En la escuela de la Nueva Humanidad por
Jean Bies
(Revue
3e Millénaire ancienne série. No 10. 1983)
Un mundo en el que se aburre, un mundo
donde reina el miedo. Un pretendido universo Igualitario. Este es el ambiente
que planea tan a menudo en las escuelas y colegios. No se propone allí ningún
ideal excepto el del éxito en los exámenes y diplomas. En cambio
producimos agriados o rebeldes. Más tarde los rastros y los traumatismos
posteriores serán perceptibles en los adultos: pesadillas, neurosis,
complejos, etc. ¿Panorama sombrío? ¿Excesivo? Tal vez para algunos,
pero tan raros. Sin embargo, Jean
Biès,l profesor en Pau, sueña en lo que podría ser la educación escolar y este
ensueño no tiene nada de utópico en esta escuela mágica que el evoca, escuela
regida por esta consigna maestra: "Que los niños sean felices! ".
No es nada raro que escuchemos hoy comparar
la Enseñanza a una galera de la que los "enseñantes" serían los
galeotes. Es que sus estructuras como sus métodos constatan todos de
diferentes maneras, una mentalidad regresiva y represiva, reposan en una administración napoleónica, imponen una
pedagogía totalmente ignorante de los recientes descubrimientos de la psicología infantil como
de los del funcionamiento cerebral. Bajo el pretexto o la exigencia de
mejoras y adaptaciones, las reformas suceden a las reformas, cuya complejidad creciente
termina en lo contrario de lo que se
esperaba, suscita decepciones y
protestas, se suma a la anarquía de los fines del mundo: tantos ensayos
infructuosos de los que, reducidos a la condición de los conejillos de indias,
los ciudadanos de la república juvenil sufren
las consecuencias. Ninguna solución, aunque sea emanación de las " consultas base " se atreve a
romper con los antecedentes pasados, ni considera al ser humano en su
totalidad; y esto en un momento en el que se consuma una mutación de conciencias que aspiran a una
vida totalmente diferente y desean, en
contra de una infantilización general y obligatoria, la libre elección de las actividades, una
mayor cuota de responsabilidad.
Mundo de aburrimiento, de la limitación y condicionamiento,
la educación no responde a lo que debería ser.
¿Hablaremos de humanismo, cuando se
encuentra encerrado en un mundo donde el ejercicio de la inteligencia y la
educación de la sensibilidad están en trance de no ser nada más que anexos de una
pesada maquinaria tecnocrática? Un funcionariado inhumano y palabrero
desarrolla una especie de opacidad rígida, enemiga de toda frescura creadora,
multiplica las obligaciones extrañas a la paideia, instaura una mediocridad burocrática vejatoria. Registro
ofrecido a la reflexión: el oficio de maestro es el que suministra a los psiquiatras su mayor contingente de
pacientes.
Desconfiando del derecho a la diferencia,
la educación de masas se quiere idéntica para todos, a pesar de algunas tentativas
de intentos de personalización para dar el pego. La cultura que ella dispensa,
adaptada al gran número, se condena por eso
mismo a hacerse esquemática y primaria, a
no ser la mayoría de las veces más que un
"saber ignorante" [1] . La uniformización y la baja de nivel se hacen evidentemente, en detrimento de los mejores, y
por consiguiente, a largo plazo, de toda una sociedad. No son ya tanto seres
felices, plenos, equilibrados lo que se suscita, como números a medida conformes a los imperativos de la
economía, educados en el temor a la autoridad o abandonados laxismo. Por
poco que se añadan adoctrinamientos hábiles - y sabemos la influencia que
ejercen sobre los adolescentes otros adultos que no sean sus padres, y el
partido que puede sacarse de su
maleabilidad - todo está en situación, implícitamente, para la cosa totalitaria.
Igualitaria por esencia, la educación de masas descuida
las diferencias de aptitudes, de sensibilidades,
de memoria, de formas de aprendizaje; le es cómodo ignorar que si algunos aprenden mejor en grupos, otros
aprenden mejor solitariamente: que algunos prefieren trabajar por la mañana,
otros por la tarde; que a igual a la edad física, la madurez mental no es
la misma para todos, ni entre los sexos. No tener en cuenta estos datos, es referirse todavía a los
tiempos bárbaros (y recientes) donde se ignoraba todo de las diferentes especializaciones de los hemisferios del
cerebro. ¿Significa esto que debemos abogar por un retorno a la
preceptoría? No solamente la cosa no
es posible, sino no es deseable para el
aprendizaje social. Lo que lo es, es la formación de clases poco numerosas y el respeto
de las inclinaciones y vocaciones como expresaremos más adelante.
La pedagogía oficial hace de la escuela
para esa mayoría de niños de que la que se dice cuidadosa, un mundo en el
que nos aburrimos, ya que fuera de los controles que ella ejerce y los diplomas que
concede, no la vemos ningún ideal de
realización o de superación, investir de alguna misión, algún mensaje. Si ya no es el lugar de suplicio,
no es ciertamente jardín de delicias: al crujir de dientes han sucedido la
nivelación y la monotonía que sólo logra
transmutar en alegría el timbre de los fines de curso... ¿Cómo se hace sin
embargo para que los ojos brillen, que reine la calma y una atención sostenida desde
que se abren los paréntesis extra-escolares? A pesar de algunos alivios,
la jerarquía de miedos establecidos por los adultos se refleja en las relaciones
entre alumnos y profesores: miedo de ser reprendido, escarnecido, castigado,
miedo de llegar tarde, miedo de no haber hecho su trabajo, miedo a fallar en el examen. Esto no carece de influencia
el comportamiento del niño, de hacer de él un tímido, más tarde, un amargado o un
rebelde, de dejar a los traumatismos acompañarle toda su vida. Se ha
demostrado que el miedo en todas sus formas, así como la fragmentación de los
materiales, los horarios fijos, pero también las amistades rotas, las buenas
voluntades decepcionadas, las frustraciones, terminan haciendo una acumulación
de ansiedades, que remontan a la edad adulta y forman pesadillas, complejos,
neurosis y estas afecciones llamadas
"pedogénicas", de las que no están excluidas cánceres y crisis cardiacas. De ahí la pregunta:
"¿Será que nuestras escuelas autoritarias que impulsan el éxito, inducen el
temor y que nos hacen mantener el ojo en en nuestros reloj, nos ha ayudado a
instalarnos en la enfermedad de nuestra elección? ... "(Marilyn
Ferguson, Les Enfants de Verseau ,
Calmann Lévy, 1982, p. 208 y ss.).
