sábado, 12 de julio de 2014

En la escuela de la Nueva Humanidad (Jean Biès)


En la escuela de la Nueva Humanidad por Jean Bies



24 de mayo 2013   Bies Jean , Educación

(Revue 3e Millénaire ancienne série. No 10. 1983)

Un mundo en el que se aburre, un mundo donde reina el miedo. Un pretendido  universo Igualitario. Este es el ambiente que planea tan a menudo en las escuelas y colegios. No se propone allí ningún ideal excepto el del éxito en los exámenes y diplomas. En cambio producimos agriados o rebeldes. Más tarde los rastros y los traumatismos posteriores  serán perceptibles  en los adultos: pesadillas, neurosis, complejos, etc. ¿Panorama sombrío? ¿Excesivo? Tal vez para algunos, pero tan  raros. Sin embargo, Jean Biès,l profesor en Pau, sueña en lo que podría ser la educación escolar y este ensueño no tiene nada de utópico en esta escuela mágica  que el  evoca,  escuela  regida por esta consigna maestra: "Que los niños sean  felices! ".

 

No es nada raro que escuchemos hoy comparar la Enseñanza a una galera de la que los "enseñantes" serían los galeotes. Es que sus estructuras como sus métodos constatan todos de diferentes maneras, una mentalidad regresiva y represiva, reposan  en una administración napoleónica, imponen una pedagogía totalmente ignorante de los recientes  descubrimientos de la psicología infantil como de los del funcionamiento cerebral. Bajo el pretexto o la exigencia de mejoras y adaptaciones, las reformas suceden a las reformas, cuya complejidad creciente termina  en lo contrario de lo que se esperaba, suscita  decepciones y protestas, se suma a la anarquía de los fines del mundo: tantos ensayos infructuosos de los que, reducidos a la condición de los conejillos de indias, los ciudadanos de la república juvenil  sufren las consecuencias. Ninguna solución, aunque sea emanación de las  " consultas base " se atreve a romper con los antecedentes pasados, ni considera al ser humano en su totalidad; y esto en un momento en el que se consuma  una mutación de conciencias que aspiran a una vida totalmente diferente y  desean, en contra de una infantilización general y obligatoria,  la libre elección de las actividades, una mayor cuota de responsabilidad.

 

Mundo de aburrimiento, de la limitación y condicionamiento, la educación no responde a lo que debería ser.

 

¿Hablaremos de humanismo, cuando se encuentra encerrado en un mundo donde el ejercicio de la inteligencia y la educación de la sensibilidad están en trance de no ser nada más que anexos de una pesada maquinaria tecnocrática? Un funcionariado inhumano  y palabrero  desarrolla una especie de opacidad rígida, enemiga de toda frescura creadora, multiplica las obligaciones extrañas a la paideia, instaura  una mediocridad burocrática vejatoria. Registro ofrecido a la reflexión: el oficio de maestro es el  que suministra  a los psiquiatras su mayor contingente de pacientes.

Desconfiando del derecho a la diferencia, la educación de masas se quiere idéntica para todos, a pesar de algunas tentativas de intentos de personalización para dar el pego. La cultura que ella dispensa, adaptada al gran número, se  condena por eso mismo a hacerse  esquemática y primaria, a no ser la  mayoría de las veces más  que  un "saber ignorante" [1] . La uniformización  y la baja de nivel se hacen  evidentemente, en detrimento de los mejores, y por consiguiente, a largo plazo, de toda una sociedad. No son ya tanto seres felices, plenos, equilibrados lo que se suscita, como números  a medida conformes a los imperativos de la economía, educados en el temor a la autoridad o abandonados laxismo. Por poco que se añadan adoctrinamientos hábiles - y sabemos la influencia que ejercen sobre los adolescentes otros adultos que no sean sus padres, y el partido que  puede sacarse de su maleabilidad - todo está en situación, implícitamente, para la cosa totalitaria.

Igualitaria  por esencia, la educación de masas descuida las diferencias de  aptitudes, de sensibilidades, de memoria, de formas de aprendizaje; le es cómodo ignorar que si  algunos aprenden mejor en grupos, otros aprenden mejor solitariamente: que algunos prefieren trabajar por la mañana, otros por la tarde; que a igual a la edad física, la madurez mental no es la misma para todos, ni entre los sexos. No tener en cuenta  estos datos, es referirse todavía a los tiempos bárbaros (y recientes) donde se ignoraba todo  de las diferentes  especializaciones de los hemisferios del cerebro. ¿Significa esto que debemos abogar por un retorno a la preceptoría? No solamente la  cosa  no es posible, sino  no es deseable para el aprendizaje social. Lo que lo es,  es la formación de clases poco numerosas y el respeto de las inclinaciones y vocaciones como expresaremos más adelante.

La pedagogía oficial hace de la escuela para esa mayoría de  niños de  que la que se dice cuidadosa, un mundo en el que nos aburrimos, ya que fuera de los  controles que ella ejerce y los diplomas que concede, no la vemos ningún ideal   de realización o de superación, investir de alguna misión, algún  mensaje. Si ya no es el lugar de suplicio, no es ciertamente jardín de delicias: al crujir de dientes han sucedido la nivelación  y la monotonía que sólo logra transmutar en alegría el timbre de los fines de curso... ¿Cómo se hace sin embargo para que los ojos brillen, que reine la calma y una atención sostenida desde que se abren los paréntesis extra-escolares? A pesar de algunos alivios, la jerarquía de miedos establecidos por los adultos se refleja en las relaciones entre alumnos y profesores: miedo de ser reprendido, escarnecido, castigado, miedo de llegar tarde, miedo de no haber hecho su trabajo, miedo a fallar en  el examen. Esto no carece de influencia el comportamiento del niño, de hacer de él  un tímido, más tarde, un amargado o un rebelde, de dejar a los  traumatismos  acompañarle toda su vida. Se ha demostrado que el miedo en todas sus formas, así como la fragmentación de los materiales, los horarios fijos, pero también las amistades rotas, las buenas voluntades decepcionadas, las frustraciones, terminan haciendo una acumulación de ansiedades, que remontan a la edad adulta y forman pesadillas, complejos, neurosis y estas afecciones  llamadas "pedogénicas", de las que no están excluidas  cánceres  y crisis cardiacas. De ahí la pregunta: "¿Será que nuestras escuelas autoritarias que impulsan el éxito, inducen el temor  y que nos hacen mantener  el ojo en en nuestros reloj, nos ha ayudado a instalarnos en la enfermedad de nuestra elección? ... "(Marilyn Ferguson, Les Enfants de Verseau , Calmann Lévy, 1982, p. 208 y ss.).

