Sentarse en Silencio
por Robert Adams
Robert: La mayoría de vosotros ha venido aquí a oírme hablar, y yo os digo que
sentarse en silencio es más potente que cualquier palabra que nunca se pueda
oír. Si has viajado sólo para oírme hablar te vas a decepcionar, porque yo no
soy un orador, no soy un conferenciante y realmente no tengo nada que decir.
Pero sin embargo, la mayoría de vosotros funciona escuchando a la gente hablar.
Piensa en retrospectiva. ¿Cuántos maestros has escuchado durante tu vida?
Literalmente cientos. ¿Cuántos libros has leído, y dónde estás? ¡Aquí!
Si las charlas y los libros te hubieran hecho algún bien no estarías aquí
en absoluto. Estás aquí porque todavía estás buscando, estás tratando de
encontrar algo externo a ti mismo y no puedes hacer eso. Lo que estás buscando,
ya lo eres. No hay ningún lugar a donde ir y no hay nada que hacer. Todo ya es.
No hay nadie que pueda cambiarlo por ti.
Cuando te sientas en silencio tienes que lidiar con tus propios pensamientos.
A la mayoría de las personas no les gusta hacer esto, por tanto quieren oírme
hablar. Cuando hayan terminado aquí se van a casa y ven la televisión, y
escuchan a otros hablar. Luego hablan con sus familias, se van a ver una
película y no hay nada más que hablar, hablar, hablar, hablar, hablar. No te
lleva a ninguna parte. A muchos de vosotros no os gusta sentarse en silencio
porque tu mente te ataca. Te presenta todo tipo de cosas sobre el pasado y las
preocupaciones sobre el futuro. Así que quieres estar entretenido. Quieres oír
buenas palabras, conocimiento profundo.
No hay conocimiento profundo. No hay buenas palabras. Todo lo que te han
enseñado es una mentira. La única verdad que existe es tu Ser, pero ¿quién es
el Ser? El Ser eres tú, tal y como eres. El error que comete la mayoría de la
gente es que quieren cambiarse a sí mismos.
¿Cómo puedes cambiarte a ti mismo? Crees que tienes problemas, o piensas
que tienes una mente mala, o piensas que algo está mal y quieres cambiar eso.
No existen esas cosas. No hay nada que cambiar. Eso es lo que quiero decir
cuando digo: "Sé tú Mismo, tal como eres". Tu Ser, tal como eres, es
espontáneo, vive en el ahora, no tiene tiempo para preocuparse o pensar. Cuando
eres tu Ser eres Dios, eres consciencia, eres la realidad absoluta. Tú eres
siempre tú mismo. Nunca fuiste nadie más. Nunca has sido otra cosa. Tu
naturaleza es divina. No eres lo que aparentas ser. Lo único que tienes que
eliminar es la apariencia, o la creencia en la apariencia, porque la apariencia
es falsa. La mayoría de vosotros todavía creen que son los fenómenos
cuerpo-mente. No importa cuántas veces os diga que no sois el cuerpo-mente,
seguís todavía identificados con el cuerpo y la mente, eso es falso, eso no
existe.
Pero, ¿qué es este cuerpo al fin y al cabo? Si miras tu cuerpo con un
microscopio electrónico, verás billones y billones de átomos. ¿Qué es un átomo?
La ciencia nos dice que un átomo tiene un protón, que es el centro, y
electrones que se arremolinan alrededor de los protones. Tu cuerpo parece estar
hecho de billones y billones de átomos, lo que significa que siempre está en un
estado de flujo. Tú no eres tan sólido como crees. Nada en el mundo es sólido.
Ahora bien, lo más sorprendente de todo esto es que tú eres el microcosmos
en el macrocosmos. Lo que significa que eres un pequeño universo en un vasto
universo. Si te fijas en el universo, está compuesto por galaxias y sistemas
solares. En cada galaxia hay billones y billones de sistemas solares. ¿Qué es
un sistema solar? Es un sol con planetas girando a su alrededor. ¿No es eso
igual que el átomo? Es por eso que en las Escrituras se dice: "Vivimos en
el cuerpo de Dios", porque todo el universo parece ser un ser pulsante. Un
ser que palpita, respira. ¿Puedes imaginártelo? El universo en realidad respira
igual que tú respiras.
