domingo, 28 de septiembre de 2008

FUTURO IMPERFECTO 2:La convergencia de catástrofes .Guillaume Corvus

FUTURO IMPERFECTO 2 .Continuación

La convergencia de catástrofes .Guillaume Corvus


Por primera vez en su historia, la humanidad está amenazada por una convergencia de catástrofes.Una serie de "líneas dramatúrgicas" se acercan y convergen como afluentes fluviales, con una perfecta concomitancia (entre 2010 y 2020) hacia un punto de ruptura y cambio en el caos. De este caos - que será extremadamente doloroso a escala mundial - puede surgir un nuevo orden basado en una visión del mundo, el arqueofuturismo, previsto como una concepción del mundo después de la catástrofe.
Resumamos brevemente la naturaleza estas de líneas de catástrofes

1 °) La primera es la cancerización del tejido social europeo. La colonización de asentamiento del hemisferio Norte por los pueblos del Sur, cada vez más importante a pesar de las observaciones tranquilizando medios de comunicación, está llena de situaciones explosivas, sobre todo asociadas al hundimiento de las Iglesias en Europa, vuelta a tierra de conquista para el Islam; fracaso de la sociedad multirracial, cada vez más multirracista y neotribal; la progresiva metamorfosis etnoantropológica de Europa, verdadero cataclismo histórico; la vuelta del pauperismo a Occidente y a Oriente; la progresión lenta, pero constante de la criminalidad y el consumo de estupefacientes; el desmoronamiento continuo de las estructuras familiares; la decadencia del marco educativo y de la calidad de los programas escolares; el agarrotamiento de la transmisión de los conocimientos culturales y disciplinas sociales (barbarización y descompetencia); la desaparición de la cultura popular en favor de una degradación de las masas pasivizadas por el electroaudiovisual (Guy Debord se suicidó porque había visto demasiado exactamente en su Sociedad del Espectáculo, redactado en 1967); la decadencia continua de los tejidos urbanos o comunitarios en favor de zonas periféricas borrosas sin legibilidad ni coherencia, ni legalidad, ni seguridad; la instalación, en Francia particularmente, de una situación endémica de motines urbanos – un Mayo que se arrastra en más grave -; la desaparición de toda autoridad civil en los países de la antigua URSS presa de la decadencia económica. Todo eso se desarrolla en el momento en que los Estados-nación ven declinar su autoridad soberana, sin llegar frenar pauperismo, paro, criminalidad, inmigración clandestina, potencia ascendente de las mafias y corrupción de las clases políticas; y en el momento en que las élites creativas y productivas, están tentadas por el gran viaje americano. Una sociedad cada vez más egoísta y salvaje, en curso de primitivismo, paradójicamente disimulada y compensada con el discurso de la "única moral", angélica y pseudohumanista, he ahí lo que se observa cada vez más, año tras año, hasta el punto de ruptura.

2°) Pero estos factores de ruptura social en Europa empeorarán por la crisis económico -demográfica que no hará más que empeorar. Desde 2010, el número de activos será insuficiente para financiar a los pensionistas de "baby-boom". Europa crujirá bajo el peso de los ancianos; ahora bien, los países que envejecen ven su economía retrasada y en desventaja por la financiación de los gastos de salud y las jubilaciones de ciudadanos improductivos; además, el envejecimiento deseca el dinamismo tecno -económico. La ideología igualitaria de la (vieja) modernidad ha impedido de poner remedio a esta situación, a causa de dos dogmas: en primer lugar el antinatalismo (este etno-masoquismo) que censuró las tentativas de rectificación voluntarista de la natalidad; a continuación la negativa igualitarista a pasar del sistema de seguridad social de distribución al sistema de capitalización (fondo de pensión). Resumidamente, no hemos visto nada todavía. El paro y el empobrecimiento empeorarán, mientras que una clase minoritaria, conectada en los mercados mundiales, apoyada por la clase de los funcionarios y asalariados protegidos, prosperará. El horror económico está en cita. El igualitarismo, por efecto perverso, probando por ahí que es lo contrario de la justicia en el sentido platónico, fabrica sociedades de opresión socioeconómica.' El Estado providencia socialdemócrata, fundado sobre el mito del Progreso, se hundirá también seguramente, pero en un mayor fracaso que el sistema comunista. Europa está en curso de tercer-mundialización. La crisis está ante nosotros, o más bien la ruptura de los cerrojos del edificio socioeconómico que celebra la civilización.
América, inmenso continente dedicado a las migraciones pioneras y acostumbrado una cultura brutal y un sistema conflictual de guetos étnicos y económicos, parece menos vulnerable que Europa. Ella puede encajar una ruptura de equilibrio. Por lo menos en cuanto a la estabilidad social, ya que no escapará un posible maelström general.

