MIGUEL DE MOLINOS (1627-1696)
GUÍA ESPIRITUAL
LIBRO 3-CAPITULO XX
Se enseña cómo la nada es el atajo para alcanzar la
pureza del alma,
la perfecta contemplación y el rico tesoro de la interior
paz.
187.-El
camino para llegar a aquel estado del ánimo reformado, por donde inmediatamente
se llega al sumo bien, a nuestro primer origen y suma paz, es la nada. Procura
estar siempre sepultado en esa miseria. Esa nada, y esa conocida miseria es el
medio para que el Señor obre en tu alma maravillas. Vístete de esa nada, de esa
miseria y esa nada sea tu continuo sustento y morada, hasta profundarte en
ella; yo te aseguro que siendo tú de esta manera la nada, el Señor será el todo
en tu alma.
188.-¿Por
qué piensas que un número infinito de almas impiden la corriente abundante de
los dones divinos? Porque quieren hacer algo y desean el ser grandes; todo es
salirse de la humildad interior y de su nada; y así impiden las maravillas que
quiere obrar aquella infinita bondad. Apegándose a los mismos dones por salir
del centro de la nada y todo lo malogran. No buscan a Dios con verdad y así no
le hallan; porque ha de saber que no se halla sino en el desprecio de nosotros
mismos y en la nada.
189.-Nos
buscamos a nosotros mismos siempre que salimos de la nada, y por esto no
llegamos jamás a la perfección quieta y la contemplación. Éntrate en la verdad
de tu nada y de nada te inquietarás, antes bien te humillarás, confundirás y
perderás de vista tu propia reputación y estima.
190.-¡Oh,
qué baluarte tan fuerte has de hallar en esa nada! ¿Quién te ha de dar pena, si
te refugia en esa fortaleza? Porque el alma que se desprecia a sí misma, y que
en su conocimiento es nada, nadie le puede hacer agravio ni injuria. El alma
que está dentro de su nada guarda silencio interno, vive transformada en el
sumo bien, no apetece nada de todo lo creado, vive en Dios sumergida y
resignada en cualquier tormento, porque siempre juzga es más lo que merece.Estándose
el alma quieta en su nada, el Señor la perfecciona, enriquece y pinta en ella
sin estorbo a su imagen y semejanza.
191.-Por
el camino de la nada te has de llegar a perder en Dios, que es el último grado
de la perfección; y si te sabes perder así, serás dichosa, te ganarás y te
volverás a hallar. En esta oficina de la nada se fabrica la sencillez, se halla
el recogimiento interior e infuso; se alcanza la quietud y se limpia el corazón
de todo tipo de imperfección. ¡Oh, que tesoro descubrirás, si haces en la nada
tu morada! Y si te entras en el centro de la nada, en nada te mezclarás por
afuera (escalón en donde tropiezan infinitas almas), sino solamente en aquello
que por oficio te toca.
192.-Si
te estás encerrada en la nada, adonde no llegan los golpes de las adversidades,
nada te dará pena, nada te inquietará. Por aquí has de llegar al señorío de tí
mismo, porque el dominio perfecto y verdadero sólo gobierna en la nada. Con el
escudo de la nada vencerás las vehementes tentaciones y terribles sugestiones
del envidioso enemigo.
193.-Conociendo
que eres nada, que puedes hacer nada y que vales nada, abrazarás con quietud
las sequedades pasivas, tolerarás las horribles desolaciones, sufrirás los
martirios espirituales y tormentos interiores. Por medio de esa nada has de
morir en ti mismo de muchas maneras, en todos tiempos y a todas horas. Y cuanto
más fueres muriendo, tanto más te irás profundizando en tu miseria y bajeza; y
tanto más te irá el Señor elevando y uniendo a sí mismo.
194.-¿Quién
ha de despertar al alma, de aquel dulce y sabroso sueño, si duerme en la nada?
Por aquí llego David sin saberlo, a la perfecta aniquilación. Fui devuelto a la
nada y no lo supe. (Salmo 27).Estándote en la nada, cerrarás la puerta a todo
lo que no es Dios; te retirarás aun de ti misma y caminarás a aquella soledad
interior, a donde el divino Esposo habla al corazón de su Esposa, enseñándote
la sabiduría alta y divina. Ahógate en esa nada y hallarás en ella sagrado
asilo para cualquier tormenta.
195.-Por
este camino has de volver al estado dichoso de la inocencia que perdieron
nuestros primeros padres. Por esta puerta has de entrar a la tierra feliz de
los vivientes, donde hallarás el sumo bien, la latitud de la caridad, la
belleza de la justicia la línea derecha de la equidad y rectitud; y en suma,
toda la perfección. Por último, no mires nada, no desees nada, no quieras nada,
no solicites saber nada, y en todo vivirá tu alma descansada en quietud y gozo.
Este es el camino para alcanzar la pureza del alma, la contemplación perfecta y
la paz interior. Camina, camina por
esta senda segura y procura sumergirte en esa nada, perderte, y abismarte, si
quieres aniquilarte, unirte y transformarte".
-Guía
espiritual, libro III, edición digital en:
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