sábado, 2 de enero de 2021

EL MISTERIO DE LAS DOS NATURALEZAS (James Cutsinger)

EL MISTERIO DE LAS DOS NATURALEZAS

James CUTSINGER

Conaissance des Religions. Numero Hors Serie 1999

Profesor de teología y de pensamiento religioso en la Universidad de Carolina del Sur. En particular es autor de: Advice to the serious seecker. Meditations on the teaching of Frithjof Schoun y de The Form of Transformed Vision: Colerigde and the Knowlegdge of God .

"Lo que vamos a decir parece a algunos diferente de las Escrituras de Nuestro Señor. Pero que sepan que estas cosas viven y están inspirados por las propias Escrituras; todos su fundamento viene de estas Escrituras, pero sólo retienen el espíritu de las Escrituras y no la letra".

San Clemente de Alejandría

Desde el primer instante fue evidente que estaba en presencia de algo extraordinario. Como profesor de religión ya estaba en pasablemente leído y profundizado e incluso me había fijado como meta asimilar muchas de las más grandes obras de filosóficas y teológicas. Pero nada me había preparado para mi primer encuentro con un libro de Frithjof Schuon. Tengo un vivo recuerdo haber leído la primera página que releí en tres ocasiones antes de continuar. Las palabras en sí mismas no eran ciertamente difíciles ni la sintaxis compleja. En comparación con las obras de muchos filósofos modernos, los libros de Schuon son conocidos por su estilo simple y a menudo poético.

Sin embargo, no sé por qué, me sentí incapaz de continuar como de costumbre. Antes era como una especie de carrera a lo largo de la playa antes de sumergirse en el océano. Encontré allí una nueva forma de facilitar mi movimiento, pero eso requería una un compromiso muy diferente. Así que no habría más que correr pero tendría que nadar.

Esta primera impresión del carácter diferente de la obra de Schoun – esta impresión de que su mensaje era de una intensidad y de una profundidad sin parangón con ninguna otra- se ha confirmado muchas veces después de entonces a lo largo del estudio de sus libros así como con ocasión de los muchos contactos personales que he tenido el privilegio de tener con hombre  incluso en la última década de su vida. Es difícil para mí saber exactamente qué decir al respecto o cómo puedo traducir el significado de estos encuentros. Otros han hablado de Schuon en los términos más exaltados, comparándolo con figuras como Shankaracharya y el Maestro Eckhart; dijeron que él era un parangón entre las autoridades religiosas, tal vez el Qutb o centro espiritual de nuestro tiempo, cuyo trabajo tenía una importancia cíclica  o eliática – un jivan-mukta, bendecido por la visión del intelecto cósmico incluso. Es incluso posible que encontremos similares afirmaciones en las páginas de esta revista. Aunque no veo ninguna razón para ignorar tales juicios y que tengo muchas buenas razones para suponer que son ciertas, yo, por mi parte, prefiero ser más reservado. Me parece que los libros de Schuon no necesitan ningún elogio o promoción particular y que hablen por sí mismos; yo los recomiendo encarecidamente a la atención de cualquier investigador serio. En cuanto al contacto personal que tuvimos, simplemente diré que Frithjof Schuon es el hombre más grande que he conocido y que estoy profundamente agradecido por su amistad.

¿Qué es lo más importante que me ha enseñado Schuon? Esa es la pregunta que me hice cuando escribí este artículo. Desde el momento en que la puse, me sorprende la importancia del papel de su perspectiva en prácticamente todo lo que creo y pienso. Se ha dicho que la ambición de Schuon no sólo era enunciar una doctrina y un método, sino también dar forma a una civilización, y tratar de penetrar en esta civilización tanto como sea posible hacerlo, ahora me doy cuenta que es casi imposible para mí recordar mis primeras impresiones o  clasificar mis muchos descubrimientos. Puedo sin embargo, para decir esto: desde el punto de vista doctrinal muy pocos puntos han demostrado ser más decisivos y beneficiosos que las enseñanzas de Schuon sobre el Cristo y esto es lo que me gustaría enfatizar aquí.

Yo mismo soy cristiano, miembro de la Iglesia Ortodoxa y, como profesor de teología en una importante universidad americana del sur, enseño sobre todo a estudiantes cristianos. Debido a mis publicaciones, incluyendo un libro reciente sobre Schuon, es obviamente natural que otros cristianos se den cuenta a veces de mi simpatía por esta perspectiva y cuando sucede es comprensible que muchos de ellos sean sorprendidos y en ciertos casos consternados –especialmente los que aprenden que Schoun no era cristiano sino maestro sufí, Shaykh ¿Isa Nûr ed-Din Ahmed. Se preguntan lo que yo puedo pensar. ¿Cómo puedo reconciliar mi lealtad a Cristo y mi fidelidad a Su Iglesia asumiendo que otras religiones también son verdaderas y recurriendo a un infiel como consejero espiritual Yo comprendo debatir aquí  esta segunda parte de la cuestión si no es para decir que habiendo pedido una vez a una alta autoridad jerárquica de la Iglesia Ortodoxa, su opinión sobre mi amistad con Schuon, me respondió refiriéndome a un pasaje historias de un peregrino ruso que autoriza al cristiano, en ausencia de un verdadero starets, buscando consejo "incluso de un Sarraceno". También debería añadir esto: en mi primera reunión con el Shaykh, casi sus primeras palabras fueron esta advertencia "el Cristo es tu maestro". ¿Qué hay de la cuestión más importante de las otras formas espirituales? ¿Cómo puede un cristiano tradicional con buena conciencia acepta la idea de que hay una "Unidad Trascendental de la religiones" (1)?

Lo primero que debe destacarse en la respuesta de Schuon a estas preguntas es que no implica ninguna reducción de nuestras convicciones sobre la estatura de Cristo. Al contrario que algunos teólogos modernistas, que, con el fin de promover la armonía entre las religiones, están listas para tirar la Encarnación por la borda y poner a Jesús en una categoría puramente humana e histórica, Schuon defiende ferozmente la doctrina tradicional. "La idea principal del cristianismo", dice enfáticamente, pidiendo prestada como lo hace tan a menudo la conocida fórmula patrística - "es que "Dios se convierte en hombre para que el hombre se convierta en Dios"(2) porque "todo el cristianismo sostiene en estas palabras: Cristo es Dios"(3). Como sus lectores lo saben bien, el Shaykh condena totalmente a aquellos que cuestionaran esa doctrina o cualquier otra doctrina tradicional

(1) - Me refiero al título de una de las primeras obras de Schuon,quizás la más conocido, de la Unidad Trascendente de las Religiones, Ed. Gallimard, 1948.

(2) - Schuon, L'ésotérisme comme principe et comme voie, Ed. Dervy, 1978,p. 37 - "En el cristianismo, la fórmula patrística de la reciprocidad salvadora es una joya de valor incalculable: "Dios se convirtió en hombre para que el hombre se convierta en Dios"; es la revelación de fuerza mayor, al mismo título que la escritura; lo cual puede sorprender, pero es una posibilidad "paracletica" (Resumé de métaphysique intégrale, Ed. Le Courrier du Libro, Albin Michel, 1985, p. 74.

(3) – Schuon Sentiers de gnose .Ed la Colomhe 1957 p 135. Por otra parte escribió “un Cristianismo negando la divinidad de Cristo niega su propia razón de ser”( De la unidad trascendente de las Religiones, Ed Gallimard, 1948,p. 109)

como si de alguna manera se hubieran vuelto caducas en virtud de un materialismo actualmente de moda e irreflexivo, y que han decidido por consiguiente purgar los Evangelios de lo Sobrenatural. "Los descubrimientos científicos no prueban nada contra las posiciones tradicionales de la religión"(4) escribe y muchas páginas de sus escritos se dedican a la crítica de las pretensiones del cientifismo y  el historicismo moderno y a la culpa de aquellos que se creen obligados a  amputar sus religiones con el pretexto de adaptarlas.

A propósito de una sugerencia más reciente y algo más matizada, a saber que podríamos, como buenos críticos de la Biblia, admitir sin embargo que Cristo era una especie de curandero chamánico, pero por supuesto siempre sin que él sea Dios - Schuon da esta respuesta significativa: "Los milagros de Cristo no son "poderes" (siddhis) que puede o no puede ser ejercida, sino manifestaciones divinas, por lo tanto, hechos que escapan a cualquier evaluación psicológica, y Cristo no es un hombre que se ha vuelto sabio, sino la sabiduría hecha hombre" (5) - No pretendo defender aquí estas afirmaciones contra las objeciones de los desmitificadores. Intenté hacerlo  en otro lugar y en cualquier caso no tienen más que mirar obras como Lógica y Trascendencia o el excelente capítulo "Ortodoxia" e intelectualidad" en Les Stations de la Sagesse, para descubrir por qué la integridad académica no requiere de ninguna manera un sacrificio de la fe tradicional. Pero, en este caso, mis interlocutores son mis compañeros ortodoxos y otros cristianos tradicionales, y mi objetivo es poner en evidencia la medida en que las enseñanzas cristológicas de Schuon son totalmente tradicionales.

No lo son por casualidad o inadvertencia. Como para toda religión sobre la que escribe, especialmente para el Islam, el Shaykh se encargó de profundizar en el estudio del cristianismo. Él conoce sus escritos, sus liturgias, su arte, sus principales autoridades, la vida de sus santos, sus diferencias de confesión y sus fórmulas conciliares. Y cuando se trata de la enseñanza cristiana sobre Cristo, siempre escribió con pleno conocimiento de la Iglesia primitiva y sus controversias históricas. Está bien informado, por ejemplo, sobre anatemas que se lanzaron unos a otros los Diofísitas, Monofisitas, Aftartodocetos, Ftartolatras, Agnoetes, Akistetes y Ktistolatras, a punto de saber si Cristo es de sustancia incorruptible, o si, por el contrario, es como otros cuerpos, o si tiene una parte de la ignorancia humana en el alma de Cristo, o si el cuerpo

(4) Miradas sobre los mundos antiguos Ed, Nataraj, 1997,p. 44

(5) Senderos de la Gnosis p.70

de Cristo es increado y al mismo tiempo es visible, si es creado y así sucesivamente. Es capaz, como los Padres antes que él, de encontrar el equilibrio esencial entre estas rivalidades extremas. Schuon  entendió, en otras palabras, que Cristo, "la forma viviente de Dios, debía mostrar así en su humanidad prerrogativas sobrenaturales que sería vano enumerar, pero que, siendo indiscutiblemente hombre, debía tener ciertas limitaciones, como lo demuestra el incidente de la higuera cuya esterilidad no pudo discernir a la distancia"(6). Examinaremos a continuación algunas particularidades. En lo inmediato mi intención al citar este pasaje es mostrar que la Cristología de Schuon no está de ninguna manera mal informado sobre las fuentes cristianas clásicas. Al contrario, tiene un perfecto conocimiento de lo que ha llamado, en uno de sus muy importantes capítulos, "El Misterio de la dos naturalezas"(7) y nunca deja de demostrar las múltiples implicaciones.

