Tan pronto como C.H. Douglas publicó sus primeros escritos sobre el Crédito Social, los financieros hicieron todo lo posible para silenciar o distorsionar esta doctrina, ya que sabían que el Crédito Social pondría fin a su control sobre la creación del dinero. Cuando Louis Even empezó su difusión en el Canadá francés en 1935, una de las acusaciones lanzadas por los financieros fue que el Crédito Social era socialismo o comunismo. Pero en 1939, los Obispos Católicos Romanos de la provincia de Quebec nombraron a nueve teólogos para examinar este sistema a la luz de la doctrina social de la Iglesia Católica y dar su opinión sobre si tenía tintes comunistas o socialistas. Después de una considerable deliberación, los nueve teólogos estuvieron de acuerdo en que el Crédito Social no tiene tintes ni de uno ni del otro y que valía mucho la pena el prestarle una mayor atención.
Aquí está la traducción completa del texto de los teólogos, reproducida de la edición del 15 de noviembre de 1939 de "La Semana Religiosa" (La Semaine Religieuse) de Montreal.
REPORTE DE LA COMISIÓN DE ESTUDIO SOBRE EL SISTEMA MONETARIO DEL CRÉDITO SOCIAL
Nuestros lectores estarán interesados en leer las conclusiones alcanzadas, después de un serio estudio de los argumentos presentados por ambas partes, por la Comisión nombrada por los Obispos de Quebec encargada de examinar, desde el punto de vista católico, el sistema de Crédito Social y especialmente para determinar si tiene tintes de comunismo o socialismo, ambos condenados por la Iglesia Católica.
Esta Comisión presidida por el P. Joseph P.Archambault, S.J. también incluyó a: Mons. Wilfrid Lebon, P.D., Can. Cyrille Gagnon, Can. J. Alfred Chamberland, P. Philippe Perrier, P. Arthur Deschenes, P. Jean Baptiste Desrosiers, P.S.S., P. Charles Omer Garant y P: Louis Chagnon, S.J.
1. La Comisión primero delimitó el campo de estudio
a) No se trata del aspecto económico o político, esto es, del valor de esta teoría desde el punto de vista económico y de la aplicación práctica del sistema de Crédito Social en un país. Los miembros de la Comisión reconocen que no tienen competencia en estos campos, además, la Iglesia no tiene porqué pronunciarse a favor o en contra de asuntos "para los que ni tiene el equipo ni la misión", como lo escribió el Papa Pío XI (Cf. Enc. Quadragsimo Anno).
b) No se trata de aprobar esta doctrina a nombre de la Iglesia, dado que ésta "Nunca, en el campo social ni económico, ha presentado ningún sistema técnico específico, lo cual tampoco es su papel." (Cf. Enc. Divini Redemptoris, n.34)
c) La única cuestión estudiada aquí es la siguiente: ¿Está la doctrina del Crédito Social, en sus principios básicos, entintada del socialismo o comunismo condenados por la Iglesia Católica? Y, de ser así ¿debe esta doctrina ser considerada para los católicos como una doctrina que no se puede admitir ni difundir?
d) El Estado, como se menciona en el presente reporte, es considerado in abstracto, sin tomar en cuenta las contingencias que pueda sobrellevar.
2. La Comisión define al socialismo y hace notar lo que caracteriza a esta doctrina
a la luz de Quadragsimo Anno:
A) MATERIALISMO
B) LUCHA DE CLASES
C) SUPRESIÓN DE LA PROPIEDAD PRIVADA
D) CONTROL DE LA VIDA ECONÓMICA POR EL ESTADO, EN CONTRA DE LA LIBERTAD Y LA INICIATIVA PRIVADA
3. La Comisión pone en propuestas los principios básicos del Crédito Social
"El objetivo de la doctrina monetaria del Crédito Social es darle a todos y cada uno de los miembros de la sociedad la libertad y la seguridad económica que el organismo social y económico puede asegurar. Para tal fin, en lugar de reducir la producción al nivel del poder de compra a través de la destrucción de los bienes o restricciones en el trabajo, el Crédito Social quiere incrementar el poder de compra al nivel de la capacidad de producción de los bienes."