Nos gustaría suponer  que la vuelta a un hogar tejido de  afecto  remediaría los daños del día. Esto se revela cada vez menos cierto a medida que se fragmentan  las parejas, ofreciendo a un niño desorientado la imagen poco atractiva del mundo no nos atrevemos a llamar adulto. Como los padres, los pedagogos son víctimas de las distorsiones familiares, agresiones de la vida  moderna, cuando no son los de clases hacinadas, llenas de confusión y vibraciones negativas. Cada vez más asimilados  a simples animadores a tiempo completo, su deseo de bien hacer se embota , se afloja; imaginamos  las consecuencias que se siguen a nivel de trabajo y de influencia ... Este "dimisión de los adultos " corresponde, a la vez, a ausencia de cualquier  enraizamiento  en las certezas, la pérdida de valores y verdades fundamentales, a  la influencia de esas heridas ocultas que socavan la  dynamis que los jóvenes tienen necesidad de sentir que está allí, disipan la ejemplaridad que los  cachorros de hombre tiene el deseo de imitar. Con la intuición de su edad, pronto han percibido que si sus "guías" están inseguros  del camino, si ellos mismos no creen más que la mitad de lo que enseñan: el sentimiento de abandono no está lejos.

Otro hecho  al cuál los niños no dejan de ser sensibles es el conjunto del desacuerdos que adivinan entre adultos, y que, en lugar de ser sobrepasados, dividen y debilitan al nivel de disputas mezquinas (Entre estos penosos arcaísmos, citemos la lucha secular entre "creyentes" y "laicos", que muestra hasta qué punto el sectarismo todavía prevale sobre el olvido mutuo de las ofensas y la aceptación de creer de otro modo.)

¿Cómo, en un orden de ideas similar, los estudiantes, confrontados con "pensadores" que no hacen más que contradecirse entre ellos o reconocen haberse equivocado toda su vida, pueden ellos mismos orientarse allí? … He aquí, entre otras razones, lo que crea el malestar de la juventud, de la que vemos una  parte creciente refugiarse en un erotismo desenfrenado, la rebelión, la marginalidad, el suicidio… Sin haber sido  nunca, estas generaciones hastiadas se asfixian en la " dificultad de ser "; están  pobladas de niños-viejos que, al contrario del sabio oriental, perdieron el candor de la infancia sin haber adquirido la experiencia de vivir [2].

 

Un crimen de lesa-civilización

Acabamos de referirnos a Lao-tseu. Conviene denunciar el provincianismo en el cual se confina todavía una escuela que alaba el cosmopolitismo de Montesquieu y queda obstinadamente  cerrada a toda especie de pensamiento que no sea europeo. No es tolerable ya, cuando son conocidos hasta en nuestra casa los acontecimientos  políticos, económicos y deportivos, que se celebran en las antípodas, que los estudiantes de la edad planetaria sean todavía mantenidos en la ignorancia de los nombres más grandes de la filosofía  china, árabe e hindú, crean todavía como únicos dignos de consideración los  sistemas occidentales de moral, de lógica o de análisis del alma. No es tolerable ya que una Universidad que se dice de vanguardia tenga que  imponer allí todavía el estudio de los ideólogos del siglo XIX e ignorar a sabiendas, en el campo de sus disciplinas, los nombres de Jung, Corbin, Eliade, Dumézil, Lupasco. Podemos sólo armarnos con armas de la indignación para denunciar  la suficiencia de una cultura cuya área de dilatación se reduce a este " pequeño cabo del continente asiático " reparado por Valéry, y la que se ensaña en proscribir de los  programas toda obra que correría peligro de salvarla de la irrisión[3] .

 

Otro aspecto todavía de la Enseñanza incriminada es que, ignorando las nueve décimas de la cultura mundial, exige la  hipermentalización. Fritjof Schuon hizo observar que " la falta del Oriente caído, es que no piensa más, la del  Occidente caído, que piensa demasiado y mal " (Perspectivas espirituales y hechos humanos, Cuadernos del Sur, 1953, p. 26). El mental, ágil y criticón, no puede conducir a ningún respuesta  definitiva y asegurada; acaba por girar  en el vacío, se puebla de obsesiones, es su propio tormento. No ha cesado  de alcanzar el fondo de la "cuestión", sin darse cuenta  si la cuestión tiene o no tiene fondo; corre tras las  "soluciones" olvidando preguntarse si verdaderamente hay  "problemas"; suscita "problemas" allí donde no los hay. No pudiendo alzarse a las evidencias últimas s donde, según Aristóteles, " el alma se hace lo que conoce ", segrega depresiones y neurosis. La Universidad es el lugar de estas secreciones. La pasión por la "investigación"  por ella  misma  desenrolla las  series de raciocinios  que no conducen a nada, sino a más orgullo y agresividad. La hipertrofia del sentido crítico hace de los intelectuales privados de las prácticas de interioridad  eternos insatisfechos. Y Carl Gustav Jung comprueba que " cuanto más predomina la razón crítica, más se empobrece la vida " [4].

