REFLEXIONES SOBRE LA INICIACIÓN
FEMENINA Y SU VÍA REGIA
GÉRARD DE SORVAL
FEMENINA Y SU VÍA REGIA
GÉRARD DE SORVAL
(Axis mundi Nº 4, 1995)
A Véra
Los cielos cuentan la gloria de Dios
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos
Un dia emite palabra a otro dia,
runa sabidurta a otra noche declara sabiduria.
(Salmo XVIII, 1-4)
La misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y la paz se besaron.
La verdad brotará de la tierra,
Y la justicia mirará desde los cielos.
(Salmo LXXXIV, 11-14).
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos
Un dia emite palabra a otro dia,
runa sabidurta a otra noche declara sabiduria.
(Salmo XVIII, 1-4)
La misericordia y la verdad se encontraron;
La justicia y la paz se besaron.
La verdad brotará de la tierra,
Y la justicia mirará desde los cielos.
(Salmo LXXXIV, 11-14).
A raíz de un estudio
titulado «De la connaissance virginale», publicado
en la revista Connaissance de Religions, se nos ha pedido desde diversas instancias que precisáramos
ciertos puntos relativos a las vías de realización espiritual que se apoyan en
la naturaleza femenina.
No podría establecerse una separación absoluta
entre el hombre y la mujer en lo que concierne a los fines últimos y a los
medios de llegar a ellos: «porque en la resurrección no se toma ni mujer ni
marido» (Mt 22,30). Sin embargo, es cierto que la Tradición propone distintos
«modos», derivados de las capacidades específicas de cada sexo en la medida en
que la determinación sexual no es una pura contingencia accidental, sino que
implica actitudes diferentes ante la vida. Es así que la tradición cristiana propone a la mujer que siga la vía de
María y, al hombre, la de Jesús.
Esta cuestión no es de gran
importancia en lo que se refiere a la observancia religiosa común en la que,
aunque los deberes de los diversos estados sean distintos y complementarios,
apenas hay diferencias que establecer entre ambos sexos. No obstante, los modelos
de santidad propuestos a la veneración de los fieles conducirán a las mujeres a
seguir los ejemplos de las santas y, a los hombres los de los santos. A
esto se añade que si la vida religiosa, activa o contemplativa está abier-
esto se añade que si la vida religiosa, activa o contemplativa está abier-
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ta a los dos sexos, las mujeres no tienen acceso al
sacerdocio en tanto que la función pontifical está ligada a la esencia de Adán
y culminada de forma sobreeminente por el Nuevo Adán a la vez sacerdote y
víctima eterna.
Por el contrario, si se
trata de abordar una vía propiamente iniciática, es decir, que plantea de una
manera u otra un método activo de transmutación de la propia naturaleza, es muy
evidente que se apoyará sobre todos los elementos del ser humano en su estado
presente, en particular sobre las modalidades corporales y psíquicas
condicionadas por la pertenencia a uno u otro sexo. A este respecto, en efecto,
no se trata solamente de «asegurar la salvación del alma», que es el fin que se
asigna la práctica religiosa, sino -realizando siempre
este «trabajo» indispensable- de perseguir la integración de todos los
componentes de la persona humana en su Principio. Esta búsqueda, que implica aptitudes y cualificaciones fuera de lo común,
no puede evidentemente pasar del mandato y el apoyo de una bendición
específica, a saber la transmisión de una influencia espiritual regular, en el
sentido en que René Guénon ha precisado y desarrollado esta condición y sus
modalidades 1. La cuestión de averiguar si cadenas de transmisión
de este tipo
subsisten en la cristiandad latina no es de nuestra competencia. Por el contrario, no es inútil esbozar los principios generales que están en la base de tal o cual vía femenina, en la medida en que surgen de datos metafísicos y cosmológicos que no son susceptibles de variar.
subsisten en la cristiandad latina no es de nuestra competencia. Por el contrario, no es inútil esbozar los principios generales que están en la base de tal o cual vía femenina, en la medida en que surgen de datos metafísicos y cosmológicos que no son susceptibles de variar.
Eso es lo que intentaremos
aquí, a través de algunas notas que no pretenden de ninguna manera ser
exhaustivas pero que pueden abrir algunas pistas de reflexión. Éstas son, por
ese mismo hecho, voluntariamente sucintas y están presentadas de forma simple.
Se trata menos de acumular las referencias eruditas que alimentan la avidez de
las especulaciones mentales que de limpiar en silencio el polvo del suelo de la
casa para que puedan aparecer ciertos dihujos del embaldosado,o, por decirlo de
otro modo, de cultivar atentamente las plantas del jardín y escuchar su
lenguaje ...