Es precisamente aquí donde surge un dilema. Si Schuon cree realmente que Cristo es Dios, ¿por qué no fue él mismo cristiano y cómo podría al mismo tiempo apoyar la "equivalencia espiritual de las grandes revelaciones"(8)? Esto parece ser para muchos una gran contradicción. Si Cristo es tanto el verdadero Dios como  verdadero hombre - si es cierto, según el Credo primitivo que Jesús de Nazaret fue la encarnación del único Hijo de Dios, el eterno Hijo de Dios – es entonces es seguramente imposible para el cristiano perdonar a las religiones que ignoran o excluyen su divinidad. ¿No es evidente que deberían ser descartadas como falsos? O, alternativamente, si estas otras religiones son verdaderas, ¿no deberíamos, al contrario rechazar el Credo Primitivo? ¿No deberíamos admitir, aunque sea a regañadientes, que la doctrina de las dos naturalezas era de alguna manera un piadoso exceso, un lujo especulativo determinado por categorías filosóficas de la  lejana antigüedad, ahora anticuada y en cualquier caso contradictoria con la vida del Jesús histórico?

La primera de estas posibilidades - el repudio de los demás religiones - por supuesto, siempre ha sido comúnmente aceptada en

(6) - Schuon, Formes et substances dans les Religions, Ed. Dervy, 1975, p. 186.

(7) - Formas y sustancias en las religiones, p. 133-141. Es importante añadir que el conocimiento del Shayhkh sobre el cristianismo no ha sido puramente libresco. Su propio hermano era un monje trapense y tenía muchos otros contactos incluidos aquí con el Archimandrita Ortodoxo Sonhronv, importante discípulo de San Silvano el Atonita.

(8) Schoun Prspectivas espirituales y hechos humanos. Ed Maissonneuve-Larose 1989 p. 155

los cristianos tradicionales, en dos formas principales. Algunos dirán que los no cristianos están necesariamente condenados, que no puede haber salvación fuera de una fe activa, consciente y explícita en Jesucristo y sin participación en su cuerpo visible, la Iglesia; otros, por otro lado, admiten que los no cristianos pueden en algunos casos ser salvados, pero a pesar de la religión que practican y gracias a la misericordia de un Dios que cierra sus ojos sobre su ignorancia en esta vida permitiéndoles someterse a la autoridad de Cristo después de la muerte. En cuanto a la otra posibilidad - el rechazo del credo primitivo - que es como sabemos la aproximación moderna más típica, la cual presume que la fe en la divinidad de Cristo va necesariamente de la mano con un prejuicio religioso y una intolerancia exclusiva. En una reciente conversación con un miembro importante de un muy controvertido "Seminario de Jesús", se me ha dicho que si la generación anterior de eruditos se engañó sin duda imponiendo aclaraciones de alcance mundial sobre los textos del Nuevo Testamento, estaba sin embargo justificado rechazar la reivindicación de la divinidad de Cristo. Esto en razón, en particular, a varios motivos textuales e históricos, pretendía él, pero admitió que  su principal preocupación era evitar ofender a los hombres de otras creencias.

¿Son realmente las únicas opciones? ¿Estamos obligados a elegir por una parte entre la posición de dogmatismo exclusivo, "insostenible y peligroso en un universo donde todo se encuentra y se interpenetra", y por otra parte "un ecumenismo ciego y disolvente" (9) que olvida que las religiones y su desarrollo ortodoxo son herencias inalienables e irremplazables a los que no se puede añadir nada esencial el postre y no se puede quitar nada esencial "10"? Schuon, por supuesto, piensa que no y una gran parte de su trabajo está diseñado para mostrar la salida de este dilema.

Para él, la solución está en un ecumenismo esotérico - el ecumenismo basado en una ciencia sagrada de los símbolos destinados a revelar el significado interior de las doctrinas y ritos religiosos tradicionales. "Cuando quieres escapar a la estrechez del dogmatismo " escribe el Shaykh, "es importante hacerlo "desde arriba" y no "desde abajo": se trasciende la forma dogmática profundizándola y contemplando su contenido universal, y no negándolo en nombre de un "ideal" pretencioso e iconoclasta  de "verdad pura"(11). Un diálogo

(9) - Schuon, Logique et trascendance, Ed. Traditionnelles, 1972, p. 11.

(10) Schoun. Capítulo “No activity without truth”, The Sword of Gnosis,Ed Jacob Needleman, London: Routlegde and Kegan Paul.1986 p.34-35

(11) Schuon Las Estaciones de la Sabiduría. Ed Maisonneuve-Larose 1992, p 18

legítimo y espiritualmente provechosa entre las religiones, es el que reconoce, por paradójico que parezca, que las tradiciones están muy cercanas y muy similares entre ellas en su centro, pero no en su circunferencia; siempre debe tener como punto de partida los dogmas y los símbolos que son más distintivos o característicos de una religión determinada. En lugar de un abandono apologético y medio vergonzoso debe caracterizarse por un serio apego y comprensivo a las enseñanzas más esenciales y originales de cada tradición porque "lo que, en cada religión, proporciona la clave para la esoterismo total o no dualista no es un concepto secreto de carácter heterogéneo, es por el contrario la idea-fuerza misma de la religión" (12). En el caso del cristianismo, por supuesto, ninguna enseñanza es más central o dominante que la Encarnación, y es la razón por la que Schuon siempre escribió sobre la fe cristiana en función de esta doctrina, entendida en sus propios términos tradicionales, se trate de una cuestión histórica o confesional, o una cuestión relacionada con la metafísica y gnοsis (3). Pero, ¿qué es lo que dice exactamente esta doctrina'?

*    *

   *

El cristiano cree que Dios se hizo hombre en Jesucristo. Sin embargo, debe entenderse desde el principio que la Encarnación es una cuestión considerablemente más sutil de lo que sugiere esta formulación extremadamente elíptica - no importa lo fuerte que pueda haber sido a veces la tentación de la piedad cristiana, de simplificar, y también la reacción de los críticos modernos, a esta simplificación, con un constante desprecio por la doctrina misma. Dios se hizo hombre, es verdad. Pero como los Padres de la Iglesia primitiva han contribuido a clarificarlo, este no es un aspecto cualquiera de Dios, o Dios como tal, que se ha encarnado en Jesús; no fue ya no un hombre en particular sino el hombre como tal en el que se ha convertido; y convirtiéndose en hombre nunca dejó de ser Dios.

(12) - Esoterismo, p. 25.

(13) - Dado que "el cristianismo se basa en la idea - y la realidad - de la Manifestación Divina" (Lógica y Trascendencia, p. 110) y que "para el cristiano el argumento de la fuerza mayor es la divinidad de Cristo y, en función de ella, el hecho de que hay un intermediario entre Dios y el hombre, en la forma de Dios hecho hombre" (Senderos de la Gnosis, p. 12). Resulta que debe haber una gnosis cristiana, es necesario que “se apoye a priori necesariamente en los misterios de la Encarnación y la Redención, por tanto sobre el fenómeno crístico en si (El Esoterismo p.26)

Es crucial no perder de vista estas tres importantes distinciones. Expongámoslas de nuevo en el lenguaje clásico de los concilios ecuménicos.

La tradición nos enseña en primer lugar que es el Hijo o el Logos, Segunda persona de la Santísima Trinidad, que se encarnó en Jesús, y no la Primera Persona del Padre. El Padre es la aitia o causa a la vez del Hijo y el Espíritu Santo por filiación o inspiración. Él es la Unidad, según San Gregorio el Teólogo, "de Ella fluye y hacia Ella refluye el orden de las personas" (14), y así permanece siempre - a pesar de la Encarnación- un misterio trascendente e inaccesible. Las tres personas son realmente homoousios o, consustanciales, todos ellas participando en la esencia común de la Divinidad. Pero el cristianismo rechaza explícitamente la idea de su identidad o intercambiabilidad. Suponerlo, confundir, mezclar o identificar a las personas entre sí es en realidad una herejía, la herejía del modalismo.

La segunda distinción se refiere a la dimensión humana de Cristo. De acuerdo con las fuentes tradicionales, la naturaleza humana del Hijo es genérica y no específica porque no es la particularidad histórica de un hombre individual, sino la esencia del hombre como tal, que fue asumido por el Verbo hecho carne (Juan, I,14). La humanidad de Jesús es en sentido impersonal o "anhipostática" por utilizar la terminología de algunos Padres. Aunque Cristo participa plenamente en todos los aspectos de nuestra física o naturaleza, con la excepción del pecado. Es diferente a nosotros en que no tiene una hipóstasis humana, es decir que su persona o sustancia humana no es el agente de sus actos. Lo que Él es, es a la vez divino y humano, pero Él es el Logos.- Su persona no siendo otra, de hecho, que la eterna segunda Persona eterna de la Trinidad, que existía antes de la creación del mundo. Suponer de otra manera, pensar que la Divinidad ha sido proyectada de alguna manera en un ser humano independiente y no excepcional llamado Jesús es también una herejía - la herejía del adopcionismo o monarquiánismo dinámico.

Por último, un tercer punto, igualmente esencial para una justa comprensión de la doctrina tradicional, está relacionada con la relación entre las dos naturalezas de Cristo. Mientras que los dos primeras Las distinciones se refieren a los planos paralelos (por así decirlo) de la Divinidad y la Humanidad de Cristo, la tercera se aplica a la unión o intersección vertical entre ellos. En este caso la tradición prohíbe explícitamente cualquier intento de confusión o identificación entre la Divinidad y la Humanidad. A causa de la Encarnación, las dos

(14) Discursos teológicos, XLII, 15

 naturalezas se dicen que están unidas hipostática y sustancialmente en la Persona de Cristo, hasta el punto de que cada una o comparte las propiedades de la otra por una "communicatio idiomatum". Sin embargo, no está permitido pensar que una sea obliterada por otra en la Persona del Verbo Encarnado. Suponer que una de las naturalezas puede haber sido subsumida o eclipsada, actuando en particular como si la Humanidad de Jesús hubiera sido sumergida por la Divinidad en Él es exponerse de nuevo a otra herejía, en este caso la herejía monofisita.

Schuon estaba perfectamente advertido de estas cuestiones dogmáticas. En efecto, parece haberlos entendido mucho mejor que muchos de los cristianos tradicionales, incluyendo incluso algunos doctores de la Iglesia, que en su celo por fortalecer nuestra convicción sobre la divinidad de Cristo a menudo ha tomado el riesgo de amalgamar o confundir al Dios que ningún hombre ha visto jamás (Juan I,18) con la identidad histórica de Jesús de Nazaret. Este comentario sorprenderá probablemente a los lectores, tal vez porque no conocen las sutilezas de las afirmaciones conciliares en la Iglesia primitiva, o porque no están familiarizados con el vocabulario schuoniano. Sin embargo, cuando se han comprendido los términos, está claro que las enseñanzas del Shaykh sobre Cristo, a pesar quizá de algunos detalles controvertidos, está bien dentro de los límites de la Ortodoxia calcedoniana. Intentemos justificar esta declaración (15)

Como cada aspecto de su mensaje, la Cristología de Schuon debe ser considerada a la luz de su metafísica, y el punto de  partida es la principal distinción que se hace tan a menudo en su obra entre lo Absoluto y lo relativo, o Atmâ y Mayâ. Por un lado está lo que no puede no ser, pero por otro lado también hay lo que es posible.

(15) - Lo que sigue es sólo un breve esbozo algo elíptico de lo esencial que se refieren sólo a unos pocos de los muchos pasajes relacionados aquí en la obra de Schuon. Aquí es una alusión a la definición de Calcedonia promulgada en 451 por el Cuarto Concilio Ecuménico. Al resumir las distinciones a las que se ha hecho referencia anteriormente, esta formulación de la fe se ha convertido desde entonces en un estándar para la comprensión ortodoxa de Cristo, el Hijo único engendrado, que está en dos naturalezas, sin confusión, inmutablemente, indivisiblemente e inseparablemente sin la distinción de las naturalezas desaparezca en la unión (Los Siete Concilios Ecuménicos, Ed. Henry R. Percival, Vol. XIV de los Padres de Nicea y Post-Nicea [Grand Rapids. Michigan: Eerdmans, 1983] 264-65). Se podría añadir, para los que estén familiarizados con las escuelas cristianas primitivas y las principales figuras patrísticas que la perspectiva de Schoun es principalmente alejandrina, y no la de Antioquía y que su lectura

"Todas las demás distinciones y apreciaciones se derivan de esta distinción fundamental"(16). Como sus lectores saben, esta es una distinción de la que se deriva, sobre todo, la polaridad trascendencia-inmanencia. Saber que hay un Absoluto y entender lo que Él es, es saber que Él es la única realidad. Sólo el Absoluto es absoluto y en Su Absoluta trascendencia eclipsa totalmente lo relativo que es en comparación una nada ilusoria. Sin embargo, saber que este Absoluto es la única la Realidad es también saber que toda cosa es Él de alguna manera. En su independencia y su ausencia de límites, Él es igualmente infinito y en virtud de esa infinitud no puede más que dar nacimiento a lo Relativo en el cual Él es inmanente. Solo Atmâ es real pero Mayâ es el despliegue de la manifestación de Atmâ. Nada diferente existe realmente excepto Dios, pero sin embargo todo lo que existe verdaderamente es Dios.

Según Schuon, para entender completamente la naturaleza de esta enseñanza debemos reconocer que la Relatividad tiene su raíz en el Principio Divino mismo. De esto viene lo que él llama "la noción clave de Mayâ in divinis "(17). Esta es en efecto una de las trazas más importantes y características de su mensaje. El Principio no es una simple realidad estática y monolítica, sino que por el contrario, comporta una diferenciación interna o intrínseca entre dos grados distintos. Por un lado, está el Absoluto como tal, la Realidad Suprema o "pura Ipseidad" (18). Pero también hay un segundo grado de Divinidad en el que el puro Absoluto, que trasciende las

de la definición de Calcedonia está ampliamente en línea con las tendencias cirílicas - es decir, con la enseñanza del Patriarca San Cirilo de Alejandría. No quiero sugerir, sin embargo, que el Shaykh estaba actuando de esta manera deliberada y tímidamente. Era un metafísico y esoterista, no teólogo, y su punto de partida fue la naturaleza de la las cosas y no las doctrinas exotéricas de una religión determinada. Las doctrinas le interesaban en la medida en que podían ser utilizadas como claves intelectuales o apoyo metódico para aquellos que querían saber lo que es.

(16) Schuon, Tras las huellas de la religión perenne, Ed. Le Courrier du Livre, Albin Michel, 1982, p. 14.

(17)- Resumen de Metafísica, p. 79-Esta "noción clave" que el Shaykh llama "aparentemente absurdo pero metafísicamente esencial" lleva el sello de su perspectiva. Para un desarrollo más completo de la idea de las dimensiones o grados en Dios, ver "Los Grados de la Realidad", capítulo 5, de mi libro Advice ro the Serious Seeker: Meditations on the Teaching of Frithjof Schuon, Albany ,New-York State University Press 1997.

(18) Es una fórmula que se encuentra en numerosos textos inéditos del Shaykh

determinaciones y categorías, se da a conocer en un primera determinación anticipando y prefigurando el mundo. En virtud de esta determinación metafísicamente necesaria, el Absoluto se somete en esta medida a Mayâ y es precisamente esta sujeción divina de la Relatividad, que en el hinduismo corresponde a la distinción entre Brahma Nirguna y Brahma Saguna, o el Maestro Eckhart entre Gottheit y Gott. En el vocabulario de Schuon es la diferencia entre el Sobre-Ser y el Ser o incluso entre la Esencia Divina y la Persona divina. Pero cualquiera que sea el lenguaje utilizado, de Oriente o de Occidente, la distinción es universal e ineludible. Por una parte, debe haber un Absoluto, totalmente independiente y soberano, que no está condicionado por nada, ni siquiera por él mismo. Sin embargo, debido a de la naturaleza de este Absoluto, que no puede ser más que Infinito, debe haber en este mismo Principio una dimensión subordinada que, aunque absoluta con relación al mundo es sin embargo relativa con relación a Su Esencia. También debe haber un "Absoluto Relativo" (19) por paradójica que pueda parecer la fórmula parecer.

Incluso aquellos que no tienen el hábito  de leer al Shaykh rápidamente habrán entendido las implicaciones de estas distinciones, para la cristología. Si se ha comprendido la necesidad de niveles o dimensiones en aios, no será una sorpresa descubrir que estas están en relación directa, en términos cristianos, con las Personas de la Santa Trinidad. Tampoco sorprenderá que para Schuon solo la Primera Persona sea puramente el Absoluto, mientras que el Hijo y el Espíritu Santo - llamado por San Ireneo las dos "manos" del Padre- están en el nivel de Absoluto relativo (20). Esto significa, por supuesto, que un cierto  "subordinacionismo" es un elemento necesario de una comprensión adecuada de la Divinidad de Cristo. Incluso fuera de su encarnación histórica en Jesús, el Logos o la Palabra de Dios debe ser

(19) - Schuon, Le jeu des masques, L’Age dHomme, 1992, p. 53. Ver también Las Estaciones de la Sabiduría, pág. 33, y Resumen de la Metafísica, pág. 17.

(20) - San Ireneo, Contra las herejías, 4. 20,1. Schuon indica que el Padre puede ser representado por el Centro, el Espíritu Santo por los rayos que provienen de ese punto  y el Hijo a través del círculo que proyectan. Ver De lo Divino a lo Humano (Le Courrier du Livre, 1981), págs. 45 y 47. Ya que sólo me interesa específicamente la cronología de Schuon, tengo que dejar de lado el examen de su enseñanza sobre la Trinidad en general, que es mucho más sutil de lo que sugieren mis observaciones anteriores. No pienso aquí más que en lo que él ha llamado la “perspectiva vertical” que “enfoca las hipóstasis “descendentes” de la Unidad o de lo Absoluto”; pero hay también dos “perspectivas horizontales”. Ver Schoun, Comprender el Islam, Le Seuil, Collection Points Sagesses, 1976, p. 59

reconocido precisamente como siendo la Palabra de Dios, su primera expresión y autodeterminación y como tal este Logos, según el Shaykh, no puede no participar en lo metafísicamente Relativo. La segunda persona es necesariamente la segunda persona. Aunque es absoluto con relación a sus criaturas, permanece subordinado aun así, por toda la eternidad, a la Primera Persona de Dios Padre Todopoderoso (Símbolo de Nicea). La Divinidad de Cristo es la de un "Absoluto menor" (21)

Entiendo que los cristianos tradicionales experimentan algunas dificultades a primera vista para asimilar esta forma de pensamiento, especialmente a propósito del término "subordinación", que todavía se asocia hoy a Orígenes a menudo calumniado. Es simplemente natural que al escuchar esta presentación, muchos parecerán "negar la Relatividad in divinis con la intención de salvar la absolutidad de Dios" (22) y el estatus divino de su hijo- a pesar de que ninguno de los dos está en disputa. Pero como Schuon a menudo señala, al hacerlo los cristianos olvidan sus propias Escrituras, donde la subordinación del Hijo Dios es bastante clara. Es cierto que Jesús proclamó su divinidad: Yo y mi Padre somos uno (Juan 10:30) y el que me ha visto a mí, ha visto al Padre (Juan 14). Pero también explicó en términos inequívocos que mi Padre es más grande que yo (Juan 14:28) (23). Aparte de una multitud de otras pruebas, las frecuentes oraciones del Hijo al Padre bastan para demostrar que debe haber en realidad tienen algún tipo de jerarquía en el propio Dios.

Muchos teólogos tradicionales, con la esperanza de proteger nuestra fe en la Segunda Persona de los efectos corrosivos de la herejía que niegan su divinidad, han tratado de darle un significado a esta jerarquía identificando cualquier indicio de subordinación a la sola naturaleza humana de Cristo. Pero como la historia de la doctrina muestra claramente, corre el riesgo de convertirse a su vez en presa de la herejía nestoriana que escindió a Cristo en dos

(21) - Formas y Sustancias en las Religiones.

(22) - Lógica y Trascendencia, p. 119.

(23) - Puede ser bueno recordar que escribo como un cristiano ortodoxo para otros cristianos tradicionales. Entiendo que los las muchas citaciones de San Juan demuestran ser de poco valor para los críticos modernos de la Biblia, que ponen en duda la autenticidad de muchas de las palabras de Cristo en este Evangelio que consideran el retrato menos seguro del Jesús histórico. Pero se puede hacer todo a la vez, la recusación de las afirmaciones de estas críticas, a las cuales ya he hecho alusión es un sujeto que se sitúa fuera de los límites de este artículo. Mi fin aquí citando a Juan es acentuar el hecho de que incluso en el Evangelio, la subordinación permanece en la cristología “más alta”.

personas, y es olvidar que el Concilio de Éfeso afirma tan fuertemente, en respuesta, que las dos naturalezas coexisten indivisiblemente en la Única Persona del Logos. Para explicar el problema en términos menos técnico, las formulaciones conciliares nos requieren que para considerar que todos los actos cumplidos por Jesús, y todas las palabras que Él ha pronunciado han sido actos cumplidos  y palabras pronunciadas por el eterno Hijo de Dios. Cuando Jesús nació fue Dios el Hijo que nació de tal manera que la Virgen María podría ser designada como  Theotokos o la Madre de Dios. De la misma manera, cuando Jesús lloró y cuando murió, fue la Segunda Persona la que lloró y murió, aunque de una manera acorde con la Divinidad, por lo tanto con  impasibilidad. Schuon es por lo tanto perfectamente ortodoxo cuando explica que "Si el Cristo dirige una oración a su Padre, no sólo por la naturaleza humana, es también por la relatividad del Logos increado' (24). Precisa en otro lugar: "es cierto que se atribuye únicamente a la naturaleza humana las palabras de Cristo declarando su subordinación, pero esta delimitación es arbitraria e interesada, ya que la naturaleza humana está ligado por su contenido divino; si es parte del Hijo debe manifestar a este. El hecho de que exista y que sus expresiones manifiesten su subordinación y al mismo tiempo la subordinación hipostática del Hijo, muestra que la interpretación del Hijo como la primera Relatividad frente al Padre puro Absoluto no es contrario a la Escritura y es irrefutable en sí (25). Esta interpretación no es en modo alguno contraria a la tradición patrística que prohíbe (como hemos visto) cualquier confusión modal de las Personas y, al hacerlo, reconoce implícitamente que las personas son intrínsecamente diferentes, es decir, independientemente de su papel extrínseco en la economía divina. Quien dice intrínsecamente diferente dice jerárquicamente diferente. A menos que las palabras no tengan ningún significado, es absurdo pensar que el Hijo y el Espíritu Santo podrían ser tan absolutos que su causa, o que ambas manos pueden estar al mismo nivel que la persona que dispone o un hijo puede ser idéntico al que lo engendró. Es absurdo, en otras palabras, suponer que la infinita simplicidad del Absoluto puro puede repetirse en una copia igualmente infinita y absoluta. No, al contrario, es preciso admitir que la Divinidad de Cristo es derivada. Lo que se encuentra en Jesús no es la propia Esencia Divina, sino su propia determinación en el nivel de ser

Vengo ahora a la segunda y tercera distinciones

(24) Formas y substancia en las Religiones p.196

(25) Lógica y Trascendencia p. 111

cristológicas que se puede, creo, tratar habitualmente. Ahora tenemos que mirar más de cerca la humanidad de Cristo y la naturaleza de su unión con el Logos. Como hemos explicado anteriormente, dos puntos dogmáticos son esenciales para la comprensión tradicional de estas cuestiones. Cuando Dios Hijo se hizo hombre, dicen los Padres, no era un hombre en particular, sino el hombre como tal lo que devino; al convertirse en el hombre en este sentido nunca dejó de ser Dios. La divina humanidad no se redujo al orden individual, sino que la diferencia entre las dos naturalezas  no estaba ocultada por su unión. Una vez más, aquí, una lectura atenta de Schuon muestra claramente que su la enseñanza está de acuerdo con la tradición cristiana.

Antes de examinar los términos específicos de esta tradición es bueno hacer otro breve recorrido metafísico. Señalé la distinción hecha por Schuon, en el Principio Divino entre el Absoluto como tal y el Absoluto relativo y expliqué que la Divinidad del hijo corresponde a este último. La segunda persona toma el segundo lugar detrás de la Primera Persona y por esta razón el Logos debe estar por debajo de la Esencia Divina en el nivel del Ser - nivel que anticipa o prefigura el campo de creación o de la manifestación. Todas las cosas han sido hechas por Él y nada que ha sido hecho no fue hecho sin Él (Juan 1:3). Una distinción parecida debe ser hecha entre otros dos grados de la realidad, esta vez dentro del  universo creado. En el vocabulario Schuoniano es una distinción entre el Principio manifestado y la manifestación misma. Lo mismo que la manifestación está prefigurada en el Principio, lo mismo el principio se proyecta o se prolonga en la manifestación y el resultado es "orden celestial" o simplemente "cielo". Finalmente, debajo de este nivel celestial hay un cuarto y último grado, el mundo "natural" o "profano" o simplemente "la Tierra"(26). De acuerdo con el Shaykh toda comprensión metafísica adecuada de la Encarnación tendrá que tomar en consideración a la vez estos dos grados de manifestación. Entrando como hombre en el mundo del devenir, El Hijo de Dios se convirtió en lo que somos, pero sin dejar de ser lo que Él es (*). Se puede pues decir que estaba siempre en el Cielo mientras estando presente en la Tierra. Él era a la vez manifestación del Principio y el Principio manifestado. "No está en tanto que hombre" dice Schuon "que Cristo es Dios y por otra parte el

(26) Resumen de Metafísica integral p.17-18

(*) Es así como el Credo de Pablo VI (1968) precisa que “el Hijo es igual al Padre por su Divinidad  e inferior al Padre por su Humanidad”(NDLAR)

El hecho de que sea hombre no le impide ser verdaderamente Dios (27). Ahora veamos si la tradición dice lo mismo.

Según la Biblia, el Verbo se hizo carne (Juan 1:14). ¿Qué significa eso? Esto quiere decir, dicen los Padres, que el Hijo Divino de Dios ha aceptado cumplir una vida verdaderamente humana convirtiéndose en consustancial a nosotros en cuanto a su humanidad, siendo como somos en cualquier punto excepto el pecado (definición del Concilio de Calcedonia). Aparte de algunas sutilezas sobre las que tendremos que insistir, cualquier intento de negar esta humanidad debe ser rechazado como herética. El Shaykh era muy consciente de esto, asociándose totalmente (como veremos pronto) al repudio del docetismo y el gnosticismo herético de la Iglesia. En otras palabras él también rechaza la afirmación de que Cristo era espíritu puro y sólo tenía la apariencia de un hombre. Pero al mismo tiempo también estaba desde el punto de vista de la Iglesia, reconociendo que el simple hecho de admitir la humanidad de Cristo deja sin respuesta la importante cuestión del modo de esta humanidad; era obvio para Schuon, como lo era para la Iglesia primitiva, que cualquiera que sea la verdadera naturaleza humana del Hijo, ella era, sin embargo, "de una esencia diferente a la del hombre ordinario y esto se debe a la íntima penetración de todos las modalidades por el Universal". Pues "la sustancia misma de la individualidad" - la misma cosa que nos distingue a cada uno de nosotros como un ego y agente humano - fue en Él "transmutado por la Presencia Real" de la Divinidad (28).

Pensando sólo en estos pasajes o en otros similares, ciertos cristianos han acusado al autor de ignorar la particularidad histórica de la Encarnación y centrarse demasiado exclusivamente en el Logos Eterno o el Cristo Cósmico. ¿Es eso correcto? Schuon sin duda estaba menos inclinado que muchos cristianos contemporáneos en insistir en el Jesús histórico - pero era lo mismo en la Biblia y otras fuentes ortodoxas con las que estaba absolutamente de acuerdo. Para elegir un simple ejemplo de entre una multitud de posibilidades de que uno recuerde las palabras de Cristo a Nicodemo: Ningún hombre ha ascendido al cielo a menos que haya descendido del cielo, incluso el Hijo del Hombre que está en el Cielo (Juan 3:13). Aunque se puede querer glosar este notable texto, uno no puede escapar al hecho de que un Hombre Celeste, que podría estar presente simultáneamente en dos planos de la realidad separados tenían que ser diferentes del resto de los hombres por mucho más que una simple cuestión de grado

(27) El Ojo del Corazón, Ed L’Age d’Homme, 1995, p.116

(28) El Ojo del Corazón, p.133

Que se considera los milagros de Cristo, especialmente aquellos que comportan la manipulación por él de sustancias materiales y las realizadas al contacto con su cuerpo físico. O bien que se piense en la posibilidad de que el Verbo Encarnado se haga invisible y sin gravedad. En estos numerosos casos es evidente que Cristo estaba de alguna manera - manera no podríamos pretender - liberado de las limitaciones terrestres y temporales; por lo tanto, resulta que las cualidades y capacidades de su humanidad, por más genuinas que sean, estaban afectados ontológicamente por su unión con el Logos.

"El Hombre Divino es el verdadero Dios y el verdadero Hombre". En este punto ningún cristiano ortodoxo haría objeción. Pero Schuon seguramente tiene razón para añadir que "siendo Dios", y aunque siendo "hombre". Él no es "hombre" de la misma manera que los otros hombres, que, por otra parte, no son "Dios". Definición sobre la cual San Atanasio está  de acuerdo: "Es imposible a hombre llevar las cosas de un lugar a otro por el efecto del mero pensamiento; ni tú ni yo podemos mover el sol y las estrellas mirándolos estando sentado en casa. Sin embargo, para el Verbo de Dios, era de otra manera. Su cuerpo no era una limitación para él, sino un instrumento, de manera que estaba en él y en todas las cosas, como fuera de todas las cosas, descansando sólo en el Padre. En un solo y mismo tiempo - ese es el prodigio- en tanto que hombre vivía una vida humana y como el Verbo mantuvo la vida del universo" (30).Me referí a las palabras de Cristo y mencioné sus milagros, pero el prodigio del que habla el santo aquí puede verse muy claramente sin duda en la Transfiguración, cuando su rostro brilla como si fuera el sol, y sus vestidos eran blancos como la luz (Mateo, 17,2). Lo que vemos en esta historia, dicen los Padres Ortodoxos, es una prueba resplandeciente e irrefutable de lo que Cristo ha sido siempre en Él mismo. Porque la transformación en Tabor no produjo ningún cambio en Aquel cuya gloria eterna y celestial persistió a lo largo de su vida terrestre. Fue por contra una transformación a los ojos de sus apóstoles, que fueron capaces entonces ver su naturaleza humana como siempre ha sido. Así que el Shaykh hace la siguiente observación: "Reconocer que la humanidad de Cristo

(29) - L'Oeil du Coeur, p. 134.

