A la luz de una candela
José Jiménez lozano, premio Cervantes
Diario de Ávila domingo 1 de marzo de 2009
Polémicas y escándalos
Aquí, entre nosotros, desde hace unos años, hay una trifulca apocalíptica cada semana y hasta con mayor frecuencia, que, desde luego, se denomina polémica o debate, pero que, como digo, sólo es una escandalera o gresca de solana. Y esto, tanto si se trata de algo importante como si se trata de una simpleza, que se convierte en asunto de vida o muerte, en cuanto hay un colectivo o cualquier tipo de politiquería detrás. Y es un fenómeno incluso divertido, si se lo mira así por encima, pero que da un cierto escalofrío si se analiza un poco de cerca.
Pero lo que realmente maravilla, es que, en un ámbito público, en el que de las cotidianas manifestaciones, incluidas las políticas, literarias, y artísticas, son tan frecuentemente zafias, algo pueda considerarse polémico, e incluso escandaloso. Cuando se advierten los vislumbres del genio en la irrisión y pateamiento de todo lo que es frágil, delicado o hermoso, y se aplaude, pongamos por caso, la subversión de una ópera de Verdi con ilustración de inodoros utilizados durante aquella, o el cuadro de una Virgen pintada con estiércol de elefante, y se nos asegura, además, que masas enteras copan las audiencias de los media para gozarse con todo esto, ¿cómo es posible que tan finas sensibilidades polemicen o se escandalicen de algo?
Conductas que se tenían por impropias e inciviles del pasado nos parecen absolutamente innocuas, e incluso a veces nos hace sonreír, sin ir más lejos, que el doctor Sigmund Freud avisase de los profundos desajustes psíquicos que denotaba el hecho de que alguien saliese del baño abotonándose el pantalón, y de que otros desajustes y hasta maldades muy perversas se ocultaban en el usó los palabros.
Pero es que nosotros mismos podemos comprobar el fondo verdaderamente inquietante de esos comportamientos, si lo miramos de cerca y más despacio, porque lo que revela es una sociedad conformada y tribalizada según unos estereotipos, en la que la polémica y el escándalo surgen precisamente cuando alguien se diferencia de ellos en sus juicios y en sus actos.
No hace tanto, hubo incluso un profesor universitario que tuvo que dejar de dar sus clases como medida de seguridad, tras amenazas y vías de hecho contra él por no plegarse al antisemitismo ambiente; y esto no se explica, sin más, por puras politiquerías y sus siniestras consecuencias, sino por la tribalización social que nos avisa, aunque fuera un solo caso, de que la Sierpe ya está ahí. Pero el asunto no ha generado polémica, ni siquiera noticia
La burla del respeto a la inteligencia y a la dignidad humana, o a la delicadeza de las relaciones individuales y sociales no genera polémicas ni escándalos; y entonces no pondría yo la mano en el fuego para afirmar que no hemos reculado ya, en todo esto, un buen trecho y peligrosamente, hacia la tribu y el neandertal. Hacia los instantes más ominosos del pasado, desde luego. Aunque con tanto trajín y tanto coche no se vea fácilmente.
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