Nos gustaría suponer que la vuelta a un hogar tejido de afecto remediaría los daños del día. Esto se
revela cada vez menos cierto a medida que se fragmentan las parejas, ofreciendo a un niño desorientado
la imagen poco atractiva del mundo no nos atrevemos a llamar adulto. Como los
padres, los pedagogos son víctimas de las distorsiones familiares, agresiones de
la vida moderna, cuando no son los de clases
hacinadas, llenas de confusión y vibraciones negativas. Cada vez más
asimilados a simples animadores a tiempo
completo, su deseo de bien hacer se embota , se afloja; imaginamos las consecuencias que se siguen a nivel de
trabajo y de influencia ... Este "dimisión de los adultos "
corresponde, a la vez, a ausencia de cualquier
enraizamiento en las certezas, la
pérdida de valores y verdades fundamentales, a la influencia de esas heridas ocultas que
socavan la dynamis que los
jóvenes tienen necesidad de sentir que está allí, disipan la ejemplaridad que
los cachorros de hombre tiene el deseo
de imitar. Con la intuición de su edad, pronto han percibido que si sus
"guías" están inseguros del
camino, si ellos mismos no creen más que la mitad de lo que enseñan: el
sentimiento de abandono no está lejos.
Otro hecho al cuál los niños no dejan de ser sensibles es
el conjunto del desacuerdos que adivinan entre adultos, y que, en lugar de ser
sobrepasados, dividen y debilitan al nivel de disputas mezquinas (Entre estos
penosos arcaísmos, citemos la lucha secular entre "creyentes" y
"laicos", que muestra hasta qué punto el sectarismo todavía prevale
sobre el olvido mutuo de las ofensas y la aceptación de creer de otro modo.)
¿Cómo, en un orden de ideas similar, los estudiantes,
confrontados con "pensadores" que no hacen más que contradecirse
entre ellos o reconocen haberse equivocado toda su vida, pueden ellos mismos orientarse
allí? … He aquí, entre otras razones, lo que crea el malestar de la juventud,
de la que vemos una parte creciente refugiarse
en un erotismo desenfrenado, la rebelión, la marginalidad, el suicidio… Sin
haber sido nunca, estas generaciones
hastiadas se asfixian en la " dificultad de ser "; están pobladas de niños-viejos que, al contrario del
sabio oriental, perdieron el candor de la infancia sin haber adquirido la
experiencia de vivir [2].
Un
crimen de lesa-civilización
Acabamos de referirnos a Lao-tseu.
Conviene denunciar el provincianismo en el cual se confina todavía una escuela
que alaba el cosmopolitismo de Montesquieu y queda obstinadamente cerrada a toda especie de pensamiento que no
sea europeo. No es tolerable ya, cuando son conocidos hasta en nuestra casa los
acontecimientos políticos, económicos y
deportivos, que se celebran en las antípodas, que los estudiantes de la edad
planetaria sean todavía mantenidos en la ignorancia de los nombres más grandes
de la filosofía china, árabe e hindú,
crean todavía como únicos dignos de consideración los sistemas occidentales de moral, de lógica o de
análisis del alma. No es tolerable ya que una Universidad que se dice de
vanguardia tenga que imponer allí
todavía el estudio de los ideólogos del siglo XIX e ignorar a sabiendas, en el
campo de sus disciplinas, los nombres de Jung, Corbin, Eliade, Dumézil,
Lupasco. Podemos sólo armarnos con armas de la indignación para denunciar la suficiencia de una cultura cuya área de
dilatación se reduce a este " pequeño cabo del continente asiático "
reparado por Valéry, y la que se ensaña en proscribir de los programas toda obra que correría peligro de
salvarla de la irrisión[3] .
Otro aspecto todavía de la Enseñanza incriminada es
que, ignorando las nueve décimas de la cultura mundial, exige la hipermentalización. Fritjof Schuon hizo observar
que " la falta del Oriente caído, es que no piensa más, la del Occidente caído, que piensa demasiado y mal
" (Perspectivas espirituales y
hechos humanos, Cuadernos del Sur, 1953, p. 26). El mental, ágil y
criticón, no puede conducir a ningún respuesta definitiva y asegurada; acaba por girar en el vacío, se puebla de obsesiones, es su
propio tormento. No ha cesado de
alcanzar el fondo de la "cuestión", sin darse cuenta si la cuestión tiene o no tiene fondo; corre tras
las "soluciones" olvidando
preguntarse si verdaderamente hay
"problemas"; suscita "problemas" allí donde no los hay.
No pudiendo alzarse a las evidencias últimas s donde, según Aristóteles, "
el alma se hace lo que conoce ", segrega depresiones y neurosis. La
Universidad es el lugar de estas secreciones. La pasión por la "investigación"
por ella misma
desenrolla las series de raciocinios
que no conducen a nada, sino a más
orgullo y agresividad. La hipertrofia del sentido crítico hace de los
intelectuales privados de las prácticas de interioridad eternos insatisfechos. Y Carl Gustav Jung
comprueba que " cuanto más predomina la razón crítica, más se empobrece la
vida " [4].
