EL MISTERIO DE LAS
DOS NATURALEZAS
James CUTSINGER
Conaissance des Religions. Numero Hors Serie 1999
Profesor de
teología y de pensamiento religioso en la Universidad de Carolina del Sur. En particular
es autor de: Advice to the serious
seecker. Meditations on the teaching
of Frithjof Schoun y de The Form of
Transformed Vision: Colerigde and the Knowlegdge of God .
"Lo que vamos a
decir parece a algunos diferente de las Escrituras de Nuestro Señor. Pero que
sepan que estas cosas viven y están inspirados por las propias Escrituras;
todos su fundamento viene de estas Escrituras, pero sólo retienen el espíritu
de las Escrituras y no la letra".
San Clemente de Alejandría
Desde el primer instante fue evidente que estaba en
presencia de algo extraordinario. Como profesor de religión ya estaba en pasablemente
leído y profundizado e incluso me había fijado como meta asimilar muchas de las
más grandes obras de filosóficas y teológicas. Pero nada me había preparado
para mi primer encuentro con un libro de Frithjof Schuon. Tengo un vivo recuerdo
haber leído la primera página que releí en tres ocasiones antes de continuar.
Las palabras en sí mismas no eran ciertamente difíciles ni la sintaxis
compleja. En comparación con las obras de muchos filósofos modernos, los libros
de Schuon son conocidos por su estilo simple y a menudo poético.
Sin embargo, no sé por qué, me sentí incapaz de continuar
como de costumbre. Antes era como una especie de carrera a lo largo de la playa
antes de sumergirse en el océano. Encontré allí una nueva forma de facilitar mi
movimiento, pero eso requería una un compromiso muy diferente. Así que no
habría más que correr pero tendría que nadar.
Esta primera impresión del carácter diferente de la obra de
Schoun – esta impresión de que su mensaje era de una intensidad y de una
profundidad sin parangón con ninguna otra- se ha confirmado muchas veces
después de entonces a lo largo del estudio de sus libros así como con ocasión de
los muchos contactos personales que he tenido el privilegio de tener con hombre incluso en la última década de su vida. Es
difícil para mí saber exactamente qué decir al respecto o cómo puedo traducir
el significado de estos encuentros. Otros han hablado de Schuon en los términos
más exaltados, comparándolo con figuras como Shankaracharya y el Maestro
Eckhart; dijeron que él era un parangón entre las autoridades religiosas, tal
vez el Qutb o centro espiritual de
nuestro tiempo, cuyo trabajo tenía una importancia cíclica o eliática – un jivan-mukta, bendecido por la visión del intelecto cósmico incluso.
Es incluso posible que encontremos similares afirmaciones en las páginas de esta
revista. Aunque no veo ninguna razón para ignorar tales juicios y que tengo
muchas buenas razones para suponer que son ciertas, yo, por mi parte, prefiero
ser más reservado. Me parece que los libros de Schuon no necesitan ningún
elogio o promoción particular y que hablen por sí mismos; yo los recomiendo
encarecidamente a la atención de cualquier investigador serio. En cuanto al
contacto personal que tuvimos, simplemente diré que Frithjof Schuon es el
hombre más grande que he conocido y que estoy profundamente agradecido por su
amistad.
¿Qué es lo más importante que me ha enseñado Schuon? Esa es
la pregunta que me hice cuando escribí este artículo. Desde el momento en que la
puse, me sorprende la importancia del papel de su perspectiva en prácticamente
todo lo que creo y pienso. Se ha dicho que la ambición de Schuon no sólo era enunciar
una doctrina y un método, sino también dar forma a una civilización, y tratar
de penetrar en esta civilización tanto como sea posible hacerlo, ahora me doy
cuenta que es casi imposible para mí recordar mis primeras impresiones o clasificar mis muchos descubrimientos. Puedo
sin embargo, para decir esto: desde el punto de vista doctrinal muy pocos
puntos han demostrado ser más decisivos y beneficiosos que las enseñanzas de Schuon
sobre el Cristo y esto es lo que me gustaría enfatizar aquí.
Yo mismo soy cristiano, miembro de la Iglesia Ortodoxa y, como
profesor de teología en una importante universidad americana del sur, enseño
sobre todo a estudiantes cristianos. Debido a mis publicaciones, incluyendo un
libro reciente sobre Schuon, es obviamente natural que otros cristianos se den
cuenta a veces de mi simpatía por esta perspectiva y cuando sucede es
comprensible que muchos de ellos sean sorprendidos y en ciertos casos
consternados –especialmente los que aprenden que Schoun no era cristiano sino
maestro sufí, Shaykh ¿Isa Nûr ed-Din Ahmed. Se preguntan lo que yo puedo pensar.
¿Cómo puedo reconciliar mi lealtad a Cristo y mi fidelidad a Su Iglesia
asumiendo que otras religiones también son verdaderas y recurriendo a un infiel
como consejero espiritual Yo comprendo debatir aquí esta segunda parte de la cuestión si no es para
decir que habiendo pedido una vez a una alta autoridad jerárquica de la Iglesia
Ortodoxa, su opinión sobre mi amistad con Schuon, me respondió refiriéndome a
un pasaje historias de un peregrino ruso que autoriza al cristiano, en ausencia
de un verdadero starets, buscando consejo "incluso de un Sarraceno". También
debería añadir esto: en mi primera reunión con el Shaykh, casi sus primeras
palabras fueron esta advertencia "el Cristo es tu maestro". ¿Qué hay
de la cuestión más importante de las otras formas espirituales? ¿Cómo puede un
cristiano tradicional con buena conciencia acepta la idea de que hay una
"Unidad Trascendental de la religiones" (1)?
Lo primero que debe destacarse en la respuesta de Schuon a
estas preguntas es que no implica ninguna reducción de nuestras convicciones
sobre la estatura de Cristo. Al contrario que algunos teólogos modernistas,
que, con el fin de promover la armonía entre las religiones, están listas para
tirar la Encarnación por la borda y poner a Jesús en una categoría puramente
humana e histórica, Schuon defiende ferozmente la doctrina tradicional.
"La idea principal del cristianismo", dice enfáticamente, pidiendo
prestada como lo hace tan a menudo la conocida fórmula patrística - "es
que "Dios se convierte en hombre para que el hombre se convierta en
Dios"(2) porque "todo el cristianismo sostiene en estas palabras:
Cristo es Dios"(3). Como sus lectores lo saben bien, el Shaykh condena
totalmente a aquellos que cuestionaran esa doctrina o cualquier otra doctrina tradicional
(1) - Me refiero al título de una de las primeras obras de
Schuon,quizás la más conocido, de la Unidad
Trascendente de las Religiones, Ed. Gallimard, 1948.
(2) - Schuon, L'ésotérisme
comme principe et comme voie, Ed. Dervy, 1978,p. 37 - "En el
cristianismo, la fórmula patrística de la reciprocidad salvadora es una joya de
valor incalculable: "Dios se convirtió en hombre para que el hombre se
convierta en Dios"; es la revelación de fuerza mayor, al mismo título que
la escritura; lo cual puede sorprender, pero es una posibilidad "paracletica"
(Resumé de métaphysique intégrale,
Ed. Le Courrier du Libro, Albin Michel, 1985, p. 74.
(3) – Schuon Sentiers
de gnose .Ed la Colomhe 1957 p 135. Por otra parte escribió “un
Cristianismo negando la divinidad de Cristo niega su propia razón de ser”( De la unidad trascendente de las Religiones,
Ed Gallimard, 1948,p. 109)
como si de alguna manera se hubieran vuelto caducas en
virtud de un materialismo actualmente de moda e irreflexivo, y que han decidido
por consiguiente purgar los Evangelios de lo Sobrenatural. "Los descubrimientos
científicos no prueban nada contra las posiciones tradicionales de la
religión"(4) escribe y muchas páginas de sus escritos se dedican a la
crítica de las pretensiones del cientifismo y el historicismo moderno y a la culpa de
aquellos que se creen obligados a amputar
sus religiones con el pretexto de adaptarlas.
A propósito de una sugerencia más reciente y algo más
matizada, a saber que podríamos, como buenos críticos de la Biblia, admitir sin
embargo que Cristo era una especie de curandero chamánico, pero por supuesto
siempre sin que él sea Dios - Schuon da esta respuesta significativa: "Los
milagros de Cristo no son "poderes" (siddhis) que puede o no puede
ser ejercida, sino manifestaciones divinas, por lo tanto, hechos que escapan a
cualquier evaluación psicológica, y Cristo no es un hombre que se ha vuelto
sabio, sino la sabiduría hecha hombre" (5) - No pretendo defender aquí
estas afirmaciones contra las objeciones de los desmitificadores. Intenté hacerlo
en otro lugar y en cualquier caso no tienen
más que mirar obras como Lógica y
Trascendencia o el excelente capítulo "Ortodoxia" e
intelectualidad" en Les Stations de
la Sagesse, para descubrir por qué la integridad académica no requiere de
ninguna manera un sacrificio de la fe tradicional. Pero, en este caso, mis
interlocutores son mis compañeros ortodoxos y otros cristianos tradicionales, y
mi objetivo es poner en evidencia la medida en que las enseñanzas cristológicas
de Schuon son totalmente tradicionales.
No lo son por casualidad o inadvertencia. Como para toda religión
sobre la que escribe, especialmente para el Islam, el Shaykh se encargó de
profundizar en el estudio del cristianismo. Él conoce sus escritos, sus
liturgias, su arte, sus principales autoridades, la vida de sus santos, sus
diferencias de confesión y sus fórmulas conciliares. Y cuando se trata de la
enseñanza cristiana sobre Cristo, siempre escribió con pleno conocimiento de la
Iglesia primitiva y sus controversias históricas. Está bien informado, por
ejemplo, sobre anatemas que se lanzaron unos a otros los Diofísitas, Monofisitas,
Aftartodocetos, Ftartolatras, Agnoetes, Akistetes y Ktistolatras, a punto de
saber si Cristo es de sustancia incorruptible, o si, por el contrario, es como
otros cuerpos, o si tiene una parte de la ignorancia humana en el alma de
Cristo, o si el cuerpo
(4) Miradas sobre los mundos
antiguos Ed, Nataraj, 1997,p. 44
(5) Senderos de la Gnosis
p.70
de Cristo es increado y al mismo tiempo es visible, si es
creado y así sucesivamente. Es capaz, como los Padres antes que él, de
encontrar el equilibrio esencial entre estas rivalidades extremas. Schuon entendió, en otras palabras, que Cristo,
"la forma viviente de Dios, debía mostrar así en su humanidad
prerrogativas sobrenaturales que sería vano enumerar, pero que, siendo
indiscutiblemente hombre, debía tener ciertas limitaciones, como lo demuestra el
incidente de la higuera cuya esterilidad no pudo discernir a la
distancia"(6). Examinaremos a continuación algunas particularidades. En lo
inmediato mi intención al citar este pasaje es mostrar que la Cristología de
Schuon no está de ninguna manera mal informado sobre las fuentes cristianas clásicas.
