domingo, 19 de julio de 2015

Tercer secreto de Fátima

La revista alemana "Stimme des Glaubens" (fascículo 10/81) comenta que en Fulda, una serie de personas, comenzaron a hacer preguntas a Juan Pablo II. Uno de los presentes envió una nota enseguida del encuentro. La revista afirma de conocer quien la dirigió y de poseer la autenticación del documento.

El Papa había estado en Alemania pocos meses antes de sufrir el atentado del 13 de mayo de 1981 (fecha que representaba el aniversario de la aparición de Fátima).

A la pregunta:

"Que hay en el tercer secreto de Fátima? No debía ser publicado ya en 1960"

Juan Pablo II respondió:

"Dada la gravedad del contenido, para no alentar a la potencia mundial del comunismo a cumplir aquellas acciones, mis predecesores en el rol de Pedro han diplomáticamente preferido posponer su publicación. Por otra parte, a todos los cristianos les será suficiente saber esto: si existe un mensaje en el cual está escrito que los océanos inundarán inmensas partes de la Tierra, que de un momento a otro millones de hombres perecerán, no amerita tanto la divulgación de un tal mensaje.
Muchos quieren simplemente saber, por curiosidad y gusto por el sensacionalismo, pero olvidan que el saberlo comporta también una responsabilidad. Se busca solamente satisfacer la propia curiosidad y esto es peligroso si se está convencido que nada se puede hacer contra el mal, si no se está dispuesto al mismo tiempo hacer alguna cosa".


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Algunos dicen  que el siguiente  el texto, promulgado por la Santa Sede en el año 2000, aunque verdadero, no es completo. Se fundamentan en varias publicaciones y supuestas declaraciones del Papa a la conferencia episcopal alemana en 1981

Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.
Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: « algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él » a un Obispo vestido de Blanco « hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre ». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.



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