Así se perpetúa un crimen de lesa-civilización.
Preocupado ante el actual del suicidio de la raza
blanca, Jean Servier observa que " aplicamos a nuestra juventud, a las
células nuevas de nuestro organismo, la
tutela aplastante que extendimos al resto del mundo "; y todavía , "
proponemos como único fin posible a los adolescentes aprender un oficio, luego de vivir para un trabajo deshumanizado,
sin otra ambición que de conseguir sobrevivir degradándose " (El Hombre y el Invisible, R. Laffont,
1964, pp. 359-360). Ciertamente, se han hecho algunas pruebas de salvamento; no sobrepasan
apenas las guirnaldas de la maternal. El cuadro verde sucede al negro: no es
mucho más campestre. Presentamos como un gran progreso la gratuidad de los
libros escolares: Existía en las pathasala
sánscritas de hace veinte siglos… Los innovadores, no siempre hábiles, no
aceptados por los padres desconfiados, los colegas celosos, los administradores cuyos automatismos no quieren que se los desarreglen, deslizan al
desaliento, tornan a la depresión. Los poderes oficiales, que detestan lo
desconocido, no se ven menos amenazados
por lo que es posiblemente sólo lo bien fundado de estas tentativas.
A pesar de las reticencias, ciertas de ellas llegan a
echar raíces, a informarse. Montessori, Steiner, Illitch, Neill figuran entre
estos espíritus audaces que consiguieron hacerse oír. Debemos a Marilyn Ferguson de haber
puesto un conjunto de comparaciones entre ambos paradigmas educativos en presencia : el que está vigente todavía casi
por todas partes hoy, y el que se desearía sustituirle ( Sr. Ferguson, op. cit.,
pp. 216-218). Mientras que la educación oficial recompensa el conformismo,
presenta estructuras rígidas e impone programas, la educación nueva admite las divergencias,
ofrece estructuras flexibles, abre un abanico de actividades facultativas. La
una apela a un modo de pensamiento analítico, lineal, unida al " cerebro
izquierdo "; acuerda su confianza
al saber teórico y libresco; la otra
pretende educar la totalidad del cerebro, completa lo abstracto con la
experimentación interior, una acredita el papel de la tecnología, se erige con
arreglo a la eficacia; la otra favorece
la exploración de sí, la investigación de una centralidad, concede todo la importancia
a las relaciones humanas, tiene como primera
preocupación de edificar a una persona.
De los diversos sistemas próximos del segundo paradigma
, que pueden renovar la fisonomía escolar, el más completo es aquel del que
Shrî Aurobindo y la Madre pusieron las bases creando en Pondichéry el Centro internacional
Educativo [5]. Si, como gusta pensar en ello con razón, Oriente es susceptible
de venir en ayuda de Occidente, lo es particularmente en un dominio tal como el de la pedagogía. No
se trata en absoluto de importar, a ojos cerrados, de imitar por voto de
pobreza voluntaria alguna inspiración extraña sino, como siempre, de escoger
los elementos asimilables, de adaptarlos, de fundirlos en lo que proponemos
aquí. Lo que los romanos mismos, a pesar de una soberbia imperial, no dudaron
en hacer, tomando prestado de griegos
todo lo que podía enriquecer los edificios de piedra y de espíritu de su propia
razón de ser.
La educación
nueva hará frente a otra atmósfera.
No volvamos sobre el hecho ahora admitido que la
primera aula de clase es la caverna de
carne en la cual se elabora una alma tan misteriosa y frágil, ya más ardua de
lo que todavía no es. La madre ejerce sobre el niño que lleva una influencia
indefinida pero reconocida. Debe por esta razón, en lo posible, vivir en una cierta
calidad de pensamiento y de sentimiento, moverse en el seno de un decorado
agradable, soñar para su niño con ideal más alto - lo que no se convierte
forzosamente en decir: " mi hijo será ministro o embajador… "
Hasta antes de pretender elevar e instruir, sería de
buena guerra, o más bien de buena paz, que padres y pedagogos reciban estos
rudimentos preciosos de " educación del emociones " que ahorra
irreparables torpezas. El niño ya juzgó a los que exigen de él actitudes que
ellos mismos no tienen, los que no saben controlar sus humores, los que hacen
recaer sobre otros lo que tienen que reprochárseles a mismos. En la educación
nueva, ni padres ni maestros tienen razón para mostrarse autoritarios o
despóticos. Hacen al niño reconocer espontáneamente su error mostrándole lo que
podía haber allí de falso en tal movimiento, explicándosele con calma y afecto
en que se equivocó, desplegando ante él las consecuencias de lo que eligió como actitud. Si el niño ha experimentado que
algunas de sus elecciones confunden su alma con desgracias se apartará en el futuro. Le será dejada libertad
de cometer errores para no cometerlos
más. Esto no es en absoluto indiferencia o licencia sino iniciación a las responsabilidades ,acceso
a los primeros puestos del gobierno de sí. El niño no perdona a las personas mayores
sus injusticias, odia el chantaje, la humillación
pública, la coerción; pero gusta que se le de confianza, que se le encarguen "misiones " de su edad, que se apele
a su dignidad personal; en resumen, que
se le ayude a crecer. En lugar de derrota, el fracaso aparecerá como una
condición de éxito ulterior. La disciplinó
se hará por si misma, si se basa en la comprensión. Debe tener cuenta la infinita
diversidad de reacciones humanas al mismo tiempo que la unidad primera de la conciencia., La actitud más justa es sin duda que amor y rigor – reflejos aquí abajo dela Misericordia y la Justicia – alternen
naturalmente: rigor pues " la benevolencia
por sí sola no eres suficiente, si no la insolencia se manifiesta
poco a poco " [6]; pero ante todo y sobre todo , el amor, porque es
la esencia y el origen de todo, y los "daños" imputados al niños no son más que el eco de los errores parentales, en los que no cuenta para nada.
En el nueva educación, la consigna principal es que
los niños su felices. Y en primer lugar,
en las clases, e importan la disposición,
la iluminación, la ventilación, la decoración.
Se satisfará ahí una necesidad de intimidad y de alegría, sentirá ahí como en
su casa. ¿Es necesario precisar que el número de cada clase no debe exceder
de una docena de alumnos ?... Los cursos al aire libre son un sueño que algunos climas permiten llegar a
convertirse realidad. Además, desearíamos
que la escuela no esté separada de la naturaleza, que se encuentra lejos de las
solicitaciones ciudadanas, de todo lo que deteriore un espíritu, un cuerpo, un sistema
nervioso en formación [7]. La concebiríamos rodeada de espacio verde, de arboledas,
de pequeñas áreas cultivables, suministrando la alimentación requerida, y cuyo trabajo
conciliaría lo manual y lo mental. Por lo tanto, y aunque está situada entre
los árboles, el liceo ya no sería el
" lugar del Lobo " (y sabemos cuánto " el hombre eres un lobo el
hombre "), sino que recrearía bastante la atmósfera de esas universidades silvestres, las tapovana, que Tagore describió [8].
El ausencia de castigos (que se revelan inútiles en el seno de una confianza recíproca) se acompañada de la ausencia de notas, de composiciones,
de clasificaciones. La emulación se manifiesta más bien, según el espíritu lúdico
,en el dominio de las competiciones deportivas. La sistema de notas fomenta la vanidad, acentúa el sentimiento de
superioridad o de fracaso… Lo reemplaza ventajosamente las conversaciones
privadas entre alumno y profesor; sé hace que el alumno corrija el mismo su cuaderno, lo haga corregir por un camarada o que
el profesor la repita ante él con las reacciones y las explicaciones necesarias.
En cuanto a los exámenes, cuya justicia
siempre depende de un concurso de azares
huidizos, imprevisibles, los imaginamos reemplazados por controles regulares
efectuados en el transcurso de los años, en función de la participación
personal en el trabajo común de la clase.
A partir del decimoquinto año aproximadamente, y
después de haber recibido los elementos de base indispensables, la misma inquietud de libertad deja al alumno la opción de los
cursos que seguirá. Compondrá su programa, organizará a su guisa el tiempo que
quiere dedicar a cada materia, para avanzar a su ritmo, en lugar de sufrir un
ritmo arbitrariamente impuesto a todos desde el exterior. .
El respeto de los gustos, las necesidades, las
aspiraciones, aspectos de trabajo, y también de la "vocación" personal. Esta
"vocación" puede ser imperiosa y precoz; puede quedar largo tiempo enterrada: un psicólogo comprensivo ayuda a
descubrir, por lo menos a despertar las inclinaciones prioritarias. La
condición más alta de la felicidad es
hacer en la vida lo que se quiere hacer; es también el mejor medio de tener
éxito en lo que se hace.
Se objeta que los niños no harán, más tarde,
únicamente lo que les gusta, y que hay que informarlos sobre el mundo que los
espera; se duda de lo bien fundado de la
ausencia de notas; se insiste en la
necesidad de una "cultura general". A lo que se puede responder que
los niños de la nueva educación no están secuestrados, y que el mundo, con sus
cargas de horrores y de crudas realidades, pronto habrá de visitarles: la vista de algunos
documentales sobre el hambre, la guerra, la tortura, los impresiona ya bastante
para hacerlos reflexionar sobre lo que este mundo tiene todavía de oculto, de primitivo, de
inconcluso. ¿Más bien que estas exposiciones de cuadros de espanto, no sería mejor, por otra parte, prepararles
desde ahora un mundo más acogedor, incluso ayudarles a prepararlo ellos mismos?
El ejemplo del Centro internacional de Pondichéry -
pero sería lo mismo para cualquier otro,
de inspiración similar - muestra que los alumnos que salen de allí sin haber
conocido el yugo las notas y de las asignaturas
obligadas pasan brillantemente los exámenes y concurso de Enseñanza oficial, a menudo se revelan los sujetos de
élite destinados a las altas carreras. En cuanto a la "cultura", no
es forzosamente lo que se queda cuando se olvidó todo; puede también hacer
rectificar lo que es falso de lo que ha
aprendido, permitir conquistar su personalidad,
abrirse en la alegría de ese verso que se lleva y que viene a nuestro encuentro. ¿Qué vale más
un mosaico de especialidades olvidadas inmediatamente después de rendido el servicio, o
alguna realeza de pensamiento donde se destaca? …
Otro principio superior de la educación nueva es que
nada debería ser verdaderamente enseñado. La función del profesor no es ya
aquí imponerle al alumno tal saber, sino sugerírselo, mostrarle cómo
encontrarle en él, ayudarle a extraerlo de sus profundidades, este saber del
que tienen, sin saberlo, el contenido. El profesor dejó fuera la costumbre de hacerse
útil, de creerse indispensable, de tener
siempre razón y de hacerse valer. Ha dominado sus movimientos, adquirido la paciencia
indispensable, la igualdad de humor, se hizo impersonal para facilitar la
eclosión de las jóvenes personalidades –lo que no excluye que tenga el mismo una personalidad
poderosa. Pero más que causa primera, es partero de ideas, despertador,
iniciador; menos maestro de pensar que maestro
de vivir; comunicando su entusiasmo y
sus admiraciones; levantando sobre las cosas otras miradas. Le es lícito hacer
de su oficio un instrumento de purificación
personal, de realizarse enseñando. “Toda vida es yoga ", gustaba decir a
Aurobindo; y la Madre consideraba que " había que ser un gran yogui para
ser un buen profesor… " La etimología de la palabra nos persuade que
concierne al que " lanza la palabra adelante " (profari), aquel cuya función es hablar, lo que se hace expirando.
Sacrificial por excelencia, esta función
es esa en dónde se da a otros su palabra, su soplo, su energía; y no es en
absoluto azar si expirar también significa exhalar el alma. Mucho más, el que
habla delante es también el que habla
por anticipado. Dotado del don de profecía, es el confidente de la divinidad,
el transmisor de sus anuncios. ¡He aquí qué ensancha singularmente las
dimensiones de lo que debe ser el verdadero profesor! …
Solas tales
transformaciones de comportamiento y de
mentalidad suscitan otra "atmósfera", condición previa a otra
pedagogía. Debemos ver ahora cómo y sobre cuales planos se ejercitará ésta.
La educación
nueva será una educación integral.
El primer error de la educación moderna es que nunca consideró en el ser humano más que la función intelectual, en detrimento de la
sensación, del sentimiento y de la intuición. La educación a la cual nos
referimos tiene en cuenta estos cuatro aspectos, se aplica su desarrollo
armonioso. Favorecer sólo uno y más que otro, el mental, es desequilibrar el todo
de la persona, sembrar allí gérmenes de neurosis. El hecho de que se concede
desde hace poco más atención a la
formación corporal indica las primicias de una voluntad de cambio. No es menos
continuar amputando al ser de lo esencial. Lo mismo que la educación nueva
concilia al individuo y la sociedad, la autonomía personal y la
interdependencia, la tradición y la innovación, se interesa, totalmente como la
medicina holística, en la totalidad del ser, abraza la cuaternidad. Se
preocupará pues, simultáneamente, de sus niveles físico, vital, mental y
psíquico.
El plano
físico corresponde
al cuerpo con su conjunto de músculos y de nervios, el juego de sus
actividades, la variedad de sus funciones.
No son preocupaciones superfluas dar al cuerpo los alimentos de los que tiene
hambre, de asegurar la limpieza, de concederle el número de horas de sueño que
reclama y que varía con las estaciones de la vida y las del año.. ¡Error pues despertar, en el corazón del invierno sobre las siete de la mañana, al niño de diez
primaveras qué no debe hacer esperar un coche de recogida! … Otro error retomar los cursos en plena digestión: a muchos la
siesta, desconocida, revelaría sus virtudes reparadoras… la educación del plano
físico disciplina el cuerpo acostumbrando al niño a percibir el funcionamiento
de los órganos internos, con el fin de asegurarse progresivamente su control.
Indica las actitudes, posturas y movimientos correctos, entre los cuales la
muy sabia " posición del loto ", modelo de simetría y de estabilidad:
los regímenes de mesas, de sillas, instituidoras de escoliosis, no tienen el carácter
indispensable que se les presta. Enseña a mantenerse derecho, con el fin de
dejar circular los soplos energéticos, armazones sutiles del ser, a respirar
plenamente, lentamente, conscientemente - precauciones cuya suma disuade muchas enfermedades, conjura el
uso abusivo de medicamentos.
Una hora de ejercicios matutinos asegura a las
diferentes partes del cuerpo la salud, la flexibilidad, la alegría de ser. Poca
importancia su naturaleza - gimnasia
sueca, hatha-yoga (provista de los
aligeramientos que se imponen), artes marciales japonesas (hechos en el
espíritu que es el suyo) - con tal que estos ejercicios den forma a un cierta belleza del cuerpo, prefiguración de la
belleza interior, sean como los bosquejos del cuerpo de diamante totalmente
penetrado de conciencia … Observemos sin insistir ahí que es bajo la influencia de un cristianismo
alterado y dualista, como el cuerpo, durante siglos, sufrió condena; y este
desprecio se prolongó en una edad que sin embargo se había sustraído de ahí. El
cristianismo verdadero no es hostil hacia el cuerpo, este estuche del espíritu,
sino a la carne como sexualidad depravada, preocupaciones materiales, tener y
saber al servicio de la voluntad de poder [9].
El plano
vital designa la
madeja de los deseos, los impulsos, las emociones, las pasiones positivas y negativas.
Su educación se propone el desarrollo de los órganos
del sentido, la transformación del carácter, la apertura al inconsciente.
Despertar al niño al amor de las cosas bellas, a los espectáculos de la naturaleza, a los "milagros" en
los que abunda el universo de las plantas y de las bestias, iniciarlo en la apreciación de las obras de arte, son los
primeros grados de esta formación. No hay ninguna razón para que las
asignaturas artísticas sean tenidas como parientes pobres. La educación del
gusto y de la sensibilidad afina el alma, enseña la delicadeza, dispensa la
vida de lo que tiene de vulgar, de brutal, domestica y estiliza la horda de los
instintos; permite al creador sostener su simple derecho a la existencia. Artes sonoras,
visuales y plásticas serán practicados por los que demuestran disposiciones
requeridas. Actividades artesanales y manuales perderán la infamia de serlo una
y otra.
Si la vida en grupo acostumbra a angulosa diversidad
de las naturalezas humanas, no favorece apenas la "creatividad". El
niño creativo se ve, se quiere trabajando
sólo. La comunidad que lo rodea y no se le parece le hace agresivo, le reduce al
silencio; y es conocido que tal niño se desanima rápidamente. La educación
nueva respeta su soledad, sin tasarlo obligatoriamente de "asocial".
No entra en juego de la sociedad, la cual necesita sobre todo del creativo y se
ocupa de eso lo menos que puede, sea en
nombre de la igualación absurda por lo bajo, sea porque toda mayoría detesta
inconscientemente al marginal, al desarreglado.
La educación nueva también se esfuerza igualmente en vencer
los condicionamientos del atavismo con vistas a la adquisición de una
personalidad, haciendo tomar en cuenta las usurpaciones y desbordamientos del yo,
que demasiado a menudo mancillan la pura creación del artista. Hará discernir
el origen y la naturaleza de las fuerzas en obra en el fondo de sí, devenir el espectador consciente de sus deseos y de sus
alegrías, de sus cóleras también, y de sus impaciencias, cercar las tendencias,
luminosas u oscuras, que libran combate en el vital, y que se pacificará sin
aceptar jamás como definitivos los fracasos y los desfallecimientos. Es todo un
arte - pero que se aprende - utilizar en
su provecho el juego de las vibraciones depresivas, de des-identificarse, adquirir la calma dentro. Los
espectáculos televisados, productos de
una información deformante, tienen como bello " abrir el espíritu sobre el
mundo contemporáneo " y hacer las veces, decimos, de evasión o de
catarsis, no pueden realmente, salvo
algunas excepciones, más que animar la
pasividad, adormecer lo imaginario, incitar a la imitación de las violencias
representadas.
El plano
mental es el de la
actividad pensante, en sus funciones de memoria y de imaginación, de análisis y
de síntesis, de inducción y de deducción.
Su educación rechaza la sobrealimentación intelectual;
vela más bien por suscitar el interés
del niño desarrollando su curiosidad, su sentido de la observación.
Responderemos siempre al preguntas que
se hace sobre el cómo y el por qué; le haremos tocar, sentir, probar la
sustancia enseñada, más que aprender de memoria
las fórmulas. Más que cursos magistrales - " El tiempo perdido
", decía Alain - el saber proviene de la vida, esta escuela la más rica en
experiencias imprevistas, en ejemplos contundentes. La teoría será reemplazada por
una comprensión vivida, por esta “pedagogía activa “cuya partida de nacimiento
remonta mucho antes de Montaigne [10].
La educación nueva favorece el gusto de la lectura tan
instructiva como atractiva, con tal que esta lectura enseñe la ortografía y el estilo, dé la imagen más completa de la humanidad, abra todo
el abanico de los sentimientos y de las ideas. Insiste en el gran número y la
variedad de las materias: lenguas antiguas y contemporáneas, historia,
geografía, literaturas nacionales o extranjeras, ciencias y matemáticas [11].
Instruye en la tolerancia mostrando la diversidad de aproximaciones y de
soluciones del mismo problema, el redescubriendo de esta manera la idea que, desde un cierto
punto de vista, todo es punto de vista (son las darshana de la India). Esta gimnástica mental, fuente de flexibilización y de ensanchamiento,
consiste en preguntarse en qué medida
existen las verdades contrarias a la suya, en comprender en qué también puede tener razón el otro, en lugar
de esconder su mala fe bajo la máscara de una dialéctica impecable o de
encerrarse en una terquedad tan sectaria como ridícula [12]. La disertación
clásica en tres partes guarda su validez para que la síntesis sobrepase los
polos opuestos en una perspectiva más vasta, desarrollando así un pensamiento
contradictorio, tendiendo a convertir los contrarios en complementarios, al
contrario de un pensamiento contradiccional, donde los inconciliables
permanecen inconciliables.
La educación nueva anima las exposiciones sobre temas
generales, investigaciones de solución a los obstáculos del momento, y los
jóvenes no son de corta imaginación encubridora de remedios. En su deseo de amplia
cooperación, añade a eso encuestas sobre otras culturas mundiales, sobre las
diferentes contribuciones de la
humanidad al patrimonio humano. Esta dispersión aparente es apertura de
espíritu, disponibilidad. Es indisociable de un desarrollo aumentado de la
atención, que prepara el poder de concentración. Ésta permite al espíritu
controlar sus pensamientos, fijarse
sobre lo que estudia en el presente, luego sobre lo que desea, cuando lo desea,
deviniendo por ahí el mismo objeto que perseguía [13]. Un cierto entrenamiento
permite pronto no dejar venir a la superficie más que los pensamientos útiles
para lo que se está haciendo. Algunos minutos diarios bastan para introducir el
mental en una suspensión primero distraída, pero cada vez más efectiva, de palabras
y pensamientos. Así pues, se ha adivinado, además de los lugares dedicados al
desarrollo físico, a la expresión artística, a la vida intelectual, todo
espacio de educación integral debe de
contener un " jardín de meditación " o una " sala de silencio
" reservada para los alumnos y para los maestros, donde rehacerse
periódicamente, sacar nuevas fuerzas del vacío central, en el apaciguamiento y
el recogimiento: los recreos serán soportes de recreación.
El plano
psíquico es este
intermediario entre el yo y Uno trascendental,
el "alma" que se abre a las regiones supraconscientes.
Porque todo ser que obtuvo nacimiento humano lleva en
sus profundidades la posibilidad de vivir de otro modo que un robot ideal, es
esta conciencia superior que se tratará de actualizar. La educación psíquica -
o transpersonal-, fermento de
transformación, orienta al ser hacia su propio oriente, es decir hacia la
trascendencia. Concierne la consagración de los individuos, o de cierto número
de ellos, a una causa generosa y desinteresada y, más allá incluso, a su
principio interno, a su "divinidad". Tiende hacia la búsqueda en sí
de lo que escapa de las formaciones y las formulaciones mentales, a los hábitos,
a las circunstancias cambiantes y periféricas, hacia la recuperación de lo que
detenta un sentido de universalidad y de
eternidad. Tener su diario de sueños,
guardar constante el pensamiento de Sí a través de todas sus ocupaciones y los
avatares de la vida, entregarse cada día a la invocación de un Nombre sagrado,
he aquí algunas actividades que, asumidas sin cansancio ni desaliento, son
susceptibles de reabrir los caminos del centro.
La juventud es mística; ninguno tiene el derecho a
asesinarlo retirándole lo absoluto a la cual aspira. Algunos se encaminan allí
por una religión constituida; pero el desgaste de las Iglesias y las quejas de
las que se las carga con razón o sin ella corren peligro de alejar de eso más
que atraer. Su rehabilitación podría hacerse sólo a la luz de Théosophia perennis, revelando a
espíritus turbados por las divergencias exotéricas la unidad fundamentalista
que une entre ellas todas las religiones.
Otra vía, supra confesional, solitaria, por tanto peligrosa y difícil, se presenta más como una
Sabiduría que como una fe; dirige menos hacia un Dios personal que hacia una
Deidad impersonal, pone en presencia de los nihilistas que ya creen tenerla una
filosofía de la vida cuyo programa se resumiría en una fórmula de este género:
" ¡ Dios ha muerto, viva lo Divino!
" … Podría ser que tal Sabiduría de
la que la " síntesis de los yoga " da idea, sea la que suceda a las
religiones, si sus derrumbamientos vienen a confirmarse.
La ausencia de maestros espirituales aumenta los
obstáculos, desanima las buenas voluntades; pero la enseñanza de los grandes
instructores de la humanidad queda en sus palabras, sus escritos, sus ejemplos:
siempre es posible meditarlos e incluirlos en su vida aprendiendo a contar
consigo, a ponerse a la escucha de la voz interior, a mostrarse vigilante. Los
reencuentros con la entidad psíquica son los únicos para asegurar realmente la
solución de nuestros problemas y de nuestros sufrimientos: el psiquismo da una
vista más ancha que el mental, hace advenir potencialidades escondidas únicas capaces de provocar una transformación de la
conciencia.
¿ Nuestros eternos escépticos se decidirán a tomar en
serio, bajo pena de no ser él más ellos mismos, la importancia de los
ejercicios de relajación, de imaginación activa, de respiración controlada, la
realidad de los estados psíquicos "no ordinarios", la de los poderes
" supranormales "? … ¿ Se dignarán admitir que los que hablan de espiritualidad no son
forzosamente y únicamente soñadores engañados o charlatanes, e informarse de
las obras que se evita señalar, porque son consideradas peligrosas para la investigación
horizontal y lineal? … Un trastorno insensible de las prioridades podría hacer
que las técnicas de expansión de la conciencia sean conocidas, admitidas,
practicadas en las condiciones deseadas. La integración de las funciones de
ambos hemisferios cerebrales, su activación en una coherencia más grande, son
posibles. Si por ventura la población escolar se pusiera a la obra: desarrollar
las funciones del " cerebro derecho " para desarrollar la intuición y
el " saber tácito ", estaría ganada la partida en campo de honor del
Espíritu. Y es posiblemente así que a partir de una educación de masa
aparecería milagrosamente una élite de masa, expresión que puede sólo hacer
aullar todavía al lógico, pero cuya institución serviría de cuna a otra humanidad.
Escuelas y universidades deberían ser el laboratorios de
la próxima civilización; ¿el fin de la Enseñanza? dar a las generaciones
montantes un sentido a su vida. Una juventud desorientada en la erosión de las
estructuras, frustrada de todo ideal, testigo de la impotencia de los primogénitos,
confrontada con estudios fastidiosos y con la psicosis del paro y de la guerra
(mientras que la máquina, inteligentemente empleada, puede liberar al hombre de
la " maldición del trabajo ", y asegurarle de amplios ocios para cultivar su jardín y trabajar en su
cultura) tal juventud , decimos, no asegurará ninguno relevo, sino cuantitativo,
si ninguna dirección tangible le es indicada.
La única que lo sea hoy querría ser la actividad
política, considerada por justificar la vida de los jóvenes dejándoles pensar
que tienen alguna cosa importante que
hacer en el edificación de un mundo más feliz y más justo. Pero cuando la
política no es más que el teatro de la crueldad donde se enfrentan con cinismo
ambiciones personales, intereses financieros, concurrencias ideológicas que se
embotan mutuamente, no es en absoluto la peor trampa sin duda que la ilusión pueda tender a la ingenuidad.
Seamos bastante lúcidos, cuando los cátedras profesorales han llegado a ser
tribunas de adoctrinamiento, para ver que, so pretexto de preparar a ciudadanos
responsables, la política de los políticos sirve sobre todo para recuperar a
los jóvenes para de eventuales "Gloriosas". Éstas no lo son de
ordinario para nadie. “Hacer la política
", hoy, es hacer el juego de
sistemas de los que ninguno es favorable
al mundo espiritual que la educación nueva pretende promover. El único o debate
aceptable en las escuelas consistiría primero en desmontar las ruedas y las astucias de la
política, estudiar los procesos subversivos de " desinformación " o
de " desestabilización ", cambiar el espíritu de la política, y por
ahí, de sanear la política misma.
Cualquier otra proposición puede ser hecha, en contacto con la coyuntura
cíclica. No se trata de ninguna manera de evitar la miseria para atrincherarse detrás de las barricadas
de un más allá inexpugnable, sino de obrar en la elaboración de un mundo mejor aquí abajo, a partir de la
transformación interior de un número creciente de individuos. Sin el control de
sí y la anchura de miras necesarias, las discusiones políticas no harán nunca
más que exacerbar las pasiones, que animar las intrigas. Es la razón para la
cual la lectura de los periódicos será considerada inútil y perjudicial en las
escuelas.