Al contrario, tiene un perfecto conocimiento de lo que ha llamado, en uno de
sus muy importantes capítulos, "El Misterio de la dos naturalezas"(7)
y nunca deja de demostrar las múltiples implicaciones.
Es precisamente aquí donde surge un dilema. Si Schuon cree realmente
que Cristo es Dios, ¿por qué no fue él mismo cristiano y cómo podría al mismo
tiempo apoyar la "equivalencia espiritual de las grandes
revelaciones"(8)? Esto parece ser para muchos una gran contradicción. Si
Cristo es tanto el verdadero Dios como verdadero hombre - si es cierto, según el
Credo primitivo que Jesús de Nazaret fue la encarnación del único Hijo de Dios,
el eterno Hijo de Dios – es entonces es seguramente imposible para el cristiano
perdonar a las religiones que ignoran o excluyen su divinidad. ¿No es evidente
que deberían ser descartadas como falsos? O, alternativamente, si estas otras
religiones son verdaderas, ¿no deberíamos, al contrario rechazar el Credo
Primitivo? ¿No deberíamos admitir, aunque sea a regañadientes, que la doctrina
de las dos naturalezas era de alguna manera un piadoso exceso, un lujo
especulativo determinado por categorías filosóficas de la lejana antigüedad, ahora anticuada y en
cualquier caso contradictoria con la vida del Jesús histórico?
La primera de estas posibilidades - el repudio de los demás religiones
- por supuesto, siempre ha sido comúnmente aceptada en
(6) - Schuon, Formes et substances dans les Religions, Ed.
Dervy, 1975, p. 186.
(7) - Formas y sustancias en las religiones, p. 133-141. Es
importante añadir que el conocimiento del Shayhkh sobre el cristianismo no ha
sido puramente libresco. Su propio hermano era un monje trapense y tenía muchos
otros contactos incluidos aquí con el Archimandrita Ortodoxo Sonhronv, importante
discípulo de San Silvano el Atonita.
(8) Schoun Prspectivas espirituales y hechos humanos. Ed
Maissonneuve-Larose 1989 p. 155
los cristianos tradicionales, en dos formas principales.
Algunos dirán que los no cristianos están necesariamente condenados, que no
puede haber salvación fuera de una fe activa, consciente y explícita en
Jesucristo y sin participación en su cuerpo visible, la Iglesia; otros, por
otro lado, admiten que los no cristianos pueden en algunos casos ser salvados,
pero a pesar de la religión que practican y gracias a la misericordia de un
Dios que cierra sus ojos sobre su ignorancia en esta vida permitiéndoles someterse
a la autoridad de Cristo después de la muerte. En cuanto a la otra posibilidad
- el rechazo del credo primitivo - que es como sabemos la aproximación moderna
más típica, la cual presume que la fe en la divinidad de Cristo va
necesariamente de la mano con un prejuicio religioso y una intolerancia
exclusiva. En una reciente conversación con un miembro importante de un muy
controvertido "Seminario de Jesús", se me ha dicho que si la
generación anterior de eruditos se engañó sin duda imponiendo aclaraciones de
alcance mundial sobre los textos del Nuevo Testamento, estaba sin embargo
justificado rechazar la reivindicación de la divinidad de Cristo. Esto en razón,
en particular, a varios motivos textuales e históricos, pretendía él, pero
admitió que su principal preocupación
era evitar ofender a los hombres de otras creencias.
¿Son realmente las únicas opciones? ¿Estamos obligados a
elegir por una parte entre la posición de dogmatismo exclusivo, "insostenible
y peligroso en un universo donde todo se encuentra y se interpenetra", y
por otra parte "un ecumenismo ciego y disolvente" (9) que olvida que
las religiones y su desarrollo ortodoxo son herencias inalienables e
irremplazables a los que no se puede añadir nada esencial el postre y no se puede
quitar nada esencial "10"? Schuon, por supuesto, piensa que no y una
gran parte de su trabajo está diseñado para mostrar la salida de este dilema.
Para él, la solución está en un ecumenismo esotérico - el
ecumenismo basado en una ciencia sagrada de los símbolos destinados a revelar
el significado interior de las doctrinas y ritos religiosos tradicionales.
"Cuando quieres escapar a la estrechez del dogmatismo " escribe el Shaykh,
"es importante hacerlo "desde arriba" y no "desde
abajo": se trasciende la forma dogmática profundizándola y contemplando su
contenido universal, y no negándolo en nombre de un "ideal" pretencioso
e iconoclasta de "verdad
pura"(11). Un diálogo
(9) - Schuon, Logique et trascendance, Ed. Traditionnelles,
1972, p. 11.
(10) Schoun. Capítulo “No activity without truth”, The
Sword of Gnosis,Ed Jacob Needleman, London: Routlegde and Kegan Paul.1986
p.34-35
(11) Schuon Las Estaciones de la Sabiduría. Ed
Maisonneuve-Larose 1992, p 18
legítimo y espiritualmente provechosa entre las religiones,
es el que reconoce, por paradójico que parezca, que las tradiciones están muy
cercanas y muy similares entre ellas en su centro, pero no en su circunferencia;
siempre debe tener como punto de partida los dogmas y los símbolos que son más
distintivos o característicos de una religión determinada. En lugar de un
abandono apologético y medio vergonzoso debe caracterizarse por un serio apego
y comprensivo a las enseñanzas más esenciales y originales de cada tradición
porque "lo que, en cada religión, proporciona la clave para la esoterismo
total o no dualista no es un concepto secreto de carácter heterogéneo, es por
el contrario la idea-fuerza misma de la religión" (12). En el caso del
cristianismo, por supuesto, ninguna enseñanza es más central o dominante que la
Encarnación, y es la razón por la que Schuon siempre escribió sobre la fe
cristiana en función de esta doctrina, entendida en sus propios términos
tradicionales, se trate de una cuestión histórica o confesional, o una cuestión
relacionada con la metafísica y gnοsis (3). Pero, ¿qué es lo que dice exactamente
esta doctrina'?
* *
*
El cristiano cree que Dios se hizo hombre en Jesucristo. Sin
embargo, debe entenderse desde el principio que la Encarnación es una cuestión considerablemente
más sutil de lo que sugiere esta formulación extremadamente elíptica - no
importa lo fuerte que pueda haber sido a veces la tentación de la piedad
cristiana, de simplificar, y también la reacción de los críticos modernos, a
esta simplificación, con un constante desprecio por la doctrina misma. Dios se
hizo hombre, es verdad. Pero como los Padres de la Iglesia primitiva han
contribuido a clarificarlo, este no es un aspecto cualquiera de Dios, o Dios
como tal, que se ha encarnado en Jesús; no fue ya no un hombre en particular
sino el hombre como tal en el que se ha convertido; y convirtiéndose en hombre
nunca dejó de ser Dios.
(12) - Esoterismo, p. 25.
(13) - Dado que "el cristianismo se basa en la idea -
y la realidad - de la Manifestación Divina" (Lógica y Trascendencia, p. 110) y que "para el cristiano el
argumento de la fuerza mayor es la divinidad de Cristo y, en función de ella,
el hecho de que hay un intermediario entre Dios y el hombre, en la forma de
Dios hecho hombre" (Senderos de la
Gnosis, p. 12). Resulta que debe haber una gnosis cristiana, es necesario
que “se apoye a priori necesariamente
en los misterios de la Encarnación y la Redención, por tanto sobre el fenómeno
crístico en si (El Esoterismo p.26)
Es crucial no perder de vista estas tres importantes
distinciones. Expongámoslas de nuevo en el lenguaje clásico de los concilios ecuménicos.
La tradición nos enseña en primer lugar que es el Hijo o el
Logos, Segunda persona de la Santísima Trinidad, que se encarnó en Jesús, y no
la Primera Persona del Padre. El Padre es la aitia o causa a la vez del Hijo y el Espíritu Santo por filiación o
inspiración. Él es la Unidad, según San Gregorio el Teólogo, "de Ella
fluye y hacia Ella refluye el orden de las personas" (14), y así permanece
siempre - a pesar de la Encarnación- un misterio trascendente e inaccesible. Las
tres personas son realmente homoousios o, consustanciales, todos ellas participando
en la esencia común de la Divinidad. Pero el cristianismo rechaza
explícitamente la idea de su identidad o intercambiabilidad. Suponerlo,
confundir, mezclar o identificar a las personas entre sí es en realidad una
herejía, la herejía del modalismo.
La segunda distinción se refiere a la dimensión humana de Cristo.
De acuerdo con las fuentes tradicionales, la naturaleza humana del Hijo es genérica
y no específica porque no es la particularidad histórica de un hombre
individual, sino la esencia del hombre como tal, que fue asumido por el Verbo hecho carne (Juan, I,14). La
humanidad de Jesús es en sentido impersonal o "anhipostática" por utilizar
la terminología de algunos Padres. Aunque Cristo participa plenamente en todos
los aspectos de nuestra física o naturaleza, con la excepción del pecado. Es
diferente a nosotros en que no tiene una hipóstasis humana, es decir que su
persona o sustancia humana no es el agente de sus actos. Lo que Él es, es a la
vez divino y humano, pero Él es el Logos.-
Su persona no siendo otra, de hecho, que la eterna segunda Persona eterna de la
Trinidad, que existía antes de la creación del mundo. Suponer de otra manera,
pensar que la Divinidad ha sido proyectada de alguna manera en un ser humano
independiente y no excepcional llamado Jesús es también una herejía - la
herejía del adopcionismo o monarquiánismo dinámico.
Por último, un tercer punto, igualmente esencial para una
justa comprensión de la doctrina tradicional, está relacionada con la relación entre
las dos naturalezas de Cristo. Mientras que los dos primeras Las distinciones
se refieren a los planos paralelos (por así decirlo) de la Divinidad y la
Humanidad de Cristo, la tercera se aplica a la unión o intersección vertical
entre ellos. En este caso la tradición prohíbe explícitamente cualquier intento
de confusión o identificación entre la Divinidad y la Humanidad. A causa de la
Encarnación, las dos
(14) Discursos teológicos, XLII, 15
naturalezas se dicen
que están unidas hipostática y sustancialmente en la Persona de Cristo, hasta
el punto de que cada una o comparte las propiedades de la otra por una "communicatio idiomatum". Sin
embargo, no está permitido pensar que una sea obliterada por otra en la Persona
del Verbo Encarnado. Suponer que una de las naturalezas puede haber sido subsumida
o eclipsada, actuando en particular como si la Humanidad de Jesús hubiera sido sumergida
por la Divinidad en Él es exponerse de nuevo a otra herejía, en este caso la
herejía monofisita.
Schuon estaba perfectamente advertido de estas cuestiones dogmáticas.
En efecto, parece haberlos entendido mucho mejor que muchos de los cristianos
tradicionales, incluyendo incluso algunos doctores de la Iglesia, que en su
celo por fortalecer nuestra convicción sobre la divinidad de Cristo a menudo ha
tomado el riesgo de amalgamar o confundir al
Dios que ningún hombre ha visto jamás (Juan I,18) con la identidad
histórica de Jesús de Nazaret. Este comentario sorprenderá probablemente a los
lectores, tal vez porque no conocen las sutilezas de las afirmaciones
conciliares en la Iglesia primitiva, o porque no están familiarizados con el
vocabulario schuoniano. Sin embargo, cuando se han comprendido los términos,
está claro que las enseñanzas del Shaykh sobre Cristo, a pesar quizá de algunos
detalles controvertidos, está bien dentro de los límites de la Ortodoxia
calcedoniana. Intentemos justificar esta declaración (15)
Como cada aspecto de su mensaje, la Cristología de Schuon debe
ser considerada a la luz de su metafísica, y el punto de partida es la principal distinción que se hace
tan a menudo en su obra entre lo Absoluto y lo relativo, o Atmâ y Mayâ. Por un
lado está lo que no puede no ser, pero por otro lado también hay lo que es
posible.
(15) - Lo que sigue es sólo un breve esbozo algo elíptico
de lo esencial que se refieren sólo a unos pocos de los muchos pasajes
relacionados aquí en la obra de Schuon. Aquí es una alusión a la definición de
Calcedonia promulgada en 451 por el Cuarto Concilio Ecuménico. Al resumir las distinciones
a las que se ha hecho referencia anteriormente, esta formulación de la fe se ha
convertido desde entonces en un estándar para la comprensión ortodoxa de Cristo, el Hijo único engendrado, que está en dos
naturalezas, sin confusión, inmutablemente, indivisiblemente e inseparablemente
sin la distinción de las naturalezas desaparezca en la unión (Los Siete
Concilios Ecuménicos, Ed. Henry R. Percival, Vol. XIV de los Padres de Nicea y
Post-Nicea [Grand Rapids. Michigan: Eerdmans, 1983] 264-65). Se podría añadir,
para los que estén familiarizados con las escuelas cristianas primitivas y las
principales figuras patrísticas que la perspectiva de Schoun es principalmente alejandrina,
y no la de Antioquía y que su lectura
"Todas las demás distinciones y apreciaciones se
derivan de esta distinción fundamental"(16). Como sus lectores saben, esta
es una distinción de la que se deriva, sobre todo, la polaridad
trascendencia-inmanencia. Saber que hay un Absoluto y entender lo que Él es, es
saber que Él es la única realidad. Sólo el Absoluto es absoluto y en Su Absoluta
trascendencia eclipsa totalmente lo relativo que es en comparación una nada
ilusoria. Sin embargo, saber que este Absoluto es la única la Realidad es
también saber que toda cosa es Él de alguna manera. En su independencia y su
ausencia de límites, Él es igualmente infinito y en virtud de esa infinitud no puede
más que dar nacimiento a lo Relativo en el cual Él es inmanente. Solo Atmâ es
real pero Mayâ es el despliegue de la manifestación de Atmâ. Nada diferente
existe realmente excepto Dios, pero sin embargo todo lo que existe
verdaderamente es Dios.
Según Schuon, para entender completamente la naturaleza de
esta enseñanza debemos reconocer que la Relatividad tiene su raíz en el
Principio Divino mismo. De esto viene lo que él llama "la noción clave de Mayâ in divinis "(17). Esta es en
efecto una de las trazas más importantes y características de su mensaje. El Principio
no es una simple realidad estática y monolítica, sino que por el contrario,
comporta una diferenciación interna o intrínseca entre dos grados distintos.
Por un lado, está el Absoluto como tal, la Realidad Suprema o "pura Ipseidad"
(18). Pero también hay un segundo grado de Divinidad en el que el puro
Absoluto, que trasciende las
de la definición de Calcedonia está ampliamente en línea
con las tendencias cirílicas - es decir, con la enseñanza del Patriarca San
Cirilo de Alejandría. No quiero sugerir, sin embargo, que el Shaykh estaba
actuando de esta manera deliberada y tímidamente. Era un metafísico y esoterista,
no teólogo, y su punto de partida fue la naturaleza de la las cosas y no las
doctrinas exotéricas de una religión determinada. Las doctrinas le interesaban
en la medida en que podían ser utilizadas como claves intelectuales o apoyo
metódico para aquellos que querían saber lo que es.
(16) Schuon, Tras las
huellas de la religión perenne, Ed. Le Courrier du Livre, Albin Michel,
1982, p. 14.
(17)- Resumen de
Metafísica, p. 79-Esta "noción clave" que el Shaykh llama "aparentemente
absurdo pero metafísicamente esencial" lleva el sello de su perspectiva.
Para un desarrollo más completo de la idea de las dimensiones o grados en Dios,
ver "Los Grados de la Realidad", capítulo 5, de mi libro Advice ro the Serious Seeker:
Meditations on the Teaching of Frithjof Schuon, Albany ,New-York State
University Press 1997.
(18) Es una fórmula que se encuentra en numerosos textos
inéditos del Shaykh
determinaciones y categorías, se da a conocer en un primera determinación
anticipando y prefigurando el mundo. En virtud de esta determinación
metafísicamente necesaria, el Absoluto se somete en esta medida a Mayâ y es
precisamente esta sujeción divina de la Relatividad, que en el hinduismo
corresponde a la distinción entre Brahma
Nirguna y Brahma Saguna, o el Maestro Eckhart entre Gottheit y Gott. En el vocabulario de Schuon es la diferencia entre
el Sobre-Ser y el Ser o incluso entre la Esencia Divina y la Persona divina.
Pero cualquiera que sea el lenguaje utilizado, de Oriente o de Occidente, la
distinción es universal e ineludible. Por una parte, debe haber un Absoluto,
totalmente independiente y soberano, que no está condicionado por nada, ni
siquiera por él mismo. Sin embargo, debido a de la naturaleza de este Absoluto,
que no puede ser más que Infinito, debe haber en este mismo Principio una
dimensión subordinada que, aunque absoluta con relación al mundo es sin embargo
relativa con relación a Su Esencia. También debe haber un "Absoluto
Relativo" (19) por paradójica que pueda parecer la fórmula parecer.
Incluso aquellos que no tienen el hábito de leer al Shaykh rápidamente habrán entendido
las implicaciones de estas distinciones, para la cristología. Si se ha comprendido
la necesidad de niveles o dimensiones en aios,
no será una sorpresa descubrir que estas están en relación directa, en términos
cristianos, con las Personas de la Santa Trinidad. Tampoco sorprenderá que para
Schuon solo la Primera Persona sea puramente el Absoluto, mientras que el Hijo y
el Espíritu Santo - llamado por San Ireneo las dos "manos" del Padre-
están en el nivel de Absoluto relativo (20). Esto significa, por supuesto, que
un cierto "subordinacionismo"
es un elemento necesario de una comprensión adecuada de la Divinidad de Cristo.
Incluso fuera de su encarnación histórica en Jesús, el Logos o la Palabra de
Dios debe ser
(19) - Schuon, Le jeu
des masques, L’Age dHomme, 1992, p. 53. Ver también Las Estaciones de la Sabiduría, pág. 33, y Resumen de la
Metafísica, pág. 17.
(20) - San Ireneo, Contra las herejías, 4. 20,1. Schuon
indica que el Padre puede ser representado por el Centro, el Espíritu Santo por
los rayos que provienen de ese punto y
el Hijo a través del círculo que proyectan. Ver De lo Divino a lo Humano (Le Courrier du Livre, 1981), págs. 45 y
47. Ya que sólo me interesa específicamente la cronología de Schuon, tengo que dejar
de lado el examen de su enseñanza sobre la Trinidad en general, que es mucho
más sutil de lo que sugieren mis observaciones anteriores. No pienso aquí más
que en lo que él ha llamado la “perspectiva vertical” que “enfoca las
hipóstasis “descendentes” de la Unidad o de lo Absoluto”; pero hay también dos “perspectivas
horizontales”. Ver Schoun, Comprender el Islam,
Le Seuil, Collection Points Sagesses, 1976, p. 59
reconocido precisamente como siendo la Palabra de Dios, su
primera expresión y autodeterminación y como tal este Logos, según el Shaykh,
no puede no participar en lo metafísicamente Relativo. La segunda persona es
necesariamente la segunda persona. Aunque es absoluto con relación a sus
criaturas, permanece subordinado aun así, por toda la eternidad, a la Primera
Persona de Dios Padre Todopoderoso (Símbolo de Nicea). La Divinidad de Cristo
es la de un "Absoluto menor" (21)
Entiendo que los cristianos tradicionales experimentan algunas
dificultades a primera vista para asimilar esta forma de pensamiento,
especialmente a propósito del término "subordinación", que todavía se
asocia hoy a Orígenes a menudo calumniado. Es simplemente natural que al
escuchar esta presentación, muchos parecerán "negar la Relatividad in divinis con la intención de salvar la
absolutidad de Dios" (22) y el estatus divino de su hijo- a pesar de que
ninguno de los dos está en disputa. Pero como Schuon a menudo señala, al
hacerlo los cristianos olvidan sus propias Escrituras, donde la subordinación
del Hijo Dios es bastante clara. Es cierto que Jesús proclamó su divinidad: Yo y mi Padre somos uno (Juan 10:30) y el que me ha visto a mí, ha visto al Padre
(Juan 14). Pero también explicó en términos inequívocos que mi Padre es más grande que yo (Juan 14:28) (23). Aparte de una multitud de otras
pruebas, las frecuentes oraciones del Hijo al Padre bastan para demostrar que
debe haber en realidad tienen algún tipo de jerarquía en el propio Dios.
Muchos teólogos tradicionales, con la esperanza de proteger nuestra
fe en la Segunda Persona de los efectos corrosivos de la herejía que niegan su
divinidad, han tratado de darle un significado a esta jerarquía identificando
cualquier indicio de subordinación a la sola naturaleza humana de Cristo. Pero
como la historia de la doctrina muestra claramente, corre el riesgo de
convertirse a su vez en presa de la herejía nestoriana que escindió a Cristo en
dos
(21) - Formas y
Sustancias en las Religiones.
(22) - Lógica y
Trascendencia, p. 119.
