VI. LA ESPIRITUALIDAD
Descubriendo a lo lejos los propileos del Gran Pasaje,
nuestro compañero de ruta- que significa
de hecho, habrá comprendido, no importa cuál de entre nosotros - debe ahora
asumir la última etapa de su vida. No le será suficiente todos los días que le
queden para cubrir las prácticas purificadoras de las que hemos
hablado, y más teóricamente, explorar las
inmensidades del espíritu.
Porque es en adelante de la sola espiritualidad que va a tratarse más allá de
los campos de reflexiones y de actividades
poco a poco superadas. Ciertamente, la palabra ha aparecido por recurrencia al
hilo de estas páginas, no cesando su sentido de adaptarse en contextos
disímiles, de profundizarse, de precisarse. Pero le faltaba aún, si no de
definiciones amenazantes con encerrarlo y reducirlo, más bien de aproximaciones
más sintéticas, incluidas en una exposición metódicamente construida y rindiendo
cuentas de aspectos tan fundamentales
como los de Tradición, de Conocimiento, de Sagrado.
Es suficiente decir que este último capítulo parecerá en algunos
lugares a ciertos lectores menos comprensible; Pero su presencia era deseable,
esperada, indispensable. La comodidad intelectual donde todo parece tan fácil
hace cree a quien se contenta que ha comprendido todo, mientras que aún no se
ha puesto en camino. Una actitud más
valiente y por eso más espiritual, consiste, entre dos vías, elegir la más
difícil.
ASPECTOS Y FORMAS DEL
ESPÍRITU
El hombre de hoy día tiene de la espiritualidad las nociones
más imprecisas. No habiendo nunca oído verdaderamente hablar, sino de una forma errónea, u hostil, vive, durante su
existencia, en total ignorancia del dominio más vasto y más inagotable. Como alcanza sordera en
cuanto se trata de escuchar las enseñanzas de los sabios y mucho más, su
silencio, herido de ceguera desde que está en presencia de un icono o una catedral,
este hombre no encuentra ningún sentido
ni interés en lo espiritual, que él confunde por otra parte voluntariamente, mezclando todo, con la ética,
los religioso, los supersticioso, la mágico, lo regresivo, el clerical. Sistemáticamente
desconfiado, no se le ve tener ninguna noción de mística que toma por neurosis,
del esoterismo, que reduce a las
ciencias ocultas, de la metafísica, que él cree que es la ontología, o la
tradición que confunde con el tradicionalismo. Constata que las religiones se
oponen, sin pensar que estos conflictos no conciernen más que a los aspectos
más marginales, de orden mental, político, económico, ideológico, donde lo
humano demasiado humano sumerge cualquier consideración superior; no sospecha incluso
que tienen todas un centro conjunto unánime, tienen todas un mismo lenguaje
salido del mismo Logos, presentan una unidad fundamental, llenando a veces la feliz expresión de "filosofía
perenne", philosophia perennis 1.
La acumulación de las ocupaciones sólo seculares, la
deformación de los espíritus desde escuela, la atmósfera general que incita muchos
más a la extroversión que a su contrario, la insuficiencia de un cierto número de representantes religiosos y la
inclinación natural de los seres humanos a elegir la
1. La expresión fue utilizada por primera vez en el siglo
XVI por Augustino Steuco. Leibniz la retomaría por su cuenta, seguido de Aldous
Huxley de Frithjof Schuon. Corresponde al Sanatana-dharma de los hindúes, al hikmat al khalidah
de los musulmanes; Pero la noción se
encuentra en todas partes en tanto que lengua común de la humanidad .
facilidad y dispensarse de todo esfuerzo y puesta en cuestión,
todo esto contribuye a hacer de este individuo un indigente de lo Absoluto.
Midiendo las consecuencias de la muerte de Dios nietzscheana
y la pulverización de los valores, el filósofo Gabriel Marcel ya evocado en el Hombre problemático la "gigantesca devaluación; que acarrea la
necrosis del sentimiento religioso, comparable en muchos aspectos a la devaluación monetaria ''. La
alienación verdadera es que el hombre "parece haberse vuelto más y más extranjeros sí mismo, a su propia esencia, al
punto de poner esta esencia en duda, de negarle al menos toda la realidad
original”.
Se quiera o no, el argumento según el cual las religiones
son sinónimas de fanatismo, de oscurantismo, de barbarie histérica, incluso si
tales estados resurgen periódicamente cuando ellas pierden precisamente su
identidad, este argumento verdaderamente no se sostiene sin embargo. No sólo
mucho más que la soldadesca, los emperadores locos, la casta ávida de los mercaderes y las hordas de
los funcionarios, las religiones están en la fuente de las civilización más elaboradas,
del conocimiento y del pensamiento reflexivo,
de las éticas ,de las artes, de los rituales, pero puede preguntarse si los posesos
religiosos de la peor especie no son en
realidad las víctimas trágica de las peores
ilusiones, agentes de elementos oscuros, cuyo único trabajo es hacer odiosa la
religión; o si ellos mismos no hacen conscientemente esta cobertura de infamación. El Islam llega
hasta mencionar la existencia alarmante
de «Santos de Satanás (awliya es-Shaytdni, copia conforme de los Santos de
Dios, pero al revés.
*
* *
Uno de los aspectos eminentes de la espiritualidad es su
arraigo en el pasado, su fidelidad a la Tradición. Mientras que en sus formas
externas, religión puede querer con razón o sin ella adaptarse a las nuevas condiciones y exigencias
de una época – el alivio del ayuno, por ejemplo,- o de las penitencias, con
riesgo de desvío de la doctrina correcta, la Tradición no se encuentra en nada afectada por estos remolinos de la superficie
y estas variaciones. Le importa poco adaptarse a decisiones que mañana, estarán
obsoletas, ni conformarse a cualquier reduccionismo
que sea. De ahí a. imaginarla como alguna
cosa inmóvil, congelada, sepulcral, sería un error considerable. Esta estatismo
correspondería más bien al tradicionalismo, el cual parece señalar la
naturaleza de mármol, solemne pero inanimado, mientras que la Tradición lo
sería del fuego siempre vivo. Hay en el tradicionalismo una fuerte tendencia al
conformismo, un pensamiento admitido de una vez por todas menos por escrupulosa
fidelidad al pasado: "no desplazarás los límites puestos por sus padres - (Deuteronomio, XIX,
14), que por prudencia, pusilanimidad, falta de envergadura y de creatividad.» Un
tal conservadurismo fariseo, que excluye toda discusión, conduce al integrismo. Mientras que
en revancha, en la perspectiva tradicional, los fundadores de las religiones no
temen adaptar la Tradición nuevas situaciones cíclicas – lo qué puede valerles
la muerte-, sin traicionar en nada sin
embargo - y esto es capital- el fondo mismo de la enseñanza primera.
Querer retornar a la
tradición no es pues una actitud timorata o anticuada por temor al cambio y miedo del
futuro, una solución de facilidad. Es querer alcanzar en realidad no es el "comienzo”
sino el "Principio”, que trasciende
las categorías temporales.» Este "tiempo: del que es contemporáneo, el illud
tempus que evoca Mirce Eliade, no se sitúa detrás de nosotros, que tendría la
nostalgia de los últimos pastores de la
Arcadia, sino en un dato transhistórico contemporáneo de la eternidad.. De esta
Edad sin edad, nosotros mismos podemos
hacernos a nuestra vez contemporáneos, porque está disponible en todo momento
en nosotros. Es suficiente para alcanzarlo renunciar a todos los lazos que nos
ligan al tiempo y en primer lugar a mí y
a su asociado, o más bien su mal genio, el mental, experto en arte elaborar
entre la eternidad y nuestra existencia efímera murallas de milenios. Nos es
suficiente para derretirnos abandonar la multitud de instantes que nos asedian y
trocean, de simplificarnos hasta no ser más de un punto confundido con el infinito; y
esto, con medios apropiados que proporcionan las prácticas de interioridad, de
concentración y de desprendimiento.
