lunes, 26 de enero de 2009

Menos inmigrantes y más dependientes (Enrique Arias Vega, Diario de Ávila 24-1-2009)

A CONTRACORRIENTEI ENRIQUE ARIAS VEGA
(DIARIO DE ÁVILA SÁBADO 24 DE ENERO DE 2009)



Menos inmigrantes, y más dependientes


La crisis económica está dando al traste con todo, inclus­o con las estadísticas. No hace tanto, la Fundación Sis­tema, que preside Alfonso Guerra, pronosticaba que de mantenerse su ritmo de aumento, habría 15,3 millones de extranjeros en 2015; o sea, el 27 por ciento de la población total. Como en España ya no crece más que el desempleo, muchos inmigrantes en potencia prefieren lógicamente ser pobres en su casa que padecer la pobreza aquí. Por eso, el INE acaba de predecir que el número de ex­tranjeros en 2018 solo será de cinco millo­nes escasos; es decir, el diez por ciento de los ha­bitantes en aquel año.

No sé si serán ciertas o no esas previsiones. También ig­noro cuánto tiempo durará la crisis económica, aunque tanto el ministro Solbes, como el comisario europeo Almu­nia -y hasta el incorregible optimista Rodríguez Zapatero­ van reconociendo cada día que pasa que la recesión será más profunda, duradera y de difícil salida de lo pronostica­do. Lo cierto es que la falta de nueva mano de obra de re­emplazo complicará aún más la solución de la crisis. De confirmarse las estadísticas, dentro de diez años podemos encontramos con una mayor población joven -los hijos de los inmigrantes actuales- y otra aun más elevada de gente de tercera edad, dado que la esperanza de vida de nuestros conciudadanos aumentará casi dos años.

¡Menudo panorama Si ya ahora, con un paro que ron­da el 14 por ciento, nos hemos pulido el superávit público acumulado durante los últimos años y hemos entrado en un pavoroso déficit a un coste creciente, ¿qué no nos pasa­rá cuando el desempleo alcance el 20 por ciento, tengamos entonces las arcas públicas esquilmadas, no nos quede di­nero para inversiones productivas y hayamos de pagar una deuda que habremos contratado en condiciones penosas?

Lo peor es que cuando tal hipótesis acontezca tendre­mos una población menor de 16 años un 13,1 por ciento más alta que la actual y un censo de mayores de 64 años un 19,2 por ciento superior al de ahora. O sea, que mientras en la actualidad el 53 por ciento de la población debe atender sus necesidades y las del resto de los ciudadanos depen­dientes, dentro de diez años ese esfuerzo le corresponderá al 47 por ciento. Ello, en el supuesto de que todos tuviesen trabajo. Con un paro como el de ahora, serían sólo cada cuatro personas las que deban producir lo que consuman cada diez. ¡La leche!

Se argüirá que todo esto sólo es catastrofismo interesa­do. Pero me gustaría que alguien aportase estadísticas creí­bles que lo desmientan. Si no, ignorar la desagradable reali­dad podrá ser más tranquilizador a corto plazo, pero mu­chísimo más insensato si aspiramos de verdad a superarla.

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