3°) Tercera línea dramatúrgica de catástrofe de la modernidad: el caos del Sur. Al industrializarse contra sus culturas tradicionales, los países del Sur, a pesar de un crecimiento engañoso y frágil, han creado en ellos un caos social que va empeorándose. Los recientes acontecimientos de Indonesia son una premonición. El hombre de negocios franco-inglés Jimmy Goldsmith, renegando con perspicacia de su familia de pensamiento, lo había analizado perfectamente: aparición de metrópolis-seta gigantescas (Lagos, México, Río, Calcuta, Kuala-Lampur...) que se convierten en selvas infernales; coexistencia de un pauperismo que participa de la esclavitud con ricos e insolentes burgueses autoritarios y minoritarios apoyados por "ejércitos de policía" destinados a la represión interior; destrucción acelerada del medio ambiente; subida de los fanatismos socio-religioso, etc. Los países del Sur son pudrideros. Los recientes genocidios del África central, la subida en la India, Malasia, Indonesia, México, etc, de conflictos civiles violentos (apoyados o no en el extremismo religioso y a menudo atizado por los Estados Unidos) solo constituyen la prueba de un futuro oscuro. La ideología igualitaria disimula esta realidad congratulándose por el "progreso de la democracia" en los países del Sur. Discurso engañoso, ya que se trata de simulacros de democracias. Y luego, ¿es que la "democracia" del modelo heleno europeo, por efecto perverso (la hétérotelia de Monnerot), por incompatibilidad mental, no es pesada en consecuencias de tragedias si se lo aplica por la fuerza a las culturas del Sur? Resumidamente, el trasplante del modelo socioeconómico occidental en los países del Sur resulta explosivo.

4°)Cuarta línea de catástrofe, recientemente explicada por Jacques Attali: la amenaza de una crisis financiera mundial, que sería mucho más grave que la de los años treinta y encadenaría una recesión general. La caída de las bolsas y monedas este- asiáticas, como la recesión que afecta esta región, sería la señal precursora. Esta crisis financiera tendría dos causas: a) Demasiados países se endeudan con relación a las capacidades crediticias bancarias mundiales; y no solamente los países pobres. El servicio de la deuda de las naciones europeas es preocupante. b) La economía mundial se basa cada vez más en la especulación y la lógica de los flujos de colocaciones rentables (bolsas, sociedades fiduciarias, fondos de pensiones internacionales, etc.); este predominio del monetarismo especulativo sobre la producción hace correr el riesgo de un "pánico general" en caso de hundimiento de los cursos en un sector: si los especuladores internacionales retiran sus haberes, la economía mundial se encontraría "deshidratada", con inversiones en caída libre, a causa del hundimiento del mercado de capitales donde las empresas industriales y los Estados piden prestados. Consecuencia: una recesión global y brutal, desastrosa para una civilización que se basa enteramente en el empleo económico.

5°) Quinta línea de catástrofe: la subida de los fanatismos integristas religiosos, principalmente del Islam, pero no solamente, puesto que se incluyen los politeístas indios... La aparición del Islam radical es la repercusión de los excesos del cosmopolitismo de la modernidad que quiso imponer del mundo entero del modelo del individualismo ateo, el culto de la mercancía, la desespiritualización de los valores y la dictadura del espectáculo. Por reacción esta agresión, el Islam se ha radicalizado, al mismo tiempo que volvía a ser dominador y conquistador, de conformidad a su tradición. Su práctica global no deja de aumentar, en el momento en que el cristianismo, que perdió toda agresividad prosélita, declina - incluso en Sudamérica y África negro - como consecuencia del suicidio que fue el Concilio de Vaticano II, la más grande metedura de pata teológica de la historia de las religiones. A pesar de las negaciones tranquilizadoras de los medios de comunicación occidentales, el Islam radical progresa por todas partes como un incendio y amenaza nuevos países: Marruecos, Túnez, Egipto, Turquía, Pakistán, Indonesia, etc. Consecuencias: guerras civiles a suceder en los países bireligiosos, como la India; confrontaciones en Europa - sobre todo en Francia y Gran Bretaña - donde el Islam corre el riesgo de pasar a ser en veinte años la primera religión practicada, y multiplicación de crisis internacionales implicando los Estados islamistas, algunos de los cuales podrán poseer armas nucleares "sucias". A este respecto, es necesario denunciar la tontería de todos los que creen que un "Islam occidentalizado y respetuoso del laicidad republicano" es posible. Es imposible, porque el Islam es consubstancialmente teocrático y rechaza la idea de laicidad. El conflicto parece inevitable. Fuera de Europa y en Europa.