Así se perpetúa un crimen de lesa-civilización.

Preocupado ante el actual del suicidio de la raza blanca, Jean Servier observa que " aplicamos a nuestra juventud, a las células nuevas  de nuestro organismo, la tutela aplastante que extendimos al resto del mundo "; y todavía , " proponemos como único fin posible a los adolescentes aprender  un oficio, luego de vivir para un trabajo deshumanizado, sin otra ambición que de conseguir sobrevivir degradándose " (El Hombre y el Invisible, R. Laffont, 1964, pp. 359-360). Ciertamente, se han hecho  algunas pruebas de salvamento; no sobrepasan apenas las guirnaldas de la maternal. El cuadro verde sucede al negro: no es mucho más campestre. Presentamos como un gran progreso la gratuidad de los libros escolares: Existía en las pathasala sánscritas de hace veinte siglos… Los innovadores, no siempre hábiles, no aceptados por los padres desconfiados, los  colegas celosos, los  administradores cuyos  automatismos no quieren  que se los desarreglen, deslizan al desaliento, tornan a la depresión. Los poderes oficiales, que detestan lo desconocido, no se  ven menos amenazados por lo que es posiblemente sólo lo bien fundado de estas tentativas.

A pesar de las reticencias, ciertas de ellas llegan a echar raíces, a informarse. Montessori, Steiner, Illitch, Neill figuran entre estos espíritus audaces que consiguieron hacerse  oír. Debemos a Marilyn Ferguson de haber puesto un conjunto de comparaciones entre ambos paradigmas educativos en  presencia : el que está vigente todavía casi por todas partes hoy, y el que se desearía sustituirle ( Sr. Ferguson, op. cit., pp. 216-218). Mientras que la educación oficial recompensa el conformismo, presenta estructuras rígidas e impone programas, la educación nueva admite las divergencias, ofrece estructuras flexibles, abre un abanico de actividades facultativas. La una apela a un modo de pensamiento analítico, lineal, unida al " cerebro izquierdo ";  acuerda su confianza al saber teórico y libresco; la  otra pretende educar la totalidad del cerebro, completa lo abstracto con la experimentación interior, una acredita el papel de la tecnología, se erige con arreglo a la eficacia; la otra  favorece la exploración de sí, la investigación de una centralidad, concede todo la importancia a las relaciones humanas, tiene como  primera preocupación de edificar a una persona.

De los diversos sistemas próximos del segundo paradigma , que pueden renovar la fisonomía escolar, el más completo es aquel del que Shrî Aurobindo y la Madre pusieron las bases creando en Pondichéry el Centro internacional Educativo [5]. Si, como gusta pensar en ello con razón, Oriente es susceptible de venir en ayuda de Occidente, lo es particularmente  en un dominio tal como el de la pedagogía. No se trata en absoluto de importar, a ojos cerrados, de imitar por voto de pobreza voluntaria alguna inspiración extraña sino, como siempre, de escoger los elementos asimilables, de adaptarlos, de fundirlos en lo que proponemos aquí. Lo que los romanos mismos, a pesar de una soberbia imperial, no dudaron en  hacer, tomando prestado de griegos todo lo que podía enriquecer los edificios de piedra y de espíritu de su propia razón de ser.

 

La educación nueva hará frente a  otra atmósfera.

 

No volvamos sobre el hecho ahora admitido que la primera aula de clase es la caverna  de carne en la cual se elabora una alma tan misteriosa y frágil, ya más ardua de lo que todavía no es. La madre ejerce sobre el niño que lleva una influencia indefinida pero reconocida. Debe por esta razón, en lo posible, vivir en una cierta calidad de pensamiento y de sentimiento, moverse en el seno de un decorado agradable, soñar para su niño con ideal más alto - lo que no se convierte forzosamente en decir: " mi hijo será ministro o embajador… "

Hasta antes de pretender elevar e instruir, sería de buena guerra, o más bien de buena paz, que padres y pedagogos reciban estos rudimentos preciosos de " educación del emociones " que ahorra irreparables torpezas. El niño ya juzgó a los que exigen de él actitudes que ellos mismos no tienen, los que no saben controlar sus humores, los que hacen recaer sobre otros lo que tienen que reprochárseles a mismos. En la educación nueva, ni padres ni maestros tienen razón para mostrarse autoritarios o despóticos. Hacen al niño reconocer espontáneamente su error mostrándole lo que podía haber allí de falso en tal movimiento, explicándosele con calma y afecto en que se equivocó, desplegando ante  él  las consecuencias de lo que eligió  como actitud. Si el niño ha experimentado que algunas de sus elecciones  confunden  su  alma con desgracias  se apartará en el futuro. Le será dejada libertad de   cometer errores para no cometerlos más. Esto no es en absoluto indiferencia  o licencia  sino iniciación a las responsabilidades ,acceso a los primeros puestos del gobierno de sí. El niño no perdona a las personas mayores sus  injusticias, odia el chantaje, la humillación pública, la coerción; pero gusta que se le de confianza, que se le encarguen  "misiones " de su edad, que se apele a  su dignidad personal; en resumen, que se le ayude a crecer. En lugar de derrota, el fracaso aparecerá como una condición de  éxito ulterior. La disciplinó se hará por si misma, si se basa en la comprensión. Debe tener cuenta la infinita diversidad de reacciones humanas al mismo tiempo que la unidad primera  de la conciencia., La  actitud más justa es sin duda que  amor y rigor – reflejos  aquí abajo dela  Misericordia y la Justicia – alternen naturalmente:  rigor pues " la benevolencia por sí sola no eres suficiente, si no la  insolencia se  manifiesta  poco a poco " [6]; pero ante todo y sobre todo , el amor, porque es la esencia y el origen de todo, y los  "daños" imputados al  niños no son más que el eco  de los errores parentales, en  los que no cuenta para nada.

