A CONTRACORRIENTEI ENRIQUE ARIAS VEGA
(DIARIO DE ÁVILA SÁBADO 24 DE ENERO DE 2009)
Menos inmigrantes, y más dependientes
La crisis económica está dando al traste con todo, incluso con las estadísticas. No hace tanto, la Fundación Sistema, que preside Alfonso Guerra, pronosticaba que de mantenerse su ritmo de aumento, habría 15,3 millones de extranjeros en 2015; o sea, el 27 por ciento de la población total. Como en España ya no crece más que el desempleo, muchos inmigrantes en potencia prefieren lógicamente ser pobres en su casa que padecer la pobreza aquí. Por eso, el INE acaba de predecir que el número de extranjeros en 2018 solo será de cinco millones escasos; es decir, el diez por ciento de los habitantes en aquel año.
No sé si serán ciertas o no esas previsiones. También ignoro cuánto tiempo durará la crisis económica, aunque tanto el ministro Solbes, como el comisario europeo Almunia -y hasta el incorregible optimista Rodríguez Zapatero van reconociendo cada día que pasa que la recesión será más profunda, duradera y de difícil salida de lo pronosticado. Lo cierto es que la falta de nueva mano de obra de reemplazo complicará aún más la solución de la crisis. De confirmarse las estadísticas, dentro de diez años podemos encontramos con una mayor población joven -los hijos de los inmigrantes actuales- y otra aun más elevada de gente de tercera edad, dado que la esperanza de vida de nuestros conciudadanos aumentará casi dos años.
¡Menudo panorama Si ya ahora, con un paro que ronda el 14 por ciento, nos hemos pulido el superávit público acumulado durante los últimos años y hemos entrado en un pavoroso déficit a un coste creciente, ¿qué no nos pasará cuando el desempleo alcance el 20 por ciento, tengamos entonces las arcas públicas esquilmadas, no nos quede dinero para inversiones productivas y hayamos de pagar una deuda que habremos contratado en condiciones penosas?
Lo peor es que cuando tal hipótesis acontezca tendremos una población menor de 16 años un 13,1 por ciento más alta que la actual y un censo de mayores de 64 años un 19,2 por ciento superior al de ahora. O sea, que mientras en la actualidad el 53 por ciento de la población debe atender sus necesidades y las del resto de los ciudadanos dependientes, dentro de diez años ese esfuerzo le corresponderá al 47 por ciento. Ello, en el supuesto de que todos tuviesen trabajo. Con un paro como el de ahora, serían sólo cada cuatro personas las que deban producir lo que consuman cada diez. ¡La leche!
Se argüirá que todo esto sólo es catastrofismo interesado. Pero me gustaría que alguien aportase estadísticas creíbles que lo desmientan. Si no, ignorar la desagradable realidad podrá ser más tranquilizador a corto plazo, pero muchísimo más insensato si aspiramos de verdad a superarla.
lunes, 26 de enero de 2009
martes, 13 de enero de 2009
Contención, educación, postmodernidad (Dr. Aníbal D'Angelo Rodriguez, Buenos Aires 2004)
Contención, Educación, Post-modernidad
por el Dr. Aníbal D´Angelo RodríguezTomado de Revista Cabildo, Bs.As., noviembre de 2004, pp. 27-30.
Contención.
Con cualquier motivo, cada vez que se habla de escuelas y colegios, salta el sustantivo “contención”, el adjetivo “contenido” y el verbo “contener”.El diccionario de la Academia da, de este último, tres acepciones
1. Llevar o encerrar dentro de sí una cosa a otra;
2. Reprimir o sujetar el movimiento o impulso de un cuerpo;
3. Reprimir o moderar una pasión.
Desde luego, hay que descartar la tercera acepción. Nada más ajeno a la cultura moderna que semejante idea. Las pasiones tienen vía libre y a eso se lo conoce con el nombre de “libertad”. Veamos entonces la segunda acepción de la palabra: reprimir o sujetar a algo o a alguien. La primera idea que se nos viene a la mente es que, puesto que “reprimir” está prohibido, se ha acudido a la palabra contención para reemplazar una idea nefanda para la modernidad. Pero me parece que aquí hay algo más que el escamoteo de un término y su reemplazo por un sinónimo. En definitiva, la educación moderna no sabe qué hacer con el supuesto objeto de sus desvelos, es decir el alumno, el “educando”. Guiada por una psicología sin alma, enredada en los laberintos de una pedagogía que no sabe pasar más allá de los “métodos”, el alumno ha terminado por convertirse en una incógnita y, eventualmente, en un peligro. Si hasta ha empezado a hablarse del riesgo educacional como una clase muy especial –y muy aguda- del riesgo laboral. Con sus agresiones físicas cada vez más comunes pero sobre todo con su indiferencia cada vez más profunda, con su desapego cada vez más acentuado, el alumno se ha convertido en un desconocido, en un ser del que cualquier cosa puede esperarse, desde una cuchillada hasta una mirada de infinito desprecio. Me corrijo: el desprecio es –al fin y al cabo- una cierta relación entre personas. El que desprecia le está diciendo al despreciado: “Te he pesado y medido y te rechazo por lo que eres”. La actitud del alumno posmoderno es mucho peor. Se puede traducir simplemente en “No tengo interés en vos, ni en pesarte ni en medirte. No tengo interés en lo que pretendes enseñarme. Para decirlo todo de una vez: no tengo interés en nada. Y de la cultura socialmente vigente, no de tus envejecidas enseñanzas, saco como conclusión que puedo hacer –y probablemente intentaré hacer- cuanto se me venga en gana”.