Tu eres una réplica del universo. Si fueras del tamaño de un átomo en tu
cuerpo, estarías en un universo. Podrías mirar hacia arriba y verías soles,
estrellas, planetas, pero todo eso estaría teniendo lugar en tu cuerpo. Es
alucinante. Así que no eres lo que pareces ser. Por lo tanto, cuando digo que
tú no eres el cuerpo no es sólo algo espiritual, es científico. Hay espacios
entre los átomos así como hay espacios entre los átomos que ves en el cielo,
los planetas. El espacio entre las moléculas, y los átomos y los electrones es
lo que llamamos espacio. Eso es lo que vemos con nuestros ojos, el espacio,
pero ¿es realmente espacio?
Los sabios nos dicen que en realidad es consciencia. ¿Qué es la
consciencia? Algo que es consciente. Lo que esto significa es que hay una
fuerza de vida que es el sustrato de toda existencia. ¿Qué es esa fuerza de
vida? ¿Cuál es la causa de la creación? ¿Que está en el fondo de todo esto? La
respuesta, mis queridos amigos, sois vosotros. Tú eres la causa de toda la
creación, y no existes como tú. Por lo tanto la creación como aparenta ser
tampoco existe. En otras palabras, la creación sólo existe porque tú existes.
Cuando te vas a dormir por la noche ¿qué ocurre con la creación? Ya no existe
para ti. Sé que puedes decir: "Bueno, yo sé que está ahí de todos
modos". No, no lo sabes. ¿Quién lo sabe? Estás en un estado de sueño
profundo. En lo que a ti respecta estás muerto. Eso es lo que pasa cuando llega
el momento de abandonar tu cuerpo. Te conviertes en la consciencia misma.
La diferencia entre el sueño y estar realizado es que cuando estás dormido
estás realizado, pero no eres consciente de ello. Cuando estás realizado, eres
consciente de todo el juego. Así que ya ves, cuando te das cuenta realmente de
que estás hecho de átomos, billones y billones de átomos, no eres quien crees
que eres. Has sido engañado. ¡Despierta!
¿Por qué debes despertar? Cuando te fijas en el mundo de hoy, y ves lo que
está ocurriendo, llegas a estar completamente confundido. No tienes ni idea de
por qué hay guerras, inhumanidad del hombre hacia el hombre. Va a haber una
guerra civil en Rusia. Están luchando en América del Sur. En África hay
disturbios. No parece que haya paz en ninguna parte. Sin embargo, la realidad es
el amor. La realidad es la paz. La realidad es infinita felicidad.
No tiene ningún sentido. ¿Cómo puede la realidad ser felicidad, amor y paz,
cuando contemplas el efecto de la realidad, que parece ser el caos y la
confusión y la inhumanidad del hombre hacia el hombre? Porque has sido
hipnotizado. ¿Alguna vez has visto a un hipnotizador? Un buen hipnotizador
puede hipnotizarte y hacerte creer casi cualquier cosa. La hipnosis universal
se llama maya. Me hace creer que soy Robert y que tengo una vida que vivir. Te
hace creer que eres Joan, o Fred o Henry o Mary y que tienes una vida que
vivir. Te preocupas por tu vida. No tienes paciencia. Siempre quieres cambiar
las cosas, hacer las cosas mejor, mejorar esto y mejorar aquello. Es todo una
broma. No puedes mejorar nada.
La única cosa que puedes hacer es despertar. Cuando despiertas ves el mundo
como un reflejo, como un reflejo en un espejo. El espejo es siempre el mismo,
nunca cambia. Los reflejos cambian. La pregunta es por supuesto, ¿por qué hay
reflejos? ¿De dónde vienen? Y como sabes, mi respuesta es que no existen. Es
una analogía que te doy para hacerte entender de dónde viene todo. Sólo la
realidad existe y tú eres eso. Sólo la consciencia existe y tú eres eso. Sólo
el amor existe y tú eres eso. Si sólo te dieras cuenta de quién eres serías la
persona más feliz que jamás haya existido, y quiero decir feliz, totalmente
feliz, felicidad inmutable. ¿Existe tal cosa? Sí existe. La paz inmutable. El
amor inmutable. Pero has optado por identificarte con maya, con la irrealidad,
y así piensas que sufres. Crees que tu vida no es lo que debería ser. Te
comparas con alguien más. Deseas hacer cambios. Como ya sabes, al realizar esos
cambios sólo duran un corto tiempo, entonces vuelves a donde estaba antes.