Propone para tal fin:
I. El Estado debe recuperar el control de la emisión del dinero y del crédito. Lo ejercitará a través de una comisión independiente con la autoridad requerida para ello.
II. Los recursos materiales de la nación, representados por la producción, constituyen la base del dinero y del crédito.
III. En todo momento, la emisión del dinero y del crédito debe basarse en el movimiento de la producción, de tal forma que se conserve siempre un balance sano entre la producción y el consumo. Este balance es asegurado, al menos en parte, por medio de un descuento, cuya tasa variaría necesariamente con las fluctuaciones de la producción.
IV. El sistema económico actual, gracias a los muchos descubrimientos e inventos que lo favorecen, produce una inesperada abundancia de bienes, mientras reduce, al mismo tiempo, la necesidad de la labor humana creando un desempleo permanente. Una importante parte de la población es así privada del poder para comprar los bienes hechos para ella y no solamente para unos individuos o grupos. Para que todos tengan una parte de la herencia cultural acumulada por sus ancestros, el Crédito Social propone un dividendo, cuyo monto es determinado por la cantidad de los bienes que serán consumidos. Este dividendo se le dará a cada ciudadano, independientemente de tener o no otras fuentes de ingreso.
4. Ahora, debemos ver si hay algún tinte de socialismo en las propuestas arriba mencionadas
i. Concerniente al párrafo I: Esta propuesta no parece incluir ningún principio socialista y, por consecuencia, no ser contraria a la Doctrina Social de la Iglesia. Esta afirmación está basada en los siguientes pasajes de la Carta Encíclica Quadragesimo Anno: "Hay ciertas categorías de bienes de los que uno debe decir, con razón, que deben reservarse a la colectividad cuando se llegue a un poder económico tal que no sea posible, sin peligro para el bien común, ser puestos al cuidado de individuos particulares." Y la Encíclica continúa: "En primer lugar, entonces, se hace patente que en nuestros días no sólo la riqueza es acumulada, sino que un poder inmenso y una dominación económica despótica están concentrados en las manos de unos pocos y que aquellos pocos son frecuentemente, no los propietarios, sino únicamente los concesionarios y directores de los fondos invertidos, quienes los administran a su antojo. Este poder se vuelve particularmente irresistible cuando es ejercitado por aquellos quienes, debido a que tienen y controlan el dinero, son también capaces de gobernar el crédito y determinar su asignación, proveyendo, por así decirlo, la sangre de vida al cuerpo económico en su totalidad, arrebatando el alma de la producción, para que nadie se atreva a respirar sin su consentimiento."
El querer cambiar esta situación no es, por tanto, contrario a la Doctrina Social de la Iglesia. Es cierto que al darle derecho al Estado para controlar el dinero y el crédito, se le otorga una influencia considerable sobre la vida económica de la nación, influencia igual a la que es actualmente ejercida por los bancos, para su propio provecho, pero esta forma de hacer las cosas no encierra, en sí misma, ningún socialismo.
Con el dinero siendo solo un medio de intercambio en el sistema de Crédito Social, cuya emisión es estrictamente regulada por las estadísticas de producción, la propiedad privada permanece intacta; más aún, la asignación de dinero y de crédito podría incluso ser menos determinada por quienes lo controlan. El reservar a la comunidad el control del dinero y del crédito, no va, por tanto, contra la Doctrina Social de la Iglesia.
Santo Tomás de Aquino dice implícitamente en su Summa Teológica (Ética, Vol.5, Lec. 4), cuando expresa que le corresponde a la justicia distributiva - la cual, como es sabido, le concierne al Estado- distribuir los bienes comunes, incluyendo el dinero, a todos aquellos que son parte de la comunidad civil.