En estas condiciones debe entenderse lo de la “contención”. El alumno es como una bomba de tiempo cuyo reloj nadie sabe cuándo va a dar la señal de estallar. Entonces hay que contenerlo, es decir “contentarlo” (esa es la verdadera traducción de la palabra) para demorar lo más posible el estallido. O –en todo caso- que acontezca lejos, en el tiempo y en el espacio, de las aulas. Y eso, al fin y al cabo, más o menos se logra. Chicos que matan a tres de sus compañeros y hieren a cinco, son pocos. (Este es el argumento de un lamentable sueltito de Orlando Barone en La Nación del 3 de Octubre [2004])
La mayoría de los alumnos, ya lejos de las aulas, cuando se mira en el espejo y ve que nada serio ha aprendido, que nada le han dicho ni sabe sobre el sentido de su vida, estalla en mil pedazos y se convierte en la nada que le han metido en el alma durante su paso por las escuelas, colegios y universidades, cuando apenas si ponía en práctica la primera acepción del verbo contener: estaba dentro de un aula en vez de vagar por las calles. Y no mucho más.
Educación y contención.
Desde luego, hay que agregar que nada más opuesto a la educación que la contención. Aún en la primera y casi inocente versión de la contención, cuando se refería simplemente a sacar a los chicos de las calles y meterlos en un colegio pensando que de esa manera consumirían menos drogas, realizarían menos asaltos y golpearían a menos gente. Porque educar (e-ducere) tiene la misma raíz que conducir (con-ducere) y consiste precisamente en llevar al educando a donde debe llegar para ser el mismo en su versión mejor.
En ese “ser lo que se debe ser” bajo la amenaza de –en caso contrario- “ser nada” que San Martín aprendió de los griegos. O sea, se opone aquí una educación que conduce a algún lado y una contención que mantiene al alumno inmóvil aunque intentando –eso sí- llenarlo de conocimientos. Sólo que no se aprende ni literatura, ni inglés, ni matemática para saber literatura, inglés o matemática. Las asignaturas son los instrumentos para embellecer, mejorar y desarrollar al máximo de sus posibilidades el alma de los educandos. Todo esto no niega ni las “salidas laborales” que tanto preocupan a nuestros especialistas, ni los estudios sobre metodologías mejores o peores que ocupan hoy un espacio desproporcionado. Simplemente relega todo eso al papel instrumental y secundario que tiene y pone el acento en un proceso que debe ser difícil (“no hay métodos fáciles de aprender cosas difíciles”: Chesterton) pero gozoso para el profesor y el alumno, al menos en la perspectiva que dan los años, cuando se borran los inevitables accidentes de la ruta.
Pero esta educación moderna se empantana en los métodos y su himno debería ser el que canta Serrat con letra de Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Y entonces ¿cómo podrían convencer a los convocados a las aulas que tiene sentido seguir un camino tan marcado como el de la enseñanza, que hasta tiene “programas” como mapas de recorrido? ¿Hay camino o no hay camino?. Y si lo hay, ¿lleva a alguna parte?.
Convencer a alguien que llega a las aulas con el alma ya impregnada del relativismo de la cultura actual de que vale la pena un esfuerzo cuya meta se ha desdibujado hasta borrarse… es tarea no difícil sino imposible. El único reemplazo a mano es el de la utilidad y de la “salida laboral”. Pero en primer lugar esa salida ya no es tan clara como lo era hace cincuenta años y los “medios” nos regalan los ojos día a día con las imágenes de señores y señoras (y hasta señoritas) que con tercer grado aprobado –con suerte- se ganan muy bien la vida pateando una pelota o moviendo la colita en las pasarelas.
Lo de la utilidad de las aulas naufraga así lastimosamente. Por otra parte, ya Platón (La República, Libro II) ponía entre los bienes “penosos” aquellos que se refieren al “ejercicio de cualquier profesión lucrativa”. Se aprecian porque nos son útiles y pueden ser útiles a los demás, pero no pueden compararse a aquellos que se aprecian por sí mismos, como la alegría y la virtud. Dos cosas que han huido de las aulas modernas. Ya no hay la alegría de saber ni se busca el goce de la virtud ni de la sabiduría. Pero si ha desaparecido hasta la minúscula pero apreciable alegría propia de la juventud, esa que estalla sin motivo preciso, por el solo hecho de ser jóvenes. Una violencia apenas contenida, un turbio resentimiento contra todo lo noble, un espeso magma sexual que inunda las aulas precozmente y las mutila… ése es el clima de nuestras aulas y por eso “contener” al alumno en ellas es ya una hazaña digna de Hércules.
Y muy pocos directivos o profesores alcanzan la estatura del mitológico protagonista de los doce trabajos, aunque a veces tengan que tener esos doce trabajos para alcanzar un sueldo apreciable.
Educación y posmodernidad.
Es que la educación de nuestros tiempos se ha convertido en un teorema sin solución, como el de Fermat. Si educar es, como dijimos, llevar al alumno a algún lado (o mejor, ayudar al alumno a que llegue por su pie a algún lado) entonces el relativismo reinante equivale a la muerte de la educación tal como se la entendió por milenios: un proceso que exige del alumno la actitud (ya que no el conocimiento) previa de que hay algún lado al que ir. Pero esa actitud es rigurosamente incompatible con un mundo en que ya no hay verdad sino verdades que cada cual hace a su gusto, en el que ya no hay bien o mal sino “valores” que cada uno construye como se le da la gana.
Esta situación pone inexorablemente al alumno en la más profunda imposibilidad de pisar siquiera el umbral del conocimiento auténtico, que comienza con las preguntas ¿qué es esto? ¿dónde estoy, de dónde vengo y adónde voy? No hay educación sin pregunta por el ser, sin conciencia de las raíces, es decir sin tradición. En la revista Ñ de Clarín del 16/10/04 le dan la palabra (y una página) a un señor Lecuna, que es –parece- “educador e investigador pedagógico en management educativo” (sabe Dios lo que será ese oficio). Comienza no del todo mal, lamentando la disolución de los “roles sociales paradigmáticos: papá, mamá, la maestra, el policía y el sentido de pertenencia e identidad nacional” pero luego tropieza en el feo bache de una cita de Sarmiento para el cual “la educación no debe tener otro fin que el aumentar (las) fuerzas de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posea”.