6°) Una confrontación Norte-Sur, des raíces teológico- étnicas se perfila. Sustituye, con una mayor probabilidad, al riesgo, por el instante conjurado, de un conflicto Este-oeste. Nadie sabe la forma que tomará, pero será grave, ya que fundado sobre apuestas y sentimientos colectivos mucho más fuertes que la ex -polaridad polémica Estados-Unidos-URSS, capitalismo-comunismo, de carácter artificial. Las potentes raíces de esta amenaza son, en primer lugar, el resentimiento duro, rechazado y disimulado de los países del Sur cara sus antiguos colonizadores. La racialización de los discursos es impresionante. Recientemente un Primer Ministro asiático trató al Gobierno francés de "racista" al término de un litigio económico banal donde un inversor italiano había sido preferido una empresa de su país. Este racialización de los informes humanos, consecuencia concreta (heterotélica) del cosmopolitismo "antirracista" de la modernidad, se observa evidentemente también en Occidente: el líder musulmán negro americano Farakian, como los grupos de rap en los Estados Unidos y Francia (NTM, Ministére Amer, Doc' Gyneco, Black Military, etc.) no deja de llamar subrepticiamente una "venganza contra los Blancos" y la desobediencia civil. El cosmopolitismo igualitario instaló paradójicamente el racismo globalizado por el momento subyacente e implícito, pero no por mucho tiempo.
Puesta en presencia, al contacto los unos con los otros en la "ciudad global" en que se ha convertido la Tierra, el pueblo se prepara a enfrentarse. Y es Europa, víctima de una colonización de asentamiento, la que arriesga ser el campo de batalla principal. Y los que afirman que el mestizaje general es porvenir de la humanidad se equivocan: este último no prevalece más que en Europa.Los otros continentes, principalmente Asia y África, forman cada vez más bloques étnicos impermeables que exportan el excedente de sus poblaciones, sin importar.
Punto capital: el Islam se convierte en el estandarte emblemático de esta rebelión contra el Norte, venganza freudiana contra "I' imperialismo occidental". En el inconsciente colectivo del pueblo del Sur se instala Esta idea-fuerza: "las mezquitas se instalan en la tierra cristiana", Vieja venganza de las Cruzadas, retorno de lo arcaico, retorno de la historia, como un bumerán. La esencia del Islam, como la del cristianismo medieval, es el totalitarismo teocrático imperial. En cuanto a los que se tranquilizan explicando doctamente que "están divididos" los países musulmanes, que sepan simplemente que están menos desunidos entre ellos que ligados contra un adversario común, sobre todo cuando surgen los casos urgentes.Esta colonización del Norte por el Sur aparece como un colonialismo suave, sin franquicia, apoyado por llamadas a la piedad, al asilo, a la igualdad.' Es la "estrategia del zorro" (opuesta la del león) tenida en cuenta por Maquiavelo. Pero realmente, el colonizador, que se justifica por la ideología occidental y "moderna" de su víctima, cuyos valores finge adoptar, no los comparte de ninguna manera. Es antiigualitario, dominador (pretendiéndose dominado y perseguido), revanchista y conquistador. Bonito truco de una mentalidad quedada arcaica. ¿Para contradecirlo, no se trataría de volver a ser mentalmente arcaico y de deshacerse de la desventaja desmovilizadora del humanismo "moderno"?
Otro fundamento de un conflicto Norte-sur: un litigio político-económico global. Guerra por los mercados de los recursos raros en curso de agotamiento, (agua potable, reservas pesqueras, etc), negativa de las cuotas de descontaminación por los países recientemente industrializados del Sur, exigencia de estos últimos a verter sus excedentes de población hacia el Norte. En la historia, son los esquemas simples que se imponen. Un Sur acomplejado, pobre, joven, demográficamente prolijo, ejerce presión sobre un Norte moralmente desarmado y que envejece.
Y no olvidemos que el Sur se dota con armas nucleares mientras que el Norte pusilánime solo tiene las palabras "desarme" y "desnuclearización" en la boca.