En el nueva educación, la consigna principal es que los niños su felices. Y en primer lugar,  en las clases, e  importan la disposición, la  iluminación, la ventilación, la decoración. Se satisfará ahí una necesidad de intimidad y de alegría, sentirá ahí como en su casa.  ¿Es necesario precisar   que el número de cada clase no debe exceder de una docena de alumnos ?... Los cursos al aire libre son un sueño  que algunos climas permiten llegar a convertirse  realidad. Además, desearíamos que la escuela no esté separada de la naturaleza, que se encuentra lejos de las solicitaciones ciudadanas, de todo lo que deteriore un espíritu, un cuerpo, un sistema nervioso en  formación  [7]. La  concebiríamos rodeada de espacio verde, de arboledas, de pequeñas áreas cultivables, suministrando la  alimentación requerida, y cuyo trabajo conciliaría lo manual y lo mental. Por lo tanto, y aunque está situada entre los árboles, el liceo  ya no sería el " lugar del Lobo " (y sabemos cuánto " el hombre eres un lobo el hombre "), sino que recrearía bastante la  atmósfera de esas universidades  silvestres, las tapovana, que Tagore describió [8].

El ausencia de castigos (que se revelan inútiles  en el seno de una confianza recíproca) se  acompañada de la ausencia de notas, de composiciones, de clasificaciones. La emulación se manifiesta más bien, según el espíritu lúdico ,en el dominio de las  competiciones  deportivas. La sistema de notas  fomenta la vanidad, acentúa el sentimiento de superioridad o de fracaso… Lo reemplaza ventajosamente las conversaciones privadas entre alumno y profesor; sé hace que el alumno  corrija el mismo su  cuaderno, lo haga corregir por un camarada o que el profesor la repita ante él con las reacciones y las explicaciones necesarias. En cuanto a los exámenes, cuya  justicia siempre depende  de un concurso de azares huidizos, imprevisibles, los imaginamos reemplazados por controles regulares efectuados en el transcurso de los años, en función de la participación personal en el trabajo común de la clase.

A partir del decimoquinto año aproximadamente, y después de haber recibido los elementos de base indispensables, la  misma inquietud  de libertad deja al alumno la opción de los cursos que seguirá. Compondrá su programa, organizará a su guisa el tiempo que quiere dedicar a cada materia, para avanzar a su ritmo, en lugar de sufrir un ritmo arbitrariamente impuesto a todos desde el exterior. .

El respeto de los gustos, las necesidades, las aspiraciones, aspectos  de trabajo, y  también  de la  "vocación" personal. Esta "vocación" puede ser imperiosa y precoz; puede quedar largo tiempo  enterrada: un psicólogo comprensivo ayuda a descubrir, por lo menos a despertar las inclinaciones prioritarias. La condición más alta de la felicidad  es hacer en la vida lo que se quiere hacer; es también el mejor medio de tener éxito  en  lo que se hace.

Se objeta que los niños no harán, más tarde, únicamente lo que les gusta, y que hay que informarlos sobre el mundo que los espera; se duda  de lo bien fundado de la ausencia de notas; se insiste  en la necesidad de una "cultura general". A lo que se puede responder que los niños de la nueva educación no están secuestrados, y que el mundo, con sus cargas de horrores y de crudas realidades, pronto habrá  de visitarles: la vista de algunos documentales sobre el hambre, la guerra, la tortura, los impresiona ya bastante para hacerlos reflexionar sobre lo que este mundo tiene  todavía de oculto, de primitivo, de inconcluso. ¿Más bien que estas exposiciones de cuadros de espanto, no  sería mejor, por otra parte, prepararles desde ahora un mundo más acogedor, incluso ayudarles a prepararlo ellos mismos?

El ejemplo del Centro internacional de Pondichéry - pero sería  lo mismo para cualquier otro, de inspiración similar - muestra que los alumnos que salen de allí sin haber conocido el yugo  las notas y de las asignaturas obligadas pasan brillantemente los exámenes y concurso de Enseñanza  oficial, a menudo se revelan los sujetos de élite destinados a las altas carreras. En cuanto a la "cultura", no es forzosamente lo que se queda cuando se olvidó todo; puede también hacer rectificar lo que es falso de  lo que ha aprendido, permitir conquistar  su personalidad, abrirse en la alegría de ese verso que se lleva y  que viene a nuestro encuentro. ¿Qué vale más un mosaico de especialidades olvidadas inmediatamente después de rendido el  servicio, o  alguna realeza de pensamiento donde se destaca? …

Otro principio superior de la educación nueva es que nada debería ser verdaderamente  enseñado. La función del profesor no es ya aquí imponerle al alumno tal saber, sino sugerírselo, mostrarle cómo encontrarle en él, ayudarle a extraerlo de sus profundidades, este saber del que tienen, sin saberlo, el contenido. El profesor dejó fuera la costumbre de hacerse útil, de  creerse indispensable, de tener siempre razón y de hacerse valer. Ha  dominado  sus movimientos, adquirido la paciencia indispensable, la igualdad de humor, se hizo impersonal para facilitar la eclosión de las jóvenes personalidades –lo que  no excluye que tenga el mismo una personalidad poderosa. Pero más que causa primera, es partero de ideas, despertador, iniciador; menos maestro de   pensar que maestro de vivir; comunicando su entusiasmo  y sus admiraciones; levantando sobre las cosas otras miradas. Le es lícito hacer de su oficio  un instrumento de purificación personal, de realizarse enseñando. “Toda vida es yoga ", gustaba decir a Aurobindo; y la Madre consideraba que " había que ser un gran yogui para ser un buen profesor… " La etimología de la palabra nos persuade que concierne al que " lanza la palabra adelante " (profari), aquel cuya función es hablar, lo que se hace expirando. Sacrificial  por excelencia, esta función es esa en dónde se da a otros su palabra, su soplo, su energía; y no es en absoluto azar si expirar también significa exhalar el alma. Mucho más, el que habla delante  es también el que habla por anticipado. Dotado del don de profecía, es el confidente de la divinidad, el transmisor de sus anuncios. ¡He aquí qué ensancha singularmente las dimensiones de lo que debe ser el verdadero profesor! …