(23) - Puede ser bueno recordar que escribo como un
cristiano ortodoxo para otros cristianos
tradicionales. Entiendo que los las muchas citaciones de San Juan
demuestran ser de poco valor para los críticos modernos de la Biblia, que ponen
en duda la autenticidad de muchas de las palabras de Cristo en este Evangelio
que consideran el retrato menos seguro del Jesús histórico. Pero se puede hacer
todo a la vez, la recusación de las afirmaciones de estas críticas, a las
cuales ya he hecho alusión es un sujeto que se sitúa fuera de los límites de
este artículo. Mi fin aquí citando a Juan es acentuar el hecho de que incluso
en el Evangelio, la subordinación permanece en la cristología “más alta”.
personas, y es olvidar que el Concilio de Éfeso afirma tan fuertemente,
en respuesta, que las dos naturalezas coexisten indivisiblemente en la Única
Persona del Logos. Para explicar el problema en términos menos técnico, las
formulaciones conciliares nos requieren que para considerar que todos los actos
cumplidos por Jesús, y todas las palabras que Él ha pronunciado han sido actos
cumplidos y palabras pronunciadas por el
eterno Hijo de Dios. Cuando Jesús nació fue Dios el Hijo que nació de tal
manera que la Virgen María podría ser designada como Theotokos
o la Madre de Dios. De la misma manera, cuando Jesús lloró y cuando murió, fue
la Segunda Persona la que lloró y murió, aunque de una manera acorde con la
Divinidad, por lo tanto con
impasibilidad. Schuon es por lo tanto perfectamente ortodoxo cuando
explica que "Si el Cristo dirige una oración a su Padre, no sólo por la
naturaleza humana, es también por la relatividad del Logos increado' (24). Precisa
en otro lugar: "es cierto que se atribuye únicamente a la naturaleza
humana las palabras de Cristo declarando su subordinación, pero esta
delimitación es arbitraria e interesada, ya que la naturaleza humana está ligado
por su contenido divino; si es parte del Hijo debe manifestar a este. El hecho
de que exista y que sus expresiones manifiesten su subordinación y al mismo
tiempo la subordinación hipostática del Hijo, muestra que la interpretación del
Hijo como la primera Relatividad frente al Padre puro Absoluto no es contrario
a la Escritura y es irrefutable en sí (25). Esta interpretación no es en modo
alguno contraria a la tradición patrística que prohíbe (como hemos visto) cualquier
confusión modal de las Personas y, al hacerlo, reconoce implícitamente que las
personas son intrínsecamente diferentes, es decir, independientemente de su
papel extrínseco en la economía divina. Quien dice intrínsecamente diferente
dice jerárquicamente diferente. A menos que las palabras no tengan ningún significado,
es absurdo pensar que el Hijo y el Espíritu Santo podrían ser tan absolutos que
su causa, o que ambas manos pueden estar al mismo nivel que la persona que dispone
o un hijo puede ser idéntico al que lo engendró. Es absurdo, en otras palabras,
suponer que la infinita simplicidad del Absoluto puro puede repetirse en una copia
igualmente infinita y absoluta. No, al contrario, es preciso admitir que la
Divinidad de Cristo es derivada. Lo que se encuentra en Jesús no es la propia
Esencia Divina, sino su propia determinación en el nivel de ser
Vengo ahora a la segunda y tercera distinciones
(24) Formas y substancia en
las Religiones p.196
(25) Lógica y Trascendencia
p. 111
cristológicas que se puede, creo, tratar habitualmente. Ahora
tenemos que mirar más de cerca la humanidad de Cristo y la naturaleza de su
unión con el Logos. Como hemos explicado
anteriormente, dos puntos dogmáticos son esenciales para la comprensión
tradicional de estas cuestiones. Cuando Dios Hijo se hizo hombre, dicen los
Padres, no era un hombre en particular, sino el hombre como tal lo que devino;
al convertirse en el hombre en este sentido nunca dejó de ser Dios. La divina humanidad
no se redujo al orden individual, sino que la diferencia entre las dos
naturalezas no estaba ocultada por su
unión. Una vez más, aquí, una lectura atenta de Schuon muestra claramente que
su la enseñanza está de acuerdo con la tradición cristiana.
Antes de examinar los términos específicos de esta tradición
es bueno hacer otro breve recorrido metafísico. Señalé la distinción hecha por
Schuon, en el Principio Divino entre el Absoluto como tal y el Absoluto relativo
y expliqué que la Divinidad del hijo corresponde a este último. La segunda
persona toma el segundo lugar detrás de la Primera Persona y por esta razón el Logos
debe estar por debajo de la Esencia Divina en el nivel del Ser - nivel que anticipa
o prefigura el campo de creación o de la manifestación. Todas las cosas han sido hechas por Él y nada que ha sido hecho no fue
hecho sin Él (Juan 1:3). Una distinción parecida debe ser hecha entre otros
dos grados de la realidad, esta vez dentro del universo creado. En el vocabulario Schuoniano
es una distinción entre el Principio manifestado y la manifestación misma. Lo
mismo que la manifestación está prefigurada en el Principio, lo mismo el
principio se proyecta o se prolonga en la manifestación y el resultado es
"orden celestial" o simplemente "cielo". Finalmente, debajo
de este nivel celestial hay un cuarto y último grado, el mundo
"natural" o "profano" o simplemente "la
Tierra"(26). De acuerdo con el Shaykh toda comprensión metafísica adecuada
de la Encarnación tendrá que tomar en consideración a la vez estos dos grados
de manifestación. Entrando como hombre en el mundo del devenir, El Hijo de Dios
se convirtió en lo que somos, pero sin dejar de ser lo que Él es (*). Se puede
pues decir que estaba siempre en el Cielo mientras estando presente en la
Tierra. Él era a la vez manifestación del Principio y el Principio manifestado.
"No está en tanto que hombre" dice Schuon "que Cristo es Dios y
por otra parte el
(26) Resumen de Metafísica
integral p.17-18
(*) Es así como el Credo de Pablo VI (1968) precisa que “el Hijo es
igual al Padre por su Divinidad e
inferior al Padre por su Humanidad”(NDLAR)
El hecho de que sea hombre no le impide ser verdaderamente
Dios (27). Ahora veamos si la tradición dice lo mismo.
Según la Biblia, el
Verbo se hizo carne (Juan 1:14). ¿Qué significa eso? Esto quiere decir,
dicen los Padres, que el Hijo Divino de Dios ha aceptado cumplir una vida
verdaderamente humana convirtiéndose en consustancial
a nosotros en cuanto a su humanidad, siendo como somos en cualquier punto
excepto el pecado (definición del Concilio de Calcedonia). Aparte de
algunas sutilezas sobre las que tendremos que insistir, cualquier intento de
negar esta humanidad debe ser rechazado como herética. El Shaykh era muy
consciente de esto, asociándose totalmente (como veremos pronto) al repudio del
docetismo y el gnosticismo herético de la Iglesia. En otras palabras él también
rechaza la afirmación de que Cristo era espíritu puro y sólo tenía la
apariencia de un hombre. Pero al mismo tiempo también estaba desde el punto de
vista de la Iglesia, reconociendo que el simple hecho de admitir la humanidad
de Cristo deja sin respuesta la importante cuestión del modo de esta humanidad;
era obvio para Schuon, como lo era para la Iglesia primitiva, que cualquiera
que sea la verdadera naturaleza humana del Hijo, ella era, sin embargo,
"de una esencia diferente a la del hombre ordinario y esto se debe a la
íntima penetración de todos las modalidades por el Universal". Pues
"la sustancia misma de la individualidad" - la misma cosa que nos
distingue a cada uno de nosotros como un ego y agente humano - fue en Él
"transmutado por la Presencia Real" de la Divinidad (28).
Pensando sólo en estos pasajes o en otros similares, ciertos
cristianos han acusado al autor de ignorar la particularidad histórica de la
Encarnación y centrarse demasiado exclusivamente en el Logos Eterno o el Cristo
Cósmico. ¿Es eso correcto? Schuon sin duda estaba menos inclinado que muchos
cristianos contemporáneos en insistir en el Jesús histórico - pero era lo mismo
en la Biblia y otras fuentes ortodoxas con las que estaba absolutamente de
acuerdo. Para elegir un simple ejemplo de entre una multitud de posibilidades
de que uno recuerde las palabras de Cristo a Nicodemo: Ningún hombre ha ascendido al cielo a menos que haya descendido del
cielo, incluso el Hijo del Hombre que está en el Cielo (Juan 3:13). Aunque se
puede querer glosar este notable texto, uno no puede escapar al hecho de que un
Hombre Celeste, que podría estar presente simultáneamente en dos planos de la
realidad separados tenían que ser diferentes del resto de los hombres por mucho
más que una simple cuestión de grado
(27) El Ojo del Corazón, Ed L’Age d’Homme, 1995, p.116
(28) El Ojo del Corazón, p.133
Que se considera los milagros de Cristo, especialmente
aquellos que comportan la manipulación por él de sustancias materiales y las
realizadas al contacto con su cuerpo físico. O bien que se piense en la posibilidad
de que el Verbo Encarnado se haga invisible y sin gravedad. En estos numerosos
casos es evidente que Cristo estaba de alguna manera - manera no podríamos
pretender - liberado de las limitaciones terrestres y temporales; por lo tanto,
resulta que las cualidades y capacidades de su humanidad, por más genuinas que
sean, estaban afectados ontológicamente por su unión con el Logos.
"El Hombre Divino es el verdadero Dios y el verdadero
Hombre". En este punto ningún cristiano ortodoxo haría objeción. Pero
Schuon seguramente tiene razón para añadir que "siendo Dios", y
aunque siendo "hombre". Él no es "hombre" de la misma
manera que los otros hombres, que, por otra parte, no son "Dios".
Definición sobre la cual San Atanasio está de acuerdo: "Es imposible a hombre llevar
las cosas de un lugar a otro por el efecto del mero pensamiento; ni tú ni yo
podemos mover el sol y las estrellas mirándolos estando sentado en casa. Sin
embargo, para el Verbo de Dios, era de otra manera. Su cuerpo no era una
limitación para él, sino un instrumento, de manera que estaba en él y en todas
las cosas, como fuera de todas las cosas, descansando sólo en el Padre. En un solo
y mismo tiempo - ese es el prodigio- en tanto que hombre vivía una vida humana
y como el Verbo mantuvo la vida del universo" (30).Me referí a las
palabras de Cristo y mencioné sus milagros, pero el prodigio del que habla el
santo aquí puede verse muy claramente sin duda en la Transfiguración, cuando su rostro brilla como si fuera el sol, y sus
vestidos eran blancos como la luz (Mateo, 17,2). Lo que vemos en esta
historia, dicen los Padres Ortodoxos, es una prueba resplandeciente e
irrefutable de lo que Cristo ha sido siempre en Él mismo. Porque la
transformación en Tabor no produjo ningún cambio en Aquel cuya gloria eterna y
celestial persistió a lo largo de su vida terrestre. Fue por contra una transformación
a los ojos de sus apóstoles, que fueron capaces entonces ver su naturaleza
humana como siempre ha sido. Así que el Shaykh hace la siguiente observación:
"Reconocer que la humanidad de Cristo
(29) - L'Oeil du Coeur, p. 134.
