jueves, 28 de julio de 2011

YO ACEPTO (Contrato que siguen la mayoría de los ciudadanos)

YO ACEPTO

Es absurdo que todos pensemos que no se pueden cambiar este sistema. En la historia de la humanidad todos los sistemas han dejado paso a otros.
Somos nosotros los que mantenemos este sistema cumpliendo un contrato que jamás nos hemos parado a pensar.
En grandes líneas, éste es su contenido:

CLÁUSULA 1ª:

Yo acepto la búsqueda del confort como el fin supremo de la humanidad, y la acumulación de riquezas como el mayor logro en nuestra vida.
Cuanto más infeliz sea, más consumiré, y así contribuiré al buen funcionamiento del sistema.

CLÁUSULA 2ª:
Yo acepto que la investigación relacionada con mi salud esté en manos de empresas cuya única motivación es generar beneficios.
No me preocupa que las farmacéuticas financien los congresos de medicina y que controlen así la información que les llega a mis médicos.
Confío en la industria farmacéutica, y en gente como Donald Rumsfeld, accionista y ex presidente de la farmacéutica que desarrolló el Tamiflú. No creo que sean capaces de crear virus como el de la gripe A para forrarse.

CLÁUSULA 3ª: Yo acepto dejar mi salario a los bancos para que ellos lo inviertan en aquellas actividades que más dinero generen, independientemente de su moralidad o de su impacto ambiental.
Asumo que las inversiones más lucrativas son las que explotan a los ciudadanos de los países en desarrollo y respaldo por completo estas actuaciones.

CLÁUSULA 4ª:
Yo acepto que las autoridades guarden todos los datos sobre mí que tengan. Confío en ellos y no me importa llevar DNI con microchip, ni dar mi huella ocular al entrar en otro país, ni tener que enseñar el contenido de mi ordenador en aeropuertos.

CLAÚSULA 5ª:
Yo acepto los paraísos fiscales para que ricos y delincuentes no paguen los impuestos que yo sí pago.

CLÁUSULA 6ª:

Yo acepto que los bancos internacionales presten mi dinero a países que quieren armarse para ir a la guerra, y que puedan elegir dónde se libran las guerras.
Soy consciente de que lo mejor es financiar a ambos bandos para que el conflicto dure el mayor tiempo posible, no sólo para ganar más dinero sino para luego puedan hacerse con sus recursos cuando no puedan devolver los créditos.

CLÁUSULA 7ª:
Yo acepto que la publicidad me cuente mentiras y que me haga desear cosas, que cuando consigo, me aportan poco.

CLÁUSULA 8ª:
Yo acepto que se guarden todos mis e-mails durante 5 años aunque yo los borre. Y que empresas como Yahoo den acceso a las cuentas a las autoridades chinas, permitiendo así detener a disidentes.

Yo acepto la última tecnología descubierta que permite que los móviles puedan retransmitir lo que oyen aun cuando su dueño lo haya apagado. (Ojo: para evitarlo, quitad la batería

CLAÚSULA 9ª:

Yo acepto que el poder esté en manos de las personas más ambiciosas y con menos escrúpulos.

CLÁUSULA 10ª:

Yo acepto que los partidos políticos aglutinen a lo peorcito del país y que cada 4 años me cuenten lo que saben que quiero oír para llegar al poder.

CLÁUSULA 12ª:

Yo acepto que las noticias recopilen lo peor que ha pasado en el planeta ese día, para que me sienta impotente y piense que no hay nada que hacer.

Sé que alimentar el miedo, la rabia y la desesperación es lo mejor que pueden hacer por nosotros porque creer que se puede cambiar algo es peligroso

CLÁUSULA 13ª:

Yo acepto las versiones de los acontecimientos que me dan los medios y apoyo todas las divisiones entre seres humanos que me quieran contar los gobiernos.
De esta forma podré focalizar mi cólera hacia los enemigos diseñados por ellos, y no me opondré a acciones bélicas que respondan a intereses político-ecónómicos.

CLÁUSULA14ª:

Yo acepto que se condene a muerte al prójimo, y se nos aliente a acabar con él, siempre que su gobierno haya sido declarado por el nuestro como su enemigo.