7°) Séptima línea de catástrofe: el desarrollo de una contaminación incontrolada del planeta, que no amenaza a este último (el tiene aún cuatro mil millones de años delante y puede reanudar desde cero toda la obra de Ia evolución), sino la supervivencia física de la humanidad. Este hundimiento del medio ambiente es el fruto del mito liberaligualitario (pero antes tan soviético) del desarrollo industrial universal y de una economía energética para todos. Fidel Castro, por una vez bien inspirado, declaraba en su discurso en la OMS Genéve el 14 de mayo de 1997: "El clima cambia, los mares y la atmósfera se recalientan, el aire y las aguas se contaminan, los suelos se erosionan, los desiertos se extienden, las selvas desaparecen, el agua se hace rara." ¿Quién salvará nuestra especie? ¿Las leyes ciegas e incontrolables del mercado? ¿La universalización neoliberal? ¿Una economía que cree en si y para si como un cáncer que devora al hombre y destruye la naturaleza? Esto no puede ser la vía, o solo lo será durante un período muy breve de la Historia. "No se podría decir mejor..."Fidel Castro, al pronunciar estas palabras proféticas, debía tener en la cabeza la arrogancia irresponsable de los Estados Unidos que se niegan a reducir (cumbres de Río, luego de Tokio) sus emisiones de dióxido de carbono. ¿Pero también este "marxista paradójico" piensa en la adhesión de todos los pueblos al modelo del beneficio comercial puro y a corto término, que promueve contaminar, deforestar, devastar las reservas halíeuticas oceánicas, pillar los recursos fósiles o vegetales sin ninguna planificación global? Fidel Castro apela aquí sin saberlo, no al marxismo tan devastador como el liberalismo, sino a la antigua sabiduría justicialista platónica.

8°) Conviene añadir: que la "tela de fondo" de estas siete líneas catastróficas convergentes se satura de factores agravantes, de aceleradores, se podría decir. A granel: la fragilización de los sistemas tecno- económicos por la informática (el famoso virus del año 2000); la proliferación nuclear en Este asiático (China, la India, Pakistán, Irak, Irán, Israel, Corea, Japón...) por parte de países en intensa rivalidad, con reacciones nerviosas e imprevisibles; el debilitamiento de los Estados ante el poder de las mafias que controlan y amplían el comercio de las drogas (naturales y cada vez más quimio- genéticas ), pero se basan también en nuevos sectores económicos que van del armamento al inmobiliario pasando por el agroalimentario; estas mafias internacionales, informaba un reciente informe de Ia ONU, disponen de medios superiores a los de los organismos internacionales represivos. No olvidemos tampoco la vuelta de las enfermedades virales y microbianas arcaicas: el mito de la inmunidad sanitaria se hunde. El SIDA fue la primera brecha. Estamos amenazados, por hecho en particular, del debilitamiento mutágeno de los antibióticos y por la intensidad de los desplazamientos humanos, por la vuelta de un desorden sanitario mundial. Recientemente, en Madagascar, catorce casos de peste pulmonar no pudieron ser Tratados.Resumidamente,¿ no hay todas las razones pensar que la modernidad va derecha a la pared y que el accidente planetario es irreversible? Seguramente no. Pero quizá... La esencia de la Historia, su motor,¿ no es el combustible de la catástrofe? Pero ahí, por primera vez, la catástrofe peligra de ser global en un mundo globalizado. Robert Ardrey, brillante etólogo y dramaturgo americano, profetizaba en 1973: "El mundo moderno se asemeja un tren de municiones que hunden, en la niebla, en una noche sin luna, todos fuegos apagados."

