martes, 17 de febrero de 2009

A LA LUZ DE UNA CANDELA
JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO, PREMIO CERVANTES
(Diario de Ávila 15 febrero 2009)

Retratos y simplificaciones

Cada vez que vemos retratos de personas de hace 500 años, cuya imagen aun tiene presencia verda­dera individual, - que es lo esencial que hace el arte del retrato-, tene­mos que preguntarnos necesaria­mente si es que al famoso hombre moderno le interesa ser él y no otro, tener una presencia real y sentirse entre otras presencias reales. Pero es que ya tiene sus presencias, muy bien documentadas.

Desde que los dos grandes tota­litarismos del siglo XX hicieron del crimen un humanismo, y la biogra­fía de cada quien y cada cual se en­comendó a denunciantes anóni­mos, servicios de información y dossiers de la corrección y la orto­doxia estatales, todo el mundo ten­dría ya asegurado su retrato verda­dero y su biografía oficial, en varios soportes técnicos.

Un poco o un mucho como los individuos antes llamados crimina­les, que ya no existen, porque, aun­que todavía habrá en adelante con­ductas definidas como delitos en los códigos, no habrá ya criminales; y, en el peor de los casos, el crimen sería una variante humanística, una expresión de la subjetividad, que sería de la misma naturaleza creati­va que la que produjo la Pasión se­gún san Mateo, aunque desgraciadamente transformada en delito por las circunstancias de la estructura social no adecuada, como lo es nuestra desdichada civilización occidental, greco-romana y judeo­cristiana.

De aquí que sea tan notable y decidida la determinación de reali­zar los más queridos ideales hitlerianos, disimulados entonces sin embargo, mientras que hoy son preconizados como Derechos Humanos y descubrimientos de progreso tal y como la filosofía darwinista del siglo IX había afirmado pa­ra integrar en ese progreso a la muerte, ba­jo el nombre enton­es de higienismo: aborto, eutanasia y asesinato legal de Estado, liquidación de seres hu­manos inútiles en general.

Es decir, la .estancia misma del Leviathan que es el Estado totalitario dueño de los destinos huma­os en cuerpo y alma, adoctrinada bajo la ti­ranía de la ideología de holocausto, los logoti­pos y la opinión, el pienso y adies­tramiento de Granja, los diseños políticos y comerciales, potitos de mermelada higienizada para el ne­ne y la nena que son servidos en el carrito del progreso.

Suceda lo que suceda, días tras día, se pasa página, y se espera la inanidad de la siguiente, con sus adornos culturales desde luego, cui­dando de que sean geniales y mini­malistas ocurrencias, porque esto es cuanto tolera nuestro delicado estómago. Y como ya se ironizaba en el tiempo de la República de Weimar, el gran logro artístico-in­telectual vuelve a ser salir desnudos a un esce­nario, trazar dos líneas pa­ralelas, o poner un cru­cifijo en un inodoro. Pero estamos tan con­tentos, si logramos te­ner un amo con­sensuado y podemos dedicarnos a los asuntos de in­geniería de almas, y también de cuer­pos sanos, engorde y matadero.

Todo queda muy simplificado.

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