CLÁUSULA 15ª:

Yo acepto que se desechen toneladas de comida para que no bajen los precios internacionales. Me parece mejor que ofrecérselos a los cientos de miles de personas mueren de hambre cada año.

CLÁUSULA 16ª:

Me parece bien que haya países como Haití, donde a falta de otra cosa, comen galletas hechas con tierra. Como todos somos egoístas, estoy convencido de que en el fondo todos estamos de acuerdo con esta situación.

CLÁUSULA 17ª:

Yo acepto que…

- la felicidad es confort

- el amor es sexo

- Y la libertad es tener dinero para poder satisfacer todos mis deseos.



CLÁUSULA 18ª:

Yo acepto que se hagan guerras por motivaciones económicas como el petróleo, reactivar la economía o dar salida a los stocks de armas obsoletas.

Hay que hacer lo que sea para mantener el sistema en marcha, porque es sin duda el mejor de los posibles

CLÁUSULA 19ª:

Yo acepto comer carne bovina tratada con hormonas sin que exista obligación legal de indicarlo en ninguna etiqueta.

Yo acepto servir de cobaya y comer carne de animales engordados con piensos transgénicos, para comprobar si aparece alguna anomalía en nuestra especie a largo plazo

CLÁUSULA 20ª:Yo acepto que los vegetales que ingiero hayan recibido pesticidas y herbicidas tóxicos para mi salud, siempre que no usen demasiado. Yo acepto que se utilicen todo tipo de aditivos químicos en mi alimentación, puesto que estoy convencido de que si los añaden, es porque saben que no tiene ninguna consecuencia a largo plazo.

CLÁUSULA 21ª:

Yo acepto que los transgénicos se expandan por todo el planeta, y que las multinacionales agroalimentarias que patentan seres vivos acumulen ingentes dividendos por ellos y controlen la agricultura mundial.
Estoy convencido de que es moral especular con el precio de los alimentos, como se ha hecho con la vivienda, porque el sistema de mercado garantiza que los recursos se distribuyan de forma eficiente.

CLÁUSULA 22ª: Yo acepto pagar el precio más bajo posible por la carne de los animales que compro, por lo que me parece bien que los traten mal, con tal de abaratar su carne.
Al fin y al cabo somos una especie superior.
En consecuencia, si viniese otra especie superior de otro planeta, me parecería lógico que hiciesen lo mismo con nosotros.

CLÁUSULA 23ª:
Yo acepto la política de «revolting doors» (puertas giratorias). Sé que los directivos de organismos internacionales como la OMS, la OIT, el FMI y el Banco Mundial son ex- empleados de grandes corporaciones, que saben que «portándose bien» volverán a esas corporaciones al año siguiente ganando cantidades astronómicas.

CLÁUSULA 24ª:

Yo acepto la hegemonía del petróleo en la economía, a pesar de ser una energía costosa y contaminante, y estoy de acuerdo en impedir cualquier tentativa de sustitución, puesto que la implantación de los métodos de energía libre ya descubiertos y silenciados serían una catástrofe para el sistema.

CLÁUSULA 25ª:

Yo acepto que el valor de una persona dependa de su capacidad para generar dinero y de si aparece o no en la tele.
Tomaré como mis referentes personales las personas que aparecen en la televisión, e intentaré ser como ellos.

CLÁUSULA 26ª:
Yo acepto que se paguen fortunas a jugadores de fútbol y a actores, para convertirlos en nuestros modelos a imitar.
Me parece totalmente lógico que se pague muy poco a los profesores que se encargan de formar a las generaciones futuras.

CLÁUSULA 27ª: Yo acepto que las multinacionales no apliquen las conquistas sociales de occidente en los países desfavorecidos. Apoyo que haya niños trabajando, con tal de que los productos que compro tengan el precio más bajo posible

CLÁUSULA 28ª:

Yo acepto que los mayores sean considerados un estorbo y no sean nunca nuestro modelo, puesto que como civilización más avanzada del planeta (y del universo, ya que es imposible que existan más)
sabemos que la experiencia no tiene ningún valor.

CLÁUSULA 29ª:

Yo acepto la competencia como base de nuestro sistema, aun cuando soy consciente de que este funcionamiento engendra frustración y cólera para la mayoría.
Sustituir la competencia por la colaboración sería un error.