Estas catástrofes anunciadas son el fruto directo de la incorregible creencia en los milagros de la modernidad: pensemos en el mito del elevado nivel de vida posible para todos a escala planetaria, y la generalización de economías fuertes consumos energéticos. El paradigma del igualitarismo materialista dominante - una sociedad de consumo "democrática" para diez mil millones de hombres al XXI sin saqueo generalizado del medio ambiente - es una utopía en estado bruto.
Esta creencia onírica choca con las imposibilidades físicas. La civilización que produjo no podrá durar mucho tiempo. Paradoja del materialismo igualitario: es idealista y materialmente irrealizable. Y ello, por razones sociales (desestructura sociedades) y sobre todo ecológicas: el planeta no podrá físicamente soportar el desarrollo general de economías hiperenergéticas accesibles a todos los humanos. El "progreso de la ciencia" no está a la cita. No es necesario rechazar la tecno- ciencia, sino centrarla en una perspectiva desigual. Veremos eso más lejos...El problema no es tanto saber si la civilización planetaria creada por la modernidad igualitaria va a hundirse, sino cuando. Estamos en situación de estado de urgencia (el Ernstfall del que hablaba Carl Schmitt explicando que el igualitarismo liberal no había nunca comprendido ni integrado este concepto capital, puesto que piensa el mundo de manera providencial y milagrosa, dominado por la línea ascendente del progreso-desarrollo). La modernidad y el igualitarismo no han previsto nunca su final, nunca reconocido sus errores, nunca sabido que las civilizaciones eran mortales. Por primera vez, hay una certeza: un orden global de civilización está amenazado de hundimiento en cuanto fundado sobre un paradójico y bastardo materialismo idealista. Se pide una nueva visión del mundo para la civilización de la post-catástrofe.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Saber ¿ para qué?.José Jimenez Lozano

Saber ¿para qué ?

JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO,Premio Cervantes


(Diario de Ávila 14 septiembre 2008)



Este asunto de la instrucción -la educación es otra cosa, y sólo como recuelo de los grandes totalita­rismos de nuestro tiempo se ha extendido la siniestra idea de que los Estados tienen que educar- no ha he­cho más que embarullarse, por la simple y sencilla razón de que intereses políti­cos y de dinero se han puesto por medio. Y nada se adelanta ha­blando de ello, pero al menos no se debe callar el desastre.

Hace ya más de medio siglo, Aldoux Huxley comprobaba, melancólicamente; que una reforma social como la de la instrucción general pública, que es la pura e imprescindible justicia, había sido convertida, por los Estados totalitarios educadores, en el método más eficaz de su dominio e ideología y había expuesto a millones de gentes «a la influencia de la mentira organizada, y de la seducción de distracciones continuas, imbéciles y degradantes». Pero la historia nos muestra que, fuera d esos casos, la instrucción que, además de por su bondad intrínseca era considerada y admirada como valor social consiguió no escasos logros, y siempre estuvo dispuesta a alcanzar más.
Pero el hecho es que, al mezclar instrucción y educación, haciendo de aquella la mera respuesta a una demanda social, y haciendo de ésta una fábrica de «pigmaliones» y «clones» en el molde de una ideolo­gía, todo queda desvirtuado, y se imposibilita la trans­misión del saber. Éste queda reducido a expresiones mínimas y grotescas - ni siquiera la famosa cultura media que Goethe consideraba la mayor de las desdi­chas - especialmente en las enseñanzas medias, que son las que facultan el alcance del saber y la cultura en sentido estricto y serio.

Pero lo importante ya no es el saber, y ello se deci­de de entrada no sólo con una rebaja de los conoci­mientos en los programas y en los obligatorios y carí­simos libros, o posibilitando que con cuatro suspen­sos se pueda pasar curso, y encubriendo y premiando el fracaso mismo, incluso mediante la constricción del profesorado, para la confección de necias estadís­ticas y engaño del propio alumno, de los padres, y de la sociedad entera.

Hace más de cien años, en un clima de desaliento - nacional, un español eximio, don Gumersindo de Azcárate vio con toda claridad que sólo con el estudio y la educación de las gentes se saldría de tal marasmo, y frente al igualitarismo por abajo de la demagogia, argumentó sencillamente que el propósito a conse­guir no era el de recortar las levitas -esto es, rebajar el saber a niveles ínfimos -, sino el de alargar las cha­quetas. Porque, esto es, además, lo que está en la pro­pia naturaleza de la enseñanza: el hacer un igual de quien enseña a aquél a quien enseña.

Y parece que, si algo deben tener claro en este asunto, por lo menos quienes no poseen dineros, es que no pueden permitirse ser idiotas, ni dejarse rega­lar nada por los Estados y las cofradías ideológicas. Siempre es carísimo, un timo perfecto.

