Por eso, en las corrientes más representativas de
Oriente, la Expiación se expresará más en términos físico-ontológicos que en
términos ético-jurídicos. El objetivo
aquí no es la "redención", ni siquiera la "salvación" (en
el sentido "salvífico" o individual), sino la apocatástasis, la
restauración y curación universal. La
encarnación y la teosis son complementarias, lo que nos hace ver en la justicia
original, no el privilegio libre, sino la raíz del ser que responde a la
voluntad de Dios que se encuentra en el hombre.
Es por este propósito divino que el hombre en su esencia está estampado
con la efigie divina.
(P. Evdomikov, La femme et la salvation du monde)
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