¿Qué es la Tradición, sino la transmisión de un Conocimiento
directamente descendido de estas cumbres de lo intemporal, con sus prácticas, pero también
toda una serie de leyes, de claves, de enseñanzas de todo orden, desde el
artesanado a la metafísica, de una Sabiduría a la vez eterna y universal, la
Sophia? Para guardarla intacta en su
virginidad, la Tradición se complace en el modo repetitivo, la repetición
incansable de las mismas formulaciones; lo que la mentalidad moderna comprende mal o no comprende,
que no ve más que repetición carente de espíritu
crítico, pero donde se puede ver también la fijación del pensamiento, ,profundización
de las verdades inagotables, entrenamiento de la atención. Y en efecto, la
repetición salmódica confirma la palabra, le da consistencia, la enraíza en la
memoria; aporta al invocante el sentido
de lo inmutable.
Otra precaución que se rodea la tradición es una cierta
discreción que puede confinar el misterio. Que no se espera con ella cualquier triunfalismo
atronador. La Tradición quiere
protegerse a sí mismos de las reverberaciones del mundo, de sus indiscreciones alienantes y destructivas. Contrariamente
a la religión conquistadora, prosélita, la
Tradición se manifiesta más bien como un perfume, un sabor, que no están más
que en ella. Depende de nosotros descubrirla,
ponernos en marcha hacia ella en tanto que eternos peregrinos de la verdad. La penumbra
de la caverna, la de cripta, la sugieren como conviene. El sol que ella es sigue siendo un sol oscuro, aunque sin
embargo, el astro del día no sea más que
la sombra de aquél.
Esta ley del secreto protege la Tradición de lo que ella no
es; Pero también, y por ello, de los errores, habladurías, poluciones mentales y lingüísticas. Se quiere siempre en
retiro, mantiene su concavidad. Dejando a la religión homilías y comentarios, recurre
el litote, a la apófasis , a lo no dicho, a la alusión, a la paradoja. A nosotros
el domarla, para hacer fructificar la aparente ausencia. Es lo que puede explicar
que se confíe menos a lo escrito que a la memoria y la oralidad, no dejándose escribir
más que en los períodos de amnesia como el nuestro. Su decencia misma intriga, su reserva atrae. Su falta voluntaria
medios y efectos - voto de suprema pobreza. -puede incluso desencadenar
fulgurantes retornos, hacer que un ser dé a luz a un absoluto otro que él – en
realidad, el que uno es verdaderamente. Otras veces, en revancha, irrita, aleja,
desencadena hostilidad y odio incluso, le invita a más precauciones aún 2.
*
* *
El pasaje de la oralidad a la escritura ha desarrollado considerablemente
el dominio editorial. Aquí figura un cierto número de obras consagradas de los
mejores autores lo que revela precisamente
la philosophia perennis, de la que se
impone el estudio. No es más que después
de ser dada esta formación doctrinal que será posible eventualmente renunciar
2. Una simple lectura del Evangelio muestra el número de
veces que Cristo hizo alusión al secreto se debe ayunar y orar en secreto:
"Tu Padre está en el secreto" De forma parecida practicar la limosna.
Se hace recomendación a los discípulos no decirle a nadie que él era el Cristo.
Este solicita a los leprosos que curó no hablar; misma solicitud a los tres
testigos de la Transfiguración. Ya la huida a Egipto se hizo a espaldas de
Herodes, el cual él mismo había mandado secretamente
los reyes magos. Para perder a Jesús, los fariseos reunirán lo mismo a espaldas
de todos. Estos diferentes ejemplos muestran que el secreto puede servir tanto
las buenas como las malas causas; Pero la evidencia de la relación secreto-sagrado
es de las más significativas.
a los libros, ' quemarlos '. Si el trabajo especulativo es
insuficiente para una realización efectiva, sin embargo permite una
impregnación saludable, determina una orientación estructurada, constituye ya una
especie de "Iniciación", a condición de que la búsqueda intelectual no bascule en el
intelectualismo desecante y el saber por saber, sino que sea equilibrado por los "tazones de aire puro"
que son trabajo manuales, la frecuentación de la naturaleza, el encuentro de compañeros
de búsqueda, la meditación, la oración.
La primera enseñanza que aporta esta exploración es la unidad que vincula
entre ellas, y a su más alto nivel, todas las grandes tradiciones de la
humanidad, incluso si cada uno de ellas guarda, y lo debe, su especificidad, su
singularidad, su clima. No escapa a la mirada de ningún observador serio que
este parentesco existe más allá de todos las formas exteriores, diversas y aparentemente opuestas.
Esta unidad se encuentra providencialmente llamada a escena o
revelada a Occidente en el momento preciso en que el hundimiento de las
estructuras acabó en disolución. Una revelación que es no es gratuita,
ofreciendo incluso algo de providencial; Ella es el equilibrio inesperado, compensatorio, venido para reanimar
la fe de los espíritus desanimados o
desfallecientes y evitarles al mismo tiempo zozobrara en el ateísmo, en el sincretismo
sectario o en el fundamentalismo. No incita tanto a cambiar de vías comprometiéndose
en tal o cual dirección oriental, con las consecuencias psíquicas que esta
ruptura peligra de acarrear, que a una volverse
a su propia religión pronto bruscamente iluminada por la philosophia perennis y redescubierta en su amplitud y su
profundidad verdadera. No es infrecuente oír
frase de este género: "Es a La India que debo mi conversión al
cristianismo, que era mi religión de origen (y de la que no sabía nada)".
Pero cualquiera que sea la forma adoptada, la Palabra transmitido
a los hombres crepusculares por el 'Conocimiento matutino' heredado de los
hombres antiguos que, desde tiempos
inmemoriales y en todas las latitudes, se entregan a ascesis inimaginable para
alcanzar el más alto grado de conciencia
al que el ser humanos puede pretender y hacerse transparente a la Gracia, esta
palabra, decimos, es que la que ha fundado lo mejor en el hombre, le ha evitado
devorar a su hermano o hacerse devorar por él, la que ha hecho el mundo
habitable haciendo descender al menos una parte del cielo sobre la tierra. Por
su ejemplo, estos han descubierto que el ser
también puede ser aumentado y que la transmutación interior es posible en cualquier circunstancia, que las
chispas de la Edad de oro puede brillar en todas las estaciones del Gran Año.
Pero el contenido mismo de la philosophia perennis, ¿Cuál es?
Sería muy largo
suministrar una explicación exhaustiva;
Sin embargo, sigue siendo posible dar un esquema que no exceda los cuadros de este capítulo.
Existen tres niveles de la realidad, que se pueden repartir como
sigue:
El No-ser (o Sobreser) es el más allá de Dios; en
otras palabras, según los autores, el Uno, lo Absoluto, lo Trascendente, la Sobreesencia, la Vacuidad. Es eso de lo que no
se puede decir nada, si no diciendo que
no es (el apofatismo), porque ningún concepto o lenguaje humano, finito por
definición, no puede sin traicionarlo rendir cuenta del Infinito. El No-ser no
es en absoluto la “nada” de los nihilistas, sino la Plenitud, la Posibilidad
universal en su estado totalmente incondicionado, indiferenciado, no-dual.
