LA NATIVIDAD O PASCUA
DE NAVIDAD
Extraído de Symbolisme.The Universal Langage, Aquarian Press, Wellingborough, 1982.
Traducción Española: El simbolismo, Lidiun, Buenos Aires,1988.
Traducción Española: El simbolismo, Lidiun, Buenos Aires,1988.
Es
evidente que casi todas las ceremonias en honor del Dios Mortal pasaron al cristianismo,
pero también sufrieron otras fuertes influencias provenientes de las tradiciones
gala, teutónica, escandinava y céltica. En los países de habla inglesa, la
fiesta de la Natividad se conoce con el nombre de Yuletide y, según
algunas autoridades en la materia, "yule" derivaba del vocablo galo
"gule", que significa "rueda" y representaba probablemente
el movimiento del disco solar, y el paso de lo viejo a lo nuevo. Al igual que
en las ceremonias de otros países, "yule" simbolizaba también el
necesario retorno desde el caos y la oscuridad primigenia que deben preceder el
nacimiento del nuevo año; la oscuridad informe representaba también la vida en
la matriz antes del nacimiento. Es el regressus ad uterum de los ritos
mítico s e iniciáticos . Los cultos de Tammuz, Atis, Dionisio, Wotanl
Odín y Thor se ponen de manifiesto en las celebraciones de la Pascua de la
Natividad. Los
tres primeros dioses mencionados tenían como símbolo de nochebuena, el gran
leño que se quemaba ritualmente al terminar el año viejo para simbolizar la
muerte del invierno y la creciente fuerza e intensidad de los rayos solares. El fuego ahuyenta la oscuridad y el
frío, es una fuerza creadora; destruye lo viejo y da nuevo impulso a la vida,
tanto vegetal como humana, mientras que las cenizas, esparcidas sobre la
tierra, contribuyen a fertilizar la nueva vida que habrá de emerger del suelo.
El leño navideño se llevaba a casa ceremoniosamente , adornado con ramas de plantas
siempre verdes y cintas de brillantes colores; las plantas perennes más usadas eran
la hiedra, la "corona de Dionisio"y la "planta de Osiris". El leño provenía del roble, el
Arbol Cósmico de los Druidas.
El
pino de Atis y el abeto de Wotan son los antecesores de nuestro Árbol de Navidad.
Venerado generalmente en los cultos teutónicos, el pino fue llevado en fecha reciente
a Inglaterra por el príncipe Alberto, quien lo convirtió en la característica distintiva
de la Navidad real en la época victoriana, y de aquí pasó a formar parte de la celebración
navideña en casi todos los países. El pino de Atis se incorporó al cristianismo a través de la leyenda de
San Bonifacio quien, según se cuenta, había impedido el sacrificio de un
muchacho durante la ceremonia pagana del roble talando ese árbol sagrado de
raíz. Al ver un
pequeño pino que había crecido a la sombra del roble, consideró que era un
símbolo de la vida que nunca muere. Además del árbol, el cristianismo incorporó
también a la celebración navideña las luces y esferas luminosas, las cuales
representan el sol, la luna y las estrellas en las ramas del Arbol Cósmico, que
forman la bóveda del universo, pero representan también a Cristo como símbolo
de la Luz del Mundo. Los templos eran iluminados con flores de cuyas ramas
pendían lámparas en forma de flores y frutos. Las lámparas podían representar
las almas de los muertos. En los Misterios medievales, el pino simbolizaba el
Paraíso con sus ramas
cargadas de manzanas, el fruto mágico, símbolo de la edad de Oro y de la inmortalidad.
cargadas de manzanas, el fruto mágico, símbolo de la edad de Oro y de la inmortalidad.
