A la luz de una candela
JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO. PREMIO CERVANTES
Diario de Ávila 23 de mayo 2010
Los pacificadores
Hace unos años se tuvo la intención al menos, de crear en la enseñanza pública, y entre los mismos alumnos, el cargo o puesto de arreglador o buen componedor de conflictos. Y las funciones de este jovencito serian evitar todo roce o conflicto que pudiera nacer en ese ámbito escolar, si bien no se me alcanza -y solo las disposiciones legales oportunas me supongo que habrán solucionado las dudas- cuál ha de ser el grado de conflicto en el que intervendrán, y cómo se puede prever que éste surgirá. En otro tiempo, como se carecía de tales adelantos, los conflictos surgidos eran imprevisibles, y los que surgían solían congelarse antes de que pasaran a mayores; aunque no siempre; pero, si esto sucedía, venía luego la represión, un poco o un mucho como en la Edad Media se hacía con las comadres que se habían insultado y tirado de los pelos. Entonces, se las unía precisamente por las manos a una misma tabla, y, en los castigos escolares, aunque cada cual podía recibir su castigo particular, se encomendaba, además a los beligerantes una tarea común, porque desde siempre se ha sabido que la convivencia muy estrecha, y sobre todo en una misma suerte adversa, produce tolerancia y comprensión.
¿Ha intervenido, entonces, el Pacificador en un primer momento de violencia verbal? ¿En el momento en que cada uno de los chavales pasa lista a los que pudieran venir en su ayuda entre familiares y amigos, como en el anuncio televisivo del primo grandullón? ¿Qué adjetivos, epítetos, apelativos, y definiciones o contundencias comienzan a ser ocasión de conflictos o los generan? un difícil asunto, dado sobre todo que los niños pueden ver y escuchar la televisión en sus casas, y ver y escuchar, por lo tanto, en su esplendor, todo un abanico de insultos de boca de los señores políticos, un día sí y al siguiente también; y puede haber un rapaz que, usando de su derecho de réplica, señale con el dedo todo ese muestrario de violencia.
En estos mismos años, ha habido noticias de que admoniciones hechas a los chavales acerca de los palabras que salían de su boca han sido rechazadas por éstos con el no pequeño argumento de que hombres muy ilustres en política y letras también los decían en la tele mismo, con lo que podría deducirse que, con tales advertencias solo quería disuadírseles de su inclinación a ser pro-hombres públicos o literarios, ya que, sin ir más allá, estos palabras han sido elevados a categorías estéticas del nuevo realismo.
De manera que nada más necesario, sin duda, que el traslado a esos medios políticos y culturales, o la réplica en ellos, de esos cargos de Pacificadores en las aulas y los patios escolares. Pero nada también menos seguro en su eficacia; y parece que antes se logrará la pacificación y la cortesía en el colegio más conflictivo que en aquellas otras altas esferas, políticas y culturales.
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