Bueno, que lo creyera Don Domingo Faustino en la segunda mitad del siglo XIX, lo entiendo. Pero es difícil aceptar que se repita hoy esa idea, justo cuando asistimos a las exequias de una educación inspirada en ella. Es como pretender resucitar a un muerto de tuberculosis rociándolo con una dosis generosa de bacilos de Koch. Por otra parte, la cultura posmoderna tiene dos versiones: una para imbéciles, difundida por la televisión. Y otra para… imbéciles también, pero entonces cultos. O por lo menos leídos.
Los pocos establecimientos educativos que tratan de escapar de este esquema se dedican, en definitiva, al trabajo de Penélope. Tejen por la mañana, en las aulas, lo que la TV desteje por las noches en el hogar. Y después se asombran de que los alumnos practiquen una violencia emparentada con la de los animales (aunque peor, porque la de estos nunca es gratuita).
A mí no me admira que un educando reparta balazos como confites entre sus compañeros. Lo que me admira es que no arrojen todos los días granadas de mano en unas aulas que los convocan a un esfuerzo duro sin explicarles jamás nada que se acerque siquiera a sus verdaderas preocupaciones. Por ejemplo, el sentido de sus vidas.
Publicado por Cruzamante en 13:53
http://cruzamante-actualidad.blogspot.com/2009/01/contencin-educacin-post-modernidad.html
por el Dr. Aníbal D´Angelo RodríguezTomado de Revista Cabildo, Bs.As., noviembre de 2004, pp. 27-30.
Contención.
Con cualquier motivo, cada vez que se habla de escuelas y colegios, salta el sustantivo “contención”, el adjetivo “contenido” y el verbo “contener”.El diccionario de la Academia da, de este último, tres acepciones
1. Llevar o encerrar dentro de sí una cosa a otra;
2. Reprimir o sujetar el movimiento o impulso de un cuerpo;
3. Reprimir o moderar una pasión.
Desde luego, hay que descartar la tercera acepción. Nada más ajeno a la cultura moderna que semejante idea. Las pasiones tienen vía libre y a eso se lo conoce con el nombre de “libertad”. Veamos entonces la segunda acepción de la palabra: reprimir o sujetar a algo o a alguien. La primera idea que se nos viene a la mente es que, puesto que “reprimir” está prohibido, se ha acudido a la palabra contención para reemplazar una idea nefanda para la modernidad. Pero me parece que aquí hay algo más que el escamoteo de un término y su reemplazo por un sinónimo. En definitiva, la educación moderna no sabe qué hacer con el supuesto objeto de sus desvelos, es decir el alumno, el “educando”. Guiada por una psicología sin alma, enredada en los laberintos de una pedagogía que no sabe pasar más allá de los “métodos”, el alumno ha terminado por convertirse en una incógnita y, eventualmente, en un peligro. Si hasta ha empezado a hablarse del riesgo educacional como una clase muy especial –y muy aguda- del riesgo laboral. Con sus agresiones físicas cada vez más comunes pero sobre todo con su indiferencia cada vez más profunda, con su desapego cada vez más acentuado, el alumno se ha convertido en un desconocido, en un ser del que cualquier cosa puede esperarse, desde una cuchillada hasta una mirada de infinito desprecio. Me corrijo: el desprecio es –al fin y al cabo- una cierta relación entre personas. El que desprecia le está diciendo al despreciado: “Te he pesado y medido y te rechazo por lo que eres”. La actitud del alumno posmoderno es mucho peor. Se puede traducir simplemente en “No tengo interés en vos, ni en pesarte ni en medirte. No tengo interés en lo que pretendes enseñarme. Para decirlo todo de una vez: no tengo interés en nada. Y de la cultura socialmente vigente, no de tus envejecidas enseñanzas, saco como conclusión que puedo hacer –y probablemente intentaré hacer- cuanto se me venga en gana”.
En estas condiciones debe entenderse lo de la “contención”. El alumno es como una bomba de tiempo cuyo reloj nadie sabe cuándo va a dar la señal de estallar. Entonces hay que contenerlo, es decir “contentarlo” (esa es la verdadera traducción de la palabra) para demorar lo más posible el estallido. O –en todo caso- que acontezca lejos, en el tiempo y en el espacio, de las aulas. Y eso, al fin y al cabo, más o menos se logra. Chicos que matan a tres de sus compañeros y hieren a cinco, son pocos. (Este es el argumento de un lamentable sueltito de Orlando Barone en La Nación del 3 de Octubre [2004])
La mayoría de los alumnos, ya lejos de las aulas, cuando se mira en el espejo y ve que nada serio ha aprendido, que nada le han dicho ni sabe sobre el sentido de su vida, estalla en mil pedazos y se convierte en la nada que le han metido en el alma durante su paso por las escuelas, colegios y universidades, cuando apenas si ponía en práctica la primera acepción del verbo contener: estaba dentro de un aula en vez de vagar por las calles. Y no mucho más.
Educación y contención.
Desde luego, hay que agregar que nada más opuesto a la educación que la contención. Aún en la primera y casi inocente versión de la contención, cuando se refería simplemente a sacar a los chicos de las calles y meterlos en un colegio pensando que de esa manera consumirían menos drogas, realizarían menos asaltos y golpearían a menos gente. Porque educar (e-ducere) tiene la misma raíz que conducir (con-ducere) y consiste precisamente en llevar al educando a donde debe llegar para ser el mismo en su versión mejor.
En ese “ser lo que se debe ser” bajo la amenaza de –en caso contrario- “ser nada” que San Martín aprendió de los griegos. O sea, se opone aquí una educación que conduce a algún lado y una contención que mantiene al alumno inmóvil aunque intentando –eso sí- llenarlo de conocimientos. Sólo que no se aprende ni literatura, ni inglés, ni matemática para saber literatura, inglés o matemática. Las asignaturas son los instrumentos para embellecer, mejorar y desarrollar al máximo de sus posibilidades el alma de los educandos. Todo esto no niega ni las “salidas laborales” que tanto preocupan a nuestros especialistas, ni los estudios sobre metodologías mejores o peores que ocupan hoy un espacio desproporcionado. Simplemente relega todo eso al papel instrumental y secundario que tiene y pone el acento en un proceso que debe ser difícil (“no hay métodos fáciles de aprender cosas difíciles”: Chesterton) pero gozoso para el profesor y el alumno, al menos en la perspectiva que dan los años, cuando se borran los inevitables accidentes de la ruta.