(30) Sobre la Encarnación XVII. Algunos pueden objetar que a pesar de su santo origen este pasaje se aproxima demasiado de la herejía apolinarista que niega que Cristo haya tenido una verdadera alma humana. Es claro no obstante que el cuerpo es para San Atanasio lo que la carne es para San Pablo: el conjunto psicosomático del hombre individual globalmente considerado.

vehicula la naturaleza divina viene a decir que si en un primer sentido este lado humano es realmente humano, en un segundo sentido lo es de otra manera que en los hombres ordinarios; la Presencia divina transfigura, o transubstancia de una cierta manera y a priori la naturaleza humana; el cuerpo de Cristo es ya , aquí abajo, lo que son los cuerpos celestes, con la única diferencia de que, sin embargo, se ve afectado por algunos accidentes de la vida terrestre"(31). Dios se hizo hombre, pero como es Dios quien era este hombre, el hombre no podía que ser más que el espejo de la Divinidad de su otra naturaleza y es por eso que nos vemos obligados a afirmar que incluso su naturaleza humana no es exactamente igual que la nuestra. Al convertirse en un hombre, dice San Gregorio de Nisa, el Verbo de Dios "tomó nuestra naturaleza en Él mismo, para que los humanos puedan ser deificados confundiéndose con Dios. La sustancia de nuestra naturaleza fue totalmente santificada por Cristo."(32)-

Sin embargo, queda una última distinción. La persona de la Divinidad de Cristo y el modo único se su humanidad habiendo sido subrayado estamos siempre en presencia del problema de su unión. Como acabamos de ver, la tradición insiste en el hecho de que la humanidad del Hijo no era de un orden ordinario o puramente limitado. Hay que añadir ahora que también evita el extremo opuesto. No está  permitido al cristiano creer que Jesús fue un hombre como cualquier otro, un hombre simplemente elegido y habilitado por Dios, pero tampoco puede negar que era todo un hombre. Aunque la naturaleza humana de Cristo ha sido transmutada, transfigurada o transubstanciada por su unión con Dios, esta naturaleza sigue siendo verdaderamente humana. El Hijo de Dios realmente vivió como un hombre y su voluntaria sumisión a los accidentes y las contingencias del orden terrestre no era ilusorio - o en todo caso no más este orden mismo (33). Esto también el cristianismo lo afirma y lo exige.

Lo que es verdadero para la tradición también lo fue para el Shaykh. Se hace evidente una vez más por sus numerosas referencias a la Encarnación de que estaba profundamente imbuido de fuentes y argumentos clásicos y que también estaba dispuesto a insistir en una realidad de la naturaleza humana de Cristo. Como ya lo he mencionado, ciertos cristianos parecen haber concluido que Schuon siendo un esoterista  y un maestro de la Gnosis era, por lo tanto, un gnóstico en el sentido que se le atribuye a la antigua secta y tal vez por esa razón se negaron a

(31) Formas y substancia en las religiones, p. 134

(32) Conta Apolinario, II

(33) El fin de esta cualificación es recordarnos que todo lo que se sitúa por debajo del nivel del puro Absoluto comparte en algún grado la naturaleza

estudiarlo lo suficientemente cerca para darse cuenta de hasta qué punto su enseñanza estaba de acuerdo con los Padres. Jesucristo, dijo sin equívoco el Shaykh, era "incontestablemente hombre" y en consecuencia "Tenía que tener ciertos límites" (34), a pesar de las afirmaciones  de los dοcetistas heréticos. "No puede haber ninguna duda", añade él, "que el Hombre-Dios es, en ciertos aspectos y por definición, un individuo humano, de lo contrario no sería humano de ninguna manera, y no se podría hablar de él de ninguna manera". Estando nosotros mismos en el orden formal e individual, se requiere una forma individual para asegurar nuestro acceso a Dios. Ese es en realidad la significación de la Encarnación: Dios se hizo hombre por nosotros los hombres y por nuestra salvación (Símbolo de Nicea). Además, esta "individualidad" -cuya presencia, según un modo cualquiera-de alguna manera, es una cosa evidente en cada hombre, desde el momento en que el estado humano es un estado individual - no puede no  ser lo que es por definición", es decir, una condición limitativa. Está en la naturaleza de las cosas, dice Schuon, que todo ser humano debe poseer "los atributos limitativos que hacen que le definan esencialmente, sin lo cual no sería un individuo humano, sino otra cosa"(35). El hombre no es Dios para decir lo menos. Es un cierta clase de criatura y lo que lo distingue a la vez de Dios y de las otras criaturas se manifestarán necesariamente en su forma y manera de ser. Por lo tanto, no debería haber nada sorprendente en el hecho de que Jesús tuviera limitaciones de diferentes clases. Estamos pensando aquí en su ignorancia reconocida en ciertas situaciones - ya hemos mencionado el episodio de la higuera- o a las pruebas físicas a las que su cuerpo fue sometido o a sus emociones verdaderamente humanas.

No es más sorprendente que se haya visto obligado a decir él mismo, hablando de su individualidad humana, ¿cómo me llamas bueno? Sólo Dios es bueno (Mateo 19:17). Schuon remarca que “se podría aproximar esta palabra evangélica al siguiente pasaje de un Upanishad: "la esencia del hombre está hecha de deseo". El Shaykh no quiere decir de ninguna manera que Cristo, un hombre celestial y sin pecado esté sujeto a pasiones indisciplinadas. Él asumía sin embargo un alma humana verdadera, "que, como tal, comporta

ilusoria de Mâyâ. Al mismo tiempo, sin embargo, "la homogeneidad objetiva del ambiente cósmico" (Perspectivas Espirituales, p. 145) no se niega. "Una montaña es una montaña y no un sueño, incluso para una hormiga, sin lo que esta atravesaría los roquedales y  escalaría en el vacío (Senderos de la Gnosis, p. 71)

(34) Forma y substancia en las Religiones p. 186

(35) El Ojo del Corazón p.132-33

necesariamente todos los elementos constitutivos y todos los atributos esenciales de la individualidad". Ser un hombre significa tener una mente que puede razonar, una voluntad que puede elegir, y emociones que pueden ser experimentadas y por lo tanto se puede decir en consecuencia que Cristo poseía una verdadero "psiquismo" humano que implicaba algo "análogo a lo que se llama "deseo" en el hombre común.". Aunque debemos admitir que no podemos " conocer las dimensiones que en el "Dios humano" tienen los hechos individual gracias a su cualidad trascendental"(36), está muy claro que según la Biblia que Jesús podía pensar y sentir como un hombre, él fue tentado como nosotros, sin cometer pecado (Hebreos 4:15). Consideremos la cuestión como metafísica o simplemente en tanto lector de las Escrituras, los errores del monofisismo deberían ser evidentes. Cristo es verdaderamente humano si no la Encarnación no tiene sentido. En todo esto, una vez más, Schuon está de acuerdo con los Padres de la Iglesia.

**

*

El Shaykh tenía el espíritu de los Padres, pero no solamente para cuestiones de detalle. Como ellos, reconocía que la Encarnación representa un enigma o paradoja que ningún análisis discursivo puede ser suficiente  para resolver. La tradición cristiana siempre ha afirmado que la Realidad revelada por sus creencias principales trasciende infinitamente las categorías y términos que han sido establecidos por sus dogmas. Y en el caso de la Cristología en particular, las fórmulas dogmáticas de los concilios tienen casi una sola función apófatica  o "koanica" explicándonos sólo lo que no puede ser dicho del Hijo Encarnado. Ninguna afirmación unilateral puede ser plenamente aceptada solo, ya que todo lo que se dice de Cristo debe ser retirada inmediatamente y todo lo que tenemos que hacer es pensar en silencio. En palabras de las Vísperas de Navidad ortodoxas, "un misterio asombroso

(36) - L'Oeil du Coeur, pp. 132-133. Es interesante observar que después de más de mil quinientos años, muchas autoridades ortodoxas han llegado a la conclusión de que la divergencia entre ellos y los coptos en estos temas tan delicados pueden no haber sido más que estrictamente terminológica. Durante una conversación con un monje ortodoxo - lector del Shayhk - el Patriarca Copto, Su Santidad el Papa Shenouda III, por su parte, admitió que las cristologías ortodoxas y oriental son "sólo puntos de partida y no son contradictorios” Los coptos, considerados monofisitas durante largo tiempo, no habían escuchado jamás negar el mantenimiento de la humanidad de Cristo en su unión encarnada con el Logos sino subrayar solamente su carácter divino único.

se cumple en este día: las naturalezas se renuevan y Dios se hace hombre; Él sigue siendo lo que era y asume lo que no era sin sufrir mezcla ni división"(37).

El misterio de las dos naturalezas es ciertamente un prodigio y sería irrazonable pensar que se pueda dar aquí alguna explicación concluyente y definitiva o discernir su significado completo. A pesar de todos sus esfuerzos dialécticos, Schuon fue el primero en admitir la imposibilidad de encontrar siempre los términos apropiados. " Se podría muy bien, en lenguaje humano, tratar de precisar de qué manera el hombre Divino es individual y de qué manera no lo es" (o, podríamos añadir, de qué manera es Divino y de qué manera no lo es) "pero nunca podrá jamás expresarlo de una manera adecuada y completa porque las realidades infinitamente complejas y aparentemente muy paradójicas que estemos hablando aquí van más allá del marco de la simple razón humana de la cual el lenguaje es el instrumento"(38).Metafísicamente la Encarnación significa que el Principio ha entrado en la manifestación para convertirse en lo que Él no es. Ya que este Principio es por una parte lo único que existe, y ya que por otra parte todo lo que existe es el Principio, los límites que deben ser franqueados en esta aparente descendencia son, por así decirlo, un movimiento constante, cambiante y evanescente como el grado de la perspectiva y estrategia espiritual. Sin duda que hay para este movimiento un patrón o ritmo que el intelecto puede discernir. Pero nunca puede ser expresado adecuadamente en palabras (39) de

(37) - Festal Menaion, (Les Ménées), p. 291.

(38) - L'Oeil du Coeur, p. 134. Para aquellos que necesitan saber y oídos para oír, hay una importante lección aquí, mutatis mutandis cuando se trata de evaluar la estatura precisa de un gran santo o sabio. "Todo maestro espiritual se identifica misteriosamente a través de su conocimiento y su función y por las gracias que le corresponden, a sus prototipos y a la vez y a través de ellos e independientemente de ellos - al Prototipo primordial, el Avatâra Fundador". (Lógica y Trascendencia, p. 251); por lo tanto, puede esperarse que el verdadero maestro, cristiano o no, deba participar en cierto grado en las cualidades antinómicas y paradójicas que resultan de esta unión sin confusión que es el misterio de las dos naturalezas. No deberíamos jamás estar sorprendidos de encontrar en una figura de ese orden un cierto lado enigmáticos o incluso singularidades desconcertantes, y deberíamos darnos cuenta de que nunca será fácil determinar si en unas circunstancias dadas, son parte carácter insensato bajo el cual debe  manifestarse la Sabiduría divina en el mundo o si son el resultado al contrario de las limitaciones inevitables que son la marca de la condición humana. En cierto sentido todo este artículo entiende subrayar esta lección.

(39) “Dios se hizo hombre a fin de el hombre se haga Dios: El Absoluto

..

manera adecuada.

