viernes, 28 de octubre de 2016

La nueva religión (Abbé Henri Stéphane )


TRATADO XIV. 1 La nueva religión

(Abbé Henri Stéphane 1907-1985, Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo XIV, Varia)


Grosso modo, se puede decir que la nueva religión, es la “religión del Hombre”. Habiendo muerto Dios, se puede decir que es una religión “atea”. No tiene ya por objeto “religar”
el hombre a Dios, sino los hombres entre ellos. Es igualmente un “forma“ de socialismo, o de comunismo.
Paradójicamente, reviste formas diversas, pero esto no es más que una apariencia exterior: el ateísmo y el humanismo permanecen como el denominador común de estas distintas formas. Existe, por ejemplo, la “fe sin religión”, la fe en estado puro, sin contenido, sin dogmas, sin ritos; es una clase de protestantismo extremo que Lutero o Calvino vomitarían. A la inversa, está la “religión sin fe”. Era, hay cien años, el “formalismo” exterior de gente que practicaba sin creer seriamente, o por motivos mercantiles. Hoy esta forma ha tomado otro aspecto: es el “comunitarismo “. Se repite hasta la saciedad a los cristianos que ellos forman una “comunidad“: el bautismo les introduce en la comunidad, como se inscribe al Partido
comunista; la Eucaristía no es ya más que una comida comunitaria; el pecado mismo se concibe como una ruptura o alejamiento de la comunidad, y la penitencia, como en el  tiempo de la Iglesia primitiva, se concibe como reintegración en la comunidad, con esta diferencia que los Judíos y los paganos convertidos al Cristianismo creían en Dios. En nuestros días las virtudes “teologales*” no tienen ya que más un sentido humano: se cree en el Hombre, se espera en el futuro de la Humanidad, gracias a la Ciencia y al Progreso, y se ama al prójimo como tal.

 
En tal perspectiva, el Cristo ya no es más que el jefe de la comunidad, y es para eso que “Dios murió en Jesucristo “. Otros van más lejos, y no ven en Jesucristo más que un “agitador social”. La tesis es bastante conocida para que juzguemos útil de insistir. En todo eso, no es ya más cuestión la “vida eterna”, y el Reino de Dios no es ya más que la “ciudad terrestre” a construir.


No es más pues que el hombre quien cuenta, su trabajo y su acción sobre el mundo. Algunos ven aún en él un continuador de la Creación, que Dios no habría acabado, pero una tal concepción de la Creación es talmente diferente de la concepción tradicional  que equivale a negar a Dios: si Dios creó el mundo “en el tiempo”, y no continua “creándolo en cada instante “, según el concepto exacto de la creación, entonces Dios no es “Creador”, y negar uno de sus atributos equivale a negarle todo entero. De una manera general, una cosmología no tradicional, evolucionista por ejemplo, conduce inevitablemente a una idea falsa de  Dios, y por lo tanto a su negación.


Así pues, bajo alguna bajo cualquier forma que lo se enfoque, la “nueva religión “es esencialmente atea. Todo lo que es sagrado  — considerado por otra parte por los partidarios de la “fe sin religión” como una supervivencia del Judaísmo y el paganismo — no puede entonces más que desaparecer rápidamente. No se ve en estas condiciones para qué se habla aún del Sacerdocio, de la “crisis de las vocaciones, del estatuto clerical, etc. Todo eso está llamado a desaparecer.

Quedará pues una pseudoreligión, la “religión del Hombre” cuya existencia será tan efímera como  reino del Anticristo al fin de los tiempos”. Y su decadencia está  ya anunciada por los  estructuralistas que predicen la “muerte del hombre”. Después de esto, ya no quedará evidentemente  obviamente más que la “muerte del Cosmos”, es decir, precisamente “el fin del mundo” al cual acabamos de hacer alusión.


Es evidente que si “Dios ha muerto”, al menos en la conciencia del hombre, ni la Iglesia, ni la religión, ni el hombre, ni el mundo, pueden “sobrevivirle mucho tiempo”. Si se objeta que Dios “no está muertó” en sí mismo, sino solamente en la conciencia del hombre, y que la relación  ontológica entre Dios y el alma inmortal no podría ser afectado por una “actitud de conocimiento “, responderemos que en virtud de la identidad del ser  y del Conocer, todo deterioro en el orden del Conocimiento tiene su repercusión, si no en el orden de Ser en tanto que tal, al menos en el orden de la Existencia, del que el Ser es el Principio.


El hombre en tanto que ser no puede ciertamente desaparecer o ser anonadado (lo que se expresa generalmente hablando del inmortalidad del alma), pero es en tanto existente en diferentes niveles, o grados de realidad, que puede “morir”. En otras palabras, no es por una u otra de sus modalidades que el hombre puede morir: la muerte en sentido ordinario no es más que la desaparición de la modalidad corporal del hombre, así como la “segunda muerte” de la que habla Apocalipsis (XX, 14), no es más que la desaparición de su modalidad psíquica, pero el ser del hombre no puede morir. SE comprende así que la muerte corporal haya podido ser la consecuencia del “pecado original”. Ahora bien todo lo que acabamos de decir del el hombre individual se aplica a toda la humanidad : en el “fin de los tiempos” es una modalidad de la humanidad o de la “presente humanidad “ lo que desaparece, y se concibe que ésta,
llegada a un grado de ateísmo total, — no estamos todavía allí — sea condenada a muerte. Dicho de otra manera, la humanidad total, al nivel del Ser, no puede desaparecer, pero una humanidad parcial puede morir, y otra humanidad puede nacer en condiciones cósmicas muy diferentes evocadas por “el cielo nuevo y la nueva tierra” de la que habla la Apocalipsis; entre los dos sin embargo, no hay continuidad hablando propiamente, es decir, según el modo que la concebimos ordinariamente: no puede haber sino una continuidad “analógica”.

miércoles, 19 de octubre de 2016

”CIENCIA Y TECNICA” (Jacques Anisson du Perron .)


CIENCIA Y TECNICA



Ciencia y técnica
 TRADITIO Revista E.T verano 1987 nº2





“Sin la virtud todas las ciencias no pueden ser sino muy dañinas”.

Platón.

“Llegara el momento en que el hombre será prisionero de sus triunfos técnicos”

Thierry Maulnier



 Si existe un tópico elevado a la categoría de principio, es el de la neutralidad de la Ciencia, que se enuncia así: la Ciencia no es una buena ni mala,solo la voluntad humana le da un sentido positivo o negativo. Corno muchos tópicos, este pseudo-principio traiciona la verdad en lugar de aclararla. En realidad, debería ser enunciado de la siguiente forma: las ciencias tradicionales son buenas , la ciencia moderna es mala . He aquí un juicio que corre el riesgo de chocar con el de muchos de nuestros contemporáneos porque va rotundamente en contra de todas las ideas recibidas —así , pues , será necesario , para apoyarlo , recurrir a la autoridad de René Guénon . Según el testigo más lúcido de la crisis de nuestro tiempo, la ciencia moderna ha pecado contra el espíritu separándose de la metafísica (tomada en sentido guénoniano escindiéndose de toda trascendencia. “Queriendo separar radicalmente a las ciencias de todo principio superior con el pretexto de asegurar su independencia, la concepción moderna las priva de todo significado profundo e incluso de todo interés verdadero desde el punto de vista dei conocimiento (1). A esta condena severa, no faltarán algunos que aleguen los “éxitos “ de

la ciencia.... ciertamente , tiene éxito , incluso tiene demasiado porque este resultado no hace sino marcar la degradación del conocimiento a un plano inferior , lo cual entraña las más graves consecuencias para la civilización y , finalmente , para el propio hombre . “En estas condiciones , la industria no es ya solamente un aplicación de la ciencia , aplicación de la que ésta debería , en sí misma , ser totalmente independiente ; aquélla se convierte en la razón de ser y en la justificación , de forma que , también aquí, las relaciones normales se encuentran invertidas . A lo que el mundo moderno ha aplicado todas sus fuerzas, incluso cuando ha pretendido hacer ciencia a su manera , no es a otra cosa en realidad que al desarrollo de la industria y del “ maquinismo “ ; y , queriendo dominar así la materia y plegarla a su uso , los hombres no han conseguido sino hacerse sus esclavos (...) ; no solamente han limitado sus ambiciones intelectuales (...) a inventar y a construir máquinas , sino que han terminado por convertirse ellos mismos en máquinas verdaderamente”(2) .



Anteriormente se hacía una distinción entre el dominio de la ciencia pura y el de la técnica , pero , en nuestros días , esta distinción ha acabado por perder todo significado ; el tiempo en que los sabios meditaban en sus bibliotecas o soñaban bajo los manzanos ha pasado ya ; hoy en día , los hombres de ciencia trabajan para el Estado o para la Industria , en laboratorios

donde se les obliga a utilizar máquinas y a someterse a una técnica de investigación . Lo cual entraña, por un: parte, una degradación del conocimiento - que ya no es desinteresado - , de otra , una degradación de la persona del sabio . . .



Para hacer comprender este último punto, bastará con evocar la personalidad del alquimista que , al transformar la materia , se transformaba a sí mismo sometiéndose a una disciplina ascética . “La verdadera alquimia era esencialmente una ciencia de orden cosmológico , y , al mismo tiempo , era aplicable tarnbién al orden humano , en virtud de la analogía del “ macrocosmos “ y del “ microcosmos “ ; además , estaba expresamente constituida con el fin

le permitir una transposición al dominio puramente espiritual , que confería a sus enseñanzas un valor simbólico y una significación superior y que hacía de ella uno de los tipos más completos de las “ ciencias tradicionales “(3) .



Tales son las principales razones de la superioridad de las enseñanzas tradicionales sobre la ciencia moderna, pero otra razón aún más grave reside en el aspecto benéfico de las primeras , contrastando con el aspecto maléfico de la segunda . Este aspecto maléfico se entiende involuntario , no es buscado a sabiendas , sino que se vincula a las acciones del aprendiz de brujo que desencadena reacciones absolutamente imprevisibles . Uno de los efectos perniciosos de la ciencia moderna es haber impuesto el materialismo como filosofía

Imperante , lo cual implica la negación del cosmos y del “ alma del mundo’; con el desprecio por la Naturaleza . “(Los modernos ) se jactan constantemente de “ domar las fuerzas de la naturaleza “ , pero están muy lejos ciertamente de darse cuenta de que , detrás de estas mismas fuerzas , que consideran en un sentido exclusivamente corporal , hay algo de otro orden , de lo cual no son realmente más que vehículo y como la apariencia exterior ; y es esto lo que bien podría rebelarse algún día y volverse finalmente contra aquéllos que lo han desconocido “ (4) . A propósito de esto , René Guénon habla de los “ guardianes de los tesoros ocultos “ que , a pesar de la sonrisas escépticas de los físicos modernos , podrían manifestarse actualmente — basta pensar, por ejemplo , en las terribles radiaciones atómicas .



Pero no es necesario evocar eventuales castigos físicos, porque los daños morales causados por la Ciencia son ya suficientemente espantosos. Se debe a ella este fenómeno extraordinario, desconocido en todas las demás civilizaciones , que Max Weber ha llamado el “ desencantamiento del mundo “ ; éste último ha perdido , a causa principalmente de todas las teorías científicas, su profundidad y su misterio , y se encuentra reducido al estado de representación abstracta , descolorida , privada de vida . La Naturaleza, antaño nuestra madre , ha sido rebajada al rango de una esclava , simple proveedora de materias primas .



Pero , detrás de la Naturaleza , era a Dios a quien se apuntaba . De este modo , la definición de la Ciencia por Louis Pawels supera muy de lejos la simple broma : “ La Ciencia es un máquina para probar que no existe el buen Dios “ . Esta definición está tal vez un poco pasada de moda , se aplica más bien al cientismo del último siglo , y es necesario tener en cuenta un tímido empujón espiritualista en el mundo científico - podría citarse el caso de Oppenheimer , por ejemplo - , aunque la “ gnosis de Princeton “ de Raymond Ruyer no sea más que una ficción . En fin , recordemos que , para el marxismo , la principal función de la ciencia consiste en la afirmación del materialismo en tanto sistema filosófico . Para Frithjof Schuon,la ciencia

es “ una semilla de corrupción y de aniquilación en manos del hombre que por término medio no tiene un conocimiento suficiente de la naturaleza profunda de la Existencia para poder integrar — y así neutralizar — los hechos cien tíficos en una visión total del mundo “ (5) . En resumen, “la ciencia moderna ha tenido el efecto , entre otros , de herir mortalmente a la religión , planteando en concreto problemas que solo el esoterismo puede resolver “(6).