El Ser es Dios; en
otras palabras, el Principio de la Manifestación cósmica; reflejo del No-ser y
proyectando su propio reflejo en la Creación; o todavía, el Alma del Mundo de
las dualidades reunidas y reconciliadas;
el Mundo intermediario estancia de las esencias, especies vivas, aún nombradas Arquetipos y Energías - los ”Ángeles”
del monoteísmo, los "dioses" del politeísmo o "monoteísmo en
facetas” identificados a los Nombres o
los Atributos divinos.
La Existencia; la Creación; en otras
palabras, la inmanencia, el reino de lo múltiple y del devenir , de las transformaciones permanentes basadas en la Sustancia, sutil en un primer grado, material
en un segundo, compuesta de cinco
elementos, o "Estados de la materia. (Tierra, agua, fuego, aire, éter),
desplegándose en el espacio-tiempo y distribuyéndose a través de los diferentes
reinos de la Naturaleza.
Se encuentra en San Pablo (Efesios, IV, 6) una notable
síntesis de este tipo de tripartición: "No hay más que un Dios y Padre de todo”; la Trascendencia, el
Cielo; "que obra a través de todo'; Energías en obra en el mundo
intermedio. «Que vive en dentro de todo»; la Inmanencia, el Terre 3.
Otro principio importante y también universal establece una perfecta
reciprocidad o correspondencia entre el macrocosmo divino tal como acabamos de
entreverlo y el microcosmos humano. Éste
reproduce en miniatura aquel a manera de
un espejo empañada por la distancia pero
fiel.
Lo que equivale al no-ser en el hombre es el Vacío central
(el ' ojo de la aguja "," el cubo de rueda ", la" Cueva del
corazón "), estancia del ' fino
punto’ del Espíritu, la "chispa divina", idénticos por naturaleza a
la Sobreesencia.
Lo que es equivalente al Ser en el hombre es el Alma, asiento de las funciones psíquicas y estados
de conciencia de tendencias ascendentes, medianas y descendentes, determinando
la división paulina entre los "neumáticos" (lo seres espirituales), los
"Psíquicos" propiamente dichos (los
3. Al Cielo corresponde la metafísica propiamente dicha, al
Espacio intermediario, la ontología (el estudio del Ser), a la Tierra, la cosmología. Estos tres niveles
no están radicalmente separados; existe interdependencia entre ellos, todo un
sistema de pasarelas dando coherencia al Todo.
seres sometidos a las influencias desordenada y
contradictoria de la psique) y los el ' hílicos: (seres humanos carnales).
La Existencia equivale al Cuerpo físico.
Se puede ser considerar
que el drama filosófico de Occidente es haberse mostrado cada vez más olvidadizo, en un primer paso,
del No-ser, y haciendo así, a haberse dispensado él mismo del dominio metafísico, detentador de las claves esenciales, sin lo cual todo el
resto sería destinado a derrumbarse en una incomprensión creciente y acelerada.
Se ha limitado al Ser,
en un segundo tiempo, en las alrededores
del siglo XVIII,, privilegiando a partir del siglo XXVII la Manifestación ,distinguiéndolas en primer
lugar, oponiéndolas a continuación, favoreciendo así ,y siempre más, el dualismo,
verdadera stock de conflictos mortales.
Por último, se ha restringido solo al mundo material, de donde el materialismo
contemporáneo reconocido como la única realidad objetiva, que somos los testimonios
hoy día, y a menudo también, las víctimas.
*
* *
Dos nociones capitales complementan lo que precede, y de lo
cual conviene ahora decir lo esencial. La primera de estas nociones concierne al exoterismo,
que se refiere a los aspectos exteriores de las religiones, señalando más sus
diferencias y sus oposiciones. El segundo concierne al esoterismo y está
directamente relacionado con lo que estas religiones tienen en común,
participando de la misma unidad. En otras palabras, el exoterismo reenvía a los círculos periféricos
y centrífugos, el esoterismo, al núcleo a solamente de una sola y la misma realidad central.
No más que precedentemente (Nota 3), no hay separación
radical entre los dos dominios, sino
interferencias, cada uno manteniendo sin embargo sus características hasta el momento donde el uno y el otro se abolen en un tercer término que
los abarca y los supera. Sin duda va el pan, de una parte, representando a exoterismo y el vino, por otra
parte, representante del esoterismo; Pero los dos convergen y se funden en Uno eucarístico.
Lo que constituye más especialmente el exoterismo es su fuerte tendencia a hacer de la dualidad su estancia de elección. Hay para él
un Creador y una Creación, un alma a
veces abusivamente llamada espíritu y un cuerpo, la Gracia y la Naturaleza, Bien
y Mal. Su modo de expresión radica en la promulgación de dogmas rígidos,
necesarios para los espíritus inestables
y semi-barbares, pero que la unilateralidad puede también causar un
exclusivismo obstinado, autoritario, inclinando la intolerancia. El exoterismo
se contenta a menudo con una lectura
literalista, historicista o moralista, de los textos sagrados, sin tomar
cuidado de ciertas absurdidades o
contradicciones que sobrevienen y si refugiándose detrás de una fe
(efectivamente) ciega; una lectura apologética degenerando en escolástica
complicada y mentalizada. A menudo sucede también al exoterismo
pactar con el poder temporal, lo que no es sin el ofrecimiento de ventajas
y privilegios: el aliado del César se
hace entonces mundano, político,
oportunista. Por añadidura prosélito, cuantifica las conversiones con el
pretexto de que es necesario convertir las naciones usando la persuasión, y a
veces la violencia. Su militantismo se dirige a la masa de los fieles, rebajando
por lo tanto el nivel general de una religión, a la inversa de una
espiritualidad que tiene en cuenta las diferencias de nivel entre los
individuos y distingue según los carismas entre intelectuales y afectivos,
activos y contemplativos, distribuyendo a cada uno la enseñanza que le conviene. Esto no significa que
espiritualidad se refugie en las sociedades secretas, elitistas, segregativas,
sino que su naturaleza misma revela lo cualitativo.
Esta última observación nos lleva al esoterismo, el cual ¿es
preciso recordarlo una y otra vez? -No tiene estrictamente nada que ver con
ocultismo, la magia (negra o blanca), el teosofismo, los movimientos nebulosos
y sincretistas de la New Age, el péndulo y los cristales en venta en todas las librerías llamadas
esotéricas 4. El esoterismo abarca el conjunto
de las “ciencias sagradas”, está directamente ligado a la "filosofía
perenne". Su punto de vista supera las dualidades después haberlas conciliado. Evita
el dualismo en que cae el exoterismo, porque añade el No-ser en su visión ternaria de la realidad. No recurre en
absoluto a un dogmática, sino más bien a enseñanzas sapienciales y prácticas, a los mitos,
a los símbolos, a los apotegmas, cuya plasticidad les ahorra toda rigidez.
Consciente de las diferencias de conocimiento y los grados de madurez de los
individuos, se cuida de toda 'misión’ militante.