El sabio, por lo tanto, realmente no parece que quiera cambiar nada. Se
vuelve tranquilo. Tiene paciencia. Trabaja sobre sí mismo. Observa sus
pensamientos y sus acciones. Se observa a sí mismo enojarse, se observa a sí
mismo deprimirse, se observa a sí mismo sentir celos y envidia y demás. Poco a
poco se da cuenta de que "Eso no soy yo. Eso es la hipnosis, es una
mentira". No reacciona a su condición. En la medida en que no reacciona a
su condición, en esa medida llega a ser libre. Ya no importa lo que alguien más
esté haciendo. No se compara con nadie. No compite con nadie. Simplemente se
mira a sí mismo. Se observa a sí mismo. Ve la confusión mental. No corre por
ahí gritando: "Yo soy la realidad absoluta. Yo soy Dios. Yo soy la
consciencia". Más bien, ve [comprende] de dónde viene y deja a todos los
demás en paz.
Este ser se desarrolla a un ritmo acelerado. No hay ninguna diferencia en
qué situación difícil se encuentre un ser así. No importa, porque tal ser ya es
libre. Cuando la mente reposa en el corazón, eso significa que la mente ya no
sale más hacia el exterior para identificarse con el mundo, cuando la mente
reposa en el corazón hay paz, hay armonía, hay puro ser. Cuando permites que tu
mente salga fuera de tu Ser (de ti Mismo) ella comienza a comparar, comienza a
juzgar, comienza a sentirse ofendida, y no hay paz. No hay descanso.
¿Cómo comenzar? Bueno, primero te das cuenta del lugar en el que estás en
este momento, ya sea que pienses que es bueno o malo, ya sea que pienses que
estás feliz o triste, ya sea que pienses que eres rico o pobre, que estás
enfermo o sano, el lugar donde estás en este momento es tu lugar correcto. Ese
es el comienzo. Deja de tratar de ser otra persona. Deja de tratar de cambiar
tu vida. Estás en tu lugar correcto, en este momento, tal y como eres. Si
puedes llegar a ser feliz y estar en paz en el lugar donde estás ahora, de
repente encuentras que las circunstancias cambiarán a tu favor, y entonces de
nuevo estarás en tu lugar correcto. Sea cual sea el cambio que venga en lo que
a tu cuerpo-mente se refiere, estás en tu lugar correcto. Cuanto más puedas ver
esto, te des cuenta de esto, más puedes ver lo que acabo de decir
intelectualmente, inteligentemente, más tranquilo te vuelves, más patrones kármicos
comienzan a desprenderse y empiezas a despertar.
Puede ser gradual al principio. Te das cuenta de que las cosas que solían
molestarte, ya no te resultan molestas. Te das cuenta de que la gente con la
que vives, los conflictos que habéis tenido, se detienen porque tú has parado.
Ya no tratas de vengarte. No tratas de salirte con la tuya. Ya no tratas de
encontrar el libro adecuado, o el maestro adecuado, o lo que sea adecuado.
Permaneces centrado. Permaneces libre. Cuando algo se presenta, ya sea bueno o
malo, sólo tienes que sentarte donde estás y preguntarte, "¿A quién le
sucede esto?" y te ríes, porque te has separado de tu cuerpo-mente y
empiezas a darte cuenta de que tu cuerpo-mente está pasando por la experiencia,
pero tú no.
Así que no hay nada de qué preocuparse. No hay nada que temer. No hay nada
que pueda molestarte. No hay nada que pueda hacerte daño. Te das cuenta de que
lo que alguien haga a tu cuerpo, físicamente, o con palabras, o de otra manera,
nunca puede hacerte daño, porque tú no eres tu cuerpo. No importa lo que te digan,
no importa lo que veas con tus ojos, nunca puede afectarte, porque no eres tu
mente. En realidad has separado tu Ser de tu cuerpo y tu mente.
Eso es sólo el comienzo. Cuando vas más allá, tu cuerpo y tu mente son
desechados. No quiero decir que te mueras. Me refiero a que son cada vez menos
importantes para ti, y ya no te identificas con ellos en absoluto. En realidad
sabes, y sientes, y experimentas, que tu cuerpo y mente no existen, sin
embargo, tú existes. Tú no existes como tu cuerpo o tu mente. Existes como
realidad absoluta, como consciencia, y ya no crees que tu cuerpo y tu mente son
una modificación de la consciencia. Simplemente sabes que no hay cuerpo ni hay
mente. Tú eres sin-ego. No hay ninguna razón para que tu cuerpo, tu mente o el
mundo existan.