Las civilizaciones tradicionales eran perfectamente conscientes de este peligro y , para protegerse , impedían , con mucha sabiduría , que cayeran los conocimientos en manos profanas — en una palabra , en ellas el saber era ocultado y reservado a las gentes cualificadas , a los iniciados . Se encuentra este estado de espíritu hasta en un Platón, por ejemplo , que

vivía no obstante en una sociedad ya netamente antitradicional , la Atenas del siglo V. Pero el hombre del siglo XX , imbuido de su superioridad , impregnado por la ideología del “ Progreso “ , es incapaz de apreciar el nivel real de conocimiento , de verdadera ciencia , de las antiguas culturas y de comprender su ética , que las hizo rechazar la técnica ; para él , no puede tratarse más que de ignorancia , de obscurantismo ( el uso de este término es típico de la mentalidad moderna ) , cuando de lo que se trata es de una profunda sabiduría . Pondremos como prueba la anécdota del jardinero, extraída de la obra de Tchouang — Tzu , y que data , en consecuencia , de unos trescientos años antes de nuestra era . Nos describe a un viejo jardinero que riega su huerto con una tinaja que va a llenar de agua descendiendo por un túnel hasta un pozo. Pasa un discipulo de Confucio que sugiere al viejo utilizar una máquina para sacar el agua del pozo. El jardinero responde: “quién se sirve de máquinas, usa mecanismos y su espíritu se mecaniza, tiene el espíritu mecanizado no posee ya la pureza de la inocencia y pierde así la paz del alma . No es que no conozca las ventajas de esta máquina, pero me avergonzaría de emplearla” . (7) .



Tal era la sabiduría de los Antiguos. ¿Es necesario añadir que esta sabiduría ya no es comprendida?  No solamente ya no es comprendida, sino que corre el riesgo de ser ridiculizada. Para asegurarse, basta revisar a los filósofos y a los pensadores de nuestro siglo (teniendo en cuenta que los moralistas están en vía de desaparición). Hecho digno de mención, solo un pequeño número entre ellos ha estudiado el problema de la Ciencia

la Técnica , y , si lo ha hecho , nunca es considerándolo crucial para el devenir de la humanidad . Sea por falta de base doctrinal, de verdaderos principios , sea por temor de la opinión pública , todopoderosa en esta era de las masas , los cerebros de nuestro tiempo se han guardado de lanzar una condena  formal sobre la Ciencia , a pesar de que hayan denunciado sus ‘inconvenientes . Así, Karl Jaspers no duda en escribir que “la técnica abre un camino que debe ser recorrido. Una vuelta atrás no logrará más que hacer la existencia más difícil e incluso imposible . De nada sirve maldecir, hay que superarla. Esto supone que se acepte el considerar a la técnica como un dato definitivo y el abstenerse de dirigir la atención expresamente sobre ella (8) . Otro filósofo, bastante próximo al precedente, ya que ambos

se consideran pertenecientes a un existencialismo cristiano , no se expresa de otro modo : “ No se ve en absoluto , en efecto , escribe Gabriel Marcel, que la técnica sea en sí misma un mal y que sus progresos deban ser condenados. No se podrá tampoco pretenderlo , según parece , sin caer en el puro infantilismo (9). En Paul Valéry , es el pensador , el hombre que concede algún lugar a la intuición , el que protesta contra el exceso de racionalización , pero no plantea jamás la cuestión del valor moral de la Ciencia . Con gran inconsecuencia, Bernanos denuncia la “robotización ‘ de nuestra civilización mecánica mientras nos asegura que „ el mal no está en las máquinas (10). En cuanto a Saint - Exupéry , si bien no ama los frigoríficos , ama mucho, no

obstante , los aviones (11) . Se podrían citar todavía algunos autores, en particular Toynbee , Aldous Huxley , D.H.Lawrence , pero , aun aquí , la crítica está lejos de alcanzar lo esencial . Que conozcamos, sólo Jacques Ellul  ha tenido el coraje de instruir el proceso a la Técnica (12) - y es necesario mucho coraje en nuestra época para desafiar a la todopoderosa ideología del Progreso.



Este autor no es desde un punto de vista tradicional como juzga la Técnica, pero la somete a un análisis sociológico muy cuidadoso que pone en evidencia su carácter nefasto. De una forma exhaustiva , Ellul distingue ocho características principales de la Técnica : racionalidad , artificialidad ,automatismo , autocrecimiento , unicidad , entrañamiento ( las técnicas se engendran unas a otras ) , universalismo , autonomía . No insistimos en la racionalidad

y en la artificialidad del universo técnico , que han sido muchas veces denunciados . Pero los otros aspectos, con todo notables, escapan, en general, a nuestros contemporáneos. Así, Ellul insiste sobre el hecho de que la orientación y las opciones técnicas se efectúan por sí mismas (automatismo) — estas opciones son sufridas por el hombre, escapan a

su voluntad . La Técnica progresa por sí misma por una especie de necesidad interna independiente de la voluntad humana. El fenómeno técnico no puede ser disociado para conservar lo que está bien y abstenerse de lo que está mal. Hay un todo que lo hace inseparable . “ (13) . Por otra parte, el edificio técnico se acrecienta sin cesar porque cada técnica se perfecciona gracias a las otras ( entrañamiento ) ; acrecentándose , acaba por ganar

el mundo entero y por destruir a todas las civilizaciones no técnicas (universalismo ) . En fin ,la Técnica ‘ se ha convertido en una realidad en sí que se basta a sí misma , que tiene sus leyes particulares y sus determinaciones propias “ (14) . Estos análisis hacen resaltar, con toda evidencia, el carácter totalitario de la Técnica , que se ha apoderado de todos los engranages de la vida moderna desde la base hasta la cúspide , es decir, hasta el Estado . Como señala Jacques Ellul , la conjunción del Estado y de la Técnica no es un hecho neutro , no puede conducir lógicamente más que al Estado totalitario .