CLÁUSULA 30ª: Yo acepto usar aquello más valioso que tengo, mi tiempo, en hacer un trabajo que no me gusta, para podercomprar muchas cosas con las que evadirme de esta vida tan vacía que llevo.

CLÁUSULA 31ª:

Yo acepto la destrucción de los bosques y la desaparición de especies naturales. Me parece lógico contaminar y dispersar al aire venenos químicos, así como enterrar residuos radioactivos que no estarían a salvo de un gran terremoto.

CLÁUSULA 32ª:

Aunque nuestra historia está plagada de conspiraciones políticas y políticos ambiciosos, yo acepto que ahora todo ha cambiado y que nuestros dirigentes sólo buscan nuestro bien. Las organizaciones secretas de políticos y grandes magnates como el club Bilderberg, la Trilateral o el Comité de los 300 no existen y nadie está intentando establecer un gobierno mundial a través de los organismos internacionales.

CLÁUSULA 33ª:
Yo acepto que el sistema actual es el mejor de los posibles. Se ha pasado la época de los grandes ideales.
En el mundo deben mandar las personas sensatas y realistas que cuidan por mantener el sistema.
Tengo miedo de que las cosas cambien porque los soñadores sólo traen problemas e inestabilidad.

CLÁUSULA 34ª: Yo acepto esta situación y admito que ni yo ni nadie puede hacer nada para cambiarla.

CLÁUSULA 35ª: Yo acepto no hacer preguntas, cerrar los ojos a esto y no oponerme a nada, puesto que estoy suficientemente ocupado con mis propios problemas.

Yo acepto incluso defender este contrato con mi vida, puesto que tengo miedo al cambio.

CLÁUSULA 36ª:
Yo acepto ser una pieza de un sistema, adaptarme a él y enseñar a mis hijos a adaptarse a él.
Mi prioridad es mantenerme en el sistema y nunca me cuestionaré si me permite o no ser feliz.

ESTARÁS PENSANDO QUE SON TEMAS DEMASIADO GRANDES Y QUE NO PUEDES HACER NADA…

PERO REALMENTE TENEMOS TODO EL PODER PORQUE SOMOS NOSOTROS LOS QUE ESTAMOS MANTENIENDO ESTE SISTEMA.

EN ESTE MUNDO MOVIDO POR EL DINERO, CADA GASTO QUE HACES ES UN VOTO POR MANTENER EL SISTEMA O CAMBIARLO.

PARA CADA UNO DE LOS PROBLEMAS EXPUESTOS HAY INICIATIVAS EN CURSO.
SIN TENER QUE CAMBIAR DE VIDA, PODEMOS REORIENTAR NUESTROS GASTOS HACIA LAS INICIATIVAS QUE CORRIGEN ESTOS PROBLEMAS.

ANTES O DESPUÉS, EL CAMBIO ES INEVITABLE.


SÓLO PODEMOS ELEGIR
ENTRE HACERLO PRONTO Y NO SUFRIR
O HACERLO MÁS TARDE SUFRIENDO.

GRACIAS POR LEER Y DIFUNDIR ESTE DOCUMENTO.


TU OTRO YO

martes, 26 de julio de 2011

Bienestar (Ignacio L.Balboa. El Correo Gallego 25-7-2011)

DE SALUD Y ALREDEDORES

Bienestar

Ignacio L. Balboa
Médico
El Correo gallego 25 julio 2011

¿SABÍAN USTEDES que la crisis económica de los años 90 del si­glo pasado, es decir del siglo XX, provocó una auténtica revolu­ción en la manera de gestionar el Estado del bienestar en algún país europeo para evitar su quie­bra y asegurar su sostenibilidad?

Les cuento: un país donde, en cinco años, el déficit superó el 10%, el paro se multiplicó por seis pasando del 2% al 12%, y el gasto público alcanzó el 75% del PIB. Y siendo uno de los estados más ricos, con nivel de vida más alto y con unos servicios sociales -sanidad, educación y dependen­cia, fundamentalmente- envi­diados y puestos como ejemplo, el riesgo de quiebra del sistema exige la adopción de medidas drásticas... y se adoptan.

