miércoles, 27 de octubre de 2010

Señores de los tiempos (José Jimenez Lozano, Diario de Ávial , 17-10-2010)

Señores de los tiempos

José Jiménez Lozano
(A la luz de una candela. Diario de Ávila 17 octubre 2010)

Claro está que en unos momen tos en que parece que entre nosotros hay necesidad de reconstruir hasta el lenguaje y las normas de la civilidad, porque, como ya decía Or­tega en su tiempo, lo mismo da de­cir una verdad que una necedad porque nada trae consecuencias, salvo que la necedad tiene más éxi­to, naturalmente, no resulta ni si­quiera llamativo lo que la Academia de la Historia misma hizo en un in­forme oficial hace unos años; esto es, que no se está enseñando histo­ria de España, sino sencillamente falseándola. Y resulta, sin embargo, que esta misma queja de la Acade­mia se tornó polémica..

Pero es que, en realidad, aquí to­do es polémico, porque todo es opi­nable y, como esto de la opinión es como un comercio de todo a cien, na­die se priva de afirmar lo que tiene a bien, o lo que se le ocurre en el momento.

Con la historia, en efecto, se pue de hacer lo que se quiera, y tanto va le para un cosido como para un barrido. Es decir, que se tiene poder para modificar el pasado, algo que aterrorizaría a un griego, porque el realidad era una hubris o desafío los dioses, y en su manifestación extrema, puesto que implicaría reclamar mayor poder que ellos.

Siempre, desde luego, se ha falsi­ficado la historia, unas veces por mo­tivos político-ideológicos, y otras di­gamos que para la alimentación ca­sera de las glorias de la propia aldea; pero en el primer caso siempre se ha sabido también que era una tarea de fanáticos, e inescrupulosos; y, en el segundo caso, de ingenuos excesos en el amor de la patria chica, algo perfectamente inocente y hasta en­ternecedor. Lo terrible es el momento en el que los hombres se han autodesignado dueños y señores de la his­toria: del presente, del futuro, y del pasado.De modo que no solo cabe ofrecer cien ver­siones distintas de los hechos, según convenga en cada mo­mento, sino que
se pueden ofrecer inmensos huecos o agujeros ne­gros que se tragan cier­tas épocas o ciertas per­sonas públicas como si no hubieran existido.

Y así, por ejemplo, no hay dos ediciones de la famosa Enciclopedia soviética que digan lo mismo, respecto a hechos y personas, y los chinos ac­tuales para saber cómo vivían sus an­tepasados tienen que comprar las novelas de la escritora norteamerica­na, Pearl. S. Buck, porque, después de la Revolución Cultural contra las antiguallas, que había arrasado to­do, ya no quedan ni huellas.

Fernando VII dijo aquello de «los tres mal llamados años» refiriéndose a los que iban de 1820 a 1823,en los que tuvo que ir, él el pri­mero como dijo, por la senda constitucional,pero al fin y al ca‑
bo no negaba que allí había un hueco; pero en la ideologización manipulada de la historia no hay ni huecos, nadie debe sospechar que los hay; y hemos llegado aun punto en que cabe dudar, por lo visto, si eso de España ha existido alguna vez o es un invento reaccionario. ¿Acaso no es la historia
una ciencia social, y no debe fabricarse para su provechoso consumo? Pues en éstas estamos.

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