Naturalmente el autor del “Sistema técnico “ no deja de atajar el tópico de la “ neutralidad “ de la Técnica . Esta pretendida “neutralidad “supondría ante todo que se oriente la técnica en cierto sentido por motivos morales en consecuencia no técnicos . Pero es precisamente uno de los caracteres principales de la técnica ( ... ) no soportar un juicio moral , ser resueltamente independiente y eliminar de su dominio todo el juicio moral . No obedece jamás a esta discriminación y tiende por el contrario a crear una moral técnica completamente independiente “ (15) . Finalmente, “el hombre se encuentra ante una opción exclusiva, utilizar la técnica como debe ser según las reglas técnicas, o no utilizarla en absoluto “ (16) .



Las conclusiones de Jacques Ellul son más bien pesimistas; después de haber constatado que la máquina ha conquistado el cerebro y el corazón del hombre medio, y que la técnica no encuentra ya obstáculo, nos pone en guardia contra el hecho de que el hombre ya no tiene medios para dominar la técnica. No solamente el hombre ya no domina la Técnica, sino que se arriesga a convertirse en su esclavo. En efecto, en adelante todas las actividades humanas están dirigidas hacia la Técnica, convirtiéndose esta en el fin supremo — no obstante, encuentra aún algunas resistencias de orden individual o moral que exasperan a los técnicos. “Para un técnico es una realidad insoportable que algo no funcione. ¿Pero qué es lo que no

funciona ? Un análisis muy superficial permite decir que es el hombre. El técnico atacará a este problema como a cualquier otro. Y porque tiene en sus manos un instrumento precioso que hasta el presente le ha permitido resolver las dificultades encontradas, aplicará este método aquí también”(17). El hombre será entonces Sacrificado a la Técnica, que se ha convertido

Ídolo monstruoso del mundo moderno.



Como el estudio realizado por Jacques Ellul no se refiere más que al fenómeno técnico contemporáneo, no menciona las consecuencias desastrosas del desarrollo anárquico y totalmente incontrolado de este fenómeno en sus comienzos que se remontan a finales del siglo XVIII , notablemente el éxodo desde los campos hacia las ciudades tentaculares y la creación del proletariado . No se podrá insistir en exceso sobre el papel nefasto jugado por la Técnica creando el Proletariado — esta “ casta “ artificial que ha desequilibrado completamente la sociedad moderna , condenada , desde entonces , a un estado crisis permanente . Frithjof Schuon nos recuerda “ que el “ mundo obrero” es una creación totalmente artificial , debida a la máquina y a la vulgarización científica que se le relaciona ; dicho de otra manera , la máquina crea infaliblemente el tipo humano artificial que es el ‘ proletario “ , o más bien , crea el “ proletariado , porque se trata esencialmente de una colectividad cuantitativa y no de una “ casta “ natural , es decir, teniendo su fundamento en cierta naturaleza individual . Si se pudieran suprimir las máquinas y reintroducir el antiguo artesanado con todos sus aspectos de arte y de dignidad , el “ problema obrero cesaría de existir ‘ (18) .

Después de esta terrible requisitoria fundada sobre pruebas indiscutibles, los alegatos de los defensores del “Progreso “parecen bien débiles. Al no querer incriminar ni a la ciencia, ni a la técnica, ni tampoco a la máquina , se ven obligados a hacer intervenir las deficiencias humanas . No es la Técnica, dicen, la responsable del desorden actual, sino el hombre, por culpa de su mala adaptación a las nuevas condiciones del universo  técnico. La máquina ha evolucionado, el hombre no. Pero para solucionarlo será posible acelerar la evolución humana ( los regímenes totalitarios se encargarán de buena gana ) y aquí reaparecen las ideas luminosas del Siglo de las Luces sobre la “perfectibilidad “ del hombre , sobre la omnipotencia

de la “instrucción“ y del “ambiente“ sobre la virtud de las “buenas instituciones “ , etc ... Y si todo esto no bastara , no se retrocedería ciertamente ante la idea de dar un pequeño empujón a esta famosa “ Evolución “ que se muestra perezosa (¡ después de haber pasado del pez al hombre ! ) Intentando pequeñas manipulaciones genéticas, por ejemplo . ¿ Por qué no ? . El ideal sería la producción en serie de un “homo technicus“ perfectamente adaptado a las normas técnicas ; la pesadilla climatizada imaginada por Aldous Huxley en “ Un mundo feliz se haría entonces realidad .



Llegado a este punto , nuestro lector no dejará de suscitar una objeción llena de sentido común : “ Toda esta argumentación , dirá , por fundada que esté , ¿ no choca con la dura realidad de los hechos ? . Como no se puede ya destruir las máquinas, ¿no es mejor adaptarse? “ . Es cierto que nuestra crítica puede parecer, por una parte, puramente negativa, y , por otra, que no tenernos remedios que proponer . El hombre ha escogido perder su alma a cambio de la conquista del mundo - este pacto ha sido virtualmente firmado en espíritu y no puede ser negado ya. Las máquinas ya no pueden ser detenidas bajo pena de espantosas catástrofes: hambres, etc ... Y tal es probablemente uno de los componentes del Kali - Yuga . Pero, como nos recuerda Frithjof Schuon , “ la imposibilidad de salir de un mal no impide al mismo ser lo que es ; para encontrar un remedio , si se presenta el caso , hay que considerar

el mal independientemente de nuestras posibilidades de salir o de nuestro deseo de no verlo , porque un bien no podría producirse en contradicción con la verdad ( ... ) . Quien comprenda la verdadera naturaleza del maquinismo, — escapará por ello a las esclavitudes psicológicas de la máquina, lo cual ya es mucho. Decimos esto sin ningún optimismo “y sin perder de vista que el mundo actual es un “mal necesario “, cuya raíz metafísica está, en último análisis, en la infinitud de lo Posible divino “ (19) .