Lo que sigue es historia, que no ficción... El Gobierno de ma­rras decide contar con la iniciati­va privada a la hora de gestionar la prestación de los ya menciona­dos servicios, porque considera que la responsabilidad debe ser pública, pero la gestión es una cuestión técnica y de eficiencia en la aplicación de los recursos; por tanto, el Estado garantiza y controla la calidad de la presta­ción y que gestione quien mejor lo sepa hace. Y así, se pasa del monopolio a la competencia en­tre proveedores, de la asignación administrativa a la libre elec­ción por parte del ciudadano y se permite la libertad de estableci­miento de proveedores en aten­ción primaria y la licitación en especializada y hospitalaria.

Para que el ciudadano pueda elegir libremente, se pone en marcha un sistema transparen­te de información de resultados clínicos y de calidad, y estos de­ciden quién quieren que trate su mal y a quién debe pagar el Estado por su atención. Lo cual significa que los mejores profe­sionales atienden a más pacien­tes y ganan por ende más dinero que los haraganes o peores cien­tíficos... ¡que de todo hay en la viña del señor! Porque lo cierto es que los pacientes pagan por medio de unos "vales o bonos del bienestar"... ¡que son iguales para todos y nadie puede cobrar más por el mismo servicio!

Copago: 15 € por visita en aten­ción primaria y de 25 a 40 € en especializada u hospitalaria -si no requiere ingreso, claro- para luchar contra la demanda inne­cesaria y el mal uso y abuso inso­lidario de los recursos públicos pagados por todos los conciuda­danos. Genéricos: el 60% de las prescripciones son de medica­mentos sin marca.

¿Les suena de algo lo que les he contado? Pues no se trata de Italia, no; les hablo de Suecia, que dicen que es el país más so­cialista de Europa. ¿Vamos po­niendo las barbas a remojar...?

lunes, 18 de julio de 2011

Teoría de los poderes (Jaime RodrígueArana. El Correo Gallego 17-7-2011)

Teoría de los poderes

Jaime Rodríguez-Arana
Catedrático de Derecho Administrativo

El Correo Gallego 17 julio 2011

LA FAMOSA teoría de los poderes y contrapoderes, de la fragmenta­ción del poder, tan relevante como inédita desde un punto sustancial en este tiempo, podemos proyec­tarla sobre una realidad hoy inquietante. Me refiero al poder financiero, un poder que tiende a actuar, desde una perspectiva material, al margen de los contro‑
les. Unos controles que formal­mente existen pero que, como en el caso de la política, se superan sin especiales dificultades. Ahí están, por ejemplo, las tan famosas como polémicas agencias de rating, unas instituciones privadas que realizan obvias funciones de interés gene­ral, que cobran para quien requie­re sus servicios y que, por sorprendente que pueda parecer, están controladas por las mayores fortunas y fondos de este tiempo. Los inversores, que son los dueños de estas agencias, deben consultar­las para conocer el prestigio de las corporaciones que desean finan­ciarse en los mercados.


El poder, no sólo el político, tam­bién el financiero, y de qué forma, se ha concentrado hasta límites obscenos. El problema es que vol­ver, como hace siglos, á cuestionar el poder absoluto no es sencillo y choca con los intereses creados. La política, como necesita de gran­des sumas de dinero para actuar, acaba cautiva de las entidades financieras, que dominan todos los resortes, económicos y mediá­ticos, dificultando o impidiendo de hecho que se puedan aprobar nor­mas que fragmenten el poder, que hagan muy dificil que el poder se nos presente como esa máquina de todopoderosa dominación en que se ha convertido.

La crisis económica y financie­ra, hasta cierto punto provocada por la infinita sed de codicia que alimenta la fenomenal estructu­ra de acumulación de dinero e influencia en que los políticos han dejado que se convierta el sistema financiero global, es una buena ocasión para reflexionar sobre los cambios que deberían introducirse para racionalizar y humanizar un modelo que está dejando demasia­dos muertos en el camino. No pue­de ser que el lucro, toda ganancia obtenida sin contraprestación, que la maximización del beneficio, sea el fundamento del sistema econó­mico y financiero. El sistema debe racionalizarse, abrirse también a las exigencias de una inteligente democratización, servir para ele­var la dignidad de todos los seres humanos que en él intervienen. La figura de la persona que primero se usa y después se tira cuando ya no sirve es, lamentablemente, un reflejo bastante real de lo que está pasando.