Solas  tales transformaciones de comportamiento  y de mentalidad suscitan otra "atmósfera", condición previa a otra pedagogía. Debemos ver ahora cómo y sobre cuales planos se ejercitará ésta.

 

La educación nueva será una educación integral.

 

El primer error de la educación moderna es que nunca  consideró en el ser humano más que  la función intelectual, en detrimento de la sensación, del sentimiento y de la intuición. La educación a la cual nos referimos tiene en cuenta estos cuatro aspectos, se aplica su desarrollo armonioso. Favorecer sólo uno y más que otro, el mental, es desequilibrar el todo de la persona, sembrar allí gérmenes de neurosis. El hecho de que se concede desde hace poco más atención  a la formación corporal indica las primicias de una voluntad de cambio. No es menos continuar amputando al ser de lo esencial. Lo mismo que la educación nueva concilia al individuo y la sociedad, la autonomía personal y la interdependencia, la tradición y la innovación, se interesa, totalmente como la medicina holística, en la totalidad del ser, abraza la cuaternidad. Se preocupará pues, simultáneamente, de sus niveles físico, vital, mental y psíquico.

 

El plano físico corresponde al cuerpo con su conjunto de músculos y de nervios, el juego de sus actividades, la variedad de sus funciones.

No son preocupaciones superfluas  dar al cuerpo los alimentos de los que tiene hambre, de asegurar la limpieza, de concederle el número de horas de sueño que reclama y  que varía con las estaciones  de la vida y las del año.. ¡Error pues  despertar, en el corazón del invierno  sobre las siete de la mañana, al niño de diez primaveras qué no debe hacer esperar un coche de recogida! … Otro error  retomar  los cursos en plena digestión: a muchos la siesta, desconocida, revelaría sus virtudes reparadoras… la educación del plano físico disciplina el cuerpo acostumbrando al niño a percibir el funcionamiento de los órganos internos, con el fin de asegurarse progresivamente su control. Indica las actitudes,  posturas y  movimientos correctos, entre los cuales la muy sabia " posición del loto ", modelo de simetría y de estabilidad: los regímenes de mesas, de sillas, instituidoras  de escoliosis, no tienen el carácter indispensable que se les presta. Enseña a mantenerse derecho, con el fin de dejar circular los soplos energéticos, armazones sutiles del ser, a respirar plenamente, lentamente, conscientemente - precauciones cuya  suma disuade muchas enfermedades, conjura el uso abusivo de medicamentos.

Una hora de ejercicios matutinos asegura a las diferentes partes del cuerpo la salud, la flexibilidad, la alegría de ser. Poca importancia  su naturaleza - gimnasia sueca, hatha-yoga (provista  de los aligeramientos que se imponen), artes marciales japonesas (hechos en el espíritu que es el suyo) - con tal que estos ejercicios den forma a un cierta  belleza del cuerpo, prefiguración de la belleza interior, sean como los bosquejos del cuerpo de diamante totalmente penetrado de conciencia … Observemos sin insistir ahí  que es bajo la influencia de un cristianismo alterado y dualista, como el cuerpo, durante siglos, sufrió condena; y este desprecio se prolongó en una edad que sin embargo se había sustraído de ahí. El cristianismo verdadero no es hostil hacia el cuerpo, este estuche del espíritu, sino a la carne como sexualidad depravada, preocupaciones materiales, tener y saber al servicio de la voluntad de poder  [9].

 

El plano vital designa la madeja de los deseos, los impulsos, las emociones, las pasiones positivas y negativas.

Su educación se propone el desarrollo de los órganos del sentido, la transformación del carácter, la apertura al inconsciente. Despertar al niño al amor de las cosas bellas, a los espectáculos  de la naturaleza, a los "milagros" en los que abunda el universo de las plantas y de las bestias, iniciarlo en  la apreciación de las obras de arte, son los primeros grados de esta formación. No hay ninguna razón para que las asignaturas artísticas sean tenidas como parientes pobres. La educación del gusto y de la sensibilidad afina el alma, enseña la delicadeza, dispensa la vida de lo que tiene de vulgar, de brutal, domestica y estiliza la horda de los instintos; permite al creador sostener  su simple derecho a la existencia. Artes sonoras, visuales y plásticas serán practicados por los que demuestran disposiciones requeridas. Actividades artesanales y manuales perderán la infamia de serlo una y otra.

Si la vida en grupo acostumbra a angulosa diversidad de las naturalezas humanas, no favorece apenas la "creatividad". El niño creativo se ve, se quiere  trabajando sólo. La comunidad que lo rodea y no se le parece le hace agresivo, le reduce al silencio; y es conocido que tal niño se desanima rápidamente. La educación nueva respeta su soledad, sin tasarlo obligatoriamente de "asocial". No entra en juego de la sociedad, la cual necesita sobre todo del creativo y se ocupa de eso lo menos que puede,  sea en nombre de la igualación absurda por lo  bajo, sea porque toda mayoría detesta inconscientemente al marginal, al  desarreglado.