Este género de pesimismo constructivo, de coraje lúcido ante lo inevitable nos hace pensar en Julius Evola , que nos aconseja cabalgar el tigre si queremos permanecer “ de pie entre las ruinas “ , pero también en otro escritor que ha meditado largamente sobre el drama de la Técnica , Oswald Spengler . Este último, tal vez en razón de sus ideas políticas — recordemos

que estaba próximo a los medios de la “ revolución conservadora “ alemana, adopta algunos aspectos tradicionales y notablemente el de la concepción cíclica de la Historia . Por eso alcanza de golpe una altura de miras de la que sus contemporáneos son incapaces, como testimonia el extracto siguiente, tornado de su obra maestra: “La Decadencia de Occidente “. “Supongamos, escribe, que los hombres de genio de las generaciones futuras concedan más

Importancia a la salvación de su alma que a todo el poder de este mundo; que bajo la impresión de la metafísica y de la mística, que hoy día son reemplazadas por el racionalismo, el sentimiento creciente del satanismo de la máquina se apodere precisamente de los sabios de que se trata, nada detendría el fin de este gran drama, que es un drama de los espíritus,

en el que no se podría dejar de servirse de las manos (...) . Se ha sentido al diablo en la máquina y no se ha errado en esto. Ello significa, a los ojos de un creyente, el Dios destronado “ . Spengler ha sentido tanto la importancia de lo que está en juego que ha escrito un libro sobre el problema de la Técnica, libro en el que se enlaza con la inspiración de los antiguos profetas y con su tono apocalíptico. “Nos encontramos hoy, escribe, en la fase más aguda, en el momento mismo en que el telón se levanta para el último acto . Se desarrollan las peripecias decisivas , la tragedia se acerca a su fin (...) . El dueño del mundo está a punto de convertirse en esclavo de la Máquina que le obliga — y nos obliga a todos, seamos o conscientes - a ir por donde quiere (...) . LA MECANIZACION DEL MUNDO  ha entrado en una fase de hipertensión peligrosa en grado extremo (...). No se trata en absoluto de una simple crisis, sino de los PRODROMOS DE UN CATACLISMO “ (20) .



No debe confundirse el sentido profundo de las ideas de Spengler : no se trata de pesimismo , sino de una visión global y cíclica de la Historia; no se trata de lamentarse sobre el fin de una civilización porque todas son mortales — ni de lamentar la “ técnica maquinista “ que desaparecerá con la Civilización Fáustica — y porque se prepara ya un nuevo nacimiento.



¿ Conocía el autor de “La Decadencia de Occidente “ las doctrinas tradicionales y , en particular , las que conciernen a las diferentes eras que debe atravesar la humanidad ? ; ¿ sabía que estamos al final del Kali-Yuga ?. No podemos certificarlo, pero importa poco . Lo esencial no está ahí, reside en el último mensaje de Spengler : “ La historia de esta técnica se acerca rápidamente a su fin ineluctable “ ; y en su última exhortación “ Hemos nacido en este tiempo y debemos continuar con valor , hasta el término fatal , el camino que nos ha sido trazado “ (21) .



Jacques Anisson du Perron .

( Artículo publicado en “Totalité “ n24, 1986 )



N OTAS

 (1) René Guénon , La crise du monde moderne

(2) Ibid

(3) Ibid

(4) René Guénon «  Le regne de la quantité et les siqnes des temps “

(5) Frithjof Schuon , “ Regards sur les Mondes Anciens

(6) Ibid .

(7) La oeuvre complete de Tchouang -tseu “ . Gallimard , 1969 .

(8) Karl Jaspers , “ La situation spirituelle de notre époque “ .

(9) Gabriel Marcel , “ Les hommes contre lThumain “ .

(10)Bernanos ‘ La France contre les robots

(11) Cf . Saint-Exupéry , “ Lettre au Général X .

(12) Jacques Ellul , “La Technique ou l’enjeu du siècle .

(13) Ibid .

(14) Ibid .

(15) Ibid .

(16) Ibid .

(17) Ibid .

(18) Frithjof Schuon , “ Castes et Races “ .

(19) Ibid

(20) Oswald Spengler , L’Homme et la Technique “

(21) Ibid



La crisis ecológica es solo exteriorización de un malestar interior, que no podrá resolverse sin un renacimiento espiritual del hombre occidental.



S.H. Nasr



La máquina ha destrozado la estructura secular de la vida humana, orgánicamente vinculada  con la vida de la naturaleza.



N. Berdiaeff


martes, 18 de octubre de 2016

A propósito de las teorías teosóficas (Abbé Henri Stéphane)



Tratado XIII.3. A propósito de las teorías teosóficas 4

(Abbé Henri Stéphane 1907-1985, Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo XIII, Varia)

Para rendir cuentas lo más exactamente posible del alcance de las teorías teosóficas, de su contenido, de su origen, de las tendencias que reflejan y de las consecuencias que conllevan, habría que conocer no solamente la historia del exterior, sino también del "abajo" de esta historia en su conexión con un conjunto de  'cosas' más bien desconocidas del gran del público en general e incluso de los "eruditos”. La comprensión exacta de estas "cosas" - que nos es imposible para aclarar por el momento – supone el conocimiento de  teorías metafísicas totalmente extrañas al mentalidad occidental  y moderna, y que por esta razón no son enseñadas por el magisterio eclesiástico; este está obligado  a formular con relación a las teorías en cuestión, teosofismo, ocultismo, espiritismo con todas sus variedades, que se pueden denominar con el nombre general de "neo-espiritualismo ", un cierto número de prohibiciones, de orden disciplinario, pero sin poder justificar suficientemente estas prohibiciones, a falta de una doctrina metafísica ignorada en el mundo occidental moderno.