jueves, 11 de septiembre de 2008

SOLZHENITSYN. Un alma en el exilio

Solzhenitsyn ya había perdido el apoyo de muchos disidentes en Rusia por no haberse arrodillado ante el altar de las democracias occidentales de dos partidos que, según él, no era la panacea para los problemas del totalitarismo. Su pesimismo era considerado en ocasiones de naturaleza autoritaria, un malentendido agravado por unas ideas confusas, o al menos confusamente expresadas, en uno de sus ensayos de Desde debajo de los escombros. Sin embargo, sus puntos de vista estaban muy lejos de ser antidemocráticos, como su entusiasmo por el sistema político de Suiza indicaba. Solzhenitsyn manifestó al doctor Fred Luchsinger, editor en jefe de Nue Zürcher Zeitung, un periódico de Zurich, que admiraba la democracia suiza porque estaba organizada en pequeñas unidades locales, como el pueblo y el cantón. A diferencia de las democracias centralizadas de otros países occidentales, Suiza ponía el énfasis en la autodeterminación local y la participación activa de toda la población. Le recordaba, dijo a Luchsinger, al sistema político de Nogorov en la Edad Media. En otra ocasión le dijo a su editor suizo, Otto Walter, que estaba muy impresionado por el tratamiento que había recibido Aleksandr Herzen cuando solicitó asilo político en Ginebra durante el siglo XIX. Las autoridades de Ginebra habían preguntado al gobierno federal de Berna si había alguna objeción a la solicitud de asilo de Henze, y el gobierno contestó que era Ginebra quien debía decidir si se lo concedía.

«Ésa es una verdadera democracia desde la base», exclamó Sozhenitsyn, «cuando una ciudad puede decidir cuestiones de política nacional por sí misma» .

Solzhenitsyn repitió su alabanza del sistema político suizo en una entrevista que concedió a una televisión estadounidense en juniode 1974:

La democracia suiza tiene algunas cualidades asombrosas. En primer ­lugar, es completamente silenciosa y trabaja de forma inaudible. En segundo lugar está su estabilidad... En tercer lugar, es una pirámide invertida, es decir, hay más poder a nivel local que en los cantones y más poder en los cantones que en el gobierno. Además, la democracia es responsabilidad de todo el mundo. Cada individuo prefiere moderar sus exigencias que perjudicar a la estructura global. Los suizos tienen tal sentido de la responsabilidad que hay pocos intentos de grupos por hacerse con algo para sí mismos y apartar a codazos a los demás. Lógicamente, una democracia como esa sólo puede admirarse.

A ojos del escritor, el sistema suizo representaba su apasionada ­creencia en la auto-limitación encarnada a nivel nacional. Era la prueba de que los principios por los que él regía su vida podían ser utilizados a nivel práctico por la sociedad además de por el individuo. Una vez más se dan similitudes entre los puntos de vista de Solzhenitsyn y los de E. F. Schumacher, que había subtitulado su ­libro Lo pequeño es bello como «un estudio de la economía como si la gente importara». Solzhenitsyn creía que en el sistema político suizo la política se ejercía como si la gente importara.

SOLZHIENITSYN. UN ALMA EN EL EXILIO. Joshef Pearce pp.285-286


Sin embargo, y como el título sugiere, Reconstruyendo Rusia, algo más que el producto de una voz quejumbrosa clamando en el desierto, o una advertencia profética de lo que esperaba a una generación inconsciente. Por encima de todo era una visión positiva de una nueva Rusia, reestructurada según principios firmes y razo­nables y fundada sobre valores sostenibles v tradicionales. Daba la bienvenida al resurgimiento de los nacionalismos en las varias partes que constituían la Unión Soviética y esperaba ver pronto la disolución definitiva del imperio soviético y el resurgimiento de naciones independientes en su lugar. «Cada persona, incluso la más insignificante, representa una faceta única de los designios de Dios». Para reforzar el punto, Solzhenitsyn citaba al filósofo religioso Vladimir Solovyev que, parafraseando el mandamiento cristiano, escribió «Debes amar a todas las personas como amas a los tuyo»

Solzhenitsyn también creía que el espíritu de descentralización ­debía ir más allá de los derechos de las pequeñas naciones a verse libres del yugo del internacionalismo y el imperialismo. Debía extenderse a los derechos de las pequeñas comunidades, e incluso de las familias, a verse libres del yugo de la planificación estatal central. «La clave para la viabilidad del país y para la vitalidad de su cultura reside en la liberación de las provincias de la presión de las capitales», escribió. Las provincias debían «alcanzar una libertad completa en términos económicos y culturales, junto a un firme autogo­bierno local». La necesidad de ampliar paciente e insistentemente ­los derechos de las comunidades locales sería una parte fundamental ­de la reestructuración gradual de todo el organismo estatal. La democracia auténtica sólo podía existir a través de un gobierno fuerte y revitalizado:

Todos los defectos previamente mencionados apenas se manifestarían en democracias desarrolladas en zonas reducidas, como ciudades me­dianas, pequeños asentamientos, grupos de pueblos, o lugares que lle­garan a alcanzar el tamaño de un condado. Sólo en lugares de ese ta­maño podrían confiar los votantes en su elección de candidatos, ya que estarían al tanto de su efectividad en asuntos prácticos y de sus cuali­dades morales. A ese nivel, las falsas reputaciones no se mantendrían en pie y la retórica vacía no le serviría de nada a un candidato, al igual que el patrocinio del partido.

Éstas son precisamente las dimensiones dentro de las que la nueva democracia rusa puede empezar a crecer, obtener fuerza y adquirir conciencia de sí misma. También representa un nivel que sin duda echará raíces porque supondrá la implicación vital de cada localidad...

Sin un autogobierno adecuadamente constituido no puede haber estabilidad ni prosperidad, y el mismo concepto de libertad civil pierde todo significado.

La influencia que ejercieron sobre Solzhenitsyn los años que vi­vió en Zurich y su admiración por el sistema político suizo es evi­dente, aunque, por supuesto, también conocía sistemas similares existentes en la Rusia medieval con los que estaba entusiasmado. Fuera cual fuese la motivación que había tras su defensa de la descentralización y la subsidiariedad en la vida política, Solzhenitsyn había puesto al descubierto la mentira sobre sus creencias antide­mocráticas, aunque eso no impediría que las acusaciones siguieran cayendo sobre él, especialmente por parte de aquellos que no po­dían ver más allá de las inútiles oscilaciones entre las democracias de partidos de Occidente.


SOLZHIENITSYN. UN ALMA EN EL EXILIO. Joshef Pearce pp.344-345

lunes, 1 de septiembre de 2008

FUTURO IMPERFECTO 1:¿FUTURO PARADISÍACO?

El hombre occidental tenía hasta hace bien poco tiempo dos religiones: lo que podríamos denominar una religión más o menos tradicional y la religión de la nación; desaparecida en buena parte la primera, que no suele caracterizarse en el ámbito cristiano más que por una adscripción ritual con ocasión del bautismo,comunión, cada vez menos en boda y alguna otra ocasión excepcional; la religión de la nación por el contrario mantiene un vigor bastante notable sobre todo en países como España o Bélgica en donde a la moribundia de los viejos estados nacionales ha seguido un efervescente rebrote de micro-nacionalismos con pretensiones de fiera independencia.

No sería cuestión aquí de examinar los mitos fundadores del micro-nacionalismo moderno: raza, lengua, oprobios sin cuento o trayectorias históricas gloriosas o fantásticas, según el énfasis más o menos delirante del intérprete nacionalista de turno. Épocas de preponderancia de lo cuantitativo y de lo económico, se hecha mano hoy día de argumentos comerciales, fiscales, balanzas, cuentas de resultados, inversiones públicas y un sin fin de cosas propias de la economía de libre mercado y la democracia; modernas divinidades que exigen adoración sin réplica, pero donde lo que realmente existe es un mercado mucho menos libre de lo postulado y una partitocracia que apenas deja unos residuos de participación auténticamente democrática.

El individualismo moderno se extiende no solo a las personas físicas con su lema: “no hay que meterse en la vida de los demás”; sino también a regiones, autonomías, ciudades semisoberanas o distritos étnico-tribales, que de todo hay en la viña del Señor. En estas últimas, pasto privilegiado del actual micro-nacionalismo, se escuchan hasta la saciedad los argumentos del individualismo económico: ni un céntimo en impuestos que no revierta en la micro-nación, no consumir productos del enemigo, acabemos de una vez con la compensación de cargas sociales de países extraños y aumentemos nuestras pensiones subsidios, atraigamos el capital extranjero con menores impuestos y otra larga serie de etcéteras. El asunto no es nada raro se trata de la guerra comercial, el comercio siempre fue una guerra con ganadores y perdedores, guerra que no siempre se realizó con el código de comercio en la mano, sino que en –demasiadas- ocasiones se utilizó el máuser y las cañoneras.

El micro-nacionalismo postula en definitiva ventajas inmediatas sin cuento, que no duda en exponer en contiendas electorales, con éxitos más o menos apreciables. El lema de nuestro tiempo es: siempre más, o también bueno, bonito y barato. Claro que este lema no lo siguen solo los micro-nacionalismos, también las naciones de más vieja alcurnia se mueven al conjuro de siempre más y mejor. Incluso en regiones poco proclives a nacionalismos de ninguna especie, como es el caso de Castilla, no hay más que escuchar el discurso del partido turnante
del poder, para escuchar la misma salmodia.