Las medidas que se están adop­tando no son más que parches. No van al fondo de la cuestión. Ni mucho menos. Democratizar los mercados, humanizarlos, sería un gran bien para la humanidad. Los empresarios no dejarían de obtener lógicos beneficios. Los empleados podrían mejorar sus­tancialmente sus condiciones de vida. La deslocalización se deten­dría. Los políticos deberían apro­bar normas en los parlamentos que impidan que una sutil concer­tación de inversores que controlan las agencias de calificación pongan en jaque la deuda soberana de un país o echar por tierra un sistema monetario de integración.

A pesar de todo, a pesar de que comience a cuajar un genui­no derecho a la indignación en muchos ciudadanos de todo el mundo, la magnitud de los cam­bios reclama una voluntad política para afrontarlos que es todavía una incógnita. La obvia falta de liderazgo a escala mundial es un no pequeño problema. La voraci­dad de una minoría que presiona para no perder la posición es una realidad inquietante. Una posición que se ha mantenido sabiendo inteligentemente controlar, por diversos medios, a una clase polí­tica que necesita de los medios económicos y financieros precisos para acrisolar y conservar el poder político.

Vivimos tiempos apasionantes. Fragmentar el poder, humanizarlo,
abrirlo al amplio espacio público, plural y dinámico, es un reto que
está en la agenda política global.

lunes, 11 de julio de 2011

Caracteres de estío (Luis Grau Lobo, EL MUNDO 10-7-2011)

Caracteres de estío

Luis Grau Lobo

El MUNDO
Castilla y León
10 -7-2011


CASI todo el saber de la Antigüedad fue traspapelado en uno de los recurrentes finiquitos de la historia y, durante muchos siglos, los eruditos se empeñaron en recomponerlo merced a los escasos fragmentos, apenas unas frases dispersas, que habían emergido prodigiosamente tras aquel descomunal naufragio. Esa época de exégesis febril se entregó a la interpretación de un puñado de enunciados sobre los que levantó sumas y tratados que, a la postre, serían barridos o reescritos con la furia de un nuevo tiempo, condenándolos al polvo de los estantes más recónditos, pues no eran sino la osamenta deforme de un conocimiento perdido para siempre.

Sin embargo, en nuestros días hemos renunciado a la construcción discursiva, meditada y estructurada de una imagen del mundo y la sustituimos por una maraña de frases cortas, lapidariamente triviales, que pretenden encerrar una hondura que se esfuma en su propia menudencia. Primero llegaron internet y sus wikipedias para advertirnos de que el nuevo modelo de compendio del saber venía a caracterizarse por su desorden intrínseco, por una saludable falta de solemnidad, de coherencia, de sanción.... Y ahora, en una nueva vuelta de tuerca, es el momento de los microblogs, los tweets o tuits, o gorjeos, esa suerte de sentencias de 140 caracteres en las que ha de empaquetarse cuanto queramos decir, pensar, sentir... Pero no todos somos Marcial, aquel epigramático.

E inquieta que también el discurso político, el guión de quienes nos gobiernan, antaño revestidos de discursos y programas, se haya travestido en el lanzamiento y glosa de tuits y formulismos cuya exégesis corresponde a la prensa de una u otra facción, furibundamente lanzada a la interpretación de ese laconismo inquietante. Uno teme que tras esas expresiones no se esconda sino un vacío pavoroso que se abre a nuestros pies con el vértigo de un tiempo sin referencias. En una algarabía en la que nadie escucha a nadie corremos el riesgo de que el legado de nuestro tiempo sea una indigerible colección de dichos fatuos, tiernos o iracundos, un galimatías de cacareos que saldrán volando como la hojarasca a la primera de cambio.

lunes, 4 de julio de 2011

Metanoia (Juan Manuel de Prada XLSEMANAL 3 DE JULIO DE 2011)