No tenemos previsto hacer una presentación, incluso parcial, de las doctrinas tradicionales susceptibles de sacar a luz cuestiones como la del espiritismo, la de la magia, la del "satanismo" y teorías como las de los ocultistas o teósofos actuales. El estudio y la comprensión de estas doctrinas supera "el horizonte mental" de la cuasi totalidad  de los modernos. Esta afirmación, por humillante que sea para el siglo de las "luces" debe ser suficiente para hacer aceptar a nuestros contemporáneos las decisiones disciplinarias de la Iglesia con relación a lo que hemos llamado "neo-espiritualismo". Pero es pedirnos que creamos una afirmación que no dejaríamos de calificar de "gratuita",

4. Este tratado hace alusión a dos obras de René Guénon: El error espiritista y La Teosofía y, historia de una pseudo-religión.

y es por esta la razón que vamos a tratar de justificarla. Esta ensayo de justificación es tanto o menos inútil cuanto que permite captar, en cierta medida,  no sólo por qué el hombre moderno es incapaz de entender las teorías metafísicas a las que hemos hecho alusión, sino por qué se deja "fascinar " tan fácilmente por las teorías "neo-espiritualistas" que no son más que una falsificación e incluso una perversión de las doctrinas tradicionales.

Nos contentaremos pues con exponer algunos vistazos susceptibles de mostrar el "camino a seguir", o más exactamente la "mentalidad a adquirir" para los que quieran emprender un  estudio más profundo de cuestiones que es imposible abordar de frente. Comencemos  por dar algunas nociones muy elementales de antropología  sobre los "elementos" constitutivos del ser humano.

Dejando a un lado la definición clásica de “ 'animal racional” o la  concepción excesivamente simplista del " compuesto humano " en  "cuerpo" y "alma ", distinguimos en el ser humano tres "tendencias subyacentes" 5:

1) una tendencia ascendente (satva)

2) una tendencia horizontal (rajas)

3) una tendencia descendente (tamas).

El estado de un ser humano, cualquiera que sea, se caracteriza por una "mezcla" o una combinación de estas tres tendencias en proporciones indefinidamente variables, con predominio de una tendencia sobre las otras dos. Así, en el estado terrenal es la tendencia  "horizontal" domina; podemos decir que es ella quien domina, se puede decir que es ella la que caracteriza al hombre como hombre, o el estado humano en tanto que tal. Esta tendencia es en efecto característica del hombre ordinario, es decir, que esta tendencia se manifesta especialmente en el campo de la razón, la acción y la libertad humana o, si se quiere, del  mental  humano. Pero esta tendencia predominante en el hombre ordinario no excluye la preesencia de las otras dos tendencias que vamos a precisar.

5. Estas son las tres gunas o "cualidades" de la manifestación universal resultado de Prakriti (cfI Bhagavad Gita, cap. XVII).

La tendencia descendente se manifiesta en el dominio de la sensibilidad, y más aún en el dominio de la sentimentalidad. Esto será de una importancia capital para comprender lo que hemos de decir acerca del  "neo-espiritualismo". Esta tendencia se refiere pues a todo  lo que es orden sensible, sea el material más grosero, o el sentimiento más refinado que no tiene más que la apariencia de lo espiritual. Se percibe ya en esta expresión todo lo que puede constituir la "falsa espiritualidad" o el "falso misticismo": "una apariencia" una “falsificación " de la verdadera espiritualidad, y ya se puede presentir la conexión de esta "apariencia", con lo que se dice de Satán, " príncipe de la mentira", capaz de cambiarse en "ángel de Luz ". El predominio de esta tendencia en un ser humano, independientemente de su estado (es decir, el estado de corporal terrestre o el estado póstumo), podrá  ser calificado de "demoníaco "o" satánico ", con posibles matices según el  grado o la proporción en que entra esta tendencia  con relación a las dos otras que continúan subsistiendo.

La tendencia ascendente  es por el contrario la que se opone a la precedente . Ella tiende a liberar al conjunto de barreras que no son estrictamente de orden espiritual y esto incluye tanto la tendencia relacionada todo lo que depende de la tendencia horizontal como de la  IA tendencia descendente. Su dominio es pues el de la verdadera espiritualidad, el dominio  del Espíritu.

Considerado en sí mismo, el dominio la pura espiritualidad es propiamente el dominio de lo divino, en consecuencia de lo no humana, de lo sobrehumano, lo trascendente, es decir de todo lo que va más allá del mundo del hombre y también toda el mundo creado, el mundo de la naturaleza, por tanto el mundo "físico", el mundo del devenir, el mundo de las cosas contingentes, el mundo de todo le que pasa, el mundo del "fenómeno" y, en este contexto, se puede llamar el mundo o dominio metafísico. Es pues el dominio lo que no cambia, de lo Inmutable, de lo Eterno es decir, de lo que se escapa por su naturaleza misma , a todas las condiciones especiales de existencia del mundo terrestre  o de todo otro mundo, como el espacio y el tiempo.

Se acaba de describir de manera sucinta pero tan exacta como es posible , el dominio de la espiritualidad pura contemplada en si misma,  en su esencia  o su naturaleza íntima.

Contemplada en el hombre - o cualquier otro ser que no pertenezca al estado humano, los ángeles por ejemplo – lo divino o lo trascendente, permaneciendo perfectamente inmutable en su naturaleza propia, se manifiesta por la "tendencia ascendente" de la que hemos hablado. Esta siendo de alguna manera la manifestación de lo divino en el mundo no es propiamente de orden humano, lo que constituye su carácter sobrenatural y "gratuito" como dicen los teólogos, pero expresa la relación de lo humano con lo divino.

Precisemos un poco de sentido de esta relación. Ella es esencialmente no recíproca correspondido es decir, que si el hombre se relaciona por ella a lo divino, por contra lo divino no se relaciona en absoluto al hombre y permanece completamente inafectado por esta tendencia o esta relación. Esta es  por tanto la condena formal de todos los panteísmos.

Sin embargo, esta tendencia o relación, que no afecta en nada a la trascendencia y la inmutabilidad del Principio Supremo, es constitutiva del ser humano; Incluso se puede decir que le es esencial  en el sentido y sólo en el sentido de que sin esta tendencia fundamental de ser hacia su Principio divino – la potencia obediencial de los escolásticos  - el ser en cuestión, separados de su causa, sólo tendría una existencia puramente ilusoria. Esto es la condenación de todo "dualismo".