*
Intentar
hablar de la iniciación femenina parece doblemente paradójico:
-primero, porque un hombre difícilmente está
cualificado para reivindicar una competencia cualquiera en lo que se deriva
específicamente de la naturaleza femenina, si bien el proceso iniciático precisa siempre para realizarse
despertar e integrar las facultades propias del sexo opuesto a fin de recuperar
la unidad pri-
24
mordial del «Rebis- en
el que el Sol y la Luna están fundidos en uno.
-además, porque la historia humana no ha dejado más
que muy pocas huellas escritas o testimonios visibles de las vías de iniciación
típicamente femeninas, al menos en Occidente. Esto se explica, sin duda, como
se verá, por la naturaleza misma de los misterios femeninos que surgen del
dominio de lo inexpresado,
si no de lo inexpresable. Están, en todo caso, en las antípodas de esa razón discursiva parlanchina o de esas formas demostrativas a las que tan inclinada se siente la debilidad masculina.
si no de lo inexpresable. Están, en todo caso, en las antípodas de esa razón discursiva parlanchina o de esas formas demostrativas a las que tan inclinada se siente la debilidad masculina.
Sin embargo, al hablar de
principios metafísicos, trataremos de seguir el hilo de Ariadna para llegar más
particularmente a lo que constituiría la vía caballeresca o arte regio propio
de la mujer, excluyendo voluntariamente de este propósito lo que se relaciona
con otras posibles vías 2.
I. Los principios de los misterios femeninos
Si hablamos de debilidad
masculina es porque, desde el punto de vista metafísico, es la mujer la
poseedora de la energía primordial. El«sexo débil», en la medida
en que este prejuicio tenga algún valor, no es tal
más que desde el punto de vista de las fuerzas cuantitativas. La relación es inversa cuando nos situamos en el plano
de los principios que rigen la manifestación.
El acto creador divino es la
actualización de una triple potencia que la Tradición designa con los nombres de Sabiduría, Fuerza y Belleza para
simbolizar la emergencia del Principio, su despliegue y su afirmación; lo que se traduce por la esencia, la energía
en movimiento y la materia; o también por el principio espiritual, el principio
animador y el principio corporal (lo que la alquimia denomina Azufre, Mercurio
y Sal).
El prólogo de san Juan dice
que del Verbo-Luz (Verbum) Creador emanan la luminosidad calórica (Lux) y la
vida (Vita) organizada. La intención inicial y el
orden primero producen, de una parte, la intensidad y el movimiento propagador,
de otra, la creación y el equilibrio final, culminación del proceso creador. La creación aparece pues bajo dos modos opuestos y
complementarios: en tanto que producción continua de substancia pura
indiferencia da y en tanto que organización diferenciada y discontinua de
substancia cualificada puesta en la forma.De un lado la potencialidad y la
fuerza, del otro la actualización y la forma. Esta bipolaridad entre los dos ejes de derecha e izquierda, uno fundador y
productor, el otro estructurador y reintegrador, es univer-
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31)
sal.
¿Dónde se colocan el hombre
y la mujer, o más bien el principio masculino y
el principio femenino (pues el hombre y
la mujer son el cruce de los dos)?
La mujer se encuentra
principalmente del lado de las raíces ocultas, de la savia, mientras que el
hombre encarna los elementos manifestados, el desarrollo exterior. El principio
femenino es el de la receptividad y la plasticidad, el que demanda y condensa
la fuerza vital, la energía creadora. El principio masculino es el de la
actualización de las potencialidades y sus delimitaciones formales. Es así que la función femenina consiste en catalizar
la energía de la que es receptáculo y, de este modo, atraer y recibir la forma
que es su papel complementario. Mientras que la función masculina consiste en imprimir
la forma de las determinaciones normativas, de las que es ejecutante,
coagulando el sustrato energético que recibe del polo femenino. Eva es la
«viviente»,la matriz de las energías vitales. Sin su aportación y su influjo,
la obra del hombre es abstracción, artificio, articulación sin vida.
Físicamente la mujer
manifiesta la belleza, mientras que psíquicamente y espiritualmente encarna la potencia vital; mientras que el hombre
exterioriza físicamente la fuerza siendo interiormente el guardián de las
proporciones y las formas. Pero la fuerza reside en el equilibrio de la
potencia en acto, como la belleza resulta de una forma habitada por la
irradiación de la energía creadora. Así lo propio de la actividad masculina es distinguir y separar para reunir la energía en formas justas y perfectas;
mientras que lo propio de la actividad femenina es activar y catalirar las
potencialidades difusas a fin de llevarlas a recibir forma, equilibrio
armonizado y fecundidad.