De hecho, el dinero y el crédito han estado, en el pasado, bajo el control del Estado en varios países, incluyendo a los Estados Pontificios y continúan estándolo en el Vaticano. Así que sería difícil ver en esta propuesta un principio socialista.
ii. Concerniente al párrafo II: El hecho de que el dinero y el crédito se basan en la producción, en los recursos materiales nacionales, no parece tener ningún carácter socialista.
La base del dinero es un asunto puramente convencional y técnico. En la presente discusión este punto fue acordado en principio por varios oponentes.
iii. Concerniente al párrafo III: El principio de mantener un balance entre consumo y producción es sensato. En una economía verdaderamente humana y bien ordenada, el objetivo de la producción es el consumo y el último debe, ordinariamente, agotar al primero- al menos cuando la producción se hace, tal como debe ser, para responder a las necesidades humanas. En cuanto al descuento cuyo principio es admitido e incluso, normalmente practicado en la industria y el comercio, es solamente un medio para efectuar este balance; esto le permite a los consumidores obtener los bienes que necesiten a menor costo, sin ninguna pérdida para los productores. Hay que notar que la Comisión no expresa una opinión sobre la necesidad de un descuento causado por una brecha que, de acuerdo al sistema de Crédito Social, existe entre la producción y el consumo. Pero si tal brecha existe, el querer salvarla a través de un descuento, no puede considerarse como una medida entintada de socialismo.
iv. Concerniente al párrafo IV: El principio del dividendo es también reconciliable con la doctrina social de la Iglesia; además, puede ser comparado con el poder del Estado para otorgar dinero. La Comisión no ve por qué sería necesario para el Estado el poseer bienes de capital para pagar este dividendo; actualmente- aunque en sentido opuesto – el poder para gravar impuestos, que el Estado posee en vistas del bien común, le da aún más derecho a esta nota y, por lo tanto, se admite. La misma afirmación aplica al descuento del Crédito Social: ambas están basadas en el principio del descuento en un sistema de cooperativa. Además, la cooperación, es tenida en alta estima por el Crédito Social.
El único control de la producción y el consumo que es necesario para la implementación del Crédito Social es el control de estadísticas, que determina el asunto del dinero y del crédito. Las estadísticas no pueden considerarse como un control real o limitante sobre la libertad individual; son únicamente un método para recabar información. La Comisión no puede admitir que el control estadístico requiera de la socialización de la producción o que éste tenga tintes de socialismo o comunismo.
Conclusión
La Comisión, por tanto, responde negativamente a la pregunta: "¿Está el Crédito Social entintado con socialismo?" La Comisión no puede ver cómo los principios básicos del sistema de Crédito Social, como se explicó arriba, puedan ser condenados a nombre de la Iglesia y de su Doctrina Social. La Comisión, sin embargo, quiere recordar a los católicos que el Crédito Social – cuyo aspecto puramente económico o político no fue juzgado aquí- sigue siendo una reforma económica, y lo que es más importante, es una reforma de las instituciones a través de la combinación de la gente que practica el mismo comercio en grupos vocacionales y de renovación moral, de acuerdo a las recomendaciones explícitas del Papa Pío XI.
Estudio de algunas objeciones
La Comisión también estudió algunas de las objeciones que generalmente se presentan contra la precedente conclusión.
Primera objeción: El control del dinero y del crédito necesariamente da derecho al control de la producción, hasta su eventual socialización.
Respuesta: El control del dinero y del crédito no les quita a los particulares ni a las corporaciones la propiedad de las herramientas ni bienes de capital, aunque esto implique, hasta cierto punto, un control indirecto de esta producción. Este control indirecto que, por lo menos usualmente, debe ser ejercitado en vistas del bien común, no tiene ningún carácter socialista, justo como el control racional de la producción ejercido por los bancos que podría llamarse liberalismo individual.
Segunda objeción: El dividendo motiva la ociosidad.
Respuesta: El Estado no emitirá dinero o crédito de acuerdo a su capricho, sino en base a los requerimientos expresados en las estadísticas de producción, que están íntimamente ligadas al trabajo de los ciudadanos. Es más probable que algunos se rehúsen a trabajar; pero no debemos pensar que el dividendo automáticamente mantendrá a todos eternamente.