Resulta de lo que precede la consecuencia siguiente , que es de una importancia capital : si es verdadero decir que es la "tendencia ascendente "es constitutiva del hombre, por las razones  indicadas, no es menos verdad que en el estado actual del hombre sobre la tierra, esta tendencia no está  todavía  "realizada " o 'actualizada'. En otros términos , no ha alcanzado aún su meta. Ahora tal fin, el término de esta tendencia, si se puede decir, está situado en el domino de lo divino, de lo no humano, de lo trascendente que, como tal, escapa al poder del hombre en cuanto hombre. La realización de esta tendencia supone la "Intervención divina" - teólogos llaman la "Gracia" - y que designaremos bajo el nombre general de influencia espiritual. Los medios por los cuales esta influencia espiritual podrá ser comunicado al hombre son de naturaleza extremadamente según los lugares, las edades e incluso los  individuos. No tenemos la intención de trazar aquí, incluso brevemente,  las diversas fases de  "intervención" de lo divino en el mundo en el curso la historia. Diremos solamente esto la transmisión de esta "influencia espiritual "en la corriente de la historia sigue leyes bien determinadas, pero por razón de su complejidad, se sabe muy poco, cuando no se nos escapan completamente. Se puede sin embargo alcanzar algunas:

1) La influencia espiritual destinada al hombre en el estado terrestre debe utilizar medios del mismo orden; habrá pues soportes de influencia espiritual destinados a transmitirla y esto  desde el origen de la humanidad. Se percibe aquí el papel de los sacramentos y de los ritos en general, como "soportes de influencia espiritual”.

2) La transmisión de la influencia espiritual por medio de los soportes en cuestión supone una organización regular y ortodoxa,  cualificado y autorizado para ello. Es el papel de la función sacerdotal: ella asegura el mantenimiento de la doctrina y la transmisión de la influencia espiritual.

3) Esta transmisión debe ser ininterrumpida. Si, por una razón o por otra,  se produce una interrupción de esta transmisión, todo lo que podría hacer en el dominio de los ritos sería perfectamente vano e ilusorio, una pura palabra, un simple simulacro: es el caso de ciertas  sesiones "pseudo-iniciáticas " ofrecidas por ciertas  algunas sociedades ocultistas o teosóficas .

4) El manejo de las "influencias espirituales" está reservado a los  que están debidamente cualificados para esta función. En el caso contrario, hay una verdadera perversión, una malversación, una "profanación" de la influencia espiritual que produce entonces unos efectos totalmente diferente a aquel a que estaba destinado. Es el caso de la "magia negra" y la "brujería" y todos los fieles de la "contra-iniciación".

5) Los efectos de esta influencia espiritual están evidentemente en función del estado actual de la humanidad a la que se dirige. El examen de tal cuestión es tanto más difícil cuanto que los efectos producidos no son susceptibles de una verificación experimental, ya que se sitúan en un dominio  que, por su naturaleza escapa, a cualquier control de orden sensible. Sin duda,se dice "que se juzga el árbol por sus frutos", pero ¿de que frutos se trata exactamente? Si se trata  de frutos de orden moral o social, no estamos ya en el dominio de la verdadera espiritualidad y, si existe una relación cualquier entre los dos dominios, apenas nos es posible  juzgar el uno  por el otro. Esto no parece sorprendente más que para aquellos que no han entendido la diferencia fundamental entre el dominio de la moral y el de la pura espiritualidad; Ahora bien, esta diferencia es la misma que  entre lo que hemos llamado el mundo físico, que comprende en particular el mundo humano y el mundo metafísico que es esencialmente divino, no humano, trascendente. Resulta de esto que una "influencia espiritual" desviado de su fin verdadero, que es "sobrenatural" podrá tener consecuencias mucho más graves que  si se tratara de fuerzas físicas o simplemente "psíquicas" mal empleadas. No se puede, por tanto, observar demasiada cautela.

Pero queda por mostrar cómo puede producirse una perversión de la  influencia espiritual. Para ello, haremos una llamada a ciertos datos tradicionales que  trataremos de hacer tan  comprensibles como sea posible, no obstante sin deformarlos so pretexto de vulgarizarlas .

Se dice en el "Génesis", que "En el principio... la tierra era informe  y vacía "(tohu vabohu). Este "caos" corresponde a un estado primordial de diferenciación, donde las tres tendencias de que hablamos estaban en perfecto equilibrio: es "el estado edénico”. El Fiat Lux  vino entonces a organizar el caos, es decir, separar la luz de las tinieblas, las "aguas inferiores "de las" aguas superiores ". Todo el simbolismo cosmogónico significa una ruptura del equilibrio primordial io de las tres tendencias fundamentales del ser.

Esta ruptura del equilibrio significará un predominio cada vez más marcado de las  tendencias inferiores, horizontal y descendente sobre la  tendencia superior , pero esta "caída en el ser "- porque lo que se trata en este momento no tiene necesariamente un carácter cronológico , sino lógico y "ontológico"  - supone, para el mantenimiento del equilibrio en el orden principial o trascendente donde todas las cosas permanecen eternamente en perfecta armonía , un "movimiento en sentido inverso ", que se puede cualificar  de" redención ". Gracias a estos dos "movimientos" simétricamente inversos de "caída" y de "redención", todas las cosas continúan en consecuencia in principio, es decir, en el estado principial, en la perfecta simultaneidad  del "eterno presente" en un equilibrio y armonía perfecta que constituye la Paz verdadera paz, o el "Reino de Dios".

Es mucho más difícil darse cuenta de realizar como este doble movimiento, permanente y de alguna manera "inmóvil" en el eterno presente, se traduce en el orden cronológico, por un movimiento de "caída " acompañado, o seguido por un movimiento de alguna manera paralelo e inverso de "redención". Pero el examen de los hechos es, cualquiera que sea el pensamiento de nuestros positivistas modernos, mucho menos instructivo que las deducciones que pueden ser efectuadas a partir de los principios tradicionales comprendidos como debe ser.

No pudiendo entrar sin embargo en los detalles que conciernen a la historia de esta "caída" y de la "redención" correlativa, nos contentaremos  con identificar las consecuencias que se deriva de los principios puestos  y la aplicación será fácil de hacer en el dominio contingente de los hechos.

