TRIBUNA LIBRE ¿Cómo favorecer el empleo juvenil?
GAUDENCIO HERNÁNDEZ
(El Diario de Ávila 27 mayo 2006)
Francia ha vivido una de sus conmociones sociales, entre
las más dramáticas, desde el mayo del 68. ¿Cuáles han sido las causas? En los
meses del otoño último los jóvenes desocupados de los barrios periféricos
desencadenaron una verdadera rebelión: miles de coches fueron quemados, comercios
y almacenes saqueados; una guerra campal contra la policía.
La lucha juvenil perdió virulencia en Navidad y el Gobierno
aprovechó para elaborar un plan de empleo para los desocupados jóvenes,
factores de los desórdenes y habitantes dé verdaderos ghettos. ¿En qué
consistía dicho plan? Creación de una nueva manera de empleo juvenil, estos,
desocupados,; podían ser empleados bajo un contrato libre que los firmantes
podían rescindir sin compensación alguna. El Gobierno de Villepin pensó en
crear un buen sistema para hacer salir del círculo vicioso del desempleo a los
jóvenes (no conseguían un empleo porque no tenían experiencia). No lo pensaron
así jóvenes y estudiantes: Era la puerta abierta para el despido libre, en un
país donde el trabajo fijo es el más protegido del mundo.'
Comenzó la lucha. El Gobierno
de Villepin, con
mayoría en el Parlamento, presentó su proyecto de ley para la correspondiente
aprobación. Pero la calle, los jóvenes desocupados, los estudiantes, los sindicatos,
en manifestaciones sin fin durante meses, paralizaron los centros educativos
superiores; las huelgas en distintos sectores afectaron á la economía El
Gobierno cedió y retiró la ley del Parlamento. Hoy propone una ayuda a los
patronos que contraten a jóvenes en su primer empleo.
¿Qué pensar? Los demócratas dirán que en democracia los
problemas deben solucionarse en el Parlamento. Los que organizan las
manifestaciones masivas dirán que el sentir del pueblo es lo que cuenta. Un suizo diría que un conflicto así se resuelve por votación
popular, es decir, por un referéndum.
Tal vez el silencioso, el neutro suizo tenga razón, pues ha
encontrado una solución al empleo juvenil hace ya años. Hablo con conocimiento
de causa; consejero social en los colegios de Ginebra, en su sección de «fin de
escolaridad obligatoria». Mi rol consistía, entre otros, prever que ningún
joven que terminaba la escuela, quedara en la calle sin ocupación alguna. Todo
joven debía o pasar al grado superior o hacer un «aprendizaje en empleo» o
repetir curso. Cada caso era sometido a estudio.
El «aprendizaje en empleo» es una fórmula típicamente suiza
(fórmulas parecidas existen en Alemania). El joven que no puede o no quiere
seguir el colegio o escuela superior técnica puede hacer un aprendizaje de dos,
tres o cuatro años (según la dificultad) en una empresa, por ejemplo, de
mecánica, electricidad, informática, construcción... El patrón se compromete a
poner a disposición del aprendiz sus talleres, una persona competente que le
guíe en las prácticas y a pagarle un salario (reducido al principio); por el
contrario, el aprendiz seguirá uno o dos días los cursos que el Estado
organizará y el resto de la semana trabajará en la empresa unos exámenes
intermediarios y finales le permitirán obtener el diploma correspondiente
;Terminado el contrato, patrón y aprendiz quedan libres de obligaciones. El
aprendiz habrá roto el círculo vicioso del primer empleo, como ocurre en
Francia
La experiencia dice que la mayoría dé los aprendices
encontrarán un empleo. El 70% de los oficios técnicos y comerciales siguen este
camino. Con frecuencia vemos aun ministro federal en economía, un responsable
de un banco, un director de fábrica que ha comenzado en un «aprendizaje en
empleo». Tienen fama de ser los más seguros.
Claro, me dirán algunos, Suiza puede permitirse esta fórmula
por ser un país rico. (¡Ah, los bancos no nos dejan ver lo bueno que la
sociedad suiza puede tener!). No está ahí el problema; el sistema se implantó cuando Suiza era aún pobre y
este tipo de formación cuesta menos al Estado que una escuela técnica a tiempo completo El gran reto está en concienciar
al Estado, a los patronos y aprendices en la lucha por el bien común del país.
La adopción de esté sistema evitaría los ghettos de jóvenes
desocupados en Francia y las dificultades (que se ven venir) para encontrar
trabajo y falta de formación técnica de la juventud española.
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