Los
regalos que colgaban de los árboles tenían significados diferentes: en los árboles
sagrados de Atis, Dionisio,Atargatis y Cibeles, los presentes eran donados por los
devotos como una ofrenda a las divinidades, pero el abeto de Wotan colmaba de regalos
a todos aquellos que veneraban el árbol sagrado. Para los cristianos, los
regalos navideños representaban alegóricamente los presentes ofrecidos al Niño
Dios
Por
los Reyes Magos. Estos
presentes simbolizaban en sí mismos la misión de Cristo en la Tierra: el oro de
un rey, el incienso de un sacerdote y la mirra, señal de sacrificio. El
"hada" que se colocaba en lo alto del árbol era originariamente el
ángel que anunciaba a los pastores el nacimiento de Cristo. La estrella que
reemplazó más tarde al
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hada, simbolizaba la
estrella que guió a los tres Reyes Magos hasta Belén.
En
la Natividad se revelan fuertes influencias nórdico-teutónicas: al parecer hay cierta
relación entre Papá Noel, Santa Claus, San Nicolás y Wotan/ Odín, dios de la mitología
teutónica y escandinava. Este aparece a comienzos del solsticio de invierno, y su
día es el 6 de diciembre, que coincide con el de San Nicolás, obispo de Myra,
en torno al cual se tejían muchas leyendas sobre su bondad y generosidad. Según se cuenta, quería mucho a los
niños , y se complacía en sorprenderlos con numerosos regalos. Tradicionalmente
se dice que Santa Claus o Papá Noel bajaban por la chimenea con los presentes
navideños, puesto que es un ser mágico y, por lo tanto, no puede pisar el suelo. La chimenea tiene una significación
especial: es una apertura hacia el cielo y los poderes celestiales.
Varios
otros santos están relacionados con las festividades de la luz que se celebran
en el mes de diciembre. El 13 de diciembre se celebra en Suecia la fiesta de Santa Lucía,
personificada por la hija mayor de la familia. Ese día, a primera hora de la mañana,
la joven, coronada la cabeza por una guirnalda de hojas de hiedra y llevando en
la mano velas encendidas que simbolizan el fin de la oscuridad invernal y la
llegada de la luz, coincidente con el alargamiento de los días y el
derretimiento del hielo (sic), va despertando a los miembros
de la familia, mientras entona el siguiente canto:
El día de Santa Lucía
ha llegado
La oscuridad no puede
prolongarse
pronto ahuyentado por el sol
pronto ahuyentado por el sol
El frío Levanta su dedo
helado.
En
Holanda, San Nicolás arriba en barco desde España, cargado de regalos. Los suizos
también tienen a S. Nicolás,
y los niños franceses ponen los zuecos junto a la chimenea para que Papá
Noellos llene de regalos.
El
roble y el muérdago eran plantas sagradas para los druidas porque representaban
los poderes masculino y femenino que existen en la naturaleza, ya que el muérdago
era la Rama Dorada de los druidas. El roble proporcionaba el gran leño navideño,
llamado nochebueno, y el muérdago se colgaba del techo durante la festividad. El
muérdago que brota de las ramas del roble simbolizaba la fuerza vital o la
esencia del roble; era, por lo tanto, una sustancia divina. Se creía que al
caer el rayo sobre la rama del roble daba nacimiento al muérdago. Este hecho le confería cualidades
espirituales especiales, puesto que todo lo que era alcanzado por un rayo
gozaba del favor de los dioses. Debido a estas cualidades y a su naturaleza
mágica, el muérdago no podía estar en contacto con el suelo sino colgarse.
Cuando los druidas cortaban las ramitas de muérdago, con una hoz dorada, las
sostenían entre sábanas blancas para que no cayeran al suelo. Como el muérdago
no es ni árbol ni arbusto, participa de la ambigüedad de todo aquello que no es
ni una cosa ni la otra, lo cual lo
coloca, por analogía, dentro de la esfera de lo que está libre de limitaciones.
De este modo, la persona que se detiene debajo
del muérdago no está sujeta a las restricciones normales y entra en el mundo
del caos donde todo puede suceder; pero como en esta situación la libertad de
acción es absoluta, la persona carece de toda protección. Esta circunstancia, y el hecho de
que el muérdago también es un símbolo del amor, da lugar a la costumbre de
besar a la mujer que se coloca debajo del muérdago.