No hace falta decir que el objeto de este artículo no es de ninguna manera sondear todas las profundidades de la doctrina, ni incluso presentar una tabla completa de la enseñanza de Schuon sobre Cristo. Una de las cuestiones, y no la menor, que no será examinado es el de las lejanas implicaciones de la cristología en la vida espiritual. No tendremos más que un anticipo por esta observación del Sheij que "la función del Cristo histórico es despertar y actualizar el Cristo interior... el Corazón-intelecto", que en sí mismo es "el verdadero hombre y el verdadero Dios" (40) y que "El hombre universalizado es el Hijo, la segunda persona de la Trinidad" mientras que "el Dios individualizado es Cristo Jesús"(41) o  todavía que "el  problema del hombre es que es accidente y  sustancia al mismo tiempo y que se necesita saber exactamente cómo está en relación con el otro, y que partido es preciso sacar de esta doble naturaleza" (42) - Aquí, sin embargo, en la conclusión de este artículo, me gustaría llamar la atención sobre lo contrario, no sobre la espiritualidad como tal, sino sobre la multiplicidad de formas espirituales, no sobre Cristo y el Sí, sino sobre Cristo y otras religiones. Esto, por supuesto, nos lleva de nuevo a la cuestión del ecumenismo esotérico, al que nos hemos referido brevemente más arriba. Es preguntarse (más específicamente) cuál es la relación entre el misterio de las dos naturalezas y la comprensión de los cristianos con respecto a  otras tradiciones.

Como expliqué al principio, los ortodoxos y otros cristianos tradicionales a menudo se sorprenden cuando se enteran de que yo me asocio con la perspectiva del Shaykh. ¿Cómo puede un cristiano aceptar la idea de que las otras religiones son verdaderas y permanecer al  mismo tiempo fiel a Jesús? Muchos están convencidos, sin siquiera haber leído sus libros, que Schuon, de una manera típicamente modernista, ha ignorado necesariamente de una manera o  deformado su tradición - que la doctrina de la Encarnación en particular ha sido tergiversada, o mal comprendida. ¿No es Jesús el Hijo único de Dios, engendrado por su Padre antes de todos los siglos  (símbolo de Nicea)? ¿Y no dijo Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie viene al Padre si no es a través de mí. (Juan 14,16) ? Evidentemente, argumentan, es una prueba decisiva de que no hay otra forma de salvación posible.

se convirtió en la Relatividad para que lo relativo se convierta en absoluto. Nuestra paráfrasis de la fórmula patrística sugiere, sin más ni menos felicidad que esta, una situación metafísica que sería difícil de expresar de otra manera en pocas palabras “p.117 nota (11) – Lοgique et Transcendance.

(40) El Esoterismo p.38

(41) De la Unidad trascendente p.118

(42) Lógica y Trascendencia p.96

Es debido a tales objeciones y protestas, que he consagrado la mayor parte de este artículo a describir en detalle la enseñanza del Shaykh sobre Cristo y espero que esté claro ahora que cualquier cosa que podamos decir sobre su mensaje en general, es absurdo creer que su cristología está contaminada por negligencia y malas informaciones. Comparando aquí y allá sus propios términos y los de los antiguos Concilios y Padres, vemos muy claramente que su comprensión de las dos naturalezas, basada en un conocimiento profundizado de las fuentes tradicionales era perfectamente ortodoxo en todos los puntos dogmáticos esenciales, incluso si se refiere a criterios estrictamente exotéricos. Y naturalmente es precisamente lo que uno debería esperar de un esoterismo auténtico, que sabe que "la verdad no niega las formas externas, sino la trasciende desde el interior"(43). Sin embargo, puede ayudarnos a  profundizar o interiorizar nuestra comprensión de un mundo espiritual dado y su mensaje se distinguirá por su ortodoxia, por lo tanto por su fidelidad a las ideas centrales y dominantes de ese mundo.

Si todo esto es verdad, si las enseñanzas cristológicas del Saykh son esencialmente ortodoxos, uno se pregunta entonces por qué tantos cristianos han sentido que una fe tradicional en Cristo les obliga a rechazar la posibilidad de que otras religiones puedan salvar; es difícil no concluir de esto que no han tenido éxito ellos mismos para entender el verdadero significado de la doctrina. Aunque Schuon no nunca lo presentó de tal manera se está tentado a ir más lejos. No solamente estos cristianos han fallado en concebir la concebir la significación real de su muy importante doctrina, sino la comprensión ellos tienen, por extraño que parezca, es en sí misma herética y resulta de hecho tres herejías comprendidas en una.

(43) - Perspectivas espirituales, p.151. Al señalar que la cristología del Shaykh está de acuerdo con la letra de las fórmulas patrísticas, no quiero decir que acepta todas las opiniones de los Padres, ni, además, que la mayoría de estos hubieran aceptado ellos mismos su universalismo. Incluso admitiendo que los Padres "sabían muy poco de facto sobre las otras tradiciones  auténticas, aparte del judaísmo, debe reconocerse que  la mayoría de sus escritos están marcados por la exclusividad de jure. Las declaraciones de San Justino el Filósofo no son de ninguna manera únicas, pero, como las de San Nikolaí Velimirovich, hoy en día ellas son excepcionales. Según Justino, "se nos ha enseñado que Cristo es el Hijo engendrado por Dios, el Logos compartido por todas las razas de hombres. Los que viven según el Logos son cristianos, incluso si se les llama impíos, como entre los griegos, Sócrates y Heráclito… Los que vivían por el Logos, y los que viven así ahora, son cristianos, sin aprensión y sin desaliento” (Primera Apología, 46)

 

Consideremos pues lo que dice un cristiano exclusivista. La salvación es imposible, proclama, fuera de una fe consciente, explícita y activa en Jesucristo, porque Jesús es el único hombre en la historia que era al mismo tiempo Dios; de ello se deduce que sólo Él puede salvar a los hombres de pecado y muerte. En otras palabras, los exclusivistas creen que sólo Dios puede salvar y que Jesús siendo Dios, sólo Jesús puede salvar. Ciertamente ningún universalista, y Schuon menos que otro, no se opondría a la primera propuesta. El problema se plantea para la segunda fórmula, la premisa menor de este silogismo. Jesucristo es realmente Dios, pero la conclusión del argumento presupone que los sustantivos de esta premisa pueden ser invertidos - que Dios sólo puede ser identificado con Jesús. Lo que se produjo, para ser más precisos, es que la naturaleza eterna y única de la "divinidad" del Hijo engendrado ha sido transpuesta al plano de la historia. El carácter único de Aquel que se encarnó, el Hijo único de Dios, ha sido confundido con la particularidad temporal y espacial de su encarnación en Jesús, y entonces es presumido que esta singularidad era de un orden único de orden factual o histórico (44). Naturalmente, afirmar sin otra cualificación que Jesús es Dios no es enteramente falsa, y no es cuestión contestar la gran fuerza retórica de la fórmula. Pero el valor homelético o kerigmático de la simplificación no debería escondernos su debilidad dialéctica, porque es una elipse por el cual nos arriesgamos a identificar la individualidad de un ser humano en particular con el Sobre-Ser del puro Absoluto.

Una identificación de este orden es la consecuencia de tres errores muy graves , cada uno de los cuales es el resultado de la desaparición de una distinción importante, y los tres fueron severamente condenados (como hemos visto) por la tradición cristiana, para usar la terminología de Schuon, los que razonan así ha confundido así el Absoluto Relativo con su Esencia principial, no hacen la discriminación entre el Principio y la manifestación y olvidaron que el Principio manifestado no es la manifestación como tal. En otras palabras, no entendieron, que la cristología ortodoxa es una "combinación de tres polaridades – hombre y Dios, hombre terrestre y hombre divino, Dios hipostático y Dios esencia" (45). Según el lenguaje de la antigua Iglesia, han confundido

(44) - La verdad es que "sólo la manifestación divina "es el Sí " con exclusión de toda  falsificación humana". Pero quiere decir solamente: "sólo tal manifestación divina, excluyendo  toda otra, es el Sí " (Senderos de la Gnosis p. 83). Lo que, bien entendido, no tiene por objeto negar una cierta resonancia simbólica entre la singularidad histórica de la vida de Jesús y el carácter único y eterno del Logos.

(45) Formas y substancia p.192

la Primera y Segunda Personas de la Santísima Trinidad, no han hecho la discriminación entre la Divinidad de Cristo y su humanidad y han olvidado que Jesús no era un hombre ordinario. Volviendo a nuestro vocabulario técnico, nos vemos obligados a concluir que el punto de vista del exclusivismo es el producto del modalismo, del monofisismo y del mοnarquismo dinámico. Bastante irónicamente, es sólo porque es tres veces herético por lo que se cree tan ortodoxo!

Soy consciente de que es una acusación muy audaz e inmediatamente confieso que exageré deliberadamente mi caso: en realidad estoy muy lejos de suponer que había algo anormal en la fidelidad exclusiva a Cristo; no propongo de ninguna manera que los principios de Sophia perennis sean adoptados como dogmas de la fe. Además, al afirmar que los exclusivistas malinterpretaron la Encarnación No quiero sugerir que toda la tradición cristiana pueda reducirse a esta simple doctrina, por muy central e indispensable que sea. Una religión es mucho más que sólo cualquiera o incluso todas sus creencias dogmáticas. Como el Shaykh ha observado a menudo, las religiones son como los planetas o mundos, llevando cada una la huella de un arquetipo divino y sirviendo como un molde no sólo para las artes y el las ciencias sino a las almas mismas de aquellos que las habitan. Un gran parte de su obra se ha dedicado a explicar las parcialidades religiosas diversas que inevitablemente resultan de este hecho, especialmente en un clima de tradición abrahámica; siempre ha sido el primero en reconocer el derecho a existir un "margen humano"(46), en el que el creyente tiene cierto derecho a sus predisposiciones afectivas y a sus preferencias individuales. De hecho, podemos ir aún más lejos. Según el Shaykh hay en la naturaleza misma de las cosas que lo que es verdad  de los seres humanos en una comunidad tradicional determinada, ya sea en una cierto sentido verdad de la tradición misma. Para salvar a tantos hombres como posible  las religiones revisten algo de la individualidad de sus fieles y por lo tanto se puede decir que "cada religión por definición quiere ser el mejor, y "debe querer" ser la mejor"(47). De todas formas, es obvio que todo creyente entiende mucho mejor la tradicional actitud cristiana hacia otras religiones que no entiende la Cristología, así que no es sorprendente que la mayoría de los cristianos tradicionales, así como sus similares a otras religiones, han querido aferrarse a la idea de que son los únicos que tienen las llaves del reino.