Pero esta educación moderna se empantana en los métodos y su himno debería ser el que canta Serrat con letra de Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Y entonces ¿cómo podrían convencer a los convocados a las aulas que tiene sentido seguir un camino tan marcado como el de la enseñanza, que hasta tiene “programas” como mapas de recorrido? ¿Hay camino o no hay camino?. Y si lo hay, ¿lleva a alguna parte?.
Convencer a alguien que llega a las aulas con el alma ya impregnada del relativismo de la cultura actual de que vale la pena un esfuerzo cuya meta se ha desdibujado hasta borrarse… es tarea no difícil sino imposible. El único reemplazo a mano es el de la utilidad y de la “salida laboral”. Pero en primer lugar esa salida ya no es tan clara como lo era hace cincuenta años y los “medios” nos regalan los ojos día a día con las imágenes de señores y señoras (y hasta señoritas) que con tercer grado aprobado –con suerte- se ganan muy bien la vida pateando una pelota o moviendo la colita en las pasarelas.
Lo de la utilidad de las aulas naufraga así lastimosamente. Por otra parte, ya Platón (La República, Libro II) ponía entre los bienes “penosos” aquellos que se refieren al “ejercicio de cualquier profesión lucrativa”. Se aprecian porque nos son útiles y pueden ser útiles a los demás, pero no pueden compararse a aquellos que se aprecian por sí mismos, como la alegría y la virtud. Dos cosas que han huido de las aulas modernas. Ya no hay la alegría de saber ni se busca el goce de la virtud ni de la sabiduría. Pero si ha desaparecido hasta la minúscula pero apreciable alegría propia de la juventud, esa que estalla sin motivo preciso, por el solo hecho de ser jóvenes. Una violencia apenas contenida, un turbio resentimiento contra todo lo noble, un espeso magma sexual que inunda las aulas precozmente y las mutila… ése es el clima de nuestras aulas y por eso “contener” al alumno en ellas es ya una hazaña digna de Hércules.
Y muy pocos directivos o profesores alcanzan la estatura del mitológico protagonista de los doce trabajos, aunque a veces tengan que tener esos doce trabajos para alcanzar un sueldo apreciable.
Educación y posmodernidad.
Es que la educación de nuestros tiempos se ha convertido en un teorema sin solución, como el de Fermat. Si educar es, como dijimos, llevar al alumno a algún lado (o mejor, ayudar al alumno a que llegue por su pie a algún lado) entonces el relativismo reinante equivale a la muerte de la educación tal como se la entendió por milenios: un proceso que exige del alumno la actitud (ya que no el conocimiento) previa de que hay algún lado al que ir. Pero esa actitud es rigurosamente incompatible con un mundo en que ya no hay verdad sino verdades que cada cual hace a su gusto, en el que ya no hay bien o mal sino “valores” que cada uno construye como se le da la gana.
Esta situación pone inexorablemente al alumno en la más profunda imposibilidad de pisar siquiera el umbral del conocimiento auténtico, que comienza con las preguntas ¿qué es esto? ¿dónde estoy, de dónde vengo y adónde voy? No hay educación sin pregunta por el ser, sin conciencia de las raíces, es decir sin tradición. En la revista Ñ de Clarín del 16/10/04 le dan la palabra (y una página) a un señor Lecuna, que es –parece- “educador e investigador pedagógico en management educativo” (sabe Dios lo que será ese oficio). Comienza no del todo mal, lamentando la disolución de los “roles sociales paradigmáticos: papá, mamá, la maestra, el policía y el sentido de pertenencia e identidad nacional” pero luego tropieza en el feo bache de una cita de Sarmiento para el cual “la educación no debe tener otro fin que el aumentar (las) fuerzas de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posea”.
Bueno, que lo creyera Don Domingo Faustino en la segunda mitad del siglo XIX, lo entiendo. Pero es difícil aceptar que se repita hoy esa idea, justo cuando asistimos a las exequias de una educación inspirada en ella. Es como pretender resucitar a un muerto de tuberculosis rociándolo con una dosis generosa de bacilos de Koch. Por otra parte, la cultura posmoderna tiene dos versiones: una para imbéciles, difundida por la televisión. Y otra para… imbéciles también, pero entonces cultos. O por lo menos leídos.
Los pocos establecimientos educativos que tratan de escapar de este esquema se dedican, en definitiva, al trabajo de Penélope. Tejen por la mañana, en las aulas, lo que la TV desteje por las noches en el hogar. Y después se asombran de que los alumnos practiquen una violencia emparentada con la de los animales (aunque peor, porque la de estos nunca es gratuita).
A mí no me admira que un educando reparta balazos como confites entre sus compañeros. Lo que me admira es que no arrojen todos los días granadas de mano en unas aulas que los convocan a un esfuerzo duro sin explicarles jamás nada que se acerque siquiera a sus verdaderas preocupaciones. Por ejemplo, el sentido de sus vidas.
Publicado por Cruzamante en 13:53
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miércoles, 7 de enero de 2009
Lo único que necesita el mal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada (Fernando Gamboa)
Alguien dijo una vez que 'Lo único que necesita el mal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada'.
Es posible que algunos ya lo conozcáis pero no está de más recordarlo. Al fin y al cabo también nosotros le sostenemos
Para que los que no me conozcan, me llamo Fernando Gamboa,y hace unos meses terminé una nueva novela de aventurastitulada GUINEA que en este mes de Octubre saldrá a la venta publicada por Ediciones El Andén.El motivo de este mail, es mi deseo de compartir con la mayor cantidad de personas posibles, y no sólo con las queadquieran la novela, todo aquello que he averiguado en los meses de investigación previos a la redacción del libro.
Lo que a continuación detallo, aunque pueda parecer exagerado o tendencioso (cuando no simplemente increíble),es rigurosamente cierto y puede ser contrastado por las fuentes que cito.