Hay  pues in principio, es decir, "en el Principio” – y no en el comienzo del tiempo- un perfecto estado de equilibrio y armonía en la indiferenciación de primordial de la no-manifestación principial. El "posibilidades de manifestación"- es decir, todos los seres - que están de alguna manera "contenidos " en el principio en el estado de indiferenciación, deberán manifestarse en las diferentes condiciones de existencia propias de cada una (espacio, tiempo, etc.) por una rotura del equilibrio de las tres tendencias que hemos hablado, y esto  sin que la permanente  inmutabilidad del Principio sea afectada. Esta ruptura de equilibrio es la "caída". Ella se traduce por la predominancia sucesiva de una de las tres tendencias indicadas; esta sucesión no es necesariamente temporal, pero lo es para una de los modalidades particulares del estado humano, modalidad corpórea en la que nos encontramos en el presente , o para toda  modalidad que comprenda , entre sus condiciones de existencia , alguna cosa análoga a tiempo.

En lo que concierne más específicamente al estado humano, la fase que sigue inmediatamente al estado primordial se caracteriza por el predominio de la tendencia ascendente; es la "edad de oro" de la humanidad; a continuación, acentuándose  la caída  llegamos a una fase en la que prevalece la tendencia horizontal, y por último una fase en la que prevalece la tendencia descendente.

La primera fase se caracteriza por la predominancia del "espíritu" o, si se prefiere, el intelecto puro, de la  "contemplación "; la segunda se caracteriza por la predominancia de la razón , de a la "filosofía", de la ciencia y la acción; finalmente la tercera, por la predominancia de la sensibilidad o del sentimiento. Sin embargo, no tiene que imaginarse esta caída como regular, y puede haber aquí, en el curso de  la historia, períodos de "recuperación", donde la tendencia ascendente toma la delantera, al menos con relación al período inmediatamente precedente . En otros términos, la caída se lleva a cabo por "saltos cíclicos". Es así que en lo que respecta al período histórico conocido – que no va más allá del siglo VI antes de Cristo - la edad clásica grecorromana corresponde a un predominio de la razón (es decir la edad de la filosofía ) y constituye, contrariamente a lo que se cree habitualmente , un descenso en relación con el período precedente. Fue seguida por un período de "recuperación" con advenimiento del cristianismo, del que la  "Cristiandad de la Edad Media" constituye la perfección, por otra parte relativa; este período es entonces seguido por una degeneración que se produce con el Renacimiento y la Reforma.

La existencia de un tipo superior de la humanidad en el origen de los tiempos está atestiguada en muchos pasajes de las Escrituras sagradas. Se lee , por ejemplo, en el Génesis: " Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la haz de la tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas. Entonces dijo Yahveh: «No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean 120 años.» .Los gigantes existían en la tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos. "  (Génesis VI, l-4). Luego viene la historia del diluvio  fin  que marca el fin de un "ciclo" de la decadencia. El episodio de la torre de Babel y la confusión de lenguas indica algo análogo.

Esta decadencia irá acentuándose hasta el fin de los tiempos donde debe producirse una catástrofe cósmica, predicha de una manera neta por el  Evangelio y el Apocalipsis. Según ciertas tradiciones estaríamos muy cerca del  "fin de los tiempos": la decadencia alcanza

por lo tanto su máximo con la pérdida de la espiritualidad verdadera   y el desarrollo de todo lo que hay de más material y de más inferior en el hombre.

Sería muy fácil constatar en la hora presente  los efectos de esta decadencia  y de este  "oscurecimiento" de intelectualidad verdadera en todas los dominios . Es en primer lugar la  predominancia de la razón sobre el intelecto puro, con la aparición de todos los sistemas filosóficos, para acabar en fin de cuentas con las aberraciones de cientificismo y el positivismo, y finalmente con la negación de la razón misma, que todavía era un pálido reflejo de la verdadera intelectualidad. Esta abdicación de la razón aparece con la predominancia del  sentimentalismo, de la acción por si misma  y la investigación exclusiva de "fenómeno" sensible. Son en filosofía  las aberraciones del agnosticismo, del naturalismo, del pragmatismo, y del evolucionismo y del sensualismo; La ciencia misma, convertida en exclusivamente en "profana ", se dispersa en la indefinidad de detalles y de hipótesis que falta de principios, están condenados a desaparecer muy rápidamente. En la vida cotidiana, es la predominancia del cambio, de la agitación, del ruido. La religión misma está alcanzada por esta la necesidad de remover: la pura doctrina pasa asegundo plano para dar paso al "moralismo" y al sentimentalismo,lo que se traduce en particular en un proselitismo extravagante y por las  divagaciones del  "pseudo-misticismo " en todas sus formas .El protestantismo que falto doctrina, abunda en este sentido, constituye una etapa avanzada en el camino de degeneración del Cristianismo. Pero el máximum de la decadencia, en que se manifieta  la investigación del "fenómeno", el deseo de "consuelos sensibles ", el proselitismo y propaganda más vulgar , junto con la ausencia de cualquier doctrina digna de ese nombre, encuentra su expresión en las invenciones recientes , que son precisamente las diversas formas de ocultismo, de espiritismo y de teosofismo. El culmen de arrogancia de los defensores de estas doctrinas con respecto a la ingenuidad de sus adeptos, compuesto sobre todo de mujeres, de espíritus débiles, o de enfermos, es querer dar una apariencia de verdad a sus pretendidas  doctrinas haciéndolas derivar de teorías metafísicas de la India, que interpretar en sentido de sus tendencias.

Habría muchas cosas que decir sobre el carácter esencialmente moviente, pasivo y sentimental de la mentalidad moderna. Piénsese, por ejemplo, el poder de la "sugestión colectiva" de la propaganda sobre las masas de gente capaces de dejarse influenciar por discursos de todo tipo. No se acabaría de pintar el cuadro de aberraciones del mundo moderno, de las ilusiones del pretendido  "progreso" y de la civilización, pero pensamos que cualquiera que haya asumido por poco que sea los principios que acabamos de recordar , sabrá el mismo hacer  la aplicación en todas las dominios.