de la cantidad’. El hombre moderno tiene horror del vacío que podría recordarle  ligeramente Vacuidad divina. Esta multiplicación de vibraciones materiales  y negativas  es como la parodia de los puntos de oro  de los mosaicos bizantinos, cuya tililación evoca las Energías  de la luz increada. Todo, hoy en día, procede de este mismo  espíritu  paródico que dice lo contrario o el reverso de lo Divino. Es así como uno de los flagelos de la época, el desempleo, que podría acordar al hombre una total ociosidad para cultivarse y   espiritualizarse, le asigna, quitándole  la maldición del trabajo, una situación cercana del infierno, - caricatura del estado edénico  donde  el hombre escapaba a esta maldición.- Desencadenado  la primera chispa atómica sobre Hiroshima, el día de la Fiesta De  la Transfiguración, la  ciencia dio ha ofrecido al mundo aturdido la   gigantesca caricatura de una teofanía, realizando por esta  obra trabajo de  muerte del pecado contra el Espíritu, el único pecado que no será perdonado. – La  "guerra de las galaxias", salida de libros  ficción para entrar en los  cálculos de la estrategia militar,  transfiriendo al  cielo-estancia simbólica de la divinidad - las fuerzas de la destrucción que no se ejercían hasta entonces más que   en tierra, - estancia de hombre -es otra firma de inversión paródica.

No multiplicaremos los ejemplos.

¿Las condiciones de la época pueden sin embargo descorazonar a quienes se niegan a callarse?... Entre tantos y tantos   subdesarrollados espirituales ¿no hay verdaderamente ninguno, capaz de recibir alguna parte del mensaje? ¿El espíritu ha muerto a tal punto que no se pueda recoger algunos vestigios para  intentar rehacer su conjunto, como se recogerían los fragmentos de un espejo roto?... Nunca quienes han puesto su mano en la de la divinidad y escuchado la promesa de que no les abandonará nunca, no renunciarán, esposando el  desamparo de los hombres, a intentar decirles  lo que no se les ha dicho. Ninguna época, ningún «Sistema» ha  impedido jamás a  los vigilantes despiertos hablar en el desierto donde sus  palabras se pierden en la tormenta donde no son percibidas en absoluto: queda siempre un poderoso eco. Ésos  son los " Invocadores del Nombre. », los « Hijos de la Aurora», los « hombres del octavo Día», quemados por el fuego vivificante, pero  también iluminado por él.  Pueden no ser salvadores, ni Mensajeros, ni Bodhisattvas, ni incluso Santos. Son  similares a sus hermanos. Tienen sólo un poco más de  maduración interior, están en contacto más directo con sus  profundidad. Algunos han tenido la suerte insigne de ver, una vez, un verdadero sabio; y ha quedado en ellos el indeleble perfume. Saben por experiencia que rechazando el Espíritu, el hombre se priva del último medio de  salvación y que aceptándolo, se obliga a una completa puesta en cuestión de sí mismo y del mundo, principio de lo que bien podría ser un retorno a lo Esencial

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¿Pero qué es lo esencial?

Una de esas temibles palabras a definir y que, cuando se quiere se levanta del suelo, revelan una densidad no común que  prohíbe que se las desplace. Forman  parte de las piedras de fundación del lenguaje, uno se pregunta si se tiene  derecho de emplearlas. Más vale contornearlas.

Si  se entiende por «superfluo» todas las clases de diversiones en el sentido pascaliano  del término, se puede decir de lo Esencial  que representa todo lo contrario de cada uno  de  los dominios de la existencia. Es la « mejor parte» de todo; es el aspecto último, irreductible de un evento, de un  paisaje, el único minuto vivo en el curso de un día, donde el  tiempo bruscamente se hace cualitativo: el de una sonrisa en los labios de la vida, el de un  despertar, el de una suerte única, el de una  decisión capital, el de una coincidencia significativa donde telescopan un hombre y  un hecho que, desde el fondo de la eternidad,  se habían puesto en camino para este reencuentro instantáneo. Es  el complemento ínfimo, por tanto indispensable, como la sal  difundida a través de los alimentos y que despeja la sosería, o el  punto de luz con que el pintor pica los ojos del retrato y  que, solo así, confiere a  un retrato  la madurez de una  cara... Medio  con relación al círculo, médula con relación  a la corteza, lo esencial es reunión, concentración y vida. Hay en él algo de definitivo, de incorruptible, de irremplazable. Es el invariante en el corazón de la alternancia de las verdades parciales y  de los errores endémicos, el flujo y el reflujo de los nacimientos y las  muertes.

Todavía no es aquí abajo más que el reflejo de la Esencia divina de donde todo emana, , donde todo retorna, primero y ante todo los números: el  esto, o el aquel fuera del cual no es nada y sin  el cual nada es, que se explaya y vierte en lo múltiple  sin perder nada de su unidad, lo Inmutable que reveló sus Cualidades en las formas aparentes, las conciencias particulares, las criaturas efímeras, la Sabiduría encinta de todos los  posible, el Sí que se autodetermina en la manifestación a través de los Arquetipos eternos, el verbo Incognoscible que se da a conocer en la Encarnación, la Plenitud perfecta, primordial infinita. Algunos raros hombres, en el curso de las edades,  lo han presentido, aproximado; trajeron consigo del  cráter de los retazos palabras incandescentes, y  son estos los que nos  permiten creer absolutamente en el  Absoluto. Estos hombres han vivido la verdad que ellos testimonian, y han muerto por ello.  Pensar en poner en duda el menor de sus propósitos no podría incluso constituir una ofensa  No son tanto los milenios los que nos separan de ellos como los millares de  niveles de conciencia que sería imposible franquear en  una vida, consagrando  incluso la totalidad de  sus esfuerzos. Hay aproximadamente entre ellos y nosotros, en el espacio interno del espíritu,  la distancia que nos separa de los astros desaparecidos  desde hace  siglos, y de los que hoy recibimos la luz.

 

¿Qué es un retorno a  lo esencial?

Es ante todo un cambio, el del hombre que,  como el árbol de Platón, sumerge sus raíces en el cielo, y  debe regresar para ponerse en pie. Se trata a la vez de un "pasaje", - el Pessah Hebreo, - hace volver  desde el exilio, acceder a "El Vergel de los misterios. »; un avance un a través de los espesores petrificados de lo mental y  de la psique; un  arrepentimiento, que es el abandono de las túnicas de piel para revestir  el  manto real del "hombre nuevo"; un deslizamiento  imperceptible o una brutal mutación del  eros en ágape,  la « imagen » en la «  semejanza»; una participación anticipada en la vida divina. El retorno a lo  Esencial designa una migración del yo hacia el Sí, una trashumancia hacia lo transhumano, el esfuerzo de utilizar positivamente la libertad que se ha  dado  al hombre para colaborar en la Obra cósmica,  transformar el gusto de ceniza en el sabor de ambrosía. El  retorno a lo Esencial es el sí del hombre a Dios, la conformidad a Ley cósmica, el consentimiento al Uno; es trabajar en superarse a fin de  pasar de lo fragmentario y contradictorio a lo  multidimensional Unificado; es , aplicado a los fragmentos  dispersos del  cuerpo, del mente y del alma , la palabra de Jeremías: "Yo les llevaré a la tierra que había dado a sus  padres “; es la lenta reconquista de los altos valles donde fluye  leche y miel, es el éxodo del homo viator que a lo largo de su vida, a tientas, peregrina hacia el Dios perdido, la subida hacia el  "Conocimiento matutino", la conversión al Centro. El  retorno a lo Esencial no es otro que el retorno un su propio  secreto, el retorno al  « país natal» que es el  « fondo del ser ». El hijo pródigo ha podido extraviarse  un tiempo en las lejanías,  alegrarse en lo múltiple; pero acaba por morir de hambre  "Entrado en él mismo », se despierta a la Realidad. El Padre le acoge  como su Hijo y no como uno de estos  "mercenarios", los Ángeles, mantenidos fieles a Dios, ero privados  de poder aceptarlo  o rechazarlo.

El retorno a lo esencial consiste en concentrarse en vez de dilatarse, a reintegrarse en lo Absoluto en lugar de desintegrarse  en lo relativo, en  reunirse con el Punto ontológico supremo reduciéndose a sí mismo a un punto. Pero como el iod del alfabeto hebreo, a partir del cual emanan e  irradian todas las letras que hacen las palabras. O como el grano de mostaza  que se convierte en un árbol inmenso, poblada de pájaros.

Todo el sentido  del destino humano está ahí.





Existen varios métodos para convertirse en un punto; Pero  todos ellos exigen la pacificación interior, la humildad, la  rectitud, la simplicidad, la obediencia a la voluntad divina. Sólo  diferentes, según los tiempos, modalidades y usos. La cuestión que se plantea a todos nosotros es saber qué forma de espiritualidad  conviene mejor al hombre de hoy día; cuales  son  hoy  día, para este hombre, los modos de cambio y  retorno a lo esencial.