Consistiendo el trabajo
iniciático, por una parte al menos, en realizar la conjunción de los opuestos
partiendo de las capacidades propias de su naturaleza, para el hombre implica
ante todo espiritualizar el cuerpo o volatilizar lo fijo, mientras que para la
mujer se trata más bien de corporificar el espíritu o fijar lo volátil. (El término «espíritu» debe ser
tomado aquí en el sentido que tiene en alquimia, el de principio vital, anima). Es decir, que las vías iniciáticas masculinas toman de preferencia por soporte el espacio y la corporalidad -lo «fijo»- para unirlos al anima a través del spiritus. Mientras que, a la inversa, la andadura femenina toma preferentemente por soporte el tiempo y el anima, el mercurio volátil -lo «móvil, para unirlos al corpus a través del spiritus.
tomado aquí en el sentido que tiene en alquimia, el de principio vital, anima). Es decir, que las vías iniciáticas masculinas toman de preferencia por soporte el espacio y la corporalidad -lo «fijo»- para unirlos al anima a través del spiritus. Mientras que, a la inversa, la andadura femenina toma preferentemente por soporte el tiempo y el anima, el mercurio volátil -lo «móvil, para unirlos al corpus a través del spiritus.
En otros términos, podría precisarse, un poco
esquemáticamente, que
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el acto iniciático específico masculino consiste
principalmente en tomar conciencia de la energía genética a partir de las
formas manifestadas en el espacio; y, simétricamente, el acto iniciático
propiamente femenino, en tomar conciencia de las formas manifestadas de la
estructura corporal a partir de la energía interna que los despliega en el
desarrollo temporal. De ahí la importancia respectiva del cuadrado y los
símbolos rectilíneos para uno, y del círculo y los símbolos curvilíneos para el
otro, ligados recíprocamente a la percepción lógica y a la percepción
ontológica.
Es así que el hombre puede
pasar de la «gestión» apropiativa (acciones de selección, organización y
estructuración) a la «gestación» continua y espontánea; como la mujer puede
pasar de la potencialidad difusa englobante a la afirmación acabada que realiza
la propagación de la energía canalizada y dominada. Este juego de vaivén entre
las dos polaridades opuestas y complementarias, simbolizadas por los términos
de «Fuerza» y «Belleza», no es posible más que por mediación activa del tercer
término, el de la «Sabiduría» que permite la liberación de la conciencia y el
retorno a la unidad.
Naturalmente, estas
observaciones preliminares son esquemáticas e incompletas, pero permitirán
comprender mejor las armas espirituales específicas de la mujer en la vida y en
su camino iniciático. Estas escasas observaciones, un poco abstractas y
limitadas a las grandes líneas, deberían ser completadas y matizadas por una
investigación distinta a la teórica.
Naturalmente, estos
principios implican aplicaciones técnicas perfectamente precisas que rigen la
forma de comportarse de cada sexo así como la confrontación armónica de ambos.
A título de ejemplo, se podrían citar ciertas figuras de danzas tradicionales
donde los hombres, formados en círculo, rodean otro círculo interior de
mujeres, escenificando unos y otros dos ruedas que giran en sentido inverso. En
la iconografía simbólica o la arquitectura cristianas se pondrá de relieve
también que el pórtico de la Virgen está situado en el transepto norte de la
catedral, estando el de Cristo al sur. De manera semejante, el icono tradicional de la crucifixión presenta a la
Virgen a un lado, a la izquierda del cuadro pero a la derecha de Cristo, y a
san Juan, el apóstol, al otro. Observemos que el sol se encuentra también a la
derecha del crucificado y la luna a la
izquierda. todo esto no carece evidentemente de relación con la estructura
fisiológica y sutil del ser humano, en particular con la repartición de
funciones entre los dos hemisferios del cerebro, o con la circulación de la
sangre por la red
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arterial y la red venosa.
Está claro que los datos
tradicionales son universales y no tienen nada de arbitrario y que, como dice
el adagio hermético, «lo que está arriba es
como lo que está abajo». A este respecto, no carece de interés subrayar que si
en la pareja Cielo-Tierra se pone generalmente en relación el principio
masculino con el elemento uranio, y el principio femenino con el elemento
ctónico. el fuego asciende desde las entrañas
de la tierra y el agua cae del cielo.
de la tierra y el agua cae del cielo.
II. Las distintas formas de
realización iniciática femenina
La iniciación reposa sobre
el ejercicio y la orientación de los poderes latentes, a fin de hacer tomar conciencia, por medio de ellos, de las capacidades de
amplitud y elevación que encierran, para desidentificar a la persona de su
estrecha individualidad subjetiva, y permitir que el ser integral se desarrolle
y florezca, revelando su potencia, su conocimiento y su perfección. Definir o descubrir los poderes propios de la
feminidad, es encontrar, por eso mismo, las vías de realización de la mujer. Éstas son múltiples:
-Desde el punto de vista de sus capacidades exteriores, será principalmente el magnetismo
de la belleza o perfección formal, que induce a la contemplación del orden
divino, de la pureza y la nobleza inherente a la naturaleza humana: poder de
inspiración y
exaltación del hombre a través de un modelo que refleja su «noble fondo», su ejemplo divino, su parte creada edénica y virginal donde se expresa el Espíritu Creador, vivificante, consolador.
-Desde el punto de vista de sus capacidades internas, será la fuerza vital, o energía creadora (Shakti), que corresponde al Anima Mundi o al mercurio universal, por el cual el agente universal insufla su presencia (omnipresencia) «imantando» todas las
cosas. Se trata del despliegue de la substancia primordial (Prakriti) y de la capacidad de producir de ésta. Es propiamente la expansión del ser en su 'aspecto de «consistencia» que es un flujo
continuo (por oposición a la forma que es discontinua y estática,contractiva) .
exaltación del hombre a través de un modelo que refleja su «noble fondo», su ejemplo divino, su parte creada edénica y virginal donde se expresa el Espíritu Creador, vivificante, consolador.
-Desde el punto de vista de sus capacidades internas, será la fuerza vital, o energía creadora (Shakti), que corresponde al Anima Mundi o al mercurio universal, por el cual el agente universal insufla su presencia (omnipresencia) «imantando» todas las
cosas. Se trata del despliegue de la substancia primordial (Prakriti) y de la capacidad de producir de ésta. Es propiamente la expansión del ser en su 'aspecto de «consistencia» que es un flujo
continuo (por oposición a la forma que es discontinua y estática,contractiva) .
La esencia se despliega en energía que produce la substancia, la
cual se determina por la forma. El
polo de la energía es el que tiende a la concreción, a la producción: a la animación y al movimiento, por tanto al calor y a
la multiplicación. Esto implica, para la «Mujer
Eterna» varias aplicaciones:
-En tanto que Virgen o energía pura, concentrada, no exteriorizada y no mezclada, es el
santuario y la guardiana del fuego
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central, de la energía vital que alimenta la vida en
todos los «hogares»: éste es tanto la fuente de la fecundidad de las mujeres como de la fertilidad de la naturaleza y, por extensión, de la prosperidad de la Ciudad 3. Siempre en tanto que Virgen, como depositaria inmediata e «intacta» de la
potencia original, es el soporte de la manifestación, la mediación del
advenimiento de la forma pura. De ahí que sea el receptáculo del «más bello de
los hijos de los hombres», hijo único de la Sabiduría y germen de perfección
universal, el Niño Rey 4;
-En tanto que mujer y templo natural de los
misterios de Eros, es decir, del magnetismo universal que une las polaridades
opuestas, es depositaria de un encanto activo, de un poder de atracción que,
por el fuego de la fusión erótica (en modo físico o sutil), engendra las transformaciones
regeneradoras o destructoras.Piénsese aquí en las prostitutas sagradas o
bailarinas que, en la antigüedad, oficiaban en los templos y permitían la unión
con la diosa-Alma del Mundo. Piénsese también en las
mujeres (jóvenes o mayores) a las que
se confía la educación sexual y el despertar del tacto sensorial de los jóvenes
guerreros. Las prácticas evocadas aquí, en uso en ciertas sociedades
tradicionales, corresponden a funciones rituales que sacralizan el acto amoroso
de cara a una hierogamia. Están, naturalmente, en las antípodas de la lujuria,
de los comportamientos licenciosos y del -pansexualismo»
contemporáneo por los que nuestra época de disolución generalizada
rebaja a la humanidad por debajo mismo del animal, y no idolatra a las mujeres sino
para envilecerlas mejor.
-La esposa es naturalmente, por varias razones, el medium del
sacerdote o poeta sagrado, el «reposo del guerrero», en el sentido de
rearmonizar sus energías, la consejera del artesano por su simple presencia
acomodada a los ritmos y pulsaciones cósmicas; la regeneradora también de los
trabajos agrícolas tanto para el cuidado de las plantas y semillas como para el de los animales.