Cuando concluye la fiesta de la Navidad, a
veces se quema el muérdago en la Duodécima noche, víspera del día de Reyes, o
se guarda hasta el Martes de Carnaval, otra fiesta que celebra la llegada de la
luz, como cuando se enciende la llama con la que se cocinan los panqueques. El muérdago de la tradición escandinava
era asociado con el Dios mortal Balder o Baldur, en el conocido mito en el que
el muérdago causaba la muerte de esa deidad.
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La
vid y la hiedra estaban consagradas al dios mortal Dionisio o Baco. Dionisio portaba
en la cabeza una corona de hojas de hiedra, símbolo de la inmortalidad y de la vida
eterna, que también se enroscaban alrededor de su tirso y del leño que lo representaba. Las bulliciosas fiestas que se celebraban en honor de
Dionisio eran famosas por sus orgías. La hiedra también estaba consagrada al
dios frigio Atis y al egipcio Osiris. La
hoja de hiedra tenía carácter fálico, lo que explica su discreto uso en las estatuas que
representaban desnudos masculinos. La hoja de higuera tenía el mismo significado. El acebo estaba consagrado a Saturno y era una de las plantas de hoja perenne empleada para decorar sus templos durante las Saturnales. Era también un atributo de los dioses solares y significaba gozo, buena voluntad, salud y felicidad. El cristianismo lo incorporó como símbolo de la crucifixión. La madera representaba alegóricamente el Árbol (al igual que el roble); sus hojas puntiagudas eran la corona de espinas y la pasión, y sus bayas rojas, la sangre de Cristo. El petirrojo se une al acebo en este simbolismo: el pecho rojo representa la sangre derramada en la cruz, símbolos expresados gráficamente en nuestras tarjetas de Navidad. Las tarjetas son, sin embargo, una innovación moderna y no tienen significado simbólico, salvo como recuerdo de la antigua costumbre de intercambiar presentes.
representaban desnudos masculinos. La hoja de higuera tenía el mismo significado. El acebo estaba consagrado a Saturno y era una de las plantas de hoja perenne empleada para decorar sus templos durante las Saturnales. Era también un atributo de los dioses solares y significaba gozo, buena voluntad, salud y felicidad. El cristianismo lo incorporó como símbolo de la crucifixión. La madera representaba alegóricamente el Árbol (al igual que el roble); sus hojas puntiagudas eran la corona de espinas y la pasión, y sus bayas rojas, la sangre de Cristo. El petirrojo se une al acebo en este simbolismo: el pecho rojo representa la sangre derramada en la cruz, símbolos expresados gráficamente en nuestras tarjetas de Navidad. Las tarjetas son, sin embargo, una innovación moderna y no tienen significado simbólico, salvo como recuerdo de la antigua costumbre de intercambiar presentes.
En
tiempos primitivos
se mataba animales de granja al comienzo del invierno,
cuando el forraje escaseaba. La carne se salaba, secaba o
conservaba para su uso durante los meses de invierno. La carne más utilizada
era la de cerdo y muchas viejas cocinas de granjas y casas de campo tienen aún
en sus techos grandes ganchos de hierro de los cuales colgaban los jamones y
las lonchas de tocino. Como el cerdo era la comida principal durante el invierno,
no debe sorprender que la cabeza de jabalí o puerco salvaje fuera el plato
central de la festividad de la Pascua navideña, pues simbolizaba el asiento de
la fuerza y la vitalidad. Se traía la cabeza de jabalí con gran ceremonia, adornadas sus orejas
con ramitos de romero, una planta siempre verde, y también una planta funeraria, y una manzana en la boca. Pero aparte de proporcionar carne
para el invierno, el jabalí, símbolo de fertilidad, procreación, protección, valor y hospitalidad,
estaba consagrado a Wotan/Odín y a Frey, deidades nórdicas de la fertilidad (sic),
y en Navidad se lo sacrificaba en honor
de estos dioses.