A muy pocos les debe sonar un pequeño país llamado Guinea Ecuatorial, aún menos sabrían dónde situarlo en un mapade África, y serán contados los que recuerden que, hasta hace exactamente cuarenta años, los ecuatoguineanos erantan ciudadanos españoles como un alicantino o un gaditano. Por entonces, Guinea Ecuatorial era una provincia más deEspaña enclavada en la costa Africana del Golfo de Guinea; 'La perla de África' la llamaban.
Hoy, cuatro decenios después de su independencia, bajo el yugo dictatorial de la familia Obiang Nguema y con elbeneplácito de las grandes potencias cuyas empresas explotan sus campos de petróleo y expolian sus reservasmadereras, Guinea Ecuatorial se ha convertido uno de los países más subdesarrollados y corruptos del mundo, y elpueblo ecuatoguineano en uno de los más aterrorizados a manos de su propio gobierno.
El actual presidente de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang Nguema, quien lleva 29 largos años en el poder trasejecutar al anterior presidente (su propio tío, otro asesino), ha saqueado, robado y asesinado sistemáticamentehasta extremos inconcebibles, amasando una fortuna que lo convierte en uno de los hombres más ricos del planeta, enuno de los países más pobres de África. Aunque para ser exactos, no puede decirse que el país en sí sea pobre,pues alberga una de las mayores reservas petrolíferas del continente, cuyos beneficios de explotación reportan alrégimen guineano miles de millones de euros. Lo que sucede, es que la familia Obiang se queda con ABSOLUTAMENTE TODO lo que pagan gobiernos y petroleras extranjeras(norteamericanas y chinas sobre todo) por los derechos de extracción. Pero aunque parezca mentira, la familia Obiangno se limita sólo a quedarse con esa ingente cantidad de dinero, sino que además se dedican a robar propiedadesprivadas (se han apoderado aproximadamente la mitad de los terrenos edificables del país, y no han pagado un céntimopor ellos), salarios (muchos trabajadores han de pagar a la familia del presidente gran parte de lo que ganan) onegocios de los guineanos no afines al gobierno o a la familia Obiang (que al fin y al cabo es lo mismo), cuyaignominia llega al punto de despojar impune y caprichosamente a sus empobrecidos compatriotas de cualquierbien que posean sin justificación alguna.
Teodoro Obiang y su clan gobiernan Guinea Ecuatorial como lo haría un esclavista con su hacienda. Para ellos, losciudadanos guineanos son esclavos a su disposición, y el país una finca privada que saquear sin tener que darcuentas a nadie.
A pesar del río de dinero que fluye desde este desdichado rincón de África, sus habitantes no disponen de serviciossanitarios, educación, seguridad o justicia. Por ejemplo, ante cualquier emergencia médica el Hospital de Malabo esla única opción de asistencia, pero eso sí, bajo ciertas condiciones como: pagar la estancia y el tratamiento poradelantado, y además, llevar todo lo necesario para dicha estancia y tratamiento (y con todo, me refiero a TODO: desdelas jeringas o medicamentos necesarios, al colchón, las sábanas o la comida). Sin ir más lejos, cuando hace unosaños estuve en Guinea, para realizarle a mi pareja un análisis de sangre el método de extracción consistió enhacerle un corte en la mano con un trozo de cristal.
Pero, por inaceptable que resulte, esto es sólo el principio, y ni mucho menos la peor parte.
Lo que convierte a Teodoro Obiang (conocido como 'El Jefe') y sus acólitos no sólo en ladrones, si no enpeligrosos criminales, es la política de detenciones arbitrarias, encarcelamientos injustificados, torturas yasesinatos cometidos contra sus propios ciudadanos. Se calcula que durante su mandato, el actual gobierno guineanoha exterminado a nada menos que el 10% de la población del país, y una cantidad indeterminada ha desaparecido o seencuentra encarcelada ilegalmente y sin juicio previo.
Según el último informe de Amnistía Internacional, los detenidos por la policía y el ejército son torturadossistemáticamente con métodos tan brutales como mutilaciones, rotura de huesos, violaciones, descargaseléctricas en los genitales o, atención: clavar tenedores en la vagina de las detenidas...
Y para quien guste de datos e imparciales estadísticas, ahí van unas cuantas.
- Guinea Ecuatorial produce 400.000 barriles diarios de petróleo
- Exporta casi 1.000.000 de metros cúbicos de madera tropical al año.
- Su Renta per Cápita la sitúa en el número 38 del ranking mundial (por encima de Kuwait o Arabia Saudita)
- En cambio, en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU ocupa el puesto 121.
- El 151 sobre 163 en corrupción, según Transparency International
- La esperanza de vida es de sólo 43,3 años, según Amnistía Internacional.
- La élite gobernante posee alrededor del 98% de la renta nacional
- El 80% de la población vive con menos de 20 euros al mes.
- El gobierno de Obiang ha convertido a Guinea Ecuatorial en el centro del tráfico de drogas de África Occidental.
- Teodoro Obiang ganó las últimas elecciones con un 99,5% de los votos. Los 13 partidos políticos autorizados,estaban formados por miembros del gobierno.
- En una reciente visita a Estados Unidos, la secretaria de estado Condoleezza Rice describió a Obiang como 'buenamigo'.
- En Julio de 2003, la radio estatal anunció que: 'El presidente es un dios que está en contacto permanente conel todopoderoso, y puede matar a cualquiera sin que nadie le pida cuentas y sin ir al infierno, porque es el Diosmismo'
Sobran comentarios.
Y lo que personalmente hace que esta vergüenza común me resulte aún más dolorosa, es que el pueblo guineano, unode los más amables, hospitalarios y generosos que he conocido, haya sido, como cité al principio, parteintegrante del estado español. La atropellada y negligente descolonización de Guinea Ecuatorial por parte de Españaen 1968, es el origen de la inadmisible situación que ahora sufren los guineanos y a la que hoy asistimos con absolutaindiferencia y desafecto.