-En tanto que Madre,
tiene, naturalmente, la vocación de dar a luz y ayudar a la eclosión de la vida o su reabsorción: conducir el acto de nacer, lo mismo que
el de morir (comadrona o plañidera); dar a luz; criar a los hijos, es decir
transmitirles la fuerza vital, el alimento y Ilevarlos hacia su forma acabada;
dirigir y animar el hogar, verdadero crisol donde se regeneran las fuerza
biológicas, psíquicas y espirituales, donde el mundo exterior es «digerido» e
integrado. Esto pasa también por las artes
del fuego:
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la cocción de los alimentos,
especialmente, o la preparación de los remedios (bálsamos, ungüentos, pociones ... )
Otro aspecto importante de la función materna es el que consiste en dar
consistencia a la materia para
producir no solamente el sustrato biológico corporal, sino también el vestido,
lo que envuelve y protege contra las influencias exteriores destructivas. A
este respecto, las mujeres son maestras en las artes del tejido y la costura, y de sus eventuales derivados simbólicos ornamentales
como son el encaje y la tapicería que constituyen otros tantos velos protectores y reveladores,
mediaciones simbólicas de la epifanía cósmica divina. De la preparación de
alimentos, bebidas y remedios deriva la función de curandera, hábil
particularmente en neutralizar las quemaduras, es decir, en canalizar el fuego 5,
Del arte de hilar y tejer
viene la figura de las Parcas, como también la de la Santa Virgen tejiendo el
velo del Templo, según la leyenda, por no hablar de la túnica sin costura o del
lienzo, que son misterios importantes del cristianismo. Señalemos, por otra parte, que es a una mujer, María Magdalena, a
quien es revelado el cuerpo nuevo del Resucitado, la substancia pura del cuerpo
glorioso en el Jardín.
Se podrían evocar igualmente
los cinturones, limosneros, o tahalíes, tejidos con seda o con cabelleras de
jóvenes y destinados a proteger los centros de la fuerza en el guerrero o a
sostener sus armas ... 6 .
Lo que parece un dato
constante en todas las formas de iniciación femenina es la particular relación
con el mundo subterráneo. Éste se expresa por la gruta o la caverna que son un
símbolo en analogía con el papel matricial de la mujer. Pero se refiere también a las entrañas de la tierra en
tanto que éstas son la fuente del fuego vital, del calor germinativo. Se
recordará a este respecto que las Vestales que habían violado su voto de
virginidad -y que por este hecho no eran ya «atanores herméticos», si podemos
emplear esta imagen- eran enterradas vivas. Se conoce también en las leyendas caballerescas de la Alta Edad Media el
tema de la princesa enterrada viva, en un estado de letargo del que sale para
conocer una nueva vida y llegar a la realización iniciática. Es en particular
el tema del cuento eliges o la falsa
muerta, y el del libro de Perceforest,
la búsqueda amorosa de la «Princesa de la extraña marcha», que se
transforma en pastor y luego en jinete tras su enterramiento y muerte simulada,
reapareciendo con el nombre de «Virgen de Corazón de Acero». Todas las diosas
ctónicas están evidentemente en relación con los misterios femeninos, en
particular en el cristianismo las Vírgenes negras y también su madre, Santa
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Ana, que, al parecer, rigen particularmente las
corrientes telúricas y lo que se llama en alquimia «La Obra al negro». Lo que hay que señalar es que las Vírgenes negras
están siempre vinculadas al mundo caballeresco, lo que subraya la relación
entre esta epifanía de la Sabiduría oculta, inmanente, y el dominio de las
energías cósmicas.
Paralelamente, en la
mitología griega, Ariadna guía al héroe Teseo, guerrero y príncipe, en el mundo
subterráneo del laberinto de Dédalo. Sin embargo, hecho
significativo, acabará por casarse con Dionysos, Dios de la energía vital y de la ebriedad sagrada.
Se ve pues que a la mujer le
corresponde el papel de guía en las raíces ocultas de la conciencia, consejera
secreta, auxiliadora en las empresas que apelan a las fuerzas latentes o al
mundo nocturno; por último, de dominadora también de las influencias
tenebrosas, puesto que las conoce y sabe desbaratarlas. Es la mujer la que aplasta la cabeza de la serpiente
ctónica. Y son las Musas las que proporcionan la inspiración
original y las claves secretas del genio, pues la intuición es la fuente de
todas las artes y de todas las ciencias.
La mujer tiene pues una
función de reveladora de secretos, por
saber activar y descifrar los signos de un advenimiento al mundo o a la
conciencia clara. Piénsese en particular en la
Pythia de Delfos y en las Sibilas antiguas. Además, actúa como catalizador de la reserva de energías sutiles
indiferenciadas, lo que le permite una acción mágica natural, a la que, por
otra parte, el hombre con frecuencia teme ...
La mujer opera esencialmente
como un elemento desencadenante por su presencia activa, reservada y prudente
al dar testimonio de la realidad concreta efectiva y de sus contenidos
latentes. Esta acción de influencia es tanto más poderosa cuanto que el mundo
de lo inexpresable está custodiado por mujeres dotadas de sentido del silencio,
del secreto y las maduraciones invisibles. Por eso las tradiciones iniciáticas
femeninas huyen de las formas de manifestación ostensibles que esterilizarían
lo que podríamos llamar la capacidad atractiva del «Mercurio Universal» volátil
y presente en toda forma; así como el encanto
operatorio, en el sentido original, que deriva de la facultad de
movilizarlo por instinto y por intuición.
