miércoles, 28 de noviembre de 2012

Micronacionalismos (Gaudencio Hernández)



El DIARIO DEAVILA 20 de octubre de 2002 o DOMINGO

 

TRIBUNA LIBRE

 GAUDENCIO HERNÁNDEZ

 

Algunas apostillas al proyecto de Ibarretxe


 

T ODO político tiene una gran difi­cultad para ver el mundo. su mun­do bajo otra , bajo otra perspectiva que no sea la suya. Es normal. ¿,Quién les votaría, si no muestran firmeza y convicción en sus pro­yectos? Para ellos, sólo su visión es la ver­dadera. Sin embargo, a la realidad humana de los pueblos, nos dice Ortega y Gasset, sola­mente nos acercamos a ella desde distintas perspectivas. La realidad vasca, vista por Ibarretxe, no es la misma que la contempla­da por Iturgaiz. Y naturalmente la visión que tiene del problema vasco una persona que lo ve desde Ginebra, no es la misma que la que tiene uno que mira desde Madrid. En­tonces, ¿qué hacer'.' ¿Quién posee la verdad'.'

 

La democracia ha encontrado la respues­ta: los pueblos libres y bien informados se acercan a ella. Y yo añadiría: con la cabeza fría v sin miedo; con una cierta perspectiva del pasado y porvenir de dicho pueblo. Sa­bernos lo que piensa el lehendakri y la res­puesta del presidente del Gobierno español. No sabemos lo que piensa y dirá el pueblo vasco y lo que le responderán los otros pue­blos de España. Desde lejos, desde otro pun­to de vista (Suiza), voy a dar una otra visión.

 

I °. No hay democracia ni posibilidad de recurrir al pueblo para que se “autodeterminen” mientras en Euzkadi exista la violencia política En toda democracia sana no se pue­de aceptar que unta parte de la población y sus dirigentes gocen de libertad para lanzar y aprobar la proposición que les venga en ga­na; y, por el contrario, otra gran parte de di­cho pueblo no pueda responder con una contraproposición por estar perseguidos y ame­nazados de muerte sus dirigentes. Dicha autodeterminación sería simplemente una imposición. Señor Ibarretxe, comience por suprimir la violencia, por convencer a ETA que deje de matar y entonces, sólo enton­ces, lance el referéndum que le venga en ga­na.

 

2°. Delimite, señor Ibarretxe, las propo­siciones que directamente conciernen a su pueblo, y sólo a él, para que las vote (re­feréndum cantonal se llama en Suiza). No las mezcle con asuntos comunes que con­ciernen también a los otros pueblos de Es­paña. Digo esto porque habla usted de...

 

3º De una asociación libre" con el Es­tado Español (con los otros pueblos de Es­paña me parece más correcto: en democracia directa se habla de pueblos, no de estados). Su proposición de asociación es un tanto ilu­sa. Usted tiene un mandato para hablar en nombre del pueblo vasco; pero tratándose de una relación-asociación con pueblos, a estos les corresponde también decir si están de acuerdo con dicha asociación o no. Podemos imaginar tres escenarios: a) Los pueblos restantes de España dicen sí a su proposición; habría conseguido todas las ventajas y ningún inconveniente con dicha unión. ¡Un sueño dorado! b) Pero conoce la respuesta; los partidos mayoritarios en di­chas autonomías ya han dicho no a su pro­grama.¿Entonces?, como buen deportista, cierra los ojos y se lanza hacia la indepen­dencia total. Tendrá fronteras en España y Navarra, en Euskadi-Norte y Francia y, lo peor. con toda Europa. ¡Un callejón sin sa­lida: c) Hay el peligro de que a un general de esos que tienen la costumbre de los pronun­ciamientos en nuestra tierra, se lo hinchen la, narices. ""El ejército tiene la misión de salvaguardar la unidad de la patria; dice la Constitución. ¡Que Dios nos libre!

 

4". Si me permite, señor Ibarretxe, le pro­pongo, como solución posible, que vuelva su mirada hacia Suiza (país de minorías en paz). Aquí se habla siempre después de un referendum cantonal de la decisión que ha tomado el pueblo soberano. ¿No es eso lo que usted pide para su pueblo? Pero no se olvide que para las decisiones de problemas comunes está el referéndum federal Si los pueblos están unidos entre sí, por "'libre" que sea la unión, no escapan a una autoridad común. Quisiera o no, habría intereses, de­rechos y obligaciones comunes. Le enume­ro algunos al voleo en un estado confedera­do (el que más lejos va en la descentraliza­ciones existentes): fronteras, aduanas, y pa­saportes comunes; ejército y defensa (en Suiza no existe policía nacional); moneda y entidades financieras, ya que la unión hace la fuerza (¡y qué fuerza, la de los bancos sui­zos!); seguros sociales y pensiones de vejez (cuantos más miembros mejor, principio bá­sico de las cajas); carreteras, trenes.. correos y otros servicios comunes; tribunal confe­deral para últimas instancias (contrariamente a lo que usted pide): participación a los gas­tos confedérales (impuesto que correspon­de más o menos a su "cupo") ...Todos los demás (¿más poderes que los que usted tie­ne?) son de competencia y autoridad de los cantones.

 

Mire, sector Ibarretxe, aunque Arzallus hable de una solución a la '"irlandesa- (no muy brillante por lo que vemos), vuelva sus ojos a Suiza; las soluciones aquí no son pro­yectos sino realidades. —El que busca halla", dice el Evangelio.

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