Metanoia


Cada vez se me antojan más pueriles y tediosos los intentos de pronosticar el`final' de la crisis económica. Empezaron los políticos, en un intento grotesco de retener los votos que me recordaba el pataleo de un escarabajo panza arriba que pugna en vano por darse la vuelta; después se incorporaron al gremio de los pronosticadores los medios de comunicación, los llamados `agentes sociales', los organismos internacionales, la banca, en un afán desesperado por exorcizarlos fantasmas de la quiebra generalizada. Y, con el caramelo de alcanzar el 'final' de la crisis económica (que es lo más parecido a la tortuga que nunca alcanza Aquiles, en la paradoja de Zenón de Elea), unos y otros han perpetrado, amparados en una jerga aparentemente indolora (flexibilidad laboral', 'ajuste fiscal', etcétera), las más cruentas tropelías, que a la postre sólo servirán para arruinar por completo la maltrecha economía real. Pero todos estos pronósticos y esfuerzos por anticipar el 'final' de la crisis económica adolecen de un mismo error de raíz: tal crisis nunca ha existido. No nos hallamos en el corazón (mucho menos en las postrimerías) de una crisis económica, sino en los albores de un cambio de era.


Nunca hubo una crisis económica. Hubo el colapso de una forma de vida, que en su manifestación más aparatosa se revistió de ruina financiera; pero tal manifestación no deja de ser un 'fenómeno' más de ese colapso, ni siquiera el más evidente o estragador, aunque así lo percibamos, dada nuestra dependencia del 'ídolo de iniquidad' Mammón, el demonio de la avaricia y de la riqueza. Pero los fenómenos: a través de los cuales se ha manifestado ese colapso se pueden hallar por doquier, bajo las especies del rifirrafe ideológico, la descomposición del tejido social o la entronización de una moral relativista; y todos esos fenómenos no son sino `representaciones' de una realidad más honda, que en su naturaleza última es religiosa (a fin de cuentas, ¿qué son las idolatrías, sino sucedáneos o sustitutivos de la religión?). El cambio en e1 que nos hallamos inmersos no es, a la postre, sino el estrepitoso derrumbamiento de una idolatría (que es el fin natural de todas ellas); realidad ante la cual sólo caben dos respuestas: negarla (y entonces el ídolo que cae aplasta (y reduce a fosfatina a sus tozudos prosélitos) o aceptarla; pero aceptar esa realidad exige lo que los griegos denominaba, una `metanoia', un `cambio de mente, una conversión radical, una transformación interior profunda.


Inevitablemente, los jerarcas de la idolatría, que han logrado que nuestra experiencia cierta de la vida y nuestro sentido común sean anulados por la bruma ideológica, negarán su colapso sin importarles que el ídolo nos aplaste debajo; y, en su afán por restaurarlo, se disponen a chuparnos hasta la última gota de sangre. Las probabilidades de que la consigan son, desde luego, elevadas, pues la idolatría, durante el tiempo que se mantuvo vigente, logró sobornarnos hasta extremos de deshumanización; y en ese soborno ciframos ahora nuestra supervivencia. Tememos que si la idolatría no se restablece ya nunca más podamos 'disfrutar' de los caramelos con los que entretenía nuestra dependencia (libertades y derechos para confiscarnos el alma; subsidios y limosnas varias para arruinar nuestra capacidad de esfuerzo vital); y aunque intuimos que tales caramelos pian agotado para siempre, nos aferramos a su fantasmagoría, algunos con docilidad pusilánime, otros con 'indignación' más o menos gallarda. Pero la `indignación' nada tiene que ver con la `metanoia' (más bien es su contraria), pueS reclama a la idolatría (como si las idolatrías pudieran corregirse!), a cambio de que pueda seguir confiscándonos el alma y arruinando nuestra capacidad de esfuerzo vital.


La `metanoia' nos exige arrumbar sinceramente la idolatría y restaurar la forma de vida que la idolatría arruinó. Pero arrumbar la idolatría exige vivir fuera del 'presente' instaurado por sus jerarcas. Y los jerarcas de la idolatría, ayudados por sus mamporreros, rechazan instintivamente hacia la soledad a todo profeta que vive en el tiempo futuro, lo silencian y lo matan, siquiera civilmente. Todo con tal de que la gente no asuma que se halla inmersa en un cambio de era.



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XLSEMANAL 3 DE JULIO DE 2011