Mientras que la religión externa se presta especialmente a la acción y obras,
la tradición interior permanece conectada a lo intelectivo más allá de lo
"mental", a este nivel en que cesa de saber por el entendimiento para
conocer por intuición, hasta la
identificación del sujeto que conoce (el
hombre) y el Objeto conocido (Dios). A la luz de esta intuición, el esoterismo
hace de los textos sagrados una lectura simbólica y polisémica y despliega su
comentario en varios estratos de interpretación. Así los diferentes elementos
cósmicos o geográficos - sol, montaña, río,
bosque - pueden designar nociones metafísicos: la Luz divina, los grados de la
creación, las corrientes de formas, las profundidades del misterio (y el
misterio de la profundidad), como numerosos personajes - Reyes, profetas, siervos,
mujeres, niños, ancianos, pero también animales o plantas - para referirse a estados
interiores y las enseñanzas que ellos ocultan. Finalmente, al Jesús histórico,
humano y sufriente, más accesible a todos y
4. El socialista utópico Pierre Leroux, partidario de una
religión de la Humanidad, es el primero en haber usado la palabra esoterismo en
1840, mezcla de ocultismo y el igualitarismo. Por lo que se ve que la palabra
tiene un comienzo de recorrido de lo más sospechosos! Sería René Guénon devolverla
a su verdadero origen, inscrito en la filosofía griega. Recordemos que ta esoteriha designaba en Pitágoras,
Platón y Aristóteles, los dominios interiores reservados (arquitectura, música,
aritmosofía, simbolismo, hermenéutica), en contraposición a ta exoterika, los dominios
divulgables (astronomía, moral, psicología, epistemología).
sobre el cual insiste el exoterismo, el esoterismo añade la
dimensión sobrenatural del Cristo resucitado. Contrariamente a lo que
comúnmente se cree, los proponentes del esoterismo no son necesariamente los '
altos iniciados', elegidos con la más extrema circunspección. Pueden ser en ciertos
casos, como lo han sido en Occidente los
pitagóricos, los Fieles de Amor, los miembros de la orden del Temple, los de la
Fede Santa, a la cual estaba afiliado Dante, en relación probable con medios sufíes.
Pero se sabe menos que a menudo, los poseedores
de la gnosis ha tenido problemas con las
jerarquías eclesiásticas; tales el Maestro Eckhart, condenado por Papa John
XXII (“quería saber demasiado”),
Margarita Porete, cuya audacia del lenguaje le valió la hoguera, Madame Guyon,
cuyo quietismo la hizo encarcelando, como también, en el islam, al-Hallaj,
crucificado por su locura mística que hizo proclamar a semejanza del Cristo la
verdad. La principal acusación que es dirigida a todos es el orgullo. Pero, de
hecho, el "gnóstico", si ha renunciado completamente a su yo, reside
por definición más allá de las pasiones egoístas, de la que el orgullo es la primera.
Otras veces, es cierto, los "iniciados” viven en buena
inteligencia con los organismos
oficiales. Así los hasidim, hesicastas, los
taoístas con relación con su medio respectivo. Si incluso Eckhart ha sido visto condenado,
sus discípulos Angelus Silesius, Tauler, Suso no lo han sido; no más que Nicolás
de Cusa, cardenal, legado del Papa, abanderado de la docta ignorantia, de la coincidencia
oppositorum y defensor de un "concordia" entre las religiones.
Estas consideraciones demasiado breves, permiten sin
embargo, ver que hay en el exoterismo
algo de reductor - aunque suficiente
para la salvación-, en la medida por lo menos que el exoterismo mismo permanece
religado al corazón de la religión que es la suya. Esta debilidad interna no
atrae menos fácilmente las críticas del ateísmo a las cuales no siempre es
capaz de replicar, cuenta tenida de su rechazo o su imposibilidad de una interpretación simbólica que ensancharía considerablemente
el alcance de las respuestas. Así que se le encuentra particularmente a disgusto acerca del sujeto
del problema del mal –la privación de beneficio no explica nada-, mientras que
"Dios, asegura es Amor. Solo el esoterismo, en este caso, se mostrará capaz de
ver en Dios una conjunción de los contrarios superando el Bien y el Mal, y donde situar el verdadero sentido de la
palabra amor.
*
* *
La distinción entre exoterismo y esoterismo es de una
nitidez particularmente notable en la
tradición hebrea, que distingue entre la Torá escrita que dará el Talmud y la
Torá oral dónde provendrán del Zohar y la Cábala. La misma distinción fuerte en
el islam, separando la Sharia, ley revelada en su aspecto moral y ritual, convocar a la ' guerra santa’ exterior y la haqiqah, la lectura simbólica del Corán,
prerrogativa del sufismo, reenviando a la "guerra santa interior". Se
encontraría similar diferenciación en la tradición china entre el confucianismo
de orden moral y social y el taoísmo, fundado en la no – obrar y la vacuidad.. El budismo se divide el mismo
en "pequeño vehículo: (hineiyeina), una religión sobre todo formal y en el
"gran vehiculo"(maheiyeina), la tradición metafísica ''. El hinduismo
prefiere evocar una escala de ' puntos vistas: (darshana), con la enseñanza secreta
de maestro a discípulo en la cumbre.
Es en el cristianismo donde la diferencia entre los dos
polos de la religión sigue siendo la más
imprecisa, que puede explicar
5. Incluso si el Cristo ha privilegiado mucho la Clemencia
sobre el Rigor, se supone volver armado
con una espada. Se olvida demasiado a menudo los versículos de Isaías (45:7):
"el formador de la luz, el Creador
de las tinieblas, el hacedor de la Paz , el creador del mal,¡ yo, Yahvé, el
autor todo esto!” Hemos visto que Carl
Gustav Jung ha meditado largamente este
problema, en ‘Respuesta a Job’ en
particular. La “ inquietud del mal” una de los etapas importantes de su
terapia.
la tendencia igualitaria y fraternal establecida entre todos
los hombres. De allí a negar la
existencia de un esoterismo cristiano reservado para una élite sigue siendo tentador,
sin embargo, el Cristo había ya recomienda no repartir las perlas delante de los cerdos y maldijo a
los legistas, que quitar las “llaves del
conocimiento”.
Desde el siglo II, un Clemente de Alejandría retoma la demarcación entre
exoterika - esoterika; y hace alusión a una Gnosis dejadao oralmente por los
apóstoles a un pequeño número de fieles, el enigmático Dionisio el Areopagita
distingue una teología "común" y una "teología mística’ teniendo
sus "tradiciones secretas", Orígenes, en el siglo II, práctica
exégesis rabínica. Puede, a partir de estos pocos nombres, considerar que todo el
linaje de los padres griegos,
especialmente de Gregorio de Nisa, Gregorio de Palamas, Máximo el Confesor,
transmite tales o tales elementos de la Gnosis: el apofatismo, que dice por
eliminaciones sucesivas lo que Dios no es,
el Hombre cósmico desmembrado para formar el universo, las Energías
increadas, intermediarios entre el mudo espiritual y el mundo materializado , la
teología del icono como arte no religioso sino sagrado, Sophia-Theotokos, la
participación del cuerpo en la transformación interior, la oración onomástica, u
oración del corazón heredado de los monjes del desierto de Egipto 6.
La misma noción de esoterismo, incluso si la palabra no se menciona, se encuentra en
Occidente, según testimonian San Ireneo
de Lyon, Hilario de Poitiers, Juan Escoto Erígena. El mundo como una Teofanía y
la lectura simbólica del libro de la Naturaleza.
6. Como el término del esoterismo, el de gnosis merecen
explicación. La gnosis (la epignosis paulina no tiene nada que ver con el
gnosticismo de los primeros siglos, mezcla de varios corrientes paganas y
orientales desviadas, fundadas en el dualismo y el sincretismo). Ella designa
el “conocimiento "en tanto participación de la inteligencia humana en la
inteligencia divina (Evagrio Póntico) inseparable de una realización
espiritual, donde las virtudes dominar "las pasiones" para conducir a
la “ impasibilidad” (apatheia) del alma y al “ amor espiritual "(ágape), dicho
de otra manera, el “ Reino de los cielos.
-igualmente familiar a los alquimistas, -la identificación de María, la Madre divina, la
importancia concedida al eremitismo, son temas iterativos en una larga serie de
siglos, Desgraciadamente la escolástica ha reemplazado poco a poco lo intelectivo por lo intelectual,
mentalizando el Conocimiento, rigidificándolo, esterilizándolo. Aristóteles pesa
siempre más que Platón, Plotino y Philon, como uno ve en el islam el
racionalista Averroes privilegiado sobre el visionario Avicena. Abelardo en el
siglo XII, se desarrolla y amplifica la dialéctica; Guillermo de Occam, en el XIV,
no reconoce más como real que el mundo fenoménico, visión de la que va a nacer
el nominalismo y el pragmatismo que no reconoce realidad más que a las palabras
y para los cuales los ' principios’ metafísicos no son más que abstracciones.
Sin embargo, tal como un hilo rojo, el esoterismo continúa circulando detrás del ejemplarismo de un
Buenaventura, o el radicalismo no dualista de un Eckhart. En los siglos XV y
XVI, el neoplatonismo (Pico de Mirandola, Marsilio Ficino) y hermetismo (Gérard
Dorn, Heinrich Khunrath, Jacob Böhme, Ireneo Philaleteo) y la Cábala cristiana (H. Cornelius Agrippa), si quedan ignoradas de
una iglesia que se exterioriza al punto
de casarse con el mundo profano, se ven integradas por un cierto cristianismo
de las profundidades. Del mismo modo, el Iluminismo del siglo XVIII, la
filosofía de la naturaleza (Franz von Baader, F. C.OEtinger) y el romanticismo
alemán (Novalis, Hölderlin), aportarán al siglo de las luces obscurecidas totalmente ocupadas en negar lo que les supera una triple explosión de verdadera luz 7.
En cuanto a la unidad de las tradiciones, Ireneo de Lyon
escribió ya que no hay más que un solo y mismo Dios y su Verbo está siempre presente a la
humanidad, aunque por disposiciones
diversas y operaciones multiformes. Clemente de Alejandría considera que
"cada revelación aportada a los diferentes.
7. Sobre estos diferentes dominios se podrá referirse a
Antoine Faivre, Arch. de l'ésotérisme occidental, 2 vol., Gallimard, 1996.
pueblos de la antigüedad remonta a una Revelación primitiva”.
Esta se encuentra simbolizado por el "lengua única “que habló toda la
humanidad antes de la construcción de la torre de Babel y la confusión de las
lenguas – comprender las religiones - que se siguió. El personaje de
Melkitsedeq ha podido igualmente ser considerado el Centro supremo a propósito
del cual Jean Daniélou escribió que es
"sacerdote de la primera religión de la humanidad que no está limitada a Israel sino que abraza a todos los
pueblos", la revelación del Cristo es entonces interpretada como una reactivación, una restauración de esa
Tradición de los orígenes 8.
La Iglesia romana luego confirmaría este reconocimiento del
derecho de las religiones, en lugar de ver, como durante siglos, paganismos a convertir imperativamente.
Apertura de espíritu inclinando a la tolerancia, concretada y confirmado por una serie de textos y gestos 9.
Lo que es preciso no obstante añadir, es que la tradición cristiana parece ofrecer
una especificidad no despreciable, que le confiere un lugar de prima
inter pares en el concierto de las religiones: superioridad para unos, el
escándalo para otros. En primer lugar, de hecho, el Cristo se singulariza de
alguna manera, se distingue de otros Mensajeros en que él no es sólo un hombre
llegado al golpe de esfuerzo al estado de liberación, como Mohammed, Gautama,
Lao-tseu, ni un dios como los de las mitologías, manteniendo su estado de dios y esposando la condición humana, ejecutándose
sin ser afectado por los límites, las pasiones, los sufrimientos humanas . El Cristo es también de inmediato y en
parte entera, la Encarnación plenaria
8. Véase Jean Tourniac, Melkitsedeq ou
la Tradition priml, Albin Michel, 1983.
9. Una declaración como Nostra /Etate, que fue consecuencia
del Concilio Vaticano II (1965), admite la existencia de las religiones como tantos
aproximaciones a lo divino, proclamando
la preeminencia de Cristo Jesús. El encuentro de Asís surgió en 1986 como la
cristalización pétrea de una intuición más vasta intuición: la de la armonía concordante
entre religiones.
de lo divino en el hombre. Por otro lado, el contenido de su
enseñanza reposa providencialmente, en lo más oscuros de la Edad oscura, e
incondicionalmente, sobre el Amor, valor trascendente y supremo, el Amor del Padre
seguramente, en respuesta al suyo, pero también del prójimo, aunque fuera
nuestro torturador 10.
*
* *
Otro aspecto todavía en el que debemos insistir es el sentido de lo
sagrado, inherente a cualquier espiritualidad verdadera. Cuando se asiste a la
tala de un árbol en plena magnificencia, que cae en un largo gemido doloroso, el
sentimiento que se experimenta es el de una violación, de una muerte razonada de algo único en sí, de
irremplazable por su potencia, su belleza, su equilibrio, su cohesión, su
frágil permanencia, todo lo que contribuye precisamente a lo sagrado. A lo que añade
todo un sistema simbólico, el eje que
conecta la base y lo alto, la multiplicidad y lo Uno, la Substancia y el Espíritu.
En su lenguaje mudo, el árbol revela al hombre las similitudes que les
aproximan, les unen, unirlos. Su culpa será de parecerse mucho
10. Una cuestión sin duda de los más complejos es el de
esoterismo cristiano. Para Jean Borella, especialista emérito, no hay ningún
esoterismo cristiano en el sentido que lo entendía Guénon ; especie de sociedad secreta
que habría desaparecido a partir de los siete Concilios exteriorizando o eliminando los constituyentes
esotéricos. Ver en particular Ésotérisme guénonien et mystère chrétien,
L’Age d'Homme, 1997; Problèmes de gnose, L'Harmattan,. El autor
reconoce que hubo en el origen del cristianismo un enseñanzas oral transmitidas
por Cristo a los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, prolongándose en Pablo;: la
gnosis, legada a continuación a los otros discípulos y sin ninguna relación con el gnosticismos de los primeros siglos, deformaciones
o desviaciones consideradas como heréticas.
San Pablo mismo advirtió contra la gnosis que ' infla (de orgullo ), mientras
que el amor “edifica”". (1. COR., VIII, 7). Para, Jean Borella, la
institución de los sacramentos, el bautismo y la Eucaristía constituyen es verdadero esoterismo cristiano. El singular
lugar del Cristo como hijo único de Dios y su Encarnación, le distingue
claramente los 'descensos divinas', o Avatarana.
al hombre: esto se
encuentra casi demasiado fielmente en este espejo frondoso y temblorosa; y por
poco que el hombre, no amando nada, no llegue incluso a amarse a si mismo, no ha de cesar de querer destruir
su imagen esperando autodestruirse. Viendo
caer este árbol, sabemos que un poco de espiritual fue quitado del mundo, y que
este mundo cerrado a lo más que él, es una picadura más de Luz por las tinieblas,
incluso si hay de repente más luz en el
bosque.
Entre lo profano y lo
sagrado, la distinción es tan cómoda como artificial. En una sociedad de desacralizada
donde los "Posters" ocupan el lugar de los iconos, los automatismos, los
ritos y la histerias colectivas, de comuniones, están asegurado que a excepción de algunos enclaves
paradisíacos milagrosamente protegidos, todo es radical y ostensiblemente
profano. La publicidad se dedica alegremente a la utilización de alusiones
religiosas con los únicos fines del
mercantilismo más vulgar;: los mercaderes del templo se vengan bien! Por el
contrario, en una sociedad de tendencias y prioridades espirituales marcadas,
todo se encuentra natural y
espontáneamente con una cierta aura de sacralidad. Ya no es más la materia y su
ley de la gravedad que tira todo abajo, absorbe y nadifica, es el espíritu que atrae todo hacia
lo alto arriba, purificando la materia y
volviéndola a su origen etéreo. Y más allá de estos dos niveles - espíritu y la
materia - que no pueden aún más que
mantener una visión dual, no hay
más que una sola realidad. Al igual que los "platónicos de Persia",
los padres griegos han podido ir hasta
hablar de materia pneumatizada y el espíritu solidificado. Es también lo que
una cierta física redescubre a su manera
hoy día. Sin duda todas las piedras no son literalmente sagradas; no se venera la piedra en tanto que tal, a menos de
idolatría, como se idolatra hoy un bello automóvil o un balón de rugby. Se
venera lo sagrado que la piedra se supone que simbolizan por su densidad, su
forma singular, su verticalidad. Todo lo que es insólito, espléndido, perfecto,
eventualmente también desconcertante o
monstruosa, puede reclamar un tal estatuto. La piedra es receptáculo de fuerzas vibratorias venidas de otra parte, a
comenzar por los meteoritos, como también vienen de otros mundos el genio, el profeta
o el santo.
Además de la adoración, lo sagrado tiene el poder de suscitar la
maravilla sabiendo volver al hombre su alma de niño. La aurora en su gloriosa exaltación, la montaña en su majestad,
la selva-Santuario en su obscuridad , presentan
las alineaciones de un misterio. También puede desencadenar un sentimiento de
temor, tal como la tormenta desencadenada, o incluso terror, en el espectáculo de
la apoteosis de nuclear. Porque lo sagrado leva en si una ambigüedad formidable,
lo "numinoso. 11.
Existe siempre en lo sagrado una parte de indefinida, ver de
ininteligible, escapando en todo caso más allá de la comprensión ordinaria. Como
Dios, él es 'transeúnte’ revelando lo completamente otro. De él emana cualquier
cosa que haga pensar, obrar y vivir de otra manera, devenir diferente de lo que
se era o se creía ser. En la medida que desordena, despierta; sea que envuelve y circunscriba lentamente,
sea que rebane al igual que el rayo y la
espada.
Tal como como se presenta, lo sagrado exige una forma de
considerar a los seres, las cosas, los acontecimientos, que no debe nada a la llamada
normal, rutinaria. Cada criatura se encuentra devuelta por él a su esencial; pero
hecha visible, manifestada, a través de una forma sólida y un nombre, volátil.
Es principalmente en tanto que portadora de esencia, su vehículo, que cada
criatura es digna de respeto, incluso más, de alabanza: ella aparece como ostensión de esto
que algunos llaman lo divino. Y cuanto más
se desarrolla en
11. El numinosum Rudolph Otto. Lo sagrado es una interfaz
para usar un término nuevo traduciendo una noción antigua, que los Antiguos
representaban bajo los trazos de bifronte. Se pueden distinguir por lo menos el
misterium mirum, fuente de admiración adorante y de encanto y mysterium
tremendum, el misterio del temblor de pavor.
nosotros la agudeza de una cierta mirada educada, ejercitada,
más pronto se revela teofanía, surgimiento, aparición divina; el árbol de todos
los tiempos, pero también el simple guijarro de los caminos, la plancha de
sinuosidades soñadoras, el plato de arcilla, el vestido de lana, todo ha sido productor
la naturaleza, pero también, fabricar una artesanía con mano maestra, deseoso
de extraer, del material más simple,
nobleza y belleza, todo lo que de naturaleza para ennoblecer los sentidos. Esta
mirada nos hace pasar de una visión monocular, la del Cíclope donde todo es gris,
simpleza, a una visión binocular, que se diversifica en unidad, vivifica, anima
y colorea, anterior incluso a unirse a una nueva visión, transfigurante, la del
“tercer ojo”, que da acceso a la unificación de la extensión y la profundidad.
Lo que es verdad del orden natural lo es más aún en el reino humano! No se advierte nunca más el
carácter sagrado de una cara, que no es
parecida similar a otra, y por
consiguiente, de toda persona humana, que cuando se ve esta abofeteada, hinchada,
desfigurada a placer, o cuando está reducida a los suplicios, al envilecimiento,
a la humillación, reducida por debajo de sí . Esto es lo que el cristianismo ha
mostrado plenamente mediante la Encarnación. Dios se hizo cara humana, pero
cara manchada, insultada, persona humana, pero la persona escarnecida. Lo
sagrado por excelencia acepta dejarse profanar; Tal vez porque bajo las peores apariencias,
él sigue siendo siempre lo que es, sin disminución o degradación posible.
Más que cualquier otra criatura, el ser humano es sagrado
debido a su posición vertical que separa a otros animales, pero también y a su diferencia también, a causa de
su
12. Así el negativo fotográfico pasa a su positivo, como el
ser humano pasa de la imagen a la semejanza, de lo incumplido a lo cumplido, de
lo muy oscuro a lo más que claro. Todo es cuestión de baños sucesivos; y tal es el significado de
las abluciones, o más aún, del bautismo, donde el catecúmeno debe ser
simbólicamente ahogado y asfixiado, morir a uno mismo, para renacer.
unicidad particularmente acentuada: cada ser humano aparece
en su sorprendente e irremplazable singularidad. Igualmente, a causa del poder
que es el suyo de escapar a toda embargo reductivo y definitivo a todo encierro
dialéctico, como es lo mismo para Dios, a pesar de las rejillas
teológicas lanzadas sobre él, de donde la gran frase de un Gregorio de Nisa:
"el hombre es la imagen de Dios porque escapa a toda definición".
Solo ser humano, a través de su voluntad, pero más aún, al no-querer, al
abandono puede dejar el estado condicionado donde la naturaleza lo ha colocado,
la circunferencia giratoria, para cambiar de lugar - y por lo tanto de condición - y unirse a otro estado, el Centro
mismo, donde la fina punta del espíritu
coincide con el Espíritu; abandonar el lugar de su idolatría personal, de su
"autolatria", para adquirir un estatus en su más alta cima , angélico.
Este carácter de excepcionalidad que confiere al ser humano una dimensión a la
cual ninguna otra criatura podría pretender , ni soñar siquiera; una dimensión
a la que una simple convención lingüística pero significativa da el calificativo de sagrado.
El ser humano pueden ser llamado sagrado
en lo que , sólo, su inteligencia,
abandonando el plan de los simples
fenómenos y de las apariencias siempre
cambiantes, escurridizas, que sirven de vestido a los principios, puede elevarse más allá, a los
principios mismos velos de la divinidad.
La espectacular regresión de lo sagrado en el mundo es
concomitante con el desarrollo de la barbarie. No sólo, entonces, el espíritu
se retira, sino la materia misma, que se podría creer radiante y triunfante, se marchita, degenera y
muere. Todo pasa y sucede ahora «delante del santuario» (pro fanum); todo se
vuelve profano. Sin embargo, el universo siendo tradicionalmente santuario, ¿Dónde
puede el hombre agarrarse en adelante cuando el mismo se exila fuera del Santuario? ¿Dónde hay todavía lugar
para él? Helo ahí convertido en un ciudadano de ninguna parte.
Es decir bastante que
la única tarea que aún incumbe a este hombre desarraigada, sin esperanza y sin oriente,
es redescubrir el significado y la dimensión de lo sagrado, debe lograr una entera
transformación de su vida. Este retorno a lo sagrado no se hará según toda
verosimilitud más que en medio de las
peores dificultades y sufrimientos purificadores Pertenece al restringido número
de aquellos que recuerdan este valor fundamental llevar a cabo todo para
acelerar su advenimiento y hacer este "más adelante” lo más inminente posible,
sin olvidar sin embargo y de todas formas , que "mi reino no es de este
mundo.
Este retorno a lo sagrado no es menos vivamente deseable. Puede
comenzar con lo más simple, que es también la más difícil: la adquisición de
una conciencia capaz de respeto y cortesía hacia las cosas, de deferencia hacia los seres, de religio con respecto a esta realidad que
es la Realidad probada a la vez como
evidente en su proximidad e inaccesible en su trascendencia.
*
* *
Tales son el número y la complejidad de los aspectos y de
las formas de la espiritualidad de la que
no hemos podido más que sugerir aquí algunos ejemplos. Tantas aproximaciones sin embargo
que son suficientes para mostrar el abismo separa la espiritualidad recibida de
las épocas altas y la mentalidad más
recientemente aparecida, concentrado hasta la hipertrofia en las contingencias.
La vida espiritual se revela en efecto como una sucesión de
impulsos del espíritu descendiendo sobre el místico como para venir a buscarlo y lo
invitan a unirse y de impulsos del místico que se elevan hacia el Espíritu,
periódicamente quebrados y revivificados por las "noches oscuras".
Plotino evoca este propósito, en su conclusión
de sus Enéadas , el hecho de "huir
solo hacia Él solo" hasta la identificación completa del sujeto que contempla
y el objeto contemplado. Sin duda es esta una vía abrupta; la vía humedad es más la nuestra, que no difiere
fundamentalmente, pero recurre a estas ayudas que son letanías, súplica, de acciones
de gracias, oración jaculatoria, tal como aparece muy especialmente elaborada en el hesicasmo
13.
Es urgente y necesario tomar medida aquí de la importancia
de la oración como eje central de la toda vía según el Espíritu. Demasiado a
menudo reducida a simples consideraciones morales o sentimentales, se olvida la
base de la oración; a saber que el hombre
se convierte en lo que piensa, o eso a lo que piensa, eso sobre lo que se concentra.
La India ha hecho de ello un verdadero leitmotiv de su filosofía. El que
orienta su mente en la fealdad, la violencia, lo sórdida, tiene pocas
posibilidades de no llegar a ser feo, violento, sórdido; el que se concentra en Dios se convertirá en
Dios. Se deviene lo que , por la fuerza del pensamiento, se desea ser 14 .
Occidente no está de sobra, incluso si ha abandonado el
aspecto de la tecnicidad de la concentración
mental. En su división de Naturaleza, Escoto Eriugena escribió: "El que comprende
de una manera pura se convierte lo que
él comprende". Plotino había ya
13 La repetición
santificante del nombre de Cristo insertado en la fórmula del publicano:
"Señor [Jesús-Cristo] ten piedad de mí ", heredado de los padres del
desierto y sistematizada en la Filocalia (traducción en dos volúmenes, Desclée
de Brouwer, 1995), ha pasado hoy día a ciertos medios católicos de occidente y
ofrece el ejemplo de una recepción que se tiene el derecho de considerar como
providencial, arrojada en plena subversión.
14 Véase, por ejemplo, Maitry-upanishad, VI, 34: "Eso que
se piensa, se llega a serlo El ." Yoga-vasishthava hasta afirma que "el
que tiene la convicción de pertenecer a la tierra, este se convierte en presa de la muerte"
(111,52,32 y 40). Y otra vez: "Es a fuerza de creerse mortal que el cuerpo
vehicular se convirtie en un cuerpo grosero como resultado de su tendencia habitual
hacia lo corporal" (111,21,54). ¿Es preciso reiterar aquí que este
pensamiento no es orden mental, sino que procede de la memoria del corazón, de
una cohabitación permanente y pacífica con el objeto de su contemplación?. Si
tomamos el ejemplo la música, podemos
decir que oímos sin cesar cantar en nosotros tal toque especialmente amado, sin que exista en en
absoluto la más mínimo traza de cerebralidad.
constatado que el
hombre tiene la capacidad de identificar lo Divino a condición de quitar este "excedente”, que, en
realidad, disminuye, porque este cualquier cosa de suplementario releva la naturaleza de la nada; para separarse
de todo lo que de ahí procede. La luz que emana de Dios, y por la cual el
hombre lo ve, es la misma que se encuentra en el hombre. Meister Eckhart expresará de otra
manera la misma idea: "el ojo a través del cual me veo y el por el cual Dios ve es un solo y mismo ojo.
Así, a lo largo de una búsqueda difícil y dolorosa, hecha de
obstáculos, de caídas y de subidas,
ensayos e incertidumbres, sin cesar contrariadas por elementos hostiles venidos
de las bajas regiones, lo que deben producirse acaba por producirse: la más
fabulosa historia de amor, este encuentro privilegiado del Amante y el Amado ,
ella misma preparación de una fusión total y definitiva, sin duda reservado
para algunos , pero propuesta a todos, la Deificación.
¿De qué se tratará en realidad en un mundo opuesto de todo punto al mundo
espiritual? De ninguna otra cosa que de imitar los modelos y arquetipos divinos trasponiéndolos
y calcándolos en nuestra existencia humana.
La Divino es Vacuidad:
-El hombre, alejando la falsa plenitud del mundo donde vive,
abandonado a un nihilismo artificialmente poblada de densidad ilusoria, se
dedicará a hacer el vacío en él, a evacuar su falso yo, sus pensamientos vanos,
sus ampollas, como el Cristo, a la
inversa, se ha vaciado de su condición de Absoluto – permaneciendo- para
esposar la humanidad.
Lo Divino es Soledad por
su carácter incondicionada, perfecto, infinito, totalmente uno:
-Hombre, apartándose de las falsas relaciones que obstruyen
su vida tanto como del aislamiento donde
él está confinado, se retira periódicamente, poniéndose momentáneamente al
margen, hará retiro para désidentificarse
de lo que le invade.,recargar las energía extenuadas y obtener una visión a la
vez más vasta y más distante de las cosas.
Lo Divino es el Silencio
antes de todas las vibraciones:
-El hombre, alejándose del estruendo de las palabras, de las
ideas, se acercará a lo indecible, se entregará a la meditación de lo que ha
aprendido, al rechazo del vagabundeo mentales, la suspensión o el alivio de los
encadenamientos de las causas y sus
efectos. Si "quien sabe se calla," según el Tao-te-King, el silencioso
se pone en condición de desacondicionarse, de aprender a desaprender, de
remontar a ese estado de la infancia donde el niño es aún niño, "quien no
habla todavía", pero aquí, el que no ha hablado más que demasiado y no ha gustado
los sabores de la no-palabra.
Lo Divino es Inmutabilidad:
"-El hombre, todo negocio y movimiento prioritario en
medio de los vórtices de la neurosis ciudadana, se aplicará a quedar inmóvil, a
semejanza del ' eje del mundo ' alrededor del cual el Todo se ordenado y se
establece. Nada la ayudará mejor que la
práctica de la sentada que favorecerá la
circulación de las energías a lo largo del árbol vertebral ; pero también, que
el equilibrio de las cualidades y disposiciones mentales; Pero también, que la
armonización de las componentes opuestas de la psique: todo un conjunto
instaurando en el hombre atrae ese medio,
ese centro mismo que una vez alcanzado ,
o al menos aproximado, atrae a él y
estabiliza todo lo que se consuma de
ordinario en la periferia y en el
mayor desorden.
Lo Divino, que es lo Sin-nombre, es también Nombre divino:
-El hombre, cesando de desgranar el rosario de sus ídolos: Progreso,
Técnica, Estado, Razón, probará la enunciación repetitiva de un Nombre, a su
invocación memorizante, a su glorificación. Pronunciar el nombre divino, es unir
la actividad soberana de Dios que, enunciando
su propio nombre, nombrándose a sí mismo, crea todas las cosas. Una tal invocación es, por tanto, la actividad
que más acerca el hombre de su señor; a tal punto que ella acaba por
identificarle a Él. Identificarse al Nombre, que es Energía y Presencia divina,
es en efecto identificarse a Dios; o más bien, es dejar a Dios proferirse en
nosotros.