Al principio puede que sientas esto levemente, pero te darás cuenta de que
cuanto mayor es la sensación, mayor es la felicidad. Están empezando a fundirte
en la consciencia. Estás comenzando a sentir la realidad. El mundo sigue su
curso, la gente hace lo que siempre hacen, sin embargo, tú los ves de manera
muy diferente. Ya no ves el mismo mundo que solías ver. Es como leer una
revista. Las imágenes de una revista están delante de ti, pero tú no eres la
revista y no eres las imágenes. Quién eres todavía puede ser un misterio.
Recuerda, siempre y cuando puedas expresarlo, eso no eres. Por lo tanto no vas
por ahí diciéndole a todo el mundo: "Yo soy la realidad pura", o
"yo soy la consciencia". Permaneces en silencio. Por sus frutos los
conoceréis. Te conviertes en una luz en el mundo de la oscuridad.
Automáticamente la gente se acerca a ti y simplemente se sienten bien al estar
cerca de ti. Has encontrado la paz. Siempre ha sido tú. En realidad no has
encontrado nada. Sólo te has dado cuenta que eres el Ser.
Ahora vamos a hablar de ti. Piensa acerca de tus experiencias por un
momento, lo que te está ocurriendo personalmente en tu vida, las cosas que te
preocupan, las cosas que te molestan, las cosas que te hacen llorar. ¿Cómo
puedes permitir que las cosas te controlen? Eso es lo que se llama blasfemia.
Siendo el Dios que eres, crees que alguien o algo puede hacerte llorar, puede
molestarte, puede hacerte sentir mal, puede hacerte desear hacer cambios.
A modo de ejemplo, hay muchas personas que vienen a mí todos los días o que
me llaman por teléfono y me preguntan: "Robert, ¿cuándo vamos a tener un
lugar que sea nuestro? Deberíamos ir al bosque en algún lugar y estar en paz o
tener un ashram en algún lugar lejano en el bosque o en la selva".
Y mi respuesta es siempre la misma. Si no estás en paz ahora, no vas a
encontrar la paz, no importa a donde vayas, porque donde quiera que vayas,
tienes que llevarte a ti mismo contigo. ¿Qué te hace pensar que vas a encontrar
la paz? Si eres un creador de problemas, si eres un propagador de chismes,
¿crees que el cambio va a cambiarte? Quizás al principio, pero pronto estarás
haciendo las mismas cosas que siempre haces. Estarás inquieto, encontrarás
defectos, buscarás razones para maldecir a la gente, estar molesto con los
demás.
Así que yo te digo, quédate donde estás. Una vez que hayas encontrado tu
Ser y hayas encontrado la semblanza de paz y armonía, entonces mira a dónde
quieres ir, pero no vayas a ninguna parte hasta que te hayas encontrado a ti
mismo. Vosotros y yo conocemos a personas que vienen a Los Angeles por un
tiempo, entonces todo les sale mal y se van a otro lugar, a San Francisco,
entonces todo les sale mal y se van a Oregon, todo les sale mal y se van a
Nueva York. Esto nunca se termina. Nunca se han visto a sí mismos por lo que
son. Ellos simplemente organizan y hacen cambios.
Es por eso que la semana pasada os pedí que durante una semana os hicierais
la pregunta, "¿Quién soy yo?" Cada vez que algo sucede en tu vida, en
lugar de tratar de cambiarlo o realizar alguna acción en su contra, simplemente
pregúntate: "¿Quién soy yo?" Cada vez que tu mente comienza a pensar
pregúntate, "¿Quién soy yo?" Cada vez que oyes malas noticias en la
TV, cuando te sientas molesto, pregúntate: "¿Quién soy yo?" Eso es
todo lo que tienes que hacer. No vayas más lejos que eso. Ahora, lo que me
gustaría hacer es escuchar los resultados de ese experimento.
¿Quién quiere decirme o decirnos lo que sucedió durante la semana? Al plantearte
la pregunta a ti mismo: "¿Quién soy yo?" ¿A quién le gustaría decir
algo acerca de eso? (pausa) No respondáis todos a la vez. [...]
Robert Adams, 27 enero 1991 (Transcripción 39)
No hay comentarios:
Publicar un comentario