Incluso, aunque el dividendo, al principio, pueda ser significativo para llenar la brecha entre producción y consumo, un continuo incremento en la producción, debido al equivalente incremento en el trabajo, será requerido para mantener el dividendo al mismo nivel.
Sin embargo, los Creditistas Sociales, no deberían poner tanto énfasis en el dividendo, especialmente en el dividendo básico permanente, el cual no es esencial para el sistema; pero el principio en sí mismo no puede ser condenado.
Tercera objeción: El dividendo y aún el descuento, privarían a los trabajadores de sus salarios y, a los productores de sus ganancias.
Respuesta: Esto podría ser verdad hasta cierto punto, y siempre de manera indirecta, si no hubiera brecha entre producción y consumo. Pero el sistema del Crédito Social está basado precisamente en esta brecha, esta es una cuestión puramente económica y técnica. De aquí, el dividendo no puede ser condenado a nombre de la doctrina social de la Iglesia. Además, parece que una brecha realmente existe entre el costo de alguna producción -pesca, recursos naturales, etc.- y el costo del consumo.
Cuarta objeción: A simple vista, una frase de Douglas inspira cierta duda: "El dividendo progresivamente desplazará sueldos y salarios."(Warning Democracy, p.34)
Respuesta: En los trabajos de Douglas, la palabra "dividendo" no siempre tiene el mismo significado. Douglas prevé aquí un sistema económico completamente cooperativo. Así es fácil entender que a los trabajadores cooperativos no se les pagará con salarios, sino con dividendos. En este caso, son, en cierto modo, los propietarios del sistema de producción. Este reemplazo de salarios por dividendos no puede, por tanto, ser considerado como contrario a la Doctrina Social de la Iglesia; especialmente desde que el Papa Pío XI, en Quadragesimo Anno admite la legitimidad de un orden en donde el contrato de sociedad corregiría, en la medida de lo posible, el contrato salarial. La cooperación es una forma de contrato de sociedad en la que el dividendo tiende a reemplazar a los salarios normal y progresivamente.
He aquí las palabras del Papa Pío XI: "Nuestro Predecesor (León XIII) cuya Encíclica Rerum Novarum, no sólo admite este contrato, sino que le concede gran espacio a su determinación de acuerdo a los principios de justicia. En el estado actual de la sociedad humana, sin embargo, consideramos aconsejable que el contrato salarial debería, en lo posible, ser modificado de alguna manera por un contrato de sociedad, como ya se ha tratado de varias formas para beneficio tanto de los asalariados como de los patrones. De esta manera los asalariados se vuelven socios en la propiedad o el manejo de las utilidades."
Es verdad que es difícil imaginar un sistema de cooperativa que haya alcanzado tal punto en que cada salario haya desaparecido para ser reemplazado únicamente con los dividendos; sin embargo, esto no hace la hipótesis errónea. Más aún, la Comisión quiere señalar que algunas expresiones de Douglas, sobre esta materia, son algo confusas. Sin embargo, este parecía ser su pensamiento, de acuerdo con los líderes del Crédito Social.
Estas objeciones no pueden, en opinión de la Comisión, invalidar el juicio previo, formulado a partir de un punto de vista social católico.
Permítasenos añadir que un estudio profundo del sistema, desde un punto de vista puramente económico, es esencial, debido a la importancia del asunto en nuestros días.
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1 comentario:
Muy bien espresado y hasta revelador.
lastima que este discurso ya este fuera de la realidad actual. Creemos que cualquier propuesta que mantenga el dinero y por ende, la competencia y la estratificacion social dará como resultado, los mismos problemas.
ademas, nuestra realidad actual tiene un deficid en los recursos planetarios por lo que no podemos dejar trabajar en competencia ya que destruimos el medio hambiente (el que nos sirve para subsistir).
Nuestra capacidad de producir es tan inmensa hoy que condicionarla con el dinero que tenemos es irracionar.
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