Señores de los tiempos
José Jiménez Lozano
(A la luz de una candela. Diario de Ávila 17 octubre 2010)
Claro está que en unos momen tos en que parece que entre nosotros hay necesidad de reconstruir hasta el lenguaje y las normas de la civilidad, porque, como ya decía Ortega en su tiempo, lo mismo da decir una verdad que una necedad porque nada trae consecuencias, salvo que la necedad tiene más éxito, naturalmente, no resulta ni siquiera llamativo lo que la Academia de la Historia misma hizo en un informe oficial hace unos años; esto es, que no se está enseñando historia de España, sino sencillamente falseándola. Y resulta, sin embargo, que esta misma queja de la Academia se tornó polémica..
Pero es que, en realidad, aquí todo es polémico, porque todo es opinable y, como esto de la opinión es como un comercio de todo a cien, nadie se priva de afirmar lo que tiene a bien, o lo que se le ocurre en el momento.
Con la historia, en efecto, se pue de hacer lo que se quiera, y tanto va le para un cosido como para un barrido. Es decir, que se tiene poder para modificar el pasado, algo que aterrorizaría a un griego, porque el realidad era una hubris o desafío los dioses, y en su manifestación extrema, puesto que implicaría reclamar mayor poder que ellos.
Siempre, desde luego, se ha falsificado la historia, unas veces por motivos político-ideológicos, y otras digamos que para la alimentación casera de las glorias de la propia aldea; pero en el primer caso siempre se ha sabido también que era una tarea de fanáticos, e inescrupulosos; y, en el segundo caso, de ingenuos excesos en el amor de la patria chica, algo perfectamente inocente y hasta enternecedor. Lo terrible es el momento en el que los hombres se han autodesignado dueños y señores de la historia: del presente, del futuro, y del pasado.De modo que no solo cabe ofrecer cien versiones distintas de los hechos, según convenga en cada momento, sino que
se pueden ofrecer inmensos huecos o agujeros negros que se tragan ciertas épocas o ciertas personas públicas como si no hubieran existido.
Y así, por ejemplo, no hay dos ediciones de la famosa Enciclopedia soviética que digan lo mismo, respecto a hechos y personas, y los chinos actuales para saber cómo vivían sus antepasados tienen que comprar las novelas de la escritora norteamericana, Pearl. S. Buck, porque, después de la Revolución Cultural contra las antiguallas, que había arrasado todo, ya no quedan ni huellas.
Fernando VII dijo aquello de «los tres mal llamados años» refiriéndose a los que iban de 1820 a 1823,en los que tuvo que ir, él el primero como dijo, por la senda constitucional,pero al fin y al ca‑
bo no negaba que allí había un hueco; pero en la ideologización manipulada de la historia no hay ni huecos, nadie debe sospechar que los hay; y hemos llegado aun punto en que cabe dudar, por lo visto, si eso de España ha existido alguna vez o es un invento reaccionario. ¿Acaso no es la historia
una ciencia social, y no debe fabricarse para su provechoso consumo? Pues en éstas estamos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario