Filosofía oriental occidental y metafísica oriental
por Georges Vallin
(Revue Aurores. No 39. Janvier 1984)
Paul
Mus rinde homenaje a Georges Vallin (1921-1983) en su prólogo a " La
perspective métaphyísique " (Dervy Livres), tesis que " quedará
notoria en los anales universitarios por su rechazo del patrocinio aristotélico
y por una ensayo de alejamiento de perspectiva de la tradición oriental, para
juzgar mejor de la nuestra ". Georges Vallin nos propone, lo dice él mismo,
liberarnos de nuestro etnocentrismo y de su imperialismo ideológico para
desembocar, no sólo en un ensanche cada vez más indispensable hoy, sino que
sobre una verdadera mutación del pensamiento filosófico que nos llevarían como
lo dijo Heidegger a abrirnos un " camino hacia el ser”. Reproducimos aquí
un extracto del conversación difundido en agosto de 1983 en France-Culture a
propósito de Védanta no dualista.
Creo que la filosofía
occidental nació del rechazo de lo había
de más esencial de Platón a Aristóteles y toda nuestra metafísica,
nuestro pensamiento teológico - simplifico aquí en exceso, pero es en una
tendencia que pienso poder remarcar –
viene de esa especie de olvido de la
trascendencia del Bien, de lo que verdaderamente es el Bien platónico que está
más allá de la esencia y que es por ahí mismo algo que se sitúe a la vez muy lejos de mí y
finalmente algo muy próximo de mí, como en el Atman Brahman de los Vedantas. Y
la mirada que Advaita Vedanta nos permite echar sobre esta filosofía es mostrar
que hay una mutilación original que coincide con punto de partida más efectivo
de la metafísica con Aristóteles. De esta mutilación resultarán otras que no son más que las exploraciones del círculo del ego. La
filosofía de Hegel y la de Sartre son dos momentos que ilustran los sucesiones de
esta mutilación, de lo que se podría llamar, después de todo, la muerte de
Dios, o la muerte de a lo que hay de más esencial en Dios.
EL EGO SE DESPRENDE DE SU
NATURALEZA VERDADERA
En una Upanishad, se dice
que la dimensión supra personal, el para - brahma, es los tres cuartos de la
verdad; todo el resto, a saber lo que tenemos la costumbre de llamar Dios, el
mundo y el hombre, es un pequeño cuarto.
Y cuando se percibe que la filosofía comienza con olvido de los tres cuartos de
la verdad, el cuarto que queda tiene una aventura que es fácil de balizar y localizar. Es en el fondo la
aventura del ego que se desprende de su naturaleza verdadera y que va a ser
condenada a fantasear dualidades, oposiciones de las que vivirá toda la
historia de nuestra filosofía y de nuestra cultura para llegar a una
exploración cada vez más clara de las potencias del ego; una exploración
positiva primero con Hegel y Marx por ejemplo, una especie de dinamismo, de
filosofía del progreso que fue la gran ilusión de la que Occidente ha vivido
hasta muy recientemente, y que ha precedido la fase descendente, la fase del
tiempo no creadora, sino lo que se podría llamar la dimensión destructora; es la
que corresponde a la fase nihilista que ha sido inaugurada de modo posiblemente
involuntario e inconsciente, por Sartre. Mientras que Sartre hizo una filosofía de la creación y de la
libertad, yo veo más bien allí como una especie
de acta de fracaso, de callejón sin salida a partir del cual no se puede ir más
allá en el mismo sentido. El fondo del ego separado de la realidad, es el
vacío, es la nada en el sentido sartriano del término. Y es esto lo que nos revela, con
una mirada advaitica, toda la historia de nuestra filosofía detrás de las
ilusiones de la posesión, del crecimiento del ego, este crecimiento indefinido
que resume el sistema de Hegel.
Descubrimos en suma, al
término de este proceso que es la cumbre de nuestra ilusión y de la egolatría,
el hundimiento del ego, el vacío en el fondo del ego. Es estolo que me parece constituir el último estado
fundamental de la metafísica occidental como tal pero que ya había nacido con Aristóteles.
A este respecto, le querría rendir
un homenaje a un filósofo por el cual tengo la admiración más grande, es Kant.
Se atrevió a mostrar que lo que se llamaba la metafísica era en el fondo una
ilusión; que el hombre no tenía la posibilidad de tener la experiencia de lo
absoluto, la experiencia del ser. Entonces digo que tiene toda razón en la medida en que se trata
del hombre que Occidente cultural y simbólico ha forjado; pero este hombre es
sólo una parte del hombre verdadero.
UN PEQUEÑO SECTOR DE LA
REALIDAD
En definitiva hablar de una manera dogmático de mí, de Dios, de la
libertad, sin tener en cuenta la plenitud de la experiencia, colocándose en un
sector muy pequeño de la realidad
delimitado justamente por el ego, es, mayormente, lo que ha hecho la filosofía
occidental. Habla de Dios, del hombre, del mundo , de la alienación del hombre
por Dios de quien hay que desembarazarse para volverse autónomo, independiente,
etc.
No hablo de lo que la ciencia y la técnica pueden tener de
eminentemente positivo y que puede ser muy benéfico en un diálogo los países
del Tercer Mundo; me coloco aquí de un punto de vista espiritual, estrictamente
metafísico e intelectual. Pienso que esta inhibición de la intuición
intelectual es una de las grandes características del occidentalidad que no es
específico por otra parte del hombre europeo o americano. Despojado así de la
intuición intelectual o de su equivalente, es decir de la revelación bajo una
forma o bajo otra, este hombre está confrontado con su propio vacío interior,
con su propia nihilidad que le deja entonces ante de una exigencia alguna otra
cosa - esta posibilidad de apertura.
El Advaita Védanta puede
tener alguna posibilidad de ser entendido por este hombred el fin del ciclo de
Kali Yuga que, como se sabe, es la edad sombría , la edad de Occidente, del
encerramiento del ego, de la cristalización del ego sobre si mismo pero que no puede durar indefinidamente. En un
momento dado hay ruptura. Ya está ilustrada en el marco del hinduismo por los avataras
los "descensos" que son tanto
gracias que el ser hace la apariencia, como el uno hace a lo múltiple.
ESTE OLVIDO DEL SER
Pienso que vivimos una época
(no se trata de fechar, sino simplemente de ilustrar las tendencias) bastante
extraordinario donde justamente este vacío escondido que estaba en el fondo de
nuestra mutilación metafísica, de este olvido del ser - que el gran filósofo
alemán Heidegger ilustró y qué podemos comprender mucho más claramente a la luz
de las metafísicas a no dualistas, - esta especie de vacío al cual estamos dejados
sin respuesta, puede conducirnos a una especie de redescubrimiento de este otro
vacío, de ese verdadero vacío de la no dualidad que es un vacíoparadójico de
plenitud.
Y yo iría a buscar el
mensaje de Advaita Vedanta, (si se puede emplear aquí esta palabra un poco
presuntuosa), en una especie de confrontación con las formas a la vez clásicas
y modernas de la filosofía occidental, descubriendo la ilusión que está detrás
de la afirmación del ego, las consecuencias de esta ilusión y el tipo de
experiencia en la cual puede desembocar y que creo que alguien como Heidegger
pero también como Nietzsche tenía el presentimiento y la nostalgia.
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