III. La realeza femenina:
los misterios del combate y del juego de las fuerzas cósmicas
En cuanto a ese encanto universal capaz de captar las
fuerzas fisicas sutiles, de canalizarlas por afinidad y metamorfosear así las
formas, es la fuente de dos tipos de iniciadas, a veces
reuniendo los dos aspectos: las hadas y las poseedoras de poder.
31
Las hadas, a partir de una
cierta forma de percepción sutil, son capaces de conferir dones, es decir, de anudar en gavillas ciertas influencias benéficas
sobre un determinado «germen» cuyo crecimiento será así favorecido.
Similarmente, son capaces de aislar magnéticamente un campo de percepción
sensorial creando un espejo ilusorio". Pueden así impedir realmente toda intrusión en un «campo» o reducir a la
impotencia al que se aproxima a él. Son capaces también, por «naturaleza», de descubrir tanto las fuentes como las
corrientes telúricas. Además, pueden
catalizar energías para producir fenómenos fisicos, sonoros, visuales,
táctiles, provocar desplazamientos o regeneraciones
8.
La mujer-hada es siempre esencialmente
una niña que ha conservado intactas las facultades de inocencia, espontaneidad
e inmediatez. En contrapartida, la mujer-hada es particularmente vulnerable a
los golpes del mundo ordinario. Lo ideal para un hada es ser
amada por un cabalIero y recíprocamente. Pues entonces esta pareja es invulnerable, uno dominando la forma, la otra
la energía, siendo recíprocamente fuente de alimentación, realización y
perfección.
Pero la mediumnidad de la
naturaleza femenina así como su energía vital le permiten igualmente
desarrollar facultades superiores en el arte
de la guerra:
de la guerra:
-una resistencia fisica excepcional y el arte de
regenerarse en el fuego de la acción;
-una movilidad y vivacidad superior así como la
flexibilidad que compensa la fuerza física (véanse las Amazonas);
-una corrosividad superior a la del macho, que la
alquimia relaciona con el «mercurio volátil» y una insensibilidad relativamente
mayor al mal sufrido o infligido. ¿Ferocidad? 9
-una percepción sutil de la dirección e intensidad de
las energías en el momento de su proyección, lo que permite actitudes
previsoras y trampas, y un sentido agudo de los puntos débiles;
-una forma de coraje que reposa sobre la confianza
instintiva o la inspiración espiritual más que sobre una resolución moral y
mental 10;
-una utilización del encanto en modo de presencia
obnubilante y fascinadora para captar y desviar la atención del adversario ...
La utilización combinada del
genio intuitivo sutil y los recursos indefinidos de la energía vital -que una
mujer sabe, por instinto «reciclar»- sobrepasa con mucho el simple
enfrentamiento mecánico de las fuerzas físicas o incluso la destreza mejor
ejercitada de un guerrero
32
hábil y valeroso. Por eso la guerrera es la iniciadora última del guerrero. Por eso también
la Dama no tiene solamente, aliado del caballero, una función de inspiradora
galvanizante, sino, además, a veces, la de un modo secreto de protección así
como la presencia activa y poderosa que transmite esa energía primordial, ese
ardor del fuego vital 11.
Existe, pues, una vía de
«mujeres heroicas» y no es sin razón que la Edad Media colocaba a nueve
heroínas equilibrando a los nueve héroes . de la leyenda. Son Tammamis y Semíramis,
reinas de Egipto, Hipólita, Penthesilea y Lampredo, reinas de las amazonas,
Deifemme, Deisille, Tancqa y Menelippe, cuyo papel se conoce mejor. Penthesilea, que acudió en ayuda de Aquiles a
galvanizar el coraje de los troyanos, es típicamente la que reúne la fuerza
dispersa, la que reanima el valor. Representa un tipo femenino cardinal que
vuelve a encontrarse por ejemplo en santa Genoveva, santa Juana de Arco o
Jeanne Hachette. Es la mujer «fuerte como un ejército armado y listo para la
batalla» del cántico de Salomón. Es también el mito de Isis
que concentra la fuerza viril.
Se habría podido inscribir
también entre las valientes a Judith y Deborah, pues ellas ilustran, como
Penthesilea, la capacidad esencialmente femenina de resolver una situación bloqueada, si es preciso por una disolución violenta y rápida del «nudo»
que constituye el obstáculo a la canalización armoniosa de la energía. Por otra parte, la muerte, ejecutora y transmutadora,
es también una mujer ... Se trata pues siempre de
asegurar una mediación y un paso, ya sea horizontal o vertical, entre
la tierra y el cielo. Es ahí donde reside la proeza característica de la
caballería femenina.