(30) Sobre la Encarnación XVII. Algunos pueden objetar que
a pesar de su santo origen este pasaje se aproxima demasiado de la herejía
apolinarista que niega que Cristo haya tenido una verdadera alma humana. Es
claro no obstante que el cuerpo es
para San Atanasio lo que la carne es para
San Pablo: el conjunto psicosomático del hombre individual globalmente
considerado.
vehicula la naturaleza divina viene a decir que si en un
primer sentido este lado humano es realmente humano, en un segundo sentido lo es
de otra manera que en los hombres ordinarios; la Presencia divina transfigura,
o transubstancia de una cierta manera y a priori la naturaleza humana; el
cuerpo de Cristo es ya , aquí abajo, lo que son los cuerpos celestes, con la
única diferencia de que, sin embargo, se ve afectado por algunos accidentes de
la vida terrestre"(31). Dios se hizo hombre, pero como es Dios quien era
este hombre, el hombre no podía que ser más que el espejo de la Divinidad de su
otra naturaleza y es por eso que nos vemos obligados a afirmar que incluso su
naturaleza humana no es exactamente igual que la nuestra. Al convertirse en un
hombre, dice San Gregorio de Nisa, el Verbo de Dios "tomó nuestra
naturaleza en Él mismo, para que los humanos puedan ser deificados confundiéndose
con Dios. La sustancia de nuestra naturaleza fue totalmente santificada por
Cristo."(32)-
Sin embargo, queda una última distinción. La persona de la Divinidad
de Cristo y el modo único se su humanidad habiendo sido subrayado estamos siempre
en presencia del problema de su unión. Como acabamos de ver, la tradición
insiste en el hecho de que la humanidad del Hijo no era de un orden ordinario o
puramente limitado. Hay que añadir ahora que también evita el extremo opuesto. No
está permitido al cristiano creer que
Jesús fue un hombre como cualquier otro, un hombre simplemente elegido y habilitado
por Dios, pero tampoco puede negar que era todo un hombre. Aunque la naturaleza
humana de Cristo ha sido transmutada, transfigurada o transubstanciada por su
unión con Dios, esta naturaleza sigue siendo verdaderamente humana. El Hijo de
Dios realmente vivió como un hombre y su voluntaria sumisión a los accidentes y
las contingencias del orden terrestre no era ilusorio - o en todo caso no más este
orden mismo (33). Esto también el cristianismo lo afirma y lo exige.
Lo que es verdadero para la tradición también lo fue para el
Shaykh. Se hace evidente una vez más por sus numerosas referencias a la Encarnación
de que estaba profundamente imbuido de fuentes y argumentos clásicos y que
también estaba dispuesto a insistir en una realidad de la naturaleza humana de
Cristo. Como ya lo he mencionado, ciertos cristianos parecen haber concluido
que Schuon siendo un esoterista y un
maestro de la Gnosis era, por lo tanto, un gnóstico en el sentido que se le
atribuye a la antigua secta y tal vez por esa razón se negaron a
(31) Formas y substancia en las religiones, p. 134
(32) Conta Apolinario, II
(33) El fin de esta cualificación es recordarnos que todo lo que se
sitúa por debajo del nivel del puro Absoluto comparte en algún grado la
naturaleza
estudiarlo lo suficientemente cerca para darse cuenta de hasta
qué punto su enseñanza estaba de acuerdo con los Padres. Jesucristo, dijo sin equívoco
el Shaykh, era "incontestablemente hombre" y en consecuencia "Tenía
que tener ciertos límites" (34), a pesar de las afirmaciones de los dοcetistas heréticos. "No puede
haber ninguna duda", añade él, "que el Hombre-Dios es, en ciertos
aspectos y por definición, un individuo humano, de lo contrario no sería humano
de ninguna manera, y no se podría hablar de él de ninguna manera". Estando
nosotros mismos en el orden formal e individual, se requiere una forma individual
para asegurar nuestro acceso a Dios. Ese es en realidad la significación de la
Encarnación: Dios se hizo hombre por
nosotros los hombres y por nuestra salvación (Símbolo de Nicea). Además,
esta "individualidad" -cuya presencia, según un modo cualquiera-de
alguna manera, es una cosa evidente en cada hombre, desde el momento en que el
estado humano es un estado individual - no puede no ser lo que es por definición", es decir,
una condición limitativa. Está en la naturaleza de las cosas, dice Schuon, que todo
ser humano debe poseer "los atributos limitativos que hacen que le definan
esencialmente, sin lo cual no sería un individuo humano, sino otra cosa"(35).
El hombre no es Dios para decir lo menos. Es un cierta clase de criatura y lo
que lo distingue a la vez de Dios y de las otras criaturas se manifestarán
necesariamente en su forma y manera de ser. Por lo tanto, no debería haber nada
sorprendente en el hecho de que Jesús tuviera limitaciones de diferentes clases.
Estamos pensando aquí en su ignorancia reconocida en ciertas situaciones - ya
hemos mencionado el episodio de la higuera- o a las pruebas físicas a las que
su cuerpo fue sometido o a sus emociones verdaderamente humanas.
No es más sorprendente que se haya visto obligado a decir él
mismo, hablando de su individualidad humana, ¿cómo me llamas bueno? Sólo Dios es bueno (Mateo 19:17). Schuon remarca
que “se podría aproximar esta palabra evangélica al siguiente pasaje de un
Upanishad: "la esencia del hombre está hecha de deseo". El Shaykh no quiere
decir de ninguna manera que Cristo, un hombre celestial y sin pecado esté
sujeto a pasiones indisciplinadas. Él asumía sin embargo un alma humana
verdadera, "que, como tal, comporta
ilusoria de Mâyâ. Al mismo tiempo, sin embargo, "la
homogeneidad objetiva del ambiente cósmico" (Perspectivas Espirituales, p. 145) no se niega. "Una montaña
es una montaña y no un sueño, incluso para una hormiga, sin lo que esta
atravesaría los roquedales y escalaría
en el vacío (Senderos de la Gnosis,
p. 71)
(34) Forma y substancia en las Religiones p. 186
(35) El Ojo del Corazón p.132-33
necesariamente todos los elementos constitutivos y todos los
atributos esenciales de la individualidad". Ser un hombre significa tener
una mente que puede razonar, una voluntad que puede elegir, y emociones que
pueden ser experimentadas y por lo tanto se puede decir en consecuencia que
Cristo poseía una verdadero "psiquismo" humano que implicaba algo
"análogo a lo que se llama "deseo" en el hombre común.".
Aunque debemos admitir que no podemos " conocer las dimensiones que en el
"Dios humano" tienen los hechos individual gracias a su cualidad
trascendental"(36), está muy claro que según la Biblia que Jesús podía
pensar y sentir como un hombre, él fue
tentado como nosotros, sin cometer pecado (Hebreos 4:15). Consideremos la cuestión
como metafísica o simplemente en tanto lector de las Escrituras, los errores
del monofisismo deberían ser evidentes. Cristo es verdaderamente humano si no la
Encarnación no tiene sentido. En todo esto, una vez más, Schuon está de acuerdo
con los Padres de la Iglesia.
**
*
El Shaykh tenía el espíritu de los Padres, pero no solamente
para cuestiones de detalle. Como ellos, reconocía que la Encarnación representa
un enigma o paradoja que ningún análisis discursivo puede ser suficiente para resolver. La tradición cristiana siempre ha
afirmado que la Realidad revelada por sus creencias principales trasciende
infinitamente las categorías y términos que han sido establecidos por sus
dogmas. Y en el caso de la Cristología en particular, las fórmulas dogmáticas
de los concilios tienen casi una sola función apófatica o "koanica" explicándonos sólo lo
que no puede ser dicho del Hijo Encarnado. Ninguna afirmación unilateral puede
ser plenamente aceptada solo, ya que todo lo que se dice de Cristo debe ser
retirada inmediatamente y todo lo que tenemos que hacer es pensar en silencio. En
palabras de las Vísperas de Navidad ortodoxas, "un misterio asombroso
(36) - L'Oeil du
Coeur, pp. 132-133. Es interesante observar que después de más de mil
quinientos años, muchas autoridades ortodoxas han llegado a la conclusión de
que la divergencia entre ellos y los coptos en estos temas tan delicados pueden
no haber sido más que estrictamente terminológica. Durante una conversación con
un monje ortodoxo - lector del Shayhk - el Patriarca Copto, Su Santidad el Papa
Shenouda III, por su parte, admitió que las cristologías ortodoxas y oriental
son "sólo puntos de partida y no son contradictorios” Los coptos, considerados
monofisitas durante largo tiempo, no habían escuchado jamás negar el
mantenimiento de la humanidad de Cristo en su unión encarnada con el Logos sino subrayar solamente su
carácter divino único.
se cumple en este día: las naturalezas se renuevan y Dios se
hace hombre; Él sigue siendo lo que era y asume lo que no era sin sufrir mezcla
ni división"(37).
El misterio de las dos naturalezas es ciertamente un
prodigio y sería irrazonable pensar que se pueda dar aquí alguna explicación
concluyente y definitiva o discernir su significado completo. A pesar de todos
sus esfuerzos dialécticos, Schuon fue el primero en admitir la imposibilidad de
encontrar siempre los términos apropiados. " Se podría muy bien, en
lenguaje humano, tratar de precisar de qué manera el hombre Divino es individual
y de qué manera no lo es" (o, podríamos añadir, de qué manera es Divino y
de qué manera no lo es) "pero nunca podrá jamás expresarlo de una manera
adecuada y completa porque las realidades infinitamente complejas y
aparentemente muy paradójicas que estemos hablando aquí van más allá del marco de
la simple razón humana de la cual el lenguaje es el instrumento"(38).Metafísicamente
la Encarnación significa que el Principio ha entrado en la manifestación para
convertirse en lo que Él no es. Ya que este Principio es por una parte lo único
que existe, y ya que por otra parte todo lo que existe es el Principio, los
límites que deben ser franqueados en esta aparente descendencia son, por así
decirlo, un movimiento constante, cambiante y evanescente como el grado de la perspectiva
y estrategia espiritual. Sin duda que hay para este movimiento un patrón o
ritmo que el intelecto puede discernir. Pero nunca puede ser expresado
adecuadamente en palabras (39) de
(37) - Festal Menaion, (Les
Ménées), p. 291.
(38) - L'Oeil du Coeur,
p. 134. Para aquellos que necesitan saber y oídos para oír, hay una importante
lección aquí, mutatis mutandis cuando
se trata de evaluar la estatura precisa de un gran santo o sabio. "Todo maestro
espiritual se identifica misteriosamente a través de su conocimiento y su función
y por las gracias que le corresponden, a sus prototipos y a la vez y a través
de ellos e independientemente de ellos - al Prototipo primordial, el Avatâra Fundador". (Lógica y Trascendencia, p. 251); por lo
tanto, puede esperarse que el verdadero maestro, cristiano o no, deba participar
en cierto grado en las cualidades antinómicas y paradójicas que resultan de esta
unión sin confusión que es el misterio de las dos naturalezas. No deberíamos
jamás estar sorprendidos de encontrar en una figura de ese orden un cierto lado
enigmáticos o incluso singularidades desconcertantes, y deberíamos darnos
cuenta de que nunca será fácil determinar si en unas circunstancias dadas, son
parte carácter insensato bajo el cual debe manifestarse la Sabiduría divina en el mundo o
si son el resultado al contrario de las limitaciones inevitables que son la
marca de la condición humana. En cierto sentido todo este artículo entiende
subrayar esta lección.
(39) “Dios se hizo hombre a fin de el hombre se haga Dios: El
Absoluto
..
manera adecuada.