Como lo como lo decía la Madre, " los periódicos
están llenos de mentiras, y el servidor perfecto de la Verdad debe abstenerse
de la más pequeña inexactitud, exageración o deformación… “Este trabajo sobre
el mundo de aquí abajo es perfectamente comprensible a los jóvenes. Éstos son
numerosos para admitir el acta de fracaso de las reformas exteriores,
comprenden que lo que tiene que cambiar no es nada más que el hombre mismo, y
que sólo un hombre dotado de un nuevo modo de ser, adoptando una escala de los
valores totalmente diferentes y una visión de la gente, puede esperar un orden
mejor. Toda la juventud "no" " está perdida"; está todavía
vibrante de energía, de entusiasmo, de iniciativa. La necesidad de superación y de perfección permanece innata en el corazón
humano; basta con saber hablarle, de crear las circunstancias propicias a la
eclosión. La conquista de otros estados del ser es más estimulante que la de
los pioneros al asalto de las tierras nuevas o de astros muertos. Desplegar delante de los
jóvenes las perspectivas no de una
existencia materialmente mejor y psicológicamente idéntica, sino de otra vida
sobre la tierra, de un ensanche y de una elevación de la conciencia,
sería ofrecerles una verdadera razón para vivir, proveerles de una misión
sagrada. Allí reside el fin absoluto. No sale de falaciosas promesas de los sacerdotes del Haber; no hay que disimular las dificultades y los peligros
que se revelan tan pronto como se intenta discutir toda forma de barbarie. Es
la última posibilidad de una primera renovación.
¿Llegaremos a sacudir la indolencia de los servicios administrativos
de vista corta, y hacer pasar el soplo de una revolución verdadera,
hacerles abandonar errores obstinados,
una esterilidad contagiosa? … ¿O habrá que esperar la destrucción casi total de la humanidad para que los
supervivientes se decidan a comportarse como adultos y tomen las medidas
radicales que se imponen? - Utopía, se dirá como siempre que se trata de romper
con rutinas herrumbrosas… Utopía que sin embargo, aquí o allí, se encarna por
fragmentos o franjas enteras, promueve una realidad. La utopía es esta parte del
sueño que fertiliza el futuro; toda cosa parece imposible sólo tanto tiempo
como no es hecha en absoluto…
Apostamos que un sistema pedagógico tal como el que hemos
presentado a grandes rasgos, o por lo menos pareciéndose a él, será susceptible
en quebrantar prejuicios inadmisibles, satisfacer las dimensiones del tiempo que
viene. Una vez más quizá, habremos sido salvados por el Niño
.
[1] Consultar R. Guénon, Perspectivas sobre la Iniciación , Editions Traditionnelles, 1953 Capítulo XXXIII y
XXXIV.
[2] Mientras que los cabellos blancos
de Lao Tzu en su nacimiento simbolizaron no decrepitud, sino la
sabiduría, estos niños perdidos "que nacen con sienes blancas", en
las palabras de Hesíodo, porque ellos son hijos de Edad del Hierro.
[3] Si la ideología occidental ha
subvertido el planeta, no es porque era inherentemente superior a las
filosofías orientales, sino debido a que se extendió por los pueblos
conquistadores, sabiendo aprovechar las circunstancias favorables y convencidos
de ser los únicos en tener razón. Una toma de conciencia objetiva de la realidad
no tendría por tanto que acabar en un mea culpa sistemática.
[4] El mismo autor se opone el especialista, "espíritu puramente
masculino" y el creador, que "lleva la marca de lo femenino" en
Comentario sobre el Misterio de la flor dorada ,
A. Michel, 1979, p. 122. Jung también agregó que "las universidades
han dejado de trabajar como portadores de la luz. Estamos cansados de la
especulación científica y racionalista. Nos gustaría oír hablar una verdad que no se encoge, sino se expande,
lo que no se oscurecen, sino que ilumina. "
[5] Véase a este respecto: la
Madre, Educación , Sri Aurobindo Ashram, Pondicherry,
1952; G. y G. Monod-Herzen Benezech, el progreso de la escuela libre ,
Plon, 1972.
[6] Yi King, hexagrama 14, "La
gran posesión".
[7] Será preciso esperar otra concepción de la ciudad para incluir a la
escuela, tal como ya está presente en algunos proyectos todavía utópicos de
"nuevas ciudades", en donde el
espacio cultural está dispuesto de acuerdo a los requerimientos específicos de las
actividades deportivas, artísticas y universitarias.
[8] Hacia hombre universal , Gallimard, 1964 vp. 217
y 268. Universidad Visva-Bharati, fundada por Tagore en Shantiniketan
(Bengala), se inspira en estos retiros forestales. Hemos evocado esa enseñanza de la antigua India en nuestro libro, la
India, aquí y ahora, XLII, Dervy, 1979.
[9] Si el cuerpo era el pecado,
Dios encarnándose, se convertiría en un pecador. Para San Juan Damasceno,
"la gloria del Verbo y la carne son una y la misma gloria."
[10] Así, en el Chandogya
Upanishad, VI, 13, Uddalaka Aruni, para hacer entender cómo Shvetaketu el Ser
Supremo está presente sin ser visto, le hace echar sal en el agua y le pide
gustarla..
[11] Las llamadas matemáticas modernas
exigen serias reservas. Ellas "juegan" sobre el constructo más arbitrario e ignoran lo
dado; la mente usurpa el papel del Logos pretendiendo "construir el mundo a partir de los
axiomas y de estructuras vaciadas de
todo simbolismos. Véase H. Stephen, Introducción al esoterismo
cristiano , Dervy 1979, p.351-352.
[12] La escena del burgués gentilhombre donde
cada maestro defiende la superioridad de sus conocimientos sobre el otro introduce
una reflexión sobre la
intolerancia. Por una curiosa coincidencia, esta pieza data de 1670, el
mismo año fue traducido las obras de Abraham Roger, La Puerta abierta para llegar al conocimiento del oculto paganismo ,
donde se hace referencia, por primera vez en Europa , la doctrina de los darshana.
[13] Simone Weil a dejado sobre la
atención, identificada a la oración,
bellas páginas. Ver Attente de
Dieu , La Colombe, 1950, p. 114 y ss.
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