(46) Formas y substancia p.185 a 216

(45) Cristianismo e Islam. P.107

En realidad, es bastante comprensible, ha enseñado  Schuon , si se considera  la naturaleza esotérica e iniciática de los misterios cristianos y si se evalúan en función de la capacidad y las expectativas del creyente promedio, que necesita ver las cosas en términos de elección precisa entre Dios y el mundo. La "simultaneidad de aspectos antinómicos" (48) en cualquier formulación adecuada de las dos naturalezas de la Cristo debe inevitablemente escapar de tal persona y por esta razón, con el fin de satisfacer "una mentalidad más volitiva que contemplativa", el teólogo cristiano ha optado, en la mayoría de los casos, por un "una lógica dogmáticamente coagulante y piadosamente unilateral"(49) - que enfatiza "la verdad más importante en detrimento de los matices metafísicos esenciales"(50). Si el cristianismo "no fuera una religión sino una doctrina sapiencial, podría contentarse con describir por qué y cómo se manifiesta el Absoluto, pero siendo una religión", dice Schuon, "debe englobar todo en su idea fundamental de manifestación" (51). Y así es como se encuentra el Absoluto en el Sí mismo reducido al nivel de un hecho histórico: Jesús es Dios y por lo tanto Dios es Jesús, completa, única e irrevocablemente. A partir de ahí por supuesto, no hay más que un pequeño paso para pretender

(48) - Lógica y Trascendencia, p. 119.

(49) - Lógica y Trascendencia, p. 108.

(50) - Formas y Sustancia, p. 193. Que las dos naturalezas están unidas en la Persona de Cristo indivisiblemente pero no confundida (ver nota (15) arriba) es una fórmula quintaesencialmente dialéctica en la expresión misma de la cual uno debe unir los opuestos complementarios, ninguno de ellos siendo verdad en aislamiento. Con el fin de acercarse a la doctrina discursivamente, el teólogo está obligado, por lo tanto, en no importa qué momento retórico dado, de insistir será en la unidad sea en la diferencia, que dan la apariencia de una oposición entre los dos verdades; tradicionalmente siempre ha sido admitido un tipo de victoria  por la verdad a medias de la unidad, relativamente más importante. "El Padre es más Más grande que yo". (Juan, X, 28), pero "Yo y el Padre somos uno" (Juan, X,30). La teología no saca de la primera declaración todas las consecuencias que esta implica; y está sacando demasiado de la segunda". Du Divin à l'humain, p. 46, Le Courrier du Livre, 1981.

(51) - Logique et Transcendance, p. 110. Según Schuon siempre hay una especie de tensión entre "la naturaleza eminentemente esotérica del  "cristianismo primitivo" y el hecho de que estaba providencialmente destinado a ser una religión mundial y por lo tanto abierta a todas las personas. El carácter esencialmente iniciático del cristianismo es siempre reconocible en ciertos indicios de primera importancia, tales como la doctrina de la Trinidad, el sacramento eucarístico y más particularmente el uso del vino en este rito, a aún en las expresiones puramente esotéricas

que una conexión consciente y sacramental con este hecho particular es la condición sine qua non de la salvación.

Por todas estas razones, debe ser admitido el derecho de los fieles cristianos a sus simplificaciones y es por lo que concedo con gusto la justeza  relativa de un exclusivismo exotérico. Pienso a menudo en un sacerdote muy serio y piadoso que una vez me dijo que si él no creyera que Jesús es la única manera de ser salvado, no podía creer en Jesús en absoluto. Seamos metafísicos o no, no tiene sentido denigrar este género de fe o desviar deliberadamente tal persona de la única cosa necesaria (Lucas, 10,42) insistiendo en que se interesa por las sutilezas filosófico. El Shaykh siempre ha dicho que el interés de sus libros y de sus otros escritos fue en la salvación de las almas. No habría querido que el verdadero intelectual olvide que "la inteligencia y la certeza la metafísica no salva por sí misma, ni impiden ellas solas la caída de los titanes" (52)

Al mismo tiempo, sin embargo, después de haber hecho estas concesiones, debo insistir en el hecho de que las fórmulas conciliares de la Iglesia primitiva no dan ninguna justificación en absoluto para la posición exclusivista. La verdad tiene derechos que son superiores a los de todo hombre y en este caso la verdad es poner en evidencia a aquellos teólogos y otros estudiosos cristianos que se permitieron reprochar al  Shaykh por subestimar su tradición. Independientemente de otras razones, es también  aceptar el hecho de que no hay  una buena razón cristológica para pensar que el cristianismo es el único medio de salvación (53). Sin duda la caridad exige que uno sea indulgente con la simple piedad; pero cuando estas virtudes de la simplicidad se convierten en un pretexto para la fidelidad pretenciosa, el esoterista tiene derecho a hacer objeciones. En ninguna parte de los escritos o los

como las de "Hijo de Dios" y sobre todo "Madre de Dios". Si el exoterismo es "lo que es a la vez indispensable y accesible a todos los hombres sin distinción", tal como la definió René Guénon en su artículo "Creación y Manifestación", (Etudes Traditionnelles, octubre de 1937), el El cristianismo no podría ser un exoterismo en el sentido habitual de la palabra, ya que en realidad no es en absoluto accesible a todos, aunque de hecho, es decir, en virtud de su aplicación religiosa, se impone a todos". Sobre la unidad Transcendent of Religions, pp. 138-139.

(52) - Perspectivas Espirituales, p. 185. En otro lugar escribe, "aunque nuestros escritos no  tenían en media ningún resultado que no fuera la restitución, para unos pocos de esta barca salvadora que es la oración, deberemos a Dios tenernos profundamente satisfechos (El juego de las máscaras p.7)

(53) El exclusivista responderá quizá que hay otras razones escriturarias

Concilios no nos piden pensar que el carácter único del Verbo en su eterna relación con el Padre debe ser atribuida al hecho temporal o espacial de su Encarnación en Jesús y por eso la  comprensión tradicional de la persona de Cristo y de sus naturalezas no requiere en ningún lugar el repudio de otros mundos espirituales. Sería más bien justamente lo inverso. Por más absurdo que esto pueda parecer a muchos cristianos, lo que una cristología verdaderamente ortodoxa demanda (si es permisible expresarse de esta manera en este contexto) es un reconocimiento pleno de la unidad trascendental de todas las religiones ortodoxas.

Me he dedicado largamente a demostrar que las enseñanzas de Schuon sobre Cristo son compatibles con los de la Iglesia primitiva y que su universalismo es por lo tanto -al menos- un legítimo teologoumenon ortodoxo o una opinión piadosa. Pero en último análisis por último el análisis no es realmente sólo una cuestión de compatibilidad. En otros términos, no se trata solamente de poder fácilmente reconciliar la naturaleza dual con la perspectiva del Shaykh a través de una adaptación artificial o procustiana. Al contrario, el misterio de Cristo está en el corazón de esta perspectiva y en un sentido

y tradicionales para sostener que un rechazo de otras religiones se impone, y concedo, sin poder dar aquí el mismo contorno de una explicación. Sólo puedo mencionar brevemente los comentarios del Shaykh sobre dos textos bíblicos frecuentemente citados, con la esperanza de que estas observaciones se consideren al mismo tiempo que un compromiso en para su posterior discusión. Cuando está escrito (dice Schuon) que no hay bajo el cielo ningún otro nombre por el cual los hombres puedan ser salvados (Hechos 4:12), o bien , la expresión "bajo el cielo" tiene la intención de indicar el "dominio providencial de expansión y vida para la civilización cristiana", o bien el nombre de Jesús debe ser considerado como "una designación simbólica del Verbo  mismo", lo que sería como decir que no hay en el mundo más que un nombre, el del Verbo, por el cual los hombres pueden ser salvados. Cualquiera que sea la manifestación divina que este nombre designara en particular, o en otros términos, cualquiera que sea la forma particular de este nombre eterno: "Jesús", Buda" u otro. Obviamente, es importante recordar que el término escriturario nombre significa primera autoridad y no debe confundirse en tales contextos con el nombre propio de un individuo determinado. Por lo que se refiere a las palabras de Cristo que esta buena noticia de los dos reinos será predicada en todo el mundo, para dar testimonio a todas las naciones y que luego llegará a su fin. (Mateo 24:14), Schuon notó plenamente que estas palabras se refieren "a condiciones cíclicas donde precisamente las separaciones entre los distintos mundos tradicionales serán abolidas”, y que desde este punto de vista ”Cristo que para los hindúes será el Kalki-Avatara y para los budistas el Bodhisattva-Maitreya restaurarán la Tradición primordial”. De la Unidad trascendente de las Religiones.

es como una clave para todo su acercamiento a las religiones del mundo. Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera convertirse en Dios. Lo absoluto se ha convertido en relativo para que lo relativo pueda convertirse en absoluto. El Si se convirtió en ego para que el ego pudiera convertirse en Si. El Nirvana se convirtió en Samsâra para que Samsâra pueda convertirse en Νirνana. Como lo saben sus lectores tenemos aquí un tema constante que se encuentra en toda la enseñanza de este autor. Sin cesar se ve  "la realidad ha entrado en la nada, para que la nada se vuelva real"(54) y que "la Esencia se ha convertido en la forma para que la forma se convierta en Esencia; cada Revelación es una humanización de lo Divino en vista de la deificación de lo humano" (55)

Dondequiera que miremos, lo que encontramos (en otros términos) son repetidos recordatorios del significado decisivo y universal de la Encarnación. Los cristianos me han dicho a veces que el significado real de esta doctrina fue descuidado por Schuon, y que a pesar de sus protestas contrarias, termina ignorando la verdadera importancia de Cristo. Nunca entendí cómo alguien podría tomar esta crítica en serio. Lejos de estrechar o reducir el alcance del significado de Cristo, el Shaykh lo ha desarrollado tanto que podría preguntarse, por el contrario, si uno no lee cuidadosamente sus libros, qué papel le queda a otras religiones. Serían más bien sus fieles quienes podrían tener mejores razones para quejarse, ya que Schuon no deja ninguna duda al respecto: "cualquier la religión es "cristiana"(56); o "toda la verdad se manifiesta necesariamente en función de Cristo y sobre su modelo"(57), ya que "no hay verdad o sabiduría que no provenga de Cristo" (58). Se refiere luego a mundos que, dice, son "cristianos" sin Cristo Jesús pero no sin el Cristo universal, que es la palabra inspiradora de todo Revelación"(59). El Shaykh no dice que para ser un verdadero musulmán o hindúes debemos identificar al hombre Jesús con Dios. En este caso como hemos visto, el cristiano dotado de

(54) - Stations de la Sagesse, Ed. Maisonneuve Larose, 1992, pp. 175-176.