La educación nueva también se esfuerza igualmente en vencer los condicionamientos del atavismo con vistas a la adquisición de una personalidad, haciendo tomar en cuenta las usurpaciones y desbordamientos del yo, que demasiado a menudo mancillan la pura creación del artista. Hará discernir el origen y la naturaleza de las fuerzas en obra en el fondo de sí, devenir el  espectador consciente de sus deseos y de sus alegrías, de sus cóleras también, y de sus impaciencias, cercar las tendencias, luminosas u oscuras, que libran combate en el vital, y que se pacificará sin aceptar jamás como definitivos los fracasos y los desfallecimientos. Es todo un arte - pero que se aprende -  utilizar en su provecho el juego de las vibraciones depresivas, de  des-identificarse, adquirir la calma dentro. Los espectáculos  televisados, productos de una información deformante, tienen como bello " abrir el espíritu sobre el mundo contemporáneo " y hacer las veces, decimos, de evasión o de catarsis, no  pueden realmente, salvo algunas excepciones, más que  animar la pasividad, adormecer lo imaginario, incitar a la imitación de las violencias representadas.

 

El plano mental es el de la actividad pensante, en sus funciones de memoria y de imaginación, de análisis y de síntesis, de inducción y de deducción.

Su educación rechaza la sobrealimentación intelectual; vela más bien por suscitar  el interés del niño desarrollando su curiosidad, su sentido de la observación. Responderemos siempre al preguntas  que se hace sobre el cómo y el por qué; le haremos tocar, sentir, probar la sustancia enseñada, más que aprender de memoria  las fórmulas. Más que cursos magistrales - " El tiempo perdido ", decía Alain - el saber proviene de la vida, esta escuela la más rica en experiencias imprevistas, en ejemplos contundentes. La teoría será reemplazada por una comprensión vivida, por esta “pedagogía activa “cuya partida de nacimiento remonta mucho antes de Montaigne [10].

La educación nueva favorece el gusto de la lectura tan instructiva como atractiva, con tal que esta lectura enseñe  la ortografía y el estilo, dé la  imagen más completa de la humanidad, abra todo el abanico de los sentimientos y de las ideas. Insiste en el gran número y la variedad de las materias: lenguas antiguas y contemporáneas, historia, geografía, literaturas nacionales o extranjeras, ciencias y matemáticas [11]. Instruye en la tolerancia mostrando la diversidad de aproximaciones y de soluciones del mismo problema, el redescubriendo  de esta manera la idea que, desde un cierto punto de vista, todo es punto de vista (son las  darshana de la India). Esta gimnástica  mental, fuente de flexibilización y de ensanchamiento, consiste en preguntarse en qué  medida existen las verdades contrarias a la suya, en comprender en qué  también puede tener razón el otro, en lugar de esconder su mala fe bajo la máscara de una dialéctica impecable o de encerrarse en una terquedad tan sectaria como ridícula [12]. La disertación clásica en tres partes guarda su validez para que la síntesis sobrepase los polos opuestos en una perspectiva más vasta, desarrollando así un pensamiento contradictorio, tendiendo a convertir los contrarios en complementarios, al contrario de un pensamiento contradiccional, donde los inconciliables permanecen inconciliables.

La educación nueva anima las exposiciones sobre temas generales, investigaciones de solución a los obstáculos del momento, y los jóvenes no son de corta imaginación encubridora de remedios. En su deseo de amplia cooperación, añade a eso encuestas sobre otras culturas mundiales, sobre las diferentes contribuciones  de la humanidad al patrimonio humano. Esta dispersión aparente es apertura de espíritu, disponibilidad. Es indisociable de un desarrollo aumentado de la atención, que prepara el poder de concentración. Ésta permite al espíritu controlar sus pensamientos,  fijarse sobre lo que estudia en el presente, luego sobre lo que desea, cuando lo desea, deviniendo por ahí el mismo objeto que perseguía [13]. Un cierto entrenamiento permite pronto no dejar venir a la superficie más que los pensamientos útiles para lo que se está haciendo. Algunos minutos diarios bastan para introducir el mental en una suspensión primero distraída, pero cada vez más efectiva, de palabras y pensamientos. Así pues, se ha adivinado, además de los lugares dedicados al desarrollo físico, a la expresión artística, a la vida intelectual, todo espacio de educación integral  debe de contener un " jardín de meditación " o una " sala de silencio " reservada para los alumnos y para los maestros, donde rehacerse periódicamente, sacar nuevas fuerzas del vacío central, en el apaciguamiento y el recogimiento: los recreos serán soportes de recreación.

 

El plano psíquico es este intermediario entre el yo y Uno  trascendental, el "alma" que se abre a las regiones supraconscientes.

Porque todo ser que obtuvo nacimiento humano lleva en sus profundidades la posibilidad de vivir de otro modo que un robot ideal, es esta conciencia superior que se tratará de actualizar. La educación psíquica - o transpersonal-, fermento  de transformación, orienta al ser hacia su propio oriente, es decir hacia la trascendencia. Concierne la consagración de los individuos, o de cierto número de ellos, a una causa generosa y desinteresada y, más allá incluso, a su principio interno, a su "divinidad". Tiende hacia la búsqueda en sí de lo que escapa de las formaciones y las formulaciones mentales, a los hábitos, a las circunstancias cambiantes y periféricas, hacia la recuperación de lo que detenta  un sentido de universalidad y de eternidad. Tener su diario  de sueños, guardar constante el pensamiento de Sí a través de todas sus ocupaciones y los avatares de la vida, entregarse cada día a la invocación de un Nombre sagrado, he aquí algunas actividades que, asumidas sin cansancio ni desaliento, son susceptibles de reabrir los caminos del centro.