Otras
comidas de Navidad son el pudding de ciruelas y el pastel de carne y frutas. El pudding de ciruelas fue
originariamente un potaje de fruta y especias, y el pastel de carne se hacía
antes con carne picada, generalmente de cordero. En las navidades cristianas,
los recipientes para los pasteles de carne tenían forma de cuna para representar
el pesebre donde nació el Niño Jesús. En cada uno de los doce días de Navidad
se comía un pastel de carne para tener buena suerte durante cada uno de los doce
meses del nuevo año. Entre paréntesis, se suponía que estos doce días indicaban las alternativas del tiempo
en los próximos meses.
El
ganso de Navidad era, como hemos visto, un ave solar, y constituía la comida típica
de las fiestas de San Miguel y Navidad; representaba el declinar y luego el creciente
poder del sol. El
pavo, al cual ya nos hemos referido, se incorporó en fecha relativamente tardía
a las festividades navideñas, introducido desde América.
El
"wassail", una bebida caliente compuesta de vino, cerveza y especias, se convirtió más tarde en el ponche. Los lugareños iban de casa en casa cantando villancicos y brindando
con "wassail" a la salud de los vecinos. En las regiones donde se bebía
sidra, ésta compartía el mismo simbolismo mágico de la manzana de los celtas,
el fruto de la
Rama de Plata.
Los
juegos, pantomimas y danzas con que los antiguos sumerios celebraban esos doce
días de diversión, jolgorio y caos se transmitieron a lo largo de los siglos. En la
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época medieval, los
carnavales europeos, con sus máscaras, disfraces y travestismo, continuaron la
tradición; en pueblos y aldeas, los jóvenes de ambos sexos iban de casa en casa
representando piezas teatrales o dramas tradicionales, que siempre versaban
sobre el teme del triunfo de la luz sobre la oscuridad, y, por lo tanto, del
bien sobre el mal. El
triunfo de San Jorge sobre el dragón era un tema típico, así como la muerte del Año Viejo,
ya sea en una pieza dramática o en una danza simbólica. Los villancicos
navideños eran acompañados originariamente con danzas que se realizaban
alrededor de un pesebre, levantado en una iglesia o en la casa familiar. La mayoría de los villancicos perpetuaban
los casi agonizantes símbolos divinos de la estrella, el nacimiento de la Virgen,
los tres Reyes Magos y el Sacrificio del Dios-Rey.
En nuestra época sólo se conservan vestigios
de esa simbología en los villancicos, que ya no cuentan con el acompañamiento de la danza. El retablo navideño teatralizado
aún se representa en algunos lugares, pero ha degenerado al nivel de la
pantomima, en la cual la escena de la transformación aún describe,
inconscientemente, el antiguo caos y los símbolos del renacimiento, aun cuando
los cuentos de hadas sobre los cuales se basan las pantomimas tenían un carácter
altamente simbólico. La Cenicienta, por ejemplo, simboliza el viaje del alma desde el
estado de bienaventuranza celestial( el cuento debería comenzar con la historia
de la Cenicienta, quien era completamente feliz en su hogar hasta que al morir
la madre, el padre vuelve a casarse y sus horribles hermanas, símbolos de las
maldades de este mundo, la reducen a la penosa situación de una pobre
sirvienta) hasta las pruebas y tribulaciones por las que ha de pasar en la
encarnación terrena, en la que es ayudada o perseguida por fuerzas benéficas o
maléficas hasta que finalmente sale vencedora y alcanza la perfección y la
unidad.
Extraído de Symbolisme.The Universal Langage, Aquarian Press, Wellingborough, 1982.
Traducción Española: El simbolismo, Lidiun, Buenos Aires,1988.
Traducción Española: El simbolismo, Lidiun, Buenos Aires,1988.
Otras obras del
autor: Fairy Tales, Aquarian Press, Wellingborough, 1983. Trad. Esp.:
Cuentos de hadas, Sirio,
Málaga, 1986.
Taoism, Aquarian
Press, Wellingborough, 1972. Trad. Esp.:
Taoísmo, Lidiun, Buenos
Aires.
Aires.
Yin y Yang, Idem, Idem, 1981. Trad. Esp.: Yin y Yang, Edaf, Madrid,
1985, 1991.
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