miércoles, 16 de julio de 2008

¡Mañana,el decrecimiento! .Alain de Benoist (Algunas notas sobre el problema energético)

Algunas notas sobre el problema energético

Demain, la décroissance!. Penser l´écologie jusqu’au bout
Alain de Benoist
Éditions Edite. Paris 2007
(pp. 20-28)

Los últimos campos de petróleo gigantes han sido descubiertos en los años sesenta. Los de Arabia Saudita, primer productor mundial, cuya explotación ha comenzado hace sesenta años, deberían comenzar declinar en los años que vienen - tanto más que se inflaron artificialmente sus reservas en los años ochenta, a raíz de la "guerra de las cuotas" que favorecía los países de la OPEP que poseían las reservas más importantes. Desde 1980, se consumen en el mundo cuatro barriles de petróleo por cada barril descubierto, lo que significa que desde un cuarto siglo el nivel de consumo sobrepasa el de las reservas descubiertas. El margen de seguridad, que mide la diferencia entre el consumo y la capacidad de producción de petróleo, es hoy a penas del 1 %. Se puede ciertamente imaginar que nuevos yacimientos gigantes hoy desconocidos se descubrirán, en particular, en el Canadá, o incluso en Rusia, pero muchos especialistas dudan. El mundo entero ha sido explorado ya. Tales perspectivas no hacen de todas maneras más que retroceder vencimiento. Está claro que, cualesquiera que sean las reservas de petróleo disponibles, representan una cantidad finita y que ellas se consumirán completamente un día.

Es necesario saber, por otra parte, que no se extrae el petróleo de una manera continua, a precio constante, de la primera a la última gota. La producción de un campo petrolífero sigue una curva en la cumbre a la cual se encuentra un pico (peak oil), que se llama el "pico de Hubbert" – del nombre del geólogo King Hubbert, que lo calculó el primero -, el cual corresponde aproximadamente al momento en que, habiendo sido extraída la mitad aproximadamente del petróleo disponible, la producción petrolífera comienza a operar con rendimiento decreciente. Más allá de este pico, las cantidades disponibles llegando a ser más raras y la eficacia energética menguante, se asiste una subida regular de los precios.

En 1956, Hubbert predice que el peak oil se alcanzaría en los Estados Unidos hacia 1970.Chocó con la incredulidad general. El pico se alcanzó en 1971: desde esta fecha, la producción de petróleo bruto en Norteamérica no ha dejado de bajar, lo que aumenta la vulnerabilidad de los americanos en materia de suministro energético. Ahora bien, los carburantes quemados en los Estados Unidos, en alza media un 2,3% al año desde 1986, representan ellos solos un 14% del consumo petrolero mundial. Es obviamente la razón por la cual los Estados Unidos se emplean en controlar lo más posible las regiones del mundo (Oriente Próximo, Asia Central) productoras de petróleo y las que constituyen sus principales vías de transporte. De donde las guerras en Irak y Afganistán.

A escala del planeta, el peak oil señala el límite máximo a parir del cual no se puede compensar más la decadencia de la producción de los campos existentes con nuevas explotaciones. Por lo tanto, una subida de la inversión no se traduce ya en una subida correlativa de la producción.

Es el fenómeno de la “depleción” ¿En qué momento se alcanzará el pico de Hubbert para el conjunto de la producción petrolífera mundial? Algunos expertos piensan que eso podría producirse de aquí a una veintena, o incluso una treintena de años. Otros, como los geólogos Jean Laherrére, Alain Perrodon y Merluza Campbell, fundadores de la Asociación para el estudio del pico de petróleo y el gas (ASPO), estiman que el pico se alcanzará a partir de 2010, esto es casi mañana. Los hechos parecen darles razón. Pero en cualquier caso, si la divergencia entre las previsiones de los "optimistas" y las de los "pesimistas" solo es de cerca de 30 años, está claro que la perspectiva es ya inquietante.



El barril de petróleo, que sobrepasó en octubre de 2007 el cabo de los 90 dólares, debería alcanzar el precio de 100 dólares de aquí a poco tiempo. Si las hipótesis pesimistas se confirman, esto no será más que el principio de una elevación. El economista Patrick Artus piensa que en 2015, ¡ el curso del bruto podría alcanzar cerca de 400 dólares por barril! A partir del momento en que el pico de Hubert se haya alcanzado, los costes de extracción y explotación del petróleo no dejarán de aumentar. La demanda seguirá creciendo mientras que la oferta seguirá decreciendo, las consecuencias serán explosivas. El petróleo, se dijo ya, no se utiliza solamente en efecto para los transportes. Entra en la composición de una muchedumbre de productos de los que se sirve cotidianamente: materias plásticas, abono e insecticidas, ordenadores, juegos de construcción, revestimientos de carreteras, asientos de coche, medias de nailon, etc. El encarecimiento de los precios conducirá a concentrar la utilización del petróleo sobre los usos de más fuerte valor añadido, como los sectores de los transportes y de la química. La industria aeronáutica se encontrará alcanzada de frente, lo mismo que la agricultura (la utilización de abono en el mundo pasó de 14 millones de toneladas en 1850 a 141 millones de toneladas en el añoo 2000). El comercio internacional también estará afectado: se dejará de exportar o hacer retirar al otro extremo del mundo los productos que pueden ser consumidos in situ. No será ya cuestión que peces pescados en Escandinavia vayan a Marruecos para allí ser vaciados, que se consuman en Europa frutas transportadas por avión a partir de Chile o de Sudáfrica, etc ciertos productos, que se beneficiaban hasta ahora del bajo nivel de las tarifas de transporte, volverán a ser de productos de lujo. Las deslocalizaciones perderán una parte su de interés. Las grandes ciudades, que han sido concebidas a partir del transporte automóvil, se encontrarán ellas mismas transformadas (9).

Las consecuencias para el sistema financiero mundial serán obviamente enormes. En la hora actual, los Estados Unidos sacan un provecho considerable del sistema de los petrodólares. Todos los países que desean importar petróleo deben pedir prestados dólares para pagarlo, sosteniendo así de manera artificial esta divisa, que es la vez una moneda nacional y una unidad de cuenta internacional. En la práctica, eso significa que los Estados Unidos pueden así permitirse un déficit comercial considerable sin consecuencias inmediatas. Si este sistema se detiene, serán los primeros en sufrirlo.

Antes incluso que las reservas se agoten completamente, la subida del precio del petróleo puede pesar de manera drástica sobre su explotación. Para extraer petróleo, el carbón o arenas bituminosas, se necesita en efecto energía, y aún de petróleo. En otros términos puede llegar un momento en que la extracción misma no sea ya rentable, y esto cualquiera que sea el precio del mercado. ¡Si es necesario quemar un barril para extraer uno, no se hará, incluso si el precio del barril es de 10.000 dólares! Es lo que los economistas clásicos no llegan comprender.

La esperanza de muchos es obviamente poder recurrir a energías de sustitución. Existe teóricamente un número bastante grande, pero las posibilidades que ofrecen son aún limitadas. Los petróleos no convencionales, como los aceites pesados de Venezuela y las arenas bituminosas del Canadá, exigen para ser extraidos casi tanta energía como permiten recuperar. El gas natural puede servir para mejorar la extracción del petróleo o fabricar gasolina de síntesis, pero aún, gastando mucha energía. Además que sus reservas no son tampoco inagotables, de su baja densidad lo vuelve difícil de transportar (su transporte vuelve de 4 a 5 veces más costoso que el del petróleo), y las instalaciones para enfriarlo y regasificarlo son costosas. Las reservas de carbón son más importantes, pero es una energía muy contaminante y que contribuye doblemente al efecto invernadero, puesto que su extracción causa emisiones de metano (que posee un efecto invernadero 23 veces más potente que el CO2), mientras que su combustión libera gas carbónico en gran cantidad (1,09 tonelada de carbono por tonelada equivalente petróleo de carbón). El problema esencial de la energía nuclear reside, como es sabido, en el almacenamiento de los residuos radioactivos con duración de vida larga (y en una catástrofe siempre posible). Esta energía por otro lado no sustituye al complejo petroquímico y a los productos de consumo corriente que se derivan de ella. El hidrogeno es un vector de energía, pero no una fuente de energía, y su producción comercial cuesta de 2 a 5 veces más costoso que los hidrocarburos utilizados para fabricarlo. Además, el precio de su almacenamiento es 100 veces más elevado que el de los productos petrolíferos, y cada vez que se produce una tonelada de hidrógeno, se producen también 10 toneladas de CO2.

Las energías renovables están, ellas, suministradas por el viento, el agua, los vegetales y el sol. Por el momento, solo representan un 5,2% de toda la energía consumida en el mundo. Aunque sean a priori más prometedoras, sería ilusorio esperar demasiado.

Los vegetales tienen una muy baja capacidad energética. La madera- energía (valorización de los subproductos de la cadena de la madera) implica una deforestación intensa. Los biocarburantes elaborados a partir de la remolacha, la colza o de la caña de azúcar, como el etanol, tienen un rendimiento bastante escaso. La energía solar, recogida por las células fotovoltaicas, tiene ella también un rendimiento limitado. El solar térmico solo es aún objeto de una explotación confidencial. La energía hidráulica es más competitiva, pero exige inversiones muy pesadas. La energía eólica es muy barata, pero solo funciona de un 20 a 40% del tiempo, habida cuenta de la variación de los vientos. Otros métodos, como el biogás, la talaso-energía, la energía de las corrientes submarinas, etc. tienen sus propios límites.

Quedan técnicas de las que se habla a veces, como la fusión nuclear, la "fusión fría", el secuestro del carbono o las centrales solares espaciales, pero la mayoría de entre ellas solo están hoy en estado de proyecto y casi todas requieren un consumo excesivo de energía que vuelve su balance neto previsible dudoso. La mayoría de las energías alternativas solo presentan por otra parte interés a causa de la existencia de un petróleo barato. Es necesaria por ejemplo mucha energía para extraer el carbón y transportar el mineral. Para fabricar electricidad, es necesario aún la energía, hoy proporcionada por el petróleo, el gas o el carbón. De la misma manera, los biocarburantes necesitan abono y pesticidas, que estuvieron en el origen de "revolución verde" y exigen pues petróleo para tener un rendimiento suficiente."

Aún, se puede por supuesto imaginar que se descubrirán nuevas formas de energía en el futuro. En abstracto es siempre posible - pero por el momento, hacer tal apuesta no es más que un acto de fe. La verdad es que, en el estado actual de las cosas, ni las energías renovables, ni nuclear clásico, ni las otras energías de sustitución conocidas de los investigadores pueden sustituir al petróleo con la misma eficacia energética y los costos tan reducidos.

El agotamiento programado de las energías fósiles ha dado ya lugar a guerras por el petróleo. Se puede también esperar, en las décadas que vienen, guerras del agua. Entre 1950 y 2000, el consumo de agua en el mundo en efecto se ha más que triplicado. Ella misma se ha multiplicado por seis durante los ocho últimos años. El hombre consume hoy cerca del 55% de los caudales disponibles fuera de las crecidas, y un 65% de estas extracciones están vinculados a las necesidades de riego de la agricultura. Ahora bien, ahí también, la demanda no cesa de crecer, aunque no sea más que por causa del crecimiento demográfico y la contaminación de las capas freáticas. El agua está llamada pues a volverse ella misma un producto raro. Conflictos larvados por este tema existen ya entre Turquía y los países vecinos, entre Israel y Palestina, entre la India, Pakistán y Bangla Desh, entre Egipto, Etiopía y Sudán, etc.

Según Peter Barrett, director del Centro de investigación para la Antártida de la Universidad de Victoria (Nueva Zelanda), "la continuación de la dinámica de crecimiento actual nos pone cara la perspectiva de una desaparición de la civilización tal como la conocemos, no en millones de años, ni incluso en milenios, sino de aquí al final este siglo. (12)

(12) Australian Associated Press, 18 noviembre 2004

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