No hace falta decir que el objeto de este artículo no es de
ninguna manera sondear todas las profundidades de la doctrina, ni incluso
presentar una tabla completa de la enseñanza de Schuon sobre Cristo. Una de las
cuestiones, y no la menor, que no será examinado es el de las lejanas implicaciones
de la cristología en la vida espiritual. No tendremos más que un anticipo por
esta observación del Sheij que "la función del Cristo histórico es
despertar y actualizar el Cristo interior... el Corazón-intelecto", que en
sí mismo es "el verdadero hombre y el verdadero Dios" (40) y que "El
hombre universalizado es el Hijo, la segunda persona de la Trinidad" mientras
que "el Dios individualizado es Cristo Jesús"(41) o todavía que "el problema del hombre es que es accidente y sustancia al mismo tiempo y que se necesita
saber exactamente cómo está en relación con el otro, y que partido es preciso
sacar de esta doble naturaleza" (42) - Aquí, sin embargo, en la conclusión
de este artículo, me gustaría llamar la atención sobre lo contrario, no sobre
la espiritualidad como tal, sino sobre la multiplicidad de formas espirituales,
no sobre Cristo y el Sí, sino sobre Cristo y otras religiones. Esto, por
supuesto, nos lleva de nuevo a la cuestión del ecumenismo esotérico, al que nos
hemos referido brevemente más arriba. Es preguntarse (más específicamente) cuál
es la relación entre el misterio de las dos naturalezas y la comprensión de los
cristianos con respecto a otras
tradiciones.
Como expliqué al principio, los ortodoxos y otros cristianos
tradicionales a menudo se sorprenden cuando se enteran de que yo me asocio con
la perspectiva del Shaykh. ¿Cómo puede un cristiano aceptar la idea de que las
otras religiones son verdaderas y permanecer al mismo tiempo fiel a Jesús? Muchos están
convencidos, sin siquiera haber leído sus libros, que Schuon, de una manera
típicamente modernista, ha ignorado necesariamente de una manera o deformado su tradición - que la doctrina de
la Encarnación en particular ha sido tergiversada, o mal comprendida. ¿No es Jesús el Hijo único de Dios,
engendrado por su Padre antes de
todos los siglos (símbolo de Nicea)?
¿Y no dijo Yo soy el camino, la verdad y
la vida: nadie viene al Padre si no es a través de mí. (Juan 14,16) ?
Evidentemente, argumentan, es una prueba decisiva de que no hay otra forma de
salvación posible.
se convirtió en la Relatividad para que lo relativo se
convierta en absoluto. Nuestra paráfrasis de la fórmula patrística sugiere, sin
más ni menos felicidad que esta, una situación metafísica que sería difícil de
expresar de otra manera en pocas palabras “p.117 nota (11) – Lοgique et Transcendance.
(40) El Esoterismo
p.38
(41) De la Unidad
trascendente p.118
(42) Lógica y
Trascendencia p.96
Es debido a tales objeciones y protestas, que he consagrado la
mayor parte de este artículo a describir en detalle la enseñanza del Shaykh
sobre Cristo y espero que esté claro ahora que cualquier cosa que podamos decir
sobre su mensaje en general, es absurdo creer que su cristología está
contaminada por negligencia y malas informaciones. Comparando aquí y allá sus
propios términos y los de los antiguos Concilios y Padres, vemos muy claramente
que su comprensión de las dos naturalezas, basada en un conocimiento profundizado
de las fuentes tradicionales era perfectamente ortodoxo en todos los puntos
dogmáticos esenciales, incluso si se refiere a criterios estrictamente
exotéricos. Y naturalmente es precisamente lo que uno debería esperar de un
esoterismo auténtico, que sabe que "la verdad no niega las formas
externas, sino la trasciende desde el interior"(43). Sin embargo, puede
ayudarnos a profundizar o interiorizar
nuestra comprensión de un mundo espiritual dado y su mensaje se distinguirá por
su ortodoxia, por lo tanto por su fidelidad a las ideas centrales y dominantes
de ese mundo.
Si todo esto es verdad, si las enseñanzas cristológicas del
Saykh son esencialmente ortodoxos, uno se pregunta entonces por qué tantos
cristianos han sentido que una fe tradicional en Cristo les obliga a rechazar
la posibilidad de que otras religiones puedan salvar; es difícil no concluir de
esto que no han tenido éxito ellos mismos para entender el verdadero
significado de la doctrina. Aunque Schuon no nunca lo presentó de tal manera se
está tentado a ir más lejos. No solamente estos cristianos han fallado en
concebir la concebir la significación real de su muy importante doctrina, sino
la comprensión ellos tienen, por extraño que parezca, es en sí misma herética y
resulta de hecho tres herejías comprendidas en una.
(43) - Perspectivas espirituales, p.151. Al señalar que la
cristología del Shaykh está de acuerdo con la letra de las fórmulas
patrísticas, no quiero decir que acepta todas las opiniones de los Padres, ni,
además, que la mayoría de estos hubieran aceptado ellos mismos su
universalismo. Incluso admitiendo que los Padres "sabían muy poco de facto sobre las otras tradiciones auténticas, aparte del judaísmo, debe
reconocerse que la mayoría de sus
escritos están marcados por la exclusividad de
jure. Las declaraciones de San Justino el Filósofo no son de ninguna manera
únicas, pero, como las de San Nikolaí Velimirovich, hoy en día ellas son excepcionales.
Según Justino, "se nos ha enseñado que Cristo es el Hijo engendrado por
Dios, el Logos compartido por todas
las razas de hombres. Los que viven según el Logos son cristianos, incluso si se les llama impíos, como entre
los griegos, Sócrates y Heráclito… Los que vivían por el Logos, y los que viven así ahora, son cristianos, sin aprensión y
sin desaliento” (Primera Apología,
46)
Consideremos pues lo que dice un cristiano exclusivista. La
salvación es imposible, proclama, fuera de una fe consciente, explícita y activa
en Jesucristo, porque Jesús es el único hombre en la historia que era al mismo
tiempo Dios; de ello se deduce que sólo Él puede salvar a los hombres de pecado
y muerte. En otras palabras, los exclusivistas creen que sólo Dios puede salvar
y que Jesús siendo Dios, sólo Jesús puede salvar. Ciertamente ningún
universalista, y Schuon menos que otro, no se opondría a la primera propuesta.
El problema se plantea para la segunda fórmula, la premisa menor de este
silogismo. Jesucristo es realmente Dios, pero la conclusión del argumento presupone
que los sustantivos de esta premisa pueden ser invertidos - que Dios sólo puede
ser identificado con Jesús. Lo que se produjo, para ser más precisos, es que la
naturaleza eterna y única de la "divinidad" del Hijo engendrado ha
sido transpuesta al plano de la historia. El carácter único de Aquel que se
encarnó, el Hijo único de Dios, ha
sido confundido con la particularidad temporal y espacial de su encarnación en
Jesús, y entonces es presumido que esta singularidad era de un orden único de
orden factual o histórico (44). Naturalmente, afirmar sin otra cualificación
que Jesús es Dios no es enteramente falsa, y no es cuestión contestar la gran
fuerza retórica de la fórmula. Pero el valor homelético o kerigmático de la
simplificación no debería escondernos su debilidad dialéctica, porque es una
elipse por el cual nos arriesgamos a identificar la individualidad de un ser
humano en particular con el Sobre-Ser del puro Absoluto.
Una identificación de este orden es la consecuencia de tres errores
muy graves , cada uno de los cuales es el resultado de la desaparición de una
distinción importante, y los tres fueron severamente condenados (como hemos visto)
por la tradición cristiana, para usar la terminología de Schuon, los que razonan
así ha confundido así el Absoluto Relativo con su Esencia principial, no hacen
la discriminación entre el Principio y la manifestación y olvidaron que el
Principio manifestado no es la manifestación como tal. En otras palabras, no
entendieron, que la cristología ortodoxa es una "combinación de tres
polaridades – hombre y Dios, hombre terrestre y hombre divino, Dios hipostático
y Dios esencia" (45). Según el lenguaje de la antigua Iglesia, han confundido
(44) - La verdad es que "sólo la manifestación divina
"es el Sí " con exclusión de toda
falsificación humana". Pero quiere decir solamente: "sólo tal manifestación
divina, excluyendo toda otra, es el Sí
" (Senderos de la Gnosis p. 83).
Lo que, bien entendido, no tiene por objeto negar una cierta resonancia
simbólica entre la singularidad histórica de la vida de Jesús y el carácter
único y eterno del Logos.
(45) Formas y substancia p.192
la Primera y Segunda Personas de la Santísima Trinidad, no han
hecho la discriminación entre la Divinidad de Cristo y su humanidad y han
olvidado que Jesús no era un hombre ordinario. Volviendo a nuestro vocabulario técnico,
nos vemos obligados a concluir que el punto de vista del exclusivismo es el
producto del modalismo, del monofisismo y del mοnarquismo dinámico. Bastante irónicamente,
es sólo porque es tres veces herético por lo que se cree tan ortodoxo!
Soy consciente de que es una acusación muy audaz e
inmediatamente confieso que exageré deliberadamente mi caso: en realidad estoy
muy lejos de suponer que había algo anormal en la fidelidad exclusiva a Cristo;
no propongo de ninguna manera que los principios de Sophia perennis sean adoptados como dogmas de la fe. Además, al
afirmar que los exclusivistas malinterpretaron la Encarnación No quiero sugerir
que toda la tradición cristiana pueda reducirse a esta simple doctrina, por muy
central e indispensable que sea. Una religión es mucho más que sólo cualquiera
o incluso todas sus creencias dogmáticas. Como el Shaykh ha observado a menudo,
las religiones son como los planetas o mundos, llevando cada una la huella de
un arquetipo divino y sirviendo como un molde no sólo para las artes y el las ciencias
sino a las almas mismas de aquellos que las habitan. Un gran parte de su obra
se ha dedicado a explicar las parcialidades religiosas diversas que
inevitablemente resultan de este hecho, especialmente en un clima de tradición
abrahámica; siempre ha sido el primero en reconocer el derecho a existir un
"margen humano"(46), en el que el creyente tiene cierto derecho a sus
predisposiciones afectivas y a sus preferencias individuales. De hecho, podemos
ir aún más lejos. Según el Shaykh hay en la naturaleza misma de las cosas que
lo que es verdad de los seres humanos en
una comunidad tradicional determinada, ya sea en una cierto sentido verdad de
la tradición misma. Para salvar a tantos hombres como posible las religiones revisten algo de la individualidad
de sus fieles y por lo tanto se puede decir que "cada religión por
definición quiere ser el mejor, y "debe querer" ser la
mejor"(47). De todas formas, es obvio que todo creyente entiende mucho
mejor la tradicional actitud cristiana hacia otras religiones que no entiende
la Cristología, así que no es sorprendente que la mayoría de los cristianos
tradicionales, así como sus similares a otras religiones, han querido aferrarse
a la idea de que son los únicos que tienen las llaves del reino.
(46) Formas y substancia
p.185 a 216
(45) Cristianismo e Islam.