Se podría reflejar su modo
de operación mediante la expresión “acción de gracia» en el sentido de insuflar
una influencia espiritual y sutil capaz de movilizar energías terrestres y
celestes, de desanudar y armonizar,
tocando los puntos sensibles que rigen la regeneración y el impulso de exaltación. Y esto de forma espontánea, «gratuita», impalpable. La mujer, en este
sentido, es dueña de la apertura del corazón,como es también depositaria de los
secretos indecibles del arte de liberar las armas, por una aceptación muda del
orden del mundo y de la voluntad del Cielo. Se dice en este sentido, en el
Evangelio, que la Virgen «guardaba y meditaba
todas las cosas en su corazón».
En consecuencia, la
naturaleza de la hazaña femenina
12 no es construir o modelar
formas, físicas o mentales, sino más bien suscitar su advenimiento, vivificarlas y animar las energías que las subyacen. A la
mujer pertenece el secreto de la dinámica que produce, modifica y
33
|
regenera: provoca el ardor y el entusiasmo, despierta
las potencialidades estancadas y desbloquea las situaciones al invertir los
polos. La mujer encarna elementos sutiles, impalpables, que
crean una atmósfera de vida y crecimiento (o de muerte y destrucción) por un
modo de presencia que actúa desde el interior y en la raíz de los fenómenos.
Actúa pues sobre el registro de lo informal, de lo indecible y lo invisible.
Actúa pues sobre el registro de lo informal, de lo indecible y lo invisible.
La mujer consciente y dueña
de sus poderes no actúa tanto por gestos como por la gracia y la fuerza de los
gestos, no tanto por la creación de formas como por la luminosidad, el color y
la armonía que en ellas revela, no tanto por palabras como por la resonancia de
las palabras, el timbre de la voz y el encanto del canto. A este respecto
existe un arcano femenino del arte del canto: el de las nanas o canciones infantiles, el de los cantos de amor o los de
guerra, excitando el ardor combativo, el de los cantos de duelo canalizando el
estado emotivo de tristeza, e incluso el de los cantos que operan curaciones
físicas o
reconciliaciones afectivas, como todavía saben practicarlos en la actualidad los coros de mujeres chamanes de Siberia. Estas técnicas sonoras sirven para expresar y amplificar la emoción y la sensación física hasta el paroxismo condensándolas y canalizándolas para movilizarlas a fin de producir un efecto, un estado de conciencia: calmar, apaciguar, disolver; o regocijar, encantar, incluso cautivar, y aniquilar a un enemigo como sabían hacerlo las sirenas de la Odisea.
reconciliaciones afectivas, como todavía saben practicarlos en la actualidad los coros de mujeres chamanes de Siberia. Estas técnicas sonoras sirven para expresar y amplificar la emoción y la sensación física hasta el paroxismo condensándolas y canalizándolas para movilizarlas a fin de producir un efecto, un estado de conciencia: calmar, apaciguar, disolver; o regocijar, encantar, incluso cautivar, y aniquilar a un enemigo como sabían hacerlo las sirenas de la Odisea.
A través de esta potencia de
evocación y de realización de la voz femenina se llega al misterio central de
la mujer iniciada: el de aportar en cualquier
lugar en que se encuentre el influjo de la intensidad
creadora y dar el alma a un lugar, un tiempo, un acto o un ser
humano débil o herido: reunir las fuerzas de la vida.
Para concluir y resumir
nuestras palabras, no podemos hacer nada mejor que citar el hermoso texto del
Libro de los Proverbios (31,10-31 que la liturgia romana aplica a las santas
mujeres:
Mujer virtuosa, ¿quién la
hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida.
Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos. Es como nave de mercader; trae su pan
de lejos. Se levanta aún de noche y da comida a su familia y ración a sus
criadas. Considera la heredad, y la compra, y planta viña del fruto de sus
manos. Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos. Ve que van bien sus negocios; su lámpara no se apaga
de noche. Aplica su mano al huso, y sus manos a la rueca. Alarga su mano al
pobre, y extiende sus manos al
menesteroso. No
tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su
familia está vestida de ropas dobles. Ella se hace tapices; de lino fino y
púrpura es su vestido. Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta
con los ancianos de la tierra. Hace telas y vende, y da cintas al mercader. Fuerza y honor son su vestidura; y
se ríe de lo porvenir. Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua.
Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde. Se levantan sus
hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba: muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a
todas. Engañosa es la gracia, y vana la
hermosura; la mujer que toma a Jehová, ésa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las
puertas sus hechos 13.
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NOTAS
1. En particular en Apercus sur l' initiation, Ed. Traditionnelles, París, 1985.
2. Para más precisiones
sobre los principales vías que deben considerarse, se recurrirá a R. Guénon, tnitiation
el réalisation spirituelle , (cap. XVIII: "Les trois voies et
les formes initiatiques»), Ed. Traditionnelles, París, 1952.