La juventud es mística; ninguno tiene el derecho a asesinarlo retirándole lo absoluto a la cual aspira. Algunos se encaminan allí por una religión constituida; pero el desgaste de las Iglesias y las quejas de las que se las carga con razón o sin ella corren peligro de alejar de eso más que atraer. Su rehabilitación podría hacerse sólo a la luz de Théosophia perennis, revelando a espíritus turbados por las divergencias exotéricas la unidad fundamentalista que une entre ellas todas las religiones.

Otra vía, supra confesional, solitaria, por tanto  peligrosa y difícil, se presenta más como una Sabiduría que como una fe; dirige menos hacia un Dios personal que hacia una Deidad impersonal, pone en presencia   de los nihilistas que ya creen tenerla una filosofía de la vida cuyo programa se resumiría en una fórmula de este género: " ¡ Dios ha muerto, viva lo  Divino! " … Podría ser que tal  Sabiduría de la que la " síntesis de los yoga " da idea, sea la que suceda a las religiones, si sus derrumbamientos vienen a confirmarse.

La ausencia de maestros espirituales aumenta los obstáculos, desanima las buenas voluntades; pero la enseñanza de los grandes instructores de la humanidad queda en sus palabras, sus escritos, sus ejemplos: siempre es posible meditarlos e incluirlos en su vida aprendiendo a contar consigo, a ponerse a la escucha de la voz interior, a mostrarse vigilante. Los reencuentros con la entidad psíquica son los únicos para asegurar realmente la solución de nuestros problemas y de nuestros sufrimientos: el psiquismo da una vista más ancha que el mental, hace advenir  potencialidades escondidas únicas  capaces de provocar una transformación de la conciencia.

¿ Nuestros eternos escépticos se decidirán a tomar en serio, bajo pena de no ser él más ellos mismos, la importancia de los ejercicios de relajación, de imaginación activa, de respiración controlada, la realidad de los estados psíquicos "no ordinarios", la de los poderes " supranormales "? … ¿ Se dignarán admitir  que los que hablan de espiritualidad no son forzosamente y únicamente soñadores engañados o charlatanes, e informarse de las obras que se evita señalar, porque son  consideradas peligrosas para la investigación horizontal y lineal? … Un trastorno insensible de las prioridades podría hacer que las técnicas de expansión de la conciencia sean conocidas, admitidas, practicadas en las condiciones deseadas. La integración de las funciones de ambos hemisferios cerebrales, su activación en una coherencia más grande, son posibles. Si por ventura la población escolar se pusiera a la obra: desarrollar las funciones del " cerebro derecho " para desarrollar la intuición y el " saber tácito ", estaría ganada la partida en campo de honor del Espíritu. Y es posiblemente así que a partir de una educación de masa aparecería milagrosamente una élite de masa, expresión que puede sólo hacer aullar todavía al lógico, pero cuya institución serviría  de cuna a otra humanidad.

Escuelas y universidades deberían ser el laboratorios de la próxima civilización; ¿el fin de la Enseñanza? dar a las generaciones montantes un sentido a su vida. Una juventud desorientada en la erosión de las estructuras, frustrada de todo ideal, testigo de la impotencia de los primogénitos, confrontada con estudios fastidiosos y con la psicosis del paro y de la guerra (mientras que la máquina, inteligentemente empleada, puede liberar al hombre de la " maldición del trabajo ", y asegurarle de amplios ocios  para cultivar su jardín y trabajar en su cultura) tal juventud , decimos, no asegurará ninguno relevo, sino cuantitativo, si ninguna dirección tangible le es indicada.

La única que lo sea hoy querría ser la actividad política, considerada por justificar la vida de los jóvenes dejándoles pensar que tienen alguna cosa  importante que hacer en el edificación de un mundo más feliz y más justo. Pero cuando la política no es más que el teatro de la crueldad donde se enfrentan con cinismo ambiciones personales, intereses financieros, concurrencias ideológicas que se embotan mutuamente, no es en absoluto la peor  trampa sin duda  que la ilusión pueda tender a la ingenuidad. Seamos bastante lúcidos, cuando los cátedras profesorales han llegado a ser tribunas de adoctrinamiento, para ver que, so pretexto de preparar a ciudadanos responsables, la política de los políticos sirve sobre todo para recuperar a los jóvenes para de eventuales "Gloriosas". Éstas no lo son de ordinario  para nadie. “Hacer la política  ", hoy, es hacer el juego de sistemas de los  que ninguno es favorable al mundo espiritual que la educación nueva pretende promover. El único o debate aceptable en las escuelas consistiría  primero en  desmontar las ruedas y las astucias de la política, estudiar los procesos subversivos de " desinformación " o de " desestabilización ", cambiar el espíritu de la política, y por ahí, de sanear la política misma.

Cualquier otra proposición  puede ser hecha, en contacto con la coyuntura cíclica. No se trata de ninguna manera de evitar la miseria  para atrincherarse detrás de las barricadas de un más allá inexpugnable, sino de obrar en la elaboración  de un mundo mejor aquí abajo, a partir de la transformación interior de un número creciente de individuos. Sin el control de sí y la anchura de miras necesarias, las discusiones políticas no harán nunca más que exacerbar las pasiones, que animar las intrigas. Es la razón para la cual la lectura de los periódicos será considerada inútil y perjudicial en las escuelas.