(55) - Formas y Sustancia, p. 190. No tomando más que las religiones abrahámico como ejemplo, "la revelación del Sinaí, la redención mesiánica, la descendencia del Corán" son, en cada caso, "tantos ejemplos de la "objetivación subjetivante" en la que "Atmâ está "encarnado" en Mâyâ y Mâyâ expresa Atmâ" (Perspectivas espirituales, p.135). Véase también Regards sur les mondes anciens, pág. 169.

(56) Senderos de la gnosis, p.81

(57) Estaciones de la Sabiduría, p.73

(58) Senderos de la Gnosis, p.131

(59) De la Unidad trascendente, p.94

discernimiento no tiene que encajar en una ecuación tan simple. Dios y el hombre han sido unidos en Jesucristo, pero a menos de elegir ser herético, la tradición cristiana nos prohíbe pensar que la humanidad en cuestión era simplemente la de un individuo histórico o que la Divinidad era la del Absoluto puro. Más bien, nosotros mismos somos ese hombre en nuestra humanidad esencial y el Dios que nos asume en Él mismo es el Logos divino o Verbo, en el cual y a través del cual la Esencia inaccesible se hace conocer a todos.

Como hemos mencionado a menudo, el Shaykh no fue sólo un maestro de la Gnosis, sino también era igualmente un maestro para las fuentes clásicas y por lo tanto sabía que Cristo es la verdadera Luz que, viniendo al mundo, ilumina a todo hombre (Juan 1:9) --que Aquel que al comienzo estaba con Dios y era Dios (Juan 1,1) y que por lo tanto, antes que Abraham fuera (Juan 8,58), debe también ser el “Uno” del que se derivan todas las antiguas sabidurías "(60). Schuon sabía que es por la Segunda Persona de la Santísima Trinidad que son reveladas las perfecciones invisibles del Principio Divino, incluso su potencia eterna y su divinidad (Romanos 1:20) y por lo tanto que sólo Él  es la expresión de la verdad en cualquier tradición dada. Resulta - si hemos entendido las sutilezas de la doctrina – que cada tradición ortodoxa puede ser vista como una forma de la Encarnación. En cada una de ellas la Divinidad del Logos es indivisiblemente pero distintamente manifestada en una forma individual. Ella se hace plenamente presente al mundo, pero sin comprometer su integridad principial o celeste.

Las modalidades terrestres diferirán naturalmente y, en el caso de religiones teniendo un apoyo humano central, los nombres serán diversos: Jesús, Gautama, Mahoma y así sucesivamente. En cada una de estas tradiciones, dice el Shaykh, el nombre mismo  "indica el aspecto limitado y relativo de la manifestación ", mientras que las designaciones de estas diversas formas se refieren a su correspondiente prototipo celestial. Por lo tanto, el término Cristo - como "Buda" y "Rassoul Allah"- indica la realidad universal de esa misma manifestación, es decir, el Verbo como tal"(61>. En una formulación alternativa, Schuon señala

(60) – Regards sur les mondes anciens, p. 85.

(61) - Sobre la Unidad Trascendente, p. 103. Es en esta luz que el San Nikolai Velimirovich (ver nota (43)) pudo hablar del  Verbo divino revelando "los dones preciosos del Oriente”. “Gloria a la memoria de Lao Tse”, escribió, ”el maestro y profeta de su pueblo! Gloria a la memoria de Buda, hijo real y maestro inexorable de su pueblo!” Prayers by the Lake, Grayslake

además  que incluso el término Verbo es una especie de sustantivo teñido por un mundo religioso específico. Es por supuesto un nombre del Logos que es el Absoluto Relativo, y como tal conserva una independencia absoluta no sólo con respecto a las peculiaridades de ciertas formas históricas, sino incluso con respecto a sus propias extensiones universales al nivel del Cielo –exactamente como la Divinidad de Cristo permanece no confundida con su humanidad celeste incluso. Así, dice Schuon, el Logos no es en sí mismo una "Palabra" o un "Hijo" o un "Libro" o un "Buda", sino que aparece respectivamente como tal según su modo de manifestación terrestre"(62). De esta manera, anticipa el papel distintivo de Jesús para los cristianos o de Mohammed para los musulmanes o Gautama para los budistas. El punto más importante para nosotros, sin embargo, es que en cada una de estas religiones, el cristianismo, el islam o el budismo, las discriminaciones metafísicas esenciales son precisamente las mismas. En cada caso, subsisten los mismos conjuntos de distinciones y el mismo modelo de unión sin confusión, ya sea entre el Absoluto y lo relativo, ya sea entre el Principio y la Manifestación o incluso entre el Principio manifestado y la manifestación como tal. Donde sea que se vuelvan nuestros ojos ven el misterio de las dos naturalezas de Cristo, expresada de nuevo en muchos idiomas.

Una vez más el cristiano tradicional puede sentir la necesidad de hacer una objeción. Puede que piense que hemos puesto demasiado énfasis en el Logos principial, no humano y anhistórico"(63) y que existe el riesgo de una ruptura ignorando al verdadero Jesús de la Historia. ¿Qué hay de Cristo y Cristo crucificado (1 Corintios 2:2)? Sin embargo, como ya he demostrado, Schuon no tenía intención de negar la realidad de la humanidad individual de Cristo, y a diferencia de los "desmitificadores" de nuestra la época, nunca pensó que los detalles de los Evangelios podrían ser otra cosa que literalmente verdaderos. Por otra parte, él habría sido presto en recordar a sus antagonistas exclusivistas que insistiendo en el Logos eterno como la única hipóstasis de la humanidad divina de Cristo, se contenta con seguir el ejemplo de los propios Padres de la Iglesia, a pesar de las sensibilidades históricas y psicológicas modernas. Jesús fue ciertamente un verdadero ser humano. No obstante, no debemos olvidar que el verdadero sujeto de sus palabras y acciones, por temporal que haya sido su modo de

Illinois: Diócesis ortodoxa serbia libre de los Estados Unidos y Canadá,n.d.-XLVIII,XVIX. (Oraciones cerca del Lago)

(62) Perspectivas espirituales, p.88

(63) El Esoterismo, P.36

manifestación, era el eterno Hijo de Dios. Los cristianos han dado mucha importancia a la idea de que Jesús es el único medio de salvación. Pero Schuon seguramente tiene razón al decir "que al llamarse a sí mismo 'El Camino, la Verdad y la Vida", en sentido absoluto, es decir, en el sentido principial" no hay ninguna razón para pensar que el Hijo Encarnado pretendía "limitar por esto la manifestación universal del Verbo, sino afirmaba bien al contrario al mismo tiempo que es una manifestación universal con este última, de la que el mismo "vivía" en modo "subjetivo" la manifestación cósmica"(64). Es verdad que nadie viene al Padre (Juan 14,6) excepto a través del Logos, pero esto quiere decir metafísicamente que no hay entrada en la Esencia Divina si no es a través de la Persona Divina – cualquiera que sean el modo y el lugar que esta persona puede haber elegido para su presencia en la tierra.

Las mismas observaciones pueden hacerse con respecto a lo que concierne a los hechos terrenales del Hijo, especialmente su gran obra de Redención. Los verdaderos esoteristas son los primeros en admitir la realidad histórica de la Pasión y la Resurrección. Jesús realmente murió - de una manera particular, en un lugar y momento determinado. Él ha resucitado realmente de entre los muertos en su cuerpo. Pero es necesario al mismo tiempo insistir en que estas acciones no eran las de un humano individual. Por el contrario, los eventos del Viernes Santo y La Pascua tienen un significado duradero sólo porque son la reverberación de la Eternidad en el tiempo. Pues Aquel que ha muerto en la Cruz no fue un hombre especialmente elegido, sino el Hijo Divino de Dios. Si se puede decir que este Hijo, que es eterno, está muerto - como lo enseñan explícitamente los Padres –es que su muerte debe en un cierto sentido haber sido eterna, también. El cordero debe haber sido sacrificado desde la fundación del mundo (Apocalipsis 13:8). Es necesario comprender en otras términos, que "La redención es un acto eterno que no puede situar ni en el tiempo ni en el espacio; el sacrificio de Cristo es una manifestación o realización particular en el plano humano "(65). Schuon continúa: "la redención divina siempre está ahí; preexiste y es el modelo celeste de toda  alquimia terrestre, de modo que siempre es gracias a esta redención eterna - cualquiera que sea el vehículo sobre la tierra- que el hombre es liberado del peso de sus errancias e incluso Deo Volente de su existencia separativa". El Shaykh añade: "esta consciencia, lejos de disminuir la participación en los tesoros de la redención histórica, les confiere un alcance que toca a la las raíces mismas de

(64) De la Unidad Trascendente, p.42

(65) De la Unidad Trascendente, p.36

 

 la existencia"(66). Lejos de disminuir nuestra participación en Cristo, una verdadera comprensión de su persona y Sus naturalezas sólo puede más que ser una forma de honrarlo. Cualquiera que sea el camino a la salvación, es sólo uno y mismo verbo quien es el verdadero Salvador de todo hombre. Su resplandor es ilimitado, se extiende mucho más allá de los límites de la religión cristiana  y nos trasmite sus tesoros a todos.

* *

*

Esto está perfectamente claro. Si Cristo es el Logos Eterno, no puede ser más que lógico que deba permanecer libre en sí mismo de todo mundo religioso en particular, y mientras se convierte en Jesús de Nazaret, que debe seguir teniendo más ovejas que no son de este rebaño (Juan 10:16). Todo esto es perfectamente claro. Pero se necesitaron los escritos del Shaykh para que me diera cuenta. Es él, más que cualquier otro que me ayudó a discernir la gran verdad de este misterio y a comenzar a apreciar la belleza de sus muchas implicaciones. Como dije al principio, Frithjof Schuon me instruyó y ayudó de tantas maneras y en tantos niveles que no puedo realmente decir acerca de lo que más le debo. Pero son ciertamente sus enseñanzas sobre Cristo y la Encarnación las que han demostrado estar para mí entre las más valiosas. Por esto y por todo lo que me ha ofrecido le estoy inmensamente agradecido.

Que su memoria viva para siempre.

James CUTSINGER

(66) – Miradas sobre los Mundos Antiguos, p. 85. Schuon no se hizo, bien entendido,  ninguna ilusión – poco importan las pruebas escriturales y otras pruebas clásicas- sobre la aceptación de todos los cristianos tradicionales. "En el cuadro del cristianismo, la idea de que la redención es a priori la obra intemporal del Logos principial, no humano y no histórico; que puede y debe manifestarse de diversas maneras, en diversas épocas y en diversos  lugares; que el Cristo histórico manifestó este Logos en un cierto mundo providencial, sin que sea necesario o posible delimitar este mundo de una manera exacta; esta idea, decimos, es esotérica con relación al dogmatismo cristiano y sería absurdo demandárselo a la teología. El esoterismo p.36


No hay comentarios: