lunes, 15 de septiembre de 2014

De la perspectiva metafísica a la perspectiva religiosa (Georges Vallin)


De la perspectiva metafísica a la perspectiva religiosa
 

Extraído de
"Être et Individualité" (PUF, 1959). INTRODUCTION - DE LA PERSPECTIVE MÉTAPHYSIQUE AU REFUS DE LA TRANSCENDANCE. Chapitre Premier - LA PERSPECTIVE MÉTAPHYSIQUE ET LE DÉPASSEMENT DU PANTHÉISME
MuriloEl lunes, 3 de noviembre de 2008, por Murilo Cardoso de Castro

Una mirada lúcida sobre el mundo moderno nos revela, como el más incontestable  de los hechos, la desaparición creciente de la diversidad cualitativa de las colectividades y de las individualidades humanas. Y la uniformización a la cual conducen los progresos de la ciencia y de la técnica no concierne solamente al orden de los medios utilizados por el hombre de hoy, sino que también a la raíz subjetiva de sus motivaciones. La  objetivación uniformizante del mundo parece ir  al par con la desindividualización del hombre. La filosofía de la historia tuvo éxito a veces, como se sabe, al hacer de esta necesidad virtud llamando al individuo singular a integrarse en Totalidades que ponía como su esencia y su verdad. El sistema de Hegel encarna relieve este panteísmo prometeico del hombre moderno.

Entonces está claro que el desindividualización de hecho del hombre moderno es correlativo de una individualización fundada sobre la cantidad. La integración del individuo en las Totalidades panteísticas presupone el principio " de individuación por la materia”. La individualidad se revela pues una noción ambigua. Al lado de la muy clásico individuación por la materia, conviene admitir un individuación cualitativo, que esencialmente concierne a la subjetividad humana, y de la nos proponemos buscar sus fundamentos.

Durante mucho tiempo creímos encontramos a estos últimos en la filosofía de la existencia de Kierkegaard. La meditación de la obra del pensador danés nos había dado a entender la importancia decisiva de su categoría del Individuo (NA: Cf. J. Wahl, Estudios kierkegaardianos, p. 270: la soledad de la Existencia: la categoría de lo Único.). Y nos parecía que sólo las relaciones de la subjetividad humana con la Trascendencia, o más precisamente, con lo Absoluto puesto como transcendental, en el " temor y el temblor " de una "fe" que reposaba en la " conciencia del pecado ", podían preservar al individuo de la integración panteística a la cual lo destinaba el Sistema hegeliano.

La individuación cualitativa, que en este caso coincidía con una "personalización", parecía en nosotros profundamente vinculada a una interiorización de la subjetividad fundada sobre una experiencia cierta y espiritual de la Trascendencia de lo Absoluto, y sobre el rechazo de encerrar al hombre en el círculo del dogmatismo humanista. Esta individuación cualitativa o " de interioridad ", profundamente distinta de la individuación de exterioridad que funda el principio de " individuación por la materia ", equivale a lo que se podría llamar un transascendencia (NA: término que tomamos de prestado a J. Wahl, en Existencia humana y trascendencia.) interiorizante de la subjetividad humana.

Nos parece siempre evidente que este transascendencia interiorizante constituye el fundamento de la individuación cualitativa.

Pero el descubrimiento de ciertos aspectos de la metafísica oriental, particularmente del no Dualismo de Vedanta (NA: encontraremos en nuestra obra La perspectiva metafísica, P.U.F ., 1959, una bibliografía que permite una iniciación al pensamiento vedántico, particularmente a la doctrina a no dualista de Shankara.), así como una segunda lectura de los textos neoplatónicos (NA: particularmente de Plotino a la luz del no Dualismo vedántco.) nos condujo a tomar consciencia de las limitaciones que este "transascendencia" reviste en el existencialismo de Kierkegaard.

A la luz de lo que hemos propuesto  llamar " la perspectiva metafísica " (NA: conviene anotar aquí que la perspectiva metafísica puede expresarse (NA: cf. Maestro Eckhart) en tradiciones espirituales de tipo religioso en el sentido estricto (NA: monoteísmo judeocristiano y musulmán) lo mismo que a la inversa la perspectiva religiosa puede expresarse en tradiciones espirituales de tipo "mitológico-metafísico". Cf. Vedantin "dualista" "Ramanuja".) La evolución espiritual de este último nos pareció  ligado a presuposiciones dogmáticas que le prohíben un sobrepasamiento  efectivo del panteísmo hegeliano. Esta evolución se inscribe en efecto en el marco de lo que llamaremos la perspectiva religiosa, que engloba ciertos tipos de experiencia espiritual (NA: yendo de la fe "exotérica" del carbonero hasta ciertas cumbres de la experiencia mística) y que comprende tanto el teísmo personalista de Vedantin "dualista" "Ramanuja" como el de Lutero y de santo Tomás de  Aquino.

Sin analizar desde ahora en sus detalles las modalidades diversas de esta experiencia de tipo religioso (NA: Cf. nuestro artículo: esencia y formas de la teología negativa en la Revista de metafísica y de la moral (NA: abril de 1958), donde esbozamos dos aspectos diferentes de esta experiencia) (NA: san Juan de la Cruz y Gregorio de Nisa).) a los cuales consagraremos una obra próxima (NA: La experiencia espiritual de la Trascendencia.), nos limitaremos a observar que:

1. La perspectiva religiosa se distingue de la perspectiva metafísica sobre el plano doble de la experiencia espiritual y de las presuposiciones doctrinales;

a) Mientras que la perspectiva metafísica reposa en una experiencia espiritual orientada sobre el Conocimiento por el cual la subjetividad humana se identifica con un Absoluto " transpersonal " o suprapersonal " (NA: Y no "impersonal".) que constituye su "Sí" o su "Esencia" íntima (NA: La experiencia espiritual de estilo metafísico se inserta en la India tradicional, en lo que Vedantinos llaman la " Vía del Conocimiento " (NA: Jnana marga) que se distingue de la vía de Amor (NA: bhakti marga) donde la experiencia espiritual es de estilo religioso.), la perspectiva religiosa desemboca en una experiencia espiritual fundada sobre el Amor, por el cual la subjetividad humana despojada de su orgullo pero no de su ego, se une a la Persona divina de quien queda para siempre separada por un infranqueable abismo.

b) Mientras que la perspectiva metafísica implica una concepción integral de la Trascendencia de lo Absoluto que se revela correlativa de su inmanencia radical a lo manifestado, de tal modo que el mundo y el hombre son puestos como reflejos del Principio y no como las sustancias, ni incluso como  efectos o modos, la perspectiva religiosa se caracteriza por una concepción fragmentaria o abstracta de la Trascendencia: lo Absoluto no es contemplado allí como el Sí o la Esencia de las realidades finitas, sino solamente como su Causa productora o creadora. La limitación de lo Absoluto que no es concebida más que como Causa de lo Múltiple parece entonces correlativa de la limitación de las "criaturas" cuya condición constituye la esencia. El mundo  y el hombre aparecen sea  como modos (NA: en el emanatismo teísta de Ramanuja) sea como criaturas, pero siempre como efectos, y no como reflejos. La esencia del hombre se identifica aquí con la condición humana. Esta perspectiva reposa pues en una irreductible exterioridad recíproca (NA: este exterioridad es efectivamente recíproca porque si es evidente que "Dios" se sitúa más allá no sólo de la existencia, sino de la misma esencia de la "criatura" parece no menos claro que la criatura en tanto que tal está necesariamente, bajo cualquier relación, fuera de un Absoluto que por esencia lo "crea" y la conserva en su ser de criatura.) de lo "creado" y de lo "increado".

 

2. En la perspectiva religiosa, el movimiento de transascendencia interiorizante, que nos Parece desarrollarse al máximo en la perspectiva metafísica, se encuentra limitado por este exterioridad recíproca que encierra la subjetividad humana tanto como la "subjetividad" divina en una determinación o una negación personalizante (NA: la persona finita  encontrándose a la vez unida a y separada de la Persona infinita). Dentro de la perspectiva religiosa, la limitación de la interiorización puede revestir dos aspectos diferentes, según que se ponga el énfasis en el aspecto "unión" y "el amor" o sobre el aspecto "separación" y " conciencia del pecado”. Mientras que las cumbres de la mística sanjuanista y el itinerario de la espiritualidad de Gregorio de Nisa (NA: Cf. J. Daniélou, Platonismo y teología mística (NA: Aubier).) están orientados sobre la unión personalizante del alma humana con Dios, la espiritualidad kierkegaardiana, donde la Fe se reduce a un movimiento puro de Querer despojado por toda luz intelectual, está muy alejada la "gnosis" metafísica de Védanta o del Neoplatonismo, a causa de su subjetivismo voluntarista orientado sobre el "temor" más que sobre el amor de Dios, sobre la angustiosa conciencia del "pecado" más que sobre tranquilizadora certeza de la "gracia". También el Individuo kierkegaardiano nos ha parecido, a la luz de la perspectiva metafísica, como un aspecto limitado de una realidad más universal a la cual hay que referirse para que el individuación cualitativo o la individuación de interioridad encuentre su sentido verdadero y su fundamento.

 

 

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