Los preliminares son necesarios: reconocer el terreno sobre el cual se avanza. Se revelará rápido cuidadosamente minado. El fenómeno de la Subversión se extiende al conjunto de los  dominios existentes, ofrece todos los caracteres de una verdadera  conjuración contra el Espíritu. Dispone por todas partes de un número  incalculable de complicidades, conscientes o no, de un enorme  arsenal de medios de persuasión. Su esencia se resume en la alegría de dañar. El buscador espiritual no tiene nada que esperar de las situaciones que ella induce; Tiene sólo que observar los mecanismos ocultos, en orden a no hacer el juego y dejarse lo   menos posible deteriorar por las sugestiones diabólicas revestidas de  las plumas del ángel, por las influencias ocultas que atraviesan nuestros espacios y se solidifican en realizaciones de muerte.  A continuación  protegerse contra las filosofías del  absurdo,  estudiando  con la seriedad requerida las enseñanzas iniciáticas  salidas de un Conocimiento eterno supramental y que solamente ellas, son capaces de hacer válidamente contrapeso a los  existencialismos establecidos. Si sigue la tradición cristiana  y le busca aún un sentido, le queda al buscador espiritual  estudiarla  abandonando las interpretaciones clericales o progresistas  cada una de las cuales traiciona un poco más la especificidad cristiana, y remontando a las fuentes patrísticas y hebraicas que constituyen el fondo del esoterismo cristiano. Nada prohíbe al mismo las tradiciones orientales que parece  difícil, un la época planetaria, ignorar globalmente. Lejos de  traerle prejuicio, lejos de  abundar en el “ concordismo “ de superficie y siempre que esta apertura se realice con  discernimiento y competencia, no puede más que enriquecer y revivificar el interior  del Cristianismo . Bastaría un acuerdo  sobre los principios para todas  las religiones se constituyeran en un frente único, más allá de los intereses políticos, las consideraciones raciales, los prejuicios encogidos de los exoterismos  en vigor.  Esta "Santa Alianza" de las fuerzas espirituales es el único  baluarte contra el ateísmo mundial, el cual tiene  ciertamente todo  el interés a hacerse levantar las religiones las unas contra las otras. Por último, porque ninguna teorización vale sin práctica, este trabajo  no  puede concebirse sin ser acompañado de ejercicios espirituales  concernientes a la profundización psicológica de sí mismo y  todo lo que permite a los seres humanos encontrar su deiformidad. Si no estamos hechos para las ascesis  de altos vuelos,  simples prácticas diarias continúan concerniéndonos,  suficientemente llenas de sentido para dar uno a nuestras vidas,  hacernos atravesar las circunstancias más que sufrirlas,  mantenernos conectados un esta indefinible en nosotros que no es  nosotros, sino que es más nosotros mismos que nosotros, y a quien se trata de aspirar  menos por el discurso que por el silencio, menos por  el pensamiento que por el recuerdo. Desde este punto de vista práctico,  incluso la vida más inmediata prueba suficiente  la realidad del   fenómeno del  "retorno ". Es notable en efecto que  cada vez que una situación se desarrolla hasta su extremo,  ella es inevitablemente llevada a convertirse en su  contrario.

 

Ulises dormita en cada uno de nosotros.

La nostalgia es el  sufrimiento de no poder  volver en su  patria. Existe en cada hombre la de una realidad superior, abisal, inaccesible, de la que no sabe nada, y que  sabe por tanto que existe, y que, en sus extremos lejanos,  no le habla de ella sino de él. Es este instinto de totalidad lo que  lleva al hombre más allá de si mismo en los grandes descubrimientos beneficiosos para el género humano, en los  increíbles actos de  heroísmo, en las realizaciones artísticas de una grave y  potente belleza, en los movimientos de amor sacrificial de los que no se había creído capaz. Venir a renegar, este  instinto, entonces desviado, le lleva a hipertrofiar las realidades solamente humanas, relativas, abstractas, sucedáneos del Absoluto. Todos los valores finitos se empiezan a creer infinitos; se radicalizan y absolutizan; se  toman  por este Dios que se empeñan en destruir. La naturaleza del  hombre se convierte en naturalismo, su humanidad, en humanismo, su individualidad, en  individualismo, su comunidad, en comunismo, su razón, en racionalismo. Cada uno de estos aspectos se quiere  totalitario, imponiendo su único punto de vista, su pobre lógica...  Pero existe  al mismo tiempo y siempre, sin su conocimiento y a pesar de  todo, en el hombre moderno el hombre eterno. Incluso insensible a ciertas inflexiones, a ciertos  imponderables ,incluso endurecidos en sus estructuras y sus máscaras, existe, bajo la  capas de olvido y de blasfemia, este instinto de totalidad ,  esta nostalgia de lo absoluto de la que se defiende, contra la cual hace barricadas de hormigón y de acero; una nostalgia que le abate,  le atormenta, y que estalla a pesar de él, dos o tres veces en  su vida, con una intensidad dramática, - la única vez en que este  hombre deja gritar a su lucidez.

La dimensión de trascendencia es de la que tenemos más necesidad; es igualmente la que nos más  nos falta. Solo el retorno a lo Esencial, una conversión de todo  nuestro ser al Ser dará a una humanidad rota esta  dimensión irremplazable, esta viga cumbrera sin la cual no  pueden tender hacia si la morada. Las sombras crepusculares  que se alargan hasta nuestras puertas nos dejan aún  suficiente  día para encontrar y descifrar los principios que harán que un día, vuelva el Día. A pesar de las resistencias poderosamente  organizadas, de opacidades aumentantes, de estallidos convulsivos que   ocultar el rostro del cielo, no se trata de otra cosa que de  salvar estos principios.

Hasta que sobrevenga Vida.