P.107
En realidad, es bastante comprensible, ha enseñado Schuon , si se considera la naturaleza esotérica e iniciática de los
misterios cristianos y si se evalúan en función de la capacidad y las
expectativas del creyente promedio, que necesita ver las cosas en términos de
elección precisa entre Dios y el mundo. La "simultaneidad de aspectos antinómicos"
(48) en cualquier formulación adecuada de las dos naturalezas de la Cristo debe
inevitablemente escapar de tal persona y por esta razón, con el fin de
satisfacer "una mentalidad más volitiva que contemplativa", el
teólogo cristiano ha optado, en la mayoría de los casos, por un "una
lógica dogmáticamente coagulante y piadosamente unilateral"(49) - que
enfatiza "la verdad más importante en detrimento de los matices
metafísicos esenciales"(50). Si el cristianismo "no fuera una
religión sino una doctrina sapiencial, podría contentarse con describir por qué
y cómo se manifiesta el Absoluto, pero siendo una religión", dice Schuon,
"debe englobar todo en su idea fundamental de manifestación" (51). Y
así es como se encuentra el Absoluto en el Sí mismo reducido al nivel de un
hecho histórico: Jesús es Dios y por lo tanto Dios es Jesús, completa, única e
irrevocablemente. A partir de ahí por supuesto, no hay más que un pequeño paso para
pretender
(48) - Lógica y Trascendencia, p. 119.
(49) - Lógica y Trascendencia, p. 108.
(50) - Formas y Sustancia, p. 193. Que las dos naturalezas
están unidas en la Persona de Cristo indivisiblemente pero no confundida (ver
nota (15) arriba) es una fórmula quintaesencialmente dialéctica en la expresión
misma de la cual uno debe unir los opuestos complementarios, ninguno de ellos
siendo verdad en aislamiento. Con el fin de acercarse a la doctrina
discursivamente, el teólogo está obligado, por lo tanto, en no importa qué
momento retórico dado, de insistir será en la unidad sea en la diferencia, que
dan la apariencia de una oposición entre los dos verdades; tradicionalmente
siempre ha sido admitido un tipo de victoria por la verdad a medias de la unidad,
relativamente más importante. "El Padre es más Más grande que yo".
(Juan, X, 28), pero "Yo y el Padre somos uno" (Juan, X,30). La
teología no saca de la primera declaración todas las consecuencias que esta
implica; y está sacando demasiado de la segunda". Du Divin à l'humain, p. 46, Le Courrier du Livre, 1981.
(51) - Logique et
Transcendance, p. 110. Según Schuon siempre hay una especie de tensión
entre "la naturaleza eminentemente esotérica del "cristianismo primitivo" y el hecho
de que estaba providencialmente destinado a ser una religión mundial y por lo
tanto abierta a todas las personas. El carácter esencialmente iniciático del
cristianismo es siempre reconocible en ciertos indicios de primera importancia,
tales como la doctrina de la Trinidad, el sacramento eucarístico y más
particularmente el uso del vino en este rito, a aún en las expresiones
puramente esotéricas
que una conexión consciente y sacramental con este hecho
particular es la condición sine qua non
de la salvación.
Por todas estas razones, debe ser admitido el derecho de los
fieles cristianos a sus simplificaciones y es por lo que concedo con gusto la
justeza relativa de un exclusivismo
exotérico. Pienso a menudo en un sacerdote muy serio y piadoso que una vez me
dijo que si él no creyera que Jesús es la única manera de ser salvado, no podía
creer en Jesús en absoluto. Seamos metafísicos o no, no tiene sentido denigrar
este género de fe o desviar deliberadamente tal persona de la única cosa necesaria (Lucas, 10,42) insistiendo en que se
interesa por las sutilezas filosófico. El Shaykh siempre ha dicho que el
interés de sus libros y de sus otros escritos fue en la salvación de las almas.
No habría querido que el verdadero intelectual olvide que "la inteligencia
y la certeza la metafísica no salva por sí misma, ni impiden ellas solas la
caída de los titanes" (52)
Al mismo tiempo, sin embargo, después de haber hecho estas
concesiones, debo insistir en el hecho de que las fórmulas conciliares de la Iglesia
primitiva no dan ninguna justificación en absoluto para la posición exclusivista.
La verdad tiene derechos que son superiores a los de todo hombre y en este caso
la verdad es poner en evidencia a aquellos teólogos y otros estudiosos
cristianos que se permitieron reprochar al Shaykh por subestimar su tradición.
Independientemente de otras razones, es también aceptar el hecho de que no hay una buena razón cristológica para pensar que
el cristianismo es el único medio de salvación (53). Sin duda la caridad exige que
uno sea indulgente con la simple piedad; pero cuando estas virtudes de la
simplicidad se convierten en un pretexto para la fidelidad pretenciosa, el
esoterista tiene derecho a hacer objeciones. En ninguna parte de los escritos o
los
como las de "Hijo de Dios" y sobre todo
"Madre de Dios". Si el exoterismo es "lo que es a la vez
indispensable y accesible a todos los hombres sin distinción", tal como la
definió René Guénon en su artículo "Creación
y Manifestación", (Etudes Traditionnelles, octubre de 1937), el El
cristianismo no podría ser un exoterismo en el sentido habitual de la palabra,
ya que en realidad no es en absoluto accesible a todos, aunque de hecho, es
decir, en virtud de su aplicación religiosa, se impone a todos". Sobre la unidad Transcendent of Religions,
pp. 138-139.
(52) - Perspectivas
Espirituales, p. 185. En otro lugar escribe, "aunque nuestros escritos
no tenían en media ningún resultado que
no fuera la restitución, para unos pocos de esta barca salvadora que es la
oración, deberemos a Dios tenernos profundamente satisfechos (El juego de las máscaras p.7)
(53) El exclusivista responderá quizá que hay otras razones
escriturarias
Concilios no nos piden pensar que el carácter único del
Verbo en su eterna relación con el Padre debe ser atribuida al hecho temporal o
espacial de su Encarnación en Jesús y por eso la comprensión tradicional de la persona de
Cristo y de sus naturalezas no requiere en ningún lugar el repudio de otros
mundos espirituales. Sería más bien justamente lo inverso. Por más absurdo que esto
pueda parecer a muchos cristianos, lo que una cristología verdaderamente ortodoxa
demanda (si es permisible expresarse de esta manera en este contexto) es un
reconocimiento pleno de la unidad trascendental de todas las religiones
ortodoxas.
Me he dedicado largamente a demostrar que las enseñanzas de
Schuon sobre Cristo son compatibles con los de la Iglesia primitiva y que su
universalismo es por lo tanto -al menos- un legítimo teologoumenon ortodoxo o una opinión piadosa. Pero en último
análisis por último el análisis no es realmente sólo una cuestión de
compatibilidad. En otros términos, no se trata solamente de poder fácilmente reconciliar
la naturaleza dual con la perspectiva del Shaykh a través de una adaptación
artificial o procustiana. Al contrario, el misterio de Cristo está en el
corazón de esta perspectiva y en un sentido
y tradicionales para sostener que un rechazo de otras
religiones se impone, y concedo, sin poder dar aquí el mismo contorno de una
explicación. Sólo puedo mencionar brevemente los comentarios del Shaykh sobre
dos textos bíblicos frecuentemente citados, con la esperanza de que estas observaciones
se consideren al mismo tiempo que un compromiso en para su posterior discusión.
Cuando está escrito (dice Schuon) que no hay bajo el cielo ningún otro nombre
por el cual los hombres puedan ser salvados (Hechos 4:12), o bien , la
expresión "bajo el cielo"
tiene la intención de indicar el "dominio providencial de expansión y vida
para la civilización cristiana", o bien el nombre de Jesús debe ser
considerado como "una designación simbólica del Verbo mismo", lo que
sería como decir que no hay en el mundo más que un nombre, el del Verbo, por el
cual los hombres pueden ser salvados. Cualquiera que sea la manifestación
divina que este nombre designara en particular, o en otros términos, cualquiera
que sea la forma particular de este nombre eterno: "Jesús", Buda"
u otro. Obviamente, es importante recordar que el término escriturario nombre
significa primera autoridad y no debe confundirse en tales contextos con el
nombre propio de un individuo determinado. Por lo que se refiere a las palabras
de Cristo que esta buena noticia de los
dos reinos será predicada en todo el mundo, para dar testimonio a todas las
naciones y que luego llegará a su fin. (Mateo 24:14), Schuon notó
plenamente que estas palabras se refieren "a condiciones cíclicas donde
precisamente las separaciones entre los distintos mundos tradicionales serán
abolidas”, y que desde este punto de vista ”Cristo que para los hindúes será el
Kalki-Avatara y para los budistas el Bodhisattva-Maitreya restaurarán la
Tradición primordial”. De la Unidad
trascendente de las Religiones.
es como una clave para todo su acercamiento a las religiones
del mundo. Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera convertirse en Dios. Lo
absoluto se ha convertido en relativo para que lo relativo pueda convertirse en
absoluto. El Si se convirtió en ego para que el ego pudiera convertirse en Si.
El Nirvana se convirtió en Samsâra para que Samsâra pueda convertirse en Νirνana.
Como lo saben sus lectores tenemos aquí
un tema constante que se encuentra en
toda la enseñanza de este autor. Sin cesar se ve "la
realidad ha entrado en la nada, para que la nada se vuelva real"(54) y
que "la Esencia se ha convertido en la forma para que la forma se
convierta en Esencia; cada Revelación es una humanización de lo Divino en vista
de la deificación de lo humano"
(55)
Dondequiera que miremos, lo que encontramos (en otros términos)
son repetidos recordatorios del significado decisivo y universal de la
Encarnación. Los cristianos me han dicho a veces que el significado real de
esta doctrina fue descuidado por Schuon, y que a pesar de sus protestas
contrarias, termina ignorando la verdadera importancia de Cristo. Nunca entendí
cómo alguien podría tomar esta crítica en serio. Lejos de estrechar o reducir
el alcance del significado de Cristo, el Shaykh lo ha desarrollado tanto que
podría preguntarse, por el contrario, si uno no lee cuidadosamente sus libros,
qué papel le queda a otras religiones. Serían más bien sus fieles quienes podrían
tener mejores razones para quejarse, ya que Schuon no deja ninguna duda al
respecto: "cualquier la religión es "cristiana"(56); o
"toda la verdad se manifiesta necesariamente en función de Cristo y sobre su
modelo"(57), ya que "no hay verdad o sabiduría que no provenga de
Cristo" (58). Se refiere luego a mundos que, dice, son
"cristianos" sin Cristo Jesús pero no sin el Cristo universal, que es
la palabra inspiradora de todo Revelación"(59). El Shaykh no dice que para
ser un verdadero musulmán o hindúes debemos identificar al hombre Jesús con
Dios. En este caso como hemos visto, el cristiano dotado de
(54) - Stations de la Sagesse, Ed. Maisonneuve Larose,
1992, pp. 175-176.