Finalmente, lo Divino es Vida:
-Para alcanzar lo Viviente, el hombre pondrá en acto el ars
moriendi, que es a la vez muerte al mundo ejercitándose, como dijo Filón de Alejandría,
en “ser indiferente a las cosas indiferentes” y la muerte al yo ejercitándose, según
Angelus Silesius, en "morir antes de su muerte," el yo una vez
muertos, no queda nada en efecto que sea susceptible de morir. El hombre así librado de si recobra lo que él siempre había sido, pero
que había olvidado: lo Divino, más allá tiene pantallas, las cortezas, las crispaciones,
las identificaciones y las ilusiones de todo tipo.
¿"Si la filosofía es "amor de la sabiduría", ¿qué
es esta sabiduría sino la realización integral de lo Divino en el hombre por
eliminación y sacrificio de todo lo que
no es esencialmente el hombre en él?
Podría ser que la oposición que hemos establecido todo a lo largo de este
libro entre las dos polaridades -Mundo moderno-Espiritualidad – sea es una
visión cómoda, facilitando la confrontación de las exposiciones que ella suscita, pero
permaneciendo en una oposición demasiado escolar para que corresponda verdaderamente
a lo que es. Ciertamente, estas dos polaridades existen y no tienen que probar
que tienen cada una características y extremo , se trate de es un materialismo
todopoderoso o de una espiritualidad replegada
en sus últimos recursos. Pero un materialismo
que, víctima de demencia totalitaria,
corre el riesgo de abismarse en la disolución y una espiritualidad que, exacerbándose
ella misma , puede degenerar en integrismo devastador, yendo hasta ser
materialista bajo pretexto de combatir el materialismo.
Pero es igualmente posible sorprender en el seno de una
modernidad polimorfa y compleja, a pesar o a causa de ella, ciertos elementos
espirituales, totalmente inesperados, que aparecen en oposición directa con el
materialismo institucionalizado. Es así como la religión hedonista del cuerpo ha
podido conducir en reacción a la concepción de un cuerpo instrumento de transformación
interior. El exceso de urbanización aplastante
incita a encontrar los principios
de la ortodoxia formal religada a los cuadros y modos de vida tradicionales. Del pesado sistema
de una educación teórica y parcelaria
nació una pedagogía activa y holística, deseosa de reconstruir al niño sobre otros datos. La desafección creciente de la opinión
con respecto a la cosa pública, si puede preocupar por su aspecto de desmovilización
ciudadana, no indica menos la desconfianza que inspiran los ' grandes de la carne' y vuelve la
atención hacia las más graves cuestiones, como el mundialismo Del reduccionismo psicológico, asociando el
alma una entidad material, han nacido paradójicamente han nacido psicosofías susceptibles
de abrir la vía al "superconsciente". La omnipresencia del
cientificismo ha jugado en favor de una revisión cuidadosa de los puntos de
vista científicos, en lo sucesivo dotados de una nueva lógica y diversificando
la materia en "niveles de realidad,
rechazando el azar, trabajando para un nuevo encantamiento del mundo. El
academicismo de los sistemas extenuados
de la filosofía oficial ha favorecido la emergencia, o más bien la invención
(en el sentido de redescubrimiento) de una antigua filosofía de eterna juventud,
la philosophia perennis, que
reúne las grandes tradiciones de la
humanidad en lo que tienen en común y universal sin atentar sin embargo a la
integridad de cada uno.
Estos son los signos
inesperados, animantes, precursores de una posible renovación de la
inteligencia del corazón y de la visión del hombre y el universo, de un
renacimiento en el corazón de la esterilidad. Estas reacciones, estas réplicas
se encuentran segregadas por el mismo mundo moderno, que convendría por lo
tanto nombrar más bien posmoderno. Notable ilustración de la ley que quiere eso
si semejante atrae lo semejante puede también suscitar su opuesto.
Aunque la victoria no sea ganada la, espiritualidad no puede
morir. Cualesquiera que sean las
circunstancias vividas hasta el fondo último del infierno, es preciso constatar,
no se quisiera, la fuerza de una evidencia: la obstinación con la que todo organismo viviente, contrariado, combatido, se las arregla para frustrar lo
que quiere destruirlo. Se trate del fuego renaciendo de las cenizas, del agua filtrando
bajo de la piedra que la obstruye de las
plantas devastadas emergiendo por acodo, especies animales exterminadas, pero de
las que un pequeño resto surge en otras
tierras; que se trate, más aún, de sociedades humanas, víctimas del genocidio, pero
cuyos sobrevivientes se fijan bajo otros cielos, multiplican una descendencia,
legan una tradición. Así es también de los monumentos religiosos reducidos al
estado de ruinas, de ideas filosóficas dispersadas
a lo lejos, los restos de leyes y de ritos,
que se recuperan lentamente, se organizan diferentemente, pero alrededor o a
partir de las mismas referencias y las mismas prioridades. Sin duda los espirituales no están allí más que para testimoniar : por
escrito o la palabra, la oración o la acción. Constituyen esta minoría que
siempre ha hecho todo y, a lo mejor, ha salvado de lo peor. Lentamente, subterráneamente,
sus ideas caminan, dirigidos, amotinan simpatías, traducen en voz alta lo que muchos
piensan sin osar ni saber decirlo.
Es sobre este ambiguo terreno de reduccionismos corrompidos,
de fundamentalismos exacerbados, de religiones abandonadas, de desviaciones florecientes y, aún más, de un ateísmo retrógrado, hecho
de escepticismo sin sonrisa, de espíritu de crítica sistemático y rechazo
desesperado, en el que tenemos que trabajar incansablemente sobre la base de
talento otorgado a cada uno y las circunstancias en las que cada uno se encuentra
confrontado, sin considerar jamás este trabajo reservado a otros como se lo
querría de la santidad.
Obrar con la misma voluntad que si en efecto debiera aparecer una nueva fase cíclica y con el mismo
desapego que si ninguna debiera suceder
a esta, debe ser nuestra regla de conducta: hecha de desinterés, de abnegación,
de serenidad y de fe. Contribuir a este
edificio del Espíritu, consagrar aquí sus fuerzas vivas, combatir a ‘tiempo y a
contratiempo' y ver en este trabajo el
rescate más precioso que sea posible para
el hombre, esto no es solamente para dar
un sentido a la vida, es descubrir que la vida es ella misma el sentido; No es
simplemente pensar –todo .. de otra manera , es pensar de otra manera …
En cuanto a la existencia misma del Espíritu, no hay ninguna
necesidad de recurrir a razonamientos abstrusos,
justificaciones escriturales, a argumentaciones superfluas; el Espíritu se establece de sí mismo: por sí mismo, en sí
mismo, cómo y cuándo lo estime conveniente. Lo mismo que el movimiento se
demuestra andando, el soplo (pneuma) que pasa sobre nuestras cabezas en las
brisas ligeras o en tormentas
turbulentas no es otro más que una parcela de ese Espíritu (Pneuma), extraído de
su totalidad como las fracciones eucarísticas lo son del Hombre crístico. Por
otra parte, nuestra propia respiración nos lo revela en el interior mismo de nuestro ser: criaturas
esencialmente respirantes, nosotros mismos somos lo que buscamos por todas partes alrededor de
esta prueba irrefutable que traza de
instante en instante nuestro aliento en
las páginas invisibles del Aire.
JEAN BIÈS
ORIENTATIONS
SPIRITUELLES POUR UN TEMPS DE CRISE
D’un bon usage du
monde moderne
Pardes, 44 rue
Wilson, 77880 Grez-sur-Loing
Páginas 133-1622
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