Como lo como lo decía la Madre, " los periódicos están llenos de mentiras, y el servidor perfecto de la Verdad debe abstenerse de la más pequeña inexactitud, exageración o deformación… “Este trabajo sobre el mundo de aquí abajo es perfectamente comprensible a los jóvenes. Éstos son numerosos para admitir el acta de fracaso de las reformas exteriores, comprenden que lo que tiene que cambiar no es nada más que el hombre mismo, y que sólo un hombre dotado de un nuevo modo de ser, adoptando una escala de los valores totalmente diferentes y una visión de la gente, puede esperar un orden mejor. Toda la juventud "no" " está perdida"; está todavía vibrante de energía, de entusiasmo, de iniciativa. La necesidad de superación  y de perfección permanece innata en el corazón humano; basta con saber hablarle, de crear las circunstancias propicias a la eclosión. La conquista de otros estados del ser es más estimulante que la de los pioneros al asalto de las tierras nuevas o de  astros muertos. Desplegar delante de los jóvenes las perspectivas  no de una existencia materialmente mejor y psicológicamente idéntica, sino  de otra vida  sobre la tierra, de un ensanche y de una elevación de la conciencia, sería ofrecerles una verdadera razón para vivir, proveerles de una misión sagrada. Allí reside el fin absoluto. No sale de falaciosas  promesas de los sacerdotes del Haber; no hay  que disimular las dificultades y los peligros que se revelan tan pronto como se intenta discutir toda forma de barbarie. Es la última posibilidad de una primera renovación.

¿Llegaremos a sacudir la indolencia de los servicios administrativos de  vista corta, y hacer pasar  el soplo de una revolución verdadera, hacerles abandonar  errores obstinados, una esterilidad contagiosa? … ¿O habrá que esperar la destrucción  casi total de la humanidad para que los supervivientes se decidan a comportarse como adultos y tomen las medidas radicales que se imponen? - Utopía, se dirá como siempre que se trata de romper con rutinas herrumbrosas… Utopía que sin embargo, aquí o allí, se encarna por fragmentos o franjas  enteras, promueve  una realidad. La utopía es esta parte del sueño que fertiliza el futuro; toda cosa parece imposible sólo tanto tiempo como no es hecha en absoluto…

Apostamos que un sistema pedagógico tal como el que hemos presentado a grandes rasgos, o por lo menos pareciéndose a él, será susceptible en quebrantar prejuicios inadmisibles, satisfacer las dimensiones del tiempo que viene. Una vez más quizá, habremos sido salvados por el Niño

 

 


[1] Consultar R. Guénon, Perspectivas sobre la Iniciación , Editions  Traditionnelles, 1953 Capítulo XXXIII y XXXIV.

[2] Mientras que los cabellos blancos de Lao Tzu   en su nacimiento   simbolizaron no decrepitud, sino la sabiduría, estos niños perdidos "que nacen con sienes blancas", en las palabras de Hesíodo, porque ellos son hijos de Edad del Hierro.

[3] Si la ideología occidental ha subvertido el planeta, no es porque era inherentemente superior a las filosofías orientales, sino debido a que se extendió por los pueblos conquistadores, sabiendo aprovechar las circunstancias favorables y convencidos de ser los únicos en tener razón. Una toma de conciencia objetiva de la realidad no tendría por tanto que acabar en un  mea culpa sistemática.

[4] El mismo autor se opone el  especialista, "espíritu puramente masculino" y el creador, que "lleva la marca de lo femenino" en Comentario sobre el Misterio de la flor dorada , A. Michel, 1979, p. 122. Jung también agregó que "las universidades han dejado de trabajar como portadores de la luz. Estamos cansados ​​de la especulación científica y racionalista. Nos gustaría oír hablar  una verdad que no se encoge, sino se expande, lo que no se oscurecen, sino   que ilumina. "

[5] Véase a este respecto: la Madre, Educación , Sri Aurobindo Ashram, Pondicherry, 1952; G. y G. Monod-Herzen Benezech, el progreso de la escuela libre , Plon, 1972.

[6] Yi King, hexagrama 14, "La gran posesión".

[7] Será preciso esperar  otra concepción de la ciudad para incluir a la escuela, tal como ya está presente en algunos proyectos todavía utópicos de "nuevas ciudades", en donde  el espacio cultural está dispuesto de acuerdo a los requerimientos específicos de las actividades deportivas, artísticas  y universitarias.

[8] Hacia hombre universal , Gallimard, 1964 vp. 217 y 268. Universidad Visva-Bharati, fundada por Tagore en Shantiniketan (Bengala), se inspira en estos retiros forestales. Hemos evocado esa enseñanza de la antigua India en nuestro libro, la India, aquí y ahora, XLII, Dervy, 1979.

[9] Si el cuerpo era el pecado, Dios encarnándose, se convertiría en un pecador. Para San Juan Damasceno, "la gloria del Verbo y la carne son una y la misma gloria."

[10] Así, en el Chandogya Upanishad, VI, 13, Uddalaka Aruni, para hacer entender cómo Shvetaketu el Ser Supremo está presente sin ser visto, le hace echar sal en el agua y le pide gustarla..

[11] Las llamadas matemáticas modernas exigen serias reservas. Ellas "juegan" sobre  el constructo más arbitrario e ignoran lo dado; la mente usurpa el papel del Logos pretendiendo  "construir el mundo a partir de los axiomas y  de estructuras vaciadas de todo simbolismos. Véase H. Stephen, Introducción al esoterismo cristiano , Dervy 1979, p.351-352.

[12] La escena del burgués  gentilhombre donde cada maestro defiende la superioridad de sus conocimientos sobre el otro introduce  una reflexión sobre la intolerancia. Por una curiosa coincidencia, esta pieza data de 1670, el mismo año fue traducido las obras de Abraham Roger, La Puerta abierta para llegar al conocimiento del oculto paganismo , donde se hace referencia, por primera vez en Europa , la doctrina de los darshana.

[13] Simone Weil a dejado sobre la atención, identificada  a la oración, bellas páginas. Ver Attente de Dieu , La Colombe, 1950, p. 114 y ss.

 

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