(55) - Formas y
Sustancia, p. 190. No tomando más que las religiones abrahámico como
ejemplo, "la revelación del Sinaí, la redención mesiánica, la descendencia
del Corán" son, en cada caso, "tantos ejemplos de la
"objetivación subjetivante" en la que "Atmâ está
"encarnado" en Mâyâ y Mâyâ expresa Atmâ" (Perspectivas espirituales, p.135). Véase también Regards sur les mondes anciens, pág.
169.
(56) Senderos de la
gnosis, p.81
(57) Estaciones de la
Sabiduría, p.73
(58) Senderos de la
Gnosis, p.131
(59) De la Unidad
trascendente, p.94
discernimiento no tiene que encajar en una ecuación tan
simple. Dios y el hombre han sido unidos en Jesucristo, pero a menos de elegir ser
herético, la tradición cristiana nos prohíbe pensar que la humanidad en
cuestión era simplemente la de un individuo histórico o que la Divinidad era la
del Absoluto puro. Más bien, nosotros mismos somos ese hombre en nuestra
humanidad esencial y el Dios que nos asume en Él mismo es el Logos divino o
Verbo, en el cual y a través del cual la Esencia inaccesible se hace conocer a
todos.
Como hemos mencionado a menudo, el Shaykh no fue sólo un
maestro de la Gnosis, sino también era igualmente un maestro para las fuentes
clásicas y por lo tanto sabía que Cristo es la
verdadera Luz que, viniendo al mundo, ilumina a todo hombre (Juan 1:9) --que
Aquel que al comienzo estaba con Dios y era Dios (Juan 1,1) y que por lo tanto, antes que Abraham fuera (Juan 8,58), debe también ser el “Uno” del
que se derivan todas las antiguas sabidurías "(60). Schuon sabía que es por
la Segunda Persona de la Santísima Trinidad que son reveladas las perfecciones invisibles del Principio
Divino, incluso su potencia eterna y su
divinidad (Romanos 1:20) y por lo tanto que sólo Él es la expresión de la verdad en cualquier
tradición dada. Resulta - si hemos entendido las sutilezas de la doctrina – que
cada tradición ortodoxa puede ser vista como una forma de la Encarnación. En
cada una de ellas la Divinidad del Logos es
indivisiblemente pero distintamente manifestada en una forma individual. Ella se
hace plenamente presente al mundo, pero sin comprometer su integridad principial
o celeste.
Las modalidades terrestres diferirán naturalmente y, en el
caso de religiones teniendo un apoyo humano central, los nombres serán
diversos: Jesús, Gautama, Mahoma y así sucesivamente. En cada una de estas tradiciones,
dice el Shaykh, el nombre mismo
"indica el aspecto limitado y relativo de la manifestación ",
mientras que las designaciones de estas diversas formas se refieren a su
correspondiente prototipo celestial. Por lo tanto, el término Cristo - como
"Buda" y "Rassoul Allah"- indica la realidad universal de
esa misma manifestación, es decir, el Verbo como tal"(61>. En una
formulación alternativa, Schuon señala
(60) – Regards sur
les mondes anciens, p. 85.
(61) - Sobre la
Unidad Trascendente, p. 103. Es en esta luz que el San Nikolai Velimirovich
(ver nota (43)) pudo hablar del Verbo divino
revelando "los dones preciosos del Oriente”. “Gloria a la memoria de Lao
Tse”, escribió, ”el maestro y profeta de su pueblo! Gloria a la memoria de
Buda, hijo real y maestro inexorable de su pueblo!” Prayers by the Lake, Grayslake
además que incluso el
término Verbo es una especie de sustantivo teñido por un mundo religioso
específico. Es por supuesto un nombre del Logos que es el Absoluto Relativo, y
como tal conserva una independencia absoluta no sólo con respecto a las
peculiaridades de ciertas formas históricas, sino incluso con respecto a sus
propias extensiones universales al nivel del Cielo –exactamente como la
Divinidad de Cristo permanece no confundida con su humanidad celeste incluso. Así,
dice Schuon, el Logos no es en sí
mismo una "Palabra" o un "Hijo" o un "Libro" o un
"Buda", sino que aparece respectivamente como tal según su modo de
manifestación terrestre"(62). De esta manera, anticipa el papel distintivo
de Jesús para los cristianos o de Mohammed para los musulmanes o Gautama para
los budistas. El punto más importante para nosotros, sin embargo, es que en cada
una de estas religiones, el cristianismo, el islam o el budismo, las
discriminaciones metafísicas esenciales son precisamente las mismas. En cada
caso, subsisten los mismos conjuntos de distinciones y el mismo modelo de unión
sin confusión, ya sea entre el Absoluto y lo relativo, ya sea entre el
Principio y la Manifestación o incluso entre el Principio manifestado y la
manifestación como tal. Donde sea que se vuelvan nuestros ojos ven el misterio
de las dos naturalezas de Cristo, expresada de nuevo en muchos idiomas.
Una vez más el cristiano tradicional puede sentir la
necesidad de hacer una objeción. Puede que piense que hemos puesto demasiado
énfasis en el Logos principial, no
humano y anhistórico"(63) y que existe el riesgo de una ruptura ignorando
al verdadero Jesús de la Historia. ¿Qué hay de Cristo y Cristo crucificado (1
Corintios 2:2)? Sin embargo, como ya he demostrado, Schuon no tenía intención
de negar la realidad de la humanidad individual de Cristo, y a diferencia de
los "desmitificadores" de nuestra la época, nunca pensó que los
detalles de los Evangelios podrían ser otra cosa que literalmente verdaderos.
Por otra parte, él habría sido presto en recordar a sus antagonistas exclusivistas
que insistiendo en el Logos eterno como la única hipóstasis de la humanidad
divina de Cristo, se contenta con seguir el ejemplo de los propios Padres de la
Iglesia, a pesar de las sensibilidades históricas y psicológicas modernas.
Jesús fue ciertamente un verdadero ser humano. No obstante, no debemos olvidar
que el verdadero sujeto de sus palabras y acciones, por temporal que haya sido
su modo de
Illinois: Diócesis ortodoxa serbia libre de los Estados
Unidos y Canadá,n.d.-XLVIII,XVIX. (Oraciones
cerca del Lago)
(62) Perspectivas
espirituales, p.88
(63) El Esoterismo,
P.36
manifestación, era el eterno Hijo de Dios. Los cristianos han
dado mucha importancia a la idea de que Jesús es el único medio de salvación. Pero
Schuon seguramente tiene razón al decir "que al llamarse a sí mismo 'El Camino, la Verdad y la Vida",
en sentido absoluto, es decir, en el sentido principial" no hay ninguna razón
para pensar que el Hijo Encarnado pretendía "limitar por esto la
manifestación universal del Verbo, sino afirmaba bien al contrario al mismo
tiempo que es una manifestación universal con este última, de la que el mismo "vivía"
en modo "subjetivo" la manifestación cósmica"(64). Es verdad que nadie viene al Padre (Juan 14,6)
excepto a través del Logos, pero esto quiere decir metafísicamente que no hay
entrada en la Esencia Divina si no es a través de la Persona Divina – cualquiera
que sean el modo y el lugar que esta persona puede haber elegido para su presencia
en la tierra.
Las mismas observaciones pueden hacerse con respecto a lo
que concierne a los hechos terrenales del Hijo, especialmente su gran obra de Redención.
Los verdaderos esoteristas son los primeros en admitir la realidad histórica de
la Pasión y la Resurrección. Jesús realmente murió - de una manera particular,
en un lugar y momento determinado. Él ha resucitado realmente de entre los
muertos en su cuerpo. Pero es necesario al mismo tiempo insistir en que estas
acciones no eran las de un humano individual. Por el contrario, los eventos del
Viernes Santo y La Pascua tienen un significado duradero sólo porque son la
reverberación de la Eternidad en el tiempo. Pues Aquel que ha muerto en la Cruz
no fue un hombre especialmente elegido, sino el Hijo Divino de Dios. Si se
puede decir que este Hijo, que es eterno, está muerto - como lo enseñan explícitamente
los Padres –es que su muerte debe en un cierto sentido haber sido eterna,
también. El cordero debe haber sido sacrificado desde la fundación del mundo
(Apocalipsis 13:8). Es necesario comprender en otras términos, que "La
redención es un acto eterno que no puede situar ni en el tiempo ni en el
espacio; el sacrificio de Cristo es una manifestación o realización particular
en el plano humano "(65). Schuon continúa: "la redención divina
siempre está ahí; preexiste y es el modelo celeste de toda alquimia terrestre, de modo que siempre es gracias
a esta redención eterna - cualquiera que sea el vehículo sobre la tierra- que el
hombre es liberado del peso de sus errancias e incluso Deo Volente de su existencia separativa". El Shaykh añade:
"esta consciencia, lejos de disminuir la participación en los tesoros de
la redención histórica, les confiere un alcance que toca a la las raíces mismas
de
(64) De la Unidad
Trascendente, p.42
(65) De la Unidad
Trascendente, p.36
la existencia"(66).
Lejos de disminuir nuestra participación en Cristo, una verdadera comprensión
de su persona y Sus naturalezas sólo puede más que ser una forma de honrarlo.
Cualquiera que sea el camino a la salvación, es sólo uno y mismo verbo quien es
el verdadero Salvador de todo hombre. Su resplandor es ilimitado, se extiende
mucho más allá de los límites de la religión cristiana y nos trasmite sus tesoros a todos.
* *
*
Esto está perfectamente claro. Si Cristo es el Logos Eterno,
no puede ser más que lógico que deba permanecer libre en sí mismo de todo mundo
religioso en particular, y mientras se convierte en Jesús de Nazaret, que debe
seguir teniendo más ovejas que no son de este
rebaño (Juan 10:16). Todo esto es perfectamente claro. Pero se necesitaron
los escritos del Shaykh para que me diera cuenta. Es él, más que cualquier otro
que me ayudó a discernir la gran verdad de este misterio y a comenzar a apreciar
la belleza de sus muchas implicaciones. Como dije al principio, Frithjof Schuon
me instruyó y ayudó de tantas maneras y en tantos niveles que no puedo
realmente decir acerca de lo que más le debo. Pero son ciertamente sus enseñanzas
sobre Cristo y la Encarnación las que han demostrado estar para mí entre las
más valiosas. Por esto y por todo lo que me ha ofrecido le estoy inmensamente
agradecido.
Que su memoria viva para siempre.
James CUTSINGER
(66) – Miradas sobre
los Mundos Antiguos, p. 85. Schuon no se hizo, bien entendido, ninguna ilusión – poco importan las pruebas escriturales
y otras pruebas clásicas- sobre la aceptación de todos los cristianos
tradicionales. "En el cuadro del cristianismo, la idea de que la redención
es a priori la obra intemporal del Logos
principial, no humano y no histórico; que puede y debe manifestarse de diversas
maneras, en diversas épocas y en diversos lugares; que el Cristo histórico manifestó este
Logos en un cierto mundo providencial, sin que sea necesario o posible
delimitar este mundo de una manera exacta; esta idea, decimos, es esotérica con
relación al dogmatismo cristiano y sería absurdo demandárselo a la teología. El esoterismo p.36