La mejora y el progreso material indefinido es condición sine qua non para cualquiera que pretenda ser escuchado en la actual organización o mejor dicho tinglado social. Hoy empieza a haber claras evidencias de que eso sencillamente no puede ser, así sin más. Naturalmente que se trata de ocultar tales evidencias a todos los niveles, así por ejemplo la economía académica bautiza los brutales problemas actuales con el término apaciguador de externalidades, supone que con una estrategia más o menos astuta de medidas fiscales podrá seguir eternamente el juego feliz –para algunos- de la economía de libre mercado, A nivel popular la cosa es mucho más burda, aquí la selección natural favorece a las fuerzas de la negación psicológica. El individuo se beneficia como tal a partir de su habilidad para negar la verdad incluso cuando la sociedad en su conjunto, de la que forma parte, sufre.

La situación del mundo actual en lo que se refiere a su futuro , recuerda la de aquellos judío deportados trasladados en vagones de ganado hacia lugares de exterminio durante la segunda guerra mundial; sencillamente a pesar de los rumores acerca de su destino estaban ampliamente difundidos, no creían que tal suerte fuera con ellos e incluso amenazaban a los que daban la alarma anunciando que los conducían a la muerte. La novela recientemente traducida al castellano de Vasili Grossman “Vida y destino” nos ha dejado descripciones inolvidables de aquellos sucesos. ¿Escribirán los novelistas del futuro algo similar de los hombres del siglo XXI ?

Un interesante libro de Guillaume Corvus titulado La convergence des catastrophes, DIE (Difusión Internacional Edition), Paris 2004, investiga con profusión de datos la naturaleza de las siete catástrofes que confluyen en el mundo en este momento y aventura un pronóstico a corto plazo para la humanidad de carácter poco optimista que simplifica en tres escenarios progresivamente más duros. Siendo imposible verter en soporte informático todo el libro, se da aquí una versión en castellano –no demasiado perfecta- de la conclusión del libro (Pp191-218), que debido a su propia imperfección no merece el nombre de traducción y que acaso por eso merezca la benevolencia de la editorial y quede libre de las amenazas y prohibiciones que figuran en el libro susodicho, puesto que el fin no es más que suscitar debate y acaso redunde en beneficio del autor si los lectores decidieran comprar el libro para consultar en profundidad el arsenal de datos en que justifica las conclusiones finales.

En base a estas consideraciones parece llegado el momento de plantearse la cuestión de conservar el acervo cultural del pasado, porque tal vez sea cuestión de echar mano de él dentro de no mucho tiempo. Así aún cuando la luz se suministre por la red eléctrica es conveniente disponer de velas por si acaso hay apagón; tenemos ahora a la vista la probabilidad de un importante apagón económico, cultural y civilizatorio de una magnitud jamás conocida antes. Muy probablemente el texto expuesto a continuación será considerado por muchos de un alarmismo desagradable y exagerado que no merece ser tenido en cuenta, y que hará volver a los más al la ilusión de un progreso infinito y deparador de comodidades sin cuento lejos de toda visión de aguafiestas inoportunos. Unos pocos precavidos quizá tomen en consideración las advertencias y comiencen a preparar las velas para el apagón, por si las moscas. Las velas en este caso consistirán en conservar el conocimiento de las antiguos y modernos métodos de cultivo natural, los saberes de la medicina natural, las artesanías populares de los tejidos, la construcción, la preparación de alimentos, energías alternativas blandas, y un sin fin de cosas que la vida urbana, la especialización infinita y la proliferación de redes cada vez más delicadas y frágiles han arrinconado a un olvido cada vez mayor.

Así queda para los pocos precavidos que haya la tarea urgente de velar, en tanto pueblo abandonado o semi-abandonado de la postergada Castilla, por la reconstrucción de los sistemas de riego, conservación de aperos, recordatorio de las lindes, preparación de semilleros, restauración de casas, reconstrucción de telares, afeitado a navaja al antiguo modo y otra serie de cuestiones que van mucho más allá de la industria de casas rurales para fines de semanas de ciudadanos pijos que quieren oxigenar un poco los pulmones; industria por otra parte – no lo olvidemos- cuya suerte está ligada a la previsible crisis gigantesca de la moderna civilización urbana.