3. Tal era el sentido de los colegios de Vestales en Roma que guardaban el fuego central en la ciudad
y en el Imperio. Por otra parte no carece de sentido simbólico que las diversas leyendas del Graal indiquen
que el vaso sagrado, receptáculo de la sangre divina, es decir del fuego celestial
coagulado, es llevado por una joven virgen o por un cortejo de "donce\1as»
de estirpe regia. En una de las versiones de la Demanda, la portadora del Graal
es por otra parte la futura madre de Galaad.
4. El descenso divino en la forma del A vatara no puede tener lugar
más que en el seno de una virgen. Así ocurre con Jesús, hijo de María, con el
Buda Shakiamuni y con Krishna especialmente.
5. Se sabe que el poder de curar las quemaduras se transmite de madre
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(o abuela)
a hija.
6. En la Demanda del santo Graal la hermana, virgen, de Perceval, la «Doncella que
jamás mintió» trenza con su cabellera dorada el tahalí de la
espada de David que será entregada a Galaad en la Nave de Salomón.
espada de David que será entregada a Galaad en la Nave de Salomón.
7. El hada Viviana posee, en la leyenda artúrica, este poder de ilusión. La Dama del Lago, como ella misma
se nombra en el tiempo en que educa a Lancelot, habita un castillo que por un sortilegio es disimulado a la vista por un lago
que cubre el valle en el que se encuentra. Cuando, más tarde, hará prisionero a Merlín, será en una burbuja de aire
infranqueable e invisible. En el libro de Perceforest, la Reina-Hada coloca su reino fuera del tiempo y el espacio ordinarios para salvaguardarlo.
8. El mito de la fuente de la eterna juventud está menudo vinculado con
las hadas. Melusina, por su parte, podía construir un castillo en una noche.
las hadas. Melusina, por su parte, podía construir un castillo en una noche.
9. En el libro de Perceforest, la princesa Nérone , tras haber
sufrido tortura y haber sido enterrada, se oculta bajo la capa de un escudero y
recibe el nombre de "Corazón de acero» que manifiesta con claridad esa forma particular de
endurecimiento y fría determinación. (cf. La chevalerie initiatique ou la
plaisante et amoreuse histoire du Chevalier Doré et de la Pucelle sumommé
Coeur-d'Acier, ed. Pardés,
1989).
10. Se recordará el caso de Juana de Arco, a la vez intrépida e impávida en
los combates y dotada de un genio estratégico puramente intuitivo que dejaba
asombrados a sus compañeros de armas.
11. Particularmente significativo es, en el Parzival de Wolfram von
Eschenbach, el papel que juega la pequeña Obilot, niña de siete años, respecto a Galván. Después que este último haya aceptado tomarla como Dama y ser su héroe en la batalla, lajoven damita advierte gravemente a Galván que es su fuerza de ella la que le animará y le permitirá vencer. Lo que, en efecto, sucede.
Eschenbach, el papel que juega la pequeña Obilot, niña de siete años, respecto a Galván. Después que este último haya aceptado tomarla como Dama y ser su héroe en la batalla, lajoven damita advierte gravemente a Galván que es su fuerza de ella la que le animará y le permitirá vencer. Lo que, en efecto, sucede.
12. Sobre el sentido de la hazaña caballeresca no se puede expresar mejor
que David Lo Mor: e ••• Ia palabra hazaña (f exploit) merece algunas explicaciones.
Viene del latín explicare que significa desplegar, lo que supone
una «expansión del ser» que realiza la hazaña. Además hazaña
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viene de explicare en el sentido de «realizar». Se trata de una «realización
del ser» que trata de hacer de él un hombre completo o realizado. Por
lo demás, la idea de «fin» está contenida en este verbo, que, en la tercera persona,
significa acaba: explicit, formula
antigua que indicaba el final de una obra, mientras que sus primeras palabras
eran el incipit, El trabajo iniciático
se acababa en suma por una hazaña [exploitl, debía pues comenzar por
un empleo [emploi], pero el «empleado» era considerado nacido libre. No
estaba al servicio de nadie, sino al servicio de la «libertad», de la «franqueza»,
de la «sinceridad», de la «pureza», de la verdad en suma; en árabe, El Haqq, que es igualmente uno de los
principales nombres divinos» (cf. David Lo Mor, La Plume de l'Epée ou Hommes libres des Derniers
Ternps», .París, 1989, p.120).
13. La belleza vana de que
habla la escritura es la que nos vincula a las formas por sí mismas. La Belleza salvadora es la
Luz principial cuya epifanía nos ilumina cuando nos separamos de esas formas.
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