Pero hay que recordar que los ecuatoguineanos no sólo siguen hablando en castellano, si no que muchas de suscostumbres, celebraciones y tradiciones siguen siendo las mismas que las nuestras. Sus hijos cantan las mismas canciones que cantan los nuestros en el colegio, sus bromas son las mismas, hasta sus palabrotas son las mismas que lasnuestras. Son, por decirlo así, unos primos cercanos de los que nos hemos olvidado totalmente, una parte de nuestrafamilia de la que nos hemos desentendido, ajenos y a veces cómplices de un castigo que de ningún modo merecen.
Porque probablemente, mientras lee este mensaje, una anciana agonizando de malaria pide un médico que nuncallegará.
Un niño está preguntando dónde están sus padres desaparecidos.
Una mujer implora a Dios que la mate, mientras es violada y torturada salvajemente en una comisaría.Y cada día, Guinea Ecuatorial se hunde un poco más en las tinieblas.
Cada día, nuestra ignorancia nos hace más culpables.
Cada día cuenta.
Alguien dijo una vez que 'Lo único que necesita el mal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada'.
Quizá este sea un buen momento, para averiguar qué tipo de hombres y mujeres somos en realidad.
Y si te estás diciendo en este instante 'Pero bueno, ¿y yo que puedo hacer? Aquello está muy lejos'.
Lo cierto es que, por desgracia, no vas mal encaminado.
Guinea Ecuatorial es víctima de la maldición del petróleo, y como puedes imaginar, estados como China,U.S.A. o Francia harán todo lo posible para mantener a Obiang en su poltrona y así garantizar un suministro fiablede crudo para sus compañías petroleras. Así que será muy difícil cambiar las cosas a corto plazo en la maltratada pero aún hermosa Guinea.
Y sin embargo, sí hay algo que podemos hacer por aquella gente: correr la voz.
Estos dictadores de opereta, sólo se mantienen gracias al desconocimiento que tiene el resto del mundo de lasfechorías que cometen. Cuantos más de nosotros sepamos lo que sucede, y por qué sucede, más probabilidades hay deque un día quizá no muy lejano, seamos suficientes para decir basta. Cuando políticos propios y ajenos sientanvergüenza de tratar con asesinos como Obiang, o descubran que darse abrazos dictadores que no respetan los máselementales derechos humanos tiene un costo político que sus votantes les van a hacer pagar, puede que las cosascambien, y entre todos expulsemos de una vez por todas a esos demonios del paraíso
Pero esta carta es sólo el primer paso, ahora te toca a ti dar el siguiente ayudando a que llegue a la mayor cantidadposible de personas.
Si crees que esta lucha tiene sentido y deseas poner tu grano de arena, reenvía este mensaje a todos tus contactos.Gracias por tu tiempo y tu ayuda.
FERNANDO GAMBOA
Es posible que algunos ya lo conozcáis pero no está de más recordarlo. Al fin y al cabo también nosotros le sostenemos
Para que los que no me conozcan, me llamo Fernando Gamboa,y hace unos meses terminé una nueva novela de aventurastitulada GUINEA que en este mes de Octubre saldrá a la venta publicada por Ediciones El Andén.El motivo de este mail, es mi deseo de compartir con la mayor cantidad de personas posibles, y no sólo con las queadquieran la novela, todo aquello que he averiguado en los meses de investigación previos a la redacción del libro.
Lo que a continuación detallo, aunque pueda parecer exagerado o tendencioso (cuando no simplemente increíble),es rigurosamente cierto y puede ser contrastado por las fuentes que cito.
A muy pocos les debe sonar un pequeño país llamado Guinea Ecuatorial, aún menos sabrían dónde situarlo en un mapade África, y serán contados los que recuerden que, hasta hace exactamente cuarenta años, los ecuatoguineanos erantan ciudadanos españoles como un alicantino o un gaditano. Por entonces, Guinea Ecuatorial era una provincia más deEspaña enclavada en la costa Africana del Golfo de Guinea; 'La perla de África' la llamaban.
Hoy, cuatro decenios después de su independencia, bajo el yugo dictatorial de la familia Obiang Nguema y con elbeneplácito de las grandes potencias cuyas empresas explotan sus campos de petróleo y expolian sus reservasmadereras, Guinea Ecuatorial se ha convertido uno de los países más subdesarrollados y corruptos del mundo, y elpueblo ecuatoguineano en uno de los más aterrorizados a manos de su propio gobierno.
El actual presidente de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang Nguema, quien lleva 29 largos años en el poder trasejecutar al anterior presidente (su propio tío, otro asesino), ha saqueado, robado y asesinado sistemáticamentehasta extremos inconcebibles, amasando una fortuna que lo convierte en uno de los hombres más ricos del planeta, enuno de los países más pobres de África. Aunque para ser exactos, no puede decirse que el país en sí sea pobre,pues alberga una de las mayores reservas petrolíferas del continente, cuyos beneficios de explotación reportan alrégimen guineano miles de millones de euros. Lo que sucede, es que la familia Obiang se queda con ABSOLUTAMENTE TODO lo que pagan gobiernos y petroleras extranjeras(norteamericanas y chinas sobre todo) por los derechos de extracción. Pero aunque parezca mentira, la familia Obiangno se limita sólo a quedarse con esa ingente cantidad de dinero, sino que además se dedican a robar propiedadesprivadas (se han apoderado aproximadamente la mitad de los terrenos edificables del país, y no han pagado un céntimopor ellos), salarios (muchos trabajadores han de pagar a la familia del presidente gran parte de lo que ganan) onegocios de los guineanos no afines al gobierno o a la familia Obiang (que al fin y al cabo es lo mismo), cuyaignominia llega al punto de despojar impune y caprichosamente a sus empobrecidos compatriotas de cualquierbien que posean sin justificación alguna.
Teodoro Obiang y su clan gobiernan Guinea Ecuatorial como lo haría un esclavista con su hacienda. Para ellos, losciudadanos guineanos son esclavos a su disposición, y el país una finca privada que saquear sin tener que darcuentas a nadie.
A pesar del río de dinero que fluye desde este desdichado rincón de África, sus habitantes no disponen de serviciossanitarios, educación, seguridad o justicia. Por ejemplo, ante cualquier emergencia médica el Hospital de Malabo esla única opción de asistencia, pero eso sí, bajo ciertas condiciones como: pagar la estancia y el tratamiento poradelantado, y además, llevar todo lo necesario para dicha estancia y tratamiento (y con todo, me refiero a TODO: desdelas jeringas o medicamentos necesarios, al colchón, las sábanas o la comida). Sin ir más lejos, cuando hace unosaños estuve en Guinea, para realizarle a mi pareja un análisis de sangre el método de extracción consistió enhacerle un corte en la mano con un trozo de cristal.
Pero, por inaceptable que resulte, esto es sólo el principio, y ni mucho menos la peor parte.
Lo que convierte a Teodoro Obiang (conocido como 'El Jefe') y sus acólitos no sólo en ladrones, si no enpeligrosos criminales, es la política de detenciones arbitrarias, encarcelamientos injustificados, torturas yasesinatos cometidos contra sus propios ciudadanos. Se calcula que durante su mandato, el actual gobierno guineanoha exterminado a nada menos que el 10% de la población del país, y una cantidad indeterminada ha desaparecido o seencuentra encarcelada ilegalmente y sin juicio previo.
Según el último informe de Amnistía Internacional, los detenidos por la policía y el ejército son torturadossistemáticamente con métodos tan brutales como mutilaciones, rotura de huesos, violaciones, descargaseléctricas en los genitales o, atención: clavar tenedores en la vagina de las detenidas...
Y para quien guste de datos e imparciales estadísticas, ahí van unas cuantas.
- Guinea Ecuatorial produce 400.000 barriles diarios de petróleo
- Exporta casi 1.000.000 de metros cúbicos de madera tropical al año.
- Su Renta per Cápita la sitúa en el número 38 del ranking mundial (por encima de Kuwait o Arabia Saudita)
- En cambio, en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU ocupa el puesto 121.
- El 151 sobre 163 en corrupción, según Transparency International
- La esperanza de vida es de sólo 43,3 años, según Amnistía Internacional.
- La élite gobernante posee alrededor del 98% de la renta nacional
- El 80% de la población vive con menos de 20 euros al mes.
- El gobierno de Obiang ha convertido a Guinea Ecuatorial en el centro del tráfico de drogas de África Occidental.
- Teodoro Obiang ganó las últimas elecciones con un 99,5% de los votos. Los 13 partidos políticos autorizados,estaban formados por miembros del gobierno.
- En una reciente visita a Estados Unidos, la secretaria de estado Condoleezza Rice describió a Obiang como 'buenamigo'.
- En Julio de 2003, la radio estatal anunció que: 'El presidente es un dios que está en contacto permanente conel todopoderoso, y puede matar a cualquiera sin que nadie le pida cuentas y sin ir al infierno, porque es el Diosmismo'
Sobran comentarios.
Y lo que personalmente hace que esta vergüenza común me resulte aún más dolorosa, es que el pueblo guineano, unode los más amables, hospitalarios y generosos que he conocido, haya sido, como cité al principio, parteintegrante del estado español. La atropellada y negligente descolonización de Guinea Ecuatorial por parte de Españaen 1968, es el origen de la inadmisible situación que ahora sufren los guineanos y a la que hoy asistimos con absolutaindiferencia y desafecto.
Pero hay que recordar que los ecuatoguineanos no sólo siguen hablando en castellano, si no que muchas de suscostumbres, celebraciones y tradiciones siguen siendo las mismas que las nuestras. Sus hijos cantan las mismas canciones que cantan los nuestros en el colegio, sus bromas son las mismas, hasta sus palabrotas son las mismas que lasnuestras. Son, por decirlo así, unos primos cercanos de los que nos hemos olvidado totalmente, una parte de nuestrafamilia de la que nos hemos desentendido, ajenos y a veces cómplices de un castigo que de ningún modo merecen.
Porque probablemente, mientras lee este mensaje, una anciana agonizando de malaria pide un médico que nuncallegará.
Un niño está preguntando dónde están sus padres desaparecidos.
Una mujer implora a Dios que la mate, mientras es violada y torturada salvajemente en una comisaría.Y cada día, Guinea Ecuatorial se hunde un poco más en las tinieblas.
Cada día, nuestra ignorancia nos hace más culpables.
Cada día cuenta.
Alguien dijo una vez que 'Lo único que necesita el mal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada'.
Quizá este sea un buen momento, para averiguar qué tipo de hombres y mujeres somos en realidad.
Y si te estás diciendo en este instante 'Pero bueno, ¿y yo que puedo hacer? Aquello está muy lejos'.
Lo cierto es que, por desgracia, no vas mal encaminado.
Guinea Ecuatorial es víctima de la maldición del petróleo, y como puedes imaginar, estados como China,U.S.A. o Francia harán todo lo posible para mantener a Obiang en su poltrona y así garantizar un suministro fiablede crudo para sus compañías petroleras. Así que será muy difícil cambiar las cosas a corto plazo en la maltratada pero aún hermosa Guinea.
Y sin embargo, sí hay algo que podemos hacer por aquella gente: correr la voz.
Estos dictadores de opereta, sólo se mantienen gracias al desconocimiento que tiene el resto del mundo de lasfechorías que cometen. Cuantos más de nosotros sepamos lo que sucede, y por qué sucede, más probabilidades hay deque un día quizá no muy lejano, seamos suficientes para decir basta. Cuando políticos propios y ajenos sientanvergüenza de tratar con asesinos como Obiang, o descubran que darse abrazos dictadores que no respetan los máselementales derechos humanos tiene un costo político que sus votantes les van a hacer pagar, puede que las cosascambien, y entre todos expulsemos de una vez por todas a esos demonios del paraíso
Pero esta carta es sólo el primer paso, ahora te toca a ti dar el siguiente ayudando a que llegue a la mayor cantidadposible de personas.
Si crees que esta lucha tiene sentido y deseas poner tu grano de arena, reenvía este mensaje a todos tus contactos.Gracias por tu tiempo y tu ayuda.
FERNANDO GAMBOA
viernes, 2 de enero de 2009
La oración que causó controversia (Joe Wright)
UNA ORACIÓN PARA LA ESPERANZA.
Oración de apertura en el senado de Kansas
Tal vez quieras leer esta oración que fue hecha en Kansas en la sesión ignaural de la 'Kansas House of Representatives'. Parece que esta oración molesto a algunas personas...
Cuando se le pidió al pastor Joe Wright que hiciera oración de apertura en el senado de Kansas, todo el mundo esperaba una oración ordinaria, pero esto no es lo que ellos escucharon:
Señor, venimos delante de Ti este día, para pedirte perdón y para pedir tu dirección.
Sabemos que tu Palabra dice: 'Maldición a aquellos que llaman bien lo que está mal' y es exactamente lo que hemos hecho..
Hemos perdido el equilibrio espiritual y hemos cambiado nuestros valores.
Hemos explotado al pobre y hemos llamado a eso "suerte".
Hemos recompensado la pereza y la hemos llamado "ayuda social".
Hemos matado a nuestros hijos que aun no han nacido y lo hemos llamado ''la libre elección"
Hemos abatido a nuestros condenados y lo hemos llamado "justicia"
Hemos sido negligentes al disciplinar a nuestros hijos y lo hemos llamado ''desarrollar su autoestima"
Hemos abusado del poder y hemos llamado a eso: "política"
Hemos codiciado los bienes de nuestro vecino y a eso lo hemos llamado "tener ambición"
Hemos contaminado las ondas de radio y televisión con mucha grosería y pornografía y lo hemos llamado "libertad de expresión"
Hemos ridiculizado los valores establecidos desde hace mucho tiempo por nuestros ancestros y a esto lo hemos llamado "pasado obsoleto"
Oh Dios, mira en lo profundo de nuestros corazones; purifícanos y líbranos de nuestros pecados.
Amen.
La reacción fue inmediata. Un parlamentario abandonó la sala durante la oración. Tres más criticaron la oración del pastor calificando la oración como 'un mensaje de intolerancia''
Durante las seis semanas siguientes, la iglesia 'Central Christian Church' donde trabaja el pastor Wright recibió más de 5000 llamadas telefónicas de las cuales sólo 47 fueron desfavorables. Esta iglesia recibe ahora peticiones del mundo entero, la India, África, Asia para que el pastor Wright ore por ellos. EL comentarista Paul Harvey difundió esta oración en su emisión de radio ' The Rest of the Story ' (el resto de la historia) y ha recibido una acogida mucho mas favorable por esta emisión, que por cualquier otra.
Con la ayuda de Dios, quisiéramos que esta oración se derrame sobre nuestra nación, por tanta semejanza con lo que está ocurriendo en México y que nazca en nuestros corazones el deseo de llegar a ser una ''nación bajo la mirada de Dios"
Si puedes hacerlo, envía esta oración a tus amigos en un espacio de 30 días el mundo entero lo habrá leído.
Si no tenemos el valor de mantenernos firmes en nuestras convicciones, entonces caeremos delante de cualquier otro argumento, o enemigo.
Oración de apertura en el senado de Kansas
Tal vez quieras leer esta oración que fue hecha en Kansas en la sesión ignaural de la 'Kansas House of Representatives'. Parece que esta oración molesto a algunas personas...
Cuando se le pidió al pastor Joe Wright que hiciera oración de apertura en el senado de Kansas, todo el mundo esperaba una oración ordinaria, pero esto no es lo que ellos escucharon:
Señor, venimos delante de Ti este día, para pedirte perdón y para pedir tu dirección.
Sabemos que tu Palabra dice: 'Maldición a aquellos que llaman bien lo que está mal' y es exactamente lo que hemos hecho..
Hemos perdido el equilibrio espiritual y hemos cambiado nuestros valores.
Hemos explotado al pobre y hemos llamado a eso "suerte".
Hemos recompensado la pereza y la hemos llamado "ayuda social".
Hemos matado a nuestros hijos que aun no han nacido y lo hemos llamado ''la libre elección"
Hemos abatido a nuestros condenados y lo hemos llamado "justicia"
Hemos sido negligentes al disciplinar a nuestros hijos y lo hemos llamado ''desarrollar su autoestima"
Hemos abusado del poder y hemos llamado a eso: "política"
Hemos codiciado los bienes de nuestro vecino y a eso lo hemos llamado "tener ambición"
Hemos contaminado las ondas de radio y televisión con mucha grosería y pornografía y lo hemos llamado "libertad de expresión"
Hemos ridiculizado los valores establecidos desde hace mucho tiempo por nuestros ancestros y a esto lo hemos llamado "pasado obsoleto"
Oh Dios, mira en lo profundo de nuestros corazones; purifícanos y líbranos de nuestros pecados.
Amen.
La reacción fue inmediata. Un parlamentario abandonó la sala durante la oración. Tres más criticaron la oración del pastor calificando la oración como 'un mensaje de intolerancia''
Durante las seis semanas siguientes, la iglesia 'Central Christian Church' donde trabaja el pastor Wright recibió más de 5000 llamadas telefónicas de las cuales sólo 47 fueron desfavorables. Esta iglesia recibe ahora peticiones del mundo entero, la India, África, Asia para que el pastor Wright ore por ellos. EL comentarista Paul Harvey difundió esta oración en su emisión de radio ' The Rest of the Story ' (el resto de la historia) y ha recibido una acogida mucho mas favorable por esta emisión, que por cualquier otra.
Con la ayuda de Dios, quisiéramos que esta oración se derrame sobre nuestra nación, por tanta semejanza con lo que está ocurriendo en México y que nazca en nuestros corazones el deseo de llegar a ser una ''nación bajo la mirada de Dios"
Si puedes hacerlo, envía esta oración a tus amigos en un espacio de 30 días el mundo entero lo habrá leído.
Si no tenemos el valor de mantenernos firmes en nuestras convicciones, entonces caeremos